Ya sé, ya sé, casi 6 meses sin actualizar esta historia, pero cuando te llega la inspiración para otras historias que se tienen abandonadas, hay que dedicarles un poco de tiempo, pero ya estoy de regreso, una disculpa por tardarme tanto. En fin, para no hacerles el cuento largo, a contestar reviews:
TsukihimePrincess: La ropa de Valerie es ropa de Alola, y una expresión de mi descontento por lo fea de la ropa de Alola, pero fuera de eso, concuerdo en que Valerie tiene que regresar a sus Kimonos, y espero que pronto pueda hacerlo, hay que apelar a la presentación visual ante el profe. Valerie todavía no gana nada, a decir verdad, de hecho, todo se le está complicando más y más.
astridgmc: Para Valerie es toda una montaña rusa de emociones que van de mal en peor, jajaja. A la historia todavía le falta tela de donde cortar.
15RodriguezAccion: Acción Rodriguez, el verdadero hombre de acción, ok mal chiste. Quedó claro que eres hombre, jajaja. Espero que la gama de personajes, Pokémon en su mayoría, estén siendo de tu agrado. No creo que sea muy bien visto que Valerie tenga un romance Pokémon (Se escucha el grito de fondo de: "malnacidos furries"), jajajajaja. Perdón por tardarme tanto en publicar el siguiente capítulo, por cierto.
TEIET: Gracias por tus palabras, la idea de la pareja salió a raíz de que mi novia pensaba que hacían una bonita pareja, además de que soy autor de crac-pairing, jajaja, me deleito haciendo posible lo imposible. Todavía no sé si va a evolucionar o no, pero si lo hiciera, yo quiero un Glaceon (le gusta ser lo menos obvio posible).
SylveonWriter: Jajaja, no sé si va a evolucionar en un Sylveon, pero prometo tenerlo en consideración. Y la única hada con la que Valerie está interactuando actualmente es Kirlia, y muy comportamiento de hadita como que no tiene, jajaja.
En fin, disfruten.
La chica que quería ser un Pókemon.
Capítulo 8: Una encrucijada en el destino.
Región Kalos. Ciudad Yantra. Centro Pokémon.
-Buenos días holonautas. Es un caluroso y abrazador día pero más abrazador aún es el último descubrimiento del profesor Agustín Sycamore en el campo de la mega-evolución. Es por ello que el día de hoy su querida reportera, Malva, les trae en vivo y en directo, la primera entrevista jamás realizada con el profesor Sycamore, en exclusiva por holomisión -durante la cena del día de ayer, Malva y el profesor se habían puesto de acuerdo para realizar una entrevista exclusiva sobre los últimos descubrimientos del profesor sobre la mega-evolución. Malva había dicho que no venía de vacaciones después de todo, y que debía seguir trabajando en sus reportajes, es por eso que mientras todos desayunábamos en la habitación de Malva en el centro Pokémon, se llevaba a cabo una entrevista informal-. Platíquenos, profesor. ¿Qué importantes hallazgos sobre la mega-evolución puede compartirnos? -preguntó sin rodeos.
-Sería muy grosero de mi parte aceptar todo el crédito, querida Malva -¿lo de querida era necesario, profesor? Hasta Malva se sintió incomodada, menos mal que la holomisión es en escala de azules, o los holonautas sospecharían algo por el rubor en el rostro de Malva-. Mi asistente, Dexio, fue quien condujo la primera parte de la investigación, bajo mis instrucciones claro, pero pretendo que se le dé el reconocimiento que se merece. Pero volviendo al tema, en efecto, hemos realizado grandes avances en el misterio de la mega-evolución y su origen. Hasta ahora es una teoría, pero tras revisar las evidencias con el gurú de la mega-evolución, el maestro Gurkinn, y leer los pergaminos antiguos de la mega-evolución, llegamos a la conclusión de que existen fallos en la historia de Kalos -aseguró el profesor.
-¿Quiere decir esto que la historia de Kalos, referente a la mega-evolución, está equivocada, profesor? Algunos estudiosos en la materia seguro lo llamarían profano por ir contra nuestra historia -tras decir aquello, Malva se detuvo, tomándose la frente, contrariada, el profesor notó aquella reacción-. No… no es que yo lo esté llamando así, es solo que… -se apenó Malva.
-Descuide -continuó el profesor con tranquilidad-. Comprendo que la comunidad científica necesita de hechos concluyentes, y pretendo llevar mi investigación hacia ellos, esto no es más que una entrevista de avance -la ayudó el profesor, tranquilizando un poco a Malva-. En efecto, la historia de Kalos podría estar equivocada, ya que mi investigación me llevó a enviar a Dexio a la región Hoenn, donde aparentemente la mega-evolución se presentó de igual manera, y lo que antes pensábamos era exclusivo de nuestra región, tomó un giro inusual. La mega-evolución existe en la región Hoenn, y aparentemente el primer Pokémon mega-evolucionado viene de allí, estoy hablando de Rayquaza, el Pokémon legendario que habita la capa de ozono de nuestro mundo -agregó orgulloso el profesor.
-Pero… profesor… -comenzó Malva contrariada, no sabiendo cómo reaccionar. El profesor por su parte, tomó su mano por debajo de la mesa, y la tranquilizó. Yo estaba celosa, pero me tragué la mezcla de celos y comida insípida, e ignoré la situación. Malva suspiró, se armó de valor, e hizo lo que tenía que hacer-. Su teoría, establece que el orgullo de Kalos, la mega-evolución, no es más que una adaptación de algo que se originó en otra región. ¿Cree que la gente de Kalos estaría feliz sabiendo que aquello que les enorgullece, no se originó en Kalos? -era evidente que Malva estaba tomando el papel de la reportera malvada por su rating, ese era su trabajo, pero la víctima, era la persona a la que ella amaba.
-Poco puede importarme lo que piense la gente o no -fue la respuesta del profesor. Mi comida se cayó de mi hocico en ese momento, Skorupi, Kirlia y Quagsire, quienes comían a mi lado, no podían entender las palabras del profesor como yo, pero yo que sí podía, sabía que el profesor estaba haciendo una locura-. No me convertí en investigador para decirle a la gente lo que quiere oír, me convertí en investigador para encontrar la verdad. Y la verdad es que la historia de Kalos está mal, el primer Pokémon mega-evolucionado no fue un Lucario, fue un Rayquaza. Hoenn se merece realmente el reconocimiento de dar origen a las mega-piedras para evolucionar a los Pokémon tras sus antiguos pobladores ver a Rayquaza mega-evolucionar. Probablemente la primera vertiente que nos dice que Lucario fue el primer Pokémon que logró mega-evolucionar viene por ser el primer documento registrado al respecto, no la primera vez que se cumple el evento. Pero Kalos no debe sentirse amenazado por esto, Kalos fue el primero en traer a la mega-evolución a la investigación científica, y a las competencias Pokémon, ese puesto es incuestionable. Pero, hasta que se demuestre lo contrario, Rayquaza, y la región Hoenn, son los merecedores del título de la cuna de la mega-evolución -finalizó el profesor.
-Pero… pero… -comenzó Malva, y entonces se mordió los labios, y continuó-. Pero esta no es más que una teoría, y hasta que la comunidad científica logre encontrar una conclusión pertinente, me temo, profesor, que no podemos aceptar esta respuesta -prosiguió ella, y yo podía sentir el cómo Malva se debatía entre su profesionalismo y sus sentimientos-. Invitamos a los grandes científicos de nuestra región, a indagar en la teoría del profesor, y que juntos nos den una respuesta contundente al respecto. Estas acusaciones ponen en riesgo la historia misma de nuestra región, y esta cadena le expide una disculpa, profesor, pero nos dedicamos a encontrar la verdad, no a esparcir historias polémicas -aseguró Malva.
