Autora: Naleeh
Fanfic: Entre cuatro paredes
Capítulo: 5. September 29th
Género: Absurdo
Personajes: Matsumoto Rangiku/ Hitsugaya Toushiro
N.A: Muchos días sin actualizar o pasarme por aquí. Lo sé. Espero tener ahora un poco más de tiempo libre para escribir.
En contra de lo que muchos piensan... En el anterior capítulo el regalo fue para Matsumoto y no para Hinamori.
Este está basado en un hecho real... Para mi desgracia...
5. SEPTEMBER 29TH
Contra todo pronóstico; tras la lluvia del día anterior, el 29 de Septiembre amaneció tan soleado y caluroso como de costumbre. Una fecha tan radiante como la actual teniente de la décima división que se detenía cada cuatro segundos y medio, para dar besos a todo el que la paraba por el pasillo y sonreír un exuberante : Gracias!
Le encantaba aquella fecha. Aunque debía admitir que llegaba a fastidiarle completamente.
Era el momento ideal del año para que todos se acordaran de ella, le hablaran aunque nunca hubieran intercambiado una palabra y... Bueno, lo mejor es que la acosaban a piropos y regalos.
-¡Ah¡Qué pesados! -exclamó descorriendo la puerta del despacho tras suyo.
Por fin un poco de paz.
-¿Es que acaso no merezco la misma atención el resto del año¿Qué se han creído? -refunfuñó. - ¡Yo les brindo mi cariño y belleza siempre! Y ellos tan sólo se acuerdan de mí hoy ¡Aún esperarán que les invite a la fiesta!
-¡Nada de fiestas! -la sobresaltó una voz desde el escritorio.
Su capitán estaba allí rellenando los últimos informes.
-Este año no. El anterior dejasteis la división hecha un asco. Y los de la cuatro estaban tan ebrios que no tenían fuerzas ni para sostener la fregona.
-¿Hummm?
Matsumoto se acercó algo disgustada hacia Hitsugaya.
-Pero capitán... El cumpleaños es solo una vez al año. Hay que hacer algo especial.
-Pues vete de vacaciones. -comentó éste sin despegar la vista de los papeles.
Rangiku parpadeó sorprendida.
El que el chico le dijera eso era muy sospechoso. Mejor no arriesgarse.
-Nada de eso capitán. Todos mis amigos están aquí. -le espetó. -Además, usted es el único que no se ha acordado de mi cumpleaños. ¡No me ha felicitado¡Tiene que hacer algo por mí, capitán! Si mañana por la mañana le toca fregar, será porque se lo ha buscado.
Por primera vez en aquel día, el chico la fulminó con sus enormes ojos verdes.
Era evidente que tenía que pasar. El caso era llevarle la contraria; no importaba como.
Dejó escapar un suspiro.
Al menos el intento de librarse de ella estaba bien disimulado.
Abrió el cajón del escritorio y tras rebuscar unos instantes, le tendió un sobrecito.
-Toma. Feliz cumpleaños. - le dijo en su típico tono de indiferencia.
-¿Eh¿Qué es? -murmuró la chica abriéndolo - Si es trabajo extra ya puede... ¿Eh¡AAAAH! -exclamó. - ¡Una invitación doble en el nuevo SPA del Sereitei¡Vaya, Taicho¡Este año se ha estirado¡Estas cosas van carísimas!
-Sí, sí... -intentaba librarse de ella y de la presión que ejercía su prominente delantera a ambos lados de su cabeza. - Llévate a quien quieras y déjame en paz.
-¡Gracias capitán¡Además con tarjetita personalizada! Puedo elegir qué tipo de actividades quiero hacer... -seguía emocionada, mientras se dejaba caer en el sofá y empezaba a rellenar los casilleros. -... Veamos...Gimnasio no, sauna sí, baño de vapor sí, bañeras de hidromasaje sí... ¿Fuente de hielo?
Rangiku miró de reojo a su capitán disimuladamente y antes de seguir marcando en el folleto, esbozó una media sonrisa.
10 minutos después...
-¡CAPIIIIIITAAAAAAAAAN¡He terminado capitán! -anunció poniéndose en pie y avanzando hacia su mesa.
- Qué bien...
-¡Sí¡Es genial¡Mira! -dijo depositando las dos tarjetas y folletos sobre la mesa.
Él no les hizo ningún caso.
-¡Pero léelas¡No te cuesta nada!
Tras otro largo suspiro el chico leyó desganado. Ya era el colmo que fuera él el que debía obedecer.
Si bien comenzó a hacerlo con los ojos semi-cerrados a causa del aburrimiento, cada vez se fueron abriendo en mayor medida, hasta que exclamó:
-¿Es una broma?
Rangiku negó enérgicamente con la cabeza.
-¡Yo creo que se lo merece taicho¡Necesita relajarse!
-Pe... Pero... -murmuró él. Todo su plan de descansar de teniente por un día se acababa de ir al garete.
-Además mire -se apresuró en señalarle las casillas seleccionadas. - ... La fuente de hielo le gustará, el baño de leche le vendrá bien para el crecimiento, los productos lácteos tienen calcio y esas cosas que...
