Les cuento que escribí tres versiones distintas de este capítulo, y este es el que más me satisfizo. Como ya me resigné a que habrá una tercera temporada, he estado intentando tomarme un poco de libertades creativas sobre la ya de por sí libertad creativa que es escribir una historia. Por ningún motivo esta historia va a ser eterna, y aunque vaya a haber una tercera temporada, la actual necesita un cierre, y es en ese cierre en el que estoy trabajando en estos momentos. Así que, mientras ese cierre llega, puede que haya temas por aquí y por allí desordenados, pero que en conjunto se dirigen a ese cierre. Espero que este capítulo no sea muy difícil de leer para ustedes.

Xtractor68: El que Valerie sea una adolecente es lo que hace su relación con el profesor tan difícil de escribir, pero ya estoy acostumbrándome a trabajar con personajes con diferencias muy marcadas de edad, lo hice en Saint Seiya, lo hago en Pokémon, así que ya debería estar acostumbrado. El papel de la gran abuela claro que es el de la figura materna que Valerie ha perdido, por ello se ancla mucho en ella, pero al mismo tiempo Valerie tiene que crecer y valerse por sí misma, no vaya a ser que vea al profesor como un padre postizo que como novio jajaja. Lo de Bonnie es debatible, más de eso en este capítulo. Lo de Quagsire también te lo voy a dejar pendiente.

astridgmc: Antes de contestar tu review, no puedo evitar pensar que me quieres vender vitaminas cada vez que escribo tu nombre para contestar un review (por lo de GMC). Y bueno, en una buena relación en ocasiones es necesario tener un buen pleito. No vaya a ser que una de las partes diga: "en las buenas como quiera, pero en las malas hay te vez", así que me pareció importante tener un capítulo más… fuera de lo común creo. En fin, que disfrutes lo que sigue.


La chica que quería ser un Pókemon.

Segunda Temporada.

Capítulo 22: La belleza humana.


Región Kalos. Pueblo Fresco. Resort Pueblo Fresco. Restaurante del Resort.

-¡Kachiu! –estornudé de repente. La mañana había amanecido demasiado fría, y aunque en un principio no me lo había parecido, aparentemente había captado un leve resfrío, aunque no fuera nada que un café no pudiera quitarme… no es que disfrute el café, es amargo, y sin al menos unas cuatro cucharadas de azúcar no puedo beberlo… pero este, aparentemente es un nuevo ritual matutino del profesor y mío, uno que nos hace parecernos a una pareja de recién casados, así que me acostumbraré a la cafeína con tal de conservar esta imagen mental tan placentera.

-Eso… fue demasiado adorable –comentó el profesor, con café en mano, y con el rostro extrañamente ruborizado. En estos momentos nos encontrábamos todos desayunando en el restaurante del Resort de Pueblo Fresco. Los campistas estaban divididos en varias mesas desayunando, aunque noté que ellos interrumpieron su desayuno para virar y observarme, todos con un leve rubor en sus rostros. Incluso algunos turistas viraron para verme-. Entiendo que tenga frio y que, por la posibilidad del anuncio de una tormenta de nieve, haya decidido quedarse en su pijama ya que no podemos salir con el clima como se pronostica, pero… no me imaginé que su pijama fuera así de… curiosa… si le sumamos a eso la forma en que estornuda, es demasiado adorable –terminó el profesor.

-No suelo usar pijama de Eevee, Agustín, pero en este caso no tuve opción -ayer que llegamos al Resort de Pueblo Fresco, la temperatura bajó de golpe. No podía dormir, por lo que tomé la triste decisión de sacrificar mi kimono de Eevee, y remendarme algo más caliente. Así pues, en estos momentos, estaba vistiendo un pantalón tipo pants grueso del color del pelaje de Eevee, y sobre este, una sudadera café con el cuello asemejando a la melena café suave en el pecho de Eevee para mantener el calor. Esta sudadera venía equipada con un gorro con las orejas de Eevee, que en esos momentos no llevaba puesto porque… bueno, es ridículo verme así de infantil frente al profesor, prefería que viera mi rostro y mi cabello, no un par de orejas de Eevee. Supongo que por eso mismo me decidí a traer zapatillas de noche normales en lugar de mis pantuflas de Eevee con la forma de sus patitas. Aunque, pese a los infantiles, y por alguna razón vergonzosos, aditamentos adicionales que no estaba usando en estos momentos, diferente de otros pijamas, yo me encargué de que esta estuviera perfecta, y correctamente pegada a mi cuerpo para no perder mi figura femenina. Malva usaba más un mameluco de Ponyta, si la hubiera visto, no la pensaría atractiva en absoluto, profesor. Mientras yo, puedo presumirle las bondades de mi cuerpo con este pijama perfectamente confeccionado para presumir mis atributos. Es más, voy a fingir que me estiro para que pueda apreciarme mejor. Hago aquello y puedo olfatear los curiosos olores corporales del profesor, deleitándome en saber que soy físicamente atractiva para él, pero toda mi pose se pierde con otro estornudo-. ¡Kachiu! –acabo de perder todo el glamour.

-Estornudas como Pikachu congestionado –se burla de mí Mawile, comiendo un pan tostado a mi lado, mientras yo la miro con molestia y sorbiendo por mi nariz-. Te dije que ibas a enfermar si cuidabas al profesor como hiciste anoche –continuó burlándose ella, e iniciando el espectáculo de conversación Pokémon, que me hizo famosa en Kalos en primer lugar, ante los ojos de los campistas, aunque hace tiempo que no requería usar el lenguaje Pokémon.

-No quería que el profesor enfermara y perdiera un día de campamento… no sabía que iba a nevar toda la noche y que amaneceríamos con el riesgo de quedarnos encerrados en el resort. Por supuesto que iba a masajear al profesor con una toalla cálida –me quejé en su dirección, aunque sentí las miradas de picardía de Anna y de Lise, mientras el profesor desviaba la propia evitando contacto visual conmigo.

Para ayudar al profesor a recuperarse, la enfermera del hotel me recomendó que calentara una toalla en agua hirviendo, y que con ella masajeara los hombros, cuello, y brazos del profesor cuando se enfriara un poco… lo que significó que se quitara la camisa… y eso me hizo sudar tanto por las emociones diversas, que el aire frio en contacto con mi sudor me causó un leve resfrío… sumando eso a que me transformé en Eevee en la noche, perdiendo mi pijama en la transformación… me levanté ligeramente congestionada.

-¿Hizo lo suyo anoche, señorita Valerie? –preguntó Anna a la distancia, apenándonos a mí y al profesor- Se puede sentir la temperatura acrecentando en el restaurante –prosiguió Lise, como siempre la segunda-. Nosotras no hablamos Pokémon, pero seguro Mawile guarda secretos exquisitos –agregó ahora Anna, con demasiada picardía-. Y si bien sabemos que no va a traducirnos, mi hermana y yo estamos de acuerdo en que… -se apresuró a decir Lise, ambas intercambiaron miradas, y exclamaron con tono de burla al unísono-. ¡Queremos verla atendiendo al profesor! –comentaron ambas, intentando fastidiarme. Aunque el que tenga que ser la receptora de estas burlas es culpa de cierto profesor que decidió hacer pública la relación, y oh, voy a aprovecharme de eso.

-Comprendo que se sientan emocionadas, pero en estos momentos la enferma soy yo… y ya que no estamos ocultando nada. Cuídame, Agustín –fingí estar más enferma de lo que en realidad estaba, aunque el profesor no se lo creyó, y solo me acercó mi café-. ¿Le pusiste azúcar? –pregunté tomando el café con ambas manos.

-¿La insalubre cantidad que usted usa? No, solo dos cucharadas –comentó, demasiado tarde para mis papilas gustativas, que sacaron mi lengua por el amargo trago-. Ahora, por más que disfruto el saber que les agrada divertirse a expensas de la señorita Valerie, me temo que debo reiterar el compromiso de confidencialidad, lo que incluye no muestras de afecto públicas –insinuó en mi dirección.

-No vi nada de eso en el contrato, al menos cuando estoy enferma deberías ser un poco más considerado, Agustín –insinué, no es que quisiera ser muy directa, pero mi límite de tiempo estaba cada vez más cerca, y si estos campistas no van a delatarme, puedo actuar con un poco más de audacia, solo espero no la suficiente para verme como una desesperada.

-Lo lamento, pero es mi cuello el que está en la línea, no el suyo –eso sí puede ser un problema. El profesor entonces vira su rostro al noticiero, en estos momentos están dando el reporte del pronóstico de tiempo. Parece… que es probable que las condiciones sean adecuadas para continuar con el campamento después de todo-. Perfecto, la tormenta de nieve no llegará hasta caída la noche. Eso significa que podremos ir a la Grutas Heladas –ante la noticia, los campistas exclamaron alegremente.

-Visité las Grutas Heladas cuando pasé en mi viaje Pokémon, pero escuché que hay lugares en la gruta solo accesibles para los que se hospedan en Resort de Pueblo Fresco –comentó Brighton a Joy. Es verdad, por un momento olvidé que Brighton ya estaba muy adelantado en su viaje.

-Yo quería iniciar mi viaje este año también… pero mi madre me obligó a terminar mis estudios primero, que molestia –se quejó Joy, de verdad que todos estaban muy emocionados. Bueno, menos Ella y Oliver, que hacían dibujos de salsa cátsup en sus platos usando sus papas fritas como lápices. La imaginación de los niños me inquieta en ocasiones-. Dicen que profundo en las Grutas Heladas hay una formación mineral llamada la Roca Hielo, que evoluciona a Eevee en un Glaceon. No vaya a acercarse mucho, señorita Valerie, no sea que su ropa de pronto evolucione –vaya, se revela mi relación sentimental, y de pronto todos me tratan como a un campista más. ¿Qué ocurrió con lo de respetar a tus mayores y el respeto a las autoridades?