-No esperaría nada menos, querida Malva -sonrió el profesor-. Porque ese es mi objetivo también. Y si he de ganarme el desprecio de los holonautas, que así sea. Pero la verdad, tarde o temprano, sale a flote -terminó el profesor.
-Muchas gracias por esta exclusiva, profesor -prosiguió Malva, profesional ante todo-. Mantendremos a nuestros espectadores al pendiente de la resolución de la comunidad científica, y de la repercusión que esto podría traer a nuestro turismo y sistema educativo. Soy la holoestrella Malva, reportera al momento -cortó la transmisión Malva.
-Eso pudo haber salido mejor -suspiró el profesor, aliviado porque la entrevista había terminado-. Casi se me olvidan mis diálogos, y eso que los practiqué toda la noche. Aun así, siento que algo no estaba bien, estabas nerviosa, no deberías de… -intentó comunicar, pero el profesor se quedó tan boquiabierto como yo. Malva estaba llorando frente a él-. ¿Malva? -se preocupó el profesor.
-Lo siento… es un mal habito… -se secó las lágrimas rápidamente-. Es solo que… mi reputación es muy importante, profesor, y es mi deber cuestionar, proteger, y hacer valer la integridad de Kalos, y su reportaje… ponía a Kalos en una posición muy delicada. Si su teoría es cierta… habrá mucho descontento social e incertidumbre, nuestra economía sobrevive en gran parte por el turismo que produce ver las mega-evoluciones y la compra-venta de piedras mega-evolutivas. Tuve que tomar la difícil decisión de ponerlo en duda… normalmente es algo que se me facilita, pero, créame que odie hacerlo, lo odié con todo mi corazón… -aseguró.
-No tienes que explicarme nada, yo sé que no fue nada personal -aseguró el profesor, pero Malva se sentía muy mal-. Es posible… que no pensáramos esto correctamente. Te di esta exclusiva porque quería hacer algo bueno por ti, pero… confundimos lo profesional con lo sentimental, y eso no está bien. Si necesitas atacarme públicamente, pienso que es mejor que lo hagas. Después de todo, es tu trabajo -le pidió el profesor.
-Es mi trabajo, pero no voy a humillar públicamente a la persona que… -se apenó ella, y se cruzó de brazos muy molesta-. Tendré… que discutir esto con la holomisora. Pero… no pienso de ninguna manera tomar una postura en su contra. Si usted dice que es así, tiene que ser así y voy a defenderlo. Prepararé una transmisión de disculpa -comenzó a hacer llamadas Malva.
-Si haces eso, me temo que nuestra relación no puede funcionar… -se atrevió a decir el profesor, y aunque Malva era mi rival, me sentí terrible de escuchar eso. Malva seguro se sintió igual, ya que se quedó allí sin poder decir nada-. Si lo profesional se va a meter con lo personal, entonces no quiero tener nada que ver personalmente contigo, Malva -frio… el profesor es demasiado frio… me rompe el corazón escucharlo decir eso-. Escúchame… la razón por la que no he logrado mantener una relación amorosa, es porque siempre hay alguien que me obliga a decidir entre mi trabajo y mi relación. No me obligues a elegir, no vas a ganar, Malva, esto es lo que soy. Así que, o aceptas lo que soy, mi trabajo, y que estoy entregado a mi investigación y vivimos con esto, así como yo tengo que aceptar tu trabajo, tu imagen profesional, y vivir con ello, o dejamos de engañarnos, y lo dejamos -que duro golpe, me da miedo inclusive pensar en cómo va a reaccionar Malva-. Pienso que eres una persona que quiero procurar en mi vida, Malva… pero, si interfieres con mi trabajo… o descuidas el tuyo, entonces estamos perdiendo más que ganar. Si vamos a estar juntos es por lo que somos, ninguno tiene que pretender por el bienestar del otro -insistió él.
-¡Ya entendí! ¡No me lo tienes que explicar como si fuera una niña! ¡Soy una adulta por todos los cielos! -se quejó Malva, y todos posamos nuestras atenciones en ella más que en la comida- Pero podrías tener más tacto, ¡estoy muy molesta contigo! ¿Atreverte a hablarme así cuando estoy preocupada por ti? ¡Si querías conocerme enojada, ya lo hiciste! -se viró y le dio la espalda, y el profesor le sonrió un tanto asustado- ¡Bien! -se quejó ella- Ya lo decidí, te voy a hacer la vida imposible por holomisión. Tanto, que no sabrás si es odio o profesionalismo, pero te advierto, Agustín, si te lo tomas personal, de verdad me voy a enojar mucho contigo, ¿entiendes? -no logró contener las lágrimas, y el profesor se tranquilizó, y asintió.
-¿Estoy en problemas? -se atrevió a preguntar, y Malva infló sus mejillas y lo empujó a un lado- Das un poco de miedo cuando estás enojada, ¿lo sabías? Pero eso es algo bueno también… ahora conozco a Malva enojada, y no es una experiencia desagradable, aterradora quizás, pero no desagradable -sonrió él.
-¡Jum! ¡Veamos si piensas lo mismo mientras destruyo tu imagen pública! -insistió ella, y un escalofrío me rodeó el cuerpo. Pobre profesor- Tengo… que hablar con mis directivos para ver qué rumbo va a tomar esto. ¡Pero prométeme que no te vas a enojar! -apuntó ella, apenada- ¡Te propuse ponerme de tu lado y no quisiste! ¡Así que todo será tu culpa! -aseguró.
-Lo prometo -sonrió el profesor-. No me enojaré con Malva por hacer su trabajo. Después de todo, la carrera de Malva es muy importante. Y yo estoy satisfecho de saber que puedo estar con Malva a pesar de estas incomodidades -el cuerpo de Malva se iluminó de rojo, estaba en verdad avergonzada.
-¡Me voy a mi cuarto! -enfureció, salió de la habitación, y azotó la puerta tras de sí. Momentos más tarde, regresó aún más apenada- Este es mi cuarto… fuera… -apuntó ella, y el profesor se burló un poco de ella, regresó sus Pokémon a sus Pokébolas, me cargó en brazos, y salió de la habitación. Cuando lo hicimos, Malva gritó avergonzada, y yo no puede evitar el sentirme confundida. Por una parte, estaba feliz por Malva y su avance con el profesor, pero, por otra parte, me sentía derrotada.
Mi mente se distrajo en ese momento, sin embargo. Había escuchado algo peculiar, como el sonido de una cámara de alta definición disparando una captura de fotografía, pero tras mirar a todos los alrededores, no encontré a nada ni a nadie, solo éramos el profesor y yo.
-Mejor le damos algo de tiempo a Malva para calmarse, ¿no crees? -me preguntó el profesor, y yo asentí a sus palabras. El profesor entonces me llevó al patio de recreación del Centro Pokémon y me colocó allí en el pasto, después liberó al resto de sus Pokémon- Regresaré más tarde, tengo aún varios pendientes con Gurkinn. No den problemas a los demás Pokémon -finalizó antes de retirarse. Y una vez que el profesor se fue, me sentí rodeada de las sombras de Skorupi, Quagsire, y de una muy molesta Kirlia.
-¡Esa chica Malva te está ganando al profesor! -me recriminó Kirlia, y yo retrocedí asustada por su grito aterrorizador- ¿Cuándo vas a empezar a hacer algo al respecto? ¡Si quieres ganarte al profesor, tienes que hacer algo! ¡Siempre hay que luchar por el macho que quieres en tu vida! -me recriminó.
-¡Quagsire, buenos días! -escuchamos entonces, y Kirlia se tensó en ese momento, ni siquiera mantenía su equilibrio en la punta de sus pies, y su ojo derecho temblaba con desprecio- Querido Quagsire, no sabía que ya te habían liberado, me tomaré mi descanso y podremos desayunar juntos -se trataba de Wigglytuff, quien entraba en el patio y se dirigía a Quagsire con felicidad y con un aura rosada de amor rodeándola.
