Hola:
Les agradezco que me manden su opinión. La verdad es que me animan mucho. Bueno aquí les va el siguiente capítulo. Disfrútenlo.
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Capítulo 5- Una triste despedida
- Oye¿ya viste a la nueva empleada del restaurante?- le dijo un joven alto de cabello negro a otro.
- Sí, es bonita, lástima que solo hable japonés- respondió el otro joven. Era castaño y de ojos color miel.
- Dejen de hablar y comiencen a trabajar- intervino una tercera voz. Se trataba de Luis, el gerente del restaurante.- Ya tienen 5 órdenes.
- Enseguida- respondieron los dos jóvenes al unísono, mientras comenzaban a preparar los alimentos.
Al parecer los dos eran cocineros en el mismo restaurante en el que trabajaba Rika. Y eran bastante eficaces, pues en menos de 30 minutos, las 5 órdenes ya estaban listas.
- Siguiendo con el tema. ¿Te gusta la pelirroja?- le preguntó el joven de cabello negro a su compañero.
- Tú sabes perfectamente que a mí me gusta Adriana, no tengo ojos para nadie más.- sentenció.
- Bueno, en ese caso, yo invitaré a salir a la chica nueva. ¿Qué te parece, David?
- No lo sé. Es bonita, pero parece tener un carácter bastante difícil.- respondió David.
- No importa, a mí me gustan los retos.
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Habían pasado 2 días desde que Rika comenzó a trabajar.
- ¡Qué bueno que conseguiste ese empleo!- le dijo Rumiko a su hija, mientras ésta se arreglaba.
- Sí, pero ahora tengo menos tiempo para las clases de Español- repuso la pelirroja.
- Bueno, pero que supongo que practicas hablando con tus compañeros de trabajo. ¿No es así?- preguntó la rubia.
- Un poco, no soy muy sociable.- dijo cortantemente- Ya me voy.
Rika comenzó a caminar en dirección al restaurante. Desde ese día, en el que se perdió y tuvo que acudir a Ryo para llegar a su hotel. Se prometió a ella misma, no volver a perderse.
Ella iba bastante distraída, pensando en la humillación que sintió ese día, pero inconscientemente también se alegraba al recordar que Ryo había sido muy amable con ella, cuando de repente alguien cubrió sus ojos y su boca por detrás. Ella utilizó su codo para dar un certero golpe en el estómago de su agresor, quien después de recibir este golpe, la soltó.
Al voltearse, Rika se asombró al descubrir que se trataba de Ryo Akiyama, quien estaba hincado en el piso con ambos brazos en su estómago.
- ¡Lo siento!- dijo la pelirroja mientras se acercaba a él. En otra situación, ella no habría dicho esto, pero en ese momento, Rika se sintió pésimamente, pues se le pasó un poco la mano con ese golpe.- ¿Estás bien?
- No te preocupes- dijo él con gran esfuerzo mientras recuperaba el aire y se incorporaba con ayuda de la joven.- Todo fue mi culpa, lo siento. No quería asustarte.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó ella para cambiar de tema.
- Mañana sale mi avión y quería despedirme.- dijo el castaño con notable tristeza.
- Ah- fue lo único que Rika pudo decir. No quería darle demasiada importancia al asunto, pero aunque no quería aceptarlo también se encontraba triste y no sabía que más podía decirle.
- Bueno, ya me voy. Espero volverte a ver.- se despidió Ryo con resignación.
- Espera- dijo la pelirroja- ¿Por qué no me acompañas hoy a mi trabajo?- propuso ante el asombro del chico y de ella misma, ni siquiera ella sabía por qué había dicho esto.
- Está bien- respondió él.
Ambos caminaron hacia el restaurante sin decir nada.
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- Hola chicos, ya llegué- saludó Adriana a los dos jóvenes que aún seguían platicando.
- Hola ¿cómo estás?- preguntó David amablemente.
- Bien, pero al parecer tengo mucho trabajo- respondió mientras miraba la pila de platos que estaban en el lavabo.
- ¿Quieres que te ayude? Al parecer no ha llegado tu compañera- propuso el joven castaño.
- No creo que sea necesario. Pero eres muy amable, gracias- respondió la chica con un leve rubor en sus mejillas.
- ¿Cómo se llama la chica nueva?- pregunto el otro joven con curiosidad.
