Me tomó una barbaridad de tiempo el decidir el cómo iba a continuar esta historia, y aunque el resultado no es del todo lo que yo esperaba, creo que me quedó bastante bien y me ayuda a poder encausar la historia en la dirección esperada. Esta historia no va a ser muy larga como otros de mis trabajos después de todo, y más me vale empezar a encausar la misma en la dirección que lleve a su colusión. Espero no resulte ser un capítulo muy difícil de digerir.
TsukihimePrincess: Ya sé que te impacienta mucho el saber cómo continúa la historia, me sorprende que después de tanto tiempo sigas leyendo a sabiendas de que tardo una eternidad en actualizar. De verdad muchas gracias por tu apoyo continuo, espero no decepcionarte.
TEIET: Tus finales seguramente ya volvieron a empezar, lo siento por no ser una persona que actualice más constantemente, ya sabes, la vida no lo deja a uno. Después de decir que la actualización fue "pronta e inesperada", me duele tardarme tanto en actualizar, espero todavía quieras leerla. Por cierto, no descartes a Malva aún, esta guerra apenas y comienza.
Susurro9: Los Catro parecen Pokémon la verdad, como un Mew gordito. La idea original era que Valerie iba a ser descubierta por un Super Nerd, que se iba a intentar aprovechar de la situación, pero la verdad es que en Kalos el entrenador de tipo Super Nerd no existe, así que no pude usar eso para la trama, ya que los personajes que uso, son legítimos del juego, Brighton es un entrenador, de la clase estudiante, y como se veía geniecito por eso lo utilicé. Lo de Malva con el Equipo Flare es tanto parte de los juegos, como del anime, como del manga. Nuevamente tengo que decir que no descarten a Malva todavía, porque no solo Valery, sino otra persona, quieren al profesor, solo espera y lo veras.
astridgmc: Me pregunto por qué el final te dio nostalgia, aunque por todo lo que me tardé, seguramente ya ni te acuerdas del por qué.
SylveonWriter: Aquí estamos cumpliendo con la historia, aunque con mucho retraso de mi parte. Espero que lo disfrutes.
PowerRedLegend: En tu caso, el review me lo mandaste el 17 de junio, así que técnicamente hablando es pronto, no hagas caso a los comentarios de los que dicen que nunca actualizado y que me tardo eternidades, seguramente son del Team Skull. En fin, disfrútalo.
La chica que quería ser un Pókemon.
Capítulo 10: El juego de la atracción.
Región Kalos. Pueblo Crómlech. Recepción del Hotel Nieve Marina.
-¡Eeeeeh! ¿La humana fogosa ya no va a intentar ir a por el profesor? -la potente voz de Kirlia logró aturdirme un poco, pero era de esperarse, la sorpresa en su rostro, así como en el rostro de Quagsire, Skorupi, y de Chatot, que se había decidido a reunirse con nosotros mientras permanecía parado sobre el marco de la ventana de la recepción, no podía ser otra más que esa. Después de todo, había pasado de tener cero posibilidades de llamar la atención del profesor, al él estar aparentemente enamorado de Malva, a ya no tener competencia- ¡Eso significa que tienes todo a tu favor! ¡Ya nada te impide declarártele al profesor! -exclamó Kirlia alegremente.
-No sé cuántas veces se los he dicho ya, pero las cosas no funcionan así para los seres humanos -el profesor seguía abatido, yo lo sabía, toda la noche estuvo rodando de un lado de la cama al otro. No se despertaba, pero no era la primera vez que dormía con el profesor, y su constante movimiento solo me dejaba saber que no tenía sueños muy placenteros-. Logré convencer al profesor de no liberarme, por lo que puede que llegue a tener más oportunidades para interactuar con él, pero tengo que pensar en el cómo y en el cuándo, y no me parece un buen momento cuando el profesor se encuentra tan triste -les expliqué.
-¡Pero si es el mejor momento de todos! -exclamó Kirlia, sobresaltándome bastante- ¡Entiende ya que cuando un ser humano se encuentra así de vulnerable como el profesor! ¡Tienden a tomar la primera posibilidad que tienen enfrente! -insistió Kirlia.
-Cálmate un poco, vestiditos, que Valerie no es ningún premio de compensación -me defendió Skorupi, quien en el grupo era el que se mostraba más comprensivo de mi situación-. Creo que ya quedó más que claro que los humanos son complicados. Si no podemos hacer que Valerie se ligue al profe como Pokémon, ¿qué hay que hacer para que te lo ligues como una humana? -exclamó, apenándome aún más.
-En definitiva necesito enseñarles a hablar de forma menos penosa -agregué yo con mi pelaje erizado-. Lo único que puedo decirles es que en estos momentos el profesor no se encuentra… receptivo a cualquier acercamiento que pudiera hacerle. Está tan agobiado que pretende tomar la ruta larga de regreso a Ciudad Luminacia, y aún si quisiera hacer algún movimiento en su dirección, no podría hacerlo sin que pensara que lo estoy acosando, ya me vio en Ciudad Tempera y en Ciudad Yantra. ¿No les parece sospechoso que me vuelva a ver en otro lugar con tan poco tiempo de diferencia? -les pregunté, intentando razonar con ellos.
-¿Y si Eevee aprende Atracción, y Valerie usa el movimiento siendo una humana contra el profesor? -preguntó Quagsire de improviso, y el grupo de Pokémon comenzó a idear un plan para enseñarme el ataque Atracción, lo que me deprimió bastante.
-Bueno, ya, ya -calmó los ánimos Chatot-. Ya que estuve encerrado en esa jaula en aquel asentamiento humano, no tuve opción más que el observar a los humanos en mi aburrimiento. Creo que hay algo que puede ayudar, y se parece un poco al método de apareamiento de mi especie -agregó él.
-¡Que no me quiero aparear con el profesor! -le grité, sumamente molesta y apenada. ¿Por qué los Pokémon insisten tanto con ese tema tan penoso?- Ya, me rindo, no tiene caso que se los siga explicando. Un momento, pensé que no querías ayudarme -miré a Chatot extrañada.
-Aún no estoy convencido, pero no eres una humana mala, al menos te doy ese crédito -viniendo de Chatot, eso significa demasiado-. En todo caso, al hotel siempre llegaban parejas muy felices que parecían solo querer divertirse, humanos jóvenes, sin experiencia en la vida, y normalmente no llevaban crías -seguramente eran parejas de recién casados en sus lunas de miel-. En la mayoría de los casos, al ser parejas jóvenes y no tener crías a las cuales cuidar en conjunto, y por las cuales permanecer en manada, terminaba presenciando combates verbales entre ellos, que en ocasiones terminaban en batallas humanas -riñas de enamorados, supongo.
-¿Los humanos también se dan de golpes? Esa sí no me la esperaba, ¿hay alguna liga de humanos? -me preguntó Skorupi emocionado, yo tan solo bajé mis orejas en depresión por lo difícil que era que los Pokémon entendieran el mundo humano.
-Las cajas de imágenes ocasionalmente mostraban algo así, pero no estoy muy seguro -se frotó el pico Chatot con su ala, seguramente había visto los televisores del restaurante en algún encuentro de artes marciales o boxeo debido a su aburrimiento-. En todo caso, lo que importa es que las parejas humanas que recurrían a estos combates verbales, terminaban en lágrimas y arrepentimientos muchas veces, y a los días siguientes, podía ver a las parejas humanas desde mi jaula, usando algo similar al ataque de Atracción, normalmente involucrando a la hembra colocándose extrañas cosas encima, como esa que llevas atada al cuello -me apuntó Chatot.