-Enfermera Wigglytuff, que bueno que viene… -agregó Kirlia de forma sombría, jamás en mi vida había visto a una Kirlia tan atemorizante y molesta-. La he estado buscando, hay un paciente que necesita de sus cuidados. Es una lástima saber que va a tener todo el día ocupado y que no podrá almorzar con Quagsire -su mirada era muy violenta, tanto, que hasta Wigglytuff se mostró asustada.
-¿Un paciente que necesita mi ayuda? ¿Dónde? -preguntó Wigglytuff, y Kirlia miró a Skorupi con intenciones malignas, por lo que Skorupi retrocedió, asustado. El instinto asesino de Kirlia era tan alto que incluso él le temía.
-Tranquila, amiga Kirlia, podemos resolver lo que sea que está pasando de manera civilizada y sin llegar a extremismos sin sentido… -intentó decir, pero Kirlia ya lo había rodeado con su Fuerza Psíquica-. ¡Aaaaahhhhh! ¡Duele! ¡Duele! ¡Duele! ¡Duele! -gritaba Skorupi, y entonces cayó al suelo con sus ojos en espiral- Mamá Drapion… no quiero más miel de Combee… ya estoy empalagado… -balbuceó.
-Su paciente… -apuntó Kirlia con molestia, y la aterrada Wigglytuff levantó a Skorupi, y lo llevó de inmediato a emergencias mientras lloraba de miedo-. Volviendo al tema… -se cruzó de brazos mientras me miraba detenidamente, yo sentí que mi pelaje se erizaba por el instinto asesino de Kirlia-. Cuando quieres reclamar tu territorio, lo haces, sin que te importe tu rival. Es la ley de los Pokémon. ¿Lo quieres? ¡Lo tomas! Eres una Pokémon, ¿quieres al profesor? Entonces tómalo. Ahora ve, y cuando regreses, quiero ver avances, y tú, pajarraco, la vas a acompañar -uso su Fuerza Psíquica, y bajó a Chatot del aire-. ¡Sin quejas o acompañarás a Skorupi en la sala de emergencias! -ordenó Kirlia, y Chatot obedeció, incluso hizo un saludo militar- Ya que todo está decidido, entonces… -bailoteó Kirlia por fin, regresando a ser la Kirlia linda y adorable que recordaba-. Quagsire… vi unas bayas Ouran de apariencia muy deliciosa del otro lado del patio, pero están tan alto y no las alcanzó, ¿podrías ayudarme a bajarlas? -pidió Kirlia con ternura.
-Las puedes bajar con Fuerza Psíquica… -agregó Quagsire de inmediato, Chatot y yo compartimos expresiones de horror, Quagsire acababa de rechazar la aproximación de Kirlia, quien se quedó de puntitas, con un ojo temblándole del coraje, pero se tranquilizó, y continuó en su farsa, actuando como una muy mala actriz.
-Pero Quagsire… ya se me acabaron los PP y no puedo usar Fuerza Psíquica, estoy agotada -continuó ella, tomando a Quagsire del brazo, y jalándolo en dirección a las bayas-. Y un Pokémon fuerte y apuesto como tú, seguramente puede ayudarme, ¿verdad que puedes? ¿Por tu Kirlia querida? ¡Vamos entonces! -continuó con entusiasmo. Por mi parte, intenté calmar mi corazón al descubrir que Kirlia era bipolar.
Ciudad Yantra. Parque recreativo.
-¡Ow! -me quejé casi una hora más tarde, cuando volví a impactar mi cabeza humana contra la parte de debajo de la resbaladilla del parque, y una vez que me recuperé, volví a vestirme en la ropa de ayer, no antes de olerla claro, y descubrir que olía a la humedad de la Cueva Reflejo- Necesito una lavandería, o más ropa nueva, tal vez la segunda -terminé de vestirme.
-Ya está demasiado pesado así como está -me recriminó Chatot-. Además, solo te estoy ayudando por el bienestar de mi raza, no se supone que te esté ayudando a conquistar al profesor. Pero esa Kirlia da tanto miedo, que no tengo otra opción. ¡Terminemos con esto para que te rechacen y yo pueda seguir con mi vida sabiendo que te convertirás en una Eevee de tiempo completo! -me apuntó con su ala Chatot.
-En verdad eres un Pokémon muy molesto -me tomé de la cintura de forma arrogante-. De todas formas, quiero que sepas que el profesor me cree muy bonita -recriminé, y entonces escuché nuevamente el sonido de una cámara, viré en todas direcciones buscando a alguien, pero no encontré a nadie.
-Ah, pero esa humana de cabellera rosada te lleva demasiada ventaja. Casi se aparean esta mañana en la habitación -me fastidió Chatot, molestándome demasiado. Más al saber que nos había estado espiando-. ¿Qué posibilidades tienes cuando la hembra tiene al profesor tan cortejado? ¿Acaso tu nariz de Eevee no te dice nada? ¡Ya están enamorados! ¡El profesor ni siquiera te considera una pareja potencial! ¡Solo date por vencida de una buena vez! -recriminó.
-Ya lo sé… -confesé yo, con mis ojos a punto de romper en yanto-. ¿No crees que me es muy difícil? Quiero a Malva, y estoy feliz por ella, pero también quiero al profesor, tan profundamente, que me carcome el coraje siempre que lo veo con Malva. Todos a mí alrededor me dicen que pelee por él, que me gane su corazón, pero nadie lo entiende. Por más que quisiera, yo ya perdí. Si quiero estar con el profesor, solo puede ser como una Eevee -le expliqué.
-¿Entonces por qué puedes transformarte en humana todavía? Si el rechazo es inminente, ya deberías haberte resignado y ser incapaz de convertirte en humana, pero aquí estás, frente a mí, como una humana -me apuntó él con molestia, alzando su voz al hacerlo-. Esto solo significa que no te has rendido, aún lo consideras, ¿no estás siendo demasiado egoísta? -me preguntó.
-Bueno… puede que parte de mí esté esperando que las cosas entre el profesor y Malva no funcionen -me apené, jugueteando con mis dedos y sintiéndome culpable al mismo tiempo-. Pero no es como que quiera separar al profesor y a Malva, simplemente es un deseo que tengo. Además… por lo menos quisiera intentar conocerlo como humana -confesé.
-No me explico como los otros Pokémon pueden cooperar con esto -se quejó Chatot-. Pero el ver a esa Kirlia, me hizo temer por mi vida. Así que no creas ni por un segundo que hago esto por ti, lo hago para no ser asesinado -aclaró.
-Kirlia no es tan mala -intenté explicarle, pero entonces escuché nuevamente el sonido de un disparador de cámara, y viré en una dirección de la cual pensé que el sonido provenía. Al parecer había mantenido algo de mi instinto Pokémon en mi forma humana, y algo me decía que pasaba algo extraño a mí alrededor, pero mis ojos humanos no encontraban a nadie-. Chatot… chat chatot, chat chat… -comencé a hablarle usando el lenguaje que yo había creado.
-¿Alguien nos vigila? -respondió él, mirando en todas direcciones, buscando con sus ojos de Pokémon- No hay nadie aquí -aquello me tranquilizó un poco. Si mi instinto se equivocaba, al menos estaba segura de que el de Chatot no-. Por cierto, ¿por qué ese lenguaje tan raro? Puedo entenderte perfectamente -me reprendió.
-Cautela… -fue todo lo que dije, ya había escuchado un disparador de cámara tres veces, pero no podía asegurar nada aún-. Iré a la Torre Maestra, allí seguro que me encontraré con el profesor y haré mi mejor esfuerzo. Después de todo, ya somos dos los que no quieren ver el lado violento de Kirlia -le guiñé el ojo-. Mantén tus ojos abiertos por favor -le pedí, y Chatot voló, dejándome allí sola y sin decir nada-. Podrías ser más comunicativo -inflé mis mejillas.
