Este fanfiction es del tipo Yaoi, lo que significa que se describen escenas de amor, romance, sexo y violación entre hombres. Si el tema no es de tu agrado, te pido cordialmente que te retires. Estás avisado, no acepto reclamos.
Hasta el fin del mundo
by Emiko Mihara
Capitulo seis "CULPA"
Era de madrugada cuando se escucho en la silenciosa rivera el silbato de alarma de la policía. No tardaron en aparecer, aún siendo tan tarde, los vecinos entrometidos, que comenzaron a amontonarse cercanos al puente. Habian encontrado algo. O mejor dicho, habian encontrado a alguien.
- Permiso... Disculpen... Déjenme pasar, soy medica! – decía una mujer de larga cabellera negra intentando abrirse paso por entre la multitud de curiosos. Una vez cerca del un oficial se presento y la guiaron hasta el puente. Unos pocos metros antes de llegar, alguien se atravesó en su camino.
- No creo haber llamado a un kitsune... Donde esta el viejo? – era Saitou el que le había cortado el paso.
- Yo también soy doctor así que hazte a un lado lobo! – y Megumi empujo al policía para que se corriera, pero este la tomo por la muñeca y la detuvo.
- No creo que quieras ver eso... – dijo ladeando la cabeza señalando la escena a sus espaldas y como era su costumbre, prendió un cigarrillo. Eso hizo enfurecer a Megumi quien se abrió paso y camino con decisión hasta llegar a su ahora paciente.
- Necesito luz! – gritó y al momento se acercaron varios policías con velones, y fue entonces que Megumi logro discernir el rostro del herido – ... – no evitó taparse la boca con la mano para ahogar un grito de impresión. Era Yahiko.
- Te lo dije... – siseo Saitou arrodillándose junto a Megumi – lo encontraron hace media hora...
Los ojos de la doctora estaban muy abiertos, pero reacciono rápidamente y consiguió examinar el peligro de las heridas.
- No parece estar herido de gravedad... Esta inconsciente... Y tiene fiebre... – dijo todo esto de corrido tocando la frente del moreno. Se quito su gi y cubrió el desnudo y lastimado cuerpo del chico. – Necesito que lo lleven a la clinica para así atenderlo. – miro duramente a Saitou y con solo un gesto, algunos oficiales subordinados tomaron al inconsciente Yahiko y a la molesta medica, subiéndolos en un carruaje, que los dejo en la clinica de Genzai.
- Megumi-san...? Nani? Yahiko-chan? – llego a decir el anciano doctor al salir al encuentro de la mujer.
- No hay tiempo! Tenemos que atenderlo o sus heridas podrían infectarse! – y con el chico en brazos, Megumi se encerró junto con Genzai en la sala de operaciones de la clinica.
Seria una noche muy larga...
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- Nh... – escapo un quejido de sus labios y sus ojos marrones se abrieron con lentitud.
- Ojayou Sano-kun... – escucho a Katsu con cierto tono de reclamo en su voz. Se sentó muy lentamente en el futón en el que estaba recostado, mirando con desconfianza al principio, sin reconocer en donde se encontraba. – Te sentís mejor? – le pregunto su amigo, quitándose la pipa de la boca.
- Nani? – se toco el brazo, la cintura y también el muslo... Todas sus heridas, hasta las más mínimas estaban vendadas. – Katsu-san... Vos me vendaste, ne? – pregunto con cierta preocupación.
- Aa... Aún desmayado murmurabas que no te lleváramos con la kitsune, así que fui yo el que te atendí... – Sano suspiro aliviado dándole un silencioso agradecimiento a su compañero.
- Cuanto llevo inconsciente? – inquirió al ver el resplandor que entraba por la ventana.
- Unas cuantas horas diría yo... Mande a Shuu y a Ginji a que siguieran investigando. – vio como Sano asentía en aprobación y continuo – Así que... Vas a decirme que te paso?
- Me pelee. – mintió el luchador ganándose una mirada de desaprobación, sonrojándose por ser descubierto en la mentira.
- Sabes muy bien que sos pésimo mintiendo... Ahora... Que fue lo que paso? – volvió a insistir. Sano bufo y desvió su mirada hacia la pared - Me da lo mismo que me lo digas o no, si no me lo queres decir es cosa tuya...
Sanosuke no lo miro. Sabía perfectamente que Katsu solo necesitaba verlo a los ojos para saber exactamente lo que había pasado y era lo que menos deseaba. Se sentía débil y no quería que nadie se percatara de ello. Era su problema y el lo solucionaría.
El silencio de la habitación duro varios minutos pero fueron interrumpidos por los gritos de dos voces conocidas desde la calle. Incluso antes de que arribaran, Katsu abrió la puerta sabiendo de quien se trataba.
- Doushita...? – inquirió dejándolos pasar.
- Sa—no—san—Ka—tsu—san— - comenzó Shuu con muchísima dificultad. Estaba demasiado agitado para decir más de dos palabras seguidas – Lo—en—con—tra—ah—ron— - consiguió articular antes de dejarse caer sentado en el suelo, cerca de Sanosuke.
