Buenas las tengan, ¿están disfrutando de sus vacaciones? Yo sí, no salí pero estoy disfrutándolas. En fin, si encuentran un pequeño espacio de tiempo libre en sus vacaciones, y quieren dedicarlo a leer esta historia, pues se los agradezco. De momento, ya voy de salida a seguir disfrutando de mis vacaciones así que contestaré los reviews para poder seguir de holgazán.

TsukihimePrincess: Si Valerie aclara sus sentimientos muy rápidamente en definitiva no va a durar mucho esta historia, así que vamos a hacerla sufrir un poco más. Sobre Kirlia, también planeo explotar a su personaje, digo tener a la rama evolutiva de Gardevoir involucrada es medio cliché pero… bueno demándenme. Aún no sé si va a evolucionar en una Sylveon pero, alguien ya la quiere evolucionar en una Flareon.

astridgmc: En efecto, los celos son del diablo, y Valerie lo está aprendiendo de mala gana. Espero que sigas disfrutando esta historia.

Susurro9: Una nueva lectora que deja reviews, siéntete bienvenida, y bueno yo si jugué los juegos y no me vi el anime completo, así que espero no tener muchos errores en la historia al respecto. Los Pokémon no dejan de ser animales, no importa cuanta personalidad les den en el anime, así pues, decidí conservar la esencia de los Pokémon en esta historia, apelando más a su estado salvaje que a su raciocinio humano, con algunas excepciones, ejem… Kirlia… ejem. Bueno, incluso en el reino animal hay especies más evolucionadas mentalmente que otras. Y es que Skorupi tiene mi personalidad, por eso te cae bien, soy bien burlesco y obstinado, jajaja, bueno eso es solo una teoría, la verdad Skorupi también tiene algo de gallego, su voz me la imagino como de español obstinado, solo no lo pongo a decir, "eh tio me cagas la ostia", porque sería muy obvio, pero ese es el tono de voz que le imagino. Bueno, ya me extendí mucho y ya me tengo que ir. Que lo disfrutes.

PPNACHILLO: Me has traicionado, tienes falta en este capítulo, es broma, jajaja, cuando puedas y quieras dejas review, pero a las tres faltas es punto menos, jajaja.


La chica que quería ser un Pókemon.

Capítulo 5: Un deseo oculto en los sueños.


Región Kalos. Ciudad Romantis.

-Ama Valerie -la voz de Kali resuena en mi mente, y abro los ojos para verme al espejo, sorprendiéndome de ver mi rostro humano, y de verme vistiendo mis prendas de líder de gimnasio. No lo comprendo, había renunciado a esta vida eligiendo ser una Eevee. Pero el ver a Kali llegando a la puerta de mi habitación, con su gentil sonrisa dibujada en su rostro, de alguna forma me hizo muy feliz-. La buscan en la recepción de la pasarela de modas, señorita. Un tal Sycamore -mis ojos se abren sorprendidos. ¿Qué estaba ocurriendo? Me encontraba de vuelta en el gimnasio, era una humana, y el profesor venía a verme-. Ya le he explicado que usted se encuentra muy contrariada por la evaluación de su gimnasio y que planea dejar sus funciones por algún tiempo. Pero insiste en hacerla cambiar de parecer -prosiguió Kali. Un momento, ¿acaso este es el mismo día en que me decidí a dejar el gimnasio?

Miró a las prendas en mi cama, son las mismas que planeaba usar para mi viaje. De alguna manera parecía haber regresado en el tiempo, al día en que decidí irme, solo que no me había ido aún. Miré el reloj, aquel día salí temprano en la mañana, deprimida, y deseando nuevos aires. Ahora era casi la hora de la comida y yo seguía aquí. Si la memoria no me fallaba, a esta hora yo debía estar en la casa de Lon escuchando su historia

-Pero no estoy allí… estoy aquí… ¿qué significa? -me susurro a mí misma mientras veo el reflejo de Kali confundida frente al espejo, mantengo el silencio unos momentos, y entonces viro para verla- Iré a ver al profesor -salí de la habitación y seguí el camino a la recepción. Todo estaba en su lugar, nada parecía desencajar. Si este era un sueño, era demasiado detallado.

-Ah, la líder Valerie, supongo -escucho la voz del profesor y mi corazón se estremece. De verdad es él, de verdad estoy frente a él en mi forma humana-. No sabe cuánto he esperado para esta reunión. Y espero que no me lo tome a mal, pero, posee una belleza deslumbrante -reverenció en mi dirección con excelsos modales.

-Me ruboriza, profesor -menciono mientras me cubro un poco el rostro con las mangas de mi traje. En verdad el profesor es muy atractivo-. Me temo, sin embargo, que ha llegado en un momento inoportuno -respondo sin pensarlo, es entonces cuando me doy cuenta de que soy una simple espectadora dentro de mi propio cuerpo. No puedo moverme a voluntad, ni siquiera reflejo incomodidad. Era como si frente a mí aconteciera exactamente lo que debía haber pasado, si tan solo hubiera salido de mi gimnasio más tarde-. He sido sometida a la evaluación de mi gimnasio. Y he llegado a la conclusión de que debo encontrarme a mí misma. Tan solo soy un cascaron vacío de lo que solía ser. Si no le molesta, quisiera postergar este encuentro para el momento en que no me encuentre tan desanimada, para poder mostrarle a una Valerie completa, que pueda satisfacer su curiosidad -exclamé y le dediqué una reverencia.

-Es una lástima de verdad -su voz sonaba decepcionada, pero aun así me mostró una gentil sonrisa-. Pero sería aún más deprimente que tras realizar mi viaje, no pudiera deleitarme de su presencia. Le propongo que me permita invitarle un café. Su viaje seguramente puede esperar un par de horas más -ofreció el profesor, y yo me vi estremecida por sus palabras.

-Por favor, profesor -bajé la mirada mientras ocultaba una sonrisa traicionera nuevamente con mis mangas, cerré los ojos, y un rubor me tiñó las mejillas gentilmente-. Si no lo conociera, pensaría que me está invitando en una cita para levantarme los ánimos -bromeé.

-Para mi fortuna, no me conoce, ni yo a usted -sentenció el profesor, y cuando abrí los ojos allí estaba él, frente a mí, y ofreciéndome su mano de forma caballeresca-. Pero pienso que podemos llegar a conocernos mejor, llamémoslo una primera cita, entre un par de desconocidos que se encuentran interesados genuinamente en lo que puede ofrecer el otro -terminó él, y antes de que yo pudiera comenzar a sacar mis propias conclusiones, escuché a mis cuatro discípulas suspirando enamoradas por lo que ocurría entre el profesor y yo.

-¿Les importaría? Es una conversación privada -pisé el suelo con fuerza, ahuyentando a mis cuatro amigas y discípulas, descubriendo en mi molestia mi rostro, y permitiéndole ver al profesor mi rubor, lo que me apenó un poco más, pero tosiendo un poco para desviar la atención, recuperé mi temple, ofreciéndole mi mano-. Tengo que admitirle que sus palabras dejan mucho a la interpretación. Le sugiero ser más cuidadoso con su selección. Cualquiera pensaría que intenta cortejarme -agregué para evitar malos entendimientos.

-Ah, me disculpo por eso -tomó de mi mano, besándola gentilmente, y estremeciéndome el cuerpo en su totalidad-. Es solo que soy un caballero, y me expreso con mayor propiedad. Además. Cualquiera se atrevería a soñar, cuando frente a sí tienen a una persona que parece haber salido de un cuento de hadas -terminó el profesor.

