Este fanfiction es del tipo Yaoi, lo que significa que se describen escenas de amor, romance, sexo y violación entre hombres. Si el tema no es de tu agrado, te pido cordialmente que te retires. Estás avisado, no acepto reclamos.


Hasta el fin del mundo

by Emiko Mihara

Capitulo siete "CORRIENDO A LA DERIVA"

#¿Dónde estoy?#

Sus ojos marrones se abrieron de par en par para solo encontrarse con la nada. Todo a su alrededor era blanco. No había ni casas ni árboles alrededor. Solo nieve.

Estaba descalzo y vestía solo un gi blanco, que lo cubría hasta las rodillas. Se puso de pie, tambaleándose un poco y comenzó a caminar. Más y más nieve. No parecía tener fin. Aún en el horizonte negro, todo parecía ser una y otra vez igual. Las pequeñas colinas de oro blanco se repetían infinidad de veces y aún después de un largo camino, seguía sin encontrar a nadie.

#¿Porqué...¿Dónde... Dónde están todos...?#

»»»«««

Con cada hora que pasaba, perdían más aún las esperanzas de ver a Yahiko de nuevo entre ellos. Según la misma Megumi, las heridas del joven samurai parecían estar sanando, razón principal por la que no se explicaba porque aún no despertaba...

Y la policía investigaba. El propio Saito había acudido a la clínica el día después de que encontraran al moreno, para informarle a Kenshin de los pocos y casi nulos avances de la investigación. Intento también convencer al pelirrojo de que dejara que Chou hiciera guardia en la clínica, pero...

- Battousai no baka... – gruño Saito – Por la forma en que lo atacaron y el estado en el que lo encontramos es más que obvio que se escapo...- siseaba mientras salía de la clínica.

- Y por la forma en que insiste, Saito, creo que usted quiere otra cosa además de la protección del joven Yahiko... – aclaró un chico de pelo marrón.

- Seta... – susurró el ex Shinsengumi, sorprendido.

- Soujiro y yo seremos la guardia del chico. La policía no tiene por que abandonar sus deberes para esto. – se oyó la fría voz de Aoshi desde detrás del tenken.

Aunque estaba un poco confundido por la presencia de Shinomori y Seta en Tokyo, Saito pensó muy detenidamente la situación...

- Muy bien... – dijo – Pero deberán de informar de inmediato a la estación cuando el chico despierte... Es el único que puede ofrecer datos sobre los secuestradores. Sin eso no tenemos nada. – se puso su gorro y subió a su carruaje. Unos segundos después, se había ido.

- Es extraño... – pensó en voz alta Soujiro.

- Si... Se supone que la red de informantes de Saito es la más grande del país... ¿Y aún así no tienen pistas? – lo apoyó el Okashira.

- No me refería a eso... creí que me diría algo por estar a plena luz del día siendo uno de los más buscados... Pero no dijo nada. -

- Esas cosas no le interesan... – dijo Aoshi tomándolo de la cintura, haciéndolo entrar a la clínica. Estaba anocheciendo.

En esos momentos parecía ser que ellos dos eran los únicos ahí, además de los doctores y Yahiko, claro. Aoshi se puso de pie junto a la puerta de la habitación del joven samurai, mientras Soujiro abría la puerta, sorprendiéndolo.

- ¿Qué pensás hacer? – lo interrogo el Okashira.

- Megumi-sensei dijo que debíamos hablar con él todos los días. – se excuso – Dijo que tal vez el oír una voz conocida lo ayudaría a despertar... -

Los ojos de Aoshi se clavaron en los de Soujiro y durante unos segundos el tenken le dejó ver lo más profundo de su ser, luego, cerró los ojos y sonrió.

- Sé que Kenshin-san se alegrará de que despierte, ya verás. – se giró apenas para ver una silla cercana. Una figura con hakama blanco y gi bordo, dormía incomoda. Su largo cabello rojo, caía tapando su rostro. Soujiro devolvió la vista a Aoshi, que le sonrió.

