Este capítulo es… raro… se supone que el principal tema de esta historia son el romance y la comedia, pero desafortunadamente, o afortunadamente, depende de la óptica, hay capítulos que son necesarios para que la historia pueda concluir correctamente, este capítulo es uno de esos casos, donde nos concentraremos un poco más en el misterio, y la trama, que en el romance y la comedia. No todos los capítulos van a ser así, no se va a convertir esta historia en una historia del fin del mundo, o en algo sombrío y oscuro, pero algunos matices sombríos, de vez en cuando son necesarios. Espero que, para el final del capítulo, no sientan que Halloween me está afectando.
Xtractor68: Inspirado es una forma de decirlo, aburrido diría yo, soy el único empleado de mi propio negocio, y me aburro mucho, pero bueno, supongo que algo de inspiración también debe de haber, jajaja. Me da gusto ver que no se está perdiendo la esencia, espero que en este capítulo también se mantenga. Los tres Pokémon seleccionados no brillarán en este capítulo, de hecho, no los lleva consigo todavía, eso es tema del capítulo siguiente. Da bum tss por el chiste jajaja. Lo de Olympia de igual manera, lo veremos más adelante, tal vez en 4 capítulos más, no lo sé, depende del avance. Ahora bien, los toques cómicos seguirán, aunque la trama se torne sombría, tu tranquilo y yo nervioso, veremos si el pleito de Valerie con el aceite persiste. Lo del kimono, te lo debo, jajaja.
TsukihimePrincess: La brecha cultural que mencionas, es solo tema de un solo capítulo, no planeo hacerlo a relucir más que lo que salió en el capítulo anterior, solo quería demostrar que, pese a los avances, no todo es color de rosas para la pareja principal. Sobre el Pokémon de hielo, lo siento, ya está elegido, pero de momento no puedo decirte quien es, pero prometo que algunos Cubchoo harán acto de mocosa presencia.
astridgmc: Muchas gracias, espero lo sigas disfrutando, aunque la cosa se esté poniendo un poco Darksh.
La chica que quería ser un Pókemon.
Segunda Temporada.
Capítulo 19: Los heraldos de la luna.
Región Kalos. Ciudad Luminaria. Plaza Magenta. Pokémon Café Mix.
-¿No crees que llevas demasiadas cosas? Ni Pidgeot podría cargar todo eso -me comentaba Chatot, mientras yo me encontraba arrodillada sombre mi cama, ubicada en una pequeña recamara provisional en el segundo piso del Pokémon Café Mix, y que en esos momentos estaba llena de cosméticos y materiales diversos, mientras yo doblaba las telas que había comprado para los kimonos que habría de confeccionar durante el campamento, y las amarraba todas juntas formando una especie de cubo de telas, ya que no podría meterlas todas en mi maleta, misma que ya estaba llena con tijeras, agujas, mi máquina de coser, que por cierto abarcaba casi todo el espacio, y los kimonos que ya había confeccionado antes, por si acaso se requerían, lo que, indudablemente estaba pensando, ya que por todo lo que llevaba para confeccionar, solo llevaba tres cambios de ropa en una mochila nueva que compré para el viaje. Ser mujer es tan difícil, quiero llevarme todo, pero simplemente no puedo.
-Descuida, Pidgeot no irá cargando todo esto, irá en el autobús -le expliqué, recordando que los Pokémon a mi alrededor, Chatot, Lampent y Mawile, no sabían lo que era un autobús-. Tranquilos, no obligaría a un Pokémon a cargar todo esto -proseguí mientras escogía aretes, mismos que colocaba en una cajita aparte, y aún me faltaba el calzado, y un pijama, espero que haya un lugar para lavar ropa, o estaré usando los mismos tres cambios una y otra vez, pareceré entrenador Pokémon en su viaje, que horror tener que usar la misma ropa todo el tiempo, ¿y si me confunden con un personaje de caricatura?
-¿Estarás bien por tu cuenta? -me pregunta Lampent- Sé que llevarás a los Pokémon del profesor, pero deberías considerar llevar a Chatot al menos, él es mitad Normal, puede ayudarte con el kimono de Eevee -agregó Lampent, se le notaba preocupado.
-Eres muy lindo, pero ustedes son necesarios en el Pokémon Café Mix para ayudar a Paget. No como Mawile que solo es mesera -declaré, y tuve que evadir la mordida de Mawile, lo que me hizo caerme de la cama- ¡Mawile! -me quejé, pero ella se burló de mí sonoramente- Ow… me lastimé con la caída, eres demasiado violenta, tienes que comportarte -me molesté.
-Si me obligas a cambiar, entonces no podemos congeniar… o algo así -se burla de mí Mawile mientras imita la voz del profesor, Mawile ha pasado tanto tiempo con el profesor, que lo entiende casi tan perfectamente como si él fuera su entrenador- Oh profesor, allí hay un túnel, déjeme compartirle de mis fluidos bucales para que solo se fije en mí, mientras ambos fumigamos a Mawile con nuestros hedores corporales de apareamiento -continúa ella, ruborizándome, enrojeciendo la flama de Lampent, y haciendo que Chatot pierda algunas plumas. En respuesta, comienzo a hacerle cosquillas-. ¡Aaaaah! ¡Basta! ¡Déjame! ¡No me gustan las cosquillas! -se queja ella.
-Oh, pero a mí me gusta hacerte cosquillas, y si vamos a congeniar, no puedes obligarme a cambiar -insisto yo con las cosquillas, ella se retuerce, empujándome con su cuerpo, y ambas caemos de la cama nuevamente, aunque ella me cae encima, mientras yo la abrazo por la caída-. Pesas -me quejo yo, pero la acaricio sin romper el abrazo, Lampent y Chatot solo nos miran con curiosidad.
-Alguien aparentemente quiere mega evolucionar para su entrenadora -enuncia Lampent, apenando a Mawile, yo simplemente la abrazo sin dejarla ir, lo que la apena aún más-. Estoy conmovido, la Pokémon vagabundo por fin ha entregado su corazón -actuó Lampent como haría Kirlia, y Chatot se burló de igual manera.
-¡Ven y dímelo a la cara, cerillito! ¡Que yo si te apago la vela! -amenazó Mawile, pero yo no la dejé zafarse- ¡Ya! ¡Suéltame! ¡Tengo una reputación que mantener! ¡Te voy a morder! -me amenaza, pero yo le doy un gentil beso en su mejilla, lo que la apena mucho.
-No quiero, no me divertía tanto desde que Sylveon era un cachorro -le comenté, y pude sentir unos aromas de celos emanando de ella-. No tienes por qué sentirte celosa. Mi Sylveon es macho, y aunque lo quiero mucho, yo estoy muy feliz de tener una amiga Pokémon femenina, así que tienes un lugar especial en mi corazón. Con Sylveon no puedo hablar cosas de chicas, además de que a él no le gustan los abrazos -me burlé un poco.
-A mí tampoco… me gustan los abrazos… -¿entonces porque me abrazas mi brazo de esa forma tan tierna y adorable que me ínsita a querer molestarte? Será violenta, pero definitivamente, Mawile se ha convertido en una de mis Pokémon favoritos, aunque me muerda- ¡Estás abusando! -me amenazó con su mandíbula auxiliar.
-Está bien, ya te suelto, que carácter -exclamé mientras me ponía de pie, y admiraba el desastre que era mi cama- Supongo que ya me cansé de administrar este desastre. Lampent, ¿me ayudas? -como Lampent es en extremo servicial, no tardó en darle acomodo a todo, por lo que, en breve, todo estaba listo. En una silla frente a mi cama, estaba la ropa que vestiría mañana, al lado de la misma, estaba mi maleta, mi mochila, y el cubo de telas dobladas. Mañana temprano partiría, lo que no sabía, era si iba a volver-. Lampent… Chatot… hay algo que quiero pedirles… -los miré a ambos, y ellos parecieron sentir mi temor- ¿Dormirían conmigo esta noche? -pregunté, el par intercambió miradas, y ambos entraron bajo mis sabanas, esperándome junto a Mawile, que siempre dormía conmigo. Me acomodé entre ellos, con Mawile abrazada de mi brazo derecho, Lampent de mi brazo izquierdo, y Chatot anidando entre mi almohada y mi cuello- Sé que no nos conocemos de hace mucho tiempo. Pero no hubiera llegado tan lejos de no ser por ustedes, ni por Drapion, Quagsire, Kirlia, Heliolisk… incluso Mozart, Ludwig y Kricketune… todos ustedes me han apoyado mucho, al igual que otros Pokémon, y otros humanos… si yo no llegara a regresar… por cualquier motivo… -intenté decir, pero ellos me abrazaron con fuerza.