-¿Mi Bufanda y la Campana Alivio? -pregunté curiosa- Ah, ya entiendo. Te refieres a que las mujeres se ponían ropa llamativa para volver a conquistar a sus parejas -vocabulario Pokémon, escaso, pero efectivo-. Cuando una humana quiere verse atractiva para un hombre, se viste de una forma provocativa para cautivarlo. Eso normalmente va de la mano de buenos accesorios, y de perfumes llamativos. Seguramente, lo que veías desde tu jaula era a las mujeres arreglándose y poniéndose bonitas para atraer a sus novios -le expliqué.
-No lo comprendo del todo, pero los Chatot hacemos algo parecido -me explicó-. Cuando es temporada de apareamiento, los machos realizamos una danza y cantamos para nuestras posibles parejas. La competencia se vuelve tan difícil en ocasiones, que frotamos nuestras plumas a vayas de diferentes tipos para darnos coloridos distintos o brillos más llamativos. Al final, la hembra elije al Chatot más llamativo, y no es por presumir, pero yo sé mucho de eso -se acicaló entonces Chatot, presumiendo su plumaje-. Así es entonces, que los humanos y los Pokémon compartimos ese ritual de apareamiento. Si Valerie pretende tener las crías del profesor, lo que debe hacer es arreglarse para ganarse su afecto -finalizó.
-¡Ya basta con lo de las crías del profesor! -me molesté, e inmediatamente después, sentí la mirada picara de Kirlia- Tú entiendes a los humanos mejor que otros Pokémon, sabes que no quiero la atención del profesor por esa razón -me molesté.
-No a corto plazo, pero a largo, ya quiero ver a las crías -celebró Kirlia, molestándome aún más-. Si la memoria no me falla, he visto a muchas humanas arreglarse para competencias, y muchos machos, y extrañamente hembras, los admiran mucho por esos arreglos -me recordó.
-Se llaman concursos, y sí, básicamente tiene que ver con verse bien -la miré con molestia-. Puede que sea verdad, y si me arreglo muy bien pudiera intentar ganarme la atención del profesor. Pero, incluso si lo hago, ¿qué razón tendría para arreglarme de esa forma, sin que significara evidenciarme ante él como que desesperadamente quiero de su atención? -tristemente, ellos no lo comprendían, y no veían fallas en el plan de Chatot- Esto no va a funcionar como ustedes creen -les aseguré, pero antes de que nuestra conversación pudiera continuar, el profesor llegó ante nosotros.
-Bien, ya entregué la habitación y es hora de irnos -recalcó el profesor, quien entonces notó a Chatot en la ventana, y tras recordar que no era uno de los Pokémon del profesor, Chatot huyó lo más rápido que pudo-. Tal parece que eres muy buena haciendo amistades, Eevee -agregó el profesor, y entonces regresó a los demás a sus Pokébolas, antes de tomarme en brazos-. Sabes, todo me sería más sencillo si me dejaras capturarte -me comentó, aunque pese a la curiosidad que siento de ser ingresada dentro de un Pokébola, reitero mi compromiso con mi libertad negándome rotundamente, por lo que moví mi cabeza en negación-. Pero, pesas mucho -¿me está diciendo gorda?
-No le digas gorda -escuché, y en ese momento, el profesor se deprimió. Se trataba de Malva, quien igualmente había entregado su habitación. El profesor se viró para verla, y entre ellos hubo un silencio muy incómodo, además de una combinación de aromas que venían de ambos, como si sintieran aún una gran atracción el uno por la otra. Afortunadamente, al menos para mí, no son Pokémon, son humanos, mucho más complejos, y el que exista atracción química, no por eso significa que vaya a perdurar-. Cuídese, profesor -finalizó Malva, retirándose en ese momento.
-Trata de no terminar en la cárcel, Malva -respondió él con suma molestia, una que noté, gracias a mi nariz, que enfurecía a Malva, pero ella se negó a responderle la afrenta, y en su lugar, continuó con su camino-. Si no hay más interrupciones, es hora de irnos -prosiguió el profesor, se le veía muy molesto, seguramente el viaje sería también muy incómodo y silencioso, aunque antes de que este pudiera resumirse, la gerente del establecimiento corrió a encuentro del profesor-. ¿Pasa algo? -preguntó el profesor.
-Que bueno que lo alcancé antes de que se fuera -agregó ella con cansancio-. Tiene una llamada, profesor, puede tomarla en la recepción -apuntó la gerente, y el profesor fue a sentarse frente a la recepción, donde había uno de esos antiguos teléfonos que no contaban siquiera con una pantalla para videollamadas. Pueblo Crómlech en verdad que era muy diferente al resto de Kalos.
-Qué extraño, ni siquiera Dexio y Sina sabían que me hospedaría en este hotel. ¿Quién podría estarme buscando? -se preguntó el profesor, sentándose y tomando el auricular, y tras hacerlo, lo invadió la sorpresa- ¡Diantha! -exclamó el profesor con fuerza, tanta, que incluso me dejó caer. ¿Diantha? ¿La campeona de Kalos? ¿Qué querría Diantha con el profesor? Más importante aún, ¿por qué el profesor está soltando este aroma que solo le dedicaba a Malva? ¿Podría ser que el profesor tenga sentimientos por Diantha? ¡Se va la de la Elite Cuatro y llega la Campeona! ¿No se suponía que se le dificultaba encontrar pareja, profesor? De repente tengo una indescriptible necesidad por morderlo- Ah, lamento haberte gritado por el auricular, es solo que, tiene bastante tiempo que no hablamos, no desde el desfile. Además, normalmente soy yo el que intenta buscarte -el profesor estaba hablado con mucha familiaridad, más inclusive que la que supuestamente había adquirido con Malva. Era como si el profesor y Diantha compartieran una historia en común-. ¿El Bastión Batalla? Claro, podemos vernos en el Bastión Batalla, aunque, no cuento con un título nobiliario de ningún tipo, a decir verdad. En estos momentos voy saliendo a Ciudad Relieve donde recogeré unas muestras importantes, además de que tengo una investigación pendiente en Pueblo Petroglifo. Podría estar en el Bastión Batalla en dos días si te parece bien -el profesor se veía conmocionado, como si no diera crédito a lo que estaba escuchando. Ya de por sí era difícil poder conversar con Diantha, no podía siquiera imaginar lo que el profesor había escuchado de ella como para que se comportara de esa forma. Aquello me hacía tener incluso más sospechas sobre Diantha y el profesor-. Te veré allí entonces -colgó el teléfono, y comenzó a retirarse, olvidándome en el suelo, tuve que llamarlo para evitar que me dejara atrás-. Oh, lo siento pequeña. Creo que estoy algo distraído -¿qué le está pasando, profesor? No solo parece que se ha olvidado de Malva tan rápidamente, pero ahora, incluso parece entusiasmado.
Ciudad Relieve.