Mi corazón se detuvo en ese momento, fuera o no la intensión del profesor, con sus gentiles palabras y con su peculiar forma de ser, él ya había atrapado a mi corazón. Supe entonces que si me hubiera ido tan solo una hora más tarde, lo habría conocido a él. Y así como hizo mientras yo era una Eevee, como humana también me hubiera robado el corazón.

Ciudad Luminacia. Laboratorio del Profesor Sycamore.

-¡Come Sueños! -desperté de mi trance y me encontré de vuelta en la habitación del profesor Sycamore, con Kirlia frente a mí y con una esfera conteniendo mi sueño en sus manos- ¡Que aproveche! -celebró y devoró la esfera. Comprendí entonces lo que había ocurrido, todo había sido un sueño hermoso, pero no un sueño cualquiera, sino uno ocasionado por los poderes de Kirlia que utilizó el Come Sueños para saciar sus deseos de romanticismo- ¡Lo sabía! ¡De verdad amas al profesor! -danzó ella alrededor mío, pero yo me puse en cuatro patas, sumamente molesta.

-¡Fuera de aquí! -grité con demasiado desprecio, despertando al profesor de su sueño mientras yo correteaba a Kirlia alrededor de todo el cuarto sintiendo un impulso asesino recorrerme todo el cuerpo. Jamás me había sentido tan humillada, Kirlia había visto mis sueños, los había magnificado, y se había alimentado de ellos- ¿Cómo te atreves a jugar con mis sentimientos y alimentarte de mis sueños? -continué persiguiéndola.

-Si supieras Come Sueños, sabrías lo delicioso que son los sueños de alguien enamorado -respondió ella, corriendo por todo el cuarto, evadiéndome-. Además, te hice un favor. Querías saber qué hubiera pasado si hubieras salido de Ciudad Romantis más tarde aquel día, ¿no es así? Yo simplemente te cumplí tu deseo -prosiguió ella, y en su distracción yo por fin la derribé, terminando parada sobre ella y con mis patas forzándola al suelo.

-¿Estabas espiándome anoche? -me molesté aún más- De todas formas no hay manera de saber lo que hubiera pasado o no. Manipulaste mi sueño, solamente pasó lo que tú quisiste que pasara, nada de eso fue real -deduje yo con molestia.

-Ah, pero yo no manipulé nada. Tu sueño fue un reflejo de lo que dictaba tu corazón, y de lo que dictaba el corazón del profesor -me respondió Kirlia con una sonrisa pícara en su rostro, y yo la miré con confusión-. Es verdad que nadie puede asegurar lo que pudo o no haber pasado, pero todo lo que viste fue producto de tu propio corazón, combinado con lo que pasaba en el corazón del profesor en ese momento -terminó ella.

-¿Qué significa eso? -pregunté curiosa, y entonces sentí que el profesor me tomaba de la piel de mi nuca, levantándome como una madre Eevee levantaría a una de sus crías, lo cual me hacía sentirme extrañamente obediente.

-Es suficiente, Eevee, yo me encargó de aquí en adelante -el profesor estaba molesto, se le veía en el rostro mientras miraba a Kirlia con descontento-. Pequeña Kirlia… creo que ya te he dicho muchas veces que no uses Come Sueños en un humano. La calidad del sueño de un humano es muy importante, y ahora pasaré todo el día como si no hubiera descansado nada por tu pequeña broma -reprendió el profesor.

-Lo siento profesor, era por un bien mayor -bailoteó Kirlia, y el profesor suspiró en descontento. No podía entender a Kirlia de todas formas, así que se limitó a resignarse, a tomar a Kirlia de la mano, y a sacarla del laboratorio-. Por cierto, esa fue venganza por la plancha de Quagsire -finalizó Kirlia antes de que el profesor cerrara la puerta.

-Tengo que arreglar donde sea que este roto que permite a mis Pokémon meterse a mi casa sin mi consentimiento -volvió a suspirar el profesor, tomándose la cabeza como si no hubiera dormido nada en toda la noche-. Estoy tan cansado… pero no hay nada que un café no arregle -se dirigió a la cocina, y en mi preocupación por él, yo lo seguí. Caí en cuenta de que me estaba comportando como una cachorro de Pokémon, siguiendo a mi figura paterna por todas partes-. Oh, al menos algo bueno me recibe en mi cocina. Leer esa receta funcionó -se alegró el profesor, maravillado de encontrar el desayuno que nuevamente le había preparado-. Pero no me he olvidado de ti, pequeña, aquí está tu desayuno -se apresuró a servirme la comida Pokémon en mi plato, definitivamente esto era lo peor de ser una Pokémon.

El profesor comenzó a prepararse un café, yo por mi parte, me esforzaba por comerme el contenido de mi plato. Pero mientras lo hacía no podía dejar de pensar en mi sueño, y sobre aquello a lo que Kirlia se refería con que había sido producto de mí corazón y del corazón del profesor.

-Kirlia me malhumora mucho a veces -el profesor se desplomó sobre la silla, ya con su café en mano y con un emparedado que le había preparado yo en la otra-. Umm… está delicioso, estoy mejorando -se dijo a sí mismo, apenándome aún más-. Ya tenía mucho tiempo de que Kirlia no usaba Come Sueños contra mí. Pensé que le había hecho olvidar esa técnica. ¿En qué estaba soñando que a Kirlia le atrajo tanto el sabor de mi sueño? Solo recuerdo que tenía que ver con mi visita a Ciudad Romantis, y con esa chica, Valerie -se rascó la barbilla el profesor. Yo por mi parte estaba perpleja. ¿Qué había hecho Kirlia? ¿Había conectado nuestros sueños de alguna forma?-. Debe ser porque ayer estaba hojeando esa revista. Pero el sueño era tan real. Ni siquiera conocía los interiores del gimnasio pero estos estaban tan detallados. En todo caso, no dije nada que no creo que diría. Pero Valerie definitivamente hubiera pensado que yo era un depravado -esa fue… demasiada información.

El sueño que tuve fue un sueño conjunto entre el profesor y yo en el que revivíamos el día en que me fui de Ciudad Romantis y me convertí en una Pokémon. Kirlia dijo que no había forma de saber lo que hubiera pasado, pero… si lo que ella dijo es verdad, entonces el encuentro entre el profesor y yo en mi sueño fue guiado enteramente por nuestros corazones. ¿Significa eso entonces que hubiera habido una alta posibilidad de que el profesor y yo nos hubiéramos enamorado? No, definitivamente eso no puede ser. ¿O sí?

El teléfono del profesor tristemente interrumpió mis pensamientos, y aunque aún se encontraba abatido por el ataque de Kirlia, de alguna manera logró encontrar la energía para contestar.