Los ojos marrones del luchador echaron chispas de alegría y de alguna forma que no pudieron explicar los presentes, se puso de pie en un salto, aún con sus heridas.
- Encontraron a Yahiko-chan! – casi gritó.
- Aa—ah—Es—es-ta—en—la—ah—clini—ca—ah— - y Ginji se dejo sentar al lado de su amigo Shuu.
Ni una palabra más. Sanosuke salió corriendo a todo lo que le daban las piernas, seguido a duras penas por Katsu. Ginji y Shuu se quedaron tirados uno encima del otro en el piso del departamento del ex pintor, y completamente exhaustos se durmieron.
- MATTE! SANO-SAN! MATTE KUDASAI! – iba gritando Katsu mientras corría detrás del alocado luchador. No podía entender como hacia para correr más rápido que él siendo que estaba herido gravemente y él no. Unas cuadras y lo perdió por completo de vista. Suspirando resignado, decidió caminar... Después de todo, iba a la clinica. Lo alcanzaría tarde o temprano.
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- ... Y eso es todo lo que descubrimos por las heridas. – finalizó el doctor Oguni. Megumi estaba a su lado y frente a ambos, Kenshin, de pie junto a la cama en donde el moreno descansaba. Tenia vendajes por todo el cuerpo. Incluso parte de su cabeza estaba vendada, dejando la mitad de su rostro oculto bajo las telas blancas. El rurouni le tomo la mano y la estrecho.
- Demo... Se va a recuperar... ne? – dijo temiendo la respuesta. Megumi dudó antes de responder.
- Solo lo sabremos cuando despierte... Ken-san... Tenes que saber que... Aunque físicamente se recupere... Él... No va a volver a ser el mismo de antes. – por primera vez en mucho tiempo Megumi estaba atrapada entre el papel de doctora y el de amiga.
Kenshin no le respondió. Solo se agacho sobre el moreno y deposito un beso en una parte de la frente que no estaba vendada. Luego, salió de la habitación, cerrando la puerta tras de si, sin imaginarse lo que encontraría afuera.
- KENSHIN! – era Kaoru, apoyada en el umbral de la entrada a la clinica. Respiración agitada, mejillas ligeramente sonrojadas y algunas gotas de sudor en la frente.
- KIREI! – exclamó el rurouni corriendo hasta ella – Qué haces acá!
- PORQUE NO ME LO DIJISTE! – le gritó su esposa golpeándolo en el pecho – PORQUE NO ME DIJISTE QUE LO HABIAN ENCONTRADO! – los golpes no eran fuertes pero no fue por eso que Kenshin no se defendió.
- Kirei... – le susurró rodeándola con sus brazos. Poco a poco, Kaoru se dejo abrazar y comenzó a llorar en el hombro del pelirrojo.
- Por... Porqué... Porqué no me... lo dijiste... Ken... – comenzó a murmurar entre lagrimas. Kenshin la estrecho más fuerte. – Porqué...?
- Sabía que no te iba a hacer bien... Ni a vos... Ni al bebé... Kirei... – le susurro dulcemente.
El cielo se oscureció y el viento comenzó a soplar más fuerte, agitando las ramas de los cerezos desnudos por el otoño... Un rayó iluminó el firmamento y un trueno retumbó en todo el edificio. Luego comenzó a llover... Igual que aquella noche.
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« Mierda! Tenía que ponerse a llover justo ahora! » pensó Katsu comenzando a correr por las calles ya llenas de barro, buscando un refugio de la lluvia. Divisando una puerta con luz que parecía pertenecer a un negocio, entro sin preguntar. Adentro alguien lo recibio.
- Nani? Tsunan-san? – era Tsubame. Había entrado al Akabeko – Quiere una mesa? – pregunto la nena intentando no ser descortés. Katsu lo pensó un momento y se dijo a si mismo "Ya que estoy acá... Porque no tomo algo?", y asintiendo levemente, siguió a la nena hasta una de las mesas.
- Arigato Gozaimasu. – exclamo y tomo asiento en la mesa para esperar el té verde que le había pedido a Tsubame. Después de algunos minutos de espera, la mente de Katsu se perdió en sus pensamientos. Medito un largo rato hasta que escucho, entre el alboroto del local, unas voces que le resultaron familiares.
- Sabes que me molesta que te quedes así de callado mientras tomamos el té! -
- Gomen nasai... no fue mi intención... -
- Siempre dices lo mismo... -
Katsu se asomo al pasillo y miro hacia ambos lados hasta que descubrió de donde venían las voces... Extrañado por la presencia de esos dos juntos en Tokyo, decidió ir a ver que hacían ahí. Cuando por fin llego a su mesa, casi le da un infarto. Se estaban besando.
- Qué demonios...! – exclamo en voz alta, alertándolos de que ya no estaban solos.
- Nh? Ah! Tsukiota-san! – exclamo el chico de pelo castaño, poniéndose de pie para saludar a un Katsu atónitamente pálido – Konnichiwa! – e hizo una reverencia que Katsu respondió torpemente.
- Na—nani? – salieron las palabras de su boca seca.
