¿Disfrutaron de sus vacaciones? Yo me enfermé y estuve dos días sintiéndome sumamente débil. Pero fuera de eso, en el trabajo al parecer más de la mitad de la empresa sigue de vacaciones, lo que me deja una cantidad sumamente exagerada de tiempo para escribir. Ahora, originalmente planeaba actualizar el miércoles, pero las situaciones de vacaciones me dejaron con mucho tiempo para escribir y pues, ya que todos odian los lunes, pues vamos a regalarles una razón para disfrutar del lunes. En fin, ya me extendí mucho, a contestar los reviews:
TsukihimePrincess: ¿Te confieso algo? Nunca he leído, ni he visto, nada que tenga que ver con la princesa Cisne. Conozco la leyenda, me sé la parte de la luna, pero hasta allí, no sé ni cómo se rompe la maldición, ni me sé los nombres de los personajes, nada de nada, de hecho todos los parentescos aparentemente son meras coincidencias, te juro que no intento plagiarme nada, pero sí es preocupante el parentesco que le encuentras, tienes mi palabra de Skorupi que no te estoy mintiendo. En fin, volviendo al review, el profesor más que denso me lo imagino inocente, por extraño que suena, Dexio si es denso pero de él falta mucho para que volvamos a hablar, o puede que haga uno que otro cameo.
astridgmc: me alegra mucho que sigas disfrutando de esta historia, otra de las razones por las que actualizo tan rápido, además de por la cantidad de tiempo libre que me deja mi trabajo, es porque he tenido un flujo de reviews constante y estoy haciendo un esfuerzo por retribuirles eso. Así que sigue disfrutando de las actualizaciones veloces.
15RodriguezAccion: A mí me ha encantado tu review mi estimado o estimada, tu nombre no me deja adivinarlo, jajaja. En fin, tienes suerte de que dejaste tu review el mismo día que me digné a actualizar, creo que tengo que poner reglas sobre la actualización, en fin, estoy disfrutando esta historia, ¿no se nota? Qué bueno que estés disfrutando de las personalidades de los Pokémon, la de Skorupi es una que me gusta mucho explotar, después de todo es algo así como el papá Pokémon de Valerie. Sobre el cómo se hicieron amigos Skorupi y Quagsire, no lo había pensado, y no sé si indagaré al respecto, tal vez la respuesta aparezca, tal vez no, lo que si pretendo hacer es que salga mamá Drapion en algún punto de la historia. Mencionaste algo muy interesante, Valerie en verdad tiene una personalidad diferente cuando es una humana que cuando es una Eevee, verás, pienso que como humana es reservada e inclusive algo tímido, porque está preocupada por lo que el resto del mundo piensa de ella, se podría decir que intenta proteger una imagen de cuento de hadas alrededor de ella. Pero cuando es una Pokémon, esas inhibiciones desaparecen, se vuelve un tanto más extrovertida y hasta gruñona, la razón por lo que hago esto es porque todos tenemos esa cara que le mostramos a la gente a nuestro alrededor y otra que mostramos solo cuando no nos inhibimos, por eso Valerie, como una Eevee, tiene un comportamiento ligeramente diferente, ¿hace sentido? Kirlia en verdad complicó las cosas, jajaja, pero de ella veremos más tarde, no es la única Pokémon que espero que aparezca en esta historia que sea relevante.
Perfecto, ahora que contesté los reviews, creo que es momento de poner algunas reglas, no para ustedes, sino para mí. Como pueden ver, al parecer no existe un día en específico en el que actualizo, eso es porque la situación simplemente se da (que no se había dado en muchos años), pero necesito tener un poco de autocontrol, porque soy capaz de actualizar dos capítulos en un mismo día. Por estas razones, creo que es importante establecer una tiempo de actualización que yo cumpla, así que de momento, actualizaré cada tercer día, lo que significa que el siguiente capítulo saldría este jueves.
Otra mención importante, en este capítulo aparece una personaje que nadie conoce, pero existe realmente en el juego. Todos los nombres de los personajes que ven en esta serie, no son inventados por mí, Kali por ejemplo, la amiga de Valerie que se quedó como líder de gimnasio en lugar de Valerie, es de hecho una Kimono girl que te enfrentas en el gimnasio de Valerie, la del Kimono negro, así como ella está Katherine (que aparece en este capítulo), que es la kimono girl fisicoculturista del kimono blanco y cabello rubio que también aparece en el juego. Así pues, en este capítulo sale otro personaje que aparece en el juego, en ningún momento me invento OCs. Si acaso hay OCs, esos son los Pokémon que salen en la historia e interactúan con Valerie.
Ya con estas aclaraciones creo que es suficiente, disfruten de este capítulo y nos vemos en tres días más.
La chica que quería ser un Pókemon.
Capítulo 6: Un sentimiento incontrolable de amor.
Región Kalos. Ciudad Tempera.
-Valerie… Valerie… tienes que despertar, Valerie… -la voz de Kirlia era constante e insistente. Pero yo me encontraba sumamente cansada y quería continuar durmiendo. Los brazos del profesor se sentían hoy más agradables que en cualquier otro día, y no deseaba despedirme de esta sensación tan pronto. 'Al menos por las mañanas, el profesor es todo mío', pensé alegremente, sonriendo y disfrutando del abrazo del profesor-. Por Arceus, esto no puede estar pasando, Valerie. Tienes que despertar inmediatamente -insistía Kirlia, sacudiéndome.
-No me molestes… -recriminé mientras abría los ojos y la miraba allí, preocupada, casi diría yo que aterrada-. Por las mañanas solo quiero sentir el abrazo del profesor. Es lo más cercano que jamás estaré de él al parecer -me molesté, y Kirlia hizo una mueca y colocó su mano sobre sus labios, pidiéndome que me callara-. Vete a dormir… -insistí y volví a acurrucarme.
-¡No pareces entender lo peligrosa que es la situación! -alzó un poco la voz, aunque seguía susurrando, yo tan solo hice una mueca de descontento y volví a acurrucarme- Bien, solo prométeme que no vas a gritar… -escuché a Kirlia moverse por la habitación, era un poco escandalosa, pero yo no quería despertar aun, así que insistí en ignorarla. Al poco tiempo, sin embargo, lo volvió a intentar-. Abre los ojos con calma -Kirlia era demasiado molesta, pero ya se me había escapado el sueño, así que abrí los ojos, y la encontré cargando un espejo frente a mí, solo entonces supe a lo que se refería Kirlia con que no se me ocurriera gritar.
Mi rostro palideció. En el reflejo del espejo estaba yo, en mi forma humana, y enrollada por las sabanas de la cama del profesor, quien me tenía apresada en un abrazo mientras dormía, inclusive su barbilla se encontraba presionada contra mi cabeza. El profesor afortunadamente no se había tapado en toda la noche, de haberlo hecho mi situación, que ya de por sí era embarazosa y peligrosa, hubiera sido incluso más vergonzosa, las sabanas eran lo único que me impedía estar desnuda mientras él me abrazaba. Me moví un poco, intentando salir de su abrazo, y de pronto un sonido de cascabel me paralizó en seco, alrededor de mi cuello tenía la Campana Alivio amarrada a la Bufanda Rosa que Malva me había regalado.
-Ayúdame… -supliqué a Kirlia. Ni siquiera podía moverme porque de hacerlo el cascabel podría despertar al profesor-. ¿Por qué soy una humana? ¿Es porque ayer deseé conocer al profesor como una? Si se despierta, definitivamente no va a querer saber nada de mí -lloré en mi temor.
-Lo vas a despertar si sigues hablando -me reprendió Kirlia-. El profesor tiene el sueño pesado, pero no abuses. Voy a levantarle el brazo, tú aprovecha para salir mientras tomas la Campana Alivio con tu mano -me explicó, y yo así lo hice, tomé el cascabel con la mano, y esperé a que Kirlia levantara el brazo del profesor. Lo hizo temblorosa y con cuidado, un paso en falso, o un movimiento muy brusco, terminarían por despertar al profesor-. Sal ahora… -me susurró, y con cuidado me zafé del abrazo del profesor, y me posé frente a Kirlia con mi rostro rojo y el cuerpo tembloroso-. Vuelve a ser una Eevee -me pidió en ese momento.
