Hola:

Espero que les esté gustando mi historia, y si no es así, mándenme un review y díganme que no les agradó. Acepto cualquier tipo de comentario, tanto bueno como malo. Si me he tardado en actualizar, es porque estoy haciendo otra historia. Así que no se enojen y disfruten de este capítulo.

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Capítulo 4- Un día muy agitado

- ¿Por qué?- preguntó desesperadamente la pelirroja ante el silencio de su acompañante.

- Es una larga historia, pero te la contaré- inició Ryo- Angel es un primo lejano de mi papá y él prometió visitarlo por estas fechas. Pero con tanto trabajo, prefirió...

- Prefirió enviarte a ti en su lugar ¿no es así?

- Sí. Al principio yo me rehusaba a venir. Creía que iban a ser los 5 días más aburridos de mi vida; la verdad es que nunca pensé encontrarte aquí.- dijo Ryo- Angel me dijo que estaba enseñando Español a dos mujeres japonesas, así que decidí acompañarlo. Pero todavía tengo una pregunta ¿Qué haces tú aquí?

- Bueno, mi madre y su ingenuidad nos trajeron hasta aquí. Yo tampoco quería venir, pero el representante de mi madre la estafó y nos mandó para acá. Acabo de mudarme a México.- finalizó Rika sin mucho rodeo y esperando la reacción del joven.

Ryo estaba asombrado, nunca se imaginó tal relato:

- ¡Y lo dices así tan naturalmente!- exclamó el castaño.

- ¿De qué hablas?- preguntó Rika.

- Es sólo que te acabas de mudar a México y parece como si a ti no te importara mucho.

Rika permaneció callada durante algunos segundos, Ryo acababa de dar en el punto. En realidad a ella si le importaba, pero prefería aparentar indiferencia ante la situación.

- ¡Claro que me importa!- exclamó la pelirroja- Simplemente intento adaptarme a este cambio tan drástico.- dijo ella secamente.

- Está bien. Lo siento- declaró Ryo. Él sabía que la chica estaba pasando por momentos difíciles y odiaba que ella siempre pusiera una barrera de aparente fortaleza y seguridad entre ellos.

La cena transcurrió tranquilamente, ambos platicaban de cosas triviales como la escuela, música, películas etc. Cuando todo terminó Ryo acompañó a Rika hasta la puerta de su habitación.

- Espero que todo te haya agradado- dijo Ryo con una pequeña sonrisa.

- Sí, estuvo bien- contestó la pelirroja con su acostumbrada frialdad.- Hasta mañana- fueron las últimas palabras que el joven escuchó antes de que ella cerrara la puerta.

Rika se encontraba bastante tranquila, no se sentía ni triste ni feliz, simplemente tranquila.

- ¿Cómo te fue?- fueron las palabras de bienvenida de su madre.

- Bien, en lo que cabe.- respondió.

- ¿Adónde fuiste?

- A cenar con un amigo- respondió ella

- Apenas acabas de llegar a este país y ya tienes amigos- dijo Rumiko sorprendida y alegre por su hija.

- Sí- exclamó sin ánimos, ella no sabía porque, pero las preguntas de su madre siempre la ponían de mal humor, odiaba que se metieran en su vida- Me voy a dormir.- informó para evadir el interrogatorio.

Rika se durmió pronto, y comenzó a soñar con su antigua vida en Japón. Se sentía tan feliz de "estar" en casa otra vez. Todo era perfecto hasta que...

- ¡Rika¡Es hora de que despiertes!- le dijo su madre con energía para que la joven reaccionara.

- Todo fue un sueño- murmuró la joven desilusionada.

- Hoy es nuestro día libre, no tendremos clase de Español- informó Rumiko- ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo?- preguntó con optimismo.

- No tengo ganas- respondió Rika- Prefiero quedarme a dormir.

- ¡Oh, no!- exclamó su madre mientras veía su monedero.

