Confieso que tuve un muy difícil momento actualizando esta vez. No solo el bicho de la inspiración decidió irse de vacaciones, dejándome pensando en cómo iba a continuar esta historia, sino que, además, cuando terminé de escribir la primera versión de este capítulo, en un momento de distracción lo eliminé y tuve que volver a escribirlo desde cero. Pero, al menos ya pude darle forma nuevamente, y acercarme un poco al verdadero final de esta historia. Además, es la primera vez que escribo algo remotamente inspirado en el Halloween, así que espero el resultado haya sido de su agrado, soy más un Navideño que Halloweenezco de todas formas. ¿De qué hablo? Solo lean y disfruten.
Xtractor68: Uy compadre, si supieras que mi verdadero fuerte es la acción, la aventura y deprimir a la gente matando personajes principales de Saint Seiya, pero ya migramos a Pokémon, aquí la cosa es más kid friendly, así que tú tranquilo, no habrá momentos de miedo y muerte en esta historia. Así que, de momento podemos descartar que Valerie vaya entrar en coma, pasemos a cosas más agradables en este capítulo. Parte de la historia, referente a lo que comentas de Brigthon, Korrina y Viola, es que la señorita Valerie vivía en su cajita de muñecas, pensando que todo era magia y alegría sin enfrentar al mundo real. Cuando sacamos a Valerie de ese engaño hermoso, es cuando debe descubrir que puede tener amigas, sin que sean sus sirvientas, y que la gente puede preocuparse genuinamente por ella por ser ella, no por aparentar ser lo que no es. Esos mensajes van escondidos en la trama, y me alegra que los estés captando. Incluir a Clemont y Bonnie en la historia fue cosa de último momento, pero qué bueno que lo disfrutaste, y sobre Malva, allí sigue, sigue siendo una espina en las botas de tacón alto de Valerie, la verdadera pregunta es si pueden o no ser amigas después de todo lo que pase. Sobre escoger el mundo humano al Pokémon, la idea siempre fue que Valerie se diera cuenta de que sus deseos no eran cuentos de hada hermosos, hay que tener siempre cuidado con lo que se desea, y su deseo ahora es una pesadilla. Así que, Valerie quiere ser humana ahora, lo que pasa, es que ahora su deseo se lo impide. La cosa aquí no está en sí voy a usar la carta de reverse de UNO, está en si Valerie puede o no romper su ahora maldición.
TsukihimePrincess: Curiosamente me dejas review el mismo día que planeaba actualizar, jajaja. ¿Lo estabas planeando? Aunque la verdad iba a actualizar hace 4 días, pero de bruto eliminé el capítulo, pero bueno. Sobre la batalla de Malva y Valerie, aún falta mucho para eso, pero prometo hacer lo posible por cumplir tus expectativas.
NOTA: Hagan el favor de tener abierta la canción: "Unwavering Heart", hay una versión de unos 30 minutos, esa les sirve. ¿Cuándo la ponen? Cuando el profesor mencione su nombre en español: "Corazón Inquebrantable", ustedes háganme caso, vale la pena, jajaja.
La chica que quería ser un Pókemon.
Segunda Temporada.
Capítulo 20: Corazón Inquebrantable.
Región Kalos. Ciudad Novarte. Escuela de Entrenadores. Sala de Informática.
-Veamos… ¿cómo era que funcionaba esta cosa? -el primer día del campamento Pokémon otoño-invierno del profesor, se invirtió en la visita a la Galería de la Fotografía, que pese a las interrupciones que ocasioné con mi estado de shock, prosiguió con normalidad. Sin embargo, a petición del profesor, que estaba demasiado preocupado por mí, pasé el segundo día en el hotel de Ciudad Novarte, lo que me dio oportunidad de terminar mi kimono de Espeon. Pero, no se supone que debiera pasarme el viaje descansando, tenía muy poco tiempo para lograr convencer al profesor de comprometerse conmigo, y gracias a ese incidente, ya había desperdiciado un día.
Mientras yo pasé el día de ayer en un hotel, el campamento continuó. El profesor llevó a los campistas al gimnasio de Viola, donde ella dio algunas batallas de exhibición, y hubo una clase sobre los Pokémon insecto. También salieron a patinar a la plaza principal, la cual era una de las paradas en que yo tenía planeado pasar algo de tiempo con el profesor. En lugar de eso, estuve sola con Mawile todo el día, deseosa de que el profesor dejara de preocuparse, y preocupada de que me dejara nuevamente en el hotel. Ahora era el tercer día del campamento, y con la finalidad de que esto no volviera a pasar, me dije a mí misma que sería una mejor asistente. Sin embargo, heme aquí, en video llamada con el asistente temporal del profesor, Tierno, sin saber cómo hacer una transferencia Pokémon.
-Solo tienes que presionar el botón blanco de la parte derecha de la Pokédex –repetía Tierno, no sé cuántas veces lo ha repetido ya, mientras yo presionaba indiscriminadamente el botón blanco de la Pokédex para iniciar la transferencia, pero esta no iniciaba. Mawile, a mi lado, inclusive comenzaba a sentir mi molestia. En estos momentos, el profesor daba una clase tanto a los miembros del campamento, como a los estudiantes de la escuela Pokémon frente a las arenas de batalla de la Escuela de Entrenadores. Para finalizar la presentación, necesitaba a un Pokémon que pudiera mega evolucionar, por lo que yo, siendo la buena asistente que soy, me ofrecí a conseguirle uno, pero resulta que, aparentemente, soy pésima para los trabajos de computadora-. No vayas a pensar que estoy siendo grosero, pero, ¿eres daltónica de pura casualidad? Solo hay un botón blanco en la Pokédex -insiste Tierno.
-¡Ya presioné el botón blanco, pero no hace nada! -me molesté, tanto Tierno como Mawile se espantaron, pero es que ya había perdido la paciencia. Las computadoras no son lo mío, sé que soy la asistente del profesor, pero nadie me dijo nada sobre tener que usar una computadora. Lo único que sabía hacer con ellas era hacer videollamadas- ¡Presiono y presiono y presiono, pero no pasa nada! -insistí mientras le mostraba la Pokédex.
-Señorita Valerie… está desconectada -me explicó Tierno desde el otro lado de la línea, apuntando al cable colgando de la Pokédex del profesor-. Conecte el otro extremo del cable al puerto USB. Sé que en Galar están trabajando en un sistema inalámbrico pero, aquí en Kalos todavía necesitamos conectarnos a una computadora -¿te estás burlando de mí?
-¡Pues discúlpame si nunca he usado una computadora antes! -me quejé, y Mawile, notando mi mal humor, me tomó de la mano para ayudarme a tranquilizarme, lo que logró hacer- Yo… lo siento mucho, Tierno… no debería gritarte… es solo que… quiero serle de utilidad al profesor, pero no soy buena con estas cosas -soy patética.
-No te preocupes, Valerie, yo entiendo -por su tono de voz, yo sé que seguía desesperado, pero es tierno de su parte el tenerme paciencia, supongo que de allí su nombre-. Tratemos de nuevo. Toma el otro extremo del Cable Link, sin desconectar el mismo de la Pokédex del profesor, e insértalo en la ranura de la GTS -me explicó, pero mi mueca de desconocimiento no se hizo esperar-. Es… la ranura debajo del conector periférico -¿conector… periférico? Lo siento mucho Tierno, no te entiendo. Él parece comprenderlo, y suspira-. El teclado tiene un cable, sigue el cable del teclado, sin desconectarlo, hasta la parte de atrás, y conecta el Cable Link al puerto que diga GTS… un puerto es una ranura -me pregunto si es tarde para pedirle ayuda a Clemont.
-Sigo el cable… ranura que diga GTS… listo -conecto, y la Pokédex comienza a funcionar- Hay un icono como de una Pokébola dando vueltas y suena una musiquita algo molesta, como música de ascensor -le comento.
-Está detectando, espera a que el icono de la Pokébola termine de dar vueltas, y cuando salga el mensaje que diga: "Tierno quiere realizar una transferencia contigo", presiona el botón blanco. La Pokédex hará una pausa para un salvado de emergencia, y después… -miré la pantalla, una Pokébola aparecía en la Pokédex con un icono de un Pidgeot-. Listo -sonrió Tierno.
-A las Enfermeras Joy no les pagan lo suficiente, hacer yo misma las transferencias es estresante -me quejé, mientras la Pokébola de Pidgeot terminaba de materializarse en el compartimiento de al lado de la computadora. Tierno solo me miró como si fuera lo más sencillo del mundo-. ¿Qué pasa si el cable se desconecta en medio de la transferencia? ¿Pidgeot se pierde en el espacio? -pregunté.
-Para eso existe Porygon, aunque, no creo que lo entiendas si te lo explico -que grosero- Ahora que la transferencia se terminó, ya puedes desconectar el Cable Link y guardar la Pokédex. ¿Te puedo ayudar en algo más? -me pregunta, aunque se le ve cansado.
-No de momento, llegando al laboratorio del profesor recogeré las Pokébolas de Abra y la gran abuela manualmente -comenté, Tierno solo me miró confundido-. De Venusaur -corregí, y Tierno lo comprendió- Veamos… aquí está la Piedra Llave, y la Pidgeotita –comenté mientras sacaba los objetos de mi mochila-. Ya todo está listo -sonreí.