Torre Maestra.
No era difícil llegar a la Torre Maestra, el edificio era fácilmente visible casi desde cualquier parte de la ciudad después de todo. Pero ahora que estaba allí, no podía encontrar una razón para entrar. ¿Qué se supone que iba a decir cuando estuviera dentro? Ni siquiera tenía un Pokémon para mega-evolucionar, y aunque lo tuviera, no lo llevaba conmigo para poder entrenarme con él. Podía pretender que era una turista y que quería conocer la Torre Maestra, sí, aquello me parecía una buena idea. Hay muchos turistas en Kalos después de todo, uno más no hacía daño, además aquí nadie me conoce, no corro el riesgo de ser descubierta.
-¡Por favor concéntrese, profesor! ¡Mi abuelo no lo verá si sigue con su mente distraída! -escuché, y entonces vi al profesor salir disparado tras ser lanzado por una chica rubia en patines por las escalinatas de la entrada de la Torre Maestra. El profesor cayó inconsciente a mis pies, lo que me obligó a taparme la falda y evitar algún incomodo accidente.
-¿Se encuentra bien, profesor? -le pregunté preocupada, olvidando todo lo demás. Mi mente se posó enteramente en el hombre derribado a mis pies. El profesor lentamente comenzó a abrir los ojos, y cuando lo hizo, le sonreí agradecida de que estuviera consiente.
-¿El ángel de aquella vez? -lo escuché decir, y sentí todo mi cuerpo ruborizarse por el recuerdo de aquel día en que el profesor se recuperaba del veneno de Skorupi, y me tomaba de la mano llamándome su ángel- ¿Valerie? -me preguntó tras reponerse, y yo lo saludé desde arriba sin poder decir absolutamente nada. Mi cuerpo me temblaba, y mis labios no se movían- ¿Qué hace usted aquí? -me preguntó mientras se ponía de pie, y mi mirada se perdió en admirar su pecho que se asomaba desde los interiores de su traje de karate.
-Quería… yo quería… -comencé, tartamudeando, y sintiéndome intimidada por el hombre frente a mí-. Deseaba… poder verlo… profesor… -confesé por fin, aunque inmediatamente sentí un nudo armarse en mi garganta, y el arrepentimiento que conlleva dejar que tu corazón hable sin consultar a la mente-. ¿Dije eso en voz alta? -pregunté inocentemente, y él asintió, algo confundido al respecto, deseaba que la tierra me tragara.
-¡Valerie! -escuché, y entonces noté a la rubia que había lanzado al profesor escaleras abajo- No puedo creerlo, en verdad eres tú. No te había visto desde la última junta del consejo de líderes de gimnasio de hace un año. ¿Qué le pasó a tus kimonos? -me interrogó la joven.
-¿Ko-Korrina? -me sorprendí. Es verdad que estaba en Ciudad Yantra, pero no me esperaba toparme con otra líder de gimnasio aquí, y menos con la enérgica de Korrina, que siempre intentaba hacer amigos con todo mundo, lo que no era muy de mi agrado- Es un placer verte… Korrina… -agregué por cortesía.
-¿Qué te trae por aquí? Pero si no tienes un Pokémon que mega-evolucione, a no ser que… -miró Korrina entonces al profesor, y por su sonrisa de picardía, sumada a que me observaba el rostro ruborizado, deduje que ella se había enterado de todo-. Entonces vienes a ver al profesor, no a mí. ¿Debería darles espacio? -se burló de mí.
-¡No es lo que crees! -me aterré, mi rostro estaba descontroladamente ruborizado, y el profesor me miraba con incredulidad mientras intentaba deducir lo que estaba pasando- Admiro al profesor, pero… no es por eso que… -hay no, ¿qué dije?-. Quiero decir… al profesor yo… el profesor me… -¿por qué siempre me pasa esto cuando soy humana frente al profesor?-. ¡Vi el reportaje de la señorita Malva en holovisión, y como admiro tanto al profesor y estaba de paso en la ciudad, quise venir a verlo! -mentí, pero tras ver la cara de descontento y desilusión de Korrina, supe que me había creído.
-¿Enserio? Y yo que te iba a hacer el favor con el profesor -apuntó Korrina descaradamente, y pese a que mi rostro se iluminó de un rojo muy intenso, sacudí la idea de mi cabeza rápidamente, y la encaré.
-Por favor no estés iniciando rumores innecesarios. Mi admiración por el profesor es meramente por su investigación -aclaré, y aunque Korrina parecía sospechar diferente, me dejó ser, y ayudó al profesor a ponerse de pie-. ¿Está bien, profesor? -le pregunté.
-La edad me está alcanzando, mi espalda me está matando -se estiró el profesor, sonriéndome a pesar del dolor-. Entonces ya vio el reportaje, señorita Valerie. Es bueno saber que aún queda alguien en Kalos que no me odia. No puedo decir lo mismo de Gurkinn -viró el profesor a ver a Korrina, quien levantó los hombros, indiferente.
-Mi abuelo no sabía que iba a desprestigiar a la Torre Maestra de esa manera cuando discutieron ayer de su teoría, profesor -aclaró Korrina-. Es un viejo obstinado, pero se sintió muy ofendido porque no le consultó antes de hacer el reportaje. Después de todo, entrenadores de todo el mundo vienen a la Torre Maestra a aprender de la mega-evolución. El que usted desacredite los principios de la torre, es muy malo para nosotros -agregó ella.
-Por eso vine a disculparme con Gurkinn, pero tú me repeles muy violentamente -respondió el profesor-. Es mi deber como un científico el buscar la verdad, incluso si esta lastima a los demás. Sé que le he hecho un mal a la Torre Maestra, pero todo fue por un bien mayor -aseguró el profesor.
-Bien mayor o no, fue un ataque a traición -detrás de Korrina, llegó un anciano de cejas rubias prolongadas como mechones de cabello. Ya había visto a este señor, alguna vez se había presentado ante el consejo de líderes de gimnasio ofreciendo que cada uno tuviéramos un Pokémon mega-evolucionado en nuestro equipo para fomentar la búsqueda de este arte, pero fue rechazado por el consejo-. Te recibí en buena fe, Sycamore, por tus días de estudiante y tu amor por los Pokémon. Pero ahora parece que amas a alguien más que a tu criterio profesional. Revelaste secretos que hablamos, por amor a esta reportera. No creas que no lo veo -lo acusó, y yo cerré mis manos en puños en descontento por escuchar aquello-. No volveremos a hablar, has faltado al respeto a tu maestro, y no deseo verte. Tienes prohibido la entrada a la Torre Maestra -sentenció Gurkinn, dejando al profesor en el suelo, y Korrina, aunque apenada, siguió a su abuelo dentro de la torre.
-¿Profesor? -me agaché a su lado, y le vi al rostro. Estaba muy triste, decepcionado quizás, su rostro ya no estaba lleno de magia, estaba lleno de agonía. Me senté a su lado en silencio, sin saber por qué, simplemente me senté con él.
-¿Alguna vez has sentido, que traicionas a una persona a la que estimas mucho, por simple egoísmo? -me preguntó el profesor, y aunque fuera extraño, la imagen de Malva apareció en mi mente, como recordatorio de que al intentar acercarme al profesor, me estaba interponiendo entre ellos- Gurkinn era mi maestro… y yo acabo de darle la espalda por mi amor por la ciencia. Cuando persigues tus sueños, muchas veces lastimas a los que son cercanos a ti… porque tienes que hacer sacrificios muy grandes… elegir entre tus seres queridos y tus deseos personales es doloroso. Muchas veces he pensado que se pueden tener las dos cosas, pero, hasta ahora el universo se empeña en darme la contra. No es posible tenerlo todo, tus sueños, y a tus seres queridos, tarde o temprano uno te exige defraudar al otro -concluyó él.