- ¿Qué sucede?- preguntó la pelirroja un poco angustiada.

- Ya no tenemos dinero- dijo Rumiko con gran preocupación- Tengo que salir a buscar empleo- sentenció mientras tomaba su bolso y se dirigía a la puerta.

- ¿Qué sucedió con "la oferta de trabajo" de la que habló tu representante?- le recordó su hija.

- Todo era una mentira- dijo con tristeza la rubia.- Buscaré un empleo.

- Pero tú no sabes hablar Español- dijo Rika- Ni siquiera sabes decir "hola"

- Es necesario, Rika- insistió Rumiko.

- Lo sé, por eso espero que pongas más atención a tus lecciones- reprendió a su madre- Iré yo.

- No puedes, solo tienes 17 años¿de qué trabajarás?- preguntó Rumiko con aflicción.

- No te preocupes, lo lograré- dijo la joven con gran seguridad mientras terminaba de ponerse la camiseta. Acto seguido, Rika salió de la habitación sin que la rubia pudiera hacer nada al respecto.

Las calles eran amplias y mucha gente transitaba por ellas.

- ¿Por dónde empezaré?- se preguntaba mientras avanzaba entre la multitud.

Siguió caminando hasta que llegó a una tienda de artículos deportivos. En la ventana se leía un letrero que decía: "Se solicita empleada". Claro que le costó mucho trabajo descifrar lo que ahí estaba escrito, pero lo logró. Lamentablemente no tuvo suerte en ese lugar, pues el dueño no pensaba contratar a alguien que no dominaba perfectamente el Español.

Continuó con su búsqueda, Rika se encontraba pensando en un empleo en el que no tuviera que hablar; aunque no se le ocurría ninguno. Caminó mucho tiempo hasta llegar a un restaurante que mostraba un letrero que decía lo siguiente: "Solicitamos empleada para lavar trastes". Rika no descifró mucho de lo que estaba escrito, pero al leer "lavar", su mente recordó la última lección de verbos que tuvo con Angel.

- Eso es- murmuró mientras entraba al restaurante.

El gerente se sorprendió al ver que una joven extranjera le pidiera el empleo de lavar trastes, pero finalmente accedió. Le dieron un mandil, guantes y una red para su cabello. Le indicaron el lugar donde lavaría trastes y ella se presentó torpemente:

- Soy Rika- dijo en Español con un gracioso acento.

- Soy Luis- respondió el gerente. Parecía amigable, su cabello rubio y sus ojos verdes le daban un toque de elegancia. Parecía tener no más de 28 años.

Ella se puso el mandil, los guantes y la red y comenzó a lavar los trastes. Eran demasiados. Un monte tras otro, pensaba que nunca acabaría, pero...

- Lamento la tardanza- dijo una joven que acababa de llegar- Mi nombre es Adriana- se presentó mientras dejaba una bolsa y se ponía los accesorios de trabajo. Después de esto, utilizó el lavabo que estaba junto y comenzó a lavar los trastes.

Rika se alegró al ver que tenía una compañera de trabajo que le ayudaría. Ella era de piel tostada, su cabello chino y negro le quedaba muy bien. Su edad se aproximaba a los 19 años.

- Gracias- dijo Rika. Adriana se sorprendió al escuchar estas palabras de parte de su nueva colega.

- No sabía que pudieras hablar Español- respondió.

Después de un momento Rika captó lo que la chica quería decirle y respondió:

- Un poco.

Los trastes se terminaron antes de lo que la pelirroja esperaba.

- Adiós- se despidió la joven. Era bastante amigable y sociable.

- Adiós- respondió ella.

Al parecer el hecho de trabajar le ayudaría a aprender más rápido el idioma. Cuando Rika salió del restaurante, la noche cubría toda la ciudad. Y esto comenzó a inquietarla, ella caminó en dirección contraria por donde había llegado. Todavía había personas en la calle, pero eran muy pocas. La noche era fría y la pelirroja estaba ansiosa por llegar a su habitación, darse una ducha caliente y dormir; así que comenzó a caminar cada vez más rápido.