-Menos mal, porque solo en Kanto existe la transferencia de objetos por computadora, y sería incómodo tener que mandarte la Pidgeotita de alguna otra forma -puedo notar que no te agrado, no necesito instintos Pokémon para notarlo-. Si ya todo está resuelto de tu lado, yo sí tengo una duda. No he visto a la Eevee del profesor en el laboratorio. ¿Estás segura de que está por aquí? Llevo dos días sirviéndole de comer pero no aparece -¡olvidé que no dejé a alguien encargado de comerse mis croquetas!
-Se-seguramente es porque no te conoce y te tiene miedo, ella es tímida -¿cuántas veces tengo que pedirle perdón a mi madre por ser una mentirosa?-. Déjale el plato servido. Seguro sale de donde esté escondida a comer más tarde -tendré que transformarme a escondías una vez lleguemos al laboratorio para comerme lo de mi plato-. Gracias por la ayuda, Tierno, te veré más tarde -colgué la llamada, y miré a Mawile, intranquila-. ¿Crees que alguien pueda entrar y salir del laboratorio todas las mañanas a comerse mis croquetas? -le pregunté.
-Puede ser Kirlia, usando su Confusión para abrir la ventana, pero ganará peso -me explicó Mawile, aunque, en esos momentos no se me ocurría nadie mejor que Kirlia para apoyarme-. Dejando eso de lado, ¿segura que estás bien? Volviste a despertar siendo una Eevee -comentó ella, con sus ojos llenos de preocupación.
-Voy a seguir despertando como una Eevee hasta que esto se resuelva, deja de preocuparte -intenté tranquilizarla, aunque no era mentira que, por estar concentrados en el campamento, la verdad es que no había tenido un momento con el profesor para poder acercarme a mi objetivo- Tranquila, Mawile. Cada vez paso menos tiempo como una Eevee, eso debería ser prueba de que todo va a salir bien. Confía en mí -insistí, guardando la Pokébola de Pidgeot, y tomándole de la mano para caminar con ella fuera del edificio, y encontrarme con el grupo de campistas y estudiantes frente a las arenas de batalla, donde todos estaban sentados en el suelo escuchando al profesor dar su clase.
-Mega-evolución -escuché al profesor, por fin dando a los campistas una lección que él dominaba ampliamente, y que le apasionaba bastante, aunque de todas formas interrumpió la misma cuando me vio llegar. Yo le mostré la Pokébola de Pidgeot orgullosa, él asintió, y me invitó a sentarme. Busqué a Viola con la mirada y me senté a su lado, entonces el profesor continuó-. No se trata de una evolución común y corriente. En realidad, es una especie de variación anatómica tan extrema, que causa en la mayoría de los Pokémon que la sufren, una cantidad de dolor tan intensa, que no todos los Pokemon son capaces de soportarla, pertenezcan o no a la especie que es capaz de mega evolucionar -prosiguió el profesor, mientras mostraba en un caballete que habíamos colocado en las arenas de batalla, una lámina con las imágenes de los Pokémon que actualmente se conocía que podían mega evolucionar-. La transformación de los miembros del Pokémon, dislocamiento de partes sensibles en su anatomía, aparición de miembros con los que no contaban, o división de los mismos, son casos que se conocen que ocasionan en el Pokémon un estrés tan grande que, por ello, no se trata más que de una evolución temporal -prosiguió el profesor, y Brighton alzó la mano.
-Profesor, si la mega evolución les causa tanto daño a los Pokémon, ¿por qué se utiliza? -preguntó Brighton, su misma duda pasó por mi mente- ¿No debería prohibirse un método que ocasiona tanto daño al Pokémon que lo utiliza? -preguntó contrariado.
-La evolución común de los Pokémon les causa el mismo daño, joven Brighton, pero esta no está prohibida -le respondió el profesor-. Permíteme explicarte. Lo que llamamos evolución en un Pokémon, no es exactamente un termino correcto, pero se ha popularizado tanto, que la comunidad científica lo ha aceptado como un término aceptable, aunque realmente sea una especie de metamorfosis inducida de rápida reacción -comentó el profesor-. En esta metamorfosis, los Pokémon sufren un cambio catastrófico, que normalmente requeriría de años de cambios minúsculos pero progresivos, o en los casos más extremos, cientos de años de evolución, en tan solo unos cuantos segundos. Un Charmander, no solo crece al transformarse en un Charmeleon, sino que adquiere huesos que no poseía antes, un cuerno en la parte trasera de su cráneo, sus ligamentos se estiran exageradamente, su mandíbula cambia. Imagina como te sentirías tú, si tu cuerpo cambiara de tener 12 años a 30 en unos segundos. Tal vez si a Charmander se le permitiera el crecimiento progresivo en el transcurso de varios años, se vería como un Charmelon sin el estrés que conlleva la metamorfosis, pero, ¿qué hay de Charizard? Imagina que de la nada, un par de alas con ventosas te crecen en la espalda, y tu cuerno se divide en dos, cambiando todos tus huesos en un instante. ¿No te suena eso similar al tipo de estrés de la mega evolución? -ante la explicación del profesor, siento que no solo yo he terminado sobresaltada por lo que la evolución Pokémon causa en ellos, incluso me asomo a ver la cara de horror en el rostro de los presentes.
-Ahora que lo pone de esa forma, suena como algo horrible -comentó Brighton, y el grupo asintió. Sin embargo, el profesor no lo veía así-. ¿Evolucionar a un Pokémon es realmente tan doloroso? -preguntó, mientras yo me estremecía pensando en lo que pasaría si yo evolucionara en mi forma Pokémon, y lo mucho que me podría doler.
-Los Pokémon se fortalecen en el estado natural para poder soportar el estrés de la evolución -prosiguió el profesor-. Factores como la experiencia adquirida, la buena alimentación, el ejercicio constante, y una buena salud en general, ayudan al Pokémon a soportar el dolor de la metamorfosis. Así pues, cuando un Pokémon adquiere el nivel correcto, la evolución es casi indolora, no importa lo drástico del cambio -comentó el profesor, paseándose por la arena-. Además, está en el código genético de los Pokémon, el que su cuerpo es capaz de recibir estos cambios. Seguramente, hace miles de años los Pokémon no evolucionaban como lo hacen ahora, fueron adquiriendo la habilidad conforme se reprodujeron. Así entonces, Charmander en un principio, seguramente solo aumentaba de tamaño sin evolucionar a Charmeleon, la prueba de esto es que tanto Charmander como Charmeleon alcanzan la madurez en cualquiera de ambas formas, no necesitan evolucionar a Charizard para reproducirse, les basta con ser Charmander o Charmeleon. Entonces, si la evolución no es factor en que un Pokémon pueda pasar su genética, lo es el encontrar mejores ventajas competitivas –concluyó.
-Pero… hay Pokémon que no evolucionan -comentó Anna, una de las gemelas-. ¿Por qué existen Pokémon que evolucionan? -prosiguió Lise, como si compartieran una mente- ¿Y otros que no? -hablaron ambas al unísono.
-Hay dos razones -comenzó el profesor-. Para que un Pokémon evolucione, su evolución debe atender a necesidades de supervivencia tan indispensables, que requieran el cambio. Mientras no exista esa necesidad, no se necesita evolucionar –explico el profesor, dirigiéndose a mí, aunque pronto noté que era a Mawile a quien requería en ese momento-. Por ejemplo, Mawile. Mawile es uno de esos casos, de un Pokémon que es perfectamente adaptable. Lo que su mandíbula primaria no puede romper, lo rompe la secundaria. Básicamente eso significa, que Mawile nunca tiene problemas de alimento. Además, Mawile no tiene depredadores, ya que tiene en su mandíbula auxiliar, la herramienta perfecta para protegerse. Así entonces, Mawile no necesita evolucionar. Probablemente, miles de años en el futuro, las condiciones del mundo exijan de Mawile el tener una evolución, esa es la segunda de las razones por la que existen Pokémon que no evolucionan, se requiere de tiempo para que lo hagan en favor de encontrar aquella ventaja competitiva que lo amerita. Pero mientras ese tiempo no merme las capacidades de adaptación y supervivencia actual, Mawile no evolucionará -terminó de explicarle el profesor.
-¿Entonces por qué existe Mega Mawile? -pregunté yo, aunque, no se supone que yo haga preguntas, se supone que sea la asistente, pero me ganó bastante la curiosidad cuando el profesor metió a Mawile a la explicación.