-Ah, Malva. Muy buenos días -tan pronto escuché aquel nombre, todas las posibilidades se desmoronaron a mi alrededor. Es verdad, yo había empujado a Malva a los brazos del profesor. ¿Qué importaba si el sueño de Kirlia había sido o no una muestra de lo que pudo haber sido? Lo que importaba era el presente, y en el presente yo era una Eevee, y el profesor estaba enamorado de Malva. Lo de Kirlia resultó ser solo una mala broma después de todo-. Sí, empaqué todo anoche. Tan solo me bañaré y dejaré instrucciones a Dexio y a Sina y te veré frente al laboratorio para el viaje… sí, ya hice las reservaciones… por… por supuesto que son habitaciones separadas. ¿No crees que eres un poco directa? -de pronto, me estoy poniendo de un pésimo humor- Yo sé que te invité muy repentinamente, pero… bueno… es algo complicado… ¿podemos mejor discutirlo en la comida? -no quiero escuchar esto- Cambiando el tema, pienso llevar a mi Eevee a campo abierto. ¿No te molesta? Puede sonarte ridículo, pero le prometí a Eevee que la liberaría en su habitad. Espero no te moleste… ¿cómo? Por supuesto que no es un mal tercio… -se ruborizó el profesor. Ya veo, los sentimientos humanos son muy volátiles. Ayer ni siquiera pensaba en Malva y ahora su cuerpo reacciona así a sus burlas. De momento, preferiría que todo fueran simples reacciones químicas. ¿Quién quiere ser una humana cuando los seres humanos son tan complejos y aun así se dejan enamorar por simple necesidad?

-¡Buenos días profesor! -entró Sina en el laboratorio, detrás de ella llegaba un joven de tez pálida y cabellera entre naranja y rubia. Los dos vestían el mismo uniforme, así que intuí que se trataba de Dexio, el otro asistente del profesor- ¿Sigue en su pijama? ¿Enserio? -se quejó Sina.

-¿Tan tarde es? -miró el profesor su reloj, mientras continuaba comiéndose los emparedados del desayuno- Te hablo más tarde, Malva… -susurró y colgó el teléfono-. ¿Cómo te fue en tu viaje a Hoenn, Dexio? ¿Descubriste más mega-evoluciones de las que teníamos registradas? -medio ignoré la conversación mientras intentaba desayunar.

-Es increíble, profesor -respondió Dexio-. Incluso el Pokémon legendario, Rayquaza, es capaz de mega-evolucionar -el profesor escupió su café en ese momento, bañando a Sina con el mismo. Sentí un poco de pena por ella-. Pienso que sería mejor que me permitiera terminar mi reporte. En estos momentos solo tengo archivos preliminares. ¿Quiere verlos? -ofreció Dexio.

-Esperaré a ver el reporte completo. Si no lo hago es probable que me vea atraído nuevamente por mi investigación y deje a Malva esperando para comenzar nuestro viaje a Pueblo Cromlech -respondió el profesor, terminando de comer lo último de su desayuno. Me era molesto el que el profesor degustara el desayuno que le preparé mientras pensaba en Malva, pero las reacciones de Dexio y de Sina fueron aún más intensas.

-¿Malva? ¿Pueblo Cromlech? -Sina fue la primera en reaccionar con sorpresa, Dexio por otra parte, se quedaba allí parado con la mente en blanco, como dudoso de haber escuchado bien- ¿Será posible que después de todos estos años, el profesor por fin haya encontrado a alguien a quien amar? ¡Ya me estaba preocupando por usted! -aparentemente, los olores corporales que yo había percibido de Sina antes, habían sido solo admiración. Lo comprobé al notar que ni se inmutó por la noticia.

-Son excelentes noticias, profesor -agregó Dexio más tranquilo-. Pero… nunca lo hemos visto con la señorita Malva. Siempre había sido ella intentando arreglar una cita de entrevista con usted. ¿Por fin sucedió? -miró Dexio a Sina con la duda.

-Se lo recordé como unas cinco veces. Pero ya vez como es de distraído el profesor cuando se trata de su investigación -respondió Sina-. Seguramente Malva llegó para la entrevista, y el profesor le abrió la puerta en pijama. Después de verlo así, ¿quién no se enamoraría del profesor? -está en pijama frente a ti en estos momentos y no te veo babeando por él ni oliendo rara por la vergüenza.

-¿Ya se divirtieron suficiente? Les pago por trabajar, no por preocuparse de con quien salgo o no -reprendió el profesor-. Además, solo es un viaje con motivos personales mutuos. No quiero que comiencen a esparcir rumores -aseguró.

-Lo dice el que tiene una cita con la principal estrella de Holomisor de todo Kalos -se burló Sina, y el profesor se cruzó de brazos en respuesta-. Por cierto, profesor. ¿No es hora ya de que cambie sus Pokémon? Venusaur, Charizard y Blastoise necesitan estirarse también -le recordó Sina. Recordé entonces al Charizard del profesor, no lo había visto desde el incidente del envenenamiento. El profesor tampoco lo sacaba al patio trasero, ni había visto que lo alimentara. Inclusive, si Sina no menciona a Venusaur o a Blastoise seguro ni me entero de que los tenía en su posesión. ¿Exactamente cuánto tiempo puede estar un Pokémon en su Pokébola sin requerir alimento?

-Si va a Pueblo Cromlech, ¿llevará a su nueva Eevee con usted? -preguntó Dexio mientras me cargaba, lo cual me resultó sumamente molesto- La Ruta 10 es el habitad natural de los Eevee. Seguro le gustaría volver a su hogar -ofreció Dexio.

-Sobre esa Eevee, no la he intentado capturar aún -se frotó la barbilla el profesor-. Pero no sería mala idea capturarla para cuestiones de transportación. ¿Qué me dices, Eevee? -definitivamente no. Negué con la cabeza rotundamente- Parece ser que tendré que llevarla en brazos. Por cierto, hay un Skorupi problemático y un Quagsire algo distraído en el patio trasero. Cuídenlos bien. En cuanto a los Pokémon que llevaré conmigo, aún no lo he decidido. Por favor escógelos por mí, Sina. Ya se hace tarde, me daré una ducha. Dexio, ¿puedes subir mi equipo y equipaje al todo terreno? -mencionó mientras se retiraba.

-Así lo haré, profesor -el profesor entró a bañarse, y yo me quedé solo con el otro par. Inmediatamente, sentí el aroma penetrante de Sina, quién miraba a Dexio en todo momento. El aroma era inconfundible, este era verdaderamente el olor del enamoramiento femenino-. Es bueno estar en casa -agregó Dexio.

-¿Me trajiste algo bonito? -le respondió Sina. El olor era tan fuerte que era obvio que le coqueteaba a Dexio, pero él no le prestaba mucha atención y comenzaba a llevar el equipo del profesor a su camioneta, medio ignorando a Sina- Tal… tal vez podríamos hacer el próximo viaje de investigación juntos. Si el profesor llega a quedarse solo con la señorita Malva, va a ser muy incómodo para mí. Llévame contigo a Alola -pidió casi a tono de súplica.

-Pero si acabo de llegar… además de que no hay nada en Alola que sea del interés del profesor. Si quieres vacaciones, puedes usar las que te corresponden -respondió Dexio sin notar las intenciones de Sina, que infló sus mejillas con molestia-. Además, si los dos dejamos al profesor, se descuidará y no se alimentará bien. ¿No lo ves más delgado? Desde lo de Lysandre, siento que se está malpasando -no conocía antes al profesor, pero… sí se le ve muy delgado. Pensé que era su complexión normal, pero ahora Dexio me ha hecho dudar.

-Seguro que las cosas salen bien entre él y la señorita Malva y así logra superar un poco la pérdida del señor Lysandre -se apresuró a contestar Sina. Definitivamente sentía algo muy fuerte por Dexio, pero Dexio solo trabajaba, pobre Sina-. ¿Te imaginas la vida del profesor con la señorita Malva a su lado? Me da mucha envidia de solo pensarlo, como quisiera que un chico guapo se interesara en mí también… -Sina, ¿no crees que estás siendo un poco obvia? Y desesperada además.