-Yo me aseguraré de que regreses… -me comentó Mawile. No se dijo más al respecto, me acurruqué en mi almohada, con la calidez que me traían mis amigos Pokémon, y allí, entre su gentil abrazo, me quedé profundamente dormida.
Sentía miedo de desprenderme de ellos, y en mis sueños, las pesadillas no se hicieron esperar. Volvía a ser una Eevee. El bosque, inmenso, me rodeaba, y yo sentía en mis instintos las miradas de varios Pokémon en las sombras, mientras la luna, inmensa, radiante, tan llena como el día en que abandoné mi forma humana, parecía juzgarme.
De entre las sombras, una criatura oscura, tal vez un Pokémon, de inmensas hombreras extensas, y unos ojos azules y brillantes, extendía sus largos brazos intentando apresarme. Hui de él tan rápido como me lo permitían mis patitas de Eevee, pero las sombras eran sus dominios, y yo no tenía a donde huir.
Una intensa luz rosada entonces opaca a la oscuridad, y otra criatura se hace presente. El brillo de esta es tan intenso y luminoso, que no puedo distinguirla bien. Solo sé que a ella no debo temerle, su luz atraviesa la oscuridad, y la disipa.
Luz y oscuridad combaten, así como el cielo nocturno y sin luz, rodea al círculo hermoso que es la luna. Es una visión tanto hermosa como aterradora, y lo es aún más, cuando la luna, parece aletear, con el espacio mismo, sirviéndole de velo. Tras mi pesadilla, despierto nuevamente como una Eevee. La oscuridad ha vuelto a triunfar.
Boulevard del Sur. Afueras del Laboratorio del Profesor Sycamore.
-¿Valerie? ¿Se encuentra usted bien? -ojerosa, y con pocos ánimos, me presento ante el Profesor Sycamore. No importa cuánto maquillaje haya usado, seguramente mis ojeras están más visibles que nunca. Ya había tenido aquella pesadilla antes, pero nunca había sido tan violenta. Incluso Mawile, no ha intentado ser arrogante en lo que va de la mañana, preocupada por mi falta de sueño- ¿Le comparto de mi café? -me pregunta el profesor.
-Solo si puedo tomar después de usted, me apetece un beso indirecto -bromeo yo, y el profesor suspira, por sus aromas corporales lo noto más tranquilo. Sorbe de su café, y entonces me ofrece del mismo. El profesor toma el café muy cargado, pero en estos momentos, lo necesito. Sorbo por donde él lo ha hecho, y sonrió para mí misma un poco revitalizada porque accedió a complacerme mi infantil capricho.
-Me tranquiliza que su sentido del humor siga intacto, aunque su rostro denote cansancio -me explica el profesor, asomándose a ver todo mi equipaje- Viendo todo su equipaje, creo entender un poco la razón de sus desvelos -declara él.
-Usted es la razón de mis desvelos, Agustín -eso, sonó más a ebriedad que a cansancio, Mawile me impacta con su mandíbula auxiliar a manera de reprimenda. Afortunadamente, ya le había dado el café al profesor, o lo hubiera bañado en el mismo-. ¡Auuh…! ¡Creo que prefiero las mordidas! -me sobo mi cabeza.
-Contrólate por favor, si no te mordí es porque tienes pocos cambios de ropa -estoy tan cansada, que me cuesta conectar mi cerebro con mi mente. De no ser por la intervención de Mawile, seguro en estos momentos me hubiera acurrucado sobre el pecho del profesor, quien ya estaba sumamente apenado.
-¿Está segura de que está bien, señorita? -me pregunta el profesor preocupado, yo miro su café con cautela- Adelante, lo necesita más que yo. No es usted misma cuando está así de cansada -me lo ofrece él, y yo bebo del mismo con cuidado de no quemarme.
-Perdón por actuar así de raro, Agustín… no quería incomodarte -agrego genuinamente apenada mientras le regreso su vaso. De lo cansada que estoy, mi raciocinio al parecer no está muy cooperativo. Pero, en definitiva, no puedo dejar que este se escape de control, aún tengo que mantener el plan de ser una buena esposa, y comportarme como lo hice solo me hace ver como una descarada-. No pasé muy buena noche, pero daré mi mejor esfuerzo. Tal vez pueda dormir un poco en el camión durante el trayecto a Ciudad Novarte, que, por cierto, ¿dónde está el camión? -pregunté curiosa.
-Está llegando en este momento -me comenta el profesor, y tras virarme, un autobús algo extraño, con paneles solares, y un color azul metálico, se estaciona frente a nosotros. De este, baja apresuradamente una pequeña. ¿Será una de los miembros del campamento?
-¡Llegamos! -exclama la pequeña niña rubia, pero entonces me mira con entusiasmo- ¡Eres hermosa! -agrega ella, yo sonrío por el cumplido, aunque no sé si mis ojeras me hagan verme hermosa en estos momentos- ¡Eres perfecta, por favor cuida de mi hermano! -¿cómo dices?- ¡Soy Bonnie, la hermana menor del líder Clemont! ¡Y tú eres perfecta para ser su esposa! -exclama ella alegremente.
-¿Esposa? -me escandalizo, el profesor escupe nuestro café compartido por la sorpresa, mientras aquella niña, Bonnie, me mira con ojos repletos de esperanza- Este… ¿qué se supone que debo responder a esto? -comento apenada.
-¡Bonnie! ¡Te he dicho un millón de veces que no hagas eso! -exclama el líder de gimnasio, Clemont, bajando del autobús. Está apenado, aunque no más que yo, mientras desvío la atención a las reacciones del profesor, que continúa atragantándose con su café- ¡Que vergüenza! -se apena el líder Clemont.
-Pero ella es hermosa, y muy joven. Juré encontrar a una buena mujer que se encargara de ti, y a simple vista, ella tiene todas las cualidades para ser una buena esposa -¿tengo las cualidades para ser una buena esposa? ¿Exactamente qué cualidades son las que puedes ver a simple vista?- Líder Valerie, por favor cuida bien de mi hermano, alguien con tus cualidades seguro podrá encausar al distraído de mi hermano por el buen camino -¿cómo me zafo de esta?
-Estoy… conmovida de que me consideres como una posible buena esposa, pero… ya estoy saliendo con alguien… -le expliqué, aunque ella continuó mirándome con aquellos ojos repletos de esperanza, que me incomodaban bastante.
-¿Lo quieres tanto como para hacerlo tu esposo? -¿cómo permití que las cosas se salieran así de control? Profesor, diga algo. Le dirijo la mirada pidiendo su ayuda, pero él desvía la propia, disimulando, ¿está tratando de escuchar mi respuesta, profesor?- Seguro mi hermano es mejor esposo que ese hombre con el que sales -insiste ella.
-¡Bonnie, ya basta! -la levanta Clemont con una especie de brazo mecánico que sale de su mochila, aunque yo estoy más concentrada en el cómo el profesor me dejó morir. ¿Qué hubiera pasado si decido responderle, profesor? Tal vez debí haberlo hecho. No puedo creer que me dejó sola en semejante situación- De verdad lo siento mucho, por favor ignora lo que mi hermana dijo, líder Valerie… ¿líder Valerie? ¿Qué hace usted aquí? No sabía que nos acompañaría -otra situación incómoda, ¿ahora qué debería de decir?
-¡Ahem! -se aclara la garganta el profesor, llamando la atención de Clemont y de Bonnie, aunque, si quería ser un héroe, profesor, lo necesitaba hace algunas oraciones- Líder Clemont, gracias por venir. Contestando a su pregunta, la líder Valerie actualmente se encuentra en un receso de sus responsabilidades de líder de gimnasio, y aprovechándome de esto, es que la he contratado como mi asistente -insisto, si quería ser un héroe, lo hubiera hecho antes-. Además, pequeña Bonnie, me temo que la persona con quien la líder Valerie está saliendo actualmente, mantiene una relación estable con ella. Y estoy convencido de que él ya la considera lo suficientemente buena para ser una buena esposa -¿qué ha dicho? ¿Cómo se supone que debo interpretar eso? ¡Ha dicho algo sumamente vergonzoso con una cara tan seria! ¿Debería emocionarme por esto?