-Como si pudiera… transformarme en humana es fácil, regresar a ser una Eevee nunca me ha funcionado, solamente pasa -le expliqué, Kirlia se puso pensativa entonces, como analizando mis palabras… ¿analizando? Pero si estoy hablando humano, no se supone que Kirlia me pudiera entender-. ¿Me entendiste? -agregué con sorpresa.
-No es momento para sorprenderte, aunque ahora que lo mencionas, te entiendo perfectamente, pero eso no importa. ¿Si no puedes regresar a ser una Eevee, qué vas a hacer? -en definitiva no tenía idea. En este tipo de circunstancias, tomaría la bata del profesor y saldría de la habitación, pero el profesor se había dormido con la ropa puesta, y comenzaba a moverse alrededor de la cama como si no tardara en despertar-. ¡Tienes que salir de aquí! -alzó la voz en un susurro.
-¡No puedo salir desnuda al pasillo! -me quejé yo, y entonces me dirigí a la maleta del profesor, la abrí con cuidado, y comencé a buscar qué ponerme- Tiene que haber algo aquí que me sirva… -saqué una camisa de botones azul, y con cuidado me la puse sin soltarme las sábanas, de ninguna manera me soltaría de ellas sin estar bien cubierta-. Pantalones -me apresuré, y me apené al encontrar la ropa interior del profesor-. ¡No puedo ponerme esto! -lloré en vergüenza, lo que ocasionó que el profesor reaccionara y se diera vueltas en la cama.
-¡Es eso o arriesgarte a que te vea así! -me reprendió Kirlia, por lo que me tragué la vergüenza y me coloqué la ropa interior con cuidado, después me coloqué el pantalón, que me quedaba enorme, y se me caía con cualquier movimiento, por lo que debía sujetarlo en todo momento- Tienes que salir de aquí… rápido… -corrió en dirección al profesor, tomó una de las Pokébolas y me la lanzó-. ¡Vete! ¡Está despertando! -me ordenó.
-Pero… ¿qué va a pensar el profesor si no me encuentra en la habitación? -refuté, pero este no era el momento. Salí de la habitación tan rápido como pude, y corrí lejos de la misma mientras recorría los pasillos del hotel con torpeza buscando dónde esconderme. Ni siquiera estaba hospedada en el hotel, si no tenía cuidado, llamaría la atención de las mucamas. Pero lo más importante era alejarme de la habitación del profesor lo más que pudiera, y cuando encontré la primera puerta abierta entre los pasillos, me metí con cuidado de no ser vista y cerré con llave tras de mí. Ya estando más tranquila dentro del almacén de limpieza, miré a la Pokébola en mis manos con ojos llorosos, y liberé a Skorupi de su interior- ¡Skorupi! -lloré con miedo y vergüenza, el sorprendido Pokémon viró para verme mientras yo lo levantaba y lo abrazaba con fuerza- ¡Estaba tan asustada! -lloré con fuerza.
-¿Qué Giratinas está pasando aquí? Todavía ni me acostumbro a salir de una Pokébola y lo primero que me topo es contigo en tu forma humana y llorándome de esta forma. ¡Me lastimas! ¡Estás enorme! -me reprendió y forcejeó para que lo dejara ir, y así lo hice.
-Lo siento… -lloré, pero me sequé las lágrimas intentando tranquilizarme-. Pero es que… no sé qué hacer, no me puedo transformar en una Eevee… ayúdame Skorupi -volví a abrazarlo, de verdad estaba aterrada y apenada por lo que estaba pasando.
-¡No me abraces así! ¡Me vas a partir en dos! -volvió a quejarse y a soltarse, y yo lo miré como una niña temerosa que miraba a su figura paterna buscando su protección- Mejor cálmate, explícame las cosas, y dime por qué Giratinas puedo entenderte tan perfectamente si estás en tu forma de cría humana -una vez que pude tranquilizarme, se lo conté todo, el cómo me había transformado en una humana sin darme cuenta, el cómo Kirlia me había ayudado a salir de esa situación, y del cómo no me explicaba el que pudiera hablar con los Pokémon sin utilizar el idioma que había creado para ello-. ¿Estás de broma? ¿Cómo que no puedes regresar a ser una Eevee? ¡Se supone que tenías que convertirte en una Pokémon de tiempo completo, no convertirte de nuevo en una humana y milagrosamente entendernos a este nivel! -reprendió.
-No lo hice a propósito -me defendí yo-. Sé que hice mal en admitir mis sentimientos por el profesor, pero, yo aún quiero ser una Pokémon, no pedí volver a ser humana -le expliqué.
-¡Pues no puedes tener ambas cosas! -volvió a reprenderme, haciéndome sentir cada vez peor- O te conviertes en una Pokémon o amas al profesor. ¿No se supone que el cerebro humano está más evolucionado? Ahora resulta que te lo tengo que explicar. Seguramente la razón por la que no puedes volver a ser una Eevee es porque la hadita esa te metió la idea en la cabeza de que querías ligarte al profe, ¡pero se suponía que eso no debía pasar! ¡Tienes y debes ser una Eevee por la seguridad de todos los Pokémon! -me alzó la voz con molestia.
-¿¡Crees que no sé eso!? ¡Yo no pedí estos sentimientos! ¡Simplemente los tengo! -me defendí, y nos quedamos mirándonos fijamente por unos instantes, hasta que ambos nos tranquilizamos, y yo abracé mis rodillas con fuerza.
-¿Y entonces qué piensas hacer? -me preguntó Skorupi, y yo no supe qué responderle- Tienes que decidirte en lo que quieres, mientras tengas esa duda, vas a ir y venir entre humana y Pokémon, solo toma una decisión y respétala -insistió él, y yo lo pensé mientras miraba mis manos humanas, temerosa de lo que pudiera pasar ahora.
-Soy humana en estos momentos por mis sentimientos por el profesor… -deduje, y Skorupi me escuchó con atención-. El profesor es lo único que me ancla a este mundo humano. Sin él, no tendría razón para ser humana. Debería ser tan simple como renunciar a ese sentimiento y aceptar mi vida de Pokémon, pero… -me mordí los labios. No quería decirlo.
-Pero quieres tanto al profe que no puedes hacerlo -Skorupi lo dijo por mí, y mi rostro se coloreó de un rojo intenso-. Eres todo un caso… te volviste una Pokémon por voluntad propia, pero ahora no puedes mantenerte así -¿acaso era el profesor tan importante como para convencerme a mí misma de darle una nueva oportunidad a la vida humana por querer estar con él?-. No soy un humano, no entiendo mucho de esto, pero. ¿Qué pasaría si el profesor aceptara tu cortejo? ¿Querrías ser una humana y estar a su lado? -me preguntó sin rodeos.
-¿Pe-pe-pero qué pregunta es esa? -me apené yo- Si lo que siempre he deseado es ser una Pokémon. ¿Por qué renunciaría a esto? Inclusive si el profesor me correspondiera, yo… yo… -intenté decir, pero las palabras no salían de mi boca.
-Eres demasiado inocente -agregó Skorupi-. No podrías mentir aún si tu vida dependiera de ello. Es obvio que si el profesor te correspondiera, abandonarías tu deseo de ser un Pokémon por él -¿sería eso lo que mi corazón querría?-. Mamá Drapion solía decir, que solo el deseo más intenso podía convertir a un humano que se había transformado en un Pokémon de regreso en un humano. Pienso que debería ser igual para regresar a ser un Pokémon. Pero si no tienes el deseo genuino de regresar a ser un Pokémon, simplemente no puedes transformarte -concluyó.
-¿Eso significa que lo que quiero realmente es ser una humana? -pregunté, pero Skorupi no sabía contestarme, no entendía muy bien lo que pasaba él tampoco- No… -concluí yo, comprendiendo lo que estaba pasando-. No es que mi deseo sea ser una humana, de verdad soy feliz como una Pokémon… -intenté explicarle, aunque por sus gestos, yo sabía que no me creía-. En realidad, es por el profesor solamente. Si él no estuviera presente, yo no tendría suficientes razones para querer ser una humana -concluí con tristeza.