Como ya me lo había imaginado, el viaje a Ciudad Relieve se hiso enteramente en silencio, aunque de tanto en tanto el profesor me prestaba algo de atención. No era que el profesor quisiera jugar conmigo, o darme caricias, sino que era por una razón muy diferente. Sin Malva para cuidarme y ayudarme a ver por fuera de la ventana, mi equilibrio Pokémon se vio varias veces retado por los constantes movimientos de la camioneta del profesor, lo que terminó por causarme unos horribles mareos, y por forzarme a perder el desabrido desayuno sobre los asientos del profesor, quien tuvo que interrumpir la marcha en la Ruta 10 tanto para limpiar el desastre que había causado, como para darme un pequeño masaje relajante que me ayudara a recuperarme.
Para mi fortuna, sin embargo, ya me había acostumbrado a ser una Eevee, por lo que no sentí mucha vergüenza por haber perdido mi almuerzo en la camioneta del profesor, además de que, siempre que se preocupaba por mi bienestar, me sentía extrañamente querida, y deseaba seguir sintiendo su cariño. Aunque claro, el profesor no venía a vacacionar, sus viajes eran viajes de trabajo, por lo que una vez llegado a Ciudad Relieve, y tras no tener suerte de hospedaje en el Hotel de Ciudad Relieve, me dejó junto al resto de sus Pokémon en el patio de recreación del Centro Pokémon.
-Sé que es temprano para dejarlos aquí, pero tengo un encargo muy importante que recoger -me explicó mientras me frotaba la cabeza gentilmente-. No hay necesidad de que ustedes se aburran acompañándome, así que, pórtense bien y diviértanse, los veré en la noche -finalizó, y se despidió de nosotros.
-Ya lo decidí -comenté sin darme a esperar, y mis compañeros todos se reunieron a mi alrededor, salvo Chatot, quien aún sobrevolaba la zona esperando a que fuera el momento preciso para aterrizar, y cuando se dio cuenta de que era seguro, bajó del cielo y se postró en una rama sobre nuestras cabezas-. Si bien es cierto que pienso que el profesor podría pensar que lo estoy acosando, prefiero declararle abiertamente mis intenciones, antes de que más y más chicas aparezcan para hacerme la competencia -finalicé.
-¡Por fin hablas con coherencia! -celebró Kirlia alegremente, bailoteando por todo el lugar- El llamado del amor está a puertas del destino, con semejante determinación, y el conjunto adecuado, desplomarás las barreras de la indiferencia del profesor y te ganarás su afecto. ¡Que envidia me da! -celebró ella, preocupándonos a todos.
-Y… -interrumpió el ridículo discurso Quagsire, ignorando rotundamente a Kirlia, quien se mostró sumamente ofendida-. ¿Qué vamos a hacer para que puedas declarar tus intenciones al profesor? Pensé que habías dicho que no se encontraba receptivo -me recordó.
-No se le notaba mucho mientras hablaba por teléfono con Diantha… -me apené yo-. No es que esté preocupada, pero si quiero avanzar en esa dirección, más me vale comenzar a hacerlo ahora, antes de que la situación se vuelva tan incómoda como lo era ya con Malva, al menos con Diantha tengo la ventaja de que, como no la conozco, no me dolerá mucho interferir -o al menos lograr hacer que el profesor piense en mí un poco más para variar-. Lo importante ahora, es encontrar a Brighton. Si no se hospeda en el Centro Pokémon, la única otra opción viable es en uno de los hoteles de entrenadores cercanos. Pero como no puedo simplemente transformarme sin algo que me cubra, tendremos que buscarlo siendo Pokémon -les expliqué.
-Puedo sobrevolar las estructuras humanas grandes que encuentre buscando a la cría humana de aquel día, incluso puedo solicitar la cooperación de los Pokémon cercanos para encontrarlo, pero no puedo llevarte, eres muy grande para mí -me recordó Chatot, quien aún no sabía el cómo saldríamos del lugar.
-No es necesario -le sonreí-. No es la primera vez que nos escapamos de los patios de los Centros Pokémon -le aseguré, miré a Quagsire, y él asintió en ese momento, Skorupi por su parte, corrió a la campanilla de la puerta del centro, y saltó para hacerla sonar. Tras unos instantes, vimos a Wigglytuff acercarse en nuestra dirección-. Te lo encargo mucho, Quagsire -le pedí, notando entonces que Quagsire me miraba con preocupación-. ¿Pasa algo? -le pregunté contrariada.
-No me molesta jugar al Pokémon Luvdisc, pero… esta vez no puedo hacerlo -me explicó Quagsire, por lo que todos lo miramos con curiosidad-. Verán, ese Wigglytuff es… -intentó explicarnos, cuando Wigglytuff llegó al patio trasero.
-Hola cariñitos, ¿quién ha tocado la campana? -habló Wigglytuff, y en ese momento me quedé perpleja por la voz tan grave y masculina. ¡Era un Wigglytuff macho! En apariencia se veía idéntico a cualquier otro Wigglytuff, pero ahora que podía escuchar las voces de los Pokémon como si fueran humanos, la voz de Wigglytuff fácilmente podría pasar por la voz de un montañista- ¿Hola? ¿Alguien? Iré a la parte trasera a ver si alguien necesita algo. ¡Dulzuras! ¡Wigglytuff está aquí! ¡Vengan preciosos! -continuaba Wigglytuff.
-Acabo de tener una imagen mental no muy grata sobre un montañista actuando dulcemente frente a mi yo humana… necesitaré terapia para olvidar esa imagen -me estremecí por la imagen mental-. Eso no importa ahora, hay que… -intenté decir, pero Wigglytuff había cerrado la puerta tras de sí antes de dirigirse al fondo del patio-. Es una puerta corrediza, ¿no puedes correrla, Quagsire? -le pregunté, pero las extremidades húmedas de Quagsire no lo permitían- ¿Fuerza Psíquica? -miré a Kirlia.
-Los oídos de Wigglytuff lo alertarían -me explicó Kirlia-. Si fuera tan sencillo, cualquier Pokémon psíquico o con anatomía humana podría correr la puerta y escaparse. Las cosas no funcionan así, Valerie, se necesita distraer a Wigglytuff para poder salir. Y si Quagsire no puede hacerlo, estamos atrapados -me explicó.
-A menos que la única hembra además de Valerie en el grupo, le haga ojitos al Wigglytuff macho -sugirió Skorupi, y por vez primera, Quagsire fue inclusive más rápido en procesar la información que Kirlia, quien tardó más en reaccionar.
-¿¡Estás demente!? -se quejó Kirlia sonoramente, y yo apenas fui capaz de tragarme la risa- ¿Cómo te atreves siquiera a pensar que voy a intentar ganarme la atención de un Wigglytuff macho? -insistía ella en sus quejas.
-¿Quieres ayudar a Valerie a ganarse al profe? Entonces más te vale comenzar a ser un poco más cooperativa, vestiditos -era más que evidente que Kirlia se sentía atrapada, además de que Skorupi lo estaba disfrutando mucho. A decir verdad, no esperé a que Kirlia fuera a ser cooperativa con esto, pero cuando el Wigglytuff regresó, Kirlia se posó en su camino.
-Buenos días… señor Wigglytuff… ¿le han dicho antes que tiene unos inmensos ojos redondos? -agregó ella apenada, y yo tuve que hacer mi mejor esfuerzo porque no se me escapara la risa, por las reacciones de Skorupi, Quagsire y Chatot, supe que ellos se estaban resistiendo también- Son tan grandes… y brillantes… y redondos… -continuó ella, apenada.
