Sé lo que pensarán algunos: "¿actualizando esta historia después de 3 años? ¿Qué Beedrill le picó?" Bueno no exactamente así pero algo similar. Les haré una confesión, esta historia la escribí hace 3 años cuando intentaba digamos… cortejar, a la señorita a quién va dedicada esta historia: "Tsukoyomicerezo27". Desde ese día han pasado bastantes cosas, entre ellas que dicha señorita se mudó a vivir conmigo, y tengo la fortuna de verla todos los días. Como siempre, hay momentos buenos, hay momentos malos, pero no imagino mi vida sin esta persona a mi lado, la verdad es que la mayoría de las historias que escribía antes de que se mudara conmigo era por la gran inspiración que esta persona es para mí. Lo bueno dentro de lo malo, es que al estar ella conmigo ya no encontraba la forma de expresar el cariño que le tengo con historias, sino que lo expresaba de otra manera, con acciones, saliendo con ella, dándole regalos, o simplemente paseando con ella y planeando mi vida a su lado. Me di cuenta que era capaz de escribir las historias que escribía porque eso la hacía muy feliz a ella. Ahora, 3 años después, sigo con ella y estoy sumamente feliz por ello. Pero mirando atrás, y recordando ese sentimiento de cuando ni siquiera éramos novios, sentí ese deseo de volver a conquistarla a la antigua, como solo yo sé hacer. Por eso decidí desempolvar esta vieja historia, y seguirla escribiendo, ayudarla a evolucionar, como todo el amor que siento por mi novia. Sé que suena cursi pero… esa es la razón por la que volví a actualizar esta historia en específico, porque es una historia a la que ella hace feliz, y quiero seguirla haciendo feliz todos los días de mi vida, incluso si me asesina al darse cuenta que escribí todo esto en el summary del capítulo 2, por ello, si ya no actualizo es que fui asesinado, ya están advertidos.
Dejando todo lo anterior a un lado, ya que hasta coloradas se me pusieron las orejas, escribir es lo que me apasiona y lo que me ayudó a conocer a la mujer de mi vida. Dejar de escribir solo por estar con esa persona sería como renunciar a los que me ayudó a conocerla, y por eso he decidido volver a aplicarme con la actualización de mis historias más viejas, y revivir esas que quedaron en el olvido. Así que, sin más preámbulos, y antes de que me dé un paro cardiaco por la vergüenza, ustedes salen beneficiados al leer el capítulo dos después de 3 años. Regresando a la realidad, es hora de contestar los reviews de hace 3 años
TsukihimePrincess: Tengo ese presentimiento que te vas a burlar de mí en el próximo review -_-, pero bueno, ya qué. ¿Qué tanto misterio con la luna llena? Pues tiene que ver con la historia de la princesa Cisne, pero solo en eso, no le tomes mucha importancia. No puedo creer que pienses que los tipo veneno son kawai, pero en fin, hay una razón por la cual es un Eevee, pero es parte de la historia.
Tsukoyomicerezo27: No creo que sea buena idea contestarte por este medio, confórmese con lo que dice allí arriba. De todas formas, todas tus preguntas ya te las había contestado en persona hace tiempo, pero si las respondo aquí arruino la historia para los demás así que… esperece.
Torterrax-99: Ya me hiciste sentir mal con este review tuyo, prometo solemnemente dedicarme a actualizar esta historia con la frecuencia que sea necesaria, para no defraudar tus expectativas, si es que no es muy tarde para eso. En fin, entiendo lo de otros medios, pero me da pereza, esos otros medios no se me hacen tan atractivos, al menos los que conozco, pero si me sugieres alguno tal vez lo tome en consideración.
PPNACHILLO: Si, lo sé, pero aparte de por las razones expuestas arriba, Torterrax-99 tiene razón, a veces no motiva escribir cuando tienes tan pocos reviews. Pero supongo que eso es infantil, ya me aplicaré, por la garrita.
En fin, espero que hayan disfrutado de mi auto humillación pública. Lean, disfruten, y los veré en una o dos semanas con la parte 3.
La chica que quería ser un Pókemon.
Capítulo 2: Cuerpo de Pokémon y corazón de doncella.
Región Kalos. Ciudad Romantis. Centro Pokémon.
-¿Dónde? ¿Dónde estoy? -mi mente se encontraba desconcertada, y mis ojos intentaban ajustarse a la luz que parecía entrar por una ventana del lugar en el que me encontraba. Intenté ponerme de pie, pero solo terminé golpeándome la cabeza con alguna especie de cristal. El golpe había sido tan fuerte y repentino, que me hice mucho daño e intenté sobarme la cabeza con las manos, encontrando para mi sorpresa que no llegaba hasta el lugar en que me había golpeado, y recordando entonces que yo ya no tenía manos, sino patas- Es verdad… soy una Eevee… -medité ya con más tranquilidad.
La verdad es que no debería siquiera estar sorprendida, quiero decir, cualquiera se sorprendería de ser transformada en una Pokémon. Pero esto era lo que yo quería, en lugar de sentirme aterrada debería estar disfrutando ver mi sueño por fin cumplido. El solo pensar en ello dibujó una sonrisa en mis labios… bueno… en mi hocico. Pero ahora que había entrado en términos con el conocimiento de ver mi sueño cumplido, algo diferente me aquejaba. Estaba encerrada en una especie de incubadora Pokémon.