-¿Estás segura? -me preguntó. Lo pensé por unos instantes, recordé mi vida humana, busqué en ella alguna otra razón para continuar siendo humana. Llegué a la conclusión de que ser una humana era más una molestia que algo que me agradara, solo el profesor me hacía dudar. Así fue como acepté mi propia conclusión- Si eso es cierto, entonces la respuesta es simple. Si el profesor te corresponde, tendrás lo que quieres y renunciarás a ser una Pokémon. Pero si el profesor no te corresponde, no tienes en realidad razones para ser una humana. Básicamente, si el profe te rechaza, puedes volver a ser un Pokémon. ¿O me equivoco? -se cruzó de pinzas y me dio la espalda, yo simplemente pensé en sus palabras.
-Si el profesor llegara a rechazarme… estaría tan devastada que en definitiva no querría volver a ser una humana… -acepté aquella parte del razonamiento de Skorupi-. Pero si no lo hiciera, y me correspondiera… me sentiría muy feliz… solo eso puedo decir… -concluí.
-Entonces ya está, todo se define con el profe -concluyó Skorupi, y yo lo miré fijamente-. Si tanto quieres al profe, anda e intenta cortejarlo. Si no lo logras, asunto arreglado, vuelves a ser una Eevee y todos felices. Pero si lo logras, vete acostumbrando a que Quagsire y yo seremos tus sombras de por vida. Porque definitivamente estaremos allí todo el tiempo para asegurarnos de que no digas ni pio al respecto del secreto de la transformación -agregó con orgullo.
-Espera… -agregué confundida-. ¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? ¿Vas a dejarme… intentar cortejar al profesor? -tragué saliva con fuerza, y Skorupi asintió en ese momento- ¿Por qué? -pregunté- Pensé que querías que permaneciera como una Pokémon.
-Eso definitivamente sería lo mejor… -si yo me quedaba como Pokémon, su secreto estaba a salvo, pero si no lo hacía y me transformaba en humana para siempre, pese a que yo sé que no diría nada, Skorupi no tenía razones para creer en mí-. Pero no me gusta ver a mis amigas llorar. Y me sentiría miserable si le niego a una amiga su oportunidad de ser feliz -¿amiga?-. Así que… seas humana o seas Pokémon, en cualquier caso, me quedo con Valerie. Si estoy contigo, el secreto estará a salvo, ¿no es así? -Skorupi me considera… su amiga.
-Yo… -comencé, conmovida-. No es que odiara a los Pokémon de tipo veneno, pero admito que eran mis menos favoritos -comencé, apenada, y por las reacciones de Skorupi supe que se había molestado por el comentario-. Pero ahora… -continué-. Soy feliz de saber que un Pokémon de tipo veneno, me considera su amiga… -lo tomé en mis brazos, y lo abracé con gentileza-. Y ahora siento que no son tan malos como pensaba, y estoy feliz de que un Skorupi sea uno de mis Pokémon favoritos… aunque cualquier tipo hada me sigue gustando más -concluí entonces.
-Podías haberlo terminado en: 'estoy feliz de que un Skorupi sea uno de mis Pokémon favoritos' -me reprendió nuevamente, y yo asentí, pero de todas maneras no podía decir mentiras, de verdad era lo que sentía-. Volviendo al tema -se separó de mí y me miró fijamente-. ¿Qué hacemos para que le gustes al profe? -me preguntó.
-Podría empezar por… -me apené un poco-. Conseguir algo mejor que ponerme, no es vanidad, pero, se me están cayendo los pantalones, y debajo de estos estoy usando algo que me está dando demasiada pena -pensé en la ropa interior del profesor, y mi rostro se tornó tan rojo como una baya Tamato-. Si quiero que el profesor se fije en mí, no puedo presentarme ante él así… necesito ropa más femenina y de mejor gusto, pero… en Ciudad Tempera no hay una tienda de ropa que maneje mi marca… además que, aunque la hubiera, no tendría dinero para comprarla, y si tuviera dinero, probablemente sería más inteligente comprar algo para desayunar… comienzo a sentirme como una indigente… -me deprimí por el pensamiento.
-No entiendo qué balbuceas, pero, si es parte del ritual de apareamiento que te forres de cosas raras, aquí puede que haya algunas -los Pokémon en definitiva no tienen tacto-. ¿Qué tal esto? -tomó algunos trapos sucios que se encontraban en el lugar.
-En definitiva eso no ayuda -me molesté-. Hay algo que podría hacer, pero… es arriesgado, y si el profesor me ve, tendré muchos problemas, sin mencionar que es muy vergonzoso. De momento tendrás que regresar a tu Pokébola -le pedí, sacando el mencionado objeto, Skorupi asintió y se dejó llamar. Abrí la puerta con cuidado y miré en todas direcciones, algunas mucamas ya se encontraban en los pasillos y murmurando.
-¿Escuchaste? Al parecer alguien le robó al huésped de la habitación 404. Le abrieron la maleta, se robaron algo de su ropa, a un Eevee y a un Skorupi -el profesor ya había despertado, y lo peor es que ya había contactado a los administradores del hotel. Pronto, con la descripción de las prendas robadas, seguro daban conmigo-. La persona ya pidió que se revisen los videos de vigilancia pero, la gerente no ha llegado aún, y solo ella los puede revisar -¿videos de vigilancia? -me aterré, miré a las esquinas de las paredes, y vi las cámaras allí. Tenía que apresurarme, no solo a encontrar mejores prendas, sino a hacer algo con esos videos.
Me dirigí a la recepción teniendo cuidado de evadir a quien fuera que pasara. Por la forma en que me encontraba vestida era evidente que llamaría la atención, más aún por qué iba descalza. Evadí los elevadores y utilicé las escaleras para llegar hasta la recepción y escabullirme al área de videoteléfonos. Al ser un hotel, podía usarlos sin costo, siempre y cuando fuera huésped, lo que no era, así que tuve que disimular e ingresar el número de la habitación del profesor.
-4-0-4… -recordé el número, y después comencé a marcar el número del gimnasio de Ciudad Romantis-. Vamos, vamos, contesten, alguien conteste -miraba en todas direcciones con el temor de ser descubierta, hasta que por fin una de mis discípulas contestó-. Que alegría, Katherine. Justo la chica a la que necesitaba contactar -me alegré al ver a mi amiga en la pantalla. La incrédula chica rubia me miró con sus ojos dorados sorprendidos.
-¡Eeeeehhhhh! ¡Ama Valerie! ¿Que son esos trapos que está vistiendo? -gritó con fuerza, y yo miré en todas direcciones asustada, pensando que alguien podría haber escuchado semejante grito de mi discípula. Para mi fortuna, no fue así- ¡Pareciera que fue víctima de un robo y algún desalineado le prestó prendas cualesquiera para vestir mientras buscaba ayuda! -lloró ella.
-¿Prendas cualesquiera? Si el profesor no es tan desalineado… quiero decir… -me apené, e intenté mantener la calma-. Katherine, tú trabajaste en el hotel Costa Tempera hace tiempo. Estoy en el hotel y definitivamente podría usar algo de ayuda. No puedo explicarte con detalles pero no tengo dinero y solo tengo estas prendas. Debe haber una forma en que puedas ayudarme, y por favor no le digas a las demás de esto -cerré mis manos en forma de plegaria.
-No entiendo lo que está pasando, pero, sí trabajé en el hotel antes de contratarme en el gimnasio, aunque no sé si pueda hacer algo por usted con tan poco tiempo -me explicó.
-Debes conocer a alguien que pueda ayudarme… -le supliqué, era mi única oportunidad-. Te prometo que te lo compensaré de alguna manera. Por favor… -la desesperación me consumía, si la situación continuaba como hasta ahora, solo era cuestión de tiempo para que me descubrieran, o peor, de que me topara con el profesor.
-Conozco a alguien pero no sé si pueda ayudarle mucho -respondió ella con preocupación, yo tan solo continué mirándola con ojos de súplica-. Espere allí y no se mueva. Enviaré a una amiga por usted -insistió.
-Con que pueda traerme algo de ropa me conformo -aseguré, Katherine colgó entonces el videoteléfono, y yo esperé allí a que alguien llegara. Afortunadamente era temprano, por lo que había muy poca gente en el lobby. Pero aun así yo me sentía en extremo vulnerable. Miraba en todas direcciones, esperando a que algo pasara, buscando a alguien que pareciera estarme buscando. Pasaron varios minutos y aún nada, me vi tentada en intentar llamar a Katherine otra vez y preguntar si había arreglado algo, pero entonces escuché los rápidos y furiosos pasos de tacones altos, y mi piel se puso de gallina cuando Malva entró en el lobby, sumamente molesta.