- ... – el ojiazul lo miro intrigado por su conducta, hasta que descubrió el por que de su sorpresa. Pidiendo la aprobación del castaño con una simple mirada, lo invitaron juntos a que se sentara con ellos a tomar el té. Katsu no respondió con palabras, solo se sentó.
- Supongo que le sorprende que estemos en Tokyo, ne Tsukiota-san? – comento el castaño muy alegre.
- Ah? Bueno... Aa... Supongo que si, aunque... Por... Por---
- Porque estamos aquí? – termino la frase el ojiazul recibiendo un asentimiento de Katsu – Vinimos a visitar a Himura y a su esposa... – y tomo un trago de té.
- Hemos estado de viaje por diferentes partes de Japón durante el ultimo año. Hace unas semanas, cuando regresamos al Aoiya, en Kyoto, Misao-chan nos dio la noticia del embarazo de Kamiya-san. Es por eso que veníamos a visitarlos y a ver si necesitan ayuda con algo... – todo esto lo decía sin dejar de sonreír. El morocho realmente parecía muy alegre.
- Ya veo... Por un momento creí que se habian enterado de lo que le paso a Yahiko... – dijo Katsu en casi un susurro. El ojiazul dejó su té.
- Qué ocurrió con el chico? – más que una pregunta pareció una orden.
- Kirei! – exclamo el morocho enfadado – No seas descortés!
- Esta bien... No lo fue. – lo excuso Katsu.
Suspirando pesadamente y luego de tomar el té que le había traído Tsubame, se dispuso a relatarles todo lo que sabia. Afuera en la calle, seguía lloviendo.
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/ PONK /
- YAHIKO-CHAN! – gritó Sanosuke al entrar a la clinica, después de casi echar abajo la puerta de entrada. Estaba empapado de pies a cabeza, sus vendajes completamente inservibles.
- Sano-kun... – murmuro Kenshin algo sorprendido por la presencia del luchador.
- Kenshin... Cómo esta? Esta bien? Quien lo encontró? Esta fuera de peligro? Esta muy herido? Tuvieron que operarlo? Puedo pasar a verlo? ---
- Para un poco! – le recrimino Megumi que estaba parada al lado de Kenshin – Si preguntas todo junto nadie te va a poder contestar! – y le propino un golpe en la cabeza.
- Kitsune-san! Puedo verlo? – dijo con un dejo de esperanza en la voz – Puedo ver a Yahiko-chan? – solo recibió una negativa de cabeza y unos ojos tristes. Volteo hacia Kenshin.
- Kenshin... – lo llamo viendo que su mirada estaba perdida en un punto muerto de la pared – Do... Doushita...? – preguntó temiendo la respuesta.
- Sano-kun... yo... él... – no sabía como decirlo... Cómo decírselo! Por primera vez en mucho tiempo, Kenshin no sabía que reacción podría llegar a tener su amigo.
- Él qué? Kenshin... Kudasai... Qué tiene? Qué le pasó a Yahiko? – la voz de Sanosuke se oía tremendamente preocupada, lo que hacía todavía más difícil lo que le tenía que decir.
La puerta se abrió, dejando ver la figura de Kaoru y al fondo, dentro de la habitación, Sanosuke pudo divisar a Yahiko acostado en la cama.
Su intento de avanzar fue interrumpido por un fuerte dolor en su mejilla derecha. Él, con el rostro de lado, confundido, desorientado. En frente de él, Kaoru, con el brazo en alto, los ojos llenos de furia y lagrimas.
- TODO ESTO ES POR TU CULPA, SANOSUKE! DE NO SER POR VOS, YAHIKO ESTARIA A SALVO! YAHIKO ESTARIA BIEN! – le gritó Kaoru. Sanosuke se quedo con la mirada clavada al suelo – ES TU CULPA QUE ESTE ASÍ!
- ... – ni siquiera estallo como lo habría hecho normalmente – Él... él esta bien? – preguntó susurrando, sin levantar el rostro - Esta bien?
Kaoru reprimió el nuevo impulso de golpearlo, solo porque sintió las manos de Kenshin en sus hombros. No lo miró más. Cómo se atrevía a preguntar por Yahiko después de lo que había hecho? Camino hasta una silla, acompañada de su esposo y tomo asiento para descansar. Sanosuke seguía parado frente a la puerta abierta.
- Sanosuke... – se oyó la voz de Megumi a sus espaldas – Si queres podes pasar a---
- IIE! ÉL NO TIENE DERECHO A VERLO! – gritó Kaoru, volviendo a ponerse de pie. Sanosuke avanzo hasta la puerta... y la cerro.
- Solo quiero saber si esta bien. – susurro sin levantar la vista.
- Hai... – respondió Megumi – Él esta bien.
- ... Bueno... Entonces me voy... – y camino en silencio hasta la puerta.
- Sano-kun! – lo llamo Kenshin, pero el luchador siguió su camino y salió de la clinica.
Capitulo seis
"CULPA"
- OWARI -
"Rurouni Kenshin" © Watsuki Nobuhiro, 1996
"Hasta el fin del mundo" © Emiko Mihara, 2006
