Estaba viendo las fechas de mi última actualización de esta historia, no puedo creer que ya casi pasó un mes, creo que me involucré de más en mis otras historias, o más bien dejé pasar el tiempo deliberadamente porque quiero que el capítulo 25, el último de esta temporada, se actualice el 25 de Diciembre. Así es niños y niñas, este autor es un débil por la Navidad, así que, de entrada, el capítulo 25 será actualizado el mismo día de Navidad muy por la mañana, considérenlo el regalo que este humilde autor les pone bajo el árbol. Pero, el capítulo que sigue de este es el 24, lo que lo convertiría en el capítulo de fin de temporada no oficial. ¿Cómo va a terminar esta temporada? Estoy completamente seguro de que muchos ya se lo están imaginando, pero están, mal, muahahaha, porque solo yo sé cómo va a terminar. ¿Habrá una tercera temporada? Debido a que no alcancé a terminar de escribir todas las ideas que tenía, sí, pero como con todos los fines de temporada, el capítulo 25 es el fin de un arco argumental. Así pues, ¿qué significa el fin de un arco argumental? Pues que me gusta mucho torturarlos haciéndoles imaginarse cosas, ¿qué va a pasar? ¿Qué va a pasar? Estamos tan cerca del ansiado fin de temporada (no sé si se nota, pero el autor no tiene ni idea de lo que va a pasar).
Xtractor68: ¡que dijo este señor ya no actualizó? Pos sí actualicé, pero me tardé por culpa de "Crónicas de un viaje Pokémon" y porque se me ocurrió inventarme otra historia de la nada, mal hábito mío. ¿Cómo leer de noche te ayuda a sentir las emociones transmitidas de mejor manera? Me da curiosidad eso. Y bueno, normalmente no soy del tipo de autores que escriba lo obvio, pero Pokémon no se presta para ser muy profundo, sí, usé una Piedra Eterna, jajaja, I Regret Nothing (bueno, sí me arrepiento de todo el café que tomé porque tengo ataques de espasmos energéticos que me hacen escribir tonterías). No sé porque pero me cayeron bien los Mamoswine, en este capítulo empezamos con ellos después de todo. Espero que disfrutes de este capítulo, ya el penúltimo para el fin de la temporada.
TsukihimePrincess: Bienvenida de vuelta, también te perdiste al parecer. La idea original era que el capítulo 25, porque me chifla terminar en número impar, no preguntes, jajaja, iba a ser el último capítulo, de hecho si lo notas, la historia está casi enfocada a poner fin a todas las trabas y cabos sueltos. Tristemente, no me alcanzaron los capítulos, quedaron varias cosas regadas por allí sin solución, y por extraño que parezca, no estiré la historia artificialmente, realmente no tuve oportunidad de plasmar todo lo que quería plasmar, así que, me veo en la necesidad de una tercera temporada para terminar como se debe, sin embargo, sí va a haber un fin de arco argumental en el capítulo 25, y sabes que eso significa que voy a darle un giro a la historia de 360 grados, tranquila no mataré a nadie, bueno lo pensé, pero no, esta no es ese tipo de historias. La parte humana de Valerie es de lo que se trata la segunda temporada, si resumimos el arco argumental de a primera temporada, sería algo como: "adaptación y realización", se adapta a ser una Pokémon, pero se da cuenta de lo que siente, la segunda temporada casi no tiene momentos de transformación, por lo que se resume en: "arrepentimiento y consecuencias", ese es el presente arco argumenta. ¿Cuáles serán las palabras que utilizaremos para el tercer arco argumental? Nadie lo sabe (ni yo).
La chica que quería ser un Pókemon.
Segunda Temporada.
Capítulo 23: Ella quien ve el futuro.
Región Kalos. Camino Mamoswine.
-Los Mamoswine no tenemos nombres, en realidad los Pokémon no tenemos nombres en general. No comenzamos a llamarnos a nosotros mismos como Mamoswine sino hasta que los humanos insistieron tanto con el nombre, como para confundirnos todavía más con nombres entre nuestro nombre de especie –la tormenta de nieve del día anterior nos retrasó un poco en nuestra salida de Pueblo Fresco, pero ya llevábamos un buen tramo a lomos de una manada de Mamoswine, atravesando la nieve por los caminos montañosos. Por instrucciones del profesor salimos lo más pronto posible, subimos a los Mamoswine, y comenzamos la larga travesía. Nuevamente, yo compartía Mamoswine con el profesor, y esta vez Mawile iba sobre un Piloswine atado al Mamoswine que nosotros montábamos. Un Mamoswine bastante parlanchín, que no desperdiciaba cualquier oportunidad en intentar hacer conversación, lo que impidió que yo pudiera hacer conversación con el profesor, pero él no se molestó tras ofrecerme cuaderno y pluma, y pedirme que indagara lo más que pudiera en el comportamiento Mamoswine, lo que detonó en una explicación de Mamoswine sobre cómo funcionaba su manada-. Un Mamoswine capturado puede acostumbrarse a un nombre si su humano insiste mucho en llamarlo como tal, pero nosotros no necesitamos nombres –insistía Mamoswine.
-Eso… ya me quedó claro… pero, ¿cómo distinguen entre miembros de su misma especie? –seguramente era algo así como el distinguirnos entre humanos. Rasgos faciales, diferentes colores de cabellos, tamaños y cosas así, pero no me imaginaba a un humano gritando: "hey tú, el rubio, vamos por algo de comer", o algo así.
-No sé si entiendo la pregunta, pero supongo que es algo así como ustedes los humanos clasificándose para llamarse la atención –asentí a sus palabras-. Si quiero llamar la atención de mi compañero delante de mí, solo me dirijo a él y le hablo específicamente a él. No necesita un nombre, sé que es de mi mandada porque huele a mi manada, así como sé que ese Piloswine es mi hijo porque huele a mí. ¿Los humanos no distinguen a sus familiares por su aroma? ¿Qué pasa si no has visto a un humano en mucho tiempo, creció, y no recuerdas su nombre? –los Pokémon en verdad que son curiosos.
-Los humanos distinguimos a otros humanos por su apariencia, no por su olor –le expliqué-. Espera, ¿eso significa que, si un humano se unta el aroma de tu Piloswine hijo, inmediatamente lo verás como un hijo? –pregunté, el profesor pareció comprender el rumbo de mi conversación, y se frotó la barbilla con interés.