-Eso… puede que sea un problema –escucho a Brighton, mientras vira su mirada en mi dirección. Es en ese momento en que me doy cuenta del peligro potencial de estar en cercanía de las Grutas Heladas. ¿Qué tal si algo sale mal y me transformo en una Eevee y termino evolucionando en un Glaceon? ¿Qué pasa si la sola cuestión de estar cerca de la Roca Hielo en mi forma humana, evoluciona mi forma Pokémon la próxima vez que me transforme en una Eevee? Si me despierto en la mañana con la piel hecha hielo y siendo una Glaceon, todo se acabó, no podré volver a ser una humana si no evoluciono en una Sylveon, eso significaría que no logré ver al profesor como familia, y Darkrai vendrá por mí… bueno, esa última parte no me consta, pero, no quiero evolucionar en un Glaceon.

-¿Algo la inquieta? –me despierta de mi trance el profesor, y por fin mi atención en la remota posibilidad de ser forzosamente evolucionada en una Glaceon, debe entrar en segundo plano para poner atención a mi misión actual de que el profesor me proponga matrimonio de alguna imposible forma- Sabe, si quiere puede ir y platicar con los campistas en sus mesas, no me molesta del todo -¿cómo dice?-. Entiendo que, debido a su edad, esté más entusiasmada de pasar el tiempo con los campistas que conmigo –sorbo de mi aún amargo café ya que el profesor ha confiscado el azúcar, mientras lo miro con desdén.

-¿Es esa alguna forma de decirme que mi tiempo está mejor invertido con niños, Agustín? Tengo dos años más que Anna y Lise, en todo caso, la preocupada por con quien pasas el tiempo debería ser yo –agregué, el profesor se puso nervioso, y yo, terminé evadiendo la mordida de Mawile- ¡Espera que mi pijama de Eevee me costó mucho trabajo! –me quejé mientras sostenía las mandíbulas de Mawile para mantenerlas abiertas.

-Estabas pensando en cosas sucias, ¿verdad? El profesor se puso demasiado nervioso –declaró Mawile, comiéndose su pan tostado con la mandíbula libre, mientras la otra amenazaba con cerrárseme encima.

-No lo decía de esa forma, permítame ayudarla –comenta el profesor, haciéndole cosquillas a Mawile para que dejara de intentar morderme-. Escuche, no me voy a arriesgar a otra discusión. No quise decir que no disfrute su tiempo conmigo, quise decir que entiendo que es joven y que preferiría asociarse con otros de su edad. Será mi asistente, y mi novia, pero puede involucrarse en las conversaciones y pasatiempos de los campistas. Si quiere opinar en la conversación del joven Brighton, no se detenga por mí –lo entendiste mal, Agustín, pero no es como que tenga una forma de que lo comprendas. Suspiro un poco por su forma de ver mis relaciones humanas, pero reitero mi compromiso con mi relación actual.

-En realidad, me considero lo suficientemente madura para seguirte el hilo de conversación, Agustín. ¿O acaso requieres una demostración de que soy más madura de lo que…? ¡Oye! –me quejé, nuevamente atrapando las mandíbulas de Mawile, que como siempre me ataca sin piedad cuando intento hacer algún acercamiento que ella considera excesivo o subido de tono- ¿De qué lado estás? –me quejé.

-El profesor aún está asimilando tus acercamientos sobre el matrimonio, no le pongas más preocupaciones en sus hombros, déjalo respirar –al parecer Mawile no ha entendido que, antes de que termine el campamento, el profesor me tiene que proponer matrimonio para poder así verlo como un miembro de mi familia y evolucionar en un Sylveon, lo que de alguna manera significa que estaré libre de la maldición de convertirme en Pokémon, no puedo creer que acabo de pensar eso, ni que esto sea lo que se requiere para lograrlo, pero supongo que así son las cosas. Además, solo estoy siendo levemente agresiva en mis insinuaciones, aunque entiendo que lo que Mawile intenta hacer es que mis acercamientos no sean para nada similares a los de Malva.

-Mawile… -comenta el profesor, y comienza a hacerle cosquillas a Mawile nuevamente, hasta que me suelta- ¿Me decía algo antes de la interrupción? –respiro pesadamente por el miedo a las mordidas a Mawile, y lo niego rotundamente, no sea que esta vez no atrape las mandíbulas a tiempo- Bueno… ya que debemos regresar a las actividades de campamento, iré a separar a un guía y unos Mamoswine para el ascenso. Los primeros grupos salen al medio día, así que, hasta entonces los campistas pueden pasearse por el resort, con dos excepciones –el profesor mira en dirección a Ella y Oliver, y comienzo a comprender a lo que se refiere-. Sé que debe sentirse incomoda cuando entro en papel laboral, pero… me temo que, pese a nuestra relación, tengo que pedirle que se haga cargo para así yo poder concentrarme en mi trabajo atrasado –comenta él, evidentemente teniendo cuidado de no hacerme enojar. Debió ser toda una sorpresa para él el que me haya descargado de la forma en que lo hice ayer.

-Agustín, relájate un poco. Cuando estés a punto de volver a hacerme enojar te prometo que te lo voy a decir –intenté tranquilizarlo, aunque, la verdad es que me conmovía mucho su esfuerzo por mantenerse en mi lado gentil-. Además, sé que no soy ni Dexio ni Sina, pero vine a ser tu asistente, puedes darme ordenes si lo necesitas –aunque la verdad, también para mí es incómodo-. Te veré a medio día entonces –me despedí-. Ella, Oliver, vamos a la biblioteca a jugar un poco antes de las actividades de campamento –antes siquiera de pesármelo bien, siento sus pegajosas manos llenas de salsa cátsup seca y grasa de papas fritas contra las mías. De pronto, siento el peso de la maternidad prematura haciéndose presente. No es que quiera tener hijos aún, solo, sentí un instinto maternal en ese momento, un asqueroso y pegajoso instinto- Ew… bueno… pasemos a lavarlos primero –comenté, mientras Mawile a mis espaldas se burlaba de mí.

Biblioteca de Resort Pueblo Fresco.

Más que una biblioteca, la verdad era que el segundo piso del Resort de Pueblo Fresco era más un área de esparcimiento erróneamente llamada biblioteca. Claro que había libros, pero nadie mantenía el silencio en el lugar. Había juguetes regados por todas partes, que por alguna razón yo estaba levantando en ese momento. ¿De verdad se me metió el papel de madre momentáneamente en el cerebro?

Anna y Lise estaban en la biblioteca, compartiendo una mesa con Brighton y Joy, quienes les explicaban un juego de mesa, aunque no lo estaban jugando. Clemont me acompañó a la biblioteca, y en ese momento me ayudaba a recoger juguetes. No hacíamos conversación, el pobre simplemente se sentía muy fuera de lugar gracias a que Bonnie y Bridget estaban jugando a armar algún rompecabezas, y como él no tenía nada mejor que hacer, me hacía compañía. Aunque, podía sentir las miradas de Bonnie que gritaban: "no me he rendido de que cuides de mi hermano".

-¿No se ha rendido a pesar de que estoy saliendo con el profesor? –comenté al aire mientras Mawile, con su mandíbula auxiliar, depositaba varios juguetes en la caja de juguetes que yo llevaba. El comentario debió caer en oídos de Clemont, ya que se ruborizó en ese momento.

-No le haga caso a Bonnie por favor, ella siempre me avergüenza –exclamó Clemont, y la recolección de juguetes fue interrumpida por nosotros, aunque Mawile continuaba recogiéndolos-. Pero ahora que lo dice, señorita Valerie. ¿No le parece raro salir con el profesor regional? Quiero decir, nunca los vi juntos antes –nadie nos vio juntos antes.

-Por nuestras respectivas edades, considero lo mejor el que nadie nos haya visto juntos antes, ¿no lo crees? –comenté, y Clemont asintió a mis palabras- Y bueno, ya que salió el tema a relucir, considero pertinente agradecerte porque no vayas a irle con el chisme a los demás líderes de gimnasio, aunque seguro Viola ya abrió la boca y le dijo a Grant –concluí.

-Seguramente lo habrá hecho… Viola no es exactamente… muy confiable en ese ámbito –lo que básicamente significa que todos los líderes de gimnasio seguro ya lo saben o lo intuyen en este momento-. En todo caso… solo quería que supiera que cuenta con mi apoyo. Sé que ha vivido algún tiempo en Ciudad Luminaria, y que tiene problemas en su gimnasio actualmente… pero, si de algo puedo serle de ayuda, siéntase con la seguridad de preguntarme –vaya, estoy impresionada, Clemont ofreciéndome su ayuda.

-Ya me ayudas suficiente al prestarme a Heliolisk –pensé aquello en voz alta, un muy mal hábito de mi parte, Clemont simplemente me mira con curiosidad, supongo que ya no puedo ocultárselo-. Tu Heliolisk… digamos que suele escaparse a mi local, el Pokémon Café Mix, donde… puede que sea la mitad de un dúo de cocineros –comenté inocentemente.

-¡Sabía que ese Heliolisk me era familiar! ¡Bonnie y yo fuimos a comer allí una vez y, extrañamente, nuestra orden no llegó en mucho tiempo! –Heliolisk… no puedes simplemente escaparte cuando te dé la gana- No me molesta que Heliolisk vaya por allí haciendo platillos, pero, últimamente se me había dificultado encontrarlo, ahora entiendo por qué –lo lamento tanto.