-¿Eeeh…? Que desilusión… ¿está seguro? -yo miro al profesor con cautela, pero él logra mantener las apariencias, y por los olores corporales de Clemont, que está demasiado apenado por lo que hizo Bonnie, no tengo forma de separar sus olores corporales de los del profesor- ¡Aun así no me rendiré! -es una pequeña bastante insistente.
-Esperemos que la señorita Valerie no cambie de opinión entonces -comenta el profesor, y entonces me ayuda a guardar mi equipaje-. Contando a Bonnie, hay ocho inscritos al campamento. Nos veremos con ellos a las afueras de Ciudad Novarte, donde la líder Viola se encargará de auxiliarnos en el recorrido. El líder Clemont, como siempre, será nuestro chofer -me explicó el profesor.
-¿Chofer? ¿Siquiera tiene la edad para conducir? -me pregunto, y entonces noto el cómo los lentes de Clemont brillan al él apuntarlos en dirección al sol. Puedo ver entonces de dónde sacó Heliolisk su excéntrica personalidad.
-¡El futuro es hoy gracias a la ciencia! -declara él orgulloso, ya me está quedando un poco más claro el porqué de los intentos de Bonnie de encontrarle una esposa. Comportándose así, la verdad no creo que sea muy fácil para él conseguirla por sí mismo- Con mi transporte ecológico de energía solar y sistema de navegación automática, no es necesario un chofer, solo se ingresa el lugar en el mapa, y nos llevará a nuestro destino siguiendo la ruta más práctica disponible -así que, por esto Heliolisk tiene tanto tiempo libre.
-Ese nombre es muy largo y muy aburrido -se queja Bonnie, deprimiendo a Clemont, aunque, no está diciendo ninguna mentira- ¿Quieres ir conmigo, Valerie? Podemos hablar de mi hermano Clemont, y tal vez te convenzas de ser su esposa -presiento que Bonnie me va a causar muchos problemas y vergüenzas, aunque no tengo forma de negarme.
-Está bien… supongo… -miro al profesor, quien asiente, permitiéndome acompañar a Bonnie-. Vamos, Mawile -tomo la mano de Mawile, y junto a ella, entramos al autobús, nos acomodamos, y comienza la tediosa tarea, de conversar con Bonnie sobre Clemont.
Ciudad Novarte. Estacionamiento de la Galería de la Fotografía.
-Valerie… oye… Valerie… despierta -escucho a Bonnie, quien sacude mi cuerpo despertándome. No recuerdo siquiera el momento en que me quedé dormida. Pobre Bonnie, debió sentirse deprimida al notar que me quedé dormida escuchándola hablar sobre su hermano. Puede que haya sido grosero de mi parte el quedarme dormida, pero al menos, ya no sentía las ojeras en mi rostro, mientras me estiraba despertando mis músculos, es increíblemente incómodo quedarse dormida en un autobús-. Ya llegamos, mira -apunta ella emocionada, es bueno saber que no se ha molestado conmigo por dejarla hablando sola-. ¡Qué bonita fuente de Roselia! –apunta, y yo me sorprendo de igual manera.
Ya que rara vez salía de Ciudad Romantis, me sentía increíblemente entusiasmada por conocer nuevos lugares. Siempre que había alguna pasarela de modas, solo tomaba una limusina a Ciudad Luminaria, atendía a la misma, y regresaba sin conocer la ciudad. Lo mismo pasaba las pocas veces que me solicitaron en el Bastión Batalla, solo debía tomar un vuelo privado, y aterrizaríamos en la pista del Bastión Batalla, ni siquiera debía llegar a una de las ciudades vecinas. Alguna vez visité a Grant en Ciudad Relieve, después de todo, él, Siebold y yo somos buenos amigos, pero recuerdo haberme negado a ir a la playa quejándome de que el sol me dañaba la piel. Ahora todo era diferente, ahora quería conocer todo lo que pudiera conocer, y me maravillé viendo el atractivo colonial de las calles, las fuentes de Roselia, y la arquitectura local, mientras el camión estacionaba enfrente de la Galería de la Fotografía, donde el tablero de control comenzó a incendiarse.
-¡Agustín! –grité aterrada, despertando al profesor, quien también se había quedado dormido en el trayecto. Clemont inmediatamente, salió con extintor en mano y apagó el tablero de control, para preocupación de nosotros, que lo observamos electrocutarse un poco- ¿Estás bien? –pregunté consternada por el pobre de Clemont.
-Estoy bien… lo arreglaré –comentó. Sin embargo, Bonnie tiró de las manos del profesor y mía, momentos antes de que el tablero de control estallara, y Clemont terminara con el cabello esponjado por la explosión- Solo necesita algunos ajustes… no se fijen… -intentó explicar.
-Esto pasa todo el tiempo, descuiden, vayamos a la Galería de la Fotografía mientras mi hermano mayor arregla este desastre –nos empujó Bonnie, forzándonos a bajar del camión, Mawile bajó detrás de nosotros, bostezando con ambas mandíbulas. Viola nos recibió justo bajábamos del autobús-. ¡Eres hermosa! –exclamó Bonnie, sobresaltándome, aunque esta vez no se dirigía a mí, sino a Viola, justo afuera de la entrada a la Galería de la Fotografía- ¡Por favor cuida de mi hermano! –supongo que esto se repite con cada chica que conoce.
-¡Bonnie! ¡Te he dicho un millón de veces que no hagas eso! –gritó el pobre de Clemont desde el interior del camión. Siento pena por él, la verdad es que no la tiene nada fácil- ¡Qué vergüenza! Líder Viola, por favor ignore lo que dice mi hermana. ¡Bonnie! ¡No puedes prometerme a alguien en frente de la prometida anterior! -¿eh? Ante el comentario, Clemont se apena sobremanera, de verdad que es algo denso- ¡No! ¡Lo que quise decir fue…! –intenta arreglar las cosas, pero los malentendidos ya comenzaron, lo veo en los ojos de Viola.
-¿Ah? ¿Valerie y Clemont están comprometidos? –Arceus, que la tierra se abra y me trague por favor- ¡Muchas felicidades, Valerie! ¡Tengo que tomar una foto de esto! –apuntó Viola con su cámara, pero el profesor me jaló a un lado, por lo que Viola solo fotografió a Clemont.
-¡Ahem! –esta vez sí llegó a tiempo, profesor- Me temo que hay una confusión, la líder Valerie no está comprometida con el líder Clemont. Por favor, Viola, ¿qué edad crees que tienen? –eh… por alguna razón, siento que eso no es lo que quería decir, profesor. Clemont podrá confundir mis instintos con sus aromas corporales y la mezcla de cabello quemado, pero esta vez sí pude detectar unos cuantos olores emanando de usted. Aparentemente, el profesor siente mi mirada, y se preocupa un poco- Es la verdad… -se defiende él.
-Jo… supongo que si usted lo dice –agrego yo con picardía, y de pronto escucho el sonido de una cámara, y viro para ver a Viola, cuyo ojo observador ya dedujo lo que está pasando. No debí bajar la guardia frente a una fotógrafa profesional-. No… no estaba lista para una foto… -intenté desviar la atención.
-Descuida, salió bastante natural –se burla Viola, y yo me sonrojo demasiado por sus burlas. Perfecto, Valerie, no solo Korrina, ahora Viola también, aunque ella no parece querer torturarme por su conocimiento, y desvía su atención al grupo de jóvenes-. Atención, todos, les presento a los guías que continuaran con su recorrido, la líder de gimnasio de Ciudad Romantis, Valerie… y su… -me mira con picardía, me equivoqué, ella sí pretende burlarse-. Jefe, y profesor regional, el profesor Agustín Sycamore –presenta Viola, y tras la presentación, se acerca a mí, por lo que sé que no me va a dejar en paz en todo el recorrido.
-Muchas gracias por la presentación, Viola –agrega el profesor, no se ha dado cuenta de que Viola ya nos descubrió-. En efecto, mi nombre es Agustín Sycamore, y mi materia de estudio, es la mega-evolución. Pero como el profesor regional, también es mi deber el instruir a las jóvenes mentes, sobre los conocimientos generales de la biología regional, y en este campamento otoño-invierno, planeo que todos aprendan sobre la migración de las especies, su adaptación a los cambios de clima, y tal vez, de esta forma, aprendan a respetar a la naturaleza y a los seres que la conforman. En todo este viaje, la líder Valerie será nuestra acompañante.