-Oh, muchas gracias ternurita -exclamó Wigglytuff con aquella voz tan masculina, que yo comencé a sudar por el esfuerzo de no soltar la carcajada-. Muchos dicen que son los mismos ojos de mi padre, que era un Ditto, lo cual no tiene ningún sentido. Ahora, con tu permiso, debo regresar a trabajar -prosiguió el Wigglytuff, saliendo del patio, y cuando por fin lo hizo, todos estallamos en tremendas carcajadas.
-¡Ajajajajajaja! ¡Que grandiosa seducción, vestiditos! -se revolcó Skorupi sobre la hierba, y comenzó a dar vueltas sobre su lomo, yo estaba tan divertida que comencé a dar vueltas junto a él, Chatot lloraba de la risa, el único que aún resistía era Quagsire, quien tenía las mejillas sumamente infladas por aguantarse la risa, aunque se tragó la misma en el instante en que todos sentimos el instinto asesino de Kirlia, quien ya brillaba con su poder psíquico rodeándola.
-¿Quieres visitar al enfermero Wigglytuff, Skorupi? Porque estoy por mandarle un paciente -se acercó Kirlia, furiosa, preocupándonos a todos, en especial a Skorupi, quien siempre estaba en malos términos con Kirlia.
-Ajaja, me malentiendes, vestiditos -se apresuró a decir Skorupi, con una gota de sudor cayéndole frente al rostro-. No estoy diciendo que no tengas la capacidad de, por ti misma, enamorar a Wigglytuff. Cualquiera hubiera caído enamorado por ese despliegue de romanticismo tuyo, Wigglytuff simplemente no es muy listo que digamos -intentó arreglar las cosas Skorupi, lo que, era un intento muy desesperado.
-Skorupi, solo acepta tu destino -intenté decirle, era inútil el intentar reparar las cosas, Kirlia en definitiva iba a atacarlo con su Fuerza Psíquica, o al menos así me lo pareció, cuando noté la cara de alegría de Kirlia-. ¿Eh? -agregué sorprendida.
-¿Verdad que sí? -agregó ella con entusiasmo, sorprendiéndonos a todos- Nadie, absolutamente nadie, hubiera resistido mis encantos. Wigglytuff simplemente no tiene buen gusto, cualquiera hubiese caído rendido a mis pies, ¿nos es así Skorupi? -agregó ella con una sonrisa malévola, misma que intimidó a Skorupi.
-¡Por supuesto! Lastimosamente no pertenecemos al mismo grupo de huevos, porque he de admitir que semejante despliegue de romance, me ha conmovido mi corazón de bicho -prosiguió él, apenando a Kirlia, quien comenzaba a bailotear alegremente-. Pero, no cambia el hecho de que Wigglytuff, pese a tener pésimo gusto como para no ver lo magnifica de tu declaración de amor, tiene que enamorarse de ti para que nosotros podamos salir de aquí -aseguró.
-Suficiente con lo lambiscón -le susurré, y Skorupi simplemente asintió y suspiró aliviado por no ser lastimado-. Si Wigglytuff no puede enamorarse tan fácilmente, entonces podrías usar Atracción sobre él y enamorarlo a la fuerza, aunque sea temporalmente -sugerí.
-Aunque quisiera, no tengo Atracción en mi lista de movimientos -fue la respuesta de Kirlia, y todos bajamos nuestras miradas. Todo parecía indicar, que en esta ocasión no podría salir a intentar planear algo para conquistar al profesor, o al menos así fue, hasta que mi nariz fue golpeada por un olor muy familiar.
-¡Spritzee! -me entusiasmé, y mis amigos me voltearon a ver- Yo tuve un Spritzee, y Spritzee es un Pokémon que aprende Atracción de manera natural. Hay uno aquí cerca, seguro que, si se lo pedimos, puede ayudarnos a enamorar a Wigglytuff -agregué alegremente, y corrí por el patio del Centro Pokémon, aunque para mi sorpresa, no encontramos a un Spritzee, sino a un Aromatisse-. No era un Spritzee después de todo -agregué, pero eso no impedía que pudiera pedirle aquel favor-. Disculpa, ¿conoces el movimiento Atracción? -pregunté no queriendo perder el tiempo.
-¿Qué si lo conozco? Mi estrategia de batalla está enteramente enfocada a ese movimiento -el comentario me hubiera alegrado, si no hubiese habido otro problema muy grande, si la voz de Wigglytuff parecía la de un montañés, la de Aromatisse era la de algún mayordomo de excelsos modales, un mayordomo varón- Mi entrenador utiliza la combinación de Atracción, Mente en Calma, Beso Drenador y Tóxico, todo mientras sostengo Restos para recuperar mi salud. Hacer el amor y no la guerra le llama, una estrategia infalible -y muy molesta-. La sorpresa, es que al ser un Pokémon de apariencia femenina, nadie se espera a que sea macho e inutilice a las Pokémon hembras del oponente. En definitiva, mi entrenador es un maestro en el arte de la batalla -aseguró él.
-Pero no me sirves para lo que necesito, sin ofender… -agregué apenada por mis propias palabras, pero entonces se me vino una idea a la mente-. ¿Puede enseñarle a otro Pokémon a utilizar Atracción? -le pregunté- Mi amiga Kirlia está locamente enamorada del enfermero Wigglytuff, pero él no le presta atención -utilicé Ojitos Tiernos para aparentar ser lo más convincente posible.
-¿Disculpa? Yo soy irresistible así como soy, no necesito aprender Atracción -intentó explicarme, pero Aromatisse ya se había posado frente a Kirlia, con una mirada de determinación en su rostro.
-Así que, deseas aprender el ataque de Atracción -agregó Aromatisse, orgulloso-. En el nombre del amor, yo, seré tu maestro. Tienes el honor de estar frente al mejor usuario de Atracción de todo Kalos -prosiguió Aromatisse, con una postura inquietantemente caballeresca-. La Atracción nace de la esencia misma del Pokémon que la usa, se trata de enfocar un sentimiento cadente y agradable en tu interior, materializarlo como un aura de belleza y armonía, antes de soltarla en dirección a cualquiera que deseases que fuera merecedor de tu atención. Claro, hay que utilizar un poco tus encantos, imagina que intentas seducir a un imponente Gallade, reúne tus sentimientos en una burbuja imaginaria, y déjalos volar por el viento -momento, eso es físicamente imposible.
-¡Lo entiendo! ¡Lo entiendo! -¿cómo exactamente es que lo entiendes?- Enfocar un sentimiento candente y agradable desde el interior… materializarlo como un aura de belleza y armonía… antes de soltarla a cualquiera que desee que sea merecedor de mi atención… jamás olvidando que hay que utilizar mis encantos. ¡Atracción! -lanzó ella el conjuro, y este rodeó a Skorupi, quien no se imaginaba ser la víctima del ataque de Kirlia- ¿Qué mejor forma de intentarlo que con el bicho que siempre me molesta? ¿Funcionó? -se preguntó ella, acercándose a Skorupi.
-¿Qué si funcionó? -comenzó él, con un tono de voz algo tenso, mientras mantenía sus ojos cerrados- Ha funcionado, desde el primer momento en que posé mi vista en semejante hermosura -me quedé sin habla, Skorupi se movía y hablaba con porte y elegancia, e inclusive tomaba a Kirlia de su mano-. Sería un honor, el poder presentarla ante mamá Drapion, bella flor del jardín de los Flabébé -agregó Skorupi, con sus ojos en forma de corazón.