-No seas ridícula. Aún si olieras a mi familia, no eres un Mamoswine –eso básicamente significa que existe el reconocimiento de facciones entre tu especie-. Si olieras a mi manada, te consideraría parte de mi familia, te dejaría pastar conmigo, te dejaría comer conmigo, incluso te dejaría retar al líder por el control de la manada. Pero nada de lo que hagas te hará verte como una Mamoswine, solo no eres una amenaza –seguramente, un biólogo Pokémon refutaría todo esto. Es peligroso que un biólogo obtenga esta información, podría controlar a los Mamoswine a voluntad-. Ahora, si fueras un depredador, la cosa cambia. Hay depredadores que imitan nuestro aroma, por ello hay que aprender a distinguirnos por otros medios. Los Mamoswine tenemos patrones de comportamiento, frotamos nuestros colmillos en la nieve, dejando nuestro aroma como mensaje para los nuestros. Pero sin colmillos, no puedes dejarnos esos mensajes –me explicó él.
-De modo que, si no tengo colmillos, no soy un Mamoswine, claro, suena muy lógico –sarcasmo, me pregunto si los Pokémon lo entienden-. ¿Qué pasa si soy un Pinsir? No tengo colmillos, tengo pinzas, pero puedo imitar el frotar mis pinzas con la nieve –¿por qué me estoy esforzando tanto en conocer a un Mamoswine y demostrarle que toda su filosofía de vida está totalmente errónea.
-Eso es ridículo, no pareces un Pinsir, y aunque tuvieras cuernos, no nos creeríamos tal cosa. Usa tus ojos humana, ¿en qué se parece un Pinsir a un Mamoswine? –estoy perdiendo el tiempo con esta conversación- Aun si un Pinsir oliera como nosotros, y actuara como nosotros, no sería un Mamoswine. Pero por oler como nosotros, y actuar como nosotros, al menos sabríamos que no es una amenaza. ¿Por qué es tan difícil de entender? –lo que es difícil de entender, es cómo los Pokémon son tan instintivos.
-Ok, cambiaré la forma de dar mi mensaje –traté con algo diferente-. Digamos que soy el máximo depredador de Mamoswine, me froto con la tierra donde duermen y me aseguro de tener su olor, me comporto como ustedes usando un par de troncos para raspar la nieve e imitar sus patrones. ¿Me considerarían una amenaza? Recuerda que soy tu máximo depredador –le recordé, aunque no me imagino a un Pokémon depredando Mamoswine.
-Eso es absurdo, los Mamoswine no tenemos depredadores –pero si me acabas de decir que-. Pero si los tuviéramos, definitivamente los reconoceríamos. Si un depredador oliera como nosotros, y se comportara como nosotros, sabríamos que es una amenaza por ser nuestro depredador, pero probablemente no sea muy listo si en lugar de actuar como él mismo pretende ser un Mamoswine, por lo que probablemente no sea una amenaza –declaró él.
-¡Pero soy un depredador listo que quiere engañarte para depredarme a tus crías cuando me acepten en su manada! –me molesté, ganándome la atención de todos los campistas- Basta… mi cabeza no puede con esto, lo siento profesor, pero parece ser que hablar con los Pokémon no es suficiente para entenderlos –el cerebro de los Mamoswine debe ser muy pequeño.
-Los Pokémon podemos reconocer a otros por nuestros rasgos faciales, no somos idiotas, Valerie –externó Mawile. ¿Por qué no quiso decirme eso Mamoswine desde un principio, en lugar de hacerme perder el tiempo?- No sabes preguntar las cosas, por eso Mamoswine te da todos esos rodeos, solo mira –comentó Mawile, dirigiéndose a Mamoswine-. Oye Mamoswine, un entrenador te captura, te lleva fuera de tu manada, y te une a la fuerza a una manada diferente que puede o no ser de Mamoswine. ¿Qué haces para identificar a los demás? –preguntó Mawile.
-¿Cómo unirme a un equipo de nuevos Pokémon? –preguntó Mamoswine, y Mawile asintió- Si todos fueran Pokémon de especie distinta a la mía, encontraría el aroma que nos caracteriza en común, como el aroma del humano que nos capturó. Así entonces, si el Pokémon a mi lado fuera mi presa, no me lo comería, porque sé que es parte de mi nueva manada. De igual manera, si un depredador oliera como mi entrenador, no me comería, porque somos una manada –espera, esto sí es importante, tengo que anotar esto-. De esa forma, sabría que los Pokémon a mi alrededor no son una amenaza. Después, tendría que aprender el aroma de cada uno de ellos, por si en algún momento me encuentro en una multitud de Pokémon extraños, distinguir el aroma del Pokémon que pertenece mi manada –terminó Mamoswine.
-¿Y qué pasa si vuelves a encontrarte con tu antigua manada? –pregunté siguiendo el escenario que Mawile había preparado, Mamoswine lo pensó. Oh vamos, no es una pregunta tan difícil. ¿Por qué solo yo no puedo comunicarme bien?
-En ese caso, tendría que actuar con cuidado –declaró Mamoswine-. Mi manada me reconocerá, pero podrían no aceptar mis nuevos aromas corporales, o a los que me acompañan. Ahora pertenezco a una nueva manada, mi manada anterior, aún si está compuesta por miembros de mi familia, ya no es mi prioridad, son enemigos potenciales -¿cómo? Incluso si tu propio hijo formara parte de esa manada, ¿sería tu enemigo?-. Ahora debo velar por mi nueva manada. Pero estaría feliz de ver a mi antigua manada feliz, gorda y contenta. Claro que, si el líder de mi manada, mi entrenador, quisiera liberarme, podría intentar volver con mi antigua manada, pero para eso tendría que derrotar al líder actual y apropiarme de la manada. Después de todo, esa es la única forma de regresar a una manada de la cual desertaste. El líder, tendría que irse, sería duro, pero así funcionan las cosas –los Pokémon, en verdad que son complicados.
-Ya veo… supongo que los humanos terminaron cambiando drásticamente el cómo funcionan las cosas en el mundo Pokémon –de alguna forma, terminé deprimida de esta conversación-. Lo lamento, Agustín. Ya no me siento con ánimos de preguntar más –le entregué mis notas al profesor, quien comenzó a leerlas rápidamente.
