Como es Lunes, y como todos los demás días entro al aula, casi siempre llego tarde a clases, así que estoy acostumbrada a sentarme en cualquier carpeta que esté vacía. Las horas que estoy sentada pasan volando, en cambio las del recreo se me hacen eternidades, muchas veces pienso que al reloj le gusta jugar con el tiempo.
Para mi desgracia su aula está frente a la mía, así que no puedo evitar verlo, él sale con sus amigos como siempre, riendo sobre las bromas que le cuentan sus amigos, y yo, ahí parada, estupefacta, cautivada una vez más por su dulce sonrisa, él se dio cuenta de mi presencia, se volteó, y me sonrió como siempre lo hacía; no pude evitar sonrojarme, así que bajé la cabeza para que no notara mi nerviosismo, lo sé, soy un desastre total.
Me sé todo de él, muchas personas me han dicho que lo que tengo es obsesión, la verdad no se si es cierto, solo se que él causa algo en mi.
Siento como el tiempo se demora en pasar, miro mi reloj cada cierto tiempo, de repente oigo un simple: Hola, y me sobresalto al reconocer su voz, le contesto como si nada y empezamos a platicar, pero mientras nuestra conversación se daba, a veces le respondía con respuestas tontas a causa de mi nerviosismo, cuando de nuevo la campana suena. ¿Por qué le gusta al tiempo jugar con mis sentimientos?. Así que me despedí de él y volví a mi aula.
De nuevo aburrida dentro de esas cuatro paredes, no puedo evitar pensar, en que es lo que debe estar haciendo en ese momento, cuando por tercera vez suena la campana. Ésta vez salgo del salón, y cuando me dirigía hacia mi casa, lo veo tomar otra dirección distinta, mientras que yo solo dejo escapar un suspiro pensando en cuando lo volveré a ver.