En ese año que pasaron juntos, Shinomori había conseguido abrir su corazón al tenken en la misma forma en la que Soujiro lo había hecho con él. El chico de pelo castaño sabía que era cuestión de tiempo para que las heridas de Aoshi sanaran... Él mismo sabía por lo que su amor estaba pasando y se prometió en secreto ayudarlo de la misma forma que él lo hizo: estando siempre a su lado, para escucharlo y acompañarlo. Siempre.

Soujiro se acerco a Aoshi para darle un beso tierno y luego desapareció detrás de la puerta blanca.

- ¡Kanwan ba, Yahiko-kun! – saludó Soujiro en tono alegre al chico en la cama. Se acercó en silencio y tomo asiento junto a él.

El aspecto de Yahiko había cambiado mucho en esos dos años, desde la última vez que lo viera, en el dojo Kamiya. Solo había vivido un corto mes en el dojo, antes de viajar a Kyoto con los Oniwabanshuu, pero fue un mes en el que supo hacerse de la amistad y la confianza del joven samurai de Tokyo. Los ojos de Soujiro se mantuvieron perdidos durante unos minutos, tratando de recordar la voz del durmiente, pero había pasado tanto tiempo... Estaba más alto, aunque no estaba seguro que tanto. Su cabello estaba un poco más largo también. Las facciones de su cara también eran otras. Aún conservaba cierto aire de niño, pero también era el rostro de un adolescente.

- Bueno... Supongo que querrás saber que he estado asiendo durante este tiempo... Etto... además de huir de la policía y el ejercito, debo admitir que nada interesante... –rió bajo – Aa... Estoy... Vine con Aoshi. De seguro lo recuerdas. Shinomori Aoshi, de los Oniwabanshuu de Kyoto. ¿Recuerdas el Aoiya, ne? Misao-chan estaría muy contenta de haber venido, pero está demasiado ocupada ayudando en la posada... – sonrió fugazmente antes de que su vista volviera a perderse en el rostro del moreno.

Se quedó en silencio unos minutos, como esperando que milagrosamente los ojos marrones se abrieran y el moreno le respondiera... Pero nada de eso paso.

¡Qué no daría por verlo reírse otra vez! De acompañarlo al Akabeko para ver a Tsubame y a hacer las compras que Kaoru siempre dejaba para último momento... De ayudarlo cuando peleaba con Sanosuke...

- Oi... Yahiko-kun. – trató de seguir Soujiro, antes de que las lágrimas le ganaran – Etto... Je... No sé que más puedo contarte... – siguió observando el rostro dormido y no pudo soportarlo más – Kudasai Yahiko-kun... Tienes que despertar onegai... Todos están muy preocupados... Kenshin-san... Kaoru-san... – y comenzó a recordar como había encontrado a Kenshin cuando dos días antes, él y Aoshi habían llegado al hospital...

/FLASHBACK MODE START/

Corría debajo de la lluvia. Aoshi iba muy atrás de él, pero aún sentía su presencia, por eso, seguía corriendo. Llegó a la clínica de Megumi más rápido de lo que esperaba y entro sin pensarlo dos veces. Dentro, de pie en el centro de la sala, estaba Kenshin. Avanzó despacio hacia él. El pelirrojo tenía la cabeza gacha y su cabello tapaba su rostro. El tenken no sabía si estaba bien, pero lo llamó:

- ¿Kenshin-san? – susurró, acercándose hasta estar frente a él.

- Gomen nasai... – musitó Kenshin levantando su rostro. Estaba llorando – Prometí proteger a los que amo... Pero no pude... – cayó de rodillas y se abrazó a la cintura del chico, ahogando su llanto en el gi celeste - No pude... – continuó.

Soujiro suspiro tranquilo y comenzó a acariciar el pelo de Kenshin despacio, procurando tranquilizarlo. Desde la puerta y con la tormenta a sus espaldas, Aoshi observaba en silencio.