-Ya veo… -concluyó el profesor-. No es algo que no pudiéramos obtener por medio de la observación continua de una manada de Mamoswine y someterlos a diferentes entornos de relación con Pokémon y humanos… pero resulta inquietantemente gratificante el poseer una reiteración de parte misma de un Pokémon –el profesor parece alegre de lo que escribí, pero incomodado al mismo tiempo-. Esto básicamente significa, que los métodos científicos de estudio actuales van por buen camino. Muchas gracias, Valerie, me sirvió mucho esta conversación –aunque yo no sé cómo sentirme al respecto-. Aunque, y espero que no le moleste lo que voy a decirle pero, independientemente de si puede hablar con los Pokémon, no considero pertinente utilizar eso como parte de una investigación -¿cómo dice?-. Piénselo de esta forma. Si se sentara a platicar con todos los Pokémon, para saber cómo piensan, cómo se comportan, y cómo sobreviven, los científicos, biólogos e investigadores, se volverían perezosos, y nos conformaríamos únicamente con lo que nos cuenta un Pokémon. El Profesor Rowan, mi maestro, diría que es como una relación humana. Podemos hablar entre nosotros, comunicarnos, pero existe más que solo comunicación para entender a alguien. Incluso en un silencio, en un patrón de comportamiento, los humanos podemos observar y deducir otras cosas que no nos dicen. Con esta conclusión en mente, pretendo mantener la conversación con los Pokémon al mínimo. La conversación no debe sustituir al método científico tradicional –terminó él.
-Eso… me deprime un poco, yo quería serte de ayuda –supongo que allí va mi idea de convertirme en asistente del profesor de tiempo completo en el hipotético caso de que pierda mi licencia de Líder de Gimnasio-. No me molesta volverte a traducir de vez en cuando… Agustín… pero entiendo si no me lo pides –agregué apenada.
-Ya veremos si hay otras oportunidades –exclamó el profesor, y entonces sonrió-. ¡Allí está, el Reloj de Sol de Ciudad Fluxus! ¡Llegamos chicos! –llamó la atención del grupo el profesor. Los campistas, agotados del largo viaje a lomos de Mamoswine y Piloswine, exclamaron alegremente por saber que la larga travesía había terminado- Una vez que lleguemos al Centro Pokémon, descansaremos un poco, y visitaremos el Reloj de Sol para la reunión del día de hoy. Cuento con usted, Valerie –comentó el profesor, espero que al menos, este sea un día tranquilo.
Centro Pokémon de Ciudad Fluxus.
-Vayan –tras llegar al Centro Pokémon, mi primera responsabilidad fue liberar a los Pokémon del Profesor en el patio trasero para que descansaran. Pidgeot y Venusaur se estiraron tras materializarse, Abra, aunque pensé que estaría dormido, sorpresivamente parecía más despierto que nunca.
-Ah, parece ser que no volaré el día de hoy –comentó Pidgeot, mirando el patio trasero del Centro Pokémon, y después dirigiéndome la mirada-. ¿Usarás ese conjunto otra vez? –preguntó mientras me miraba en mi vestido de Eevee.
-Lamento no haberte sacado de tu Pokébola a hacerme compañía, pero Mawile insistió en que no volvía a viajar en tu lomo –le expliqué a Pidgeot, mientras Mawile hacía una mueca de molestia-. Gran abuela, ¿cómo le sienta el viaje hasta ahora? –pregunté preocupada por ella, la gran abuela comenzó a temblar. Es verdad que la temperatura afuera era muy baja, pero aquí en el patio trasero estaba controlada por termostato, al parecer no lo suficiente para que ella se sintiera cálida.
-El frio y los Pokémon Hierba no nos llevamos cariño –enunció ella, por lo que yo comencé a buscar en mi mochila, sobre la cual había amarrado una de mis últimas confecciones, una amplia frazada rosada que había enrollado sobre mi mochila justo para esta ocasión, misma que comencé a colocar alrededor de la gran abuela, con algo de dificultad pues la gran abuela era más grande de lo que me esperaba, por lo que Pidgeot me ayudó a pasar la frazada por encima de la flor de la gran abuela-. Eso está mucho mejor. ¿Tú hiciste esto cariño? –preguntó ella.
-Solo para ti, abuela –sonreí mientras pasaba la frazada por alrededor de su cuello-. Nos quedaremos en el Centro Pokémon alrededor de una hora más. Ya que nos hospedaremos aquí, no es necesario que nos acompañen todos. Puedes quedarte aquí a descansar. Pidgeot, puedes venir conmigo si quieres, te recogeré en una hora, a menos que Abra quiera acompañarnos –comenté mirando a Abra, quien aparentemente estaba en trance-. ¿Abra? –pregunté nuevamente.
-El kimono de Espeon… Olympia quisiera verlo –comentó Abra, sorprendiéndome-. Ella es quien me ha estado despertando, solo que no sabía su nombre hasta ahora. Quiere verte, dice que es importante, que tú y ella tienen mucho de qué hablar –me explicó Abra, lo que me era inmensamente incómodo. Pocas veces he visto a Olympia, se requiere de una reunión del Consejo de Líderes de gimnasio para siquiera considerar el verla, pero ahora Abra me decía que Olympia quería verme, lo que significaba, al menos para mí, que ella sabía lo que me estaba pasando. Aquello me preocupaba demasiado-. ¿Olvidas que puedo leer tu mente? Puedo asegurarte que Olympia no tiene malas intenciones –¿de verdad?- Sobre saber realmente lo que ocurre contigo… me lo ha preguntado, pero no se lo he dicho. No está en mí revelar secretos de los Pokémon a los humanos. No creo siquiera que ella sepa lo que ocurre contigo, simplemente siente algo y no sabe qué es –explicó él.
-¿Intentas decirme que Olympia no sabe que puedo transformarme en una Eevee? –pregunté, Abra asintió a mis palabras- Pero entonces, ¿qué debería hacer? Si Olympia quiere verme, seguramente me hará preguntas relacionadas a esto. No sé si debería contarle sobre lo que puedo hacer… -además, no es como que tenga el derecho de hacerlo. Los Pokémon me lo han permitido a mí, si otro humano se enterara.
-Debes decirle –exclamó Pidgeot, sorprendiéndome, y ganándose la atención de los demás-. Cedí el liderato de la manada del profesor por voluntad propia, quiera Mawile aceptarlo o no. Pero, en ningún momento he dejado de analizarte, ni a ti, ni a ese Drapion, o a ese Quagsire. Has logrado hacerte amiga de todos los Pokémon, incluyéndome. Es por esto, que confío en tu juicio. Si revelar el secreto de la transformación en un Pokémon a otros, es lo que necesitas para volver a ser una humana, correré con las consecuencias –viniendo de Pidgeot, esto significa mucho. ¿Cómo podría no arriesgarme, si alguien como Pidgeot está allí para animarme?