-¿Cómo terminé metida en este embrollo? -me pregunté a mí misma, y con mis patitas intenté abrir la puerta de plástico transparente que me mantenía aprisionada, dándome cuenta de una horrible realidad de mi nuevo cuerpo- No tengo pulgares… -deduje descubriendo que estaba completamente atrapada por las limitantes de mi nuevo cuerpo.
-Despertaste por fin -escuché, y viré para ver a una Audino observándome con una mirada gentil dibujada en su rostro. Audino tampoco tenía pulgares, pero ella fue capaz de abrir la puerta desde afuera y me cargó para ponerme sobre una mesita de observación. Ser cargada es un sentimiento horrible, como Pokémon que ahora soy siento que mi equilibrio se pierde en su totalidad cada vez que me levantan. Es como sentir que caes por un barranco-. ¿Cómo te sientes el día de hoy? ¿Sientes debilidad? ¿Tu temperatura corporal es adecuada? -preguntó.
-No me siento débil… pero no sé si pueda responder la segunda pregunta -¿se supone que debo saber sobre mi temperatura corporal correcta?-. ¿Qué se supone que debo decir? -le pregunté curiosa. La Audino me observó con preocupación y sacó un termómetro, yo abrí la boca para aceptar sus cuidados.
-Caíste al lago y tu humano te salvó. Pero no sabemos si el agua te bajó la temperatura, podrías resfriarte -me informó ella, tomando mi temperatura y corriendo con el termómetro fuera de la habitación. Es verdad, ella es un Pokémon, seguramente no sabe leer los números humanos y salió a pedirle ayuda a la enfermera Joey. Entró segundos más tarde, con esa sonrisa de oreja a oreja en su rostro-. Tu temperatura es la correcta, iré por un carrito para entregarte a tu dueño -cuando mencionó aquello, recordé al hombre que me había salvado de ahogarme. ¿Acaso me capturaría como a cualquier otro Pokémon y me usaría en batallas?
-Esa persona no es mi humano -aclaré, intentando escapar del destino de ser esclavizada. Audino me miró fijamente y con curiosidad-. Simplemente estuvo allí en el momento indicado. No es nadie importante para mí -puede que mi selección de palabras no fuera la correcta, pero no se me ocurría una mejor forma de explicarle que no deseaba regresar a su lado.
-Él parece estar muy preocupado por ti, a decir verdad -me respondió-. Pocos entrenadores se preocupan tanto, mucho menos por un Pokémon que no les pertenece. Eres una Eevee afortunada, serás feliz con ese entrenador -terminó de decir y salió del consultorio Pokémon, ignorando completamente mis sentimientos.
-Pero… yo no quiero ser capturada… debería escapar mientras puedo -me dije a mí misma y miré en todas direcciones. La ventana estaba abierta, era mi oportunidad. Por fin era una Pokémon y planeaba disfrutar de mi libertad. Así fue como me lancé a la ventana intentado huir, solo para encontrar el escalofriante rostro de un Pokémon mirándome desde el otro lado y sobresaltándome-. ¡Eeeeek! -grité perturbada y salté de regreso a la camilla.
-Te encontré… -respondió el Pokémon, un Quagsire del otro lado de la ventana con una sonrisa algo boba y mientras pegaba su rostro a la ventana, lo que le hacía poner caras aún más perturbadoras-. Vamos a sacarte… -volvió a mencionar, pero se quedó mirándome fijamente desde fuera, lo cual resultaba ser perturbador.
-No eres un Pokémon muy brillante, ¿verdad? -no intentaba insultarlo, pero en verdad no me lo parecía. Seguramente llevaba algunas horas pegando el rostro a la ventana del Centro Pokémon esperando a que alguien se presentara- ¿Por qué no te mueves de allí? Necesito salir -le comenté impaciente, y sabiendo que pronto Audino vendría por mí.
-Pegado… -fue su respuesta, y yo lo miré curiosa nuevamente. Comenzó a forcejear, y fue entonces que me di cuenta de que su cara se había secado por pegar el rostro a la ventana y por ello se había quedado adherido a la misma como un colgador de plástico-. Duele… -confesó tranquilamente como si no le importara tanto.
-De verdad no eres un Pokémon muy brillante -concluí mientras ocultaba mi sonrisa detrás de mi patita de Eevee-. Cuando salga te ayudaré a despegarte -continué y trepé a la parte superior donde la ventana de ventilación estaba abierta, Quagsire estaba debajo y pegado a la ventana inferior, así que me serviría de resbaladilla-. Espero no te moleste, pero te voy a caer encima -me agaché lista para un salto y para probar mi nueva flexibilidad Pokémon, cuando de pronto miré a Skorupi doblando la esquina-. ¡Tú! -me horroricé recordando al Pokémon que me persiguió el día anterior, perdí el equilibrio, y quedé colgada de la ventana de ventilación.