-¿Nuestra? –se burló Viola, y yo me apené- Bien niños, el profesor ya se ha presentado, y la líder Valerie no necesita introducción, pero ellos no los conocen a ustedes. Uno por uno por favor preséntese –aplaudió un par de veces Viola, evidentemente acostumbrada a estos recorridos.
-Mi nombre es Joy –se presentó un joven de alrededor de doce años, vistiendo una chamarra azul, de cabello claro y lacio, y unos ojos verde-amarillentos-. El próximo año planeo iniciar mi viaje Pokémon, pero quise aprovechar la oportunidad de aprender todo lo que pueda del profesor antes del mismo –se presentó él.
-¡Mi nombre es Anna! –comentó una chica mayor, si tuviera que adivinar, pensaría que casi tiene mi edad, tal vez un par de años menor. Es rubia suave, con su cabello no muy largo y algo revuelto, de piel pálida, y ojos amarillentos. Sería una persona algo única, de no ser, por la chica enteramente idéntica a ella a su derecha- ¡Mi nombre es Lise! –comentó la clon perfecta de Anna- ¡Somos gemelas! ¡Y las mejores amigas del mundo mundial! -¿alguien todavía usa la expresión mundo mundial? Vaya, supongo que otra vez está de moda.
-Yo soy Oliver –se presentó el pequeñito más adorable que jamás haya visto, seguro tendría la edad de Bonnie, tal vez menor, con su suéter anaranjado, cabello rojizo suave y esponjoso como la lana de un Mareep, y su peluche de Charizard asomándose de su mochila-. Estoy en preescolar, y ella es mi amiga Ella –presentó, que modales.
-Mucho gusto –reverenció una pequeña niña de coletas rubias, ojos café suaves, y llevando en brazos el peluche de un Buneary-. Me llamo Ella, es un placer conocerlos –reverenció nuevamente. ¡Los niños son tan tiernos! Inmediatamente tras pensar aquello, siento la mirada de picardía de Viola, por lo que desvío la mirada.
-Soy Bridget –se presenta otra jovencita, un poco mayor a Oliver y Ella, ella es morena, de cabello castaño arreglado en un par de coletas esponjadas sostenidas por un par de listones rosados, casi juraría que viene de Alola, aunque, sería descortés de mi parte preguntarle-. Soy una alumna de intercambio, vengo de Alola, mucho gusto –oh, sí es de Alola.
-Mucho gusto en conocerlos a todos –menciona el profesor, pidiéndome la lista de estudiantes, yo estaba tan apenada por las miradas acusadoras de Viola, que se me olvidó mi rol de asistente, pero me apresuré a sacar la lista y se la entregué al profesor-. Veamos… aquí dice que falta un jovencito de nombre Brighton -¿eh?
-¿Brighton? -¿acaso será…? Más tardo en pensarlo, que en ver al joven de suéter amarillo, cabello café suave y lacio, con sus enormes lentes y cámara profesional colgándole del cuello, saliendo del baño de la Galería de la Fotografía- ¡Brighton! –exclamo sorprendida.
-¿Valerie? –responde él, y de la emoción corro para abrazarlo con fuerza, él está tan alegre que me regresa el abrazo, pero tras haber hecho aquello, no solo escucho la cámara de Viola, quien se burla de mí, sino que puedo oler al profesor, quien está confundido.
-Ah… Brighton es un muy buen amigo mío, profesor –me apresuro a explicarle, calmando los aromas del profesor, pero confirmando ante Viola, lo importante que es para mí no tener malos entendidos con el profesor. En otras palabras, le acabo de dar una confirmación.
-Entonces, ya con Brighton, y presentando a Bonnie, podemos comenzar –agrega el profesor, no está preocupado del todo, él confía enteramente en mí-. Señorita, ¿me apoya con las entradas? –es verdad, soy la asistente. Me apresuro a comprar las entradas, y mientras espero a que la taquillera me entregue las pulseras de entrada, siento el instinto asesino de Mawile.
-¿Otro? ¿Pues cuantos enamorados tienes? –exclama Mawile, quien no conocía a Brighton, quien aparentemente aún siente atracción por mí- ¿Estás jugando con los sentimientos del profesor? ¿Debería morderte? –me pregunta suspicaz.
-Mis sentimientos por el profesor son enteramente genuinos, jamás lo engañaría con un niño –me quejé yo, escuchando entonces la cámara de Viola, quien, nuevamente, me había atrapado- Puedo explicarlo –me defendí.
-Oh, y yo quiero escucharlo todo, pero primero, hay que encaminar a los niños para que el profesor pueda darles el tour –me explicó ella. La taquillera nos entregó las bandas, mismas que comenzamos a colocarle a los estudiantes. Este día, definitivamente iba a ser demasiado incómodo para mí.
Galería de la Fotografía.
-Muy bien, jóvenes mentes curiosas, comenzaremos nuestro viaje por la Galería de la Fotografía a través del ala de la primavera, agradeciendo antes que nada a Viola, quien ha aportado la mayor parte de las fotografías tanto de esta zona, como de la zona del verano, con la que continuaremos el recorrido –esta era mi primera visita a la Galería de la Fotografía. Antes había pensado en disfrutarla, había muchas fotos muy bonitas por todo el lugar, la mayoría de las cuales tenían el nombre de Viola como crédito, ella había aportado la mayor parte de las fotografías después de todo, por lo que se supone que ella encabezara la presentación, pero había dos problemas con ese razonamiento. El primero, era que el profesor había entrado en modo maestro, y explicaba a los estudiantes sobre la biología Pokémon, y su comportamiento utilizando cada una de las fotografías para ejemplificar su forma de operar en la naturaleza. La segunda, era que la fotógrafa prodigio, me enfocaba con su cámara, seguramente con el objetivo de abrir un ala nueva de la Galería de la Fotografía, titulada: "la vergüenza de Valerie".
-Ya basta por favor –me quejé, pero Viola se estaba divirtiendo demasiado-. Si quieres tomarme fotos, espera a que esté usando uno de mis kimonos. No estoy acostumbrada a posar así de… expuesta… -continué con mis quejas.
-Oh, no me importa lo que vistas, es la cara de adolescente enamorada lo que quiero captar en cámara –me apenó nuevamente mientras continuaba tomándome fotos, lo que ya me estaba fastidiando- Entonces… -prosiguió ella-. Tú y el profesor… -argumentó.
-So-solo somos… colegas laborales… -mentí. Perdóname por mentir, madre mía que estás en el cielo. Aunque, para mi desgracia, no había forma siquiera de engañar al ojo perfectamente entrenado de Viola, quien sabía que estaba mintiendo-. Somos… somos novios… -acepté.
-¡Lo sabía! –gritó ella, apenándome, e interrumpiendo el recorrido del profesor. Todas las miradas, de los demás visitantes inclusive, se dirigieron a nosotras- ¡Lo sabía! ¡Mawile es muy fotogénica! –desvió la atención Viola, tomando fotos de Mawile, quien comenzó a posar al ser el centro de atención. Cuando el profesor prosiguió con sus explicaciones, las acusaciones de Viola continuaron- Entonces lo que Korrina dijo era verdad, tú y el profesor están saliendo –exclamó ella en un susurro.
-Korrina… -me molesté yo, la boca floja de Korrina me había metido en este embrollo, aunque yo me terminé de enterrar al verme tan obvia frente a Viola-. Sé lo que vas a decir… que el profesor es muy viejo para mí, que no debería siquiera considerarlo, que tengo mal gusto… -me deprimí imaginando el reclamo.
-Por lo que te voy a recriminar es por no decírmelo antes –se quejó ella-. Somos amigas, ¿no? ¿Cómo está eso de ocultarle estas cosas a tus amigas? Ahora resulta que me tengo que enterar a través de Korrina. A quien, por cierto, no le creí –declaró ella.
-Lo lamento… últimamente he notado que soy algo inepta en el departamento de la amistad –confesé, aunque, no sabía que Korrina y Viola me consideraban su amiga. Tal vez, la única que no lo veía así era yo- Además… con la diferencia de edades entre el profesor y yo… algunos lo pensarían inmoral… -insistí.