-¡Exijo una explicación! -gritó ella furiosa ante la recepcionista, y yo viré y posé mi atención en el videoteléfono como si estuviera hablando con alguien. Malva estaba a mis espaldas, a tan solo unos metros de mí, recriminándoles a las recepcionistas incesantemente- Alguien entró en la habitación de mi acompañante y le robó a dos de sus Pokémon. De no ser porque su Kirlia de alguna manera se liberó, seguramente le hubieran robado más cosas o peor, pudieron haberlo lastimado. ¡Exijo hablar con la gerente inmediatamente! -Malva definitivamente daba mucho miedo cuando estaba furiosa. Si se enterara que yo tenía algo que ver, seguro mi vida peligraría.
-Lo sentimos mucho, señorita Malva, pero la gerente no ha llegado aún y ella es la única que tiene la tarjeta de acceso al cuarto de vigilancia -respondía la recepcionista, yo sentía mucha pena por ella, nadie querría estar del otro lado de una rabieta de Malva-. Lo único que sí puedo asegurarle es que no ha salido nadie del hotel en mi turno, y el personal de mantenimiento ya revisó todas las ventanas. Si hay un ladrón, este aún se encuentra en el hotel, la oficial Jenny tiene todo el perímetro asegurado -¿la policía ya está involucrada?
-¿Eres Valerie? -escuché entonces, y mi corazón se detuvo en ese instante mientras me daba la vuelta, y encontraba detrás de mí a una persona que no había visto nunca. Era rubia, y vestía un traje de guardabosques Pokémon, en sus manos cargaba un uniforme de mesera del hotel- Supongo por esa reacción y por el hecho de que vistes como indigente como describió Katherine por videoteléfono, que eres Valerie, la líder de gimnasio de Ciudad Romantis -dedujo ella.
-¿Katherine te envió? Gracias al cielo -no había palabras para describir lo feliz que me sentía al respecto, mientras la mujer me entregaba el uniforme y me guiaba en dirección a los baños, asegurándose de que nadie me veía-. Disculpa… ¿tu nombre? -pregunté incomodada.
-Kaori, trabajo en el gimnasio de esta ciudad -me respondió, y ambas entramos al baño, y una vez dentro, me encerré en un cubículo para cambiarme-. Katherine solía ser una compañera de trabajo mía y me pidió que viniera a ayudarte. Estaba tan desesperada que casi me rompe los tímpanos, balbuceaba cosas de que te habían robado, secuestrado o peor, y que necesitabas dinero para recuperarte. No tengo dinero pero puedo conseguirte trabajo de medio tiempo en lo que te recuperas financieramente -¿por eso el traje de mesera?
-Ah… no me robaron ni nada por el estilo… -aclaré mientras continuaba vistiéndome-. Pero sí perdí mi ropa y mis pertenencias -aunque no tengo forma de explicar cómo-. Te agradezco mucho la ayuda… -salí vistiendo el traje de mesera.
-El favor le va a salir muy caro a Katherine, en especial por obligarme a ayudar a la chica por la cual renunció y se convirtió en una chica Kimono -me miró fijamente. Era obvio que no se encontraba muy feliz de ayudarme-. Debes ser una persona muy importante para ella como para suplicarme por este favor. Aun así no voy a regalar mi dinero, trabajarás aquí sin paga, solo propinas, ya lo arreglé con la gerente -me informó.
-Debe ser un día muy atareado para la gerente… -concluí recordando a Malva-. Me aseguraré de buscarla y agradecerle todas sus atenciones en cuanto tenga oportunidad. En verdad le estoy muy agradecida -reverencié.
-De nada -mencionó fríamente, sorprendiéndome. Kaori no solo era una guardabosques que trabajaba en el gimnasio, también era la gerente del hotel-. Solo no me des problemas, y si rompes algo, se te descontará, no hagas que me arrepienta -finalizó ella, y salió del baño.
-No es una persona muy agradable -me dije a mí misma, pero a pesar de ello me había ayudado y me había dado un trabajo temporal. Por otra parte, ella era la gerente de este hotel, y con Malva fuera tan exigente, seguramente descubrirían que yo salí de la habitación del profesor al ver las grabaciones-. Esto está muy mal -deduje, y saqué a Skorupi de su Pokébola-. Necesito un favor -me agaché para hablar con él.
-Que cambio, la faldita corta es un buen toque. Seguro el profe cae rendido -se alegró Skorupi, apenándome y obligándome a bajarme la falda intentando que esta me cubriera un poco más-. ¿Qué hay que hacer ahora? -preguntó, y yo lo cargué y lo llevé fuera del baño y apunté a Kaori.
-La chica del cabello rubio que ahora discute con Malva -le expliqué yo-. Ella es la gerente del hotel. Solo ella tiene la tarjeta de acceso a las cámaras de seguridad, y si alguien ve esos videos, tendré muchos problemas -lo miré con detenimiento.
-Cría… por si no lo has olvidado, soy un Pokémon, ¿qué cuerno de Bouffalant es una cámara de seguridad y un video? -suspiré preocupada por el desconocimiento de Skorupi, pero entonces miré a Kaori sacar su tarjeta de acceso.
-Esa cosa en su mano, ¿la vez? -apunté en dirección a Kaori- Necesito que se la quites y me la entregues más tarde en un momento en que nadie nos vea -le pedí.
-Que raros son los humanos, pero está bien -salió Skorupi del baño, corriendo en dirección a Kaori, saltando a su mano, y arrebatándole la tarjeta-. ¡La tengo! -gritó alegremente.
-¡El Skorupi del profesor! -agregó Malva, intentando cargar a Skorupi, quien saltó fuera del camino- ¿Qué haces? ¡Solo quiero llevarte con el profesor! -intentó atraparlo Malva, Kaori intentaba lo mismo, pero Skorupi saltaba de un lado al otro evadiéndolas a las dos.
-¡Oye cría! ¿Sigues triste porque mamá Drapion era una Pokémon de crianza? -se dirigió a mí Skorupi, corriendo por todas partes con la credencial en sus pinzas- Pues mira que a mí me encanta que lo haya sido. ¡Agilidad! -gritó, aumentando su velocidad en ese momento, antes de salir disparado por los pasillos del hotel, dejando a Malva y a Kaori boquiabiertas- ¡Además de eso tengo 5 IVs! -gritó mientras se perdía de vista.
-Le expido una disculpa, señorita Malva -reverenció Kaori-. Pero me temo que sin esa tarjeta, no puedo entrar al área de vigilancia. El hotel Costa Tempera se responsabilizará por esto. Mientras recuperamos la tarjeta, le pido por favor que disfrute de un desayuno en nuestro restaurante a cuenta del hotel -le expidió un cupón, y Malva lo tomó de mala gana.
-Solo le advierto una cosa -se dirigió a ella Malva-. Si esos Pokémon no aparecen, haré un reportaje sobre su hotel, y las repercusiones de su deficiente gerencia se verán reflejados en una reducción significativa de su hospedaje -finalizó Malva, dándose la vuelta y dirigiéndose a las habitaciones. Malva definitivamente da mucho miedo cuando está enojada.
-De verdad lo siento mucho… -me disculpé con el viento, sabiendo que no podría disculparme con Kaori directamente. Ahora que tenía ropa más decente sin embargo, me sentía con la responsabilidad de retribuirle tanto a Katherine como a Kaori, no podía dejar que sus esfuerzos fueran en vano, aunque jamás había actuado como mesera, y además… jamás había usado una falda tan corta, al menos no sin calcetas largas-. Supongo que… de todas formas necesitaré dinero para comprar ropa e impresionar al profesor -deduje y me dirigí al restaurante, todo el tiempo preguntándome a mí misma el cómo hacía para meterme en estos problemas.
Restaurante del Hotel Costa Tempera.
-¡Orden para la mesa 25 lista! -cuando me presenté en el restaurante, los cocineros no me dieron siquiera el tiempo de explicarles la situación. Me vieron vistiendo de mesera, y de inmediato me entregaron los platillos de los comensales, sin preocuparse siquiera de que no me supiera la numeración de las mesas- ¿Qué esperas? ¡Rápido! ¡El turno de Brooke ya acabó y te toca atender sus mesas! -me reprendió el cocinero.