-El mundo es muy grande, profesor… seguro hay alguien allí afuera que piense como usted -me atreví a decir, aunque eso solo volvía a dibujar la imagen de Malva en mi mente, ella quien estaba dispuesta a sacrificarse por el profesor, y a aceptarlo-. Además… yo no creo que sacrificar la felicidad de uno, por el bien de otro, sea malo -le expliqué.
-Para mí lo es… -me respondió sin rodeos-. Cuando me entero de que alguien sacrifica sus intereses por mí… me alejo de esa persona voluntariamente, porque no quiero esa carga en mi conciencia. ¿Cómo puedo aceptar que alguien sacrifique sus sueños por mí, cuando yo no soy capaz de sacrificar mis sueños por esa persona? -el profesor era muy directo, pero yo sabía que no decía las cosas con malicia. Simplemente decía lo que en verdad creía.
-Bueno, profesor… si usted no quiere sacrificar sus sueños por otras personas, está bien, porque así es como usted es y estaría mal recriminarle lo que siente realmente -le mencioné yo, y el profesor lo pensó, no estando enteramente convencido-. Pero si alguien sacrificara sus intereses por usted… perdóneme, pero… esa no es su decisión… usted no está obligando a nadie a nada… y no puede obligar a nadie a no abandonar un sueño por usted -le expliqué. El profesor por fin me dirigió la mirada, y comenzó a reírse, primero lentamente, pero después se rio con más fuerza, lo que me incomodó un poco. Era una risa algo curiosa, pero no era mala, solo escandalosa.
-Me estoy comportando como un idiota, ¿verdad? -preguntó el profesor, yo no supe cómo contestarle- Tomé una decisión, la decisión de exponer mi teoría sin importarme que Gurkinn se molestara conmigo, y mírame aquí, con el cuerpo totalmente lastimado por la nieta de Gurkinn, mientras intento disculparme. Es como si no quisiera afrontar las consecuencias de mis actos, pero yo sabía que este era el riesgo, es ridículo, no debería siquiera sentirme mal por algo que ya sabía que podía suceder -exclamó él, ocultando su dolor-. ¿Qué importa si el mundo me odia, si puedo cumplir mi sueño? -se susurró él.
-Yo no lo odio… -le respondí, aunque no dirigió la pregunta hacia mí-. Yo jamás podría odiarlo… profesor… pienso que es admirable que una persona persiga sus sueños… incluso si significa lastimar a otros a quienes quiere… -así como hacía yo al perseguir egoístamente mi sueño, arriesgándome a lastimar a Malva. Aunque, parte de mí no estaba enteramente convencida.
-¿No crees que soy un ser despreciable? -moví mi cabeza en negación entonces, y noté que el profesor sonreía genuinamente esta vez- Que alegría… es bueno saber que al menos hay alguien que no me odiará después de lo que hice -yo asentí, y hubo silencio entre nosotros, o al menos así fue por unos instantes, hasta que el profesor hizo aquella pregunta, que detonó en mis esperanzas renovándose-. ¿Te apetece un café? -me invitó de repente, y la situación tan seria, se tornó incomoda, mientras yo me sonrojaba más que nunca- ¿Fui muy directo? -se preguntó él.
-¡Estaría encantada! -respondí apresuradamente. Esta era mi oportunidad de lograr mi deseo, era mi oportunidad de acercarme al profesor, de vencer a Malva en la carrera por el amor del profesor, y definitivamente no iba a desaprovechar esta oportunidad- Si es que… no le molesta… -me apené entonces.
-¿Y por qué habría de molestarme? -me sonrió el profesor, ruborizándome aún más- Siempre es bueno poder compartir una charla amistosa con uno de mis fans, en especial si después de esto ya no me quedan muchos -¿fan? Ya veo, él solo me ve como una fan suyo. Aunque, por algo se empieza.
-Entonces está de suerte, profesor -le sonreí yo, mientras jugueteaba con mi falda tímidamente-. Porque yo soy… su más grande fan… nadie podría jamás admirarlo más que yo -no era una mentira, definitivamente no era una mentira. El profesor, era lo único que yo tenía en mi mente en esos momentos.
Cafetería la Galleta Yatra.
-¡No es justo! ¡Todo se me antoja! -una hora más tarde, el profesor me había invitado a una cafetería local. Pero tras ver el menú, caí en cuenta de que absolutamente todo lo que estaba en el menú me atraía. No era que yo fuera muy afecta a los dulces, que, en retrospectiva, si lo soy. Pero al ser una Eevee, lo único que podía comer era esa asquerosa comida para Pokémon. El tener la oportunidad de consumir comida humana, me hacía querer aprovechar la oportunidad. Miré de reojo a mis finanzas, descubriendo que básicamente me había gastado la mayoría en las prendas que usaba en ese momento. Con esfuerzo me alcanzaría para una Galleta Yantra- Comienzo a arrepentirme de algunas de mis decisiones de vida… -me susurré a mí misma.
-Si estás pasando por problemas económicos… ya te dije que yo pagaré… -me ofreció el profesor, aunque aquello me daba bastante pena, pero el rugir de mi estómago me delató, y me hizo apenarme aún más-. No tienes que sentirte intimidada, de verdad no me molesta invitarte la comida. De todas formas, yo había estado esperando esta reunión con mucha antelación -me explicó, y yo me apené aún más.
-Por… por favor no diga esas cosas, profesor… si no lo conociera… pensaría que intenta cortejarme… -por favor alguien dígame que no dije eso en voz alta. ¡Me proyecté a mi sueño!-. Quiero decir… -intenté disculparme, notando algo peculiar, un aroma, un aroma familiar, uno que me apenó aún más, pero que no se supone que pudiera detectar como una humana.
-Bueno, es un lindo pensamiento -agregó el profesor algo ruborizado, pero recuperó la compostura rápidamente-. ¿Qué le parece si pedimos unas cuantas Galletas Yantra y un café? Aunque seguro usted prefiere una malteada -asentí en ese momento, sintiéndome apenada, mientras el profesor hacía la orden-. Ahora, señorita Valerie, quisiera pedirle que me permitiera hacerle algunas preguntas. ¿No le molesta? Después de todo, hace una semana que fui a visitarla, planeaba hacerle las mismas -me pidió.
-Puede… puede preguntarme lo que sea, profesor… -agregué ruborizada, y con el corazón latiendo más rápido que nunca-. Su sola presencia… es en extremo gratificante para mí. Y sería un honor poder compartir mi mundo con usted -le sonreí, notando nuevamente los aromas gratificantes que expedía el profesor. Pero si estoy siendo demasiado obvia, hazte del rogar un poco al menos, Valerie.
-Comenzaré… entonces… -se tranquilizó el profesor, mientras la camarera colocaba las galletas y nuestras bebidas en la mesa, y pese a que tenía mucha hambre, y deseos de probarlas, sentía una inmensa vergüenza de que el profesor me viera comer, eso debe ser lo más ridículo de todo, si me entregaba a mi hambre humana, lo devoraría todo, y eso no sería refinado para nada-. Iré al grano entones -interrumpió mis pensamientos el profesor-. Estoy bastante interesado en la habilidad que se dice que usted tiene, señorita Valerie, esa habilidad de comunicarse con los Pokémon. ¿Puede hacerlo realmente? ¿Cómo lo consiguió? -me preguntó.
-¿Mi habilidad? -es verdad que puedo comunicarme con los Pokémon desde niña, pero jamás había tenido que explicarlo- Puedo hacerlo… -agregué con cierto temor-. Puedo comunicarme con los Pokémon, es solo que… nadie piensa que pueda hacerlo realmente -le expliqué.