-A decir verdad, el café no se sostendría sin Heliolisk… ¿puedo aprovecharme de que me acabas de decir que me ayudarás cuando lo necesite, dejándome explotarlo laboralmente? –lo último lo agregué como una ligera broma, Clemont pareció entenderla, y asintió- ¡Gracias! A cambio te daré el número de Paget, puedes llamarla cuando necesites a Heliolisk para que ella haga los arreglos necesarios en el local. Además, sé de primera fuente que está soltera, puedo comentárselo a Bonnie si lo prefieres –me burlé un poco.

-¡Por favor no haga eso! ¡Qué vergüenza! –es demasiado divertido molestar a Clemont, aunque, en el momento en que me entregó su celular para anotarle el número de Paget, sentí la mirada de: "cuida bien de mi hermano" de Bonnie, lo que me erizó la columna.

-¡Valerie! –exclamó Oliver, interrumpiendo mi momento de escalofrío, él y Ella estaban frente a un televisor, viendo videos de un canal llamado Pokémon Kids Tv, pero, al ser un canal interactivo, siempre que se les acababa un video tenía que ir a ponerles otro- ¿Puedes poner el de la granja de Ludicolo? -¿otra vez?

-Pero si ya han visto la granja de Ludicolo unas nueve veces –me viré en dirección a Clemont, quien asintió comprendiendo que iba a ocuparme, y fue con Bonnie, quien seguramente le está comentando que no se rinda y que me robe de brazos del profesor. Pero en estos momentos, mi atención debe dirigirse a Oliver, quien me toma de la mano y me lleva hasta el televisor-. ¿Qué tal un video más largo esta vez? Como el video de la Pokébola rodante, o uno de adivinanzas como encuentra el Pokémon –intenté negociar, pero Oliver decidió usar la principal moneda de cambio que llevaba, sus lágrimas traicioneras, por lo que tuve que acceder-. Está bien… por décima vez seguida, la granja de Ludicolo –les coloqué el video, y fui a recoger juguetes por los próximos tres minutos con catorce segundos que dura la canción, y básicamente voy a soñar con ella hoy en la noche.

-¡No sufra más, señorita Valerie! –comentó Anna, quien llegaba con su hermana Lise. Viré mi atención a la mesa de Brighton y Joy, estaban discutiendo, supongo que del juego de mesa, por lo que las gemelas desistieron de pasar el tiempo con ellos. Niños bobos, si se ve que Anna y Lise gustan de ambos. Una chica no se sienta simplemente a discutir juegos de mesa, les falta mucho conocimiento en el amor -¡Esta es la última vez que tendrá que escuchar la canción del Ludicolo! –comenta Lise, ambas planean algo, lo intuyo-. ¡Usted debe ponerse linda para el profesor! ¡No toleraremos que vaya así a la excursión! –exclamaron ambas al unísono.

-Obviamente no voy a salir en mi pijama a una excursión. Además, si no lo han notado, mientras mantenga mi gorro abajo no parece un pijama –mis explicaciones, sin embargo, cayeron en oídos sordos mientras ambas me miraban de arriba abajo, ya sé que no me veo glamorosa en estos momentos, pero tengo frio-. Oigan, ¿por quién me toman? Solo porque me relajé un poco no significa que haya dejado de ser Valerie, la líder de gimnasio de Ciudad Romantis, y reina de la moda de Kalos –esa última parte no será del todo cierta, aún, porque el título no existe, pero me tomo muy enserio mi gusto por la moda.

-No nos malinterprete, estamos de su lado, señorita Valerie –comenta Anna, y Lise continua-. La hemos admirado desde hace tiempo, solo queremos que las cosas entre usted y el profesor vayan bien –tras terminar Lise, Anna retomó la conversación-. Pero jamás la hemos visto en ropa Pokémon que no sea un kimono hasta ahora. No es que no nos guste, se ve hermosa, pero así no va a conquistar al profesor -¿conquistar? Chicas, creo que a estas alturas la relación entre el profesor y yo está más que clara-. Si no tiene ropa bonita, y no estoy diciendo que lo que lleva no esté bonito, podemos prestarle ropa nosotras -¿tan mal me veo?- ¡Solo queremos que viva un romance apasionado y pleno! –exclamaron las dos, ¿apasionado?

-Agradezco la oferta, pero ya tengo mi vestimenta cubierta –comenté, y ambas, tanto Anna como Lise, se apenaron y comenzaron a jugar con sus dedos haciendo remolinos en sus risos, mientras parecían intentar presumirme sus pulseras y aretes-. Esperen, ya sé lo que está pasando. ¿Querían llevarme a presumirme su gusto por la moda para que las haga mis discípulas? –ambas se estremecen, di en el blanco- No me molesta tomar más discípulas, a cómo van las cosas seguro Katherin termina migrando de todas formas, pero no es el momento ni el lugar, y no miento cuando digo que tengo la vestimenta adecuada para la excursión –ambas me miran con ojos de pena después de eso-. Escuchen… ambas son bonitas, y estoy segura de que hay un lugar en el gimnasio para ustedes, pero para poder considerarlo, primero tengo que recuperar mi gimnasio. Prometo considerarlo cuando eso ocurra –sonreí.

-¡Ya está! –gritaron ambas al unísono- ¡Victoria parcial, pero victoria a fin de cuentas! –estaban tan emocionadas, que se habían conectado mentalmente de una forma tan perfecta que daba miedo- ¡Muchas gracias por considerarlo, ama Valerie! -¿otras que van a llamarme ama Valerie? Ya tengo suficiente con Paget.

-¡Valerie! –tiró de mi falda Ella, todos quieren mi atención en estos momentos al parecer. Un vistazo desagradable a la maternidad prematura que ha estado abrumándome el día de hoy- ¡Canta rimas Pokémon con nosotros! –al parecer, el video que les había puesto se había terminado, y antes de que Oliver pudiera pedirme que le pusiera por onceava vez la granja de Ludicolo, Ella pidió que rimara con ellos la canción de tipos Pokémon que ahora sonaba en la pantalla.

-Le proponemos algo, señorita Valerie –me interrumpió Anna-. Nosotras cantamos con Ella y Oliver sobre el cómo Umbreon es débil al tipo lucha –prosiguió Lise-. Y usted va a ponerse guapa para el profesor –terminaron ambas. Repito a mis adentros, no voy a salir en pijama a la excursión, pero, no puedo negar que me serviría tener más tiempo para arreglarme mejor. Además, el escapar de las rimas Pokémon, es una oferta tan tentadora.

-Hecho –acepté el trato, y Anna y Lise fueron a cantar con Ella y Oliver… una canción sobre los Grookey saltando en la cama, y como hay un Ludicolo en esa canción también, a Oliver parece no importarle. Antes de que la siguiente canción comience, ya estoy a medio camino a mi habitación, con Mawile siguiéndome de cerca una vez que ve que me alejo de la biblioteca. De pronto me siento como la madre de Mawile, espero que no vaya a pedirme rimar con ella.

Habitación de Valerie.

-Apestas demasiado –se queja Mawile una vez que comienzo a perfumarme el cuerpo. Entiendo que sea una excursión, pero aún en una debo seguir moviendo los hilos del profesor, no veo cual es el problema- ¡No me culpes si un Beartic te confunde con su almuerzo! ¡Vas a atraer a los depredadores Pokémon con esa peste a bayas Qualot! –apuntó ella.

-¿Eso es algo que debería preocuparme realmente? Mi acondicionador es el que huele a baya Qualot. ¿Enserio eso atrae a los depredadores? –pregunté confundida, aunque, no era como que pudiera quitarme el aroma del cabello- Oh no, Mawile, debiste advertirme con tiempo. Ya es muy tarde para darme otro baño. Tendré que aceptar las consecuencias –comenté mientras arrojaba mi toalla sobre ella, y comenzaba a vestirme. Mawile tomó unos instantes para salir de debajo de la misma, y para cuando lo hizo yo ya estaba vistiendo una falda café del mismo tono que la piel de Eevee con unos leggings de un tono café un poco más profundo debajo, y colocándome un suéter del tono de su pelaje del pecho, de manga larga y cuello de tortuga para el frio, y sobre esta me coloqué una gabardina café que llegaba casi a mis pies, lo que me preocuparía de arrastrarla por la nieve si no fuera por las botas cafés de tacón alto que solucionan enteramente ese problema-. Mírame, ahora parezco una Eevee en forma humana también. ¿Qué te parece? –modelé para Mawile, quien gracias a pasar tanto tiempo conmigo, ya tenía cierto conocimiento de la moda, o al menos eso esperaba yo.

-Es… distinto a tus otros kimonos –eso es porque este no es un kimono, aunque solía serlo, me faltaba tela y tuve que deshacer mi kimono de Eevee, pero al no ser una evolución, no me afectaba tanto-. ¿Qué hay de la cola? –preguntó ella, y sostuve los cinturones para amarrar la gabardina, cerrándome la misma, amarrando un moño detrás de mi espalda, y meneando un poco la cadera para mover mi cola de cinto, afelpado con algodón para asemejar a la punta de la cola de Eevee- Pasable, muy delgada pero pasable. Pero olvidas un detalle, las orejas –yo nunca olvido un detalle cuando de moda se trata.