-Pero nadie me ha explicado… -intenté decir, pero el cocinero había regresado a la cocina mientras yo hacía malabares con las bandejas en mis manos intentando que no se cayeran las bebidas y platillos sobre ella- ¿Cuál es la mesa 25? -pregunté contrariada.
-Vaya, vaya -escuché, pero no había nadie cerca, solo una inmensa pajarera con un Chatot dentro-. Así que otra humana dejó el puesto. La novata no sabe en el problema en que se metió. Casi siento pena por ella -se burló de mí el Chatot.
-Y yo casi sentía pena por ti que estás encerrado en una pajarera en lugar de estar libre fuera de ella -me defendí con molestia, ya había tenido un muy mal día como para permitir que un Chatot me menospreciara.
-¿Ah? ¡Una humana que habla Pokémon! -se sobresaltó el Chatot, y pese a que quería seguir charlando con él, el jefe de cocineros salió y colocó más platos en mis brazos mientras mencionaba más mesas- ¿De verdad hablaste conmigo? ¿No lo imaginé? -se sobresaltó, pero yo apenas y podía cargar tantos platos de comida.
-No tengo tiempo para esto… -me quejé, y comencé a llamar a los comensales-. ¿Mesa 25? ¿Alguien? -agregué con vergüenza, mientras todos me miraban confundidos- ¿Alguien de la mesa 25? -volví a preguntar.
-¿Es broma? Los comensales no saben los números de sus mesas -me explicó el Chatot, los brazos ya me temblaban por el esfuerzo-. La mesa 25 es la del viajero con la mochila inmensa. La 9 la de la familia con el niño del peluche de Charizard y cabello de lana de Mareep, la 12 está del otro lado cerca de la vista a Bahía Azul, en la que está sentado el hombre gordo del traje morado, y la mesa 32 es la que tiene a esa pareja de turistas que juntan los picos -me explicó.
-¿La pareja que no deja de besarse? Gracias… quiero decir, entendido -corregí recordando que la palabra gracias no existía para los Pokémon, y entonces fui a entregar los platos de comida a los comensales. Afortunadamente, y por mis días de modelaje, podía moverme con todos esos platos en los brazos, aunque estos me temblaran por no estar acostumbrada al peso.
-Eres patética. Seguro te contrataron solo a base de propinas, tienes cara de que no sabes ni lo que haces -me fastidió Chatot, burlándose de mí sonoramente, con una carcajada muy molesta.
-Jamás había sido mesera antes, ¿ok? -me defendí, pero tan solo me acerqué a la pajarera, el chef me abordó con más platillos para otras mesas que no sabía dónde estaban- ¿Un poco de ayuda por favor? -le supliqué.
-Ni te esfuerces, nadie dura en este restaurante -me explicó Chatot-. Este restaurante está siempre tan concurrido que los meseros prometen regresar pero nunca lo hacen. Las propinas son buenas por lo que he oído, pero nadie soporta tanto trabajo. Además, como nadie capacita a los meseros, nadie sabe a quién entregar los platillos. Tarde o temprano te vas a rendir -aseguró mientras el chef me abordaba con más platos.
-No es como que quiera trabajar aquí… pero necesito esas propinas -aseguré-. Además… tú sabes la numeración de las mesas. Puedes ayudarme -le pedí apelando a la amabilidad de los Pokémon, pero este me miraba con desdén.
-¿Y yo que gano si te ayudo? ¿Alpiste? -se burló de mí. Me di cuenta entonces de que no todos los Pokémon eran tan amables como yo había esperado- Te ayudaré, con una condición. A los Pokémon no nos molesta servir a los humanos, pero ser la mascota del local no es agradable. Dame tu palabra de humana de que me liberarás de esta pajarera, y te ayudaré -me pidió.
-No me alegra que se aprisione a los Pokémon, menos de esta manera, pero… ya causé suficientes problemas aquí -le aseguré, y cuando el chef salió, y vio que no quedaba más espacio en mis brazos, colocó el platillo que traía consigo en mi cabeza, forzándome a bailotear para recuperar el equilibrio-. Está bien, lo haré. Tienes mi palabra de humano -acepté.
-Las mesas 2, 3, y 4 están en la cara del restaurante que ve al lobby, la 7 está del lado del mostrador de cobro, y la mesa 12 ya la atendiste, ese es el segundo platillo del gordo del traje morado -me explicó, y yo me apresuré a entregar la comida-. ¡Te hablan de la mesa 27! ¡Quieren más agua de bayas Citrus! ¡La máquina del rellenado está cerca de la fuente con la forma de un Swanna! -apuntó con su ala, y yo rápidamente fui a atender aquella mesa.
-¿Qué nadie más trabaja aquí? -le pregunté contrariada, y como siempre ocurría cuando me acercaba a la pajarera, el chef salía y me ponía más platos en los brazos antes de refunfuñar y volver a la cocina- Jamás en mi vida había hecho otra cosa que no fuera confeccionar kimonos -me apené, ya con los brazos adoloridos.
-Mesa 33 en la salida de los baños, mesa 28 con la niña del peluche de Pikachu y con pijama de Pancham -me apuntó, y yo asentí, dirigiéndome a esas mesas, entregando los platillos, y regresando a la pajarera-. No solo entregues platillos, tienes que tomar órdenes -asentí y salí corriendo a atenderlos-. Esa es la mesa 42, anota el número de la mesa cuando la atiendas, y no olvides recomendarles la especialidad de la casa, crepas de dulce de nata. ¡Y da la bienvenida a los comensales! -ordenó.
-Bienvenidos sean al restaurante del hotel Costa Tempera, mi nombre es Valerie y seré su mesera. ¿Puedo recomendarle las crepas de dulce de nata? Son la especialidad de la casa -era extraño atender a otras personas, en especial cuando siempre se me había atendido a mí-. ¿Desea algo de tomar? -recordaba el cómo me atendían, e intentaba que mi servicio se pareciera.
-¡Cuenta para la mesa 5! -gritaba Chatot siempre que alguien pedía la cuenta. De no ser por sus instrucciones, seguramente no habría podido atender como era debido, y en definitiva no hubiera recibido las propinas que recibía- ¡Felicidades, esa es mucha propina! -me explicaba Chatot tras verme recoger mi parte de la ganancia, aunque la verdad no me parecía mucho- Buen trabajo, ahora limpia y apresúrate, que ya vienen más comensales, rápido -me fastidió.
-¿No crees que te estás divirtiendo mucho dándome ordenes? -me defendí yo, mientras Chatot celebraba y continuaba dándome instrucciones, haciéndome correr de un lado del restaurante al otro, atendiendo a más y más gente.
-Oye, no todos los días un Pokémon tiene oportunidad de ordenar a un humano, hazte a la idea -continuó burlándose, mientras yo me secaba el sudor del esfuerzo e intentaba ganar algo del aire perdido-. Oh, un señor penas en camino. Se amable, cuando un humano está deprimido no suele dejar muy buena propina y todo le molesta -me explicó.
-Después de limpiar el vómito del niño de la mesa 17, ya nada puede molestarme -mencioné sintiéndome enferma por el amargo recuerdo-. Bienvenido al restaurante del hotel Costa Tempera, mi nombre es Valerie y seré su mese… -había comenzado casi por inercia, pero cuando me di cuenta de a quien estaba atendiendo, mi corazón se detuvo-. ¿Profesor? -me sobresalté, y el profesor me dirigió la mirada.
-Oh… yo te conozco -me apuntó, y de pronto me paralicé frente a él-. Eres Valerie, la líder de gimnasio de Ciudad Romantis. ¿Qué está haciendo aquí? -pude haber imaginado mil maneras de que tuviéramos nuestro primer encuentro, esta no era una de ellas- Oh… disculpa el atrevimiento. Soy el profesor Agustín Sycamore. Hacía tiempo que deseaba conocerla, señorita, si es que en verdad es usted… -¿qué debía hacer? El profesor nunca me había conocido en persona, podía negarlo rotundamente si así lo quería, pero, yo simplemente no podía mentir… mucho menos a él-. ¿Es en verdad usted? -me preguntó.