-Esa es la pregunta perfecta -me comenta el profesor, apenándome-. Mega Mawile no debería existir, ya que su existencia no atiende a ninguna necesidad de supervivencia. Si ese fuera el caso, los Mawile ya evolucionarían por sí mismos -Mawile y yo intercambiamos miradas, después de todo, ella entiende al profesor ya que lo ve como otro de sus amos-. Mega Mawile parte su mandíbula auxiliar en dos. ¿Por qué? Su mandíbula actual ya le permite sobrevivir. No necesita de ese cambio. Y sin embargo existe, además de que este cambio, solo es posible con el apoyo de un humano, y allí es donde todo comienza a tomar sentido. La mega evolución no es una evolución por adaptación, es una evolución artificial, que solo se logra gracias a la interacción entre humano y Pokémon con el objetivo único, de forjar a una especie más fuerte. Eso puede significar que, llegará el momento que, por simple interacción humana, un Pokémon pueda evolucionar sin la necesidad de una mega piedra o una piedra llave. Este proceso ya ha aparecido en diversas ocasiones en las especies Pokémon. Un Eevee por ejemplo, evoluciona por la inducción de energía de piedras evolutivas creadas por el hombre, sin los sentimientos de unión y familiaridad que requiere la mega evolución, en Vaporeon, Jolteon o Flareon, y aunque se ha demostrado que en el estado natural Eevee puede evolucionar a Leafeon o a Glaceon al contacto con energías de la naturaleza de esos entornos en específico, existen también evoluciones de Eevee que no existirían, de no ser por la existencia del ser humano y que, además, no requieren de un objeto evolutivo como una piedra –prosiguió el profesor, y aquella parte de la lección, me era incomoda por razones diversas-. Espeon, Umbreon y Sylveon no existirían sin el ser humano. Su método de evolución depende enteramente del ser humano en lo que llamamos la selección artificial. Estas evoluciones, detonadas por el ser humano o no, me parecen inquietantemente similares a la mega evolución, salvo el detalle de que la mega evolución requiere de una mega piedra. Sin embargo, así como se ha logrado actualizar a las piedras evolutivas para producir artificialmente una evolución de Eevee en Leafeon o Glaceon usando la Piedra Hoja y la Piedra Hielo respectivamente, no descarto que algún día la mega evolución sea posible sin la necesidad de una mega piedra, si no por simple interacción humana. En todo caso, la conclusión es la misma: el ser humano está siendo factor clave en la evolución de las especies. El que eso sea algo bueno o algo malo, está por verse. Es por eso que he dedicado mi vida a este estudio, porque confío en el potencial humano y Pokémon. Trabajando juntos podemos alcanzar nuevos horizontes, pero jamás debemos de olvidar nuestros orígenes. Somos parte del mismo mundo, pero este mundo, puede sobrevivir sin nuestra presencia. ¿Queremos permanecer en este mundo? Entonces nosotros debemos de mega evolucionar, juntos. Esa, es mi visión del mundo humano y Pokémon -terminó el profesor, de una forma sumamente dramática debo agregar, ni siquiera me di cuenta de cuando comencé a aplaudirle, y el resto de los presentes aplaudió de igual manera.
-Es curioso cómo el profesor logró convertir algo físicamente doloroso y horrible para el Pokémon, en un mensaje de convivencia con los Pokémon -sonrió Viola, y yo asentí, igualmente sorprendida. El profesor pareció apenarse un poco, pero rápidamente recuperó la compostura.
-Me dejé llevar un poco, pero gracias por el cálido recibimiento a mis palabras -comentó el profesor, y caminó en mi dirección-. Es momento de una demostración. Si me lo permite claro -agregó él, y yo rápidamente abrí mi mochila.
-Enseguida –comenté mientras extraía los objetos que me había pedido traer-. Piedra Llave… -comenté, sacando un guante con la Piedra Llave incrustada, mismo que el profesor se colocó-. Pidgeotita -continué mientras le entregaba el objeto al profesor-. Y la Pokébola de Pidgeot -terminé.
-Excelente -prosiguió el profesor, y comenzó a caminar hasta el medio de la arena de batalla-. Después de esta demostración, continuaremos rumbo a Ciudad Luminaria, así que pongan atención. ¡Pidgeot! -llamó el profesor, y Pidgeot se materializó frente a nosotros. Ante los presentes, parecía exclamar alegre y poderosamente, pero yo que entendía Pokémon…
-¡Uuuooooooh! ¡Hace mucho que no me materializaba! ¡Me duelen plumas que no sabía que tenía! -así que, ese tipo de cosas son las que dicen los Pokémon tras materializarse, mientras nosotros inocentemente pensamos que gritan heroicamente listos para la batalla- ¿Ah? Profesor, es bueno verle. Valerie -agachó un poco la cabeza Pidgeot a manera de reverencia en mi dirección.
-Es bueno verte también, Pidgeot. ¿Seguro que estás bien? Sonabas adolorido -comenté, mientras todos me dirigían miradas de curiosidad. Hacía tiempo que no hacía este tipo de cosas en público, seguro ellos esperaban el lenguaje Pokémon que inventé.
-Tonterías, mis mejores años habrán pasado ya, pero siempre estoy listo para el profesor -exclamó orgulloso, el profesor me miró, y yo asentí-. Ah, la Pidgeotita. ¡Listo cuando quiera, profesor! -exclamó orgullosamente.
-Espero que estés listo, Pidgeot, no hemos hecho esto en años -sin embargo, Pidgeot se veía como si hubiera perdido varios años. Parecía un polluelo emocionado, que lindo- Si me hace el favor, señorita -comentó el profesor tras colocar la Pidgeotita dentro de un brazalete para Pidgeot.
-Jo… ¿oíste eso? Yo tengo los honores -me burlé un poco de Pidgeot, caminando en su dirección, y colocándole el brazalete con la Pidgeotita en su talón derecho- Que guapo, aunque podría confeccionarte algo más bonito para la próxima vez.
-Me basta con que sea funcional -me respondió Pidgeot, que aburrido-. ¡Hagámoslo! ¡Profesor! -exclamó Pidgeot, y el profesor comenzó con la demostración, Piedra Llave y Pidgeotita reaccionaron una contra la otra, y Pidgeot mega evolucionó- ¡Aaaaarght! -exclamó Pidgeot, sobresaltándome, aunque todos pensaban que su grito era de orgullo por mega evolucionar- ¡Cómo duele! ¡Pero jamás me he sentido más vivo! -elevó el vuelo Pidgeot, a una velocidad impresionante. Drapion se lo pensaría dos veces si viera a Pidgeot tan vigoroso y fuerte como ahora- ¡Observa esto, Valerie! ¿No soy impresionante? -continuó Pidgeot, volando bajo y subiendo rápidamente.
-¡Deja de intentar impresionarme a mí! ¡El profesor es tu entrenador! -le grité mientras le sonreía, pero Pidgeot había recuperado su orgullo Pokémon, y voló muy bajo y cerca de Mawile, lanzándola al aire, y cuando Mawile se repuso, estaba furiosa.
-¡Baja aquí para regresarte el cariñito! -se quejó Mawile, mientras Pidgeot continuaba con su majestuoso vuelo, y aterrizaba frente al profesor justo a tiempo para que se terminara su transformación- ¡Te voy a…! -se lanzó Mawile, pero yo la detuve.
-¿Vio eso profesor? ¡Lo conseguí! ¡Mantuve mi mega evolución! ¡Estoy tan entusiasmado que cuando vea a ese Gyarados y a ese Drapion los voy a poner en su lugar! -Pidgeot… tranquilízate un poco, estás demasiado fuera de tu personaje fuerte, aguerrido y controlado. Pareces niño en juguetería, o polluelo saliendo del nido, no sé cómo describirlo exactamente.
-Yo no podría decirles, campistas, si a los Pokémon les agrada mega evolucionar o no -comenta el profesor, pero entonces me mira con una sonrisa entusiasta-. Pero tengo la fortuna, de que alguien que sí los entiende, está a mi lado para corroborarlo -me presentó el profesor.
-¿Quiere que le diga si es agradable para Pidgeot? ¿No rompe eso con todo el estudio científico? -pregunté, el profesor lo negó, y yo sentí la mirada de todos los presentes- Bu-bueno… si no le importa que alguien con nulos conocimientos científicos se lo diga… le dolió al principio… pero… lo disfrutó bastante -le respondí, y el profesor se mostró agradecido.
-Sospechoso… -interrumpe el momento Bonnie, incomodándome bastante. El profesor al parecer se percata de las acusaciones de Bonnie- ¿Ustedes están…? -intenta decir ella, pero el profesor interrumpe las intenciones de Bonnie.
-Con esto concluimos la lección del día de hoy. Si nos vamos ahora, podremos llegar a Ciudad Luminaria para la hora de la comida. Regresa, Pidgeot -enunció el profesor, y comenzó a empujar a Bonnie en dirección al camión-. Ahora, señorita Bonnie, ¿qué le parece si me ayuda a poner orden? Mientras más rápido lleguemos a Ciudad Luminaria, más rápido podrán degustar la comida de un nuevo atractivo de Ciudad Luminaria que estoy seguro que les va a encantar -explicó el profesor, y Bonnie, emocionada, comenzó a buscar a sus compañeros de campamento entre los estudiantes, y a separarlos para dirigirlos al camión-. Esa niña… es demasiado suspicaz -exclamó el profesor.
-Eso parece -comenté yo, y ambos intercambiamos sonrisas, aunque estas son interrumpidas por Viola, quien nos agarró desprevenidos y nos fotografió-. ¿Quieres dejar de fotografiarme sin kimono? No me gusta, me siento muy poco mágica -comenté.