-Conque aquí es donde andabas vagando, te he buscado por horas, Quagsire -se quejó el Skorupi-. ¡Oh! ¡La encontraste! ¡Saludos cría de humano que se volvió Pokémon! -gritó emocionado, como olvidando todo lo que pasó anoche- ¿Te doy una pinza? -se colocó al otro lado de la cola de Quagsire por la cual yo pretendía deslizarme, arruinando mis oportunidades de escapar mientras alzaba las pinzas alegremente.
-Ya te pedí disculpas, ¿qué más necesitas para dejarme en paz? -le mencioné entristecida por la poca consideración de Skorupi, quien me miró confundido e intentó trepar por la superficie resbaladiza de Quaqsire- ¡No te acerques, déjame! -me quejé, resbalé, y caí dentro del consultorio nuevamente- Dolió… -me quejé por la mala caída.
-¿Sigues preocupada por lo del pisotón? Eso es recuerdo de Slowpoke -sonrió con orgullo mientras se paraba sobre la cabeza de Quagsire, aunque yo no entendí para nada lo que intentaba decirme, por lo que lo miré confundida-. ¿No me entendiste? -me preguntó.
-Es su segundo día como Pokémon… -comentó Quagsire mientras intentaba mover sus mejillas aún pegadas a la ventana, por lo que no se le entendía mucho-. En nuestro idioma, 'recuerdo de Slowpoke', significa que ya no tiene importancia. Los Slowpoke no recuerdan mucho después de todo -me explicó.
-Como los Quagsire, que olvidan que sus rostros se quedan pegados a cualquier superficie cristalina cuando se secan -se quejó Skorupi mientras pisoteaba la cabeza de Quagsire con sus patas traseras a manera de reclamo-. Quédate quieto, yo te despego -continuó mientras con sus pinzas picoteaba el rostro de Quagsire, aunque solo lo terminaba lastimando. Skorupi intentaba ayudarnos tanto a mí como a Quagsire, pero era algo torpe en ello.
-Lo lastimas, si su rostro está seco, hay que humedecerlo -le sugerí. Skorupi lo pensó y entonces abrió la boca con un líquido verdoso en su interior, lo que me perturbó bastante-. ¡Eso es Carga Toxica! ¡Puede que lo despegues, pero lo vas a envenenar! -le recriminé, por lo que Skorupi tuvo que tragarse su asquerosa sustancia- Los tipo veneno son muy asquerosos -confesé intranquila y colocando mi patita sobre el otro lado del vidrio con el rostro pegado de Quagsire, que me sonrió desde el otro lado-. A ver… debe haber algo por aquí que me ayude a humedecerte el rostro -busque por la habitación, hasta encontrar sobre una de las mesas un atomizador que seguro el personal de limpieza había dejado allí para limpiar el lugar más tarde-. Quédate allí… aunque no es como que puedas ir a alguna parte… -deduje.
-¿A dónde vas, cachorra? -preguntó Skorupi, con un tono algo altanero mientras trepaba por la ventana hasta que llegó a la apertura de la ventila y se columpió hacia dentro- ¿Se puede saber qué haces, cría? -me preguntó mientras yo me esforzaba por saltar al mostrador, pero mis patitas resbalaban por el borde redondo y terminaba en el suelo en cada intento- No es momento de jugar, las cosas de los humanos no se deben tocar. Deja eso y vámonos, despegaremos a Quagsire a lengüetazos -sugirió.
-Ew… por supuesto que no -le espeté en descontento, inclusive me digné a hacer una pose similar a la de una humana que no deseaba ensuciarse las manos, olvidando que mi expresión corporal no podía leerla Skorupi, los Pokémon no hacen uso del lenguaje corporal como hacemos nosotros después de todo-. Quiero decir, hay formas menos repugnantes de ayudar a Quagsire -insistí.
-¿Repugnante? Oh, ya entendí. Te crees la gran cosa porque eras una humana, ¿verdad? Y yo que pensaba que los cuentos de mamá Drapión sobre que los humanos son soberbios y engreídos eran cuentos para asustar crías -se molestó mucho Skorupi, incluso cruzándose de pinzas, los Pokémon realmente tienen un temperamento muy volátil-. ¡Gracias por arruinar mis sueños de ser capturado y entrenado! ¿De verdad todos los humanos son tan ruines como tú? -me apuntó con su pinza.
-¿Ruin? Si lo único que dije es que no iba a liberar a Quagsire a lengüetazos, quien sabe dónde se ha revolcado -me defendí, perdiendo mi temple, pero inmediatamente me tranquilicé-. No, no, no, momento por favor -hice ademanes con mis patas sin darme cuenta, una vez más usando el lenguaje corporal de los seres humanos que seguro como Pokémon me hacían ver ridícula-. Primero que nada, los seres humanos no somos unos monstruos. Es verdad que no todos son muy empáticos con los Pokémon, pero yo me considero una amante de los Pokémon, jamás haría algo para lastimarlos y no me siento superior a ellos -le expliqué.
-Pues a mí me agarraste de tu tapete -se quejó él. Algo me decía que seguía enojado por el pisotón, de verdad tienen unas mentes muy simples. Pero ese no es el tema, necesito que este Skorupi se concentre.