-¡Si! -grité sorprendida, lo que preocupó al profesor-. Qui-qui-quiero decir… así es, profesor… Romantis de Ciudad Valerie, digo Valerie líder Sycamore… quiero decir, Profesora Valerie Ciudad Agustín… yo… -¡Qué vergüenza!-. ¡Lo siento mucho! -me disculpé, y oculté mi rostro detrás del menú.
-¿Qué fue todo eso? -se soltó en una carcajada el profesor, e inclusive se limpió algunas lágrimas traicioneras- Lo siento… lo siento… no era mi intensión burlarme de una señorita, pero… he estado un poco deprimido, y tu reacción me ha alegrado bastante -me ruboricé por la mención, a mis adentros seguramente pegué un grito de pena-. Ahora… respira profundamente… -me pidió, y así lo hice-. Ahora exhala… -obedecí, relajándome un poco-. Ahora… volvamos a empezar. Mi nombre es Agustín Sycamore. ¿Y tu nombre es? -me pidió.
-Valerie… -me presenté-. Líder de gimnasio de Ciudad Romantis… encantada de conocerlo… profesor… -mi rostro aún estaba ardiendo de vergüenza, pero por lo menos ahora estaba más calmada, lo suficiente para articular oraciones completas-. Bienvenido sea al restaurante del hotel Costa Tempera… ¿puedo tomar su orden? -pregunté con modales.
-Podría si me entregaras el menú -sonrió él, y la vergüenza me invadió nuevamente, pero le entregué el menú de todas formas. Ahora ya no tenía nada con qué cubrirme el rostro, por lo que desviaba la mirada intentando no posarla sobre el hombre frente a mí-. Espero no sea indiscreta mi pregunta, pero… ¿por qué está trabajando como una mesera? A decir verdad, esperaba que nuestro primer encuentro fuera un poco más… no lo sé… ¿mágico? Usted es la líder de Ciudad Romantis después de todo -me miró fijamente.
-Bu-bueno… -me apené mientras frotaba mi cabellera en nerviosismo-. Ni yo misma lo sé… profesor… no he sido yo misma últimamente. Actualmente yo ya no sé… lo que quiero en esta vida… es deprimente, y me tiene muy confundida… -¿por qué dije eso? No solo mi primer encuentro como humana con el profesor había resultado ser decepcionante, pero ahora le estaba dando una impresión de debilidad. Me sentía patética, deseaba desaparecer.
-Todos perdemos el camino de vez en cuando -me respondió el profesor, y yo lo miré fijamente, aún ruborizada-. La vida no siempre es como la esperamos. Podemos pensar que es un cuento de hadas, y que todos nuestros problemas tienen una solución mágica que nos llenará el alma, y es una forma muy bella de pensar. Pero cuando la vida nos golpea muy duro, pocos son los que se levantan e intentan seguir adelante -asentí a duras penas, más por vergüenza que por entender sus palabras-. Lo de su gimnasio debió herirla mucho, tanto que ha perdido su camino, su convicción. Pero aquí está, señorita, y sigue luchando, evolucionando. Eso es digno de admirar. Llegará el día en que se encuentre a sí misma, y podrá volver a sonreír como… -¿como? ¿Cuándo me ha visto sonreírle, profesor? No me diga que… está recordando el sueño en que nos conocimos. Es verdad, este no es nuestro primer encuentro, la primera vez que nos conocimos como humanos, fue dentro de un sueño-. Como espero algún día… poder verla sonreír… -sentí un flechazo perforarme el corazón en ese momento. Definitivamente estaba enamorada de este hombre, y deseaba darle a ese hombre razones para enamorarse de mí.
-Nada… nada me haría más feliz que… -no sabía lo que estaba diciendo, simplemente lo hacía-. Nada me haría más feliz que poder sonreír sinceramente para usted… profesor… -le sonreí, y vi en el rostro del profesor un rubor que no me esperaba ver, pero que en ese momento me hizo muy feliz-. Después de todo usted es la persona a la que a… -no, definitivamente no puedo decir eso. Si dejo que mi corazón hable sin mi mente, podría arruinarlo todo-. Admiro mucho… yo lo admiro mucho, profesor… -esa no es una mentira-. Para mí… es una gran inspiración… -terminé, le sonreí, y de reojo vi a Malva entrar en el restaurante-. Supongo que necesita tiempo para pensar qué va a ordenar. Por favor tómese su tiempo, y le agradecería que no mencionara a nadie que me vio -me retiré entonces a paso apresurado.
-¡Oye, espera! -intentó detenerme, pero yo me alejé lo más que pude y me oculté tras una columna, y solo entonces cuando supe que nadie me miraba más que el Chatot en la pajarera, hundí mi rostro en el delantal que llevaba puesto y grité con fuerza y vergüenza.
-Encontramos a Skorupi, pero huyó de nosotras -se sentó Malva en la mesa del profesor, quien la recibió con cierta vergüenza-. La encargada del hotel lo está buscando. También tenemos la esperanza de que Eevee no haya sido secuestrada, sino que se haya escapado. Verás que lo encontraremos, cariño -escuchar a Malva referirse al profesor de esa forma, me era doloroso.
-De verdad espero encontrar a Eevee. Skorupi también me importa pero, esa Eevee me preocupa aún más -¿está tan preocupado por mí? De alguna manera eso me hace sentirme feliz. Aunque solo soy una Eevee para usted-. No me lo perdonaría si algo llegara a pasarle. ¡Tengo que encontrarla! -intentó levantarse el profesor, pero Malva lo volvió a sentar.
-Tienes que relajarte -le pidió Malva-. Yo también estoy preocupada por Eevee, amor -¿amor? Malva… de verdad que eres muy directa…-. Pero todo el hotel los está buscando. Ya verás que aparecerán, pero tienes que relajarte. Te propongo que desayunemos algo y nos unamos a la búsqueda ya con nuestras ideas en orden -le pidió tranquilamente.
-Valerie… -quería seguir prestando atención, pero entonces noté a Skorupi debajo de la jaula de Chatot, quien me mostraba la tarjeta desde su escondite-. ¿Lo hice bien? -me preguntó con orgullo mientras dejaba la tarjeta a mis pies.
-Mamá Drapion estaría orgullosa -le respondí, tomé la tarjeta, y la guardé en mi bolsillo, luego llamé a Skorupi de regreso a su Pokébola-. Ahora solo tengo que esperar el momento correcto para poder escabullirme del restaurante sin que Malva me vea -agregué con preocupación.
-¿Esa es la tarjeta de acceso del área de seguridad? ¿Acaso eres una ladrona? -me preguntó Chatot, y yo me sorprendí por su conclusión- No… nadie con corazón cruel podría hablar con los Pokémon. Eres algo más, puedo percibirlo, pero, ¿por qué quieres entrar al área de seguridad? -me preguntó, y pese a que escuchaba que me llamaban para atender a más comensales, decidí prestarle mi atención a Chatot.
-¿Has escuchado la historia del Swanna que se transformó en una humana? -le pregunté, y por la forma en que Chatot abría su pico en incredulidad, deduje que conocía la historia- Usé mis conocimientos sobre ese secreto para convertirme en una Eevee, y después me transformé en una humana. Ahora las cámaras de vigilancia del hotel grabaron ese evento, y necesito destruir las cintas para poder mantener el secreto -no era enteramente una mentira, pero era la forma en que podía explicárselo mejor a Chatot-. Llevas mucho tiempo encerrado aquí, ¿verdad? ¿Sabes lo que es una cámara de seguridad y lo que es una cinta de video? -le pregunté.
-He visto a los técnicos reparar las cámaras, y sé dónde está el cuarto de seguridad. ¿Por qué? -me preguntó, y yo le mostré la tarjeta de acceso- También sé cómo se usa eso, pero… ¿por qué habría de ayudarte? -me preguntó.
-Porque estoy por cumplir la promesa de liberarte, y porque alguien tiene que destruir esa cinta de video y yo no sé dónde buscar -le expliqué, abrí la puerta de su jaula, y le coloqué la tarjeta alrededor del cuello-. Y porque sé que en los Pokémon se puede confiar -le sonreí.
