Capitulo XVI
Continué mi camino así hasta llegar a Capricornio.
Durante mi estadía en el santuario, había visitado todos los templos, pero he de decir que mis favoritos siempre fueron Virgo y Capricornio.
Capricornio era especial, al entrar tu corazón se acogía por un extraño sentimiento, las baldosas del suelo grises relucían y te guían hacia las columnas calizas que daban a la estatua de atena; Era hermosa, al entrar en el templo no pude evitar acércame a la estatua y admirarla; los rasgos, la forma en como escultor formo aquella maravilla era imposible para un simple humano.
Permanecí en silencio observando, Shura de Capricornio era su protector, se decía que era el caballero mas fiel a Atena, pero recuerdo que Docko me había narrado las atrocidades que cometieron en el pasado.
Sentí tristeza.
Al pensar en ellos, al pensar como habían sido manipulados, cuantas veces el solo recuerdo les arrancaría lagrimas de sangre de los ojos. Y me sentí como la peor persona del mundo, porque estaba sintiendo Lastima.
Lastima es el peor sentimiento que le puedes tener a un ser humano. Decepción recorrió mis sentidos y quise evitarlo pero al mirar a esos caballeros bajaba mi cara de vergüenza.
Pero tras los minutos de batallar, una conclusión tome, y fue esta:
Ayudar a sanar sus heridas.
Seria difícil, me lo decía mi alma pero que seria de mí si no ayudaba aunque sea una sola vez.
Yo, ¿Quién era yo realmente?
¿La muerte?
¿Estaba segura de dicha afirmación?
Estaba en un error pero no podía continuar con mi forma de vivir, al conversar con cada caballero me di cuenta que había tomado la decisión correcta.
Porque estaba perdida, porque sin ellos yo moriría.
Kanon me recordó el miedo que tuve mi primer día como la abogada del diablo.
Aldebarán me indico la alegría que estaba perdida.
Aioria inmortalizó la falta y el dolor que me causaba la perdida de mis hermanos.
Saga me quito la venda de mis ojos y me hizo notar la diferencia entre la vida y la muerte.
Mascara mortal me enseño que por estupidez cometemos muchos errores.
Shaka me hizo ver como era realmente.
Milo me perpetuó con la calidez de un beso, la falta de alguien.
Y Mu, me enseño la sinceridad y el valor de afrontar tus miedos.
Cada uno me dio una parte de si, Marín y Shaina también me recordaron la importancia de mis sumisiones.
Y la confusión se fue.
Estaba en Acuario.
-¿Que quieres?- me hablo fríamente el santo de acuario y sentí un escalofrió en mi vértebra
-Estoy bien, gracias por preguntar- le sonreí y luego mire alrededor del templo, Milo estaba dormido en el sillón.
-Despiértalo si quieres hablar con el- me dijo Camus saliendo de su templo y pasando a mi lado
-no solo con el quiero hablar- le dije pero el no detuvo su paso –Deseo conocerte Camus- le dije pero el ya había desaparecido por el umbral.
Lentamente me acerque a Milo y lo mire mientras dormía, su boca entreabierta, respirando tranquilamente, yo sonreí y pensé que era una estupida al rechazar a tan apuesto caballero.
-Milo- lo llame y el se movió mas no despertó, solo me dio la espalda. Pensé en dar un grito y despertarlo a la mala pero no me pareció justo, así que me acerque a su oído y le susurre –Milo despierta- y milagrosamente abrió sus ojos.
-El… Elisa… ¿pero que haces aquí?- me pregunto extrañado y levantándose
-Siempre que siembro una semilla vigilo si esta crece- le respondí
-Ah….-me dijo con vergüenza -Elisa yo siento mucho….
-No te preocupes- le interrumpí sentándome a su lado y sonriéndole –Muchas veces nos confundimos- le dije
-Aunque yo no me arrepiento de haberte besado- me dice mirándome fijamente.