- Rika.- respondió la china mientras comenzaba con su labor- ¿Por qué te interesa?- pregunto inesperadamente.
- Únicamente quería saber su nombre- repuso el joven.
- No te creo, Hugo. Yo te conozco bien y estoy segura de que estás interesado en ella.- dijo la joven.
- Bueno, al parecer ya te diste cuenta de mis intenciones, pero te ruego que no le digas nada. Arruinarías la sorpresa- pidió Hugo.
- No diré nada, pero de cualquier forma ella te mandará a volar. No es el tipo de chica que tú sueles conquistar- advirtió Adriana.
- Lo sé, y por eso me atrae más. Será un gran reto.- respondió él con arrogancia.
David escuchaba la plática atentamente. Cuando de repente...
- Ya llegué- dijo una voz con un extraño acento.
- ¿Cómo estás, Rika?- preguntó su compañera.
- Bien. Lamento la tardanza- se disculpó la pelirroja.
- No importa, ya casi acabo.
- ¿Quiénes son ellos?- preguntó Rika mirando a los dos jóvenes que ahí se encontraban.
- Yo soy Hugo- se presentó apresuradamente el joven de cabello negro.
- Yo soy David- dijo el otro muchacho mientras extendía su mano.
- Rika- respondió secamente sin siquiera tomar la mano de David.
Ante tal respuesta, los dos jóvenes decidieron marcharse y seguir con sus labores.
- ¿No me presentarás a ese apuesto joven que viene contigo?- preguntó Adriana mientras le echaba una mirada de reojo a Ryo, que se encontraba a unos cuantos pasos de Rika.
- Se llama Ryo- dijo la pelirroja sin desatender su trabajo.
- Mucho gusto, yo soy Adriana- dijo la morena al mismo tiempo que extendía su mano.
- Ryo- dijo él tomando su mano con una gran sonrisa.
Rika no le dio mucha importancia al asunto y siguió lavando trastes.
- Tu amigo es muy apuesto- dijo la china a la pelirroja.
- Ah, sí... - respondió sin mucho interés.
Así se pasó todo el día, Adriana no dijo ni una sola palabra, Rika y Ryo se encontraban bastante pensativos y se podía notar una gran tristeza en sus rostros.
Cuando el día terminó, todos los empleados del restaurante salieron a la misma hora y Hugo se acercó a Rika, quien estaba quitándose los guantes.
- Hola- dijo el joven.
- Hola- respondió la pelirroja fríamente.
- ¿Quieres ir a cenar?- preguntó Hugo sin más rodeos.
La chica no se esperaba esto, y se quedó bastante pensativa. Volteó a ver a Ryo varias veces, él estaba próximo a ellos, pero al parecer no había escuchado la propuesta.
- No lo sé... - dijo la joven, la verdad es que nunca la habían invitado a cenar y ese muchacho se veía bastante decidido.
- No puede ir- intervino Ryo.
- ¿Por qué?- preguntó Hugo retándolo.
- Porque hoy irá a cenar conmigo- respondió con seguridad.
Rika se quedó pasmada, nunca pensó que él fuera a decir esto. Al principio se sintió alegre y protegida por Ryo, pero después de pensarlo, su orgullo le ganó y comenzó a molestarla:
"¿Quién se cree para tomar decisiones por mí¿Acaso cree que yo soy de su propiedad¿Qué le sucede?"
Hugo y Ryo se miraban fijamente con miradas retantes. Hasta que la pelirroja rompió el incómodo silencio:
- Sí aceptó tu invitación, Hugo.
Ryo se quedó helado, no supo que hacer o como reaccionar ante tal rechazo de Rika.
- En ese caso, vámonos- invitó el joven a la chica.
Ambos se fueron caminando, sin que el Tamer Legendario pudiera hacer algo para detenerlos. Después de que todos se fueron, Ryo aún seguía en el mismo lugar en el que lo había dejado Rika. No podía moverse, todavía se encontraba pensando la razón por la cual lo rechazó. Pero no encontró ninguna.
- ¡Rayos! Parece que nunca cambiará.- dijo para sí mismo.- De cualquier forma, yo ya no estaré aquí para ver si algún día me acepta o cambia de opinión y actitud.- murmuró mientras caminaba por las solitarias calles.
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- ¡Felicidades!- dijo Hugo a su acompañante- Me sorprende lo bien que ya dominas el Español.