-No deberías confiar en todos los Pokémon -me respondió Chatot, y salió volando sin darme tiempo de intentar convencerlo. Se hizo un gran escándalo cuando Chatot se escapó, varios comensales se asustaron por el violento abatir de sus alas, otros intentaron atraparlo, pero Chatot salió del restaurante de todas formas, aunque no sin causar un pequeño desastre que yo tendría que limpiar al ser la única mesera del lugar, por lo que suspiré contrariada.
-Elijo confiar en ti de todas formas -me dije a mí misma y entré en la cocina-. Chatot se escapó e hizo un desastre en todo el lugar, necesito que alguien me supla como mesera para poder limpiarlo todo -les pedí a los chefs, y por supuesto que se quejaron, pero era ayudarme o ponerse a limpiar. Así fue como uno de ellos se resignó a ayudarme y se colocó un uniforme de mesero mientras yo buscaba trapeador, mandiles y un cubre bocas, para aparentar ser una empleada de limpieza, inclusive amarré mi cabellera en una trenza para ocultar mejor mi identidad. Para cuando salí de la cocina, ya uno de los chefs estaba tomando la orden del profesor y de Malva, aunque noté que el profesor me buscaba por todas partes. Tuve que ignorar el deseo de dirigirle la mirada, e ignorarlo para poder limpiar el restaurante como se esperaba de mí, y así dejar de causarle problemas a los demás.
Recepción del Hotel Costa Tempera.
-Estoy agotada… -toda la mañana y toda la tarde, mi trabajo en el restaurante me consumió el tiempo. Jamás me había sentido tan cansada en toda mi vida, y cuando por fin pude sentarme en el lobby para acomodar mis ideas, ya no me quedaba energía para siquiera contar el dinero de mis propinas-. Me duelen músculos que no sabía que tenía -me quejé, y entonces sentí que colocaban algo frio sobre mi frente-. Ow… -era Kaori, ofreciéndome una bebida fría.
-Buen trabajo hoy… realmente nos sacaste de un apuro -se sentó ella, ahora vistiendo su traje de gerente del hotel, en el sillón junto a mí-. Te seré sincera… a nadie le gusta trabajar en este hotel, por eso cuando Katherine me pidió ayudarte, egoístamente te di un traje de mesera para salir del apuro de que todo el personal había renunciado -me explicó, y aquello me hizo comprender un poco mejor el por qué había tenido un día tan atareado-. Hoy, sin embargo, fue un día mucho peor que otras veces. Robaron en una habitación y no encontramos a los Pokémon que se perdieron, el Chatot que era la mascota del restaurante también se perdió, y en un hecho inexplicable, los videos de vigilancia fueron saboteados, las cintas fueron veladas, están inservibles -Chatot me ayudó entonces. Estoy a salvo porque veló las cintas.
-Pero eso significa que… usted podría perder su trabajo por todo lo que pasó hoy… -ella asintió, se le veía bastante deprimida-. Lo siento mucho… -me disculpé, y ella me miró en señal de curiosidad-. Siento que todo es mi culpa -en realidad lo era, pero no podía admitírselo.
-No te preocupes -me contestó ella-. De todas formas era algo que iba a pasar tarde o temprano. Este hotel no ha estado bien administrado desde que Katherine dejó de trabajar aquí hace tres años -me explicó ella, y recordé a mi amiga que me había conseguido este trabajo temporal-. Veras… cuando Katherine trabajaba aquí, ella cubría los trabajos del restaurante casi por completo. Era tan buena mesera que atendía todas las mesas sin problemas, y como era muy musculosa debajo de su traje de mesera, podía cargar siete platillos al mismo tiempo, era la mesera perfecta, y eso se reflejaba en sus propinas -me explicó, yo tan solo asentí y bebí del café frio que me había traído Kaori-. Pero entonces vio uno de tus desfiles de moda en la televisión del comedor… se enamoró de ti inmediatamente. Katherine no era para nada femenina, pero, cuando te vio, quiso ser tan bella como tú. Entregó su renuncia al día siguiente. Esperanzada en conocer a esa mujer tan bella que se disfrazaba como Pokémon, y pretendiendo convertirse en su discípula, aun cuando era mayor que tú -sonrió Kaori, apenándome.
-¿Eso de verdad pasó? -me sorprendí, y ella asintió, sonriendo y recordando aquellos viejos tiempos. Yo me sentía bastante mal al respecto, ni siquiera conocía a Kaori y ya le había causado demasiadas molestias, sentía que tenía una deuda con ella.
-El problema principal de este hotel es que después de que Katherine era tan eficiente, el dueño definió que si una persona podía hacer ese trabajo, una persona con las mismas ganas podía reemplazarla. Claro que cuando un mesero entra a trabajar aquí, al día siguiente no le quedan ganas de regresar. Nadie tiene la fuerza de Katherine -eso es verdad, ella levantaba pesas y deseaba ser fisicoculturista antes de conocerme-. Pero descuida, mandaré una carta de recomendación a los otros hoteles. Podrás acomodarte en uno sin problemas -me aseguró.
-En realidad no deseo trabajar de mesera en un hotel, solo quería salir de un gran apuro -pero terminé metiendo a Kaori en un apuro aún más grande-. Se-señorita Kaori… si lograra encontrar a los Pokémon que se perdieron… ¿cree que esa reportera le perdonaría el mal servicio? -le pregunté yo preocupada.
-Si eso pasara, estoy segura de que no haría un mal reportaje para mermar la reputación del hotel. Pero de todas formas la reputación del hotel ya está por los suelos -me explicó, y yo me mostré apenada de escuchar aquello-. Pero, si esos Pokémon aparecen y conservo mi trabajo como gerente. Puedo asegurarte que haré mi mejor esfuerzo por levantar este lugar. Después de todo, será un trabajo de medio tiempo para mí, pero me volví la gerente hace solo tres semanas, antes yo era la mesera y apenas y estaba buscando los reemplazos -me sonrió.
Ella había hecho tanto por mí, una total desconocida. Puede que lo haya hecho por mi amiga Katherine que se preocupaba por mi bienestar, pero no había duda en mi corazón de que yo le había causado muchos problemas por haber deseado ser humana para conocer al profesor. Tenía que hacer algo para ayudarla, no podía dejar que las cosas siguieran así, incluso si significaba sacrificar todo lo que había logrado hasta ahora.
-Sé que aparecerán. Solo sea paciente -le prometí, y caminé a paso acelerado a la salida del hotel. Ya estaba anocheciendo y casi no había gente en los alrededores, busqué un lugar seguro lejos de las cámaras de vigilancia, saboteadas o no, seguro para estos momentos ya estarían grabando de nuevo, y no podía dejarme grabar transformándome-. Trabajé tanto… y ahora tengo que abandonar todo este dinero que gané -me entristecí mientras veía las ganancias en mi bolsillo. Frente a mí entonces cayó una cinta de cámara de vigilancia destrozada, y Chatot aterrizó sobre de ella-. ¡Chatot! -me alegré de verlo, y de saber que me había ayudado.
-No fue fácil, rompí todo lo que pude, pero no fue hasta que la aterrada humana con la que estabas hablando intentó salvar esta cosa que supe que era lo que estaba buscando -me explicó Chatot, y yo tomé la cinta y la arrojé en el bote de basura más cercano-. Hice lo que me pediste como compensación por dejarme ir. Pero tengo curiosidad. ¿De verdad esperas que te crea que puedes transformarte en un Pokémon? -me preguntó, y yo le sonreí alegremente.
-Puedo hacerlo. Porque tengo un deseo muy grande de convertirme en uno -esta vez estaba segura de ello. Por regresarle el favor a Kaori, por ayudarla a conservar su empleo, tenía que lograrlo, definitivamente debía poder hacerlo-. Pero, si no me crees. Podemos hacer una apuesta -le sonreí a Chatot-. ¿Notaste que había un humano que me hacía despedir un aroma peculiar, como de feromona de apareamiento humana? -agregué un poco avergonzada.
-Ah, el profesor que se veía triste, lo recuerdo. Fue el hedor más fuerte que jamás haya olido. Fue vergonzoso verlo, y actuabas de una manera ridícula frente a él -aseguró Chatot, lo que confirmaba que yo producía esos olores al estar cerca del profesor-. Él también despidió olores de admiración, como si aceptara tu cortejo, pero eran muy tenues -me confesó.