-Lo que piensen los demás no importa mientras tú sepas que es lo correcto, y mientras me des detalles -sonrió pícaramente, yo le sonreí nerviosa. A decir verdad, la plática de chicas no era algo a lo que estuviera acostumbrada, aunque estaría mintiendo si dijera que no deseaba tener una plática de chicas con alguien. El saber que Viola deseaba conversar conmigo a este nivel, me conmovía mucho. ¿Por qué nunca hice esto antes?
-Bueno… aún estamos conociéndonos… la verdad es que no me imaginé que congeniaríamos del todo… -declaré, y Viola se emocionó. Es extraño verla así de entusiasmada por algo que no sea un Pokémon insecto.
-Cuando Korrina me lo dijo, no podía creerlo. ¿Tú crees que patinó todo el camino desde Ciudad Yantra hasta aquí solo para decírmelo? ¿No podía simplemente tomar el videoteléfono y contármelo? -ante el comentario, ambas reímos como si fuésemos amigas de toda la vida. Encerrada en mi gimnasio de casa de muñecas, rodeada de lujos y de las mismas personas, simplemente no logré experimentar esta clase de pláticas. Después de todo, mis amigas en el gimnasio me veían como una maestra. Viola y Korrina por otra parte, eran conocidas para mí, y hasta ahora podía ver que me apreciaban como a una amiga- Tú también deberías de llamarme más seguido. No seas mala amiga, todos siempre me tienen que contar sobre ti, ya sea Korrina o Grant -me explica, y tras la mención del nombre de Grant, puedo sentir ciertos aromas bastante peculiares.
-Jo… ¿entonces Grant te cuenta de mí? No sabía que se llevaban tan bien -menciono, y ella se apena-. Algo me dice que no soy la única con noticas de enamorados. ¿Me dices tú o le pregunto a Grant? -me burlo de ella.
-Basta, él no me ve de esa manera -se apena ella, ¿entonces aún no hay avances? Tal vez deba ir a hablar con Grant después- Pero tienes que contarme. ¿Quién se le declaró a quién? -insiste ella, y aunque tal vez no debería, me entregué a la conversación, mientras el profesor continuaba con el recorrido.
Galería de la Fotografía. Área de descanso.
-¿Luvdisc? -sin darme realmente cuenta, ya había terminado el recorrido por las alas de primavera y de verano. Me sentía un poco mal por el profesor, aunque él parecía estar muy entusiasmado respondiendo a las preguntas de los inscritos al campamento. Como su asistente, debería estar con él, no sentada en una banca del área de descanso, con Viola entrevistándome, y pidiendo cada vez más detalles- Eso fue bastante descarado de tu parte -se burla de mí, y yo abrazo a Mawile, sentada en mis piernas, por la vergüenza-. Si hubiera estado allí, te juro que capturaba el momento -agregó haciendo un cuadro con sus dedos, y enfocándome.
-Estoy agradecida de que no hayas estado presente, ni enterada, el momento está perfectamente preservado en mis recuerdos, muchas gracias -me defendí, pero Viola estaba comprometida, y preparaba su cámara-. No vayas a hacer una locura, el profesor está haciendo lo que puede para mantenerlo en secreto -insistí.
-Oh, él no va a enterarse -me comentó ella-. Pero si sigo monopolizándote, no voy a tener la oportunidad de tomar una buena fotografía de ustedes. Además de que el profesor ya se ve muy cansado -apuntó ella, y tras ver al profesor acercarse en nuestra dirección, frotándose la garganta, me preocupé, saqué una botella de agua de mi mochila, y corrí a ofrecérsela.
-Gracias -me agradece el profesor, y logro escuchar la cámara de Viola, quien capturó el momento en cámara antes de fingir demencia y comenzar a silbar ignorando mis miradas- Espero que esté disfrutándolo usted también. Aunque esté más concentrada en charlar con Viola que en ver las fotografías -se burla el profesor.
-No se enfade… es solo que hacía tiempo que no charlaba con Viola -comenté yo, pero el profesor no se ve molesto del todo, inclusive, podría jurar que está más feliz que decepcionado de mí-. Trataré de poner atención… se supone que le esté ayudando -insistí.
-Con que Viola me permita descansar la garganta es suficiente -me comentó el profesor-. Es agradable verla socializando con alguien más además de mí. La forma en que sonreía, me era bastante peculiar y agradable a la vista -¿me estaba mirando mientras daba su clase?
-Me va a hacer decirle cosas que me pondrán en una situación comprometedora, pare por favor -le pedí nerviosamente, él simplemente se burló un poco de mis inquietudes-. Si descansaremos un poco, creo que es mejor comprarle algo de comer a los miembros del campamento. Ya es hora, y su garganta necesita descansar, es el primer día de mes y medio de viaje, no me gustaría que se mal pasara -le recordé.
-Supongo que tiene razón -comentó el profesor, sentándose en una de las mesas a frotarse la garganta, yo me dirigí entonces a los miembros del campamento. Mientras el profesor acababa de vaciar una botella de agua de un solo intento por el esfuerzo.
-Atención por favor, tomaremos un descanso de una hora para comer. Júntense en una mesa, voy a tomarles la orden -la última parte, me hizo sentirme como mesera nuevamente. Tomé la orden del grupo, pero eran demasiados platillos para cargarlos yo sola-. Necesitaré que alguien me ayude a cargar todo esto -les pedí.
-Obviamente ese soy yo, ¿verdad? -se ofreció Brighton, mentiría si no dijera que sabía que él se ofrecería. Camino con él a realizar la orden, y mientras esperamos, aprovechamos la oportunidad para ponernos al día- Así que… eres su asistente. ¿Eso significa lo que creo? -me pregunta él con una sonrisa de burla.
-Depende de lo que estés preguntando -me apené, aunque, al igual que con Viola, Brighton me lee perfectamente-. Llevamos… poco más de un mes siendo novios -agregué apenada, y Brighton se sorprendió al respecto.
-¡Felicidades! -exclamó alegremente, y yo tuve que taparle la boca, pidiéndole bajar la voz- Supongo, que es secreto por sus edades -dedujo él, y yo asentí-. Tengo muchas preguntas todavía. Pero comenzaré con la importante. ¿Aún puedes transformarte? -asentí sin darme a esperar, aunque seguramente él notó mi nerviosismo- Entonces… no fue suficiente. Espera… ¿cuál es el siguiente paso si el que el profesor te corresponda no arregló el problema? -aquí vamos, solo espero que no grite demasiado fuerte.
-Según Drapion… tengo que casarme… -le respondí, Brighton asintió, aunque era solo cuestión de tiempo para que la información le entrara en la cabeza, y cuando lo hizo, le cubrí la boca para evitar que gritara-. ¿Te importaría ser más silencioso? -me quejé.
-¿Te importaría a ti ser más normal? ¿Cómo que tienes que casarte? -me preguntó, yo me apené demasiado por tener que explicárselo, pero mientras esperamos la comida, me doy el tiempo para ponerlo al día, y mientras lo hago, su mirada de terror no desaparece- ¿Ver al profesor como parte de tu familia? ¿Y solo tienes mes y medio? Valerie, dime que es una broma. ¿Sabes que es prácticamente imposible que el profesor, después de solo un mes de ser tu novio, te pida matrimonio antes de mes y medio? -sé que suena en extremo ridículo- Aunque si usas Atracción terminarías con los problemas -se quejó él.
-¡No voy a usar Atracción para salirme del embrollo! -me quejé yo- Y para tu información, tengo un plan, me quedan 5 kimonos, cada uno más seductor que el anterior -le menciono, y Brighton se sonroja- Deja de imaginarme vistiendo mis kimonos mientras me ves con lujuria. En primer lugar, hay varios tipos de seducción, descartando enteramente en el tipo que estás pensando -le recriminé, apenándolo-. En segundo lugar, tengo un Mawile y muerde fuerte -apunto a Mawile, quien nuevamente es la modelo de Viola en una de las mesas del comedor-. Va a funcionar. En mes y medio verás cómo estaremos teniendo la batalla de gimnasio de tu vida -insistí.
-Más te vale, porque solo me faltas tú -presumió, mostrándome sus medallas, yo me impresioné al respecto-. Y espero ser el primero en la lista de espera. Iniciando el año, tendrá a lugar la competencia de la Liga Pokémon, lo que significa que habrá muy poco tiempo para retarte -me explicó Brighton, pero yo no comprendía a lo que se refería-. ¿Acaso no ves las noticias? -preguntó Brighton.