-Lo haré con tu permiso entonces –comenté, y Pidgeot reverenció en mi dirección-. Pero tengo que hablar con el profesor primero. Quiera Olympia o no, vine en este viaje como la asistente del profesor, tenga o no tenga motivos personales involucrados. Así que, no puedo fallarle al profesor –aseguré, antes de salir con Mawile del patio trasero.
-"Renuncié voluntariamente al liderato de la manada", sí como no –se quejó Mawile, se le veía molesta- Cuando quiera ese pajarraco subdesarrollado le refresco la memoria sobre quien es la Pokémon dominante. Se cree mucho desde que le dije que era el segundón. Tal vez deba regresarle el título a Gyarados –se quejó ella.
-Cuando regresemos seguro que Drapion ya se hizo con el control de todo, tú y él se parecen demasiado –comenté yo, lo que molestó a Mawile y la hizo amenazarme con su mandíbula auxiliar- ¡Espera! ¡No pretendía molestarte! -¿qué clase de entrenadora soy que se siente intimidada por su Pokémon? No espera, esto no es intimidación, es mi instinto de supervivencia. Entonces… ¿estoy siendo más sumisa de lo normal por mis instintos? En verdad que tengo que arreglar esto- Mawile… -comenté de forma sombría, lo que sorprendió a Mawile-. Soy tu entrenadora, y te prohíbo rotundamente que me des mordidas, es doloroso, y no quiero que me dejes cicatrices. ¿Quedó claro? –comenté mientras me cruzaba de brazos.
-¿Ah? ¿Con quién crees que estás hablando? Yo te muerdo si se me da la gana –amenazó ella, pero yo me mantuve firme- No es como que quiera morderte en estos momentos de todas formas… no has hecho nada para merecerlo -¿se está, ruborizando? ¡Es tan linda!- Ah, me fastidias. ¿Qué sigue ahora? –pregunta contrariada, es obvio que el revelarme contra ella ha derribado su barrera de jefa criminal Pokémon o sea lo que sea que Mawile pretende ser para hacerse la importante.
-Primero buscamos al profesor –comenté, tomando de la mano de Mawile, y caminando con ella hasta la zona de restaurantes, donde encontré fácilmente al profesor, noqueado sobre una mesa- ¡Agustín! –exclamé preocupada, ayudando al profesor a incorporarse- ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? –comenté aterrada.
-¿Valerie? Ah… no es nada… -comenta el profesor, pero las horribles ojeras, que no me había dado cuenta de que tenía porque todo el viaje desde Pueblo Fresco hasta Ciudad Fluxus el profesor viajó a mis espaldas, me hicieron saber que mentía-. Es solo que… la máquina de café no funciona… y la cafetería más próxima está muy lejos para ir y regresar antes de que sea tiempo de llevar a los campistas a ver el Reloj de Sol de Ciudad Fluxus. Me desvelé un poco anoche trabajando en un proyecto personal, y creo que estoy pagando las consecuencias –explicó él mientras bostezaba.
-¿Un proyecto personal? ¿Estabas refinando Piedras Mega-Evolutivas otra vez? Agustín, eso puede esperar, te estás esforzando demasiado -¿cómo se supone que voy a ir a ver a Olympia, si el profesor está casi noqueado por desvelarse?-. Tienes que dejar de trabajar en el refinamiento de esas piedras por lo menos en lo que termina el campamento –insistí.
-No… la verdad es que no puedo hacer eso… tengo que terminar mi proyecto antes de llegar a Ciudad Fractal… así que me disculpo, pero necesitaré de bastante cafeína –que terco es-. Al ser un proyecto personal, solo puedo trabajar en este en mis horas de descanso. Así que, me temo que no me queda alternativa más que desvelarme. Para mi fortuna, la tengo a usted para hacerme el trabajo más llevadero –tenía que decirlo, ahora es más difícil el tener que hacer esto.
-En realidad… Agustín… de eso necesitaba hablarte –el profesor debió de entender mi tono de voz, por lo que se incorporó lo mejor que pudo, y me prestó toda su atención-. Verás… iba a pedirte que me permitieras… visitar a Olympia… hay algo que ella y yo tenemos que discutir… algo muy importante… sé que me necesitas, y que la razón de que te acompañe es porque requieres de asistencia con los campistas… también entiendo perfectamente que no te he servido mucho como asistente, he interrumpido tus lecciones, incluso, está aquel incidente en las cavernas… pero… -en verdad, solo le causo más molestias al profesor. Ya basta, no puedo seguirle haciendo esto-. Olvídalo… no es importante… -no quiero ser una molestia.
-Está bien, puedes ir a ver a Olympia -¿eh?- Si fuera algo realmente de tan poca importancia, no me lo hubieras mencionado, incluso si me caigo del sueño en estos momentos. Además, el que esté cansado es enteramente mi culpa, así que, no puedo esperar que sopeses mis errores, aunque yo mismo no lo considere un error. Puedes visitar a Olympia, me las arreglaré –esto… no me lo esperaba. Pero, aun así, no me siento para nada bien.
-No quiero causarte problemas, Agustín… puedo hablar con Olympia en otra ocasión… -sin embargo, él movió su cabeza en negación-. Siento que no hago más que causarte problemas. De verdad, si estás tan cansado yo puedo… -intenté decirle, pero él me detuvo.
-Sobreviviré un día sin asistente, pero esto viene con una condición –así que, había Meowth encerrado en todo esto, debí saberlo-. Tiene prohibido quejarse de mis desvelos. Eso en lo que estoy trabajando es muy importante para mí. Si puede aceptar que tengo razones para sobre esforzarme, yo puedo dejarte ir a visitar a Olympia aun cuando se supone que vienes a trabajar –acabo de ver el lado quisquilloso y manipulador del profesor… no me agrada mucho.
-Compraré… café soluble… mientras estoy fuera… -acepté mi derrota-. ¿Seguro que vas a estar bien? –pregunté, y mi respuesta, fue una mirada de molestia por parte del profesor- No me mires así… estoy preocupada por ti… no me gusta que te esfuerces demasiado, pero… supongo que un trato es un trato –él se limitó a asentir-. Te veré en la noche, Agustín. Iré a cambiarme, y llevaré a Abra conmigo –tras aquello, nos despedimos, y procedí a ir a cambiarme en mi kimono de Espeon.
Afueras del Gimnasio de Ciudad Fluxus.
-No puedo creer que de verdad me puse el kimono de Espeon para ver a Olympia… hace frio… -me quejé, el kimono de Espeon no se había confeccionado para este tipo de temperaturas. Abra y Mawile estaban conmigo y, por alguna razón, me sentía en extremo incómoda-. ¿Qué es este sentimiento tan horrible que me pone la piel de Combusken? –pregunté.