- Aoshi... – lo llamó el tenken – Quedémonos... -

/FLASHBACK MODE END/

Las lagrimas que no había dejado escapar esa noche, ahora lo lograban y surcaban su rostro sin permiso, mientras incomprensibles murmullos salían de sus labios. Su respiración era agitada y cerraba los ojos con fuerza intentando contenerse, sin conseguirlo. Por fin, dejando las palabras de lado, hundió su rostro en las sábanas blancas que cubrían a Yahiko y lloró todo lo que no podía decirle, por no saber si lo oía.

»»»«««

# Alguien... ¿Alguien está llorando? # murmuro escuchando un tenue gimoteo.

Dejó de caminar. Ahora corría. No sabía si el camino era el correcto. No sabía si estaba yendo derecho. No sabía dónde estaba ni a donde iba, solo quería no estar solo.

#¡Kaoru-san¡Kenshin-san!# pronuncio con fuerza, comenzando a girar sobre si mismo, mirando en todas direcciones. Nada.

#¡Tsubame-chan¡Megumi-san!# siguió, sin obtener resultado. Calló de rodillas en la espesa nieve. Enterró sus dedos en ella y cerró los puños con fuerza. Comenzó a llorar.

# ¡SANOSUKEEEEE! # gritó, dejándose caer en la blancura.

»»»«««

- ¡YAHIKO! -

Sanosuke despertó en un bar. Al parecer se había quedado dormido después de beber durante toda la noche y el día, lo cual no era nada extraordinario ya que había estado deprimido durante el último tiempo, todo porque Kaoru no lo dejaba ver a Yahiko. Y ahora, había soñado con él...

Lo estaba llamando... Y... Estaba asustado.

- Yahiko... – musitó. Volvió a apoyar los brazos en la mesa y la cabeza sobre ellos. Cerró los ojos e intentó volver a dormir.

«Yahiko... ¿Qué pasa¿Por qué me llamas?» susurró apenas en su mente antes de volver a quedarse dormido.

»»»«««

#No quiero... ¿Por qué... Por qué nadie me contesta? Yo... Yo...# tartamudeaba el moreno.

No quería estarlo, pero se sentía asustado. Estaba solo en medio de la nada. Nadie lo escuchaba. Nadie lo buscaba. Estaba solo y esta vez, así se quedaría...

#Yo... Necesito... Quiero...# comenzó a llorar.

Sus lagrimas caían sobre la nieve, convirtiéndose en pequeñas esferas de hielo. No dolía el frío. No dolía el esfuerzo de caminar. Pero cada lagrima que derramaba... Eso sí dolía... Dolía muchísimo.

#Sanosuke... Por favor... Ayúdame... Te necesito...# lloriqueó.

»»»«««

- Mmmhh... Yahiko... – murmuró entre sueños el luchador.

- ¡OI¡TÚ! – lo despertó un grito. El dueño del bar caminaba hacía él y no parecía contento - ¡SI SOLO VAS A DORMIR, VETE DE AQUÍ! – lo amenazó.

Sanosuke estaba pensando en el extraño sueño que había tenido, por eso, apenas y se dio cuenta cuando el gigantesco gordo, dueño del bar, lo agarraba de la chaqueta y lo sacaba arrastrando del local.

- ¡Y NO REGRESES, VAGO! – gritó el gordo tirándolo a la calle, cerrando después la puerta con un sonoro golpe.

Tirado como estaba en el medio de la calle, Sanosuke se decidió. Iba a ir a ver a Yahiko. Aún cuando Kaoru estuviera allí para intentar detenerlo, él iba a verlo e iba a estar a su lado hasta que despertara. Cuando emprendió el camino a la clínica, estaba amaneciendo...

»»»«««

- Gracias a todos por venir. -

La voz de Megumi resonaba en la sala de consultas. Junto a ella, estaba el Dr. Oguni y frente a ellos: Kenshin, Kaoru, Soujiro, Aoshi y Tsubame.