-Sois especial ¿te lo he dicho?- le pregunte y centre mi mirada verde en el, llevando mi mano a su rostro en una caricia –Pero yo no soy la persona indicada para vos-
-No digas eso- me regaña y siento que mi corazón se parte
-vos, mi- digo –Vosotros somos diferentes, si permaneces a mi lado vas a sufrir, yo no soy la mujer para ti, nunca seré la amante de nadie- le sonreí con tristeza –Mi vida esta ligada a otras cosas, el amor Milo, no se hizo para mi, pero te doy gracias porque me enseñaste que si hoy yo muriera, seria feliz porque cambie, porque hice algo que creí que nunca hacer.
-¡Elisa no seas tonta!- me dice fuertemente –¡Creí escucharte una vez¡ no puedes permanecer sola toda tu vida, algún día despertaras y te darás cuenta del tiempo que estas perdiendo… quédate conmigo- me pidió
-No Milo, hace mucho que desperté, es por ello que conozco la realidad y no quiero cambiarla, es verdad algún día esta soledad me matara, aunque de eso ya esta arreglado-
-¿Arreglado?- me pregunta interrogante
-Mi vida Milo esta arreglada mucho antes de que yo naciera, Dios me encomendó una misión, así como Lucifer fue desterrado del cielo, yo fui desterrada del amor- le digo con la mayor sinceridad que puedo, bajando mi mano –Pero no me arrepiento…- murmuro por lo bajo y mi vista se nubla por las lagrimas –Después de todo, si no hubiera sido lo que soy, jamás te hubiera conocido-
-El destino lo hace uno- me dice y yo sonrió y lo miro y mis lágrimas se deslizan
-Lo se, y aunque parezca loco, no me arrepiento, yo decidí ser la muerte y eso nadie lo va a cambiar- me levanto – ¿sabéis? Las decisiones no hacen a las personas, son las consecuencias las que nos hace humanos… aceptar algo con simple hecho de lo que sucederá-
-Basta Elisa Black de Balrog das tantos consejos pero eres….- milo se traga sus palabras y yo sonrió.
-Una arrogante, que cree controlarlo todo sabiendo que a cada segundo todo se derrumba- camino hacia el centro del templo, y me abrazo a mi misma debido al frió de la casa.
-No puedes Elisa, eres HUMANA- me grita
-¿Quién soy, Milo?- le pregunto - ¿que soy, para que soy?... ¿que es mañana, que es ayer, que es hoy?... ¿dónde voy, donde llego, donde estuve?... – le miro -¿por qué, para qué... cuándo?... ¿porque detenerme?- le pregunto de manera repetitiva
-eso tienes que respondértelo tu misma- me dice serio –Tu lo dijiste las decisiones no hacen a las personas, bien… Olvida que eres la muerte- me exige
-La vida no es sencilla, Milo ¿Cómo pretendéis que la muerte sea llevadera?-
-Luchando- me dice
-¿luchando? ¿Y has pensado que pasarais cuando perdéis la batalla?-
-te vuelves a levantar-
-¿Cuál es la razón de tu existencia?- le pregunto
-No cambies de tema- me dice y yo sonrió
-te equivocas- le digo –Jamás cambio de tema, solo quiero hacerte ver, como veo mi mundo, como veo la realidad- le digo de manera fría, estaba perdiendo el control. –No puedes comparar tu maldita existencia con la mía, no puedes comparar al sol con la luna, somos opuestos, ¡si yo soy negro vos serás blanco¡… ¿Entendéis? No puedes exigirle a la muerte que deje de ser muerte, a la ves no me pidas que vea el mundo de color rosa cuando TODA mi vida la he visto negra como la noche- le planteo con furia y respirando entrecortada
-Ahora si te muestras como eres- me dice altivo y devolviéndome una mirada desafiante
-Nunca lo comprenderás- le digo colocando punto y final a la discusión
-¡Claro que entiendo! ¿Crees que mi vida es tranquila, color rosa?- me pregunta –Ya he muerto en mas de tres ocasiones, CONOSCO LA MUERTE
-NO LA CONOCES- le grito –No digas conocerla porque no es cierto- le reclamo –Solo la sentiste pero jamás comprenderás su corazón, Yo he visto cosas que tus ojos cegados por el placer no ven… He vivido la miseria humana, he visto cuerpos mutilados y mujeres llorar por sus hijos, ESO nunca lo comprenderás, JAMAS- declare -el día en que te detengas en el cielo o en el mismo infierno pídele a Satanás que te muestre la realidad! Y comprenderás
-Sabes mejor no discuto mas- emito Milo dándose la vuelta
-¡Huye¡ que así se te pasara la vida- le grite y el me volteo a ver
-¿tu crees que yo soy el que huyo?- me dice arrogante y por primera vez me quede sin palabras –Adiós-. Me dice bajando las escaleras.