-Sabes, nunca entendí ese dicho. Combusken es tipo Fuego, no le veo la relación con los escalofríos –escuché a las afueras del gimnasio, encontrando a una joven mujer de piel ligeramente oscura, cabellera larga y lacia de un color entre malva y violeta intenso, vestía una blusa de botones dorados y tela de un verde suave con un camisón interior negro, y pantalones blancos de vestir. Llevaba puestas unas sandalias negras, lo cual yo no recomendaría con el clima actual, unos aretes plateados con forma de estrella, y una gargantilla de oro con un emblema de una luna rodeada de amatista. Como conocedora de la moda que soy, podía apreciar el conjunto, además de darle puntos a esta persona por usar un atuendo revelador en tiempos de frio, moda antes que confort es mi dicho, esta persona tiene eso en claro rosando al conocedor de la moda profesional. Si tan solo usara mejor maquillaje para ocultar esas ojeras, podría pasar por una modelo profesional por su estatura- Gracias, pero tomo tanto café que no creo que sea posible ocultar mis ojeras con maquillaje –bueno, el café no tiene nada que ver, pero… un momento.
-¿Olympia? –y no solo eso, ¿leyó mi mente?- Oye, no puedes ir por allí leyendo las mentes de los demás como un Abra maleducado –mi comentario por supuesto que molestó a Abra, pero se lo merece por metiche. Olympia tan solo sonrió, se ve tan diferente sin llevar el cabello como siempre lo lleva, y sin su capa de cosmos o… como sea mejor para describirla.
-Lo lamento, es un mal hábito, pero puedo controlarlo y darte la privacidad que necesitas. Es bueno verte, Valerie -¿cómo sé que no me estás leyendo la mente en estos momentos? Veamos… el color violeta de tus uñas no combina para nada con lo que llevas puesto, y debería darte vergüenza tan aberrante error… nada… creo que realmente no está leyéndome la mente, a menos que esté pretendiendo que no está leyendo mi mente para que yo baje la guardia.
-¡Suficiente con el monólogo! ¡Ella no está leyendo tu mente! –recrimina Abra, sumamente molesto- Los Pokemon Psíquico y los humanos que poseen este poder, podemos sentir las ondas psíquicas emanando unos de otros. En estos momentos Olympia está desconectada del poder psíquico, si se vuelve a conectar te lo puedo hacer saber.
-Es bueno ver que aún te comunicas de esa forma tan curiosa con tus Pokémon, pero me siento ignorada –se burla un poco de mí Olympia. Pueda leer mi mente o no, es una falta de respeto de mi parte, tendré que confiar en Abra.
-Lo-lo lamento, Olympia… es solo que siempre me has parecido imponente. Estar en tu presencia es un poco intimidante –estoy tan nerviosa que no puedo medir mis palabras, pero tengo que regresar al foco de la conversación, esta no es una visita social-. Abra… me comentó que deseabas verme… -¿debería indagar sobre mi habilidad?
-Es verdad, hace tiempo que deseaba hablar contigo –su tono de seriedad, solo logró ponerme más nerviosa. Si me sigue opacando con su presencia, podrían dispararse mis instintos, y transformarme en una Eevee nuevamente-. Valerie, lo que quiero pedirte en estos momentos… es… -aquí viene, no me traicionen, instintos de Eevee-. ¿Vendrías de compras conmigo? -¿Eh?- Es solo que, Korrina siempre me presume lo bien que se lleva contigo, y sé que ves a Grant continuamente, y Viola me ha estado fastidiando presumiéndome que la llamaste amiga, y bueno, yo… pensé que éramos amigas, ¿sabes? Y nunca hacemos cosas de amigas del todo –está totalmente fuera de su personalidad empática y madura. ¿De verdad eres Olympia?
-Ah… bueno… por razones extrañas, me considero una total inepta en el departamento de la amistad, me disculpo si no me he comportado como tal -¿enserio de esto se trataba todo ese misticismo y despertares de Abra?- ¿Hay alguna razón por la que quieras ir de compras conmigo? ¿Comprarás algo para alguien en especial? –esto está mal en todos los niveles imaginables, ¿por qué estoy accediendo a esto?
-Quiero hacerle un regalo a una amiga por la cual estoy muy preocupada –respondió Olympia, se le veía decaída-. Ella es una persona con muchas inseguridades, y que en estos momentos pasa por situaciones muy difíciles. Normalmente es alegre y de buen corazón, pero últimamente la he sentido distante. Verás, ella nunca ha sido buena para expresarse, mantiene sus emociones para sí misma mientras le muestra a los demás un rostro que les hace pensar que todo está bien. Pero es muy mala para aparentar, sé que algo le preocupa, y me gustaría que supiera que estoy aquí para ella, aún si ella apenas y piensa en mí –Olympia, parece una persona mucho más agradable de lo que había pesado inicialmente. Todos siempre tratan a Olympia con cautela y reserva, debe ser frustrante para ella no poder comunicarle a esta persona el cuanto le importa. Quiero ayudarla.
-Te ayudaré a comprarle algo a tu amiga entonces –sonreí. No vine realmente a esto, pero, supongo que, si ya estoy aquí, lo menos que puedo hacer es ayudar a Olympia-. Encontremos algo que vaya a hacer a tu amiga muy feliz –en verdad quiero ayudarla.
-Valerie… -oh rayos, Olympia es aún más linda cuando está conmovida, ¿qué pasó con la Olympia segura de sí misma?- En verdad significa mucho para mí, aunque… puede que sea algo difícil encontrar algo que le guste. Es mi amiga, pero no sé mucho de ella –admitió.
-Entonces busquemos algo que le guste a cualquier chica –siempre hay una solución para este tipo de casos, aunque no pretendo bajar mi guardia-. ¿Te molesta si caminamos con Mawile y Abra fuera de sus Pokébolas? Mawile odia estar encerrada, y Abra técnicamente no es mío, así que no traigo su Pokébola –comenté.
-Oh, sé que Abra es el Abra del profesor, él mismo me lo dijo, pero es reservado, no quiso decirme mucho de ti –no puedo creer que voy a pensar esto, pero, gracias Abra. Al menos sé que tú sí sabes lo que es gracias, así que no tengo que explicarme-. Vayamos al centro de Ciudad Fluxus entonces. Tengo una importante reunión a las ocho de la tarde, no es que piense que tardaremos tanto –se disculpó ella.