-¿Oh…? -¡La captó! Esto se está tornando extrañamente romántico- ¿Podría ser…? ¿Acaso Sina está…? -¡Vamos Sina! ¡Tus esfuerzos están rindiendo frutos!- ¿Te gusta el profesor? -¿De dónde salió esa deducción tan errónea? ¡Los hombres en definitiva son densos! ¿Cómo no entienden una indirecta? Sina se mostró devastada ante la respuesta de Dexio- ¿Quieres ir a Alola para olvidar el descontento que sientes porque el profesor haya encontrado a alguien que le gusta? Debiste decirle al profesor lo que sentías, aunque no es algo que yo haría, solo un tonto arruinaría una relación laboral saliendo con un compañero de trabajo, más aún con su propio jefe -alguien dígame que no dijo eso.

-Ah… ya veo… -sentí entonces una sensación de peligro proveniente de Sina. Inclusive, un aura oscura comenzó a rodearla-. Así que… salir con un compañero de trabajo es de tontos… ¿eso es lo que dices? En conclusión… soy una tonta por siquiera pensarlo… -Dexio de pronto pareció sentir el instinto asesino. Pero ya era tarde, Sina le propinó un tremendo golpe en la cabeza a puño cerrado-. ¡Pues perdóname por ser una tonta! -gritó, me levantó, y salió conmigo al patio trasero- Sigue mi consejo, Eevee, los machos son todos unos patanes, jamás te enamores -como si fuera tan sencillo con tan solo decirlo.

Patio trasero del laboratorio del Profesor Sycamore.

-¿Por qué los hombres son tan idiotas? Luego se quejan de que nadie los quiere, si son ellos los que se quedan solteros por no entender indirectas -escuchando a otra chica quejarse al respecto, me hace pensar que probablemente no deberíamos lanzar indirectas-. Me hierve la sangre. ¡Vayan! -liberó Sina a Venusaur, Charizard y a Blastoise, el trio se estiró agradecido- Deben estar hambrientos. Esperen aquí, les traeré el desayuno -Sina me colocó en el suelo, y entonces se dirigió adentro a preparar el desayuno de los demás Pokémon.

-¡Eah! ¡Valerie! -me llamó Skorupi, quien estaba recostado sobre la piedra frente al estanque, con Quagsire flotando en el mismo- Ya comenzaba a aburrirme, cría. Estos ingratos ni dirigirnos la palabra quieren. Somos nosotros tres contra el mundo. Te tomaste tu lindo tiempo en que te dejaran salir. ¿O acaso volviste a hacerle ojitos al profe? -me molestó.

-Eso no te incumbe -me defendí yo-. Pero hay un problema. El profesor va a llevarme hoy a la Ruta 10 cerca del pueblo Cromlech. Allí está mi habitad natural y planea liberarme allí. ¿Qué pasa con ustedes si me voy con el profesor? -les pregunté.

-¿Va a liberarte? Hasta no ver no creer. Si vas, nosotros vamos también -se quejó Skorupi, como era costumbre negándose a dejarme fuera de vigilancia-. Así de sencillo, no pensamos dejarte sola con el profe ese -aseguró.

-¿Y cómo exactamente piensan acompañarme hasta Pueblo Cromlech? Ni siquiera saben dónde está, y aunque lo supieran, el profesor me llevará en su camioneta -les expliqué, y esta vez Quagsire salió del agua, preocupado-. No pueden seguirme, no al menos que el profesor quisiera llevarlos conmigo -lo cual no era posible, a menos que-. A menos que los capturara. Solo así podrían venir conmigo -expliqué.

-¿Estás de broma? -gritó Skorupi, sumamente molesto- Hay muchos Pokémon que sueñan con el día de dejar el nido, y en su juventud ser capturados por un entrenador para volverse más fuertes. Pero ese ya es un vejete sin ambición. ¡Jamás me dejaría capturar por un entrenador sin hambre de combate! ¡Yo algún día voy a ser el Pokémon de un campeón! -sus palabras me desconcertaron. Skorupi de verdad tenía un deseo muy profundo de ser capturado por un buen entrenador. Aquello era algo que yo no podía comprender.

-Hace tiempo que quería preguntar esto, pero… ¿a los Pokémon realmente les gusta ser capturados y utilizados en batallas? -si había una oportunidad para preguntar, era esta. Y esta vez no habría malas interpretaciones. Ahora que era una Pokémon, y que estaba hablando con otros Pokémon salvajes, solo podrían responderme con la verdad.

-No a todos los Pokémon les gusta pelear -respondió Quagsire, lo que era evidencia de que usarlos para la batalla era sinónimo de esclavizarlos-. Pero a casi todos los Pokémon, les agradan los humanos -continuó Quagsire, y aquella respuesta me sorprendió-. Los Pokémon no odiamos a los humanos, muchos queremos ser sus amigos, nos parecen criaturas interesantes. Aunque no puedo hablar por todos los Pokémon -terminó él.

-En la naturaleza, las leyes de depredador y presa siempre están presentes -continuó Skorupi, y señaló a Pidgeot en las alturas-. Ese pajarraco inmenso sería una pesadilla para mi especie en el estado natural. Pero cuando un humano te captura, el vínculo entre depredador y presa desaparece. He visto a Skorupis combatir pinza a pico junto a Murkrows, incluso a Durants y Heatmor paseándose junto a los humanos sin que el primero sea el postre del segundo. Peores enemigos como los Seviper y los Zangoose van a la batalla juntos, y todo porque un humano los capturó a ambos. Entre los Pokémon es conocimiento común el que los humanos son capaces de integrarnos a los Pokémon de manera que jamás abríamos imaginado -aseguró Skorupi.

-Pero no todos los humanos son así -no era que yo tuviera algo en contra de mi especie. Simplemente quería saber el verdadero punto de vista de los Pokémon-. Muchos capturan Pokémon para dejarlos en cajas virtuales, solo por colección. Y los hacen pelear contra sus propios amigos, obligándolos a lastimarse -expliqué, esperando una respuesta convincente.

-¿A que no te gustaría poder darte de golpes con tu amigo sin que sea personal? -se burló Skorupi, y Quagsire asintió a sus palabras. Yo no pude compartir ese deseo a decir verdad- Claro, nos herimos, queremos ganarle al otro. Pero en la naturaleza siempre estamos peleando por nuestras vidas. Hacerlo por deporte, sabiendo que hay alguien para cuidarte tus heridas, y que no serás la cena de otro Pokémon oportunista, eso te da seguridad -volvió a explicar.

-Solo hay tres cosas que le importan a un Pokémon -prosiguió Quagsire-. Qué voy a comer, dónde voy a dormir, y con quién tendré mis crías. Las primeras dos las resuelve un humano, e incluso para la tercera se hace más fácil conseguir pareja gracias a ellos. Los Pokémon entrenados por los humanos evolucionan más rápido que los salvajes, y al saber más técnicas de batalla, competir por hembras es más sencillo. Todos ganan -aseguró.

-Hasta que la hembra se defiende y te da una paliza porque tiene el poder. Mamá Drapion por poco no tiene crías porque no había Pokémon que la pudiera igualar -era curioso que Skorupi mencionara a su madre en estas circunstancias. Aquello me sobresaltó un poco, si mamá Drapion estaba entrenada, ¿por qué Skorupi era salvaje?

-Hay otra clase de humanos… que utiliza a los Pokémon para crianza… -deduje con cierto miedo-. Crían varios Pokémon hasta que obtienen uno en una camada que es biológicamente más fuerte que los demás. Se quedan con ese, y liberan a todos los demás -todo fuera por conseguir al Pokémon más fuerte para las batallas.