Sin embargo, llegó a una esquina en la que se detuvo, volteó a ver a su alrededor y se asustó bastante al ver que estaba perdida, no reconocía nada de lo que estaba viendo. Se encontraba confundida y no tenía ni la más mínima idea de cómo regresaría. Vio su reloj que marcaba las diez de la noche.

- Mi mamá debe estar preocupada por mí. Estoy segura de que saldrá a buscarme, llamará a la policía o algo... - dijo la pelirroja para sus adentros mientras reanudaba su caminata.

La joven iba distraída. Estaba pensando en tantas cosas: Ryo, su madre, sus clases de Español, su nuevo trabajo... etc. Cuando tropezó con una de las pocas personas que se encontraban en esa calle.

- Lo siento- dijo ella sin siquiera voltear a verlo.

- Yo lo siento más- respondió una voz terriblemente familiar. La chica se sorprendió al ver que de todas las personas de México, tenía que haber tropezado con Ryo Akiyama.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó Rika- ¿Por qué dices que lo sientes?

- Solo salí a caminar, pues no soporto estar todo el tiempo encerrado en la casa de Angel.

- O.K. ya respondiste una pregunta, pero te falta la otra.

- No lo sé, me quedé con la impresión de que no te gustó la cena. Y me sentí mal por eso.

Rika no se esperaba esa respuesta, por lo que volvió a preguntar:

- Y ¿qué te hizo pensar eso?

- ¿Todavía lo preguntas!- dijo Ryo impresionado por el cinismo de la pelirroja- Se te hace poco el hecho de que me contestaras tan secamente y ni siquiera me dieras las gracias.

- Claro que se me hace poco, tomando en cuenta que tú me conoces perfectamente y sabes que la mayoría del tiempo soy bastante fría con todos. Y si no te di las gracias, fue por que tú me debías esa cena para que te perdonara.- dijo Rika arrogantemente- Pero... - se detuvo

- ¿Pero qué?- preguntó el chico.

- Pero la verdad es que me la pase muy bien contigo- termino la pelirroja con cierta timidez y un poco de color en sus mejillas.

Ryo se quedó mudo con las palabras de Rika. Nunca pensó que ella podría dejar atrás todo su orgullo y decirle eso.

- Me alegra escuchar eso, yo también me divertí- dijo al fin el castaño.- ¿Qué haces aquí?- preguntó con curiosidad.

- Acabo de conseguir un empleo- se sinceró la joven- Iba camino al hotel- mintió ella, pues no pensaba decirle a Ryo que estaba perdida.

- ¿Por aquí?- preguntó Ryo asombrado.- Estás muy lejos de tu hotel.

- Claro que no, es un... atajo- respondió ella rápidamente para evitar ser descubierta en su mentira.

- Bueno, entonces te dejo. Yo seguiré caminando. ¡Qué llegues pronto!- exclamó Ryo, al parecer ya se había dado cuenta de la mentira de la pelirroja, pero quería ponerla a prueba.

Al escuchar esto, Rika reflexionó por unos momentos mientras el castaño se alejaba.

- ¡Espera!- gritó ella para detenerlo.

- ¿Qué sucede? Creí que ya te ibas- le dijo.

- Es que...

... estoy perdida- confesó ella en voz baja.

- ¿Qué dijiste?- preguntó Ryo al no escuchar las palabras de la chica.

- ¡Qué estoy perdida!- gritó ella con desesperación y humillación al mismo tiempo.

- No te preocupes- le dijo él- Yo te llevaré a casa- propuso mientras se quitaba su chaqueta y se la ponía a la pelirroja en los hombros, pues para el castaño no había pasado desapercibido, el hecho de que Rika estaba temblando de frío.

- Gracias- respondió ella con sinceridad.