-Lamento desilusionarte, pero sí pensé en las orejas –comenté sacando un gorrito de lana que tejí aquella misma mañana antes del desayuno. Hice un esfuerzo inspirándome en la Venusaur del profesor, que me recordaba la calidez de una abuela, por lo que quise tejer. El resultado fue un gorrito redondo con un par de orejas de Eevee muy coquetas-. Como parte del conjunto está muy bien en mi opinión, pero… me peiné muy bien, y me gustaría que el profesor lo notara, no me tardé tanto haciéndome un alisado más firme para arruinarlo con un gorrito –compré un acondicionador especial inclusive, el de baya Qualot tristemente, sé que estamos de excursión, pero, la lucha se hace.

-Eso… es una sorpresa… -¿qué exactamente?-. Valerie, ¿te das cuenta de que es la primera vez que quieres que el profesor te vea como una humana? -¿disculpa? Soy humana- Siempre que sales con el profesor, vistes de forma muy extravagante. Sé que es cosas de humanos, que es por atraer las miradas de las parejas potenciales como dijo Chatot. Y sé además que el profesor gusta de verte vestida de forma extraña, pero… este… no kimono… bueno… -¿no te gusta?

-No me digas que no te gusta –exclamé preocupada-. Serás un Pokémon, pero tengo confianza plena en tu sentido de la moda… y ya sé que no es un kimono, pero hace mucho frio, está nevando, y vamos a subir una montaña. No hay lugares calentitos para usar un kimono, que los kimonos se supone que sean frescos. Oh no, debo cambiarlo rápido –entré en pánico, pero Mawile me detuvo, agradecí que esta vez no fuera con su mandíbula auxiliar.

-Ponme atención, no se ve mal, te vez muy atractiva –entonces, ¿cuál es el problema?- Valerie… este no kimono… está inspirado en un Eevee, pero no pareces una Eevee -¿eh? Pero, el gorro. Le muestro el gorro, pero ella lo niega fervientemente-. ¡No estás escuchando! ¡Tu conjunto está perfecto así como está! ¡Es la primera vez que pareces más una humana que una Pokémon mientras vistes kimonos o no kimonos! ¡Está vez el profesor puede ver tu belleza humana! –mi belleza… humana… espera, pero…

-¡Esa no era mi intención! –me quejé mientras me miraba en el espejo, modelando mi conjunto- Pero llevo cola… y los colores… y la pechera de Eevee, tal vez si me pongo el gorrito –aproximo mi mano a mi cama, en dirección a mi gorro, pero encuentro la mandíbula de Mawile en el camino, cierro mis ojos comprendiendo que no voy a poder evitar la mordida esta vez, pero Mawile no está presionando, solo mantiene mi mano encerrada entre su mandíbula, ni siquiera me está salivando.

-Valerie… -comienza ella, y me suelta la mano, yo la miro con curiosidad-. Entiendo que amas a los Pokémon, entiendo que quieras vestirte como Pokémon. Pero por más prendas que te pongas, por más que te adornes, no eres un Pokémon. ¿No es esta la razón por la que has estado luchando? Por dejar de ser un Pokémon y hacer tu vida como humana –tiene un punto, pero en estos momentos no lo comprendo-. No voy a decirte que dejes de hacer kimonos, son bonitos. Y sirven para que los humanos, por un poco de tiempo mientras los visten, puedan sentirse como un Pokémon, como lo hicieron Anna y Lise. Pero sabes… solo es un disfraz, y sé que esto va a sonarte muy loco considerando que puedes transformarte en una Eevee, pero es inútil aparentar ser algo que no eres. Eres humana, naciste humana. Puedes ser una humana en disfraz si tú quieres, pero nada cambia lo que eres, y esta vez, aunque sea de forma inconsciente, deseaste que el profesor te viera como humana -¿desear que el profesor me vea como una humana?

Me miro al espejo, admiro mi conjunto. Está inspirado en un Eevee, de allí los colores, pero es verdad que se necesita un poco de imaginación para hacer enteramente la comparativa. En sus piezas individuales, siento que cualquier persona pudiera usar la falda, los leggings, la gabardina, las botas o la blusa, y combinarían perfectamente con cualquier otra prenda común. Incluso el gorrito de orejas de Eevee, del cual estaba tan orgullosa, podría usarlo alguien con prendas no necesariamente esperando parecerse a un Pokémon.

-Es solo… un gorro… -me senté en la cama, increíblemente confundida-. Es verdad… es la primera vez… que me siento tan humana mientras visto algo de mi propia creación… -no me siento en absoluto como un Pokémon en estos momentos. Sé que es lo que estoy intentando lograr, pero, no puedo evitar sentir como que me han arrebatado una parte de mi identidad. ¿Es normal querer sacrificar una parte tan importante de quien soy, por ser atractiva para el profesor? De pronto, siento como si una sombra intentara apoderarse de mí. ¿Qué es esto? Lo he sentido antes, en mis pesadillas.

-¡Valerie! –antes de que el sentimiento se apodere de mí, Mawile vuelve a despertarme- Siento… que te preocupa mucho no verte como una Pokémon. ¿Piensas que al no verte a ti misma y sentirte como una Pokémon, has perdido una parte de ti? –me sorprende mucho que hayas logrado identificar el cómo me siento- Nadie te está pidiendo que dejes de vestirte como un Pokémon. Como humana, como humana que pretende ser un Pokémon, o como Pokémon, Valerie es Valerie, y Valerie es hermosa. Lo que intento decirte es, que incluso si no te vistes como un Pokémon eres hermosa, y me da mucho gusto que te hayas sentido tan segura de ti misma, como para no requerir de un kimono para impresionar al profesor. La ropa es ropa al fin del día –comenta ella, y su comentario, logra tranquilizarme.

-Debería estar enojada considerando que mi vida entera se rige por la moda y por parecerme lo más posible a un Pokémon –esta vez, debía hacer el distingo. Ya no quería ser un Pokémon, pero quería estar lo más cerca de ellos como me fuera posible-. Pero no puedo enojarme así con mi mejor amiga. Aunque, mercadotécnicamente hablando, no me conviene eso de que al final del día la ropa es ropa, no lo menciones, no sea que un Pokémon se convierta en humano y divulgue el secreto que me lleve a la banca rota –exclamé yo.

-¿Banca rota? ¿Por qué quieres sentarte en una banca rota? Hay una silla, un sillón, y normalmente te sientas en una cama –y se acabó la conversación que Mawile es capaz de entender, pero descuida, lo hiciste muy bien. Comparto un gentil abrazo con ella, y aunque ella no lo entiende, me regresa el abrazo con una sonrisa en… ambas mandíbulas, no sabía que la auxiliar podía sonreír también, pero, ignorando aquel perturbador gesto de mi mejor amiga Pokémon, creo que Viola quiere apropiarse del puesto a nivel humano después de todo, rompo el abrazo, y miro al reloj.

-Se hace tarde, el profesor de seguro se involucró bastante en su trabajo y ya se le olvidó que tenemos un grupo de campistas a los cuales entretener –tomo mi mochila, que desearía fuera una bolsa de mano, pero, excursión y campismo no se mezclan bien con la moda, y me preparo para salir cuando veo que Mawile me ofrece mi gorro-. Creo… que por esta vez puedo sacrificar el verme como un Pokémon –sonrío, Mawile sonríe de igual manera-. Pero definitivamente vestiré los kimonos de Glaceon y Leafeon, y no quiero protestas, me tardé mucho en confeccionarlos –insistí, aunque no hubo quejas de parte de Mawile, mientras ambas salimos de mi habitación, y nos dirigimos a la habitación de al lado-. ¡Agustín! ¡Ya es tarde! –comenté, y creí escuchar el sonido de herramientas- ¿Agustín? –insistí, y la herramienta dejó de trabajar, y cuando el profesor abrió la puerta, estaba todo lleno de polvo tornasolado- ¿Estabas… refinando mega piedras? Una que hace el intento de ponerse bonita para que tú te presentes echo un polvorón de piedra mega evolutiva –me quejé, lo hice a un lado, y miré las piedras en la cama del profesor, y el desastre que era el suelo de su habitación-. Agustín… ¿trajiste piedras mega evolutivas sin refinar al campamento? Mira este desastre, ¿cómo vas a dormir hoy? El servicio al cuarto ya pasó –lo que significaba, que este desastre había ocurrido entre el periodo después del desayuno, y mientras yo me arreglaba-. ¿Alguna vez destinas tiempo a simplemente relajarte? –le pregunté.

-Trabajar en el refinamiento de una piedra mega evolutiva y las piedras llaves me es en extremo relajante -¿cómo trabajar más es sinónimo de relajarse? Además, me dice eso con sus gafas de trabajo llenas de polvo, ¿cómo estaba trabajando si no podía ver absolutamente nada?- Le digo la verdad. Estoy trabajando en un proyecto personal. Es como cuando usted hace sus kimonos. ¿No le relaja eso? –comenta mientras se quita las gafas de trabajo, y cuando lo hace, se me queda mirando de una forma muy extraña, puedo ver sus ojos recorrerme de arriba abajo, y de pronto, me siento como si me desnudara con la vista- Eso… no es un kimono… -gran deducción, Detective Pikachu-. Se… se ve… bueno… diferente… pero no diferente mal, no me lo tome a mal, disfruto de verla en sus kimonos, pero… verá, lo que intento decir es que… siento que verla fuera del papel de un Pokémon… es… extraño de una manera muy peculiar –está… desprendiendo aromas corporales muy potentes, profesor… creo que la última vez que lo hizo fue cuando vestía yo de Umbreon, y el kimono de Umbreon es… hay no.