-Segundo que nada -interrumpí, y Skorupi se cruzó de pinzas nuevamente-. Admito tener curiosidad por tu deseo de ser capturado, pero yo quiero mi libertad. Ayúdame a llegar a ese atomizador para usarlo para despegar a Quagsire, que me estorba en la salida, y así poder huir antes de que Audino regrese y me lleve con mi humano, quiero decir, con el que me secuestró -le expliqué.
-Humanos… -se quejó Skorupi-. Son unos parlanchines. A ver que yo te ayudo, ¿eso es lo que quieres? -apuntó al atomizador, yo asentí con tranquilidad- ¡Pero si lo que necesitamos es agua, cría! ¿Esa cosa cómo ayuda a despegar al cara de Stunfisk ese? -apuntó al Quagsire que ya se veía como una pasa seca.
-Eso es un atomizador, lo aprietas y sale agua -intenté explicarle de la forma más sencilla posible-. Lo rociamos con el atomizador, y así no tenemos que recurrir a lamidas que seguro nos causarían una indigestión. ¿No te importa llenarte de parásitos? -le pregunté.
-Ya tengo varios primos así -me respondió, aparentemente sin entender lo que le decía-. Como sea, hay que apurarnos antes de que Aaaaa… Audino, qué placer verte -se espantó Skorupi, y para mi descontento, descubrí que Audino había llegado, pero el rostro de Audino era tétrico y oscuro, no amigable y gentil como el de antes, mi corazón de Eevee latió rápidamente por la sorpresa.
-Skorupi… ya sabía que algo tenías que ver con esto… -respondió Audino muy molesta, y Skorupi retrocedió asustado-. ¡Doble Bofetón! -enunció Audino, y comenzó a golpear a Skorupi con su ataque, asustando al Pokémon venenoso que saltó y se escapó usando a Quagsire de resbaladilla- ¡También tú! -miró al Quagsire, que en su susto retrocedió sacando el vidrio del marco, y huyó con este aún pegado a su rostro- Oh por Arceus, ¿estás bien cariño? -me miró Audino, con su rostro repleto de preocupación y amor, muy diferente de la temible Audino que vi atacar a Skorupi tan violentamente- Esos vándalos seguro fueron los que te lanzaron al rio, no sabes la cantidad de Pokémon que atiendo porque ese Skorupi se pelea con todo mundo, y ese Quagsire tan denso, siempre con su amigo Skorupi causando problemas. Pero ven, Eevee querida, tu dueño te está esperando -me levantó Audino, y nuevamente sentí esa horrible sensación de perder el equilibrio.
-Espera… no… -me quejé mientras me colocaba en un carrito y me empujaba hasta la recepción del Centro Pokémon-. Pero yo no quiero ir con ese humano. ¡No quiero ser su esclava! -le supliqué.
-¿Esclava? -preguntó Audino, curiosa- Nunca había escuchado esa palabra. ¿Qué significa? -aquello me sorprendió, los Pokémon aparentemente no tenían un concepto de la palabra esclavitud, por eso siempre que le preguntaba a mi Sylveon o a mi Spritzee al respecto ellos no sabían cómo responderme, no sabían porque no me entendían la palabra.
-Oh, allí esta ella, que alegría -escuché, y fui alzada de una forma tan horrible que casi se me sale mi corazón por la garganta. Si antes sentía la horrible sensación de perder el equilibrio, ahora la sentía al triple por estar tan alto. El profesor Sycamore me había levantado, estaba tan alto que sentía que me moría, por lo que aferré mis patitas a su bata para recuperar algo del equilibrio perdido-. ¿Ya ves, Sina? Está agradecida porque la salvé -definitivamente no me estoy aferrando a usted por eso, lo siento profesor, pero me está malinterpretando.
-Pero… qué hace un Eevee tan lejos de su habitad natural. ¿Lo habrá liberado algún entrenador? -la asistente del profesor me acarició la cabeza, lo que no era una sensación muy agradable. Todo lo contrario, lo estaba haciendo muy fuerte, sentía toda la presión en el cráneo y el cuello, no es agradable. Comencé a sacudirme para que me dejara de aplastar- Creo que yo no le agrado… tal vez le tenga miedo a los humanos… seguro su entrenador anterior la maltrataba -con qué facilidad los seres humanos tomamos las conclusiones equivocadas. Si me acariciaras mejor no me quejaría… no es que quiera ser acariciada, aclaro.
-Tan solo la acariciaste mal, fíjate en cómo lo hago yo -no, espere, no me toque allí que me dan cosquillas, no… quiero decir… se siente taaaaan bieeeeen-. Lo vez, esa es la cara de un Eevee feliz -sin embargo, cuando dejó de acariciarme, no pude evitar sentir que mi espacio personal había sido violado horriblemente-. No sé lo que pasó con esta Eevee, pero sé que si la dejamos andar sola por la Ruta 14 seguramente terminará ahogada. Sus patas no pueden salir de las aguas pantanosas, sin mencionar que los Ekans se la comerían a la primera oportunidad -la horrible revelación me erizó el pelaje, definitivamente debí haberlo visto venir. Ahora las reglas de depredador y presa aplican para mí. Pero, ¿por qué le importa tanto?-. Ya lo decidí, llevaré a esta pequeña a su habitad natural en la Ruta 10 al sur de Pueblo Crómlech. Eso te gustaría, ¿verdad preciosa? -por favor no me hable como a una niña de 3 años, ya tengo 15.