-Bueno, ha sido suficiente humillación por parte de Skorupi. ¡Pulso de Agua! -atacó Quagsire, lanzando a Skorupi por los cielos, y haciéndolo caer con los ojos en espiral, aunque solo momentáneamente, antes de levantarse sumamente furioso.
-¡Vestiditos! -gritó en su inmensa ira, sobresaltando a Kirlia, quien se ocultó detrás de mí- En nombre de mi mamá Drapion, ¡jamás me había sentido tan humillado! ¡Ven aquí que te voy a partir el…! -increíble que los Pokémon también digan groserías.
-Skorupi, tranquilo, el punto es que Kirlia aprendió Atracción -lo tranquilicé, aunque él estaba muy enojado, y le costó algo tranquilizarse-. Ya perdimos mucho tiempo, hay que volver a llamar al enfermero, no lo podríamos haber hecho sin su ayuda, Aromatisse -le sonreí.
-Fue un placer, pequeña Eevee -me sonrió el Aromatisse-. Y espero que aquel Pokémon, por el que sientes tan profundo amor, no requiera que uses la Atracción sobre él -ante sus palabras, me mostré bastante curiosa, ¿cómo supo que yo sentía algo por alguien?-. Cuando alguien está enamorado, simplemente se nota. La Atracción, aún si ya has aprendido la técnica, no es más que una estrategia de batalla. La verdadera atracción, el verdadero amor, viene de tu corazón, y créeme cuando te digo, que aquel al que amas, simplemente lo sabrá con solo verte, así de fuerte es el poder del amor verdadero -finalizó él, antes de retirarse.
-¿A qué se refiere con que…? Espera, ¿yo también aprendí el ataque de Atracción? -me pregunté, pero no era el momento de averiguarlo, sino de salir a buscar a Brighton- Ya he perdido mucho tiempo, Skorupi -le pedí, y Skorupi nuevamente saltó a golpear la campanita-. Alístate, Kirlia, allí viene -le pedí.
-Hola ternuritas -llegó el Wigglytuff con su voz grave-. ¿Alguien requiere de mi asistencia? -su actitud servicial, sin embargo, fue interrumpida por Kirlia, quien comenzó a concentrarse, y a usar sus encantos, antes de lanzarlos en dirección a Wigglytuff- ¡Oooooh! ¡Qué bien se siente! -exclamó Wigglytuff, a medio intentar cerrar la puerta, lo que dejó de hacer por mirar a Kirlia con sus ojos transformados en corazones- Oh bella Kirlia… -enunció entonces, su voz de montañista acababa de cambiar a la de un seductor por excelencia, y rápidamente atrapó a Kirlia en sus brazos, sobresaltándola-. ¿Te han dicho alguien antes, que tu porte y elegancia, son como un Swanna surcando los ríos nocturnos, con su plumaje brillante reflejando el brillo de la luna, sobre el corazón de quienes lo miran? -exclamó Wigglytuff de forma seductora.
-Carga Tóxica -vomitó Skorupi en una esquina, lo que fue sumamente asqueroso-. Un momento. ¡No lo toques! -intentó decir Skorupi, cuando notamos entonces que los ojos de Kirlia se tornaban en corazones de igual manera- Mamá Drapion siempre decía que no tocaras a un Wigglytuff, algunos tienen la habilidad Gran Encanto, si los tocas te enamoras -explicó.
-La advertencia llegó demasiado tarde -se apenó Chatot, cubriéndose con su ala-. Bueno, ese es problema de ustedes, Valerie y yo buscaremos al humano, tú quédate con los enamorados, y Quagsire, mantén esta puerta abierta -ordenó Chatot, y ambos salimos del patio tan rápido como pudimos-. ¿Ahora qué hacemos? -me preguntó.
-Distrae a la enfermera, yo buscaré la habitación de Brighton en el registro de habitaciones. Solo espero que esté hospedado en el Centro Pokémon -a mi instrucción, Chatot comenzó a graznar y a volar por todo el lugar, ganándose rápidamente la atención de la enfermera Joy, quien, sin la ayuda de Wigglytuff, tenía bastantes dificultades para atrapar a Chatot, permitiéndome saltar a la mesa, y buscar los registros de entrada de los entrenadores-. ¡Allí está! -encontré la habitación, y me dirigí a Chatot- ¡La encontré! ¡Los veré más tarde, Chatot! -me despedí, salté del escritorio, y corrí en dirección a la zona de habitaciones, encontrando la habitación en la que se hospedaba Brighton en el primer piso. Por lo que comencé a rascar su puerta para que me abriera.
-¿Valerie? -preguntó Brighton una vez que abrió la puerta, y yo aproveché para entrar rápidamente- Sí eres Valerie, ¿verdad? -me metí bajo la sábana de su cama, y aproveché para transformarme, lo que por supuesto que lo apenó.
-No, genio, soy un Eevee salvaje buscando a un entrenador -me burlé un poco de él, quien estaba más colorado que una baya Tomato-. ¿Pudiste lavar mi ropa? -le pregunté, y él rápidamente tomó la maleta que le había encargado, y sin siquiera voltearme a ver, me brindó la misma- Me cambiaré, tenemos mucho que hacer y muy poco tiempo, y con estas prendas no voy a impresionar al profesor lo suficiente -aclaré mientras me encerraba en el baño a cambiarme.
-Sé que ya lo discutimos, pero… ¿realmente tiene que ser el profesor? ¿No puede ser alguien más? -eso no lo decides tú, lo decido yo- Realmente tengo que continuar con mi viaje Pokémon, y la verdad es que voy de reversa -aclaró él, y yo salí del baño vistiendo las prendas de mesera que había adquirido gracias a Katherine.
-Tú eres el obstinado que no quiere retar a Kali por la medalla Hada, tú dime si quieres o no acompañarme, la alternativa está allí -le expliqué, y él bajó la cabeza, sumamente apenado-. No me pongas esa carita, por supuesto que te voy a dar la batalla de tu vida, la más grande de todas las batallas, no podré hacer esto sin tu ayuda, por favor -supliqué.
-Ow… está bien… -¡Sí! No eres tan malo después de todo-. ¿Qué hay que hacer? Espero que no tome mucho tiempo -me pidió deprimido, mientras yo ponía mi plan en acción, buscado por toda la habitación cualquier cosa que me pudiera servir, pero tristemente no contaba con muchas opciones, las cortinas del lugar no eran atractivas, y si desaparecían, Brighton se metería en problemas- ¿Qué haces?
-Despidiéndome de mi economía -respondí, antes de tropezar y caer al suelo, olvidando nuevamente que ya no tenía cola-. Equilibrio Pokémon, no preguntes -me puse de pie y sacudí mi uniforme-. Escucha, si quiero ganarme la atención de Sycamore y conseguir aquello que me permitirá seguir siendo humana de tiempo completo, necesito que comience a verme como tal, como la verdadera Valerie, no como la mesera, no como la turista, sino como la líder de gimnasio y diseñadora de modas profesional -aclaré.
-¿Y el traje de mesera lo diseñaste tú? ¿O es con lo que atiendes el gimnasio? -oh, tienes sentido del humor, que novedad. Pero eso no es lo importante ahora, encontré papel y lápiz, y comencé a escribir- ¿Una lista de mandado?