-Oh, yo podía sentir la magia en el ambiente, tú tranquila -se burla de mí ella, apenándome, el profesor solo desvía la mirada-. Bueno, yo debo llevar a los estudiantes a otra batalla de exhibición. Supongo que ustedes ya deben de regresar a Ciudad Luminaria –pregunta ella, y el profesor asiente. Si queremos estar en Ciudad Luminaria antes de que anochezca, ya deberíamos irnos-. Fue muy divertido volverte a ver, Valerie. Espero que vuelvas a visitarme a Ciudad Novarte, y no dejes de comentarme el cómo avanzan las cosas -se burló Viola, preocupando al profesor.
-¡Viola! -me quejo yo, pero ella sonríe alegremente, por lo que no puedo estar enojada con ella- A… a mí también… -comencé yo, aunque me sentía muy incómoda, Viola debió adivinar lo que iba a decirle, ya que comenzó a sonreírme con entusiasmo y expectativa-. A mí también… me hizo muy feliz verte… amiga… -más tardé yo en aceptar que la consideraba mi amiga, que ella en abrazarme con fuerza.
-¡No sabes cuanto tiempo esperé para escucharte decirme amiga! -agregó ella con calidez, haciéndome sentir horrible por no haberla considerado como tal antes. Pero, de todas formas, le devolví el abrazo- Bueno… -interrumpió el momento, secándose una lágrima traicionera-. Si necesitas fotógrafa de bodas, puedes contar conmigo -destruyó el momento Viola, incomodándonos al profesor y a mí.
-¡Eres terrible, Viola! -me quejé, ella tan solo corrió a la entrada de la escuela, desde donde me sacaba la lengua de forma burlona- Que descarada… -comenté, aunque de inmediato posé mi atención sobre el profesor, intentando descifrar sus aromas corporales, que comenzaron a confundirme demasiado- No le prestes atención, Agustín, solo intenta fastidiarnos -comenté, aunque, por lo que estaba olfateando, tal parece que el profesor no niega los comentarios de Viola. ¿Debería de aprovecharme de esto?
-De descuide… no lo estaba siquiera considerando -su comentario, terminó por deprimirme bastante- ¿Se encuentra bien? ¿Dije algo que la ha incomodado? -¿algo así como el hecho de que acaba de rechazarme sin querer, profesor?
-No es nada… solo… -no tengo ni la menor idea de qué decirle. Es verdad que Viola solo quería burlarse, pero si quiero de verdad volver a ser una humana de tiempo completo, necesito que el profesor en lugar de rechazar de tajo cualquier idea relacionada con el matrimonio, al menos la considere. Estoy tan incomodada en estos momentos, que desvío la mirada sin poderle ver al rostro y, cuando lo hago, mi mirada se posa sobre Viola en la entrada de la escuela, y sobre un grupo de tres niños a las afueras de la Escuela de Entrenadores. Iban disfrazados, la chica como una Ariados, el par de niños uno como un Spoink, y el otro como un Rattata.
-¡David! ¡Zachary! ¡Y Charlott también! ¡Apenas los reconocí! -exclamó Viola, podía escucharla a pesar de la distancia, ya que mis instintos Pokémon me lo permitían- Se tomaron muy enserio lo de la telaraña de Charlott para sus trajes. Los retadores que vayan al gimnasio se mostrarán muy impresionados -terminó Viola, y aquello me dio una idea.
-Un disfraz… -me dije a mí misma, aunque, aparentemente en voz alta, ya que el profesor se viró para verme-. Ah… no es nada… solo… me llamó la atención que los aprendices de Viola usaran disfraces -desvié la atención, y me sobresalté al ver a Viola colocarse una diadema con pinzas de Pinsir.
-Ah, había olvidado que era hoy -me comentó el profesor-. El Festival de los Gourgeist que se celebra a la mitad del otoño. ¿No se celebra el mismo en Ciudad Romantis? -me pregunta el profesor, aparentemente agradecido de que la plática sobre los comentarios de Viola hubiese terminado- Para alguien que disfruta de vestirse como una Pokémon, me sorprende en verdad que no celebre este festival -me comenta el profesor.
-Por supuesto que se celebra el Festival de los Gourgeist en Ciudad Romantis, es la época del año en que tengo más trabajo -le comenté. Seguramente mis amigas en el gimnasio estarán muy atareadas hoy-. Mis kimonos se venden todo el año, pero cuando llega el Festival de los Gourgeist es cuando más ventas tenemos. Para cuando llega la noche, todas en el gimnasio estamos tan cansadas que no podemos celebrar -le comenté.
-Ya veo, yo no he celebrado el Festival de los Gourgeist en mucho tiempo -me comenta el profesor-. Como el festival siempre es en fechas del campamento, normalmente estoy ocupado, o de viaje entre ciudades. En años pasados he intentado celebrarlo, pero no puedo decir que los campistas hayan estado exactamente entusiasmados. Supongo que no se me dan estas celebraciones -comenta él.
-Pero a mí sí se me dan -exclamé alegremente-. Profesor, disfrazarme es una de mis actividades predilectas. Además de que es la oportunidad perfecta de salir del ojo público, y aprovecharme de ello -comenté, pero el profesor no lo comprendió-. Según el itinerario, lo que resta del día es una comida grupal, antes de dirigirnos al laboratorio a pasar la noche. Pero, si confía en mí, puedo darles a estos chicos un Festival de los Gourgeist que jamás olvidarán -comenté entusiasmada.
-Bueno… eso se sale de la planeación, pero supongo que me alegra verla así de entusiasmada -oh, va a verme más que entusiasmada, profesor, eso puedo asegurárselo-. Aunque, ¿no es tarde para comenzar con la planeación de una celebración? –agrega preocupado.
-No mientras creamos en la magia de las festividades -aclaré yo, el profesor pareció preocuparse por mis palabras, pero yo estaba enteramente convencida-. Puedo hacerlo, solo debe darme unos minutos para hacer una llamada -insistí.
-Esta bien… supongo que aún tenemos algo de tiempo -me respondió el profesor, y antes de que se arrepintiera, comencé a correr de regreso a la escuela, buscando un videoteléfono, mientras Mawile me perseguía confundida.
-¿Valerie? ¿Qué pasa? -me pregunta Mawile, mientras entramos en la sala de informática, donde tomo el videoteléfono y comienzo a hacer mi llamada- ¿Por qué despides esos olores tan agresivos? Antes parecías deprimida -me comenta mientras espero a que me contesten.
-¿Sabes por qué el profesor es tan reservado conmigo, Mawile? -le pregunto, aunque obviamente ella no tiene ni idea- Es porque es una figura pública, igual que yo. Y al ser figuras públicas, estamos sujetos al qué dirán los demás, a menos… que estemos disfrazados -comenté, y Paget contestó la llamada- ¡Paget! ¿Cómo va tu día? -pregunté alegremente.
-Ama Valerie, es un día tranquilo, a decir verdad –comentó Paget, aunque suspiró de manera peculiar- Al menos… lo era hasta ahora. ¿En qué puedo ayudarle, ama Valerie? ¿Volvió a meterse en una situación que solo usted podría crear? –qué triste que Paget piense así de mí… aunque no está equivocada.
-No estoy exactamente en problemas, pero admito que te causaré algo de trabajo –acepté, y Paget, tras suspirar, sacó libreta y lápiz para apuntar-. Gracias Paget, sabía que comprenderías. Entonces, hoy celebraremos el Festival de los Gorgeist -comenté, y por la mirada de Paget, supe que estaba deprimida por el repentino cambio-. Escucha, manda a comprar máscaras Pokémon, y habla con Blossom para que te recomiende un lugar donde rentar buenos disfraces. Y antes de que me cuelgues, pásame a Lampent -comenté.
-Ama Valerie ¿De verdad quiere hablar con un Pokémon por videoteléfono? ¿Enserio? -asentí, y a Paget no le quedó más que obedecer- Ama Valerie, necesito un aumento. ¡Lampent! -llamó Paget, y mi amigo Pokémon fue a atenderla, aunque no sabía sostener un teléfono- Así no, espera, tus brazos se traspasan, ¡Materialízate bien! -prosiguió Paget, y Lampent logró tomar el teléfono correctamente.
-¿Am? ¿Hola? –preguntó Lampent, y yo reí un poco por su torpe forma de usar un videoteléfono- Escucho algo, ¿Valerie? ¿Dónde estás? ¿Me hablas desde la otra vida? –exclamó asustado. Aparentemente, aunque estoy frente a él en una pantalla, supongo que no puede distinguir imágenes de video.
-Lampent, tranquilo. Es un artefacto humano, realmente no estoy allí, pero estoy viva. ¿Puedes escucharme bien? –le pregunto, y Lampent, acercándose a la pantalla para intentar ver mejor, parece por fin reconocerme, y sorprendido toca los alrededores de la pantalla.
-¿Cómo te metiste allí? –pregunta Lampent, incluso veo uno de sus brazos transparentarse, supongo que acaba de traspasar la pantalla- ¿Qué clase de brujería es esta? ¿Valerie? –insiste él, como si quisiera sacarme de la pantalla.
-Lampent, concéntrate por favor –le pido, y Lampent desiste-. Necesito saber si tienes amigos Pumpkaboo o Gourgeist -pregunté, y Lampent asintió- ¡Perfecto! Necesito que convenzas a la mayor cantidad de Pumpkaboo y Gourgeist para que asistan a un baile en el Pokémon Café Mix -comenté.