-Está bien, es raro el vernos, no me molesta que nos tardemos tanto –no es mentira, y comienzo a sentirme un poco más tranquila. Qué mal que no pude indagar sobre mi condición con Olympia, pero esto suena muy agradable.
Centro Comercial Reloj de Sol.
-Es bueno salir sin que alguien me reconozca –tras llegar al Centro Comercial, Olympia se estiró a sus anchas, es tan raro verla así de liberada-. Aunque, pese a que yo no llamo la atención, cierta Líder de Gimnasio viste un kimono de Espeon muy bonito, así que el sentimiento de sentirme observada a donde vaya no se ha ido del todo –sonrió ella.
-¿Eso… es una burla? Tienes que trabajar mejor en tus burlas, en especial si fuiste tú quien me pidió vestir este kimono de Espeon –comenté, modelando para ella- Para mí fortuna, puedo ganarme las miradas de todos a mi alrededor, pero Mawile les da miedo porque tiene mirada de pocos amigos, así que no se me acercan mucho –pude ver la molestia de Mawile en su mirada, justo esa que impide que me rodeen y me pregunten sobre por qué no he regresado a mi gimnasio, es algo que he vivido durante todo el viaje con el profesor.
-Hay algo que quería preguntarte. No sueles formar parte de los campamentos del Profesor Sycamore, ¿o sí? Me sentiré terrible si me dices que has estado evitándome –no, la verdad es que el distraído del profesor contó a Clemont dos veces, olvidando que existo, lo cual es deprimente.
-Resulta que Ciudad Romantis no tiene un atractivo turístico que sirva a los fines del campamento de Agustín… razón por la que no lo había acompañado hasta ahora –comenté, sintiendo entonces la mirada curiosa de Olympia.
-¿Agustín? -¡rayos! ¡Bajé la guardia!- Había… escuchado rumores pero, ¿tú y el profesor están…? Bueno… -¿por qué eres tan linda? Con semejante tamaño deberías de ser del tipo rudo, sereno e intimidante.
-Así que… Viola y/o Korrina han estado de lengua sueltas… no es que no haya querido decirte, pero no tengo exactamente la edad para siquiera salir con el profesor –bueno, es Olympia, así que supongo que esconderle estas cosas está mal, aunque seguro va a regañarme.
-¡Hacen una pareja hermosa! –me rindo, no sé absolutamente nada de Olympia, lo cual es deprimente y preocupante, ella parece muy agradable- Bueno, ¿dónde deberíamos empezar? –pregunta ella.
-Bueno, comencemos con buscar algo que podría gustarle a tu amiga antes de pensar en lo genérico. ¿Qué puedes decirme de ella? ¿Qué le gusta? –Olympia comenzó a frotarse la barbilla y a hacer muecas, incluso hubo un momento en que bajó la mirada, sintiéndose deprimida- ¿No sabes nada? –esto va a ser más difícil de lo que pensé.
-Como dije, es mi amiga, pero es muy reservada… veamos… -prosiguió ella-. Entiendo que le gusta mucho la ropa, de colores extravagantes. Mientras más brillante y llamativo mejor -¿debería preguntar por alguna escala del color?- Siempre que la he visto fuera de su ropa laboral, se viste muy elegante, como una princesa. Eso me recuerda que a ella le gustan mucho los cuentos de fantasía, aunque no estoy segura de que sea lectora, ¿debería regalarle un libro? –no creo que eso sea una buena idea.
-Si no conoces si es lectora o no, aunque le guste la fantasía, podrías fastidiarla si no le gusta leer. Además, si es lectora ávida, con saber el género no es suficiente, podrías terminar regalando algún libro que ya leyó –su depresión por la noticia, es inquietante. Concentrémonos en la ropa-. Quiero preguntar sobre si conoces algún color que le guste a tu amiga, pero, por alguna razón se me ocurre una pregunta más determinante. ¿Sabes su talla? –su mueca, es suficiente para saber que no es así-. Acabamos de descartar la ropa, es inútil buscar algo para vestir si no conoces la talla. ¿De verdad es tu amiga? –pregunté un tanto molesta.
-Es lo que quiero pensar, pero me estás haciendo dudar de ello –yo no tengo dudas, las amistades saben más unas de otras. Tratemos con algo más determinante entonces, si es una chica, definitivamente tiene redes sociales.
-Está bien. Intentemos esto, ¿cuál es su cuenta de Snapbook? –pregunté, Olympia movió su cabeza en negación- ¿No la sabes? Espera, ¿tienes al menos Snapbook? –pensé que era la única persona en el mundo que no tenía una cuenta de Snapbook-. ¿Qué hay de Pokégram? -¿será posible que sea así de complicado?
-Ni siquiera yo tengo Pokégram, ¿es eso malo? –bueno… no… pero no es normal-. El gimnasio tiene cuenta de Fletchinder. ¿Servirá de algo? –no, definitivamente no servirá de nada. Tendremos que ir por la alternativa sencilla.
-Solo… cómprale un peluche. Debe haber una tienda de peluches por aquí –comenté, liderando la marcha, aunque no sé siquiera por qué la estoy liderado yo si ni siquiera conozco Ciudad Fluxus- Los peluches le gustan a todas las chicas, solo no compres uno muy grande, o no tendrá donde ponerlo. Hay un grupo de peluches con los que nadie puede fallar –comenté, y para mi fortuna, había una tienda de regalos cerca-. ¡Mira estos! –le comenté, tomándola de la mano y jalándola hasta donde había unos peluches de Cleffa- ¡Son casi del tamaño real! –comenté encantada.
-¡Espurr! –levantó Olympia un peluche de un Espurr, incluso se acarició la mejilla contra el mismo. En verdad es demasiado linda, comienzo a sentirme celosa- Aunque no creo que le agraden los Espurr. ¿Tal vez un Mime Jr? –me mostró el peluche.
-Es lindo, pero yo apuntaría a algo más bonito todavía. Oye mira, hay peluches de Minior –comenté acercándome a un producto de importación. En Alola hay un Pokémon que se llama Minior, y son de varios colores, ver un aparador lleno de varios Minior de tantos colores- ¡Te invita a lanzarte sobre ellos! –declaré.
-¡Te invita a lanzarte sobre ellos! -¿eh? Olympia y yo compartimos una mirada de extrañeza, acabamos de decir exactamente lo mismo, y lo peor del caso es que, por su sonrisa, creo que está pensando lo mismo que yo- ¿A la cuenta de tres? –preguntó.