-Una lista de materiales -corregí-. No tengo mucho dinero, pero deberá ser suficiente para poder comprar la mayoría de las cosas, las telas y cedas, además de las agujas, son lo más importante. No importa el color, tráeme todo lo que encuentres, ya me las arreglaré yo para confeccionar algo, lo que importa es tener el material para trabajar. Si en algo no te alcanza, búscame en el Café de Ciudad Relieve, y lo completare con mis propinas.
-¿Propinas? ¿Vas a trabajar en el café? -se quejó él, mientras yo me arreglaba el cabello a cómo podía, lo que no era sencillo, era todo un desastre en ese momento. Aunque la hora pico se acercaba, y no tenía mucho tiempo que perder. Tomé el videoteléfono de la habitación, e hice una llamada- Me cobran las llamadas, ¿lo sabías? -se quejó él.
-Descuéntamelo -respondí yo, y al otro lado de la línea por fin contestaron-. ¡Linnea! -exclamé en señal de sorpresa, cuando mi discípula pelirroja favorita contestó la llamada en su Kimono azul, mismo que al verlo, me dio una grandísima idea- Qué gusto me da verte, aunque, con la pena, necesito hablar con Katherine -le expliqué con cautela.
-¡Ama Valerie! ¿Dónde ha estado? ¡La hemos extrañado mucho y la hemos necesitado mucho! -tus palabras me hacen sentir muy incómoda- ¡Katherine! ¡Ven inmediatamente! -llamó Linnea, y pronto Katherine tomó la llamada.
-Qué bueno es verlas otra vez, pero primero, Brighton, vez los tonos de color del traje de Linnea, quiero que consigas telas específicamente de esos colores -le pedí, y Brighton asintió, escaneado a mi amiga de arriba abajo-. ¡No la mires tan descaradamente! -reprendí, más entonces recobré el ritmo de la conversación- Esto va a ser algo incómodo, Katherine, pero… necesito otro favor -supliqué, y por la forma en que Katherine me miraba, intuí que ella sabía lo que iba a pedirle.
Café de Ciudad Relieve.
-Así que, eres la recomendada de Katherine -tras haberme puesto de acuerdo con Brighton, me dirigí inmediatamente al café de Ciudad Relieve. La hora pico estaba por comenzar, y si quería financiar mi plan para poder llamar la atención del profesor, necesitaría más dinero que con el cual contaba. Aunque, no me esperaba que el dueño del Café de Ciudad Relieve, fuera un Montañez, con la voz exacta de Wigglytuff del centro Pokémon-. Normalmente no aceptamos a empleados por propinas, pero Katherine fue de mucha ayuda cuando trabajó aquí y en el gimnasio de Ciudad Relieve, ella era discípula de Grant, ¿sabes? Hasta que algo le picó y decidió volverse una Pokéguarda en el gimnasio de Ciudad Tempera -y después pasó a ser mi Chica Kimono, solo le falta decirme que…-. Oh, y hubo un tiempo en que fue una Peleadora del Gimnasio de Ciudad Yantra -Katherine tiene todo un currículo por lo que veo, solo espero que no migre de mi gimnasio a otro-. Como sea, mi nombre es Bernard, espero seas tan rápida como Katherine dijo que eras -finalizó.
-¿Rápida, dice? -me preocupé. ¿Qué le dijo Katherine de mí para que me dejaran trabajar aquí por propinas?- Eso no importa, debo concentrarme -para mi fortuna, Chatot aterrizó sobre mi hombro.
-Y yo que pensaba que eras más lista. ¿Cómo te vuelves a involucrar en tan burdo negocio? No podrás sobrevivir a la hora pico si no me tienes para ayudarte -que lindo, se preocupa por mí-. No es por nada, pero mi especie es muy inteligente, soy capaz de entender eso que ustedes llaman números, y puedo verlos en los bordes de las mesas.
-Si quieres ayudarme, solo debes decírmelo así. Yo de todas formas, aprecio mucho lo que haces, Chatot -exclamé alegremente, y por un momento me pareció ver las plumas de Chatot erizarse. Qué lindo, esa debe ser la forma en que los Chatot se apenan-. Cuento contigo entonces, refúgiate en el marco de las bisagras del techo -envié a Chatot al techo, y claro que los comensales se sorprendieron, pero rápidamente me puse a trabajar-. Buenas tardes, mi nombre es Valerie y seré su mesera. ¿Qué le puedo servir? -tomé ordenes, no era muy difícil hacerlo, no solo tenía ya la experiencia de Ciudad Tempera, sino que de niña siempre tuve sirvientes que me atendían en todo momento, era una vida llena de lujos, y me hacían sentirme como toda una princesa, por lo que no me fue difícil el hacerlos sentir a ellos como príncipes o princesas también.
-La especialidad de la casa parece que es una especie de dulce con forma de roca -me mencionaba Chatot, desde la cima y mirando el platillo que más se preparaba, o el que siempre ofrecían las otras meseras-. Rokikos, Rokikos -repitió el sonido que les escuchaba decir. Yo estaba tan acostumbrada a escucharlo con normalidad, que se me olvidaba que su especie podía reproducir sonidos humanos.
-La… especialidad de la casa son los Rokikos, estén seguros de dejar espacio para el postre -les guiñé el ojo a los niños, quienes me miraron ruborizados, mientras yo me dirigía con las ordenes a la cocina, y les entregaba las mismas.
-Mesa 27, cerca de los baños, su taza de café está vacía -me ordenaba Chatot, y yo rápidamente fui a servirle el café, y cuando me di cuenta de que otra mesa requería de café, intenté ir a servirles-. ¡No! ¡Las meseras atienden cada una a 10 mesas! ¡Las tuyas son las del número 20 a la 30! ¡Esa es la 31! ¡Cualquier propina que dejen en esa mesa es para la mesera asignada! ¡Tú ve y sírvele agua de bayas al joven de la mesa 22 que lleva rato esperando que le tomes la orden! -me explicó él, sumamente molesto.
-Bueno, no lo sabía, no tienes que ser tan grosero -me quejé mientras reprendía a Chatot, lo que algunos parecieron notar, por lo que tuve que sonreírles y guiñarles el ojo para que no sospecharan, lo que los hizo apenarse, o al menos así me lo pareció, ya que, casi pude sentir como que se ruborizaban.
-¡Te hablan de la cocina! ¡Ya están listos los primeros platillos! -me llamó Chatot, por lo que fui a recoger los platillos rápidamente, dándome cuenta de una terrible realidad cuando mi estómago se quejó, y eso era que, mientras más tiempo pasaba como una Eevee, más apetecible se me volvía la comida humana, y eso sumado a que hoy vomité mi insípido desayuno en la camioneta del profesor, pues no resultó ser una combinación muy cómoda.
-¿Qué ocurre? ¡Date prisa que es hora pico! -me recriminó el cocinero, molestándome mucho, pero no podía simplemente quejarme, estaba trabajando por propinas después de todo, por lo que me limité a sonreír, y a asentir, lo que, extrañamente apenó al hasta ese entonces enojado cocinero- Solo, date un poco más de prisa, aún hay muchos pedidos -me contestó.
