Él sólo quería poseerla. Era lo único que no podía quitarse de sí mismo: los sentimientos por ella. era una eterna guerra de ella queriendo matarlo y él intentando que no escape nunca más de su entorno. Él la quería encerrar en una habitación secreta, donde no hubiera forma de escapar. El deseo de Onigumo todavía se manifestaba en él y quería toda la atención de Kikyou para sí mismo, para nadie más.

Una parte de Naraku sentía asco de esos sentimientos, pero otra los necesitaba con todo su ser para sobrevivir: era su razón de ser. El suyo era un amor enfermizo, una obsesión, como una bella rosa que enredaba el tallo al cuerpo y clavaba sus espinas en la piel, derramando la sangre y nutriendo la tierra para que siguiera creciendo.

No importaba cuándo o donde la viera, sus sentimientos no hacían más que crecer y atormentarlo. Incluso ahora, que seguían con la estúpida guerra, porque ella era demasiado terca como para acceder a una simple petición: ser su mujer. Incluso, ahora que su flecha sagrada casi lo alcanzaba, su sentir era inmenso, así como aquella lucha de sentimientos interna.

Naraku creía patético a Onigumo y siempre iba a estar obsesionado con Kikyou porque aún poseía su corazón, razón por la que siempre iba a buscarla, a verla, a estar pendiente de ella y a querer tenerla tan cerca que no hubiera diferencia entre él y ella.

—Acabaré contigo —le dijo Kikyou sacando otra flecha y apuntando a él. La coraza de Naraku en su espalda creció como garras y apuntaron a ella, pero no la hirieron. Kikyou se daba cuenta de que el ataque, aunque había sido dirigido hacia ella, no iba con la intención de hacerle daño: él no iba a poder hacerlo mientras conservara aquellos sentimientos y podía leer la impotencia en su mirada.

La sacerdotisa se rio con soberbia: ella contaba con ventaja en ese momento y de ser así, podría herir a Naraku.

—Nunca podrás dañarme, porque me amas, Naraku —la confianza en la mujer resplandecía alrededor de su cuerpo y eso, hipnotizaba y a su vez, llenaba de furia a Naraku, quién no sabía cómo hacerle frente a eso.

Se acercó a la mujer, sin ánimos de luchar, mientras ella seguía firme manteniendo su flecha directo hacia él.

—Podrías tenerlo todo estando conmigo —dijo Naraku y la voz de Onigumo se apoderó de sus pensamientos, de sus movimientos. La oscuridad en él era fuerte, pero no podía callarlo, no podía hacerlo a un lado y eso lo irritaba. Deseaba agarrar su corazón y aplastarlo entre sus dedos hasta que quedara una simple masa vacía y podrida.

—¿Por qué debería cambiar mi amor por Inuyasha por ti?

—Porque yo jamás te reemplazaría. Inuyasha tiene a Kagome como tu reemplazo —dijo y enmudeció a la mujer, que no perdió el semblante austero, pero había bajado su guardia al aflojar la flecha y la tensión de la cuerda del arco— para mí, siempre has sido y siempre serás tú.

La distancia entre los dos se vio reducida rápidamente por Naraku, agarrando a Kikyou de la muñeca y sosteniendo su cintura con su mano libre. Movió su cabeza buscando sus labios y empujó la cabeza de ella como si fuera un cabezazo, pero sin ser brusco. Hubiese querido hacer eso en vida, cuando ella todavía era una mujer de carne y hueso, pero Kikyou seguía siendo ella, y ahora, podía darse el lujo de besarla, saborear los labios con el añejo gusto de las hierbas en ellos.

El tiempo se detuvo para él, pero Kikyou no actuó de la misma manera, forzando su cuerpo a reaccionar y a moverse a pesar de su agarre, la mujer juntó toda su energía en sus manos y apoyó las palmas en los hombros de Naraku, desprendiendo todo su poder en él, quemando hasta que dejó dos agujeros en su cuerpo mientras el olor a quemado y el humo se desprendían de él.

El mitad demonio retrocedió soltándola, con un gesto de dolor en el rostro. Su cuerpo, aún se estaba consumiendo debido al poder de la sacerdotisa, retirándose con sus demonios abeja de ahí.

—Un día te tendré —dijo Naraku viendo a Kikyou en el suelo. Mientras el golpe de energía había hecho que su lado más oscuro volviera a recuperar el control de su cuerpo, decidido a arrebatar el corazón lleno de sentimientos por esa mujer, aunque le costara la vida.


¡Hola, gente linda! Este fic está inspirado en un edit que vi en el grupo Fans de Sesshome +18. Se lo dedico especialmente a Maribel Ramos que como yo, quería leer algo así de esta pareja, porque son geniales.

De paso, aproveché el día cinco del reto de Angst: Guerra.

Espero lo disfruten.

¡Un abrazo!