-¡Tres! –exclamé, y ambas nos lanzamos sobre la exhibición de los Minior, lo que terminó con ambas expulsadas de la tienda- ¡No puedo creer que hice eso! –declaré, aunque no estaba molesta, Mawile y Abra, detrás de nosotras, solo intercambiaron miradas de preocupación.
-Pero eso acaba de descartar por completo a los peluches… -se deprimió Olympia, y estamos de regreso en el punto de partida-. ¿Crees que sea mala idea regalarle chocolates? A todas les gusta el chocolate, ¿o no? –preguntó ella.
-¿Te cuento un secreto? Detesto el chocolate dulce –ya estoy entrando en confianza- Nadie me cree cuando se los digo, pero para mí el chocolate mientras más amargo mejor, no tolero lo excesivamente dulce –por su mirada, estoy completamente segura de que la he sorprendido.
-¿De verdad? Pero si me pareces del tipo que se toma su café con cuatro cucharadas de azúcar –extrañamente específico… y acertado, aunque la verdad es que no me gusta el café, solo el ritual que comparto con el profesor- Pero sabes, ella es esbelta y muy bonita. Siento que si le regalo chocolates podría engordarla –nadie se infla tan fácil por unos chocolates.
-Bueno, si estás insegura de eso, podemos intentar joyería, pero, es algo caro, y no recuerdo haberte preguntado sobre tu presupuesto –no debe ser muy elevado considerando que Olympia no sabe absolutamente nada de esta persona.
-El dinero no es problema, es una persona tan importante para mí que no me molesta gastar por ella -¿cómo puedes decir eso sin siquiera saber los gustos de esta persona?- ¿Hay alguien a quien quieras así, Valerie? ¿Alguien por quien no te importa hacer lo que sea por tenerla feliz? –el profesor inmediatamente se me vino a la mente, pero no creo que Olympia lo estuviera pensando de esa manera.
-Bueno… salvo por el profesor –esta vez me aseguré no de llamarlo Agustín-. No creo tener a nadie más por quien me preocuparía tanto… -y, aun así, varias personas se me vinieron a la mente. Katherine, Linnea, Blossom, Kali, por alguna razón pensé en mis discípulas. Tal vez si quisiera comprar algo para ellas, estaría en el mismo barco de Olympia, sintiendo apego a ellas, cariño quizás, pero no sabiendo absolutamente nada de ellas. ¿Por qué nunca me di la oportunidad de hacerlo? De pronto, Brighton también se me vino a la mente, y con él Anna, su nueva novia, y conectándose a Anna estaba Lise, y el resto de campistas por alguna razón también me invadieron la mente, ni siquiera los conocía tan bien, tampoco a Sina, pero era más que obvio que me agradaba, velaba por ella, incluso, me sentí inmensamente feliz por ella cuando las cosas con Dexio funcionaron, luego está Malva… con quien desearía poder reconciliarme, pero no puedo, y Paget, no puedo olvidar a Paget con lo mucho que me ha ayudado- ¿Por qué estoy pensando en tanta gente? -¿qué me está pasando? Incluso estoy pensando en Lon y él es un fantasma. Seguro ni siquiera estaría en esta situación, saliendo con Olympia, si la tarada de Korrina se hubiera quedado callada, pero ahora siento que no me molestaría comprarle algo a ella, o a Viola, incluso la llamé mi amiga no hace mucho, y por qué de pronto siento el deseo de ser más buena con Clemont, ni siquiera me llevo tan bien con él como con Grant, quien es mi mejor amigo varón, aunque nunca nos vemos, veo más a Siebold. ¡Basta! ¡No tengo dinero para comprarle algo a todo el mundo!
-Creo… que toqué una fibra sensible –comenta Olympia, pero el tono de su voz no es de empatía, suena más como si se burlara de mí-. ¿Tal vez si caminamos un poco para despejar nuestras mentes, encontremos una mejor opción? –sí, creo que caminar me serviría de mucho en estos momentos- De todas formas, ¿has pensado en algo que regalarle a tu persona especial? Seguro el profesor tiene tiempo preparando algo -¿cómo dices?
-¿Por qué iba a querer regalarle algo al profesor…? –un momento- ¡El Festival Navideño de Ciudad Fractal! –de pronto, la imagen del profesor agotado, y quejándose de que apenas y tenía tiempo para trabajar en un proyecto personal, se me vino a la mente. ¿Habrá estado el profesor trabajando en algo para mí todo este tiempo? No, ni siquiera vale la pena emocionarme por este tipo de cosas, el profesor es tan distraído que seguro ni siquiera ha considerado el regalarme algo, pero, yo sí debería haber pensado en algo. Después de todo, estoy intentando que me proponga matrimonio. ¿Cómo fui a ser tan distraída?
-¿Valerie? –Olympia me regresa a mi triste realidad- Te ves tensa. Intenta despejar tu mente un poco. ¿Quieres entrar a alguna tienda? Tal vez verías algo que regalarle al profesor –no, definitivamente ese no es mi estilo.
-Ajem… el Festival Navideño de Ciudad Fractal es sin duda importante, pero… no es más que una fecha comercial, no creo que el profesor siquiera lo esté considerando –y, aun así, quiero regalarle algo-. Yo… creo que le confeccionaré algo… no soy de las que regalan objetos materiales comerciales. ¿Qué clase de sentimiento expresa un regalo comprado? No, si quiero expresar mis sentimientos, tiene que ser algo que haga por mí misma. Ese… es el regalo más especial de todos… -sí, pensaré en algo para el profesor, y lo haré con mis propias manos.
-Eso… es muy lindo, pero complica mucho las cosas, ¿no lo crees? –puede ser complicado, pero no hay nada como un regalo hecho con tu propio esfuerzo… y… acabo de caer en cuenta de que estamos buscando un regalo para una amiga de Olympia… y que acabo de decirle que el materialismo es lo más bajo en cuestión de regalos.
-No aplica en todos los casos, el que yo piense así no significa que tú debas esforzarte así por tu amiga –declaré incomodada, pobre Olympia, seguro le acabo de destrozar todas sus intenciones de comprarle algo a su amiga.
-Creo, que ya sé qué regalarle. ¿Puedes esperar un poco aquí? -¿esperar?- ¡No me tardo! ¡Por favor no te muevas de este lugar! -¿eh? ¿Se habrá molestado por algo que dije? La verdad es que Olympia es muy difícil de leer.
-Ella… parece que te quiere mucho… -comenta Mawile, ganando mi atención-. No ha dejado de mirarte en todo momento, como si quisiera saber lo que piensas, pero no creo que haya hecho algo para leer tu mente. ¿Abra? –pregunta Mawile.
