Capitulo XV

Ya era costumbre, subir y bajar estas escaleras, aunque el llegar agitada no cambiaba nada, así comencé con los escalones de Sagitario, sabía que perteneció a un caballero llamado Aioros, el único que no quiso ser revivido.

Y nuevamente mi mente comenzó a divagar, no lo sabia pero siempre estos pensamientos aparecían en un parpadeo, en un segundo.

Recordé los primeros días cuando pise este santuario, a través de la mentira de mi anciano, permanecí aquí, silenciosa y caminando un día me cruce con un caballero.

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Flash Back

Estaba aburrida, sentada en una roca mientras veía pasar a cada uno de los caballeros, todos hacia el coliseo a entrenar, excepción uno.

Sus cabellos eran castaños, y sus ojos café oscuro, su piel era morena; recuerdo que llevaba un ramo de flores en sus manos, se dirigía hacia atrás del coliseo, en dirección a la playa. Mi curiosidad fue mas fuerte, así me aventure y lo seguí dándome cuenta que llegamos, a lo que familiarmente yo llamaría mi casa.

Era el cementerio.

Se detuvo frente a una lapida de piedra caliza, había una fotografía y vi el parecido entre ambos hombre, entendí que era su hermano.

Aioros

Caballero mas fiel a Atena

Vive con humildad y descubrirás la verdadera felicidad.

El caballero se inclino lentamente y dejo el ramo de flores, y solo así, en una ráfaga de viento, logre visualizar a otro hombre, el cual me dedico la mas sincera sonrisa, lentamente con un dejo de mi mano, la levante y le arroje un beso, y devolviendo aquel gesto. Cerré mis ojos y al abrirlos me encontré solo con aquel caballero, aun inclinado quien elevaba una oración a su hermano.

Hubiera creído estar loca, pero aquel espíritu me dio una muestra de afecto y no pude evitar el que lagrimas se resbalaran por mis mejillas. Me pregunte ¿Por qué lloraba? ¿Por qué el ver aquel espíritu me recordaba algo que no podía definir? Era su hermano.

Un hermano.

Lentamente me acerque al caballero y el levanto su vista para verme.

-Hola- me saludo y yo asentí, he inclinándome junto a el eleve una oración.

¿Una oración? No sabia porque lo hacia, pero me sentía feliz. Y así entreabiertos mis ojos, podía sentir la presencia de aquel espíritu, después de unos minutos ambos nos levantamos y ahí me presente.

-Hola, Elisa Black- le dije y el asintió

-Aioria de Leo- me dijo y volteo a mirar el cielo, como si supiera que su hermano lo observaba.

-El esta feliz- le dije después de unos segundos –esta orgulloso del hermano que tiene, y desea que este no cometa los errores de el, a la ves quiere que vivas la vida y que no mires a la muerte como alguien que te robo a un ser amado. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo- Aioria me volteo a ver con una sonrisa y yo seguí-la vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente-

-Gracias por hablar así de mi hermano, a pesar de que no lo conoció-

-Quisiera decir que te equivocas, pero no puedo porque en mi mundo no puedo decir la verdad- suspiro –Es difícil, yo lo se, el perder a las personas que amas, hay veces en que quisieras retroceder el tiempo y volver a verlas, estar ahí y poder decirle Te quiero. La vida es como un reloj de arena... si la dejas pasar se va entre tus manos.

-¿ha tenido usted hermanos?- me pregunto mientras se sentaba en una roca

-Todos somos hermanos- le dije –pero aquel vínculo especial nunca lo tuve, conocí personas, gente admirable pero…nunca fue verdadero-

-yo dude por muchos años de mi hermano, luego me entere de la verdad- vi frustración en sus ojos –Cometí un error-

-¿Sabes que es un error?- le pregunto –Algo que esta mal, y lo sabes, pero no lo remedias- sonreí con tristeza –Uno nunca es feliz-

-te equivocas- me dice –Es cierto que hay penas, tiempos difíciles, pero al verla a ella comprendí que en medio de la oscuridad existe un rayo de luz, que en medio del vació hay una puerta, dentro de un laberinto siempre habrá una salida.

-hablas de Atena- le dije y el asintió –No puedo creer en ello- le digo con voz quebrada –trato de ver el día después de la noche, pero todo sigue igual de oscuro; trato de creer en sus ideales pero algo me hace entrar en razón- le digo con tristeza- Un día me detuve y justo cuando creí encontrar las respuestas a la vida, me cambiaron las preguntas.

-Aun cuando todavía queden momentos difíciles, cuando llegas a aceptar el dolor encuentras fuerza en ti mismo y puedes mirar al futuro con esperanza.- me dice mientras me da un pañuelo

-La felicidad es un asunto de valentía; es tan fácil sentirse deprimida y desesperada.

-¿lo crees?-

-El dolor que se calla es más doloroso; pero ha veces es muy difícil decir la verdad, por eso creo que la felicidad es un asunto de valentía-

-Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican. Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro- Yo sonreí a la explicación que me dio y tras pensar unos segundos, le dije lo siguiente:

-No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces

de amar y de ser amados, quiere que maduremos- suspiro- y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos.

-Estoy de acuerdo- me dice y yo sonrió

-Hace tiempo un amigo me pregunto lo más importante que yo podía hacer por el, simplemente le respondí, ser su amigo.

-Bien, seamos amigos- me dice y yo con una sonrisa asiento

-Me parece bien, como dijo Shakespeare "Guarda a un amigo bajo la llave de tu propia vida"

End Flash Back

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Pase por sagitario no sin antes darle una vista al templo, suspiro al ver el lugar impregnados de recuerdos, no debía detenerme pero al vació del templo le pedí a Aioros que me guiara.

Continué mi camino así hasta llegar a Capricornio.

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Perdon por la demora, he estado de vaga. Bien dejen rew y por favor criticas constructivas

La gran estupidez de la humanidad

consistió en considerar el amor como

una idea. El amor es un instinto.

Darle cerebro es afligirlo