-Eso es porque no debería de ser posible -me contestó el profesor. Pero yo sabía, por haberlo escuchado antes como una Eevee, que él me creía-. Yo pienso que puede hacerlo, señorita Valerie. Alguien con sus habilidades, y con su amor por los Pokémon, seguramente les es empática a un nivel que los Pokémon pueden entenderla perfectamente. Lo que no entiendo es, ¿cómo puede usted entenderlos a ellos? -preguntó.
-Oh… es muy sencillo en realidad… -comencé yo-. Es verdad que tiene mucho que ver con la empatía el que los Pokémon puedan entenderme a mí, pero también descubrí que había una base en el lenguaje Pokémon -¿me creería si se lo explicaba? Tenía bastante miedo, pero si alguien podría entenderlo, ese era el profesor-. Verá, profesor, todo comenzó en cuanto me pregunté a mí misma lo que significaba el que los Pokémon pudieran decir sus nombres -por favor créame.
-¿Lo que significa que los Pokémon puedan decir sus nombres? -se preguntó él- Bueno… no sabemos siquiera si son sus nombres la verdad. Tan solo lo asumimos porque los sonidos que emitían los Pokémon eran similares a los sonidos que salen de nuestros labios al enunciar cierta combinación de letras. Nadie jamás ha dicho que el sonido de sus gruñidos fuese sus nombres realmente, pero es más fácil llamar a un Eevee por el sonido que emite, que por su nombre científico -que lindo que piense en mi forma Pokémon.
-Pero ese es el punto, profesor -continué yo, y apenas me di cuenta de que ya estaba comiendo algunas galletas-. Un Eevee, por ejemplo, puede decir Eevee perfectamente, pero también puede decir ev eeve eev eev eevee -le expliqué, y el profesor alzó una ceja en señal de curiosidad-. ¿No lo ve? Es una oración -le expliqué-. El que los seres humanos podamos utilizar más letras que otras especies para dar significado a las cosas, no significa que los Pokémon no puedan, simplemente tienen menores capacidades fonéticas, pero la mayoría de nuestras palabras que usamos, tienen una traducción al lenguaje de los Pokémon -le aclaré, y el profesor se mostró sorprendido.
-¿Una combinación fonética? ¿Cómo un clave morse? -me preguntó. Bueno, no es exactamente como un clave morse, es un poco más complicado, pero es un tanto similar- Eso significa… que es posible replicar una combinación de sonidos que los Pokémon puedan traducir a su lengua -se dijo a sí mismo.
—¡Eeveev! —'¡Así es!', añadí divertida, y el profesor me miró como si hubiese escuchado aquello antes. Recordé entonces que ya le había mencionado eso al profesor antes- Ah… bueno… -me apené, pero continué-. Al comprender la naturaleza fonética de los sonidos de los Pokémon, empecé a replicarlos… poco a poco comencé a escribir ciertos… diccionarios… con el idioma de los Pokémon -debo sonar ridícula para alguien con la mente científica del profesor-. Mi primer diccionario… lo escribí mientras me comunicaba con mi Eevee… descubrí, que casi todas las palabras de los seres humanos tienen una traducción a la fonética Pokémon, y eso es porque los humanos se empeñaron en poner nombre a los ataques Pokémon. Por ejemplo, si uno ordena a un Pokémon a usar el ataque de Ojitos Tiernos, el Pokémon lo comprende, y lo utiliza. 'Eev Veve' en idioma Eevee, pero si Eevee evoluciona en un Sylveon, su fonética cambia, pero aún entiende a un humano cuando le dice que use Ojitos Tiernos, pero como su fonética cambia, un Sylveon lo pronuncia como 'Syl lveon', lo que me llevó a escribir otro diccionario, el del idioma Sylveon, y mientras lo hacía, noté que mi Sylveon podía comunicarse con otros Pokémon, y todos podían entenderla, lo que me llevó a buscar un patrón fonético en el idioma Eevee y en el idioma Sylveon. Traduje todas las palabras usando ese patrón, y al final, comencé a enunciar frases completas en idioma Sylveon. De allí todo fue más complicado todavía -miré al profesor, no sabía si pensaba que estaba loca o no, pero él tan solo me miraba fijamente, por lo que proseguí-. Comencé… a utilizar el idioma Eevee y el idioma Sylveon para comunicarme con otros Pokémon. Ellos me entendían, aunque algunos no lograban entender todas mis palabras. De poco en poco, y para facilitar la comunicación, comencé a combinar los nombres de los Pokémon que podían enunciar sus nombres, y a hacer las combinaciones fonéticas, imaginé mi sorpresa… cuando todos me entendieron… -el rostro del profesor estaba lleno de sorpresa, pero aún no decía nada, por lo que tuve que continuar-. Pero eran demasiadas variantes, llegó el momento en que me cansé de escribir diccionarios, y continué comunicándome sin escribir los mismos. Aprendí el lenguaje de casi todos los Pokémon, incluso si hay un Pokémon que nunca he visto, mientras este pueda mencionar su nombre, yo puedo comunicarme con él -le expliqué.
-¿Qué pasa entonces con los Pokémon que no pueden enunciar sus nombres? -la pregunta obligada- Hay Pokémon que solo se comunican en base a rugidos -me recordó, y yo le sonreí en ese momento.
-La mayoría de esos Pokémon tienen una pre-evolución que sí puede enunciar su nombre -le expliqué-. Charmander y Charmeleon, ellos pronuncian sus nombres, donde Charizard solo ruge. Pero un Charizard puede comunicarse con sus crías, ¿no es así? Eso no debería ser sorpresa, un Charizard fue un Charmander, y después un Charmeleon. Pero entonces, ¿cómo entendían los Charmander y los Charmeleon a sus padres? ¿Recuerda que le dije que comencé a utilizar el lenguaje de Eevee y Sylveon con otros Pokémon y ellos me entendían? -el profesor asintió- Todos, absolutamente todos los Pokémon, comparten el mismo idioma fonético. Pero decir roar gzorc gro roor, además de que es muy doloroso para la garganta humana, es muy difícil y vergonzoso, sea o no sea la misma fonética. Así que inventé mi propio idioma para hablar con ese tipo de Pokémon, y ellos me entienden, aunque normalmente se molestan diciéndome que les hablo como si tuviera un retraso mental… -me apené-. En realidad, hay muchos Pokémon muy groseros, por ejemplo, hay un Skorupi que… -trastabillé en ese momento-. Me… me dejé llevar… -bajé la mirada, y comencé a soplar burbujas en mi malteada-. Seguramente… piensa que estoy loca… ¿verdad? -le pregunté.
-La idea pasó por mi mente… -mi corazón se destrozó. El profesor no me creía-. Pero entonces descubrí… que usted es una persona brillante -¿eh?-. Señorita Valerie. En un principio, cuando se me dijo de sus habilidades, tengo que admitirle que no le creí. Después escuché que sus batallas eran todo un espectáculo, que se comunicaba con los Pokémon del oponente, y pensé que era extremadamente empática, cosa que, en estos momentos, confirmo. Pero al final, solo me quedaba el pensar que usted era una lunática por hacer estas… conversaciones Pokémon… o creer fielmente en sus palabras. No puedo decirle que estoy completamente convencido, pero puedo decirle, que hay un principio científico en todo lo que me ha dicho, y que, de comprobarse, usted definitivamente sería una prodigio -¿yo, una prodigio?-. Piénselo de esta forma. Si el mensaje fonético que me dice, existe realmente, entonces usted ha memorizado una cantidad de idiomas, superior a lo que el humano promedio puede memorizar. Usted ha memorizado tantos lenguajes como Pokémon existen. Eso, es sobrecogedor. Su mente es impresionante, señorita, solo que usted no lo sabe… -me aseguró.