-Agus-Agustín, no me mires así –me quejé mientras me cubría amarrándome dentro de mi gabardina-. Si no te gusta cómo me veo vestida así, puedo ir a cambiarme. Después de todo, es más que evidente que no estás listo –apunté a su polvorienta ropa.

-Me entendió mal, o tal vez yo no sé explicarme –lo que entiendo es que su nivel de lujuria está acrecentándose bastante, estos aromas son muy diferentes de lo habitual-. Adoro verla en kimono, es solo… que siento que… como decirlo, me está permitiendo verla en un ámbito más relajado –no creo entenderlo-. De vez en cuando… es bueno verla de una forma más… natural… -Creo que está por darme otro micro infarto. Mis emociones se están saliendo de control.

-Bueno… a mí me gustaría que tuvieras un poco más de… consideración por los esfuerzos que hago por verme bien para ti, porque sabes que lo hago por tu atención, ¿verdad? –buen desvío, así el profesor no se concentrará en la lujuria que en este momento lo alberga, y se sumirá en la vergüenza de saber que me esfuerzo por él sin que él me reditúe.

-Si intenta hacerme sentir mal por mi poca preparación… lo está logrando… -es precisamente lo que intento hacer. Tienes a la novia más preocupada por verse linda para ti, y tú eres un polvorón de piedra mega evolutiva. El profesor entonces mira a su reloj-. Aún hay tiempo de hacer algo al respecto, pero… mi baño está lleno de piedras sin refinar -¿es enserio?

-Bueno, Agustín, me temo que eso significa que vamos a tener que adelantar un par de pasos en nuestra relación, puedes bañarte en mi habitación –Arceus, eso sonó bastante más vergonzoso saliendo de mi boca, pero no hay remedio. Empujo al profesor en dirección a mi habitación, asegurándome de poner el fijador de la puerta de su habitación primero para poder regresar después sin que la puerta se cierre con llave-. ¿No estás feliz, Agustín? Por fin conocerás la habitación de una chica –me burlé un poco.

-Es una habitación de hotel, es enteramente igual a la mía. Además, le recuerdo que ya he estado en su habitación antes –oh, cierto, pero sigue siendo vergonzoso para mí, ahora adentro-. Oiga, espere, ¿está segura de esto? –solo metete de una vez- Pero, mi ropa… -insiste él.

-La puerta de tu habitación sigue abierta, solo deja tu ropa sucia afuera, yo escogeré algo para que vistas –comenté, y me preparé para regresar a mi habitación-. Por cierto, no uses mi acondicionador, Mawile dice que puede atraer a los Beartic –y ya con eso de lado, me dirigí a la habitación del profesor-. Que sucio… -comenté al ver toda la tierra en el lugar, y de inmediato coloqué el señalamiento de puerta solicitando el servicio al cuarto-. Lo siento de antemano, mucama que terminarás limpiando esto –me dije a mí misma, y busqué la maleta del profesor-. Seguramente… debe tener algo de ropa informal por alguna parte. Que recuerdos, es la segunda vez que invado la maleta del profesor –agregué con una sonrisa de picardía.

-Siento algo… -comenta Mawile, moviéndose alrededor del cuarto, aunque me distraigo al notar la ropa interior del profesor, que definitivamente necesita, así que, esto no es una invasión a la privacidad. Además, soy su novia, no tengo porque sentirme incomodada, esto por supuesto, es enteramente unilateral, de ninguna manera él puede indagar en mi maleta-. Creo que el profesor está trabajando en algo especial –comenta Mawile mientras abre el buró del peinador, que el profesor está usando como mesa de trabajo.

-¡Mawile! Es de mala educación esculcar en habitaciones ajenas –yo tengo inmunidad por ser la novia, y es eso, o dejar al profesor salir en toalla. De pronto siento mi temperatura corporal subiendo un poco. Tranquila Valerie, concéntrate-. ¡Mawile! Deja eso, nos vamos –termino tras elegir algo de ropa para el profesor, cerrando el buró en el que Mawile husmeaba-. Te estoy diciendo que es de mala educación –insistí.

-Pero Valerie. ¡Definitivamente tienes que ver esto! Los he visto antes –no tengo idea de qué estás balbuceando, pero no es educado lo que estás haciendo-. Creo que el profesor está trabajando en algo que te… -no es el momento.

-Mawile, obedece por favor –comenté mientras cerraba nuevamente la gaveta que Mawile insistía en abrir, y tiré de su brazo fuera de la habitación del profesor, asegurándome de cerrar su puerta-. Si el profesor quisiera que yo viera algo, te aseguro que me lo mostraría él mismo –le comenté mientras entraba nuevamente en mi habitación, encontrando al profesor en toalla frente a mí tras un baño excesivamente rápido. No grité, solo… me quedé allí mirándolo, con su ropa en mis brazos, aunque esta se me resbaló de improviso. Él me regresaba la mirada, aunque, era evidente que su mirada estaba incrédula de lo que acababa de pasar.

-¡Señorita Valerie! ¡De recepción nos mandaron a decirle que los Mamoswine ya están…! –escucho a Anna y a Lise, mi puerta aún está abierta- ¡Oh! –exclaman ambas, el profesor está en toalla frente a mí, en mi habitación, y con su ropa en el suelo. Indudablemente, esto se presta para todas las ideas erróneas que puedan imaginarse- ¡Ya nos vamos señorita Valerie! –comentan ambas, con ojos de Meowth. Definitivamente se formaron todas las peores ideas posibles.

-Esperen… no es lo que… -es inútil, nada de lo que diga va a poder borrar la imagen que ellas tienen ahora de mí, y solo hace unas horas me estaban suplicando ser mis aprendices. Espera, el profesor aún está en mi habitación-. ¡Le daré espacio! –cierro la puerta con fuerza, y espero en el pasillo junto a Mawile-. Oh Arceus, trágame Groudon, Darkrai estoy lista para que me devores, que me parta un rayo de Zapdos, he visto a Yveltal a los ojos y ha dicho que me llegó la hora pactada por Dialga, con un Giratina, esto no puede estar pasando -¡aaaaah! ¡Esto es peor que cuando el profesor me bañó! La puerta de mi habitación es golpeada gentilmente del otro lado, yo dejo de sostener la misma, me hago a un lado, y permito que el profesor salga, pero no le dirijo la mirada, mis ojos están enteramente posados en el suelo.

-… -silencio, solo silencio, y el sombrío toque de la revelación recorriendo mi columna-. Bueno… supongo que, ya que somos novios ellas comprenderán que estas cosas… se dan… aunque no se haya dado nada exactamente y solo sea un malentendido -¡Aaaaah!

-¡Me entrego voluntariamente a Drakrai! ¡Mi tiempo en esta vida ha terminado! –para mi fortuna, Darkrai no responde, pero el profesor coloca su mano sobre mi cabeza, acariciándola gentilmente- Me despeinas… tardé mucho en peinarme para ti –confesé.

-¿Le servirá un ejercicio de respiración? –ya no sé si eso funciona o no- Respire –tomo aire-. Ahora exhale –esto no ayuda, pero ya puedo pensar más claramente-. Anímese, al menos fueron Anna y Lise. Si hubiera sido Bonnie, medio hotel ya lo sabría –si esto es verle el lado positivo a lo ocurrido, no está funcionando-. Por cierto, es una linda combinación la que me consiguió –comenta el profesor mientras modela sus prendas, por supuesto que es una buena combinación, yo la elegí. Pantalones de vestir caqui, calcetas blancas, cinturón café, camisa naranja y sudadera de cierre azul, lo acompañamos con unos tenis blancos, gorro azul de lana porque hace frio, y un reloj, y por fin ha dejado de verse como un profesor.

-Ya me calmé –acepté, el profesor sonríe un poco ante lo acontecido-. Solo… evitemos que la próxima vez que estés en mi habitación, algo como esto se repita –le pedí de la forma más amable posible.

-Eso sonó como insinuando que habrá una próxima vez -…-. ¿Señorita Valerie? -…- ¡Señorita! ¡Oiga! ¿Se encuentra bien? -¡Aaaaaaaaaah!- Oh, por fin una reacción, bienvenida al mundo de los vivos.

-¡No estaba insinuando nada! ¡Mi mente es pura y bella! ¡Soy inocente y gentil! ¡No soy una desvergonzada! ¡Todo esto es su culpa por ser tan distraído mientras trabaja! –en verdad estoy esperando que Darkrai venga y me lleve en estos momentos.

Establos de Pueblo Fresco.

-¡Hola señorita Valerie! ¿Aprovechó el descanso antes de la sesión del día? –a mi llegada a los establos, junto con el profesor, la situación se torna demasiado incómoda, mientras Anna y Lise, en perfecta sincronía, me miran con esos ojos de Meowth acusadores- Esperamos no haber interrumpido nada –se burlan ellas, y yo miro al Mamoswine frente a ellas.

-Mamos swine, swine mamoswine wine –me comunico en el idioma Pokémon para que ni Anna ni Lise sospechen, el Mamoswine me mira con sorpresa-. Cuento del Swanna y la Luna, estoy bajo protección, solo hazlo y te conseguiré las bayas que me pidas –comenté ya cansada.

-No preguntaré… pero las lanzaré sobre nieve suave si no te molesta, no quiero perder mi trabajo –responde el Mamoswine, mientras yo miro a Anna y a Lise con una sombría sonrisa en mi rostro. Vaya, estoy tan agobiada mentalmente que hasta me estoy comportando de una forma tan ruin, necesito volver en mi misma.