-Por favor ya no entres en más detalle que si lo haces no podré transformarme -me apené, y Chatot me miró confundido-. A ese hombre… si de verdad puedo transformarme en un Pokémon, en este momento. Prométeme que lo seguirás hasta el próximo asentamiento humano, llevando mis cosas contigo. ¿Lo prometes? -le pedí desesperadamente.
-Si de verdad pudieras transformarte en un Pokémon lo seguiría a donde fuera como una som… -intentó decir, pero entonces notó la luz que me rodeaba, y me vio encogerme hasta convertirme en una Eevee. Chatot definitivamente estaba sin habla-. ¡En el nombre de Arceus! ¡De verdad te convertiste en un Pokémon! -se sobresaltó él.
-¿Lo hice? -me pregunté, y entonces miré mi pelaje en mi patita de Eevee- ¡Lo hice! ¡Lo hice! ¡Lo hice! ¡Mi deseo de salvar el trabajo de Kaori fue lo suficientemente grande! -bailoteé con alegría, mientras Chatot seguía incrédulo- Lo prometiste, que seguirías al profesor al siguiente asentamiento. Aún no sé lo que el profesor piensa de mí como humana, y definitivamente voy a poner todo mi esfuerzo en saberlo, y necesitaré de ropa y de mi dinero para conseguirlo. Prométeme que me llevarás todo esto al siguiente pueblo -le pedí usando Ojitos Tiernos.
-Tenía que abrir el pico -se tapó el rostro con un ala Chatot, y yo lo miré fijamente con una mirada que decía: 'lo prometiste'-. Está bien, lo haré -salté alegremente, y dejé mi ropa y mi dinero allí atrás con Chatot mientras yo corría a la recepción con la Pokébola de Skorupi en mi hocico. Cuando encontré a Kaori, salté sobre sus piernas con alegría, asustándola en el proceso.
-¿Eh? ¿Pero qué? ¿El Eevee del profesor? -se sorprendió ella, y entonces tomó la Pokébola de mi hocico- ¿Esto es…? -moví mi cola con alegría, y Kaori entonces salió conmigo en brazos buscando a mí yo humana por todas partes. De reojo alcancé a ver a Chatot volando con mis cosas en dirección a los árboles. No importaba cuanto me buscara Kaori, ella simplemente no podría encontrarme- ¡Valerie! -gritó ella- ¡No sé cómo lo hiciste pero gracias! ¡De corazón, muchas gracias! -agregó con ojos llorosos, ella de verdad quería este trabajo. No, Kaori. Gracias a ti por enseñarme que no solo por el profesor soy capaz de cambiar. Hay otros buenos humanos en el mundo después de todo.
Zona de habitaciones.
Al poco tiempo, Kaori me llevó frente a la habitación 404 y tocó a la puerta, cuando el profesor abrió la puerta, no esperó explicación alguna, me tomó de brazos de Kaori y me abrazó con fuerza, con demasiada fuerza diría yo.
-¡Eevee! -gritó con alegría, y de la habitación de al lado, Malva salió sorprendida, y rápidamente me acarició la cabeza también. Mi rival en el amor o no, mientras yo era una Eevee ella me quería mucho, y la verdad es que yo la quería también, aunque me diera miedo cuando se enojaba- ¿Cómo podré pagarle, señorita? -preguntó el profesor.
-No demandándome sería un buen inicio -respondió ella mientras le entregaba al profesor la Pokébola de Skorupi, y las prendas del profesor-. Encontramos también su ropa en el baño de mujeres. Si tuviera que adivinar, pensaría que alguna fanática desquiciada se enteró de que se hospedaba aquí, de alguna forma se metió en su habitación, y se vistió en sus prendas para sentirse como parte de usted. Ya lavamos las prendas por cierto, quien sabe que habrán hecho con ellas -oye, esa es una explicación bastante vergonzosa, no hice nada malo con esas prendas-. Ahora, si me disculpan, debo seguir trabajando -informó.
-¿Así que tengo una rival por el amor del profesor? Una rival muy pervertida debo agregar -oh, viniendo de ti eso apenas es un insulto-. Pero estoy muy feliz de verte, Eevee. No sabes lo preocupados que estábamos el profesor y yo por tu seguridad. No lo vuelvas a hacer -me reprendió Malva, y pude sentir que su preocupación era genuina.
-Eevee… sé que prometí liberarte, pero mientras ese día llega soy tu entrenador. No vuelvas a asustarme así -me suplicó el profesor. Ow, verlo tan preocupado es tan adorable, no me molestaría volverme a escapar por verle ese rostro de preocupación, me siento más enamorada todavía-. No lo vuelvas a hacer -ya me sentí culpable, está bien, no lo volveré a hacer.
-Han sido demasiadas emociones por un día, cariño. Será mejor que durmamos un poco, ya vamos un día retrasados por el incidente -no lo llames cariño, me cuesta trabajo apreciarte cuando lo llamas así como delimitando tu territorio… oh, es verdad, yo hice algo más extremo-. Descansa… -se acercó Malva, y para mi sorpresa hizo algo que disparó mis emociones aún más, le dio un beso en la mejilla al profesor, y sin decir más, y dejándolo allí en la entrada de su habitación con el rostro perplejo, se encerró en su habitación. Malva… vas demasiado enserio con esto… ¿no tienes sentido de la decencia?
-Gracias… Malva -respondió el profesor. De pronto me entran ganas de masticar los zapatos de tacón alto de Malva. El profesor regresó entonces a su habitación y me sentó en la cama mientras me miraba fijamente, y entonces comenzó a amarrarme la Bufanda Rosa y la Campana Alivio al cuello-. Fue un día muy estresante, Eevee. Estaba muy preocupado por ti. Pero sabes, también pasaron algunas cosas buenas, aunque esas cosas buenas que pasaron me tienen algo confundido. Las cosas entre Malva y yo van bien, pienso que no podrían ir mejor aunque lo quisiera pero, ella es tan… directa -no es la palabra que yo usaría-. Pasó algo curioso en el restaurante también. ¿Recuerdas cuando hojeábamos aquella revista? Conocí a la chica de esa revista, a Valerie, y vaya que me dejó una gran impresión -¿de verdad? Pro-pro-profesor, por favor no diga esas cosas, quiero decir, me hace feliz escucharlo, pero, sería demasiado problemático el transformarme de la nada en una humana frente a usted-. Tenía una sonrisa tan bella… justo el tipo de sonrisa, de esa que vez en los cuentos de hadas adornando los labios de las princesas. Sé que si Malva escucha esto me asesinará, pero, aquí entre tú y yo, pienso que es una de esas sonrisas que enamorarían a cualquiera -oh no… mi corazón está latiendo demasiado rápido-. Buenas noches, Eevee… -me acarició la cabeza, y toda mi piel se erizó como reacción. El profesor entonces se recostó y se tapó, mientras yo esperaba pacientemente a que se quedara dormido.
No fue una espera muy larga, el profesor definitivamente tiene el sueño muy pesado, fue entonces que bajé de la cama, y empujé la puerta del baño que afortunadamente estaba solamente emparejada. Una vez dentro del baño, mi cuerpo estalló con la luz de la transformación en una humana, cerré la puerta con llave, abrí el agua de la tina, y me metí mientras envolvía mi cuerpo en una toalla, y dejaba que el agua callera sobre mi cabeza mientras intentaba tranquilizar mi acelerado corazón.
-Por poco… termino transformándome en humana frente a él… -me dije a mí misma, mientras me envolvía más en los pliegos de la toalla-. Malva tiene toda su atención… pero pequeños comentarios como ese hacen que me sienta tan… de solo pensarlo me da dolor de cabeza, por todos los cielos, profesor, ¿por qué tiene que ser tan… tan… tan… usted? -me quejé, y entonces me desplomé sobre la tina con la mirada perdida- Tengo ese presentimiento, de que pasaré toda la noche intentando volverme una Eevee otra vez… aunque con mi suerte tal vez amanezco convertida en un Vaporeon… -definitivamente, no había forma en que no pudiera amar al profesor. Esa entrega, esa preocupación, esa forma de hacerme sentir tan segura y amada. Mi sueño de ser un Pokémon había dejado de ser un sueño, se había convertido en mi maldición.