-Olympia ha estado todo el tiempo desconectada del poder psíquico, no ha siquiera intentado una conexión –declaró Abra, flotando tranquilamente, y sentándose en una banca del Centro Comercial, misma en la que me senté a hacerle compañía-. Creo, que no es necesario que yo esté aquí, ya he estado despierto mucho tiempo, y no creo que Olympia vaya a intentar leerte la mente. Puedo seguir siendo tu Pokémon de compañía, aunque estoy muy cansado, ¿te importa si duermo? ¿O sigues preocupada por Olympia? –a estas alturas, no creo siquiera que Olympia sea una amenaza a la seguridad del mundo Pokémon.
-Puedes dormir, me disculparé con Olympia por mentirle sobre tu Pokébola –comenté, llamando a Abra a su Pokébola, y sentándome en silencio, y pensativa. Mawile pareció comprender que en esos momentos no me sentía con ánimos de conversación, y tan solo se sentó a mi lado. Pasó el tiempo, un tiempo muy prolongado, pero no tenía forma de saber cuánto, ya que no usaba reloj, y no tenía un celular, pero podía intuir, que al menos había pasado una hora-. ¿Me dejó plantada? –me pregunté.
-¡Valerie! –mis pensamientos son interrumpidos por Olympia, que llega con una bolsa en manos- Perdóname por tardarme tanto, pero no soy muy diestra con las manos, así que me tomó varios intentos, pero creo que salió muy bien -¿de qué hablas?- Feliz… Navidad adelantada… Valerie… -¿eh? Del interior de la bolsa, Olympia extrae un pequeño regalo rojo, un cubo envuelto de papel metálico, con un moño verde, mismo que coloca en mi regazo.
-Espera… ¿yo soy la amiga con muchas inseguridades, y que pasa por momentos difíciles? Quien normalmente es alegre y de buen corazón, pero a la que últimamente has sentido distante -¿podría ser… en verdad?
-Una amiga que nunca ha sido buena para expresarse… que mantiene sus emociones para sí misma mientras le muestra a los demás un rostro que les hace pensar que todo está bien. Pero es muy mala para aparentar. Una amiga a la que yo sé que algo le preocupa, y me gustaría que supiera que estoy aquí para ella, aún si ella apenas y piensa en mí –Olympia…- ¿Estás llorando? Ni siquiera has abierto el regalo. ¿Tan repulsivo es lo que hice?
-¡Basta! ¡No estoy llorando por eso! ¡Solo estoy inmensamente conmovida! -¿por qué estoy llorando tanto? Parece como si jamás hubiera llorado en toda mi vida. Es verdad que me molesté y lloré mucho frente al profesor, pero estas lágrimas, son diferentes, no dejan de caer, y me apenan mucho, caen y caen y caen y caen, y no puedo hacer nada para pararlas- Dame unos minutos… -no puedo creer que estoy usando las mangas de mi kimono de Espeon para secarme las lágrimas, ya basta, no quiero seguir llorando.
-Parece que no has llorado así… en toda tu vida… has estado guardando todo este dolor por tanto tiempo, ¿verdad? –no es momento para un psicoanálisis, son solo lágrimas, no es la gran cosa- No quiero hacerte enojar en un momento así, pero… espero que sepas que lo que hago, es porque quiero que entiendas que hay más en el mundo humano, que no te has atrevido a disfrutar, y que el mundo Pokémon puede ser tentador, pero solo es porque no te has atrevido a vivir realmente como una humana -¿lo sabes?
-Olympia… tú sabes que… bueno… -ella no me deja terminar, ha extraído un pañuelo, y ha comenzado a limpiarme las lágrimas, incluso me suena la nariz-. Basta… eso es vergonzoso… Olympia, ya… puedo limpiarme mi propia nariz –aunque con tu pañuelo, no con mis mangas.
-¿Vas a abrirlo? –ya más calmada, miro el pequeño regalo, yo ni siquiera tengo nada para Olympia, me siento horrible- No quiero que me correspondas un regalo de Navidad, y antes de que te hagas ideas, sigo desconectada de la fuerza psíquica. Solo ábrelo, hacerte llorar así en medio de una plaza comercial, ya tiene la atención en nosotras -¿por qué hiciste esto aquí entonces? Comienzo a abrir el regalo, incluso tengo cuidado de no romper la envoltura, es el primer regalo que me hace una amiga, ya por sí mismo eso lo hace especial. Quito la tapa, y frente a mí, hay un peluche de un Teddiursa regordete, con un bonito moño rojo alrededor del cuello, lo admiro, sacando al mismo de su cajita-. Lo lamento… cuando mencionaste que un regalo material no viene del corazón, entré en pánico y busqué un Taller de Construye tu Propio Peluche. Mis primeros intentos estallaron en montones de algodón, se me terminaron los Cleffa, así que tuve que llenarte un Teddiursa… ya sé que no es un tipo Hada –agregó apenada, pero yo ya abrazaba a mi Teddiursa de peluche, y estaba llorando como una loca nuevamente, lo que la escandalizó-. Puedo buscar otro taller con más tiempo e intentar con un tipo Hada -¡no es eso!
-Olympia… te quiero mucho… -ya no quiero llorar, alguien detenga esta masacre de lágrimas-. Eres la mejor amiga humana, que una insensible como yo pudiera llegar a tener, me encanta… -mi primer regalo de una amiga, y yo que por tanto tiempo la ignoré, soy una persona horrible.
Gimnasio de Ciudad Fluxus. Habitación de Olympia.
-Ya llevas dos cajas enteras de pañuelos completa, si el profesor te ve así de frágil, me va a reprender –al no poder contener mi llanto, Olympia me llevó de regreso a su gimnasio, que hasta entonces me enteré que, igual que yo, usa su gimnasio de vivienda. Su habitación es de lo más normal, como la de una chica cualquiera, nada de paredes de espacio, ni ventanas de cristal psíquico, ni espirales de cosmos a nuestro alrededor. Solo una habitación alfombrada, de paredes blancas, con una cama rosa y una cómoda morada, además de un bote de basura que es más fluidos nasales míos que basura- ¿Estarás bien? –pregunta ella por enésima vez.
-Acabo de llorar 16 años de vida en una hora… por supuesto que no estoy bien… -aunque, abrazar a mi nuevo peluche de Teddiursa ayuda- Fue muy bajo utilizarme para comprar mi propio regalo, pero fue inmensamente lindo también. No sabía que podías ser así –me quejé mientras volvía a sonarme la nariz.