-Me esforzaré, muchas gracias -reverencié y llevé los platillos, aunque la boca se me hacía agua con solo verlos-. Aquí tienen, ¿más té? Por supuesto -proseguí, y cuando recibí mis primeras propinas, todo parecía valer la pena.
-Mesa 26, quieren más bebida. Mesa 23, el señor tiró los cubiertos, tráele unos limpios. Mesa 30, más comida de centro. La mesa 21 quiere pedir postre -ordenaba Chatot, y aunque era de mucha ayuda, yo podía sentir que algo iba mal-. ¡Son demasiadas ordenes! ¡Te están buscando incluso de mesas que no deberías de atender! -se quejó Chatot.
-¿Eso qué se supone que significa? -le pregunté, y entonces fui testigo del como un comensal se negaba a ser atendido por una mesera en una de las mesas que no me pertenecían, mientras la nerviosa mesera intentaba tomar su orden- ¿Será nueva? Sé que no debería, pero, mejor la ayudo -me dirigí a su mesa.
-¿Qué haces? ¡Esa no es tu mesa! ¡Si hay un problema déjaselo a la gerencia! ¡Necesitan más de tu ayuda de este lado! -Chatot se quejaba, pero yo no podía dejar que le gritaran a alguien más- ¡Novatas! -continuó quejándose.
-Disculpe… ¿hay algún problema? -me presenté ante la mesa de mi compañera, y la cara del comensal pasó de ser una repleta de molestia, a reflejar una felicidad indescriptible- ¿Puedo ayudarle? -pregunté asustada.
-¡O pero por supuesto que no, señorita! ¡Todo aquí está perfecto! ¿Podría traerme la especialidad de la casa? -me pidió el señor, casi podía jurar que veía un rubor muy profundo en su rostro, como si estuviera ebrio, pero no lo estaba.
-¿Podrías? -le pedí, y mi compañera asintió. Me dispuse a ir a otra mesa, cuando otro comensal me llamó- Disculpe… en un momento vienen a atenderlo… -intenté explicarle, pero el comensal insistió en que tan solo quería algo de café, y ya que tenía la cafetera en la mano, no pensé que fuera problema atenderlo. De pronto otras dos mesas que no me pertenecían me pidieron café-. Am… ya vienen a atenderlos, además ya no hay café -intenté explicar, pero más y más comensales me llamaban, por todas direcciones, por lo que rápidamente hui del lugar y me dirigí a la cocina para recoger más platillos, dándome cuenta de que el cocinero había salido para entregarme los platillos personalmente-. ¿No se supone que el cocinero debería quedarse en la cocina? -pregunté inocentemente.
-Pero si ha trabajado muy duro, señorita, permítame ayudarle -me entregó un plato, y al hacerlo no tuvo la decencia suficiente de ocultar sus intenciones, y me frotó las manos mientras me daba el plato, lo que fue realmente incomodo-. Son unas manos inmensamente delicadas y suaves -declaró él, por lo que yo me horroricé y retrocedí, incluso tirando el plato.
-¿Qué fue eso? Eres la recomendada de Katherine, ¿cómo puedes ser tan torpe? -se molestó el dueño del local, Bernard, yo sonreí, sumamente apenada por lo que acababa de pasar. Pero en lugar de gritarme, el dueño se ruborizó- Oh, no te preocupes, este tipo de accidentes pasan, déjame ayudarte -comenzó a limpiar todo él, lo que era muy extraño.
-¡Aaaaah! ¡Ya entendí lo que está pasando! -exclamó Chatot asustado, yo apenas y lo escuchaba entre todos los comensales que me pedían ayuda- ¿No lo ves? ¡Solo los machos te están pidiendo ayuda! ¡Eso solo puede significar una cosa! ¡Estás usando Atracción! -recalcó él aterrado, mientras algunos comensales intentaban pararse e ir a mi encuentro.
-¿Atracción? -me preocupé, y noté en ese momento los rostros ruborizados de los comensales, y como me miraban de pies a cabeza sin descaro alguno, lo que me hizo cubrirme el cuerpo sintiéndome sumamente incomoda- ¿Qué hago, Chatot? -estaba utilizando Atracción involuntariamente, no era mi intención, ni siquiera sabía que era posible, pero en mi intento por brindar un buen servicio, había usado Atracción en todos los comensales a quienes simplemente quería darles un servicio excelente, del cual se sintieran con la necesidad de darme una buena propina- ¡Esto se está saliendo de control! -exclamé preocupada.
-¡Panpour! ¡Danza Lluvia! -escuché, y vi a un Panpour entrar por la ventana y utilizar aquel ataque, causando un alboroto en el restaurante cuando las nubes de lluvia se arremolinaron en los interiores del lugar, incluso forzando a Chatot a salir por la ventana, mientras el agua caía y mojaba a todos los comensales, despertándolos de su trance, pero posando el coraje y la molestia colectiva en Brighton, quien había venido en mi auxilio.
-¡Enano mequetrefe! -gritó el dueño, persiguiendo a Brighton y a su Panpour, quienes corrieron del restaurante con el dueño persiguiéndolos. Todo el restaurante era un desastre, los comensales estaban furiosos. Lo había arruinado todo.
Playa de Ciudad Relieve.
-Eso… pudo haber terminado mucho mejor -exclamó Chatot. El restaurante fue cerrado para su limpieza, y como no había comensales que pudieran darme propinas, el dueño del lugar, Bernard, se disculpó y tuvo que darme la salida. El restaurante terminaría con pérdidas el día de hoy de todos modos, por lo que no podía disponer de mí. Así fue como terminé empapada, y mirando al atardecer, con mi estómago quejándose en todo momento-. Hay más restaurantes -intentó animarme Chatot.
-¿De qué sirve si vuelve a pasar lo de hoy? Soy un fenómeno en todo sentido. Sé mucho menos del mundo Pokémon de lo que pensé que sabía, y ahora uso ataques como la Atracción, sin siquiera percatarme de ello, mientras soy una humana -me quejé, era frustrante. Tenía un plan, quería ganarme la atención del profesor siendo la verdadera Valerie, usando mis encantos de humana, confeccionando un vestuario que lo dejara sin habla, y así poder, por fin, lograr que se fijara en mí por quien era realmente. Y ahora no podía siquiera trabajar en conseguir el dinero suficiente para hacer siquiera eso.
-¿Señorita Valerie? -escuché, y aquello me escandalizó sobre manera, mi suerte no podía ser tan mala, pero allí estaba, detrás de mí, el profesor que me causaba tantas molestias, mirándome, empapada, nuevamente como una mesera, y con mi cabello hecho un desastre. Incluso Chatot me abandonó en ese momento, no queriendo ser descubierto por el profesor- Espero, que no me tome a mal el que nos estemos topando de esta manera todo el tiempo, no la estoy acosando, son simples coincidencias -intentó explicarse el profesor.
-Por favor no se preocupe pro… -intenté decir, sonreírle, pero en ese momento me tapé la boca con miedo. ¿Y si lo volvía a hacer? ¿Y si accidentalmente usaba nuevamente el ataque de Atracción y enamoraba al profesor? De pronto las palabras de Aromatisse comenzaron a hacer sentido. Tenía el poder de enamorar al profesor aquí y ahora, pero, no me sentiría bien si eso ocurría-. ¡Por favor no me mire! -exclamé, y me di la vuelta, alejándome del profesor, tomando mi distancia- Yo… no lo considero un acosador, profesor… pero, estoy cansada de que siempre que por alguna razón logramos vernos… sea de esta manera, conmigo siendo un desastre… -¿cómo era posible tener tan mala suerte?