- ¿No vamos a... esperar a Sano-kun? – preguntó Soujiro. Kaoru se giro sobre su silla y lo fulminó con una mirada.

- ¡NO LO NOMBRES¡ES SU CULPA QUE YAHIKO-CHAN ESTE ASÍ! – gritó enojada con el tenken que nada tenía que ver.

- Gomen... – se disculpó Soujiro, aunque no sabía por que se disculpaba.

- Megumi-san... – comenzó Kaoru - ¿Qué es lo que tiene Yahiko-chan¿Por qué no despierta? – preguntó en un hilo de voz. Megumi suspiro.

- Al principio creí que estaba reposando por el cansancio psicofísico que sufría... Pero no es así. – miró al Dr. Oguni y el anciano la alentó a que continuara – Las heridas de Yahiko ya sanaron casi por completo y aún así, él no despierta. Me preocupa el que no coma, por eso hoy en la tarde comenzaremos a inyectarle suero. -

- ¿Suero¿Qué es eso? – preguntó Tsubame asustada.

- Es un liquido que contiene nutrientes y vitaminas similares a las contenidas en los alimentos. – comenzó a explicarle Soujiro – Como Yahiko-kun no despierta para comer, su cuerpo se está debilitando. Por eso deben darle el suero. Necesita toda la fuerza posible para despertar. – terminó con una sonrisa franca y la chica asintió débilmente dando a entender que había comprendido.

- Demo... Megumi-san... - comenzó Kaoru siendo interrumpida por Aoshi.

- Solo con el suero no conseguirán que despierte. – afirmó.

- Entonces... ¿Cómo...? – comenzó Tsubame.

- Hay una posibilidad... – comenzó a relatar la medica.

»»»«««

Sanosuke había llegado a la clínica y encontró la puerta del frente cerrada.

- ¡MIERDA! – dijo dándole un golpe y esperando que alguien le abriera, cosa que no paso – ¡Ya fue! Entro por la ventana de la kitsune. – solucionó.

Saltó la reja de madera y camino por el parque hasta llegar a la ventana, que estaba abierta. Estuvo a punto de saltar para colarse por ella cuando las voces desde dentro de la habitación, lo detuvieron... parecía que todos estaban allí... ¿Eh¿Soujiro estaba en Tokyo¿Cuándo había llegado?

«Bueno... Yo me desaparecí por casi tres días... Es obvio que llegó en ese tiempo...» pensó Sanosuke y dejándose de pavear, empezó a prestar atención a la charla dentro de la clínica.

- Demo... Megumi-san... - comenzó la voz de Kaoru.

- Solo con el suero no conseguirán que despierte. – afirmó una voz fría.

«¿Aoshi también está acá?» pensó Sanosuke, tapándose la boca con ambas manos para contener un grito de sorpresa.

- Iie. – respondió la voz de Megumi secamente.

- Entonces... ¿Cómo...? –

«Gr... La nena del Akabeko...» pensó Sanosuke de mal humor.

- Hay una posibilidad... – comenzó la voz de Megumi.

Se oyó un ruido parecido al de madera, así que Sanosuke pensó que la kitsune había tomado algo de su escritorio. Luego unos pasos y Megumi volvió a hablar.

- Desde hace ya varios meses estoy recibiendo cartas de Yutaro. – confesó la medica – Como deben de recordar, él se fue a Alemania para que allí operaran su brazo lastimado... Bueno, ya se recuperó completamente y ahora está estudiando medicina en Europa. -

- Yutaro... – musitó la voz de Tsubame.

«Así que Yu-kun se recupero... Y está estudiando medicina en Europa... ¿Eh? La kitsune no estará...» pensó Sanosuke comenzando a escuchar de nuevo. Kenshin hablaba ahora.

- Sé lo que piensa Megumi-dono, pero Europa está a tres meses de viaje en barco... – se oyó la voz débil del rurouni. Sanosuke apenas y lo reconoció – No podemos esperar tanto. – terminó.