-¿Ya viste, aliento de Munchlax? Está preocupada por mí -me apuntó con una sonrisa, pero yo no le veía gracia-. Mamá Drapion era un Pokémon de crianza como dices, y fue liberada cuando su entrenador obtuvo al Skorupi más fuerte de la camada, mi hermanito menor -que horrible. Ser entrenada solo para criar, y después ser liberada junto con toda tu camada en un lugar ajeno a tu habitad natural. Los humanos… realmente somos de lo peor-. ¿Por qué la cara larga? -me preguntó tranquilamente.

-¿Cómo no voy a sentirme triste? Te abandonaron a tu suerte, solo porque eras más débil que los demás. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo cuando un humano te abandona por ser genéticamente inferior? Es repulsivo… -no podía imaginarme ser abandonada por ser más débil que otras humanas. Mientras más lo pensaba, más deseaba quedarme como una Pokémon, renunciando así a mis sentimientos de humano.

-¿Te preocupa tanto? Si es lo mejor que me pudo haber pasado -¿cómo podía Skorupi ser tan abierto de mente? ¿Cómo podían los Pokémon seguir creyendo en los humanos mientras algunos solo los veían como armas de competencia?-. Mamá Drapion estaba feliz de volver a la naturaleza, aunque siempre hablaba de su humano con mucho cariño. Algunos Pokémon se quedan para siempre con sus humanos, otros son liberados y regresan a la naturaleza, pero los que somos liberados hacemos más fuerte a la especie ya que los seres humanos nos crían para darnos mejores herramientas para sobrevivir. ¿Has visto alguna vez a un Skorupi salvaje repeliendo a un Spearow hambriento con un ataque de Torbellino? ¿Qué tal a uno correr más rápido que un Liepard tras usar Agilidad? Los Pokémon liberados de la crianza normalmente somos más fuertes y tenemos más posibilidades de sobrevivir. Y cuando quiera el Pidgeot metiche, se la refresco -apuntó a la copa del árbol al Pidgeot que nos seguía vigilando.

-Lo que pasa es que los humanos normalmente se empeñan en ver lo malo y no lo bueno -escuchamos a Kirlia, que se acercaba en nuestro encuentro-. Como Kirlia, tengo un entendimiento más similar al tuyo, Valerie, comprendo que pienses que los humanos son unos tiranos. Pero los Pokémon no pensamos así. En todo caso, los humanos son la herramienta de los Pokémon para volverse más fuertes. Por eso muchos Pokémon desean ser capturados. Hay muchos beneficios de ser entrenados. Claro que no todos los humanos son iguales, algunos son ruines y crueles. Pero por cada uno de esos, hay cientos como el profesor -apuntó Kirlia, y entonces vi al profesor llegar con varios platos de comida, y a Dexio y Sina con otros más en sus brazos. Los Pokémon en el patio entonces corrieron en dirección al profesor, lo recibieron con alegría, jugaron con él. Lo querían genuinamente-. Dime entonces. ¿Te parecemos herramientas ahora? -me preguntó con una sonrisa.

-Aún no sé qué pensar -yo conocía a los humanos más que ellos, yo era una humana después de todo. Y sabía que aunque los Pokémon vieran lo bueno en ser capturados, muchos humanos no pensaban siquiera en ellos como amigos o compañeros-. Pero admito que tengo una percepción diferente ahora -tuve que admitirlo.

-Pero eso no soluciona el problema. El profesor ya está listo para irse -apuntó Kirlia, mientras el profesor platicaba con Sina y discutía sobre qué Pokémon llevarse-. Y si Skorupi realmente quiere acompañarte, tendrá que ser capturado por el vejete sin ambición -se burló Kirlia.

-¿Disfrutas atormentando a los demás? ¡Mira que yo si te agujero el vestidito! -se fastidió Skorupi, y volvió a cruzarse de pinzas- Mira lo que hago por ti, cría. Más te vale respetarme el esfuerzo. ¡Anda! ¡Convence al profe de capturarme! -se ofreció Skorupi, incomodándome.

-Mis mejores días de Pokémon ya pasaron, pero… me esforzaré mucho yo también -se ofreció Quagsire de igual manera. Ambos estaban dispuestos a ser capturados por acompañarme a la Ruta 10, donde se suponía que yo sería liberada.

-¡Ya está decidido entonces! -celebró Kirlia- Ahora te bajamos las orejas así, te acostamos en el suelo así, y te colocamos la pinza de Skorupi suavemente en el hocico, así, oh, y el rabo entre las patas es muy importante -me acomodó Kirlia junto a Skorupi-. Ahora, ¡Eevee! ¡Usa Ojitos Tiernos! -imitó ser una entrenadora Pokémon, yo tan solo la miré con descontento- ¡Hazlo ya! ¡Rápido, rápido! -insistió ella, y no me quedó más que obedecer.

-Entonces llevaré a Pidgeot, Garchomp y Mawile -escuché al profesor mencionar-. Ahora solo debo recoger a Eevee y… -pero para cuando llegó a donde yo estaba, yo ya estaba pretendiendo que no quería separarme de Skorupi-. Esto… es inesperado… -reaccionó el profesor, pensativo-. ¿Cómo voy a llevarte a la Ruta 10 si estás tan encariñada con Skorupi? -se preguntó.

-Tal vez debería de capturar a Skorupi y liberarlo después, profesor -sugirió Sina, y Skorupi suspiró en señal de derrota-. Sé que no le gusta viajar con más de tres Pokémon porque le resulta difícil cuidarlos a todos. Dejaré a Pidgeot y le traeré una Pokébola para que capture a Skorupi -Sina se retiró, buscando una Pokébola.

-Ahora, haz el cambio -me apresuró Kirlia, aprovechando la distracción del profesor para posarme debajo del brazo de Quagsire en una pose similar-. Y sé más convincente esta vez. El profesor puede leer el lenguaje corporal Pokémon, apenas y se la creyó -me reprendió.

-Bien Skorupi, si está bien contigo entonces yo… -prosiguió el profesor, y entonces se incomodó al verme en pose de querer abrazar a Quagsire mientras yo usaba Ojitos Tiernos para verme más convincente-. Sina… me temo que no llevaré a Garchomp tampoco… ¿puedes traerme otra Pokébola por favor? -pidió el profesor. El engaño había funcionado.

-¡Dámela! -me arrebató Kirlia de brazos de Quagsire, y me cargó a como pudo, bajándome las orejas, y controlando artificialmente mi lenguaje corporal- Ahora coopera conmigo. Vayas a ser liberada o no, definitivamente voy a ir yo también para asegurarme de que aceptes tus verdaderos sentimientos por el profesor -insistió Kirlia.

-Pero yo estoy intentando hacer todo lo contrario -me quejé yo. Pero Kirlia me tapó la boca y comenzó ella misma a hacerle caras al profesor, que la miró antes de suspirar, sintiéndose derrotado por Kirlia.

-Está bien… -respondió el profesor a las reacciones de Kirlia, logrando que ella sonriera ante su victoria-. Mawile se quedará también. Llevaré a Kirlia, Skorupi y Quagsire -finalizó el profesor.