-¿De verdad cree eso? -me conmoví, mis ojos de pronto comenzaron a llorarme, el profesor me creía- Toda mi vida… he intentado ocultar lo que soy… porque muchos me llamaron lunática. Tuve inclusive, que dejar Johto, mi región natal, por las burlas de los que no lo comprendían -¿qué estoy haciendo? ¿De verdad quiero arruinar todo esto, mostrándole al profesor lo frágil que soy realmente?-. Cuando llegué a Kalos… me hicieron líder de gimnasio no solo por mis habilidades de batalla, sino porque podían explotarme turísticamente como 'la princesa de las hadas que puede hablar con los Pokémon', más que por mis habilidades de batalla. Mi gimnasio… no era más que un circo… incluso me cumplieron todos mis caprichos, construyéndolo como una casa de muñecas… hasta ahora nadie, ni siquiera mis amigas… me había creído… -¿qué estoy diciendo? Para ya.
-Yo le creo… -me sonrió el profesor, mientras me tomaba la mano con gentileza, y mi corazón me golpeó el pecho muy violentamente-. Pienso, señorita Valerie, que usted es una persona brillante, tanto de mente, como de corazón -detente, no digas más por favor. Si dices más yo… no podré mantener las palabras en mi pecho-. Si usted me lo permite yo quisiera… -intentó decirme, pero yo ya había llegado a mi límite.
-Profesor… -tengo que decirle, es insoportable, tengo que decirle lo que siento por él-. Profesor… -tengo miedo, tengo mucho miedo, ¿me pregunto si el profesor tendrá alguna idea de lo que estoy a punto de decirle?-. Profesor, usted me… -intenté decir, pero de pronto, mi mente se distrajo, por una muy molesta interrupción, una que desmoronó mi mundo.
-El amo va a estar muy agradecido cuando vea las fotos. De verdad era una Eevee que podía transformase en una humana -¿fotos? ¿Eevee que puede transformarse en una humana? Miro en todas direcciones, y encuentro a un grupo de tres Pokémon, un Pansage, un Pansear, y un Panpour, caminando con cámaras sobre sus cabezas. El que hablaba con orgullo, era el Pansear que lideraba al grupo-. El amo nos va a premiar por esto -le escuchaba decir.
-Pero hermano Pansear -le comentaba el Panpour al final del grupo, con una mirada llena de preocupación-. Si le mostramos estas fotos al amo, podríamos poner en peligro el mundo Pokémon. ¿Qué pasa si descubren el secreto de la luna y hay más como ella? -lo saben… ellos lo saben… y tienen evidencia en esas cámaras. ¡Sabía que había escuchado un detonador de cámara en tres ocasiones!
-El amo quiere estas fotos, Panpour -le contesta Pansage a su hermano Panpour-. No nos corresponde juzgar. El amo no es mal humano, el amo nos cuida, el amo no haría nada que lastimara a los Pokémon. Así que le damos al amo las fotos sin quejarnos -aseguró el Pansage.
-¿Señorita Valerie? ¿Se encuentra usted bien? -miro al profesor en ese momento, puedo escuchar el latir de su corazón, y oler ese aroma que me dice que estoy tan cerca de lograr lo que me he propuesto, pero al mismo tiempo, veo mi mundo peligrar, mientras el trio de Pokémon le entregan a un joven en la mesa de fondo las cámaras- Si hay algo en que pueda ayudarle, yo… -era mi oportunidad… pero, debo sacrificarla.
-Profesor… -me dirijo a él-. Me hizo muy feliz poder conversar con usted. ¡Muchas gracias por todo! -reverencié, e inmediatamente corrí en dirección a la mesa del fondo, azotando mis manos contra la mesa mientras el joven con las fotos en sus manos, se espantaba en ese momento-. Tú y yo tenemos que hablar -le menciono furiosa, y tomo al niño de la mano, jalándolo fuera del local, y dejando al profesor confundido en el mismo.
Una vez afuera, me dirijo a la parte trasera del local, donde encaro al sorprendido mocoso, de cabellera café suave, lentes, y vistiendo camisa amarilla, pantalón café, y una mochila azul. No es más que un estudiante, pero me está causando muchos problemas.
-¡Dame esas fotos! -le grito furiosa, e intento quitarle las fotos de sus manos. Sus Pokémon por supuesto que intentan detenerme, se me trepan encima y me tiran del cabello, de los brazos, y de las piernas.
-¡Oigan! ¿Qué creen que hacen? ¡Cháchara! -escuché a Chatot descender y llegar e mi defensa, gritándole con fuerza a Pansage, Pansear y Panpour, confundiéndolos a los tres, aunque el grito también me entumió a mí un poco- ¿En qué lio te metiste esta vez? -preguntó muy molesto.
-¡En uno que estoy tratando de evitar! -le grité yo, igualmente molesta, por el dolor en mis tímpanos producto de su ataque, y entonces noté que el niño frente a mí me mostraba una foto conmigo rodeada de la luz de la evolución.
-Esta, no es siquiera la primera de la secuencia de fotos que tengo, pero descuida, soy un hombre respetuoso, no tomamos ninguna contigo desnuda -me aseguró, pero el hecho de que supiera que regreso a mi forma humana completamente desnuda, ya era denigrante-. Ahora, si no te importa, vamos a charlar un poco, Valerie, líder de gimnasio de Ciudad Romantis -se burló.
-¿Qué es lo que quieres? -me molesté, mientras Chatot miraba con desprecio a Pansage, Pansear y Panpour, quienes seguían confundidos, y bailando unos con otros- Esas fotos son personales, estás invadiendo mi integridad personal. Si no quieres problemas, me las darás -le aseguré.
-¿Crees que nací ayer? Tengo uno de los coeficientes intelectuales más altos, señorita que puede transformarse en Pokémon a voluntad -no solo tenía evidencias fotográficas, sino que sabía mi nombre, y lo que podía hacer-. Hay gente que pagaría mucho por estas fotos, fuiste muy descuidada en la cueva reflejo, tienes que ver a todas partes antes de asegurar que estás completamente sola, no sea que alguien tome una foto tuya transformándote en una Eevee, utilizando los espejos -se burló.
-¿Qué es lo que quieres? -agregué de forma desafiante, intentando ser lo más agresiva posible. Este mocoso no me iba a arruinar la vida solo por mis descuidos- No voy a decirte como transformarte en un Pokémon. Es un secreto que nadie jamás debe saber -le aseguré.
-¿Y yo para qué quiero transformarme en un Pokémon? Ni que estuviera loco -se quejó él, y yo lo miré más confundida que nada-. Pero mientras tenga estas fotos, tú eres mi esclava, no sea que alguien se entere de todo, tal vez… ¿la estrella de Holomisión, Malva? También tengo una foto tuya poniéndote cariñosa con el profesor, tanto como una Eevee, como siendo una humana -me enseñó una foto de mí y del profesor, y yo enfurecí-. ¿Quieres mantener tu secreto y que te de estas fotos? Vas a hacer todo lo que yo te diga entonces. Comencemos por escucharte llamarme amo Brighton -me exclamó con una sonrisa malévola.
-¡Tienes que estar demente! -le grité, muy molesta, pero por la mirada del mocoso, supe que estaba hablando muy enserio- Amo… amo Brighton… -agregué, sintiéndome extremadamente avergonzada-. Ahora dime qué es lo que quieres de mí… mocoso… -me fastidié.