-¿Baile? -pregunta Lampent, sosteniendo el auricular al revés al no saber cómo se usa, pero puedo escucharlo de todas formas- Tengo amigos Pumpkaboo y Gourgeist, pero no sé si sepan lo que es un baile –comenta él.
-No te preocupes, solo pídele a Heliolisk que les prepare algo de comer para mantenerlos entretenidos –intenté decirle, pero Lampent ya estaba moviendo sus brazos de forma extraña, y varios Pumpkaboo y Gourgeist se materializaron en el local-. Eso fue rápido -comenté sorprendida, mientras Paget, aterrada, empuja a Lampent y se apodera del teléfono.
-Ama Valerie… he de suponer que la aparición de estos Pumpkaboo y Gourgeist tiene algo que ver con usted, ¿no es así? -me pregunta, y yo asiento a sus palabras- Ama Valerie… necesitaré escuchar el resto del plan antes de que más tragedias ocurran a mi alrededor -comentó ella.
-No tienes que decir: "ama Valerie", cada vez que inicias una oración conmigo… es incomodo -comenté, pero ella no se veía con ánimos de ceder-. Está bien… este es el plan… -le expliqué, y tras varios "ama Valerie" más, Paget terminó accediendo.
Ciudad Luminaria. Plaza Magenta.
-¡Miren! ¡Todo está adornado para el Festival de los Gourgeist! -exclamó Bonnie mientras miraba por fuera de la ventana del autobús, el resto de los campistas estaba igualmente emocionado, mientras todos hablaban del Festival de los Gourgeist de cuando eran más jóvenes.
El viaje entre Ciudad Novarte y Ciudad Luminaria era largo, no importaba que Clemont insistiera en decir que su extraño autobús tomaba la ruta más rápida y eficiente posible, para cuando llegamos a Ciudad Luminaria ya comenzaba a anochecer, aunque tal vez el que en esta época del año oscureciera más temprano daba la ilusión de que el viaje fue más largo que el viaje de ida a Ciudad Novarte. Lo importante, era que ya se veían a los niños disfrazados en las calles, además de que los Pumpkaboo artificiales, ya estaban encendidos a las afueras de cada una de las casas, lo que inundaba a los campistas con un espíritu festivo.
-Espero que no se desilusionen -comentó el profesor, sentado en el lugar frente al mío y de Mawile- No es que esté dudando de usted, señorita Valerie. Es solo que otros años ya he tenido que ver sus caras de desilusión cuando, en un intento por celebrar, solo encuentran las galletas de Pumpkaboo quemadas que prepara Sina, y disfraces mal conexionados por Dexio, que solo usa lo que encuentra en el laboratorio para hacer momias con papel de baño, o turbantes de mis cortinas. La verdad es que el Festival de los Gourgeist es la peor parte de mis campamentos -me explicó el profesor.
-Bueno, yo tengo a un Heliolisk y a un Lampent que juntos son los mejores cocineros Pokémon de toda Ciudad Luminaria -exclamé alegremente, tranquilizando un poco las ansiedades del profesor-. Y si eso no es suficiente, tiene de novia a la mejor confeccionadora de disfraces Pokémon de toda Kalos. Tenme un poco más de confianza, Agustín, te prometo que no vas a decepcionarte -insistí, mientras el autobús se detenía, momentos antes de que el tablero de control volviera a estallar, y Clemont terminara quemado nuevamente-. ¿Estás bien? -pregunté.
-Solo necesita unos ajustes -comentó Clemont, llorando a raudales porque su máquina volviera a estallarle en el rostro- Oh, así que este es el Pokémon Café Mix del que he oído hablar. Dicen que un Heliolisk cocina aquí, es increíble, quisiera que el mío hiciera algo productivo además de escabullirse cuando se supone debe ayudarme con mis batallas de gimnasio -se quejó Clemont.
-Heliolisk… así que esa es la verdad… -comenté para mí misma, aunque Clemont me escuchó-. Estoy segura de que tu Heliolisk comenzará a ser más responsable, Clemont… cuando hable con él -me susurré la ultima parte, y entonces me dirigí al grupo-. Campistas, he hablado con el profesor, y ambos acordamos que la lección de biología Pokémon de hoy ha sido más que suficiente. Así que esta noche vamos a celebrar el Festival de los Gourgeist en mi Pokémon Café Mix -agregué, los invité a todos a salir, y ellos, emocionados, fueron recibidos por Paget.
-¡Bienvenidos! -agregó Páget, vestida en un traje de cuerpo completo de un Minccino, con su propio Minccino haciéndole compañía. Paget también llevaba un antifaz alrededor del rostro, uno de los aditamentos que le pedí para la ocasión, ya que mi plan definitivamente dependía de ellos- ¡Hemos preparado un conjunto de disfraces para la ocasión! ¡Por favor pasen uno por uno a los cambiadores! ¡Elijan un traje y un antifaz! ¡Elijan bien para que no los reconozcan! -invitó Paget, y los campistas, emocionados, fueron a elegir un traje- Ama Valerie, ¿lo hice bien? -me pregunta Paget.
-Suficiente con el "ama Valerie", y sí lo hiciste bien -comenté orgullosa, viendo el interior del Pokémon Café Mix repleto de invitados disfrazados bailando en una pista de baile improvisada, o sentados en las mesas degustando de platillos que los Gourgeist llevaban como si fueran las meseras del lugar, aunque aquello no fuera algo que yo hubiera planeado.
-¿Los Gourgeist…? –apunté, mientras Chatot bajaba y se posaba sobre el hombro de Paget, quien le guiñó un ojo a mi Pokémon- Ustedes dos se llevan extrañamente bien. Chatot, ¿me estás engañando? –pregunté divertida.
-Obviamente no –comentó Chatot, orgulloso- Pero he de admitir que ser el jefe de meseros me es en extremo gratificante. Cuando Lampent convenció a todos estos Gourgeist de venir a ayudar, estaba tan emocionado que los entrené en tiempo record. Heliolisk y Lampent además tienen mucho trabajo, y los Gourgeist han sido de gran ayuda –me explicó él.
-Chatot, me estás graznando al oído –se quejó Paget un poco, y entonces me dirigió su atención-. Ama Valerie, lo siento, Chatot por alguna razón comenzó a dar órdenes a los Gourgeist, aunque gracias a él no he tenido muchos problemas en mantener el orden, casi parece que no me necesitan. Lampent por otra parte… -intentó explicar.
-¡Oye! ¡Tengo platillos que se necesitan adornar aquí! –gritó Heliolisk desde la cocina, mientras Lampent flotaba de mesa en mesa tomando órdenes, que les entregaba a los Pumpkaboo, quienes llevaban las órdenes a la cocina. Kricketune estaba tocando solo en estos momentos, ya que había demasiada gente, y Ludwig hacía de mesero mientras Mozart ya batallaba para cerrar la caja. El día seguro sería muy productivo, aunque… pobre Lampent.
-¡Soy el único mesero que trabaja en este momento! ¡Deja que termine de tomar las ordenes y te ayudo a decorar! ¡Kricketune se supone que está en entrenamiento para ayudarme cuando haya mucha gente! –se quejó Lampent, y yo miré a Kricketune, sorprendida.
-Sacrebleu, estoy ocupado –respondió Kricketune, era la primera vez que lo escuchaba hablar, y tenía acento extranjero, igual que Heliolisk- Arréglatelas solo, mon bon ami. No aprendí a tocar Requiem para que me agarren de corta pasteles. ¡Á bienôt! –prosiguió Kricketune tocando.
-Parece que necesitamos más empleados que sepan tomar ordenes –deduje, Paget asintió. De pronto desvié la mirada a Anna y a Lise, quienes peleaban ambas por uno de los trajes, aunque no era necesario que pelearan, ya que las necesitaba para mi plan-. Paget, te vez adorable como Minccino, pero tengo una mejor idea para un traje para ti. No es por menospreciar a Minccino por supuesto, pero ese traje no deja ver tu atractivo femenino -comenté, empujando a Paget-. ¡Anna! ¡Lise! ¡Vengan conmigo! ¡Tengo el traje perfecto para ustedes también! -comenté, y ambas me siguieron entusiasmadas, pero antes de llevar a las tres conmigo al segundo piso, descubrí al profesor eligiendo un traje de un Garchomp- Oh no, ya elegí el traje para ti, Agustín -le recriminé, el profesor solo me miró confundido-. Esperarás aquí hasta que venga alguien por ti. No me tardaré, lo prometo -le comenté, y todas dejamos al profesor afuera del Pokémon Café Mix junto con Clemont.
Habitación de Valerie.
-¡Aaaaah! ¡Es hermoso! -exclamó Anna, quien ahora vestía mi kimono de Flareon- ¡Nunca había vestido algo así de lindo antes! -continuó Lise, modelando mi kimono de Vaporeon- ¡Nos encanta! ¡Es como si fuéramos un Pokémon! -exclamaron ambas al mismo tiempo, mientras yo las miraba con una sonrisa.