-Si iba a escogerlos usted, ¿por qué me pidió que los escogiera yo? Decídase por favor -se quejó Sina, entregándole el par de Pokébolas al profesor, quien pese a sentirse regañado por Sina, colocó ambas frente a Skorupi y Quagsire. El par intercambió miradas, ambos asintieron, tocaron las Pokébolas, y se permitieron capturar-. Aquí está la Pokébola de Kirlia -le entregó el mencionado objeto, y el profesor regresó a Kirlia a su interior.

-Ya está todo listo entonces -me levantó el profesor, acariciando mi cabeza, y cargándome en dirección a la entrada del laboratorio-. Estás a cargo, Sina. Cuida bien de todos, no sé cuánto tiempo estaré fuera pero me mantendré en contacto -aseguró.

-Profesor… -llamó Dexio entonces, en su rostro se veía algo de picardía, como la de un niño que planeaba una broma para su hermano mayor-. Alguien decidió que no quería esperarlo más, así que la dejé pasar -enunció, abriendo la puerta e invitando a Malva al patio.

-¿Listo para nuestra cita, profesor? -temblé de coraje, mientras miraba a Malva en una camisa de botones rosada con las mangas recogidas y los botones inferiores abiertos. Los extremos libres de la camisa estaban amarrados para descubrirle el vientre, y bajo la camisa solo llevaba un sostén rojo. Vestía también una falda corta de color rojo, demasiado corta diría yo, y se posaba frente al profesor con una gran intensión de apelar a sus instintos masculinos, mi nariz tristemente, dedujo que le había funcionado- Y esta vez, no me refiero a una cita para una entrevista. Así me visto cuando quiero impresionar -sonrió ella descaradamente. Lo peor de todo era, que si el profesor era denso para relacionarse, Malva no pretendía dejar lugar a dudas.

Ruta 13. Camino a Ciudad Tempera.

Pueblo Cromlech estaba muy alejado de Ciudad Luminacia, inclusive si se viajaba allí por vehículo. Aun así, pocas eran las oportunidades que yo tenía de viajar fuera de Ciudad Romantis, y de conocer nuevos lugares. Tenía tres años viviendo en la región Kalos, no me había dado la oportunidad de conocerla como hubiera preferido. Por vez primera podía ver los desiertos de la Ruta 13, desde la comodidad de la camioneta del profesor.

-Mírala, está encantada con el panorama -admirar el panorama ciertamente me era agradable, lo que no lo era, era la compañía. Ya que viajábamos por el desierto dentro de la camioneta del profesor, y yo era el único Pokémon que no viajaba dentro de su Pokébola, viajaba dentro de la cabina con el profesor y con Malva. Desafortunadamente, si quería ver por la ventana, tenía que hacerlo del lado de Malva ya que de otra forma no dejaría al profesor manejar. Aquello me era molesto, porque ahora estaba en brazos de Malva viendo por la ventana. Mi orgullo de humana me decía que no dejara a esa mujer tocarme, pero mi instinto de Pokémon quería olfatear el desierto-. ¿Has pensado evolucionarla en un Flareon?

-¿Evolucionarla? -para mi fortuna, las conversaciones entre Malva y el profesor no eran muy importantes. Platicaban de sus respectivos trabajos, o de sus días de entrenadores. Incluso la mayoría de las veces la conversación se centraba en mí. O el profesor era muy poco romántico y Malva muy paciente, o definitivamente no había química entre ellos, al menos no de la química de la que se habla coloquialmente… porque definitivamente la otra química proliferaba en los olores que ambos irradiaban, otra de las razones para querer sacar mi nariz y no tener que olfatear todo esto- Es verdad que es una Eevee muy peculiar, pero no planeo conservarla, planeo liberarla en su habitad natural en la Ruta 10 -le respondió el profesor.

-Es una lástima -me acarició ella, y yo hacía lo posible por quitarme su mano de encima-. Si terminamos siendo una pareja, nuestros Flareon podrían ser una pareja también, ¿no es así profesor? -el profesor perdió control del vehículo en ese momento, y casi salí disparada por la ventana mientras él intentaba regresar a la carretera. En realidad, de no ser por Malva en esta ocasión, me habría lastimado demasiado. Temblorosamente acepté el abrazo de Malva.

-Señorita Malva… -agregó el profesor tras recuperar el control de su vehículo-. Tengo que admitirle que encuentro su… interpretación de la situación, muy sugerente -la respuesta del profesor no era muy clara, pero Malva pareció aceptarla y reírse al respecto-. Pensaba discutir el tema con usted en una situación más… apremiante -sugirió él.

-Oh profesor, pero es que de verdad me ha atraído su propuesta de compartir este viaje con usted. No estaría aquí si no fuera de esa manera -le respondió ella, incomodando aún más al profesor-. Además, no se me conoce por ser una persona paciente. Puede que usted pretenda analizar las cosas con detenimiento y deducir sobre la marcha si sus convicciones son o no correctas. Yo soy más directa, si veo la oportunidad, la tomo sin dudarlo. Así que si pretendía compartir el viaje con una tímida señorita temerosa de sus avances, puede volver a replantearse esa idea. Porque al final de este viaje, si yo estoy convencida, puedo asegurarle que no aceptaré un no por respuesta. En todo caso, usted tiene la culpa por plantearse la posibilidad, no yo -Malva es en extremo directa.

Tal vez cometí un error al elegirla a ella para el profesor, aunque no era como que tuviera muchas opciones, necesitaba de Malva para poder abandonar mis sentimientos por el profesor y entregarme enteramente a una vida como un Pokémon. Pero entonces, ¿por qué me era tan difícil aceptar esto? ¿No será que mi deseo de permanecer como una Pokémon ya no es tan fuerte? ¡Yo si estaría muerta del miedo por las aproximaciones del profesor en tu situación, Malva! ¡Tan solo estás confundiendo al profesor con tu forma tan agresiva de avance!

-Al menos no puedo quejarme de tu sinceridad. En definitiva eso me intriga un poco -estoy tan celosa que si no tengo cuidado en estos momentos me transformo en humana-. La posibilidad existe, querida Malva. Pero mi ritmo es más tranquilo que el tuyo. Espero que no te moleste que yo me tome las cosas con más calma -pobre profesor.

-Pues que me molesta me molesta -respondió ella más directa-. Pero al mismo tiempo, encuentro esa calma atrayente, profesor. Pero no esperaré por siempre. En el momento en que vea que pierdo su interés, bueno… solo le digo que sé cómo recuperarlo -se insinuó ella, y el profesor volvió a perder el control del vehículo, y aunque Malva volvió a atraparme en pleno vuelo por la ventana, esta vez desee haberme salido para así no tener que soportar el ver al profesor en semejante estado-. Por seguridad de Eevee y de mí… mejor dejo los coqueteos para cuando usted no se encuentre al volante -mátenme por favor.

-Lo lamento, en verdad lo lamento. Me concentraré en el camino de ahora en adelante -si tengo que soportar esto durante todo el trayecto a Pueblo Cromlech, no sé si tengo la suficiente fuerza, porque mientras más se acerca Malva al profesor, más quiero meterme en el medio.

Ciudad Tempera.

De alguna forma, el profesor logró concentrarse lo suficiente para llegar a Ciudad Tempera. Estacionó su camioneta frente a la estación Montecreciente, la estación de monorrieles, y le entregó las llaves a uno de los empleados del lugar. Ciudad Tempera estaba dividida en dos secciones, una por las montañas que era por la cual nosotros llegamos, y la otra debajo a nivel de mar, que era donde aparentemente se encontraba el Hotel Costa Tempera, el hotel en el cual el profesor realizó las reservaciones.