- Gracias- respondió la pelirroja mientras tomaba un poco de su copa de vino blanco.
- ¿Te gusta este lugar?- preguntó el joven.
- Es muy bonito- dijo la joven que se encontraba admirando el restaurante: tenía un toque de elegancia combinado con comodidad, realmente le gustaba.
- Parece que todos los rumores sobre ti eran falsos- informó Hugo para el asombro de Rika.
- ¿Qué rumores?- preguntó ella intrigada.
- Muchas personas en el restaurante me advirtieron que tenías un carácter muy difícil y que no era fácil tratar contigo, pero veo que no es así.- dijo él mientras comía un poco de su sopa.
En ese momento, Rika se sintió pésimamente, pues no estaba siendo honesta con ella misma, se estaba convirtiendo en una persona hipócrita y superficial como la mayoría de los seres humanos. Ella realmente no quería estar con él, preferiría estar con Ryo, pero su orgullo le ganó.
- Me tengo que ir- anunció la pelirroja- Gracias- dijo mientras salía apresuradamente del lugar.
- ¿Qué le pasa?- se preguntó Hugo.
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La chica corría rápidamente por las calles, buscando un lugar para refugiarse de todo lo que la atormentaba en ese momento, pero no encontró ninguno, por lo que se tranquilizó y regresó al hotel.
"Soy una estúpida, siempre lo he sido¿por qué no puedo decirle lo que siento y ya¿Por qué siempre me tiene que ganar mi maldito orgullo?"
Esos eran los pensamientos que pasaban por la cabeza de Rika cuando llegó a su cama y comenzó a dormir.
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Otro día más. Rika se levantó, se duchó y estaba a punto de irse a trabajar cuando recordó que era su día libre. Esto la alegró mucho, pues no tenía ánimos de responder las preguntas de Hugo sobre su comportamiento la noche anterior.
- Al parecer hoy tomaré clases de Español- dijo la pelirroja.
- ¡Qué bien!- exclamó Rumiko.- En 15 min. llegará Angel.
- Ah- respondió la chica, que seguía pensando en Ryo, en Hugo y en su vida.
Ella se encontraba distraída, cuando alguien llamó a la puerta.
- Yo abro- dijo Rika mientras se incorporaba y se dirigía a la puerta.
- ¿Cómo estás?- preguntó Angel.
- Bien, supongo- dijo ella sin muchos ánimos.- Y...¿dónde está Ryo?- preguntó tímidamente.- Tengo que pedirle una disculpa.
- Lo siento, creo que no será posible. Su avión salió hoy a las 5 de la mañana. Me dijo que te entregara esto- informó Angel mientras le daba una carta.
"¿Qué, No puede ser, mi estúpido orgullo hizo que dejara ir a la persona más importante para mí"
Los ojos de Rika se llenaron de lágrimas, le arrebató la carta al instructor y salió corriendo de la habitación. Aún no podía creer que esto le estuviera pasando a ella.
Corrió mucho, hasta que ya no pudo más y al llegar a un parque se sentó en una banca. Abrió la carta y comenzó a leer:
Mi Rika:
Nunca me imaginé que te encontraría en ese lugar, pero créeme que estoy muy feliz de haberlo hecho. Tú eres la persona que siempre alegra mi vida. A pesar de que seas tan testaruda y orgullosa, te quiero así como eres, no cambiaría nada de ti. Excepto una cosa: tu sinceridad. Me hubiera encantado que fueras más abierta conmigo, que me demostraras todo lo que piensas y sientes. Pues yo ya te lo he dicho un millón de veces. Te quiero y siempre te querré.
Me hubiera gustado que nuestra despedida no fuera así, pero ya nada puedo hacer para cambiarlo, tal vez yo debí haber luchado más por ti. Confieso que me rendí muy fácilmente ante ese tal "Hugo", pero no supe que hacer. Espero que si algún día nos volvemos a ver, tú cambies tu actitud para el bien de los dos.
No me olvides, preciosa.
Al terminar de leer esta carta, Rika comenzó a llorar inconteniblemente. Toda la gente que pasaba por ahí se le quedaba viendo y la compadecían. Pero a pesar de todo lo que esas personas pudieran llegar a pensar, lo que la pelirroja llevaba en su corazón era algo tan fuerte y doloroso que la consumía por dentro.