-Me alegra mucho que les agraden mis diseños, aunque a mí se me ven mejor -susurré la ultima parte para no herir susceptibilidades- Ahora, no olviden que es sumamente importante que nadie descubra sus identidades. Pónganse estas pelucas para esconder sus cabelleras rubias -les comenté, y ambas se colocaron un par de pelucas negras-. Y no olviden sus antifaces –continué, entregándoles a cada una un antifaz del color de su kimono, y entonces sonreí ante el resultado.
-¡Aaaaah! -exclamó Mawile, quien estaba con nosotras en la habitación- ¡Se ven exactamente iguales a ti! ¡De no ser por mi nariz las hubiera confundido! -comentó ella, lo que era exactamente lo que yo quería lograr.
-¡Anna! ¡Lise! -las llamé, y ambas alzaron las manos y modelaron para mí- Recuérdenlo, nadie debe de descubrirlas, si alguien les pregunta sus identidades, pueden decir que son Valerie, eso lo hará más divertido -declaré.
-¡Valerie Flareon está de acuerdo! -exclamó Anna- ¡Valerie Vaporeon está de acuerdo! -exclamó Lise, y yo sonreí ante ellas- ¿Vestirá un kimono con nosotras, señorita Valerie? -preguntaron ambas al unísono.
-Lo haré, pero no les diré cual -comenté, y ambas exclamaron a manera de queja-. Ahora, fuera las dos, me toca vestirme. ¡Diviértanse! -comenté, y entonces toqué la puerta del baño de mi habitación- Ya puedes salir, Paget -comenté, y Paget salió del baño vistiendo mi kimono de Jolteon, sumamente apenada debo agregar.
-Ama Valerie… esto es vergonzoso -agregó Paget, pero si se veía divina, tiene unas muy buenas piernas, y es alta, casi siento envidia, se le ve mejor que a mí-. ¿Por qué tengo que vestir este kimono? Con peluca negra, además -comentó mientras yo le entregaba su peluca.
-Porque, eres mi cómplice para que yo, pueda pasar algo de tiempo con el profesor a solas -le expliqué, y Paget me miró confundida-. Veras, Paget, eres de las pocas personas que sabe que el profesor y yo somos novios. Pero por diversas razones, no puedo salir con él bajo la mirada del ojo público, en especial, porque cierta reportera, solo está esperando el momento en que me distraiga para hacerme la vida imposible. Reportera que no resistirá la tentación de venir a pasarse el rato en mi fiesta -le comenté.
-Ama Valerie, así que… soy la señuelo -concluyó ella extrañada, y yo asentí a sus palabras-. Anna y Lise están aquí para generar más confusión -dedujo ella, y yo volví a asentir-. Ama Valerie, ¿cómo está segura de que Malva estará aquí? -preguntó, y yo sonreí.
-Porque yo la invité por supuesto -comenté, Paget suspiró contrariada-. Ahora, no te quites la peluca por nada del mundo, baja y busca al profesor, y dile que suba al segundo piso. Si él piensa que eres yo, entonces el disfraz es perfecto, y Malva lo pensará también cuando te vea hablando con el profesor -comenté, empujando a Paget fuera de la habitación- Y, por último, para asegurarme de que el engaño sea perfecto, tú vas a seguir a Paget a donde vaya –comenté en dirección a Mawile.
-¿Yo? -se apuntó Mawile, y yo comencé a cambiarme- ¿Segura que no me necesitas para cuidarte? No quiero dejarte sola, ¿qué pasa si te transformas en una Eevee? ¿Y si te vuelve a pasar lo de hace dos días? -me bombardeó de preguntas, mientras yo terminaba de acomodarme el kimono de Espeon.
El kimono de Espeon, era el kimono más similar a mi kimono de cuando era una líder de gimnasio, siendo de un suave color morado, con las mangas y esquinas de mi falda de un morado un poco más fuerte. Lo confeccioné con la falda un poco más larga que el de los otros kimonos porque comenzaba a hacer frio, aunque las calcetas de un rosa suave que llevaba, eran bastante cálidas. Alrededor de mi cintura llevaba una banda roja, como la joya de la frente de un Espeon, misma que también llevaba adornando una diadema que llevaba en la frente, diadema que, como siempre en mis kimonos, tenía unas orejas de Espeon. Finalizaba el conjunto, con una gargantilla morada con adornos de olanes. Tras admirarme en el espejo, noté la mirada preocupada de Mawile, por lo que la miré, me agaché, y le froté la mejilla.
-Mawile, ya sé que estás asustada por lo que pasó en la Galería de la Fotografía, pero tienes que confiar en mí -le comenté, y Mawile se limitó a bajar la cabeza, sintiéndose intranquila- Solo vamos a separarnos por unas cuantas horas. Eres mi Pokémon, y mi mejor amiga, no te mentiría. Aún si no estás a mi lado, no voy a ir a ninguna parte, volveré contigo, y si algo me pasa, sé que tú vas a encontrarme -aseguré, y Mawile alcanzó a sonreír un poco para mí.
-¡Ama Valerie! ¿Está visible? -interrumpió Paget nuestro momento, pero para terminarlo, y que Mawile estuviera tranquila, le di un gentil beso en la frente a Mawile, antes de dirigirme a la puerta, posando como una chica kimono.
-Déjalo pasar, Paget -comenté, y Paget empujó al profesor dentro de mi habitación, y cuando lo hizo, el profesor me miró, y se sonrojó, lo que desmoronó mi valentía en ese momento-. Ah… Pa-Paget… -comenté con voz temblorosa, por lo que Paget se asomó para verme-. Llé-llévate a Mawile contigo… -le comenté, pero Paget me dirigió una mirada que decía: "Ama Valerie", con todas sus letras- No voy a hacer nada malo… ni quisiera tengo el valor de mirarlo a los ojos en estos momentos… -me defendí, Paget lo pensó unos instantes, pero ofreció su mano a Mawile, quien la tomó, y salió de la habitación mientras me miraba con preocupación-. Ho-hola… Agustín… -comenté sin poderme concentrar.
-Ah… hola… - comentó el profesor, quien me escaneaba de arriba abajo, lo que noté, y el notó que noté, por lo que se preocupó-. No estaba… -se defendió él, yo estaba apenada, pero debía tomar valor.
-Agustín… no me vestí así para que no me vieras… puedes escanearme todo lo que quieras… preparé este kimono para ti de todas formas… -le comenté, aunque él en verdad que estaba sobresaltado-. El de Umbreon era más… incomodo… -le comenté, tratando de tranquilizarlo.
-Cuando vestía de Umbreon, usted llevaba la agresiva iniciativa -me comentó el profesor, y yo asentí en ese momento. Además, aquella vez Drapion venía a cuidar de mí para tranquilizarme, lo que me recordaba, que esta vez no tenía Pokémon acompañante.
-¿Me llamaste? -escuché, me viré, y grité aterrada cuando Abra de pronto apareció en mi habitación. De la sorpresa tropecé, y caí llevándome al profesor al suelo conmigo- ¿Estás bien? Te dije que cuando me necesitaras aquí estaría contigo -me comentó Abra.
-¿Cómo supiste que…? -intenté decir, aunque, de pronto escuché la risa porcina de Abra, que se burlaba de mí tras haber caído en brazos del profesor- Agu-Agustín… -comenté preocupada, el profesor al parecer estaba igualmente incomodado- Lo lamento -comenté, y con su fuerza psíquica, Abra me levantó de brazos del profesor.
-No… no se fije… -me responde el profesor, quien entonces mira a Abra-. ¿Ese es mi Abra? Pero pensé que lo recogeríamos mañana en el laboratorio. ¿Cómo llegó aquí? -me preguntó el profesor.
-Ah… él me dijo que estaría aquí cuando lo necesitara y pues… aquí está… -comenté, el profesor solo miró a Abra con sorpresa, y Abra flotó por la habitación alegremente, sin que le importara nada más- Pero es mejor así, ya con un Pokémon, me siento más tranquila -comenté.
-Me alegra que esté más tranquila, pero yo estoy muy confundido -lo sé, y lo lamento-. Sé que le prometí que saldríamos si lográbamos entretener a los campistas, pero… -está molesto, puedo olerlo. Hice planes sin su consentimiento, es natural que no sea de su agrado todo lo que está pasando, pero, si tan solo pudiera entenderme, que desesperadamente necesito avanzar.
-Él también quiere avanzar -me llama la atención Abra, y viro para verlo-. Tranquila, él solo está sumamente preocupado por estar dentro de la habitación de una chica a solas. No está realmente enojado -me explicó, y miré al profesor, sintiéndome en extremo apenada.
-Es por la habitación entonces -comenté, y el profesor asiente, tembloroso-. Gracias por la explicación, Abra. Intentaré ser más comprensiva con el profesor -le comenté, Abra asintió y continuó flotando por el lugar- Lo sacaré de aquí para que se sienta más tranquilo, profesor, solo debo prepararle un disfraz -sonreí, y el profesor me mira con curiosidad-. Hay una razón… por la que ni Anna, ni Line, ni Paget están vistiendo como Umbreon -comenté, miré a Abra, y él saludó militarmente.