-Bueno, estoy de acuerdo en que no nos hemos visto bajo circunstancias placenteras, pero no pienso que sean razones suficientes para dejar a una señorita, totalmente mojada en medio de la playa, y a punto de anochecer -señaló el profesor, y en ese momento me sentí cálida en mi interior, cuando la bata del profesor fue colocada sobre mí. Ya había tenido muchas veces esta bata alrededor mío, pero siempre había sido en secreto. Esta era la primera vez que la usaba bajo el consentimiento del profesor, y por extraño que eso pareciera, me hacía sentirme bastante cálida y querida-. Entiendo que no quieras que te vea en un estado tan vulnerable, pero no sería caballeresco de mi parte el dejarte así en estas condiciones. A menos permíteme prestarte mi bata, en lo que consigues ropa limpia y seca. ¿Te hospedas en algún hotel? ¿En el Centro Pokémon? Puedo llevarte si quieres, mi camioneta está llena de piedras en estos momentos por un encargo que tenía en la ciudad, pero puedo hacerte espacio sin problemas -ofreció él. Quería sonreírle. Quería sonreírle y ser el centro de su atención. Podía hacerlo, tenía ese poder gracias a Aromatisse. Si yo lo quería, podía ganarme a la fuerza la admiración del profesor, y sentía una inmensa necesidad por hacerlo, y que por fin algo pasara, no solo ideas mías, no solo admiración unilateral, pero, no era lo correcto-. Entiendo… es un mal momento, y no quiero molestarte -agregó él, e inmediatamente lo voltee a ver.
-¡Espere! -no más dejar las cosas a medias, no más dejar la incertidumbre en el aire. Tenía que hacer algo, pero no iba a aprovecharme de esta nueva habilidad mía- No es el momento… no me gusta que me vea así… pero eso no significa que no quiera que me vea… -sueno desesperada, sueno patética, pero no puedo soportarlo más-. Quiero que me vea, profesor, quiero que me vea como lo que soy realmente, no como esto… -debo sonar como una lunática-. Es… muy importante para mí… ¿podría hacerlo? ¿Podría verlo en otra ocasión? Quiero que me vea como a la verdadera Valerie… no así… -soy una tonta.
-No entiendo muy bien lo que está pasando… pero seguramente tiene que ver con la razón por la que dejaste tu gimnasio, ¿verdad? -con eso y con mucho más, profesor- Te va a sonar muy ridículo lo que te voy a decir, pero, sea lo que sea lo que te pasa, quiero ayudar. Podemos vernos en otra ocasión si quieres, solo charlaremos, como aquel día en el restaurante. Puede que así te sientas mejor, y vuelvas a ser la persona que podía sonreír como aquella vez, con esa sonrisa que enamoraría a cualquiera -me sonrió, y mi corazón interpretó sus palabras de muchas maneras diferentes al mismo tiempo, mi mente no funcionaba bien, por lo que tomé la bata del profesor, y me enterré en ella, no queriendo que me viera más-. ¿Dije algo fuera de lugar? -se preocupó él.
-¡El Acuario de Pueblo Petroglifo! -exclamé sumamente apenada, y por las reacciones del profesor, yo sabía que él se encontraba muy conmocionado- La próxima vez que nos veamos… le prometo ser la Valerie de siempre… la que sea capaz de brindarle esa sonrisa… pero tendrá que ser en 2 días, en el Acuario de Pueblo Petroglifo. ¿Puede ser así, profesor? -ya no tenía idea de lo que estaba diciendo.
-Es una cita entonces -¿una cita? Volteo a mirarlo, y su sonrisa me lo dice todo, genuinamente está preocupado por mí, genuinamente quiere que ese día llegue. Pero me encuentro en tal estado de desequilibrio emocional, que no me atrevo a decir más. Mi corazón me dice que le diga todo lo que quiero decirle, mi cerebro me dice que estoy demente si lo hago, mi instinto… me dice que corra, y así es como obedecí al instinto, pese a las quejas del profesor que me pedía que me detuviera, y de Chatot que me perseguía desde los cielos.
Centro Pokémon. Habitación de Brighton.
-¿Valerie? -preguntó Brighton cuando abrió la puerta de su habitación. Entré cuidadosamente, me quité la bata del profesor, la coloqué gentilmente en la silla de la recepción, y entonces me metí al baño, dispuesta a darme una ducha- Oye… -intentó decir, pero no lo dejé terminar, y saqué mi húmeda ropa por la puerta, antes de cerrarla nuevamente y entrar a la ducha-. Valerie -intentó nuevamente.
-Hay algo de dinero en el bolsillo de mi uniforme… no es mucho, pero… ¿podrías comprarme algo de cenar? -le pedí, y me tomé una ducha larga, pero que me ayudó a pensar más claramente. No sé cuánto duró aquella ducha, pero cuando salí, me coloqué la bata del profesor sobre la toalla, y divisé a Brighton, cenando en la mesita de té del centro frente a la televisión, donde también había un emparedado allí para mí. Me senté a su lado, y comencé a comer.
-Tuve que poner algo de mi dinero para comprarte todo lo que necesitabas. Intuí que ya tenías suficientes problemas cuando llegué a pedirte dinero al restaurante -aclaró él, apenado por mi presencia, y por el hecho de solo usar toalla debajo de la bata del profesor-. Pero no te estoy cobrando, puedes pagarme en cuanto puedas. Solo recupérate y vuelve a ser tú misma, ¿ok? La Valerie triste… es deprimente… -terminó, y una sonrisa genuina se dibujó en mi rostro.
-Lo es, ¿verdad? -ya fui la Valerie triste mucho tiempo, era hora de volver a ser la Valerie alegre, e iba a empezar inmediatamente- Muchas gracias por conseguir todo lo que necesito -enuncié mientras miraba las telas y cedas en el sillón de Brighton-. Necesito papel y lápiz -le pedí, y comencé a trabajar. Brighton me miró en todo momento, me encontraba inspirada, por vez primera en mucho tiempo, podía sentir que los dos mundos a los que ahora pertenecía, comenzaban a unirse en uno solo. Esa era la magia de mis diseños, la magia de lo que me hizo una diseñadora de moda, la magia, de ser ambos, humano y Pokémon, y cuando terminé el diseño, se lo mostré a Brighton, orgullosa.
-¡Woah! ¡Parece una sirena Pokémon! -sonreí ante la mención- Pero, ¿por qué elegiste a este Pokémon? Siendo una líder de gimnasio de tipo Hada, pensé que harías un diseño basado en Sylveon -lo mismo pensé yo en el momento en que comencé a diseñarlo.
-En estos momentos, no me siento como una Sylveon, no podría hacer un diseño de un kimono de Sylveon -le aclaré, mirando el bello kimono en las páginas de la libreta-. En este momento, me siento como un Vaporeon… abatido por el mar… y haciendo del mar mío, aun cuando nado en contra de la corriente. Vaporeon es el diseño perfecto -sonreí, tomé la tela que había conseguido Brighton, y comencé a trabajar-. Pero llegará el día… en que le muestre a Sylveon, profesor -mi evolución a Sylveon, tendría que esperar.