-Por favor dígame que no le pidió a Mamoswine hacer algo malo –me susurra el profesor. Pero descuide, solo le pedí que arroje a Anna y a Lise un par de veces en medio del viaje. No me juzgue, lo necesito- Para aclarar las cosas, nada pasó. Mi bañera no funcionaba, y Valerie me prestó la suya –comentó el profesor.

-¡Claro! ¡Les creemos! –es mentira, ellas definitivamente no nos creen, y mientras hablen en perfecta sincronía, sé que están riéndose a mis expensas. Espero sigan igual de animadas cuando Mamoswine las lance a los aires un par de veces en el camino.

-Bien clase, tomen a un compañero y suban a un Mamoswine, Ella y Oliver irán sobre un Piloswine cada uno y acompañados de nuestro guía, el montañista Ross –presentó el profesor a un montañista, que estaba ya sobre el Mamoswine más grande del grupo, al cual estaban amarrados un par de Piloswine, sobre los cuales Ella y Oliver ya estaban subidos, con sus sillas de niño bien afianzadas a espaldas de los Piloswine. El resto de los campistas se dividió, Ana y Lise comenzaron a intentar subir al Mamoswine que yo había intervenido, pero para mi sorpresa, Brighton las detuvo. No me digas que ya entiendes Pokémon.

-Disculpa… Anna -¿eh? ¡Eeeeeh!- Quería saber si… bueno… quisieras… -todo parece indicar que Brighton ha superado el flechazo que sentía por mí, y ahora lo está redirigiendo a Anna, o a Lise, no estoy segura todavía- ¿Puedo ir contigo? -¡Aaaaah! ¡Estoy tan orgullosa de ti, Brighton!

-¿Conmigo? –puedo olerlo, va a decir que sí- Bueno… si no te molesta… Lise -¡éxito! ¡Tienes mi bendición! Y la mala suerte de subirte a ese Mamoswine, pero si te afianzas bien a ella, tal vez terminen abrazados sobre un montón de nieve.

-Señorita… me está lastimando la mano -¿eh? Viro a ver al profesor, y me doy cuenta de que, instintivamente y por la emoción, terminé tomándole de la mano mientras me preocupaba por la vida amorosa de Brighton- Si esto es por lo de las parejas, le aseguro que iba a pedirle que fuera conmigo –me explica él.

-Ah… yo… lo sabía… -mentí, sintiéndome bastante incomoda, y desviando la mirada en dirección a Brighton y a Anna. Brighton había subido primero, y Anna en esos momentos se acomodaba detrás de él y le abrazaba la cintura, eso significaba, que yo tendría que abrazarme de la cintura del profesor, en público. Solo pensarlo me estaba apenando bastante.

-Oye, ¿yo dónde voy? –se quejó Mawile, por unos momentos había olvidado que venía con nosotros, soy una mala amiga- El hielo y la nieve no me afectan, pero se me dificulta mucho caminar aquí. ¿Subiré también a un Mamoswine? –no lo sé realmente.

-Vaya, esto es un problema –comenta el profesor-. Si Mawile no gusta de regresar a su Pokébola, no hay forma de que los tres podamos viajar juntos. Puedo conseguir un Mamoswine adicional si quiere llevar a Mawile consigo.

-¿Eh? No, eso no será necesario, después de todo, para eso viene Pidgeot –comenté, liberando a Pidgeot de su Pokébola, lo que no comprendió el profesor, mientras Pidgeot se estiraba las alas, recuperándose de la materialización.

-Hace bastante frio… -se quejó Pidgeot, quien entonces me miró-. Vaya, así que ese es el conjunto al que debo hacerle juego. Oh, ¿dónde están mis modales? Buenos días profesor, buenos días Valerie –reverenció Pidgeot.

-Tardes ya, Pidgeot. Y bueno, en esta ocasión, necesito que nos sigas por los cielos con Mawile –comenté, escandalizando a Mawile-. Wile mamawi wile mawi –comenté en el idioma Pokémon para que el profesor no lo entendiera, básicamente decía: "toma una por el equipo".

-¿Una por el equipo? ¡Oye! –se quejó Mawile, Pidgeot tan solo tomó a Mawile de su bufanda, y se la lanzó encima, antes de preparar sus alas para emprender el vuelo- ¡Espera! ¡Si despegas te voy a hacer trizas! ¿Quieres que te muerda? –amenazó Mawile.

-Oh, sí me muerdes caerás al vacío, así que no me preocupa –amenazó Pidgeot, preocupando a Mawile-. Considera esto venganza por quitarme el puesto de Pokémon dominante. ¡Arriba! –exclamó Pidgeot, volando con Mawile, quien tuvo que aferrarse a sus plumas con fuerza, y seguramente le arrancó unas cuantas.

-Adiós Mawile, diviértete –me despedí divertida, aunque, de pronto recordé su mal genio-. Cuando baje, me va a morder… -concluí, pero valía la pena, y hablando de pena, ya sentía demasiada al saber que iba a viajar a lomos de Mamoswine con el profesor-. Ahora… ¿en qué estábamos? –pregunté.

-En el entendido de que, no piensa dejarme olvidar que acepté ser su novio –no es que lo pidieras exactamente, Agustín, pero no me quejo. El profesor me ofrece su mano, y me ayuda a subir a lomos de Mamoswine. Lo espero para que se suba delante de mí para abrazarlo, pero para mi sorpresa, sube detrás de mí, y es él quien me abraza la cintura y yo quien sostiene las riendas.

-Espera… -agrego con sorpresa al notar lo que está pasando, y mientras el profesor me apoya las riendas a las manos-. No, Agustín, yo no sé manejar un Mamoswine… además, ¿por qué vas atrás? –pregunté.

-Soy alto, no la dejaré ver si voy adelante –comentó él, y de pronto, puedo sentir las miradas de Anna y Lise, abrazadas a las cinturas de Brighton y Joy respectivamente, mientras me miran con sombrías intenciones. Logro ignorarlos para concentrarme en el resto de los campistas, Bonnie y Bridget son tan pequeñas, que caben perfectamente junto con Clemont, y una vez que todo aquello ha quedado arreglado, el montañista Ross ordena la marcha, y los Mamoswine comienzan a caminar en manada.

-Esperen, no me han explicado cómo manejar esto –comento, el profesor se burla un poco, yo simplemente comienzo a mover las riendas esperando que Mamoswine entienda lo que quiero, pero esto simplemente no funciona.

-No es necesario que tires de mis riendas –me comenta Mamoswine, aparentemente escuchó cuando hablé con su compañero, por lo que, al parecer sabía que podía entenderlo-. Estamos entrenados para seguir al Mamoswine Alfa, las riendas solo son necesarias para que no te caigas, aunque, considerado que eres una maldecida por la luna, debería arrojarte por el primer barranco que vea –amenazó Mamoswine.

-Te agradecería que no lo hicieras –comenté aterrada, el profesor me miró con curiosidad, lo que me preocupó un poco-. Solo… déjeme hablar con él y no le prestes atención a mis palabras –le pedí-. Mamos wine wine mamos wine mamos wine –'¿a qué te refieres con maldecida por la luna?'

-Umm… de modo que no quieres que los otros humanos sepan que puedes hablar fluidamente con nosotros. ¿Por eso ese lenguaje tuyo? –asiento a sus palabras, sin querer indagar al respecto- Todos los Pokémon conocen el cuento del Swanna y la luna, algunos lo ven como un cuento para asustar crías, otros saben que es necesario que todos los Pokémon lo conozcan para proteger el mundo Pokémon. Aunque, todos temen hacer algo al respecto si la ocasión se presentara, porque hacerlo, pone en riesgo el que adquiramos el tipo Siniestro.

-No ponga atención a lo que voy a decir, profesor –le pedí al profesor nuevamente, quien asintió a mis palabras-. ¿Qué tiene de malo el tipo Siniestro que todos le tienen miedo? Conozco a Pokémon Siniestros y no los considero malos –pregunté.

-No es que sean malos, tan solo son incapaces de desobedecer a un Pokémon en específico. Por eso los tipo Siniestros son temidos –me explica Mamoswine, y yo inmediatamente pienso en Drapion, y en Darkrai-. No veo un Drapion a su lado, pero no arriesgaré a mi especie lanzándola por un abismo. Además, no parece ser una mala humana –terminó Mamoswine.

-No soy una mala humana, lo juro, y juro no revelar el secreto –terminé, y Mamoswine asintió, continuando con el camino en silencio. El profesor me miró entonces, y yo sonreí para él-. Tranquilo, no va a lanzarnos por los aires –comenté yo, el profesor se relajó un poco, pero momentos más tardes, escuchamos a Brighton y a Anna gritar, mientras su Mamoswine los lanzaba sobre un montón de nieve suave, causando las risas del resto de campistas.

-La abrasaré un poco más fuerte solo por precaución si no le molesta –exclamó el profesor, afianzándose a mi cintura un poco más fuerte, queriéndome proteger solo en caso de que Mamoswine decidiera lanzarnos por los aires, aunque aquello nunca pasó, y no iba a pasar. Pero no voy a negar su abrazo de todas formas.

Grutas Heladas.

-¡MORDISCO! –una vez que llegamos a las Grutas Heladas, y que todos bajamos de los Mamoswine, Pidgeot aterrizó, y lo primero que intentó hacer la furiosa de Mawile fue morderme, por lo que terminé corriendo por la nieve evitado su mordida- ¡Ven aquí! ¡Tenía mucho miedo y hacía mucho frio! –se quejaba Mawile, corriendo muy lentamente porque se hundía en la nieve.