Malva me colocó en el suelo y aprovechó el momento para estirarse, viajar por automóvil podrá ser más rápido, pero definitivamente es más cansado para los músculos también. Yo aproveché la situación para estirarme de igual manera, mi cuerpo de Eevee estaba totalmente entumido.

-Iré a llenar el papeleo para el transborde del vehículo -explicó el profesor-. Solo tomará unos minutos. ¿Puedes cuidar a Eevee mientras tanto? -lléveme con usted mejor. ¿Cómo me deja con mi odiada rival? Quiero decir… con una extraña que llevo muy poco de conocer.

-¿Quiere ponerme celosa, profesor? Si debería de pedirle a Eevee que cuide de mí y no al revés -se burló Malva, nuevamente incomodando al profesor, quien no dijo nada y fue a llenar el papeleo. Las cosas entre el profesor y Malva parecían ir bien, si todo seguía como hasta ahora, seguramente comenzarían a ser una pareja formalmente. Eso debía alegrarme, ese era mi objetivo para poder ser una Pokémon de tiempo completo, pero… en lugar de eso, me hacía desear interceder-. Entonces, tengamos una noche de chicas. Iremos de compras -sugirió Malva mientras me tomaba nuevamente en sus brazos. Si alguna vez vuelvo a ser una humana, me aseguraré de decirles a todos que a los Pokémon no nos gusta que nos carguen.

Malva me llevó a la tienda de recuerdos de la estación Montecreciente, allí me llevó a ver los adornos que vendían del lugar. Habían cosas muy bonitas, que seguro me gustaría llevar puesto en un vestido. Pero entonces recordé que yo ya no podía usar vestidos, era una Eevee, y los Pokémon no necesitamos aditamentos de moda… la moda es cosa de humanos… pero, había cosas que se me veían muy bien, y la sensación de la seda sobre mi piel era tan agradable y fresca, aunque daba mucho calor pero era perfecto para los días más templados, y con unas botas largas y un kimono de Goldeen y ese broche de burbujas, seguramente podría impresionar al profesor… ¿en qué estoy pensando? No solo se supone que no debería pensar en el profesor, ahora también extraño la moda. Definitivamente, cuando vez todo a lo que se renuncia siendo una Pokémon, ya no me parece algo tan satisfactorio, en especial por la comida.

-¿Qué va con esa cara triste tuya? Si estamos de vacaciones -las palabras de Malva llaman mi atención, en realidad no me esperaba que le interesara tanto mi estado de ánimo-. Adivinaré, seguramente estás pensando: 'pero mira todas las cosas bonitas que se ponen los humanos, y yo como Pokémon que no puedo usar nada' -que miedo, ¿puede leer mi mente? Si es así, perdón por las cosas malas que pensé de ti, aunque no me retracto-. Pero si los Pokémon también pueden verse bien, ya sé, te compraré algo -en definitiva no es necesario-. Mira… -me enseñó entonces un cascabel amarrado a un moño rojo, y unas bufandas Pokémon-. Esta es una Campana Alivio, y estas son Bufandas de Concurso, eres una Eevee tan linda, es un desperdicio que el profesor te quiera liberar. Pero mientras viajes con nosotros, seamos buenas amigas -Malva… realmente no es una persona mala, ¿verdad? Puede ser muy directa, y puede ser que quiera la atención del profesor y que eso me moleste. Pero como una Pokémon, puedo sentir que su cariño por los Pokémon es genuino. Ella de verdad… quiere hacer algo lindo por mí.

Malva me colocó una Bufanda Rosa alrededor del cuello, y a esta le amarró la Campana Alivio. Luego hizo pliegues alrededor de mi cuello para acomodarme la bufanda de una forma que pareciera más un pequeño pañuelo, y el exceso me lo amarró con un moño en mi lomo, luego fue por un espejo y me mostró el resultado, me veía muy bonita, en realidad me gustaba el conjunto, y no solo eso, me había conmovido por las atenciones de Malva. Si antes estaba confundida, ahora lo estaba aún más… creo… que Malva comenzaba a agradarme, pero por más que me agradara, no la quería cerca del profesor… pero, yo no debería de querer estos sentimientos, todo era tan difícil.

-¿Aún no es suficiente? -me preguntó Malva, mirándome fijamente, mis orejas se encontraban pegadas a mi lomo, de verdad me encontraba confundida- Ojala pudieras decirme qué es lo que te preocupa… -me cargó y me acarició la cabeza, yo simplemente me froté contra su pecho, de verdad la había juzgado de una manera horrible solo porque a ambas nos gustaba la misma persona. Los celos de los seres humanos, realmente son de lo peor.

-Ya terminaron de subir la camioneta -llegó el profesor ante nosotras, impresionándose de verme con el arreglo alrededor de mi cuello-. Malva… voy a liberar a ese Pokémon, si te encariñas, solo me lo vas a hacer más difícil -y a mí.

-Pero cariño, ¿cómo no voy a encariñarme de esta preciosura? -¿cariño? Espera, espera, te estás saltando bastantes pasos, y no porque te considere agradable significa que me vaya a agradar que le coquetees al profesor.

-¿Podrías no llamarme así en público por favor? ¿Qué pasa si alguien se entera de esto y comienzan a hacerse rumores? -intentó apelar a su sentido común el profesor.

-¿Eso significa que puedo llamarte cariño en privado? -respondió Malva, incomodando al profesor aún más- Además, la reportera soy yo, si quisiera que la noticia se supiera, yo ya la habría anunciado, ¿no crees? ¿Vamos al hotel? -susurró, indudablemente apelando al doble sentido. Será de buen corazón, pero definitivamente es demasiado… no tengo formas de describirlo sin ser grosera.

-El monorriel ya está por salir… -respondió el profesor, con demasiado autocontrol-. Se hace tarde además. Cenemos algo en el monorriel y descansemos un poco, mañana será un día de trayecto muy largo -cambió el tema el profesor, pero mientras caminaba al monorriel, me di cuenta de que Malva no pretendía permitirle al profesor olvidar el motivo del viaje. Liberó una de sus manos que me cargaba, y me acomodó en su brazo derecho, con la mano libre entonces tomó la del profesor, apretándola con fuerza, Malva estaba decidida.

Hotel Costa Tempera.

-Buenas noches profesor -para cuando por fin llegamos al hotel, y les entregaron sus respectivas habitaciones, el profesor ya era un manojo de nervios por todos los acercamientos directos de Malva, así que decidió irse a dormir temprano para no arriesgarse a más acercamientos como los que se habían presentado durante todo el día. Una vez que el profesor cerró la puerta de su habitación, dejó la maleta en una esquina, se quitó los zapatos, y se desplomó en su cama sin siquiera quitarse la bata de laboratorio.

-Esa mujer… es demasiado directa… -se dijo a sí mismo el profesor, y yo suspiré entendiendo su molestia-. Pero no puedo decir que me desagrada la situación -confesó, hiriéndome un poco el corazón-. Es muy extrovertida, pero al mismo tiempo tiene tal seguridad en sí misma que pienso que indudablemente podría funcionar. No estoy seguro del todo todavía, ¿podría seguirle el ritmo? ¿Se aburriría ella de la persona que soy? Todavía tengo mucho que pensar. Es una lástima que nunca se puedan explorar las posibilidades, tener una pequeña probada de ellas, y deducir si es lo que quiero o no… en este tipo de casos, solo se puede consultar a la almohada -el profesor entonces se acurrucó, y se preparó para dormir.