-Profesor… va a terminar adoptando a ese Eevee como a todos sus otros Pokémon rescatados… -se quejó su asistente mientras hacía un entrecomillado imaginario, la mirada en su rostro me decía que no era la primera vez que el profesor rescataba a un Pokémon y elegía cuidar de él. Aquello me conmovió un poco, la mayoría de los entrenadores captura a los Pokémon en contra de su voluntad por el simple hecho de competir. Si el Pokémon no es fuerte o no les obedece, se deshacen de él como si no fueran importantes. Pero al parecer, el profesor Sycamore quería tanto a los Pokémon, que, al verme allí, indefensa, simplemente quiso cuidarme. No sé qué debería pensar al respecto, solo sé que no me gustaría que me usaran en batallas y me lastimaran.
-Puede ser, pero eso lo decidirá Eevee después -¿lo decidiré yo? ¿En verdad existe un Pokémon al que se le valore su opinión?-. Pero para cuestiones de transportación, supongo que tendré que capturarla -¿eh? ¡No! ¡Eso no!-. Oye, tranquilízate… creo que a este Eevee no le gustan las Pokébolas -admito que me da curiosidad saber qué se siente estar dentro de una Pokébola, pero, no quiero saberlo si eso me cuesta mi libertad-. Está bien, tranquila, ya la guardé, ya la guardé. Supongo que te llevaré cargando -no me hace muy feliz ese pensamiento tampoco. Lo siento profesor, pero ni de humana dejaba que otros chicos se me acercaran tanto, está violando mi espacio personal.
-Algo me dice que de verdad le teme a los humanos, mire como forcejea -de verdad no quiero parecer grosera, pero, es vergonzoso que me lleve tan pegada a su pecho. Preferiría caminar si no les molesta, ya suéltenme-. Debe tener algún trauma.
-No me gusta pensar que un ser humano es capaz de lastimar a un Pokémon al nivel de traumatizarlo, pero… supongo que tienes razón -¡Que no estoy traumada! ¡Solo que es vergonzoso que me abrace así!-. Perdóname… Eevee… -en ese momento, dejé de forcejear, y alcé la cabeza para mirarle al rostro. Se veía triste, sus ojos estaban algo humedecidos… y no solo eso, podía sentir que su corazón estaba herido. Era como si un sentimiento cálido me envolviera, como si pudiera sentir su corazón. Él me abrazaba físicamente, pero podía sentir su corazón abrazarme también. Era una sensación muy extraña, genuinamente… podía sentir el amor que este hombre sentía por los Pokémon. Repentinamente ya no me sentía incomoda, de hecho, quería seguir sintiendo el abrazo de este hombre. ¿Es eso normal?
-Ya cayó -mis pensamientos fueron interrumpidos por Sina-. ¿No le da vergüenza robarse el corazón de los Pokémon, profesor? -¿robarme qué? ¿Tienes que usar palabras tan vergonzosas para describir lo que está pasando?
-Bueno, es una Eevee -respondió él sin rodeos-. Evolucionan también por amistad y amor. Si por mí fuera, sería el hombre más feliz del mundo al saber que un Eevee evoluciona por amor a mí -repentinamente, siento que mi corazón de Eevee está latiendo demasiado rápido. Seguramente no estoy acostumbrada a este cuerpo, debe ser eso. Profesor… me está haciendo pasar demasiadas vergüenzas-. Vámonos entonces, Sina, el camino a Ciudad Luminancia es largo, y no creo que a Eevee le guste que la carguen mucho -bueno… si lo hace con cuidado supongo que no me molesta mucho… aunque usted ya está sudando por mi pelaje.
-Que tenga un lindo día, profesor -se despidió la enfermera Joey-. Lamento que no haya encontrado a la líder Valerie -¿a mí?-. Sé lo mucho que deseaba investigar su habilidad de comunicarse con los Pokémon -eso significa… que el profesor vino a Ciudad Romantis a verme. ¿Por qué repentinamente saber eso me hace feliz?
-Es una lástima de verdad, pero ya tendré otra oportunidad de conocerla. Será para la próxima entonces -se despidió, y salió del Centro Pokémon conmigo en brazos, comenzando a caminar por la ciudad con Sina a su lado.
-Profesor, ¿está seguro de que vino a Ciudad Romantis a entrevistar a la líder de gimnasio Valerie? ¿No habrá venido acaso a coquetearle a las chicas kimono? -coquetearle, ¿a mis amigas? ¿Es eso cierto profesor? Quien lo iba a decir, de pronto puedo oler un aroma algo desagradable emanando de usted.
-No digas tonterías, Sina -eso dice, pero su rostro está ruborizado. Entonces no venía a verme a mí, ¿verdad? Venía a escanear a mis amigas con la mirada. ¡Hombres!-. Genuinamente vine a entrevistar a la líder del gimnasio, solo que ella no está.