-Corre Valerie, ya casi te alcanza –se divirtió Pidgeot, riéndose como un polluelo. Seguro estaba disfrutando mucho el volar en cielos nuevos para él- De no ser porque en el patio trasero del laboratorio, estamos rodeados por una cúpula, te amenazaría con lanzarte desde los cielos por volver a tener mi posición de Pokémon dominante –continuó con sus burlas Pidgeot.

-¿Vas a dejar que te hable así? Defiéndete –intenté distraer la atención de Mawile en dirección a Pidgeot, pero no estaba funcionando, y Mawile estaba terca en intentar morderme-. Ya que eso no funcionó, te recuerdo primero que mi conjunto me costó mucho trabajo y no quiero que se perfore. En segunda instancia, si me muerdes y me desangro, no van a poder atenderme y podría morir de hipotermia –intenté calmarla.

-¡Esa debería ser la primera instancia, no la segunda! ¿Me estás diciendo que la moda es más importante que tu salud? –elemental mi querida Mawile, mis leggings son muy delgados, me estoy congelando por la moda y por ser atractiva para el profesor, así que sí, la moda es más importante que mi salud- No me lo tienes que decir para que yo sepa que a tus adentros admitiste que la moda es más importante que tu salud. ¡Solo por eso sí te voy a morder! –se abalanza contra mí.

-Espera, está bien, mi salud es más importante que la moda, ahora detente, soy la asistente del profesor y todos ya me adelantaron –apunté al grupo que esperaba a las afueras de una entrada para turistas a las Grutas Heladas, Mawile tan solo refunfuñó y dejó de intentar morderme-. Lo siento por mandarte con Pidgeot, pero no podía soportar la tentación de abrazar o ser abrazada por el profesor, así que, también me disculpo por el viaje de regreso porque regresarás en él.

-Cuando lleguemos al resort, no me va a importar tu salud y de verdad te voy a morder –falsas amenazas, cuando lleguemos te complaceré con alguna baya o una bufandita hecha a mano y se te va a pasar el coraje- ¡Ahora vamos! ¿Vienes o no segundón? –insulta a Pidgeot.

-Si me llamas segundón eso significa que estoy por encima de Gyarados y Drapion? Eso me agrada –comentó Pidgeot, aparentemente aceptando que no sería el Pokémon dominante- Pero, con el permiso de la señorita Valerie, quisiera volar un poco más. El profesor normalmente me permite volar un poco más fuera de la cúpula, pero últimamente el favoritismo por un Quaqsire, un Drapion y una Kirlia, me ha privado de volar tan seguido –ya se había tardado en recriminarme.

-Puedes quedarte fuera y volar un poco más, solo no te alejes mucho –comenté, Pidgeot asintió, y emprendió el vuelo. Mawile y yo nos dirigimos al grupo de campistas entonces. El profesor aparentemente ya iba en medio de una explicación, mientras apuntaba a unas huellas en la nieve que los campistas admiraban en esos momentos.

-Un Beartic macho –comentaba el profesor, y tras el recordatorio de mi acondicionador de baya Qualot, sentí un poco de temor y miré a los alrededores. El profesor, aunque en medio de la explicación, pareció notar mi preocupación, por lo que cambió su forma de explicar-. Pero no corremos ningún riesgo, los Beartic machos salen en la madrugada a conseguir alimento para sus parejas, quienes duermen en lo profundo de las cuevas de las grutas, en un estado de pre hibernación, ya que las bajas temperaturas aún no son lo suficientemente bajas para requerir de la hibernación total –prosiguió el profesor, y yo me acerqué un poco más tranquila-. Verán, los Pokémon tienen una comunión con la naturaleza muy superior a la del ser humano, y por esta razón, los Pokémon pueden elegir los momentos propicios para realizar sus actividades biológicas. Los Beartic hembras son más grandes que los Beartic machos, pero los machos poseen una cantidad de músculo superior al de la hembra. Esto se da porque en el estado natural, el macho nunca inverna enteramente, mientras la hembra sí lo hace –comentó el profesor.

-Eso es porque la hembra va a tener bebés, ¿no es verdad? –comentó Anna, y esperé que Lise continuara con su comentario, aunque esta vez no ocurrió. Anna estaba enteramente desconectada de Lise, y noté la razón cuando vi la mano de Anna tomando la de Brighton, quien estaba apenado. Busqué a Lise con la mirada, ella me miró con ojos acuosos, y asintió en ese momento. Su mirada leía: "fui reemplazada", de una forma muy deprimente.

-Es… extraño no escuchar a Lise continuar con tu comentario, pero así es –comentó el profesor, dando continuidad a la lección-. Antes de la llegada de la hibernación, macho y hembra de la especie de Beartic buscan un lugar cómodo en las grutas donde construir su madriguera. Si estuvieran entrenados por humanos, tanto macho como hembra poseerían la misma cantidad de grasa corporal y musculatura, pero en el estado natural, la hembra posee un mayor porcentaje de grasa, ya que ella se prepara para tener crías. El macho por otra parte, posee más músculo que grasa para ayudarle en la tarea de conseguir alimento para sí mismo y para su hembra, lo que significa que el macho solo hiberna por pequeños periodos, y regresa a cazar y conseguir alimento recurrentemente. Para el final del invierno, la hembra sale de la cueva con sus crías Cubchoo, y el macho, habiendo terminado su trabajo, abandona a la manada. Ahora es tarea de la hembra el cuidar de sus crías –terminó el profesor.

-Qué lindo, Cubchoo. ¿Podremos ver alguno? –preguntó Bridget, aunque, yo estaba más preocupada por ver a un Beartic que a un Cubchoo. El profesor hizo una pausa antes de responder, mirando en dirección a Joy, como esperando que él respondiera en lo que al parecer era una estrategia de educación que invitaba a los campistas a participar y aprender.

-Amm… -se puso nervioso Joy, mirando en dirección a Bridget-. No hay Cubchoo en estos momentos en las montañas… porque… estamos… ¿en épocas de crianza? –preguntó el pobre Joy, apenado por hacer el ridículo.

-Es una forma menos penosa de decirlo supongo, aunque, por más que intentes esconderlo, es un proceso biológico y hay que llamarlo como tal –comentó el profesor, apenando a Joy aún más-. Los Pokémon, por su comunión con la naturaleza, son capaces de elegir los momentos en el tiempo para realizar sus funciones biológicas. En este caso, lo que Joy intentó explicar, es que no hay Cubchoo en estos momentos porque es época de apareamiento de los Beartic. Cuando llega el otoño los Beartic eligen parejas, pasan el invierno en cuevas criando a sus crías, y tras llegada la primavera, es cuando podemos ver Cubchoo. El punto de esta lección es sencillo, los Pokémon se han adaptado para comprender estos cambios en la naturaleza. Los humanos por otra parte, hemos evolucionado para ignorar nuestros instintos. Así pues, no tenemos una estación para buscar pareja, ni tampoco un instinto que nos indique que las condiciones son inadecuadas. Nos regimos por otros aspectos meramente sociales y no de supervivencia –aclaró el profesor.

-También hay casos de profesores ignorando las normas sociales para emparejarse con líderes de gimnasio que son lindas –se burló Anna, el profesor fingió toser para disimular, yo por otra parte, estaba apenada.

-Y también hay hermanas que se lanzan al primer niño que los invita a cabalgar en Mamoswine, solo por tener novio primero que su hermana dos minutos menor que ella –se quejó Lise, Brighton se apenó, y ambas hermanas intercambiaron miradas de desprecio.

-Atentos… -llamó su atención el profesor, y las gemelas se calmaron un poco- En fin, esa es solo una de las lecciones que vinimos aquí a recibir, y antes de que el clima empeore y llegue la tormenta anunciada, y con ello me refiero a una meteorológica, no a un pleito de gemelas… -prosiguió el profesor, apenando a Lise, aunque Anna estaba muy feliz tirando del brazo de Brighton por todos lados-. Es hora de entrar en el detalle de la adaptación evolutiva, contemplando la Roca Hielo –prosiguió el profesor, adentrándose en las Grutas Heladas, y al hacerlo, sentí un escalofrío intenso recorrerme el cuerpo.

-Brighton… -agregué instintivamente, estaba temblando. Brighton, aun sosteniendo de la mano de Anna, se viró para verme-. No puedo entrar… siento… una energía muy fuerte que me congela el pecho –comenté mientras temblaba. Mawile sintió mi temor, y me tomó de la mano.

-¿Ama Valerie? ¿Lo suyo con Brighton no se había terminado? Pensé que estaba con el profesor –no sé si Anna pretendía burlarse, pero en estos momentos estaba tan conmocionada, que no podía concentrarme.

-No es lo que crees –se quejó Brighton-. Valerie, todo va a estar bien, tengo un plan por si pasa cualquier cosa. Solo vamos –decidí confiar en Brighton, y seguí a la nueva pareja con cuidado, hasta donde el profesor le mostraba al grupo de campistas la Roca Hielo.

-Esta roca, parece ser simple agua congelada, pero es en realidad una peculiar combinación de minerales que, al contacto, inician una reacción en la estructura celular de ciertos Pokémon que entran en contacto con ella, detonando el mecanismo de su evolución –explicaba el profesor, pasando su mano frente a la Roca Hielo, estando lo más cerca posible de ella. En cambio, yo clavé mis botas a la nieve, no quería acercarme.

-¿Valerie? Está bien, la Roca Hielo no está cerca del todo –escuché a Brighton, pero yo comenzaba a sentirme extraña, como si los pulmones se me achicaran, y mi corazón entrara en pánico. El ver la Roca Hielo, me hacía sentirme como en mis pesadillas, sentía el bosque nuevamente a mi alrededor, y las sombras de su interior mirarme con molestia. Sentía, como si Darkrai estuviera cerca- ¡Valerie! –escucho el grito de Brighton, pero no puedo hacer más que temblar- ¡Despierta! ¡Estás brillando! –mis instintos Pokémon intuyen peligro, están fuera de control… voy a transformarme.