-¿No pensarás hacerme beber de una bañera? -la interrumpió el chico arqueando una ceja.
Matsumoto sonrió abiertamente.
-¿Entonces es un sí, no? Me acompañarás.
-Yo no he dicho eso. -le debatió Hitsugaya.
-Vamos, capitán. No me negará que no le ha hecho ilusión que pensara en usted... Además, no volverá a ocurrir otro incidente como aquella vez en los baños públicos... Esta vez llevaremos bañador.
-Como si eso cambiara mucho las cosas...
Aquella misma tarde, cuando Toushiro acabó el papeleo, (Lógicamente siendo el cumpleaños de Rangiku, ella se negaba a trabajar) ambos fueron a canjear su peculiar regalo.
El primer rato que pasaron estuvo bastante bien. No había mucha gente y podían disfrutar de un merecido relax. Pero a medida que iban probando todo lo que la mujer había ido marcando en el circuito, la cosa fue cambiando... A peor.
La puerta de la sauna se abrió de golpe y con tanta fuerza, que a punto estuvo de aplastar a una pobre vieja que estaba por allí.
-...me... Me... Muero...- alcanzó a decir el joven capitán jadeante, apoyado en la puerta y con muy mal aspecto.
Tras suyo, su despampanante teniente, vestida con el bikini más acorde para su talla que puedo encontrar, lo miraba perpleja.
-¡Si solo han sido diez minutitos de nada! -le espetó indignada. - ¡Qué poco aguante, Taicho!
El chico se llevó la mano al pecho, tratando de recordar cómo respirar con normalidad. Tenía demasiado calor. Estaba al borde de la deshidratación.
-Me estoy derritiendo.
Rangiku frunció el ceño.
-Y a eso se le llama sudar. -negó con la cabeza.
- Necesito algo frío...
Pero Matsumoto tenía otra idea en mente.
-¡Vamos al jacuzzi! -agregó entonces agarrándolo del brazo.
El chico poco pudo resistirse, hasta que alcanzó a ver una gigantesca bañera humeante y borboteante. Parecía una gigantesca perola de agua hirviendo en el que Rangiku quería cocinarse.
-¡NO! -gritó él tratando de liberarse. - ¿Quieres matarme o qué¡Estás loca!
- No sea así capitán, el agua caliente es relajante.
Siguieron así en un continuo forcejeo. Rangiku queriéndolo arrojar al agua y el otro resistiéndose lo mejor que podía. Finalmente, el terrazo mojado y resbaladizo acabó decidiendo por ellos dos.
El pie de la mujer patinó sobre el suelo y le hizo perder el equilibrio. De haberse sujetado a algo, no se habría caído. Pero su primer apoyo fue Hitsugaya... Quién no soportó el peso y ambos cayeron a la bañera con un estrepitoso SPLASSH
La primera en sacar la cabeza del agua fue Matsumoto. Nada más hacerlo comenzó a gritar. No era un grito triunfal, puesto que de esa manera se había salido con la suya. No. Más bien fue un:
-¡Mi pie¡AAAAAAH¡Mi pie! -Lloriqueó. - ¡Ayudadme! -continúo al medio incorporarse. - ¡No puedo apoyar el pie! Creo que me lo he roto o algo...
Hitsugaya tampoco tuvo más suerte que ella. Primero porque cayó hacia atrás de espaldas y se pegó con la nuca en el bordillo sumergido de las escaleras. Se habría desnucado de no haber caído al agua, que aunque estaba para cocer garbanzos, frenó el impacto.
Y segundo, porque a sacar la cabeza fue a chocar con la vieja a la que casi había aplastado con la puerta de la sauna. Al ser más alta que él, su cara fue a parar a la parte del cuerpo de las mujeres que más detestaba en el mundo...
Qué asco... esta vez arrugadas...
La vieja lo fulminó roja de ira y vergüenza.
-Serás... ¡PERVERTIDO!
Entonces todo se volvió negro.
A la mañana siguiente, ambos, teniente y capitán se encontraban trabajando entre las cuatro paredes del despacho de la división diez. Bueno, Matsumoto leía una revista del corazón y el que se encargaba del papeleo era Toushiro.
Los dos callados. Sin dirigirse la palabra. En completo silencio. Muy raro en ellos.
Se escuchó llamar a la puerta y tras descorrerla, Kira apareció en el umbral.
-¡Feliz Cumpleaños Rangiku-san! Sé que vengo con retraso pero ayer estuve buscándola y... - el chico se interrumpió al ver el panorama ante sus ojos.
La teniente tumbada en el sofá, con la pierna enyesada y subida en un taburete con cojines; El capitán, sentado en su sitio con un collarín y con un ojo amoratado.
-¿Qué...? -alcanzó a preguntar con los ojos muy abiertos. -¿Qué os ha pasado?
Y puesto que era bien sabido que las fiestas de cumpleaños de Rangiku nunca acababan demasiado bien, al menos a su parecer, Hitsugaya contestó solamente:
-Ayer fue veintinueve.
Moraleja: Ajustémonos al dicho "Más vale malo conocido que bueno por conocer".
Dedicado a Yutaru Nara.
Y...
¡Feliz cumpleaños Rangiku-chan! ... Algo retrasado.