-¿Significa eso entonces que le gustan menores? La líder Valerie tiene solo 15 años, ¿lo sabía? -ya casi cumplo 16, ¿pero eso qué tiene que ver? Y por qué el profesor de pronto huele tan extraño. ¿Estará a la defensiva?
-¡No digas tonterías! -oh, este aroma significa que está molesto, los instintos de los Pokémon son sorprendentes- ¿Cómo se te ocurre pensar que yo iba a hacer semejante cosa? Lo de la entrevista era genuino, mi interés en la líder Valerie es meramente profesional -eso… es un tanto deprimente. ¿Pero por qué? Más importante todavía, se está ruborizando y sigue oliendo raro. ¿Qué oculta?-. Bueno… ver a las chicas kimono también hubiera sido agradable -¿a mis amigas? ¡Mordisco!-. ¡Ouch! ¿Y eso de sonde salió, Eevee? ¿Tienes hambre? -¡No me hable!
-Parece que ya tengo una aliada para cuando se vaya de pervertido a conocer chicas, profesor -repugnante, simplemente inconcebible, ¿quién iba a pensar que el profesor Sycamore pudiera ser tan descarado?-. Aunque es un alivio al mismo tiempo. No me importa que vea a otras chicas, pero me preocupaba un poco que estuviera interesado en una chica menor que usted. Eso hubiera sido muy raro -disculpa, puedo oírte y me parece muy ofensivo lo que dices-. Sé lo mucho que quiere tener una novia, pero, compórtese por favor.
-Lo dices como si fuera un criminal. Además, solo vine a mirar, no a cortejar -eso es igualmente malo, en especial si vino a mirar a mis amigas. Y no es por celosa, pero, ¿acaso yo no soy atractiva? Me pregunto qué pensará Sycamore de mí-. En todo caso, no tengo tiempo para formalizar una relación y lo sabes. Soy un profesor, mi verdadera pasión es la ciencia y los Pokémon. Sé que te preocupa que me vuelva un viejo solitario como el profesor Oak, pero de verdad no tengo tiempo para relacionarme. Por eso… cuando salta la oportunidad suele parecer que estoy propasándome con alguna señorita, pero… reprimo siempre esos sentimientos. Simplemente, no creo ser interesante para nadie, por eso te aseguro que no tienes nada de qué preocuparte, Sina -por alguna razón… el profesor se escucha triste mientras dice esto.
-Bueno, interesante no, pero atractivo sí es -es verdad. El profesor Sycamore es bien parecido, solo que su gusto en ropa es algo anticuado-. Yo solo trato de protegerlo, profesor. Con su físico podría tener a casi cualquier chica rendida, es verdad que no es muy interesante cuando inician una conversación con usted, pero físicamente es atractivo y allí es donde hay que tener cuidado. Si enamora a la jovencita equivocada, podría ir a la cárcel.
-Gracias por tu sinceridad, aunque eso me hirió, fue un golpe bajo -la sinceridad duele, profesor. Aunque yo no creo que sea alguien aburrido, desgraciadamente no se lo puedo decir-. Pero descuida, ya me rendí de tener una relación hace mucho tiempo -nunca he pensado en cuestiones de amor, pero, no creo que el profesor Sycamore sea alguien desagradable. Aunque de todas formas no lo conozco bien. Algo me dice, que simplemente es una persona que tiene muchísimo amor para dar, pero se niega a amar. De alguna forma siento curiosidad.
-¡Allí está! -me alertaron mis orejas en ese momento- ¡Carga Toxica! -¿Skorupi? De pronto el profesor fue atacado por el repugnante ataque de tipo veneno de Skorupi, fue tan repentino el ataque que el profesor fue golpeado directamente y cayó al suelo, pero me abrazó para protegerme, evitando que me lastimara.
-¿Está usted bien, profesor? -yo también deseaba saberlo, pero era más importante encontrar a Skorupi y detenerlo. No fue difícil cuando por fin lo vi corriendo con un ejército de Skorupis en dirección al profesor.
-¡A la carga mis primos parásitos! ¡Salvemos a la Eevee secuestrada! -otra vez quieres ayudar sin saber cómo hacerlo. Skorupi, eres demasiado impulsivo, no estoy en peligro, detente.
-¡Detente Skorupi! ¡No me está secuestrando! -intenté explicarle, pero por el rostro sonriente de Skorupi, deduje que se estaba divirtiendo demasiado. Aún si me escuchaba, Skorupi disfrutaba de hacerse el héroe- ¡No lo lastimes! -le supliqué.
-¡Charizard! -llamó el profesor, lanzando su Pokébola y liberando al inmenso Pokémon. Al menos a mí me parecía inmenso, no me gustaría estar del otro lado de su lanzallamas, y creo que a esos Skorupi tampoco, ya que se detuvieron de golpe-. ¡Lanzallamas, pero no los lastimes! -ordenó.
-¡Lanzallamas! -gritó el Charizard, cortándoles el paso a los Skorupi, que salieron todos huyendo, todos menos el Skorupi que lideraba al grupo- ¡Óyeme! ¡Atacaste a mi entrenador a traición! ¿Qué te pasa? -le preguntó Charizard.