-¡Valerie! –escucho al profesor, su mano se acerca a la mía, mi instinto Pokémon ve partículas del polvo de la Roca Hielo en su mano. Si me toca… todo se acabó. Intento alejarme, me resbalo, y su mano toca a la mía, forzando un sentimiento helado a recorrerme la columna.

-¡Nooooo! –me tocó… el… el profesor me ha tocado con fragmentos de la Roca Hielo en su mano. De la impresión, mi instinto de miedo se disipó, evité transformarme en una Pokémon… solo que… gracias a esto… no sabía en qué Pokémon iba a transformarme ahora.

-¡Valerie! ¿Estás bien? –el profesor está asustado, mis ojos no dejan de llorar. ¿Qué pasa si ya no puedo transformarme en Sylveon?– Ross, ¿puedes hacerte cargo? Necesito llevar a Valerie a la enfermería -¡necesito saber! Empujo al profesor, y huyo fuera de la cueva. Mawile está tan preocupada que trata de correr tras de mí, pero su cuerpo se hunde en la nieve, es demasiado pequeña para seguirme el paso, y yo, necesito saber si he fracasado.

-¡Pidgeot! –el Pokémon del profesor escucha mi llamado, y baja rápidamente. Está asustado, puedo olerlo- ¡Al resort! ¡Por favor! –Pidgeot vira a ver al profesor, es su entrenador, no debería obedecerme, pero Pidgeot, me permite subirme en su lomo.

-¡Vamos! –exclama, mientras yo me aferro a él con fuerza- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás aterrada? ¿Estás llorando? –el viento me corta un poco el rostro, pero me tomo el tiempo para virar abajo, y ver al profesor, quien grita mi nombre asustado.

-Toqué la Roca Hielo… -lloré, Pidgeot comprendió mi temor-. Pidgeot… ¿qué pasa si me transformo en un Glaceon? No podré ver al profesor como parte de mi familia si eso pasa –si lo que Drapion dedujo era cierto, eso también significaba que no podría librarme de la maldición.

-Valerie, si eso en verdad ha pasado. No estoy seguro de que sea buena idea que te transformes –pero debo saberlo, no puedo vivir con esa duda-. Valerie, escúchame. Si te transformas ahora, y de verdad te has convertido en un Glaceon, entonces no habrá forma de que regreses a ser una humana al haber perdido la única oportunidad que tenías de ver al profesor como tu familia –la noticia, me devastó. ¿Y si era cierto? ¿Y si me transformaba, y me quedaba atrapada en el cuerpo de un Glaceon? Por vez primera, realmente odié tener este poder.

-Si eso ha pasado… no pasaré la noche… -deduje yo, mientras Pidgeot aterrizaba a las afueras del Resort-. Si de verdad el tocar esa piedra me convirtió en un Glaceon… solo es cuestión de quedarme dormida, para no volver a ser humana nunca más –bajé de Pidgeot, y corrí lo más rápido que pude a mi habitación.

Habitación de Valerie.

Ya en mi habitación, me observé frente al espejo. Mis ojos temblaban, todo mi cuerpo temblaba. Sentía una ansiedad tan profunda, que no sabía siquiera si era posible el transformarme o no en una Pokémon. Además, de que tenía miedo de descubrir en cuál de los dos.

Lo había sentido, definitivamente lo había sentido, ese escalofrío de energía que pasaba a través de mi cuerpo, reaccionando con mi ser, y estallando en mi interior. En estos momentos estaba, casi enteramente convencida, de que sabía cuál iba a ser el resultado de mi transformación.

-Basta… tengo que hacerlo… y solo me estoy poniendo excusas para no hacerlo… -todo estaba perdido de todas formas si ese sentimiento fue real-. Concéntrate… en la ferviente batalla… no pienses en Glaceon… solo… transfórmate… -aquella luz que comenzó a rodearme en las Grutas Heladas, se hizo presente nuevamente. Aunque esta vez, lo hizo con un frio profundo rodeándome. Cerré mis ojos, mientras mi cuerpo comenzaba a encogerse-. No seas un Glaceon, no seas un Glaceon, no seas un Glaceon… por favor… -abrí los ojos, y mi corazón se paralizó. Las lágrimas me ahogaron los ojos, mi cuerpo tembló, y mi pelaje, se erizó. Ese, fue el sentimiento más importante de todos. Tenía pelo… un pelo café y hermoso-. Tenía tanto miedo –estallé de regreso en mi forma humana, abrazando mis prendas con fuerza, con más fuerza que nunca, sin querer desprenderme de mis pieles actuales-. Soy una Eevee… aún soy una Eevee… pero… ¿cómo? Toqué la Roca Hielo… -comencé a vestirme, y mientras lo hacía, sentí un bulto en mi falda. Extraje el mismo, y todo hizo sentido en ese momento-. ¿Piedra… Eterna…? –Brighton… ese mequetrefe adorable… colocó una Piedra Eterna en el bolsillo de mi falda justo a tiempo.

-¡Valerie! –a mi puerta toca el profesor furiosamente, está aterrado. ¿Cómo no va a estarlo si salí corriendo de él hace tan poco? Quiero abrirle la puerta, quiero decirle que todo está bien. Pero… tengo tanto miedo. Termino de vestirme, me aferro a la Piedra Eterna, y me decido a abrirle la puerta- ¡Valerie! ¿Estás bien…? –intenta tocarme, pero me alejo de él.

-Alto… -le pido preocupada, no quiero que me toque, no aún. Mawile al parecer vino con él, lo deduzco al sentir su abrazo sobre mi pierna, pero no la volteo a ver aún, no puedo hasta que sepa que es seguro tocar al profesor-. Lá… lávate las manos, y quítate la chamarra, no quiero arriesgarme –le pedí. El profesor solo me mira con un mundo de preguntas, pero yo no desisto-. Por favor… sé que sueno como una lunática, pero… necesito que hagas esto… -le suplico.

-No entiendo absolutamente nada, pero lo haré –el profesor se quita la chamarra, y de inmediato va a lavarse las manos. Un vistazo rápido a su chamarra en el suelo, y sé gracias a mis instintos que no hay rastro de la Roca Hielo en ella. No puedo decir lo mismo de sus manos, en ellas aún puedo sentir esos fragmentos, mismos que se van por el drenaje, igual que mis preocupaciones-. Bien… ya me lavé las manos. Ahora, ¿quiere decirme qué ocurrió? –suelto la Piedra Eterna, permitiéndola caer al suelo, y me lanzo a los brazos del profesor, abrazándolo con fuerza, y llorando en su pecho.

-Lo siento… -lloré con fuerza, el profesor, atónito, suspira y me abraza gentilmente-. No puedo decirte lo que pasó… no me lo creerías… sé que me has dicho muchas veces que me creerás todo lo que te diga, pero esto no puedo compartírtelo… lo siento… lo siento… lo siento… -no quiero dejar de abrazarlo, no quiero que me crea una loca.

-Está bien… -él me abraza con gentileza, y todo mi miedo se esfuma-. No voy a preguntar por lo que pasó… solo me interesa saber si ya todo está bien, y si puedo hacer algo para aliviar sus preocupaciones actuales –solo debes seguir amándome… Agustín, no te pido nada más en estos momentos. El que hayas bajado de la montaña, ya me tranquiliza demasiado. Tenía… tanto miedo de haber evolucionado en un Glaceon… toda mi vida, había deseado tanto ser un Pokémon… pero ahora… entiendo que soy una humana, entiendo que quiero ser una humana… aún quiero ser la humana más cercana a los Pokémon de todos… pero… sé perfectamente que deseo ser una humana en estos momentos, y voy a seguir reiterando este deseo.

-Te amo –agregué rápidamente, ni siquiera sentí vergüenza al decirlo, aunque el profesor sí que la sintió-. Quiero que te quede muy bien gravado por favor. Te amo… realmente te amo… todo lo que eres, con tus defectos, con tus bondades, con lo caballeroso que eres… con lo gentil que eres… incluso con lo desalineado que puedes ser… con lo distraído que puedes ser… amo absolutamente todo de ti… solo… quiero que lo sepas… y quiero que nunca lo olvides… y si un día yo llegara a desaparecer… quiero que sepas que no es porque no te ame… te amo… y si por mí fuera… siempre estaría a tu lado… -si un día llego a desaparecer… me rompería el corazón que pensaras que es porque no te amo.

-Valerie… de verdad que no tengo idea de por qué estás actuando así, pero sea lo que sea, te afectó mucho –el profesor vuelve a abrazarme, y yo descanso mi cabeza en sus hombros-. No te miento cuando te digo que puedes contarme lo que sea… yo lo creeré… pero respeto tu deseo de querer mantenerlo fuera de mi conocimiento, y además… solo quiero que sepas que estoy agradecido por tus sentimientos, y que voy a corresponderte en la medida en que pueda hacerlo… sabes que hay aún una pequeña parte de mí que me impide corresponderte en su totalidad… ¿lo comprendes? –lo comprendo.

-Ya sé que soy muy joven para ti, no tienes que recordármelo todos los días –le sonrío, el profesor asiente, y vuelve a abrazarme. Esa barrera del profesor, es una que debo lograr derribar a como dé lugar. Pero solo por hoy, he de aceptar su barrera, y prepararme para el momento de poder demolerla.