-Puedes comenzar por arreglar esa actitud tuya, es muy molesta -¡Mira quién habla! Pero… no puedo hacer más que cooperar. Después de todo él tiene la evidencia, y la guarda en su mochila con cautela-. Van a pueblo Crómlech, ¿verdad? Lo primero que vas a hacer, es buscarme en el Hotel Nieve Marina de Pueblo Crómlech, y vendrás como una Eevee. Solo entonces, charlaremos sobre el qué puedes hacer por mí para que te de estas fotos -finalizó, molestándome aún más-. Por cierto, si no vienes a buscarme, le mandaré estas fotos a Malva por Holocorreo. Me pregunto que será más impresionante para ella, que descubra tu habilidad, o que descubra que el Eevee que tanto quiere, le estuvo a punto de bajar al profesor -se burló Brighton, y entonces regresó a sus Pokémon a sus Pokébolas, antes de correr fuera de mi alcance.
-¿Qué fue todo eso? -se quejó Chatot- No soy tu niñero, esta es la última vez que… -comienzo a llorar, sintiendo una mezcla de impotencia y de dolor. Todo estaba saliendo tan bien, y ahora todo estaba horriblemente mal-. ¿Fue algo que dije? Oye, oye, no te pongas a llorar. Está bien, está bien, voy a ayudarte más seguido, pero por favor no llores -intentó animarme Chatot, pero yo no podía animarme-. ¿Qué ocurre? -me preguntó.
-Quiero a Skorupi, necesito a Skorupi… -lloré yo. Realmente necesitaba ayuda, no podía concentrarme, habían sido demasiadas emociones, y ahora, me encontraba aterrada-. Va a estar muy enojado cuando se lo diga.
Centro Pokémon de Ciudad Yantra.
-¡Estoy muy enojado en estos momentos! -cuando llegué al Centro Pokémon, y me escabullí al patio donde dejaban libres a los Pokémon, lo primero que vi fue a Skorupi corriendo tras Kirlia hecho furia Pokémon. Inclusive, el cuerpo de Skorupi estaba rojo del coraje, si no lo hubiera conocido antes, inclusive, pensaría que era un Skorupi varicolor. Eso hacía más difícil lo que iba a decirle- ¡Quédate quieta, Kirlia! ¡Te voy a dar a probar de mi Carga Tóxica! -gritaba Skorupi mientras correteaba a Kirlia.
-Sálvame Quagsire, soy una damisela en peligro mortal -gritaba Kirlia mientras huía de Skorupi, pero Quagsire tan solo flotaba en el estanque sin que le importara nada ni nadie-. ¡Óyeme Quagsire! ¡Estoy en peligro aquí! -se quejaba Kirlia, pero Quagsire no reaccionaba.
-¡Ahora sí sacaste Pokéboleto! -comenzó a preparar su ataque de Carga Tóxica, pero entonces me notó en la entrada- ¡Eah que si no es mi cría humana favorita! ¿Por qué la cara larga? ¿Te molestó el pico de Baya Pecha, este? -apuntó a Chatot.
-No es el momento para tus rencillas contra los tipo volador -se quejó Chatot, y Skorupi notó entonces mis ojos llorosos-. Lleva usando el ataque de Llanto Falso por horas -me apuntó Chatot.
-Pajarraco, no distinguirías un Llanto Falso aunque te lo hiciera un Bonsly -se acercó Skorupi, y me miró fijamente-. Anda cría, ¿qué pasó? ¿El profe te rechazó? -moví mi cabeza en negación- ¿Entonces te dijo que aceptaba tu cortejo y lloras de alegría? -moví mi cabeza en negación nuevamente- ¿Qué pasa entonces? -preguntó intranquilo.
-Me descubrieron… -comenté, y Skorupi palideció-. Un humano sabe que puedo transformarme en una Pokémon… y tiene evidencia… lo siento mucho… de verdad… lo siento… -me arrodillé frente a Skorupi, dolida, aterrada. Kirlia, Quagsire y Chatot se reunieron a mi alrededor, podía sentir como me juzgaban con la mirada.
-Ah, entonces era eso… -comenzó Skorupi con tranquilidad-. ¿Fue el profe? -me preguntó, y yo lo negué fervientemente- No me digas que fue la hembra feromonosa esa -volví a negarlo- No me ayudas, cría. Pero no importa quien sea, le vamos a dar una lección para que cierre el pico. Tranquila, que aquí Skorupi se va a encargar de todo. Ya verás -me animó Skorupi.
-¿No estás enojado? -le pregunté, y Skorupi se sacudió en negación- Pero fui descuidada, y el mundo Pokémon está en peligro por mi culpa -le expliqué con miedo, de verdad me esperaba más gritos y molestia de su parte.
-El mundo Pokémon está en peligro desde que el aliento de Skuntank ese y yo somos tus guardianes, ¿qué esperabas? -enunció con orgullo, aunque yo no le veía nada para estar orgulloso- Ahora, deja de llorar, no es el fin del mundo Pokémon. Ya veremos qué se nos ocurre. Vas a ver como logramos guardar el secreto, y hasta logramos que te ligues al profe, te lo juro por mi mamá Drapion. Ahora dame una sonrisa… -no me sentía con muchos ánimos para sonreír a decir verdad-. ¿Alguien se sabe el ataque de Cosquillas? ¿Nadie? Muy útiles ustedes, ¿y si te hago una cara rara? -me hizo caras Skorupi, sobresaltándome.
-¡Eso fue Cara Susto! -me molesté, y de pronto Skorupi comenzó a reírse sonoramente, contagiándome la risa también, por lo que comencé a reírme yo también, aunque la risa me duró poco- ¿De verdad crees que todo va a salir bien? -le pregunté.
-¡Pero por supuesto! ¡No le mentiría a un amigo! Bueno excepto esa vez que le dije a Quagsire que estaba guapo para que impresionara a la Quagsire hembra esa la temporada de apareamiento pasada -exclamó Skorupi.
-Pero si no dijiste ninguna mentira… mi pareja dijo que era el Quagsire más bello que jamás había visto -confesó Quagsire, sorprendiéndonos a Kirlia y a mí, ¡Quagsire tenía pareja!
-¿Tienes pareja? -gritó Kirlia decepcionada- Mi corazón acaba de destrozarse… jamás encontraré el verdadero amor -lloró Kirlia.
-Ni siquiera pertenecen al mismo grupo de huevos -se quejó Chatot-. Si tan desesperada estás, yo conozco a un Ditto que puede ser lo que tú quieras que sea -aseguró.
-¡No! ¡Un Ditto no! -se quejó Kirlia sonoramente, y encaró a Chatot con determinación- ¡No me rendiré jamás hasta encontrar al Pokémon de mis sueños! ¡No me rendiré nunca! ¡Todos vinimos a este mundo a encontrar el amor verdadero! -aseguró Kirlia.
-Tiene más oportunidades Valerie de ligarse al profe -se burló Skorupi, molestando a Kirlia, y apenándome un poco-. Ese aroma… pasó algo entre tú y el profe, ¿verdad? -se burló Skorupi.
-¿Eh? No, claro que no, nada pasó, nada pasó -me defendí de las acusaciones-. De todas formas, no es el momento de pensar en eso, el chico de las fotos, eso es lo importante -pero Kirlia ya me miraba de forma acusatoria.
-¿No pasó nada, segura? -se burló Kirlia, quien podía leer mis verdaderos sentimientos- Entonces no tendrás problemas esta noche, para transformarte en una Eevee, ¿verdad? -continuó burlándose.
-Por supuesto que no, tengo total control en mi transformación -intenté demostrarlo transformándome, pero la imagen del profesor no salía de mi cabeza-. ¡Este no es el momento de pensar en eso! ¡El chico de las fotos…! -intenté decir.
-No se puede transformar… -agregó Kirlia, y todos asintieron-. Qué se le va a hacer, Valerie quiere demasiado al profesor, seguro no tardas en evolucionar en un Sylveon. Vamos, te bajaremos la temperatura en el estanque. Ya después vemos qué hacemos con lo de las fotos, primero lo primero, hay que bajarte las feromonas -se burló ella, y así comenzó el largo proceso, de volverme a transformar en una Pokémon.