-¡Entendido! -desapareció Abra, y reapareció unos instantes más tarde, vistiendo una camisa negra y pantalones negros que se sostenía con su fuerza psíquica- Esto es lo que más se parece a lo que estabas pensando, que encontré en la habitación del profesor -me explicó Abra.
-Oiga, esa es mi ropa -le quitó el profesor su ropa a Abra, quien volvió a reírse porcinamente-. ¿Va a decirme que no planeó esto? ¿Cómo hizo que Abra entrara en mi habitación sin decirle absolutamente nada? -me preguntó.
-Abra es un Pokémon Psíquico, puede leer mi mente -le comenté, el profesor entonces me mira con cautela-. Aunque no me lo crea, esto no lo planee, iba a confeccionarle un disfraz desde cero, pero Abra apareció, y me ahorró algo de trabajo -le comenté, y el profesor me mira aún bastante confundido-. ¿Podría… ponerse eso? -le pregunto, el profesor se apena, y Abra es ríe porcinamente nuevamente- ¡En el baño, Agustín! -apunto apenada.
-Ah… claro… lo sabía… -responde el profesor, y entra en el baño para cambiarse, Abra entonces flota frente a mí, y por su risa porcina, sé que el profesor por un momento pensó que le estaba pidiendo que se cambiara frente a mí.
-¿Cómo supiste que necesitaba tu ayuda? -le pregunto a Abra, mientras saco de mi mochila algo de tela negra, y comienzo a cortar. Debo trabajar rápido, esta vez no tengo tiempo para ser muy perfeccionista, aunque puedo usar la diadema de mi kimono de Umbreon para ahorrar pasos.
-Estaba dormido, pero de pronto sentí mucha energía -me comenta Abra, mientras yo continúo cociendo-. De pronto, podía escuchar tu mente, y todo lo que querías hacer. Me tomó un poco de trabajo saber dónde estaba este lugar, pero algo me decía todo el tiempo a donde ir, donde doblar la esquina, donde atravesar las paredes, y de pronto, aquí estaba -esto, es demasiado curioso. La verdad es que este plan fue tan espontaneo, que no había siquiera contemplado la presencia de Abra. De pronto, veo las cascadas de lágrimas cayéndole de los ojos.
-¿Estás leyendo mi mente? Oye, no fue a propósito, planeaba usar este kimono mucho después -me quejé, pero él seguía llorando-. No tengo tiempo para esto, Abra, tú tienes la culpa por leer mi mente -le comenté, no era mi culpa el que Abra fuera un fisgón.
-¿Fisgón? ¡No es mi culpa que narres todo lo que piensas en esa cabeza tuya! -no sé cómo defenderme de esas acusaciones- No puedes defenderte, tu cabeza es un libro, puedo leer todo lo que estás pensando. Sé inclusive que estás alegre con mi presencia -bueno, la verdad es que sí me ha ahorrado muchos pasos. No es como que pueda zurcir un pantalón y una camisa en minutos y sin tomarle las medidas al profesor- Oh, esa es una forma curiosa de tomar medidas, jejeje -¿te importaría…?
-¿…dejar de leer mi mente? -me quejé, pero su risa porcina no dejaba de burlarse de mí- Y no estaba… pensándolo tan vergonzosamente. Así que deja de burlarte -me quejé, pero Abra solo posó malévolamente
-¿Pensando qué vergonzosamente? -pregunta el profesor, ya fuera del baño. Por las distracciones de Abra, me atrapó hablando sola- Me ofrecería a quitarle a Abra de encima, pero no traigo su Pokébola -me comenta, pero yo solo puedo escanear al profesor de arriba abajo, es la primera vez que lo veo vistiendo algo que no sea su bata de laboratorio, se ve…
-¿Atractivo? ¿Guapo? ¿Cómo un príncipe en tus sueños más apasionados? ¿Has reiterado que la atracción física que sientes por el profesor es genuina? -¡Basta! Por la vergüenza no puedo concentrarme. ¡Deja de leer mi mente!- Deja de narrar mientras fantaseas con mi entrenador. Es de muy mal gusto -no puedo evitarlo, es la primera vez que lo veo así.
-Tu Abra… es muy molesto… Agustín -me quejo, pero a Abra parece no importarle-. Sé que no es mucho, pero… tu disfraz… -le ofrezco, entregándole una máscara de antifaz con la forma del rostro de Umbreon, y la diadema de mi kimono con la forma de las orejas de Umbreon, el profesor lo mira, y yo saco una máscara a juego, con el antifaz siendo en este caso el de un Espeon-. Si quiero… que me vea como algo más que una novia… primero debemos ser amigos… y tanto Umbreon como Espeon… -comenté.
-Evolucionan por amistad… -respondió él, y yo asentí a sus palabras, antes de tomar un pliego de tela de mi mesa de trabajo, y entregársela al profesor-. ¿Una capa? Es la primera vez que uso una -me comenta modelando la misma, aunque, se la amarró mal.
-Así no va, si la amarras así, te vas a lastimar el cuello con las cuerdas -le comento yo, abriéndole el cuello de su camisa, colocando las cuerdas alrededor del mismo, y bajando el cuello, como si estuviera atando una corbata, y termino de arreglarle la capa al profesor, lo que, me doy cuenta que me deja muy cerca de su rostro, mientras nos miramos fijamente. He quedado en una posición muy incómoda-. Ah… yo… -no sé qué decir, estamos tan cerca que un leve empujón…
-¡No se diga más! -exclama Abra, desaparece, reaparece tras el profesor, y lo empuja, forzando un beso descarado- ¡Estoy ayudando! -exclama orgulloso, pero yo estoy sumamente molesta.
-¡Estás arruinándolo todo! -me quejo mientras lo persigo. De haber sabido que Abra era así de descarado, no le hubiera pedido ayuda- ¡Ven aquí! ¡Abra! -tomo mi almohada y se la arrojo, pero nada puedo hacer para atrapar a la sabandija de risa porcina.
-Oye, deberías estar feliz, solo cumplí con los deseos del profesor -¿de qué estás hablando?- El que pensó en el beso fue él -apunta, y noto al profesor, sumamente apenado, cubriéndose el rostro sin querer verme.
-¡Abra…! -se fastidia el profesor, y Abra se esconde detrás de mí, aterrado- Estás… molestándome bastante. ¿Quieres parar ya? Señorita Valerie… lo siento mucho… yo no quería que Abra pensara que…
-Lo quería… -interrumpo, el profesor me mira sumamente apenado-. Usted… quería besarme… Abra le leyó la mente… usted… llevaba la iniciativa esta vez -sé que la palabra no existe para los Pokémon, pero gracias, muchas gracias Abra. Ahora comprendo mejor los sentimientos del profesor.
-Ah, yo sí sé lo que es gracias, de nada –me comenta Abra, esta vez con palabras tranquilas, incluso pensaría que entusiastas. Abra, era muy molesto, pero tenía un hermoso corazón-. Cuida bien del profesor, es una buena persona. Sé que es tímido, pero, de verdad está muy feliz de estar contigo –terminó, por lo que dirigí una mirada de picardía al profesor.
-Agustín, tu Abra acaba de decirme que estás demasiado feliz de tenerme a tu lado. ¿Es eso cierto? –me burlo un poco, el profesor desvía la mirada, no queriéndolo aceptar. Pero, en estos momentos, no tiene que ocultar nada-. Príncipe Umbreon –comento yo, ganando su atención-. Me haría muy feliz, si en esta noche de disfraces, pasaras la noche conmigo, sin el temor de los ojos curiosos a nuestro alrededor. Al menos por una noche, nadie puede juzgarnos –finalicé, extendiendo mi mano, esperando impaciente las reacciones del profesor.
-Esto, es un plan tremendamente elaborado, y demasiado arriesgado, señorita Valerie –me reprende el profesor, y mi valor nuevamente se esfuma, mientras siento que mis acercamientos al profesor son negados. Bajo mi mano deprimida, pero él se aferra a ella con la suya, mientras se coloca el antifaz-. Eso es lo que diría, si fuera el profesor Agustín Sycamore. Pero en estos momentos no lo soy, ya que en estos momentos soy un Umbreon –se burla el profesor, y siento la emoción de que por fin ha bajado la guardia.
-¡Esp peon esp! –exclamo alegremente, aunque su mueca no se hace esperar- Si quieres saber lo que significa, tienes que hacer que esta noche me divierta mucho, Umbreon –me burlo un poco, el profesor suspira, pero me invita a salir de la habitación, bajamos al primer piso, repleto de personas disfrazadas de Pokémon, y nos perdemos entre la multitud.
Claro que, estemos usando disfraces o no, de todas formas, tenemos que tener cuidado. Pero siento que el profesor está siendo más condescendiente conmigo de lo habitual. Parece que el estar disfrazado de un Umbreon, sea un traje algo obvio o no, le ha dado algo de valor. Lo noto cuando me toma de la mano, y me guía por la celebración, ante los ojos de todos los presentes, quienes simplemente no nos reconocen.
Hay mucha gente a nuestro alrededor, no reconozco a muchos, ellos seguramente no me reconocen tampoco, y si lo hicieran, solo tendría que negarlo, ya que he preparado señuelos, dos de las cuales, actúan como si fueran yo, tomándose demasiado enserio el papel. Una Flareon y una Vaporeon, juegan con los niños pretendiendo que hablan Pokémon, desvían la atención justo como yo quería que lo hicieran, pero, la verdadera señuelo, es Paget.