- Eso lo sé muy bien, Ken-san. Pero Yutaro no está en Europa. – corrigió la voz de Megumi – En su última carta, me dijo que estaría unos meses de viaje en Shangai, porque quería reunir información sobre las técnicas de acupuntura... – hizo una pausa en la que nadie se atrevió a hablar, y fue Kenshin el que preguntó:

- ¿Quiere decir que Yutaro-kun está en Shangai? –

- Hai. Solo necesito enviarle una carta a la dirección que me dejó y él vendrá de inmediato. – aseguró Megumi.

«Entonces... ¿Yu-kun puede curarlo?» pensó Sanosuke entusiasmado.

- Megumi-sensei... – la llamó Soujiro con voz queda, quebrando el júbilo que se había formado en la sala – Shangai está a veintitrés días de viaje desde el puerto de Tokyo... ¿Cuanto tiempo resistirá Yahiko-kun? – preguntó.

- Él es fuerte. – intervino la voz de Kaoru, segura de su discípulo - Soportara el tiempo que sea necesario. -

- Silencio. – ordenó Aoshi – Hay alguien en la ventana. – afirmó.

«¡MIERDA! El estúpido de Aoshi me descubrió...» pensó Sanosuke saliendo rápido de ahí. Justo cuando saltó la barda de madera, Soujiro se asomaba por la ventana.

- No hay nadie, Aoshi... ¿Sentiste un ki? – preguntó el tenken. Aoshi no respondió con palabras, solo lo miró a los ojos.

- Bueno... Kaoru, tú vuelve al dojo y no te preocupes... Recuerda que debes reposar. – ordeno Megumi – Yo escribiré la carta y la enviare hoy mismo. No deben de preocuparse... – aseguró.

Todos fueron saliendo de la clínica. Tsubame acompaño a Kenshin y Kaoru hasta el dojo, porque le quedaba de camino al Akabeko. Soujiro y Aoshi en cambio, pusieron una excusa y salieron en persecución secreta.

- ¿De verdad era él Aoshi? – preguntó Soujiro mientras corría al lado de su koi.

- No puedo equivocarme... Tenemos que encontrarlo antes de que haga alguna idiotez. – aseguró el Okashira. Soujiro solo podía preguntarse a que se refería su pareja.

»»»«««

#Estoy cansado... De llorar...# comenzó a murmurar Yahiko mientras se secaba las lagrimas del rostro.

Toda la nieve a su alrededor brillaba con el resplandor azul de la luna. ¿Cuándo había anochecido?

#Duele... Tal vez si lo olvidara todo... Dejaría de doler...# musitó en tono triste, sosteniéndose el pecho. Se puso de pie y comenzó a caminar nuevamente.

Sus huellas formaban un sendero a sus espaldas, pero pronto se desvanecían, como todo a su alrededor.

#Quisiera... Poder olvidarme de todo...# deseó con todas sus fuerzas... Y continuó caminando, dejando sus lagrimas atrás... Y sus recuerdos con ellas.

»»»«««

Megumi había terminado de escribir la carta en la tarde y la había despachado al correo. Ya era de noche cuando regresó a la clínica y estaba apunto de ir a revisar a Yahiko cuando alguien entró al edificio haciendo muchísimo ruido.

- Oi, aquí hay enfermos que necesitan descansar... ¿Soujiro-kun? -

El tenken tenía el rostro bañado en sudor y respiraba con dificultad además de que apenas podía mantenerse en pie.

- Me—Megu—mi—sen—sei... – dijo apoyándose en el umbral de la puerta. Megumi se le acercó.

- ¿Qué pasa Soujiro-kun? – lo interrogó la kitsune. Soujiro tomó aire.

- Sano-kun... – empezó, tratando de tomar aire – Él... tomó un buque a Shangai. – le respondió casi gritando.

Capitulo siete

CORRIENDO A LA DERIVA

OWARI


"Rurouni Kenshin" © Watsuki Nobuhiro, 1996

"Hasta el fin del mundo" © Emiko Mihara, 2006