-La verdad es que no tengo tele en mi local -agregué apenada, y Brighton sacó aire en señal de molestia-. Si te hace sentir mejor, en mi lista de espera solo estás tú. Como dije, no sé si regresaré a ser una líder de gimnasio -terminé.
-Más de 1,000 retadores no están enterados -me comentó él-. Valerie, la competencia por el campeonato de la Liga Pokémon es durante el primer mes de cada año. Pero este año, no han habido suficientes entrenadores calificados, por lo que el comité de líderes de gimnasio, del cual se supone que eres parte, está solicitando una prórroga -¿prórroga? No estoy enterada de esto, aunque no debería, Kali es la líder actualmente-. A finales de enero, debe haber un nuevo campeón regente. Pero este año, no se han inscrito al campeonato suficientes entrenadores. Solamente se han registrado el 30% de los entrenadores que se había esperado, todo porque el otro 70%, no cuenta aún con la medalla Hada -me explicó.
-Sabía que Kali era mi mejor aprendiz, pero no me fui a imaginar que fuera tan buena como para que no la hayan derrotado -comenté, pero Brighton movió su cabeza en negación-. ¿Quieres decir que nadie ha retado a Kali desde que me fui? -pregunté.
-Sería ridículo pensar que eso ha pasado -comentó él-. Kali ha tenido retadores. La retan los desesperados, que sienten que se les acaba el tiempo para poder competir por una oportunidad para enfrentar a Diantha. Hasta donde he escuchado, Kali es una gran líder de gimnasio, pero eso no cambia el hecho de que ella es la líder suplente. Si Kali hubiera empezado el año siendo la líder de gimnasio, no habría problema, pero al saber que es una líder suplente, la mayoría de los entrenadores prefiere esperar a que la líder real llegue, argumentando que, al Kali ser la suplente, no es tan habilidosa como la líder en turno -eso es ridículo, Kali es mi mejor estudiante-. Lo que intento decir es que, aunque sea una ilusión, es una ilusión que todos los retadores compartimos. ¿Cómo podríamos decir que somos dignos de enfrentar a Diantha, si no combatimos a todos los líderes oficiales? En mi desesperación por ver la fecha tan próxima, yo también reté a Kali, puedo confirmarte que es muy buena, pero no acepté la medalla, tú y yo tenemos una promesa -me recordó.
-Y la promesa sigue vigente -le expliqué-. Pero solo tengo mes y medio para resolver mi dilema de transformación. Podría cumplirte antes, podría pedirle al profesor un par de días para ausentarme y darte una batalla memorable. Pero si lo que dices es cierto… -comenté.
-Si regresas a Ciudad Romantis, una estampida de retadores estará a tus puertas -me explicó, y yo me preocupé al respecto-. En estos momentos, es de conocimiento general gracias a Malva el que no te encuentras bien, y que has incursionado en un negocio distinto. Siebold del Alto Mando, ha pedido personalmente que se respete tu decisión, y está apoyado por Malva. Si no fuera ese el caso, seguro retadores de todo Kalos habrían invadido tu cafetería, no precisamente para consumir. Aunque con la fecha ya tan próxima, no me sorprendería que retadores comenzaran a aparecerse en tu Pokémon Café Mix -insistió.
-Entiendo… solo me salvé de eso por Malva y Siebold -medité al respecto, aunque ya había notado que ciertos clientes, entrenadores, frecuentaban el establecimiento cada vez más seguido. Pero como comencé a trabajar con el profesor, seguramente no pudieron encontrarme para retarme-. Veo que, egoístamente, compliqué los viajes Pokémon de muchos entrenadores. Pero, no hay mucho que yo pueda hacer -le comenté, y Brighton asintió-. La situación seguramente se resolverá conmigo o sin mí. Viola me hubiera mencionado algo si lo hubiera considerado pertinente, lo que significa que el consejo de líderes de gimnasio, respeta mi deseo de dejar un suplente, y tiene una respuesta definitiva si no regreso a mis funciones. Conociendo los procedimientos del consejo de líderes de gimnasio, en estos momentos debe estar sobre la mesa mi despido definitivo -declaré, y Brighton comenzó a preocuparse-. No va a ocurrir… -comenté, y Brighton asintió, confiando en mí-. Joy -llamé, y uno de los miembros del campamento se puso de pie y atendió a mi llamado-. Sé un amor y ayuda a Brighton a servir la comida -sonreí, mientras los cocineros colocaban los platillos, que yo ya había olfateado que venían, sobre la bandeja de entrega, lo que preocupó a Joy.
-¿Qué vas a hacer? -me preguntó Brighton mientras tomaba algunos platos, y acompañaba a Joy a repartirlos a lo largo de la mesa de los campistas, yo simplemente sonreí para Brighton- Sea lo que sea que planeas, sé que será increíble -aseguró.
-No increíble, ¡mágico! -declaré entusiasmada, y entonces me dirigí a la mesa compartida por el profesor, y por Viola, quien aún tomaba fotos de Mawile- Agustín -comenté, el profesor se sorprendió por escucharme llamarlo así frente a Viola, quien simplemente me sonrió entusiasmada-. He decidido que, terminando el campamento, regresaré a Ciudad Romantis -le comenté, el profesor parpadeó un par de veces, y me miró inquieto, yo simplemente viré mi atención a Viola.
-Ah, creo que… de pronto debo ir al baño… creo… -comentó Viola, apenándome un poco por lo distraída que podía llegar a ser, pero agradeciéndole su comprensión, mientras ella se retiraba, y yo me sentaba frente al profesor.
-Antes que nada, no quiero que te preocupes, Agustín. No es como que ya no vayas a verme después del campamento -bromeé un poco, aunque el profesor no se encontraba en ánimos suficientes para mis bromas-. He sido negligente. Soy la líder de gimnasio de Ciudad Romantis, y he complicado a muchos entrenadores al ausentarme por tanto tiempo. Una vez que termine el campamento, necesito regresar para poner las cosas el orden, aunque… no quiero sacrificar lo que hemos logrado hasta ahora. ¿Puedes entenderlo? -le pregunté apenada.
-Valerie -me contesta él, con una gentil sonrisa, llena de comprensión y entusiasmo-. Jamás podría negarte, el que persigas tus intereses profesionales -me comentó, y yo asentí agradecida por sus palabras-. Siempre supe que tarde o temprano tendrías que regresar a Ciudad Romantis, aunque eso también significa, que solo tenemos mes y medio para continuar explorando nuestra relación, ¿no es así? -¿explorando?- A lo que me refiero es, que después de este mes y medio, debemos tomar una decisión sobre lo que depara a esto -declaró.
-Comienzo a sentir la presión -me preocupé, pero el profesor tan solo se burló un poco de mí-. Pienso apoyarme de Viola para hacer el anuncio oficial de mi regreso. Aunque, a pesar de esto, me niego rotundamente a abandonar nuestra relación. ¿Cree que sea posible que… continuemos nuestra relación, aún si ambos permanecemos en ciudades separadas? -pregunté apenada.
-No sé qué es lo que la ha puesto tan nerviosa para traer este tema a relucir, justo en medio del campamento -la necesidad de tener su aprobación previo a comenzar a moverme en la dirección que me ayude a cumplir con mis responsabilidades, pero, no es el momento de explicarle-. Pero no me permito cortarle sus alas. Me daré el tiempo para que lo hablemos con calma. Y comenzaré a hacer llamadas en nuestros tiempos libres para asegurar que no me quede sin asistentes. Sin embargo, todo esto conlleva una condición de mí para usted -¿está enfadado? La verdad no huele a enfadado, pero seguro le he cambiado mucho los planes con mis espontaneidades-. Vamos a divertirnos en lo que resta de este mes y medio -me ofreció su mano, yo miré en todas direcciones, preocupada de que cierta camarógrafa nos viera, y la descubrí oculta detrás de una columna, el profesor notó mi mirada molesta, y descubrió a Viola de igual manera-. Así que ella lo sabe -suspiró el profesor.
-Guardará el secreto, confíe en mí -ante mi agresiva mirada, Viola desistió y bajó la cámara, solo entonces tomé la mano del profesor-. Tienes mi palabra entonces, Agustín. Sacaré el mayor provecho posible de este mes y medio, solo no vayas a arrepentirte -comenté entusiasmada, y el profesor sonrió alegremente-. Comenzaré comiendo contigo -comenté mientras Joy y Brighton traían nuestra comida-. Viola comerá con los demás -me burlé.