Ese había sido el golpe mas bajo que había sentido, ¿Era verdad? ¿Yo siempre huía? Negué con mi cabeza, si fuera así no estaría aquí… Entonces ¿Por qué me duele?
Toma mi existencia era una perdida, ¿de que importó tanto esfuerzos? ¡Estaba sola¡ hundida en mi propia oscuridad… ¿pero desde cuando me empecé a sentir así? ¿Fue cuando comencé a indagarme?
¿Cuándo quise saber que era lo que en verdad sentía?
¿Cuándo quise saber que era el mañana?
¡Hoy es mañana! Me grite así misma, pero mañana fue ayer, donde esta el hoy ¿que es hoy, que es el momento, que es ahora?... ¿por qué?... ¿para qué? ¿Por qué buscamos las respuestas correctas a una pregunta?... ¿porque no buscamos las preguntas correctas a una respuesta correcta?... ¿por qué, para qué, que razón hay el cuestionarse?...-
Y recordé una conversación con un antiguo sabio en Hong Kong
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Flash Back
Recuerdo que caminaba a través de un sendero, en medio la noche, el violento agite de los árboles y el silbido del viento.
La noche… fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que muestras al que en ti su bien conquista, los montes llanos y los mares secos; habitadora de celebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos.
La sombra, el miedo, el mal se le atribuye, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del fugitivo. Que vele o duerma, media vida es tuya; si velo, te lo pago con el día, y si duermo, no siento lo que vivo.
Y como si ella me escuchase, agita mis cabellos, aullidos de lobos hambrientos.
Nunca más la fragancia de la brizna de hierba ni el arder de encendidos leños; tampoco la fina llovizna de la ola rompiente en el rostro de frescura ávido. Camine lentamente sin temer a la oscuridad, el vació frente a mi, me incitaba a continuar.
Escalando las montañas, mirando los señuelos, búhos y lobos se perdían con mi miedo.
Iluminada bajo el frenesí de la noche, acariciando mi cuerpo, llegue a la sima de aquel huerto.
Estaba sentado en una roca, sus cabellos blancos y su nariz retorcida, contemplaba la luna que armonizaban con las estrellas. Me detuve detrás de el y mire hacia el cielo, como un verdugo bajo su capa, esperaba el suceso.
-¿Puedo contarte una historia antes de irme?- me pregunta con voz gruesa, cubierta de sentimientos, debilidad tuve y acate su oferta.
Se llamaba el tren de la vida, y me lleno de sorpresa, pues en la sencillez de aquellas palabras, me expresaba su tragedia.
El Tren de la Vida
La vida no es más que un viaje por tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.
Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.
Lamentablemente la verdad es otra. Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable. No obstante, esto no impide a que se suban otras personas que nos serán muy especiales.
Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros maravillosos amores. De las personas que toman este tren, habrá los que lo hagan como un simple paseo, otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, y habrá otros que circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente; otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.
Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son tan queridos se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos, pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento. No importa, el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas... pero jamás regresos.
-Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo que tengan de mejor. Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda- me dijo y yo sonreí atenta a su explicatoria.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos donde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
-Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia- me dice con tristeza
Creo que sí. Separarme de algunos amigos de los que me hice en el viaje será dolorido. Dejar a que mis hijos sigan solitos, será muy triste. Pero me afiebro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valiosa.
Hagamos con que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena. Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.
Su historia culmino ahí, y a pesar de su tristeza, me mostraba una sonrisa y cerrando mis ojos, levante mi mano.
-Es hora de bajarse del tren, amigo mió- le digo y el asiente, cerrando sus ojos y quedando en el profundo sueño. Ya mañana no despertaría pero su placida sonrisa de sus labios permanecía.
Pensé que en el momento que baje del tren, llena de nostalgia recordaría, aquellos que guié a través de la lejanía.
End Flash Back
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