-¡Pues que el pelado ese está secuestrando a mi amiga! -me apuntó Skorupi. No voy a decir que no me conmueve su intento heroico de rescatarme, pero, de verdad que no es necesario- ¡Déjala ir porque si no te la verás conmigo! ¡Anda aliento de pokéhuevo cocido! -lo amenazó Skorupi.
-Espera, Skorupi, no es necesario, de verdad no tienes por qué preocuparte -intenté decirle, mientras el profesor se ponía de pie y se preparaba para ordenar a su Charizard. Si esa cosa ataca a Skorupi, lo va a lastimar mucho.
-Charizard, Gruñido -ordenó entonces. Pero esa no era una técnica ofensiva, ¿le enseñó a su Charizard una técnica defensiva? Seguramente para así derrotar a los Pokémon que lo atacan sin lastimarlos. Este hombre es muy sensible, y se preocupa genuinamente por los Pokémon.
-¡Roooooaaaaar! -gruñó con fuerza Charizard, espantando no solo a Skorupi, sino que yo también sentía mi pelaje erizarse. No podía explicarlo, pero, aquel rugido era mucho más agresivo que escucharlo como una humana. Comencé a temblar incontrolablemente, y el valiente Skorupi corrió asustado huyendo de Charizard.
-¡Esto no se va a quedar así! ¡Volveré a salvarte, Eevee! ¡Hay mamá Drapion! -cuando el pánico dejó de recorrerme el cuerpo, respiré pesadamente, jamás en la vida me había sentido tan atemorizada.
-Oh, lo siento, no quería asustarte a ti también -se disculpó el Charizard, e instintivamente abracé al profesor buscando su protección-. De verdad lo siento mucho -volvió a disculparse con muy buenos modales, pero yo no podía reaccionar, mi instinto simplemente gritaba: 'corre, corre y salva tu vida'.
-Charizard… regresa… -lo llamó el profesor, y mi corazón comenzó a tranquilizarse-. ¿Qué podría haber hecho a un Skorupi atacar a un humano a plena luz del día y en medio de una ciudad? -de verdad lo siento mucho, profesor, eso ha sido mi culpa.
-Eso no importa, ¿se encuentra usted bien? Fue golpeado por Carga Tóxica -yo también estaba preocupada por el profesor. Era la primera vez que veía a alguien ser atacado de esa manera. Pero el profesor simplemente sonrió y volvió a empezar a caminar.
-Estoy bien, estoy bien. Ahora hay que apresurarnos a llegar a Ciudad Luminosa. Si nos vamos ahora aún podemos llegar antes del anochecer -el profesor se veía bastante bien para haber sido atacado por un Pokémon de tipo veneno, y se movía con naturalidad como si nada hubiera pasado. Pero algo estaba mal, su temperatura iba en aumento, pero pese a que Sina intentó convencerlo de regresar al Centro Pokémon por un antídoto, el profesor se negó y continuó su camino a Ciudad Luminosa. Todo el trayecto, yo sentía que la temperatura del profesor aumentaba más y más.
Ciudad Luminosa. Laboratorio del Profesor Sycamore.
-Muchas gracias por tu ayuda, Sina, buenas noches, nos vemos mañana -cuando llegamos a Ciudad Luminosa, no pude siquiera disfrutar de la vista de la ciudad, estaba preocupada por el profesor, y por el cómo tras llegar a su casa cerró la puerta tras de él sin siquiera despedirse de Sina apropiadamente-. Antídoto… necesito un antídoto… -lo sabía, el profesor estaba muy mal. De pronto me dejó caer al suelo, me di un golpe muy duro, pero el profesor al parecer no se percató de eso-. Perdona, Eevee… pero es que yo… -al parecer sí lo notó, pero el profesor se veía cada vez más débil. Lo peor de todo era que el sol se estaba ocultando, seguramente ya sería muy tarde para encontrar una tienda que vendiera antídotos-. Que obstinado soy… no quería preocupar a nadie, pero, ahora… -el profesor se desplomó contra el suelo, y aquello me paralizó el corazón.
-Eev Eeev -'profesor'. Intenté despertarlo al empujar mi cabeza contra la suya, estaba ardiendo en fiebre y no reaccionaba, ni siquiera hacía muecas de dolor, estaba completamente inconsciente. Pensé en buscar el antídoto, pero no conocía esta casa, y aún si la conociera y encontraba el antídoto, mis patas de Eevee no me ayudarían a aplicárselo. La vida del profesor pendía de un hilo, y yo no podía hacer nada por mí cuerpo de Pokémon tan débil-. ¡Desearía ser humana para poder salvarte! -grité, notando entonces que mi voz ya no era la de una Eevee, había gritado como una humana- ¿Eh? -me sorprendí, miré mis manos, recorrí con ellas mi cuerpo, había vuelto a ser una humana… y estaba desnuda. Rápidamente le quité la bata al profesor y me la puse alrededor por la vergüenza, la amarré y entonces intenté despertar al profesor-. Sycamore, despierta, Sycamore -pero era inútil, estaba totalmente fuera de sí-. Antídoto… necesito un antídoto… pero, ¿dónde hay…? No conozco esta casa… sus Pokémon… -pensé, tomé la Pokébola de Charizard, y lo liberé-. Charizard, necesito tu ayuda. Char zardzar, zard -por favor escúchame.