No tardo en encontrar a Paget, con Mawile tomándole de la mano, aparentemente Mawile me nota, pero asiente alegremente, mientras pretende que habla con Paget. Mi amiga y empleada sigue el juego, y no tardo en notar la razón… Malva… solo basta con pensar en ella para sentirme triste. Malva está allí, escondida entre la multitud, vigilando a Paget en todo momento, aunque lo hace con un aroma de duda, no importa cuanta gente haya a nuestro alrededor, los aromas de Malva son muy fáciles de reconocer. Mira a Paget, piensa que soy yo, pero al mismo tiempo, no está segura. Con su traje de Pyroar, que yo sabía que ella elegiría, se pasea cerca de Paget todo el tiempo. Para no ocasionar ningún problema, tiro de la mano del profesor en la dirección contraria, alejándome de Malva lo más que pueda, hasta un lugar más concurrido. No me di cuenta hasta muy tarde a dónde lo estaba guiando.
-Señorita Vale… quiero decir, señorita Espeon… ¿no cree que esta parte es un poco? –lo noté incluso antes de que el profesor lo mencionara. Estamos rodeados de gente que baila a nuestro alrededor. Terminamos en la pista de baile- Le confieso que no sé bailar de forma juvenil –agrega el profesor apenado.
-No quería que bailáramos, aunque no me molesta hacerlo –le comenté al profesor-. Intentaba alejarnos de conocidos potenciales, joven Umbreon. Aunque siento que nos compliqué un poco la noche –le comenté-. ¿No quiere bailar? –le pregunté, aunque era evidente que él estaba más que nervioso.
-Tengo dos pies izquierdos, y una cadera muy poco preparada para seguirle el ritmo –me respondió él, lo que debí haberme imaginado. Es verdad, a mí no me molesta bailar en una discoteca al ritmo de la música moderna, pero a él seguro le pasa algo si lo intenta. Momentos como estos me hacen pensar que debí haber considerado la diferencia de edades-. Lamento no poder complacerla esta vez. Si fuera algo un poco más… diferente, no me molestaría bailar con usted, señorita Espeon –es deprimente, pero supongo que no hay nada que pueda hacer.
-Tal vez tú no, pero yo sí –exclamó Abra, quien nos había estado siguiendo todo el tiempo, aunque no entendía yo a lo que se refería, mientras Abra desaparecía, aparecía frente al encargado de la música, y usaba sus poderes psíquicos sobre él, antes de regresar a nuestro lado segundos más tarde.
-Abra, ¿qué hiciste? –pregunté, y solo obtuve su risa porcina como respuesta, mientras el encargado de la música apagaba la misma, molestando a todos los presentes en la pista de baile. El encargado de la música comenzó a frotarse la frente, como si intentara recordar algo importante pero no lo conseguía- Abra… -insistí, pero pronto mi mente se distrajo en una extraña y peculiar canción de piano, que el encargado de la música comenzó a tocar.
-¿Corazón Inquebrantable? –mencionó el profesor, llamando mi atención, las luces del lugar comenzaron a disminuir, y estas cambiaron a un tono azulado y oscuro, algo melancólico y triste- Sé qué usted no planeó esto, no hay forma posible de que usted sepa el significado de esta canción para mí después de todo… pero… ¿quisiera bailar esta pieza conmigo? –preguntó el profesor, ofreciéndome su mano. Confundida, tomé la misma, y el profesor, acomodándome como a una princesa que compartía un vals con su príncipe, comenzó a guiarme en un baile tranquilo, mientras la gente a nuestro alrededor, por alguna razón nos daba espacio, como si supieran que esta pieza, era solo para nosotros. El momento era bastante romántico, pero, por alguna razón, el profesor se sentía triste y distante.
-Agustín… -comencé, el profesor me miró fijamente, yo no podía hacer otra cosa que no fuera regresarle la mirada con curiosidad. No podía siquiera preguntarle lo que ocurría, estaba demasiado incomoda por los aromas corporales que emitía.
-Pensé que en estos momentos éramos Umbreon y Espeon –trata de bromear, pero en estos momentos, no sé si sea lo correcto- Lo lamento, creo que Abra encontró algo en mi mente, una de las pocas canciones que soy capaz de bailar. Supongo que, intentando que el momento fuera especial, comunicó esta canción al encargado para que así tuviéramos algo que bailar juntos –me explicó el profesor, yo no sabía siquiera si él deseaba una respuesta o no, solo continué bailando con él, dejándome guiar-. Esta canción… la compuso Lysandre para mí y para Diantha… hace varios años ya… -me explicó el profesor, y sentí mi corazón partirse un poco.
-Así que, era una canción especial para usted… entiendo… -sé qué hace tiempo debí haber superado los celos de escuchar al profesor hablar de su pasado, y de sus relaciones. Debería concentrarme en el momento actual, pero el profesor, aparentemente aún vivía en el pasado- Si esta canción lo deprime. Tal vez deberíamos dejar de bailarla –comenté entristecida.
-¿Deprimirme? –comenta él- No, este sentimiento no es depresión, es nostalgia, por tiempos que jamás regresarán –comentó el profesor, cerrando su mano firmemente alrededor de la mía- Hacía tiempo que no escuchaba esta canción.. pero… me alegra bastante, el poder asociar esta canción con un momento especial nuevamente. Valerie… sé que no planeaste esto pero… en estos momentos estoy inmensamente feliz de poder asociar esta canción contigo -¿conmigo?
-Agustín… se supone que me llames Espeon en estos momentos –susurré, temiendo que alguien a nuestro alrededor pudiera reconocernos, pero…yo tampoco estaba teniendo cuidado- ¿No estás deprimido por escuchar esta canción entonces? ¿Por qué quieres asociar esta canción conmigo ahora? –no sé qué pensar, no sé qué hacer, solo existo en este momento.
-¿Por qué no querría asociar una canción que escribió un amigo para mí, un amigo que significó tanto para mí, con uno de los momentos más especiales de mi vida actualmente? –responde él, ¿qué se supone que debo pensar? ¿Qué se supone que debo decir? ¿Qué se supone que debo sentir? No tengo la menor idea- Valerie, hasta hoy, esa canción significó tristeza y arrepentimiento para mí. Pero hoy, puedo por fin darle un nuevo significado. Esta canción, no volveré a llorar al escucharla, sino que permitiré que mi corazón se llene de calidez, recordando este momento –el profesor deja de bailar, me mira fijamente, pero yo tengo tanta vergüenza, que no puedo siquiera mirarlo a los ojos.
-¿Estás seguro de que deseas asociar esta canción ahora conmigo? ¿No te arrepentirás? -¿qué estoy haciendo? El profesor está entregándose al momento, debería estar feliz, debería aceptar sus acercamientos. ¿Entonces? ¿Por qué tengo miedo de esto?
-¿Por qué tienes miedo? –escucho una voz, pero no es del profesor, proviene de mucho más lejos, desde mi corazón, y desde mi mente. Al menos, eso es lo que pienso. No es la primera vez, que me niego a aceptar mis propios sentimientos. Los negué frente a Kirlia, los negué frente a Aromatisse, los he negado tantas veces, frente a Illumise y Volbeat. La primera vez que no los negué, fue frente a Luvdisc, pero desde entonces, sigo negando mis sentimientos, al mismo tiempo que intento aferrarme a ellos.
-Estoy cansada… de negar mis sentimientos… -confieso, el profesor me mira con curiosidad, no lo entiende, no debe entenderlo, soy yo la que tiene que entenderlo-. Si usted quiere asociar esta canción conmigo… no tengo razón para no aceptarlo… siempre que yo la escuche, yo también la asociaré con este momento –sonreí, de verdad estaba sonriendo, sentía vergüenza, sentía miedo, pero en verdad, sentía que deseaba esto-. Pero… necesito algo más fuerte que solo palabras bonitas… para recordarlo… Agustín… -finalicé, él me mira, y suspira.
-Entonces… no te dejaré olvidarlo… Valerie –ante la mirada atónita de todos los presentes, quienes puede que nos reconozcan o no lo hagan, por vez primera, el profesor me besa a mí. No es un robo descarado e imprudente como en el acuario, no es un secreto como fue bajo el puente, no fue una travesura como aquel choque inocente en mi habitación, ni una esperanza vacía, como la vez que me regresó el aliento mientras era una Eevee y me ahogaba en un estanque. Este beso, era real y correspondido. Este beso era mágico-. Creo que realmente te amo… Espeon… -se burla el profesor tras separarse de mí, mientras sostiene aún mi barbilla.
-Esp peon esp, Umbreon –le respondo, apenada, aunque él seguro no lo entiende. Pero va a entenderlo-. Te amo profundamente, Agustín… -le respondo, y lo recompenso con mi propio beso. No me importa si nos descubren, no me importa si está bien o está mal, no me importa, que el profesor haya tenido toda una vida tras de él, una vida que no conozco, y que no debe de importarme. Solo importa, que ahora la comparto con él. He dado el primer gran paso, este es, nuestro corazón inquebrantable.