-Pues que buena amiga -se quejó Viola, yo solo me despedí de ella con movimientos de mi mano. Brighton, comprendiendo lo que pasaba, le entregó la bandeja con su comida a Viola, quien, deprimida, fue a comer con los demás.
Mientras tanto, yo me senté con el profesor, ignorando las quejas de Bonnie, quien aparentemente aún quería convencerme de casarme con su hermano, y, aprovechando el tiempo que teníamos juntos, me sinceré con el profesor, contándole todo lo que Brighton me había dicho, la decisión del consejo de líderes de gimnasio, y como me negaba a romper los sueños e ilusiones de todos esos entrenadores, que deseaban combatir conmigo.
Galería de la Fotografía. Ala del otoño.
-Me dejaste con las fieras -se quejó Viola después de que terminó la hora de la comida, y continuamos con el recorrido en dirección al ala del otoño, mientras el profesor tomaba nuevamente el papel de guía para los miembros del campamento-. De no ser porque somos amigas, te habría fotografiado con el profesor y le habría enviado la foto a mi hermana para su columna de chismes –se quejó ella.
-Ya tengo suficientes problemas como para preocuparme por que mi relación se haga pública –le respondí, pero Viola me miró con molestia. Mawile caminaba junto a nosotras, la pobre estaba aburrida por no recibir nada de atención, aunque en estos momentos, ella sería la razón de mi conversación-. Viola, ¿qué opinas de Mawile? –pregunté, y tanto Viola como Mawile me dirigieron la mirada- ¿Crees que ella tenga el potencial de convertirse en una Pokémon de gimnasio? –Mawile me miró y sonrió maravillada por la noticia, yo sabía que ella era un Pokémon muy fuerte, lo suficiente para derrotar a un Gyarados y tenerlo de su lacayo, pero hacía demasiado tiempo que no tenía una batalla.
-Umm… -observó Viola, y Mawile posó alegremente-. Su piel está lustrosa, tiene un tamaño superior al promedio, lo que significa que está bien alimentada, su mandíbula auxiliar se ve en buen estado, y camina como si no le pesara. Físicamente hablando, creo que Mawile está en buenas condiciones –declaró ella, aunque Mawile no la entendía como para alegrarse de la observación de Viola-. ¿Te sientes lista para regresar? –me preguntó entonces.
-Ya decía yo que sabías más de mi situación de lo que me esperaba. Debiste decirme sobre la problemática en que los metí –agregué, aunque no podía sentirme molesta, ella solo intentaba ser empática conmigo y darme mi espacio-. Voy a anunciar mi regreso. Espero que la asesora de líderes de gimnasio me crea lista. Se supone que debo tener una batalla de evaluación con ella –le informé, pero la sonrisa preocupada de Viola, me hacía ver que no iba a ser tan sencillo.
-De hecho… el tema de tu batalla de evaluación ya salió a relucir en el consejo de líderes de gimnasio –me explicó ella, preocupándome-. La asesora de líderes de gimnasio entregó tu evaluación, y nos explicó que tu caso de pérdida de motivación era severo, pero no exactamente grave. En su resumen final, ella sugirió permitirte volver en cuanto te sintieras lista. Pero el Alto Mando dijo que debías tener una batalla de evaluación de todas formas –me explicó ella, y yo suspiré consternada-. Valerie… ¿qué le hiciste exactamente a Malva? –me preguntó, lo que era lo que más me temía.
-Se podría decir que salgo con su exnovio –ante la revelación, Viola se escandaliza, pero eso no es lo importante. Gracias al pequeño descontento entre Malva y yo, aparentemente, debo tener de todas formas una batalla de evaluación-. ¿Sabes quién sería mi oponente si decidiera regresar? –pregunté.
-Obviamente sería la ofendida –no sé por qué pensé que talvez, solo tal vez, sería alguien más-. Mawile se ve fuerte, pero no sé si lo suficientemente fuerte para considerarla para una batalla de evaluación contra Malva. Si llevas el caso ante el consejo de líderes de gimnasio, seguro puedes solicitar una evaluación diferente –intentó animarme.
-Viola… creo que no me has entendido. Estoy saliendo con el exnovio de una miembro del Alto Mando. Aunque objete la decisión, no procederá –aclaré, y miré a Mawile, preocupada-. De forma que, todo se me sigue complicando. Tengo mes y medio para terminar el campamento, obtener mi objetivo sentimental, y entrenar a un equipo lo suficientemente fuerte para enfrentar a Malva del Alto Mando, y yo dormida en mis laureles pensando que tengo todo el tiempo del mundo –me quejé.
-¿Puedo preguntar por la parte del objetivo sentimental? –lo negué rotundamente- Que mala amiga –se quejó ella-. ¿Tienes al menos un equipo competente? Si Kali tiene a tus Pokémon… –intentó preguntar.
-Solo tengo a Mawile, a un Lampent, y a un Chatot, y no tengo tiempo de completar el equipo –confesé, y Viola se preocupó por mí-. ¡Oh bueno! No es por parecer perezosa ni nada por el estilo, pero ya fueron suficientes preocupaciones por un día. ¿Te molesta si disfruto de la presentación del profesor? –comenté, ya estaba lo suficientemente estresada.
-Claro, esta parte de la exhibición es mi favorita –me explicó ella, y noté entonces, que ya no eran fotografías las que se mostraban a nuestro alrededor-. He fotografiado muchos Pokémon, pero hay algunos que no pueden ser fotografiados tan fácilmente, así que, para esta parte de la galería, solicitamos a varios artistas de todo el mundo el que realizaran cuadros en pintura de Pokémon que normalmente son difíciles de fotografiar. Hay unas pinturas de un líder de gimnasio de Unova, su nombre es Burgh, que pinta cuadros increíbles. Se especializa en los Pokémon de tipo insecto como yo, pero accedió a enviar algunas pinturas de Pokémon legendarios de todo el mundo –me comentó Viola, mientras veíamos al profesor frente a un hermoso cuadro pintado por ese tal Burgh.
-Científicamente hablando, no podemos descartar al 100%, que las aves legendarias: Articuno, Zapdos, y Moltres, no sean las encargadas de concretar el cambio de estaciones –comentaba el profesor, mostrando el cuadro con las aves legendarias: Articuno, bellamente pintado en una sección del cuadro haciendo alusión al invierno; Zapdos, agresivo y soberbio, pintado en medio de una tormenta haciendo alusión a la primavera; y Moltres, poderoso, salvaje, pero a la vez cálido, en otra parte del cuadro representando al verano-. Las estaciones son variantes en todo el mundo, y atribuirle estas concepciones a los Pokémon legendarios, sería irresponsable, y según la comunidad científica, una forma de huir a la búsqueda de la verdad, que, aunque duela, debe de revelarse. Muchos científicos se han ganado el repudio social, por el anteponer la ciencia y la verdad ante las ideas romances –recordé el predicamento del profesor concerniente a la mega-evolución. Él seguro se ganó demasiado repudio por parte de la gente de Kalos. Podía intuir inclusive que este grupo tan reducido de campistas, es prueba de que realmente al profesor le afectó en su reputación el revelarle a Malva lo que descubrió Dexio en Hoenn-. Tomémonos unos momentos para admirar de cualquier forma, a las maravillas biológicas que son los Pokémon legendarios. Esta parte de la galería no tendrá fotografías, pero artistas de todo el mundo han compartido las obras, que invitan a estudiarlos, explorar el mundo, y descubrirlos –el profesor aparentemente es muy apasionado de lo que hace, parece un actor en una obra de teatro.