-¿Explorar las posibilidades? ¿Deducir si es lo que uno quiere o no? -me pregunté a mí misma, analizando las palabras del profesor por unos instantes. Él ya respiraba pesadamente para cuando por fin tomé mi propia conclusión. Salté a espaldas del profesor y busqué el cinturón con sus Pokébolas. Con los dientes tomé la Pokébola de Kirlia, salté fuera de la cama, y presioné el mecanismo de la Pokébola que la hacía expandirse, lo presioné una segunda vez con mi nariz, y de esta salió Kirlia, estirándose por el entumecimiento-. Tengo varias preguntas que hacerte -me dirigí a ella con determinación.

-Espera a que me acostumbre a la materialización… estar dentro de una Pokébola en estado de suspensión te deja muy entumidos los músculos -continuó estirándose ella, y le di unos momentos a que se estirara bien-. Listo -mencionó mientras se ponía en una pose de picardía, como intuyendo lo que iba a preguntarle-. ¿En qué puedo serle de asistencia? -se mofó de mí.

-¿Puedes… tú puedes…? -comencé, intranquila, y Kirlia se acercó a mí mientras danzaba de puntas como si no fuera secreto lo que iba a pedirle- ¿Puedes de verdad conectar mis sueños con los del profesor? ¿En sus sueños al menos puedo… saber lo que pasaría si yo llegara a admitir mis sentimientos? ¿Sus acciones serían las verdaderas, lo que él realmente pensaría al respecto? -la invadí de preguntas.

-A ver, en orden -se sentó ella en la silla de la habitación del profesor, cruzando las piernas como toda una señorita-. Puedo conectar los sueños con mis poderes psíquicos siempre y cuando ambos individuos estén profundamente dormidos. Pero yo no controlo los sueños, cariño, las situaciones que ocurran dentro del sueño puedo verlas, pero no manipularlas. Así que si admites tus sentimientos en un sueño eso es porque tu corazón así lo dicta, no porque yo los manipule. En cuanto a si las acciones del profesor serían las verdaderas, eso tampoco puedo asegurarlo, en un sueño no existe la racionalidad, lo que significa que lo que pasa solo es guiado por el corazón, no por la mente. Cuando estamos despiertos, cuerpo, mente y corazón funcionan juntos para definir nuestros verdaderos sentimientos. Si quitas cuerpo y mente solo queda el corazón, y al corazón no le importa si está bien o mal, si es posible o imposible, el corazón solo puede decir la verdad. Pero la mente al final es la que escoge lo que es mejor. Lo que pase dentro de un sueño, solo revelará tus verdaderos sentimientos. La verdadera pregunta sería, ¿deseas saber lo que realmente quiere tu corazón? Puede no gustarte -se burló ella.

-Conecta nuestros sueños… -le pedí, en ese momento no quería saber si lo que hacía estaba bien o mal, solo quería respuestas-. Solo hazlo antes de que me arrepienta -le supliqué temerosa, sabía que si no lo hacía ahora, mi mente me pediría retractarme.

-Solo para que no me lo eches en cara más tarde. Esta vez tú lo pediste -me recordó, y yo asentí a sus palabras-. Hipnosis -declaró, y a pesar de no tener sueño en ese momento, me quedé profundamente dormida.

Comencé a soñar. En mi sueño, había vuelto a ser una humana, y vestía mis ropas de líder de gimnasio nuevamente, aunque con una leve diferencia, la Campana Alivio se encontraba colgada de mi manga derecha, y la Bufanda Rosa estaba amarrada alrededor de mi cabello con un gran moño rosa sobre mi cabeza.

Me encontraba en el café de Ciudad Romantis, y sentado frente a mí estaba un confundido profesor. Un mesero llegaba y nos servía nuestras respectivas bebidas, para mí un café frío y dulce, para el profesor caliente y amargo. Inclusive en nuestras preferencias de bebidas, éramos completamente opuestos. Pero eso en lugar de repelerme, me atraía, eran nuestras diferencias, lo que mantenía mi interés en el profesor.

-¿Señorita Valerie? -se dirigió a mí el profesor, y una sonrisa se dibujó en mi rostro, verdaderamente estaba muy feliz de que el profesor me viera como a una humana y no como a un Pokémon. Mi sonrisa debió llamarle la atención, porque indudablemente pude ver el rubor en su rostro. Independientemente de que fuera un sueño o no, yo sabía que lo había impactado- Se ve muy bien, señorita… -agregó con pena.

-Bueno, físicamente parece que soy de su agrado, profesor -me burlé un poco, ocultando mi sonrisa detrás de mis mangas-. Pero en estos momentos estoy más interesada en saber, si además de atracción física usted es capaz de sentir otro tipo de atracción por mí -cuan diferentes son las cosas cuando sabes que estás dentro de un sueño, aquello que jamás te atreverías a decir fluye con tal normalidad que rosaba la incredulidad. Pero yo deseaba saberlo, ¿sería el profesor capaz de amar a Valerie?

-¿Cómo voy a saberlo? -preguntó él, y mi sueño, comenzó a convertirse en una pesadilla- No entiendo el qué hago aquí. Yo no la conozco, señorita… -¿qué podría soñar el profesor de mí, si simplemente no podía aparecer en sus sueños? Solamente estábamos aquí porque yo así lo había planeado, no porque el profesor así lo quisiera.

-Come Sueños -escuché y desperté en ese momento, con Kirlia manteniendo el sueño en sus manos y mirándolo con tristeza-. No es un sueño nada apetecible… pero supongo que es mejor que nada -lo comió, haciéndome sentir un poco débil, pero hice un esfuerzo por permanecer despierta mientras escuchaba al profesor dar vueltas en su cama con molestia-. ¿No es lo que esperabas? -me preguntó Kirlia.

-Fue muy diferente del sueño de esta mañana -le aclaré-. Imaginaba algo… distinto… tal vez terminar con el café que compartí con el profesor… charlar un poco… pero… cuando intenté hablar con él… él no supo qué decir… -terminé.

-Porque la única que piensa en el profesor eres tú, él no está pensando en ti… -me respondió Kirlia, y yo baje mis orejas, deprimida-. Si quieres aparecer en los sueños del profesor, primero el profesor necesita una razón para soñar contigo. Si no te conoce en la vida real, ¿qué posibilidades puedes tener? -me explicó.

-Pero yo quería estar en su sueño para poder comprender mis sentimientos. Saber si son verdaderos o no, saber si la posibilidad existe y me llenaría -insistí, pero Kirlia negó con la cabeza-. ¿No puedes hacer que pase? -le supliqué.

-Te dije que no puedo controlar los sueños, solo conectarlos -me respondió ella, con la mirada pensativa-. E incluso esta vez no conecté los sueños realmente, solo saqué al profesor del suyo, y lo puse dentro del tuyo. Porque el profesor no estaba soñando contigo, sino con ella -finalizó, y aquello me devastó el corazón-. Ahora ya sabes lo que sientes realmente, solo te queda pensar en qué vas a hacer al respecto -se cruzó de brazos ella, esperando mi respuesta.

-Yo… quiero que el profesor me conozca… -deduje, y Kirlia sonrió al respecto-. Deseo saber… -mis ojos estaban llorosos, pero si tuviera labios, estos estarían sonriendo-. Deseo saber si el profesor es capaz de amarme… como yo sé que amo al profesor… -por fin lo había decidido, esto no se trataba de querer ser un Pokémon o no. Esto se trataba de mis sentimientos por el profesor, y de si estos, podían llegar a el.