-¿…? -'¿Quién eres?'. Hay Pokémon con los cuales me es más difícil comunicarme, porque ellos se comunican haciendo gruñidos, no con lo que nosotros los humanos dedujimos que eran sus nombres por la familiaridad de los sonidos al lenguaje humano. Para comunicarme con ese tipo de Pokémon tuve que inventar mi propio idioma Pokémon, uno que ellos comprenden, pero que no es su idioma nativo, solo que no sabía si funcionaría. Para el caso de Charizard, tenía que hablarle como le hablaría a un Charmander o a un Charmeleon. En esas etapas de su línea evolutiva su lenguaje es menos salvaje y más articulado. Solo esperaba que lo entendiera.
-Char zardzard chari -'tu entrenador necesita un antídoto'-. ¡Chari zardchar! -'ayúdame a encontrarlo'. Para mi sorpresa, Charizard me entendió, y se apresuró a guiarme por el laboratorio hasta un mueble en el cual el profesor guardaba sus medicinas- Super poción… repelente… elixir… aquí está, antídoto -me alegré y corrí en dirección al profesor, no tenía ni idea de cómo aplicar el antídoto a un ser humano, ni siquiera sabía inyectar a nadie, pero tuve que deducirlo al recordar las veces en las que yo iba al médico, e inyecté al profesor, sin saber exactamente si lo estaba haciendo bien o no, pero esperanzada en que así fuera-. Por favor no te mueras… -lo tomé de la mano, horrorizada-. Por favor… -mi corazón latía demasiado rápido, sentía que iba a estallar.
Por unos instantes no hubo reacción alguna, pero entonces el profesor respiró muy pesadamente, como si sus pulmones se acabaran de abrir de la nada y una tremenda sacudida le recorrió todo el cuerpo. Después de eso se desmayó otra vez, pero al menos ahora estaba respirando.
-¿Qué significa eso? ¿Significa eso que está bien? -le pregunté a Charizard, esta vez no me preocupé por hablarle en su idioma, estaba en pánico, pero escucharlo respirar me tranquilizó un poco, y por fin yo pude respirar también- Está respirando… -me dije a mí misma mientras intentaba tranquilizarme-. Él está bien… pensé que lo perdía… de verdad… pensé que se iba a morir… -idiota. Me has hecho preocuparme demasiado-. Hay que llevarlo a su cuarto, pero… no sé dónde está… -miré a Charizard. Se encontraba incomodado conmigo, no sabía quién era, ni qué quería, pero de todas formas movió su cabeza pidiéndome que lo siguiera.
Usando todas mis fuerzas, arrastré al profesor hasta su habitación, y muy torpemente lo subí a su cama. El profesor seguía respirando, pero muy pesadamente, estaba sudando mucho también, se sentía la fiebre que le calentaba todo el cuerpo pese al antídoto.
-Hay que bajarle la temperatura… -expliqué mientras le desabrochaba la ropa, y su Charizard me rugió violentamente-. Tranquilo, estoy tratado de ayudar… los humanos no pueden regular su temperatura tan fácil como los Pokémon -le expliqué, abriéndole la camisa al profesor, y sintiendo que esta vez era mi temperatura la que subía-. Bien… ahora hay que… hay que… ¿qué iba a hacer? -Charizard me rugió- Oh… cierto… gracias… -me apresuré a buscar la cocina, pero Charizard tuvo que morderme la bata para mostrarme donde estaba. Tomé una toalla de rostro, y una de manos, las humedecí ambas y regresé a la habitación, le coloqué la toalla más pequeña al profesor en la frente, la otra la coloqué en su pecho, pero cuando lo hice el profesor reaccionó y me tomó de la mano-. ¿Profesor? ¡Está despierto! -me alegré, pero pronto recordé que yo era una invasora en su casa y que estaba usando su bata, sin mencionar que no llevaba nada debajo de la misma, y eso me forzó a cubrirme.
-¿Quién eres? ¿Eres un ángel? -me preguntó, y en ese momento sentí mi corazón paralizarse por la comparativa mientras sentía al profesor tomarme de la mano- Eres… bastante hermosa… definitivamente debes ser un ángel… -a mis adentros pegué un grito de vergüenza, pero externamente me mantuve tranquila.
-Debe… debe descansar… profesor… -le pedí, y lo ayudé a recostarse. El profesor entonces cayó en un sueño muy profundo, y se le veía mucho mejor-. Eso fue… lo más vergonzoso que jamás me haya pasado en la vida… -confesé para mí misma, y su Charizard me dirigió la mirada, confundido-. Pero ya está a salvo… eso me alegra… se le ve mucho mejor y su temperatura seguramente está mejorando… ya puedo estar tranquila… -le expliqué a Charizard, que entonces me miró con gran sorpresa mientras yo lo veía crecer frente de mí, aunque crecía junto con las paredes, y con todos los objetos a mi alrededor. Tal vez era yo la que se encogía, no tenía forma de saberlo. Porque en ese momento, yo también me quedé dormida.