-Valerie –llamó mi atención Viola, aparentemente queriéndome mostrar una pintura. Tomé la mano de Mawile, y caminé con ella hasta donde se encontraba Viola-. Esta es una de mis pinturas de Burgh favoritas, sé que no tiene un Pokémon de tipo insecto, pero igual es impresionante. Se llama: "Los Heraldos de la Luna" –me presentó la pintura Viola, y yo la observé impresionada-. Cuenta la leyenda, que hay un Pokémon que controla a la luna y sus fases de nombre Lunala –me mostró Viola, a un Pokémon que nunca había visto antes, representada como la luna en la pintura… con un velo… como el espacio-. Lunala tiene dos heraldos, una de ellos es Cresselia, la Pokémon femenina de los sueños. Su cuerpo representa una de las fases de la luna, y con su luz, repele a la oscuridad –al ver a Cresselia, imágenes de mi pesadilla comenzaron a invadirme nuevamente, mientras mi mirada, se posaba aterrada en otro Pokémon representado en la pintura-. Darkrai, el Pokémon de las pesadillas, también heraldo de Lunala. Esta pintura me encanta porque representa a Pokémon descubiertos en los mitos de regiones muy diferentes, pero que aparentemente comparten una relación. Lo mismo ocurre en otra pintura sobre Lugia y Kyogre en la que se establece que Kyogre es la bestia de los mares a la que Lugia intenta mantener tranquila, aunque también hay confusión por el hecho de que existe un príncipe de los mares… -Viola continua, queriendo mostrarme más pinturas. Pero yo ya no puedo escucharla, mis ojos, se posan en Darkrai, y puedo sentirlo, como si se escapara de la pintura, y me rodeara con sus sombras. El sentimiento fue tan real, que la luz de mi mente, se extinguió…
Enfermería de la Galería de la Fotografía.
-¡Aaaaah! –exclamo con fuerza. Y tras hacerlo, escucho el grito combinado de Mawile y del profesor, ambos cayendo de una silla en la que aparentemente habían estado descansando, mientras yo, respirando pesadamente, y con sudor cubriéndome el rostro, estoy recostada en una cama de enfermería, con una toalla húmeda en mi frente, misma que se cae cuando me incorporo por la sorpresa.
-¡Valerie! –llora Mawile, saltando a mi regazo, y abrazándome con fuerza. Está aterrada, lo que sea que pasó, la tiene demasiado consternada. Siento como me abraza sin quererme dejar ir, yo solo la abrazo intentando tranquilizarla.
-Valerie, ¿estás bien? –me sorprendo de escuchar al profesor siendo informal conmigo, está pálido, como si hubiera sido víctima de un tremendo susto. Se agacha, lo que despierta mi pena mientras su rostro se acerca al mío, iluminándome de la vergüenza. Por un momento pensé que iba a darme un beso, pero se limita a juntar su frente contra la mía, mientras mantiene sus ojos cerrados, confundiéndome- Me alegra, tu fiebre ha bajado –me comenta, aunque, seguramente ya me volvió a dar fiebre por la vergüenza.
-Agustín… ¿qué ocurrió? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué Mawile está tan asustada? –tenía muchas preguntas. En un momento estaba viendo pinturas de Pokémon legendarios con Viola, y de repente, estoy en una cama de enfermería.
-No sé decirle lo que ocurrió –me comenta el profesor-. De pronto, se quedó parada sin reaccionar a nada. Al menos eso es lo que me comentó Viola. Para cuando me viré, Mawile ya le estaba mordiendo una pierna y esta sangraba exageradamente, pero usted no reaccionaba -¿mordiéndome una pierna? Me asomo bajo la sábana, y las vendas de mi pierna perforada se hacen presente.
-¡Mawile! ¡Ya te he dicho que mi piel es delicada! ¡Y solo llevo tres cambios de ropa! ¡Mira mi pantalón! –me quejé, pero ella continuaba llorando y abrazándome con fuerza, razón por la que no tuve el corazón de seguirla regañando.
-Valerie… si hubieras visto lo que nosotros vimos, entenderías la reacción de Mawile –me comentó el profesor-. Estabas fuera de ti. No te movías, respirabas pesadamente, parecías víctima de un ataque de pánico. Ni la mordida de Mawile pudo despertarte, pensé que te pasaba algo muy malo, el doctor que te atendió dijo que estuviste a punto de entrar en coma –el profesor coloca sus manos sobre mis hombros, está temblando, el profesor está tan aterrado como Mawile-. Tuve que interrumpir el recorrido… Viola me hizo el favor de distraer las atenciones de los campistas. Yo no podía continuar… estaba… -intentó decir, aunque le costaba admitirlo.
-Estaba muy preocupado por mí… ¿verdad? –estaba conmovida, aunque este no era el momento de preocuparme por mis sentimientos por el profesor. Algo me había ocurrido, algo relacionado con mis pesadillas- Agustín… -llamé su atención, y él me miró a los ojos, estos parecían capaces de soltarse en llanto en cualquier momento, aquello me alegraba, pero también me deprimía, no quería que el profesor me viera así- Estoy despierta… ¿lo ves? No estoy en coma, estoy aquí –le comenté, pero él me abrazó, muy fuerte debo agregar-. Agustín, me lastimas… -me quejé un poco, pero le devolví el abrazo de todas formas-. Sea lo que sea lo que pasó… seguro es por haberme desvelado… -intenté tranquilizarlo.
-No mientas –me pide él, y yo me preocupo por sus palabras-. Algo te pasó… algo muy preocupante. Valerie, no importa lo que sea que pasó, puedes contármelo. ¿Acaso no estamos saliendo? ¿Estás enferma? Si me lo dices puedo ayudarte –Agustín… si te lo digo no me lo creerías. Por más que quiera, no puedo decírtelo… al menos… no puedo decírtelo todo.
-Llevo algunas semanas teniendo una pesadilla… sobre Lunala, sobre Cresselia… sobre Darkrai… -no es una mentira, no podré decirle toda la verdad, pero al menos, no le estoy mintiendo-. Son pesadillas horribles, en las que sueño que Darkrai me atrapa, y me consume. No he dormido bien por esas pesadillas, y cuando vi aquella pintura… entré en shock… sentí tanto miedo… que simplemente me desconecté de la realidad… -le expliqué. Al profesor le costaba comprenderlo, pero al menos entendía que le estaba abriendo mi corazón-. Sé que es una tontería… pero, de verdad me asusté mucho. Debes pensar que soy una niña miedosa e infantil –declaré con tristeza.
-Jamás me atrevería a pensarlo… -me responde él, tomándome de la mano, y mirándome fijamente a los ojos-. Valerie, yo jamás me atrevería a dudar de nada que me dijeras. ¿Lo comprendes? Si me dices que estás bien, te creeré. Si me dices que te sientes mal, lo creeré. Entiende que tengo plena confianza en ti. Si me dices que todo ha sido el producto de una pesadilla, y de un miedo incontrolable, te creeré. No hay nada que puedas decir, que no pueda creerte. ¿Lo comprendes? –lo entiendo… pero esa es una terrible mentira. Seguramente, no puedes creerme todo.
-Es la verdad, Agustín –le sonrío, y él respira con naturalidad-. No tengo una enfermedad, ni estoy maldita, ni voy a desaparecer por arte de magia. Solo necesito encontrar una forma de controlar estas pesadillas, y listo. De verdad no tienes de qué preocuparte –aseguré.
-Lo entiendo… no sabe lo agradecido que me siento –al menos me creyó, y es tan lindo por preocuparse-. ¿Necesitas algo? Puedo traerte algo de tomar, o de comer. ¿Quieres que vaya por un doctor? Creo que iré por un doctor, puedo traerte algo dulce de paso –me estás desesperando.
-Agustín, te digo que estoy bien, y dijiste que me ibas a creer –me quejé, él solo me mira con preocupación-. Está bien… ya que veo que no vas a ceder en esto. Quiero algo dulce –agregué sonriente.
-No tardaré –insiste él, saliendo a toda velocidad. Míralo nada más, me ve como si me pudiera morir en cualquier momento, si solo fue una pesadilla. Aunque, me hace feliz el que se preocupe así por mí, y hablando de preocupadas.
-Mawile… tranquila… estoy aquí –insistí, pero ella solo hundió su rostro en mi pecho-. Te digo que solo fue una pesadilla, ánimo. Deberías estar feliz de que el profesor ha mostrado esta preocupación –comenté, pero ella continuaba abrazándome, y negándolo con la cabeza-. Yo también me asusté –confesé, y ella me miró sorprendida-. Pero oye, lo prometiste, ¿no es así? Pase lo que pase, verás que regrese –intenté animarla, y Mawile me regaló una hermosa sonrisa-. Eso es, una linda sonrisa de mi linda Pokémon. Nada va a pasarme –la verdad, es que aún sentía mucho miedo. Lunala, Cresselia… y Darkrai… tal vez… ellos tienen algo que ver con la razón de convertirme en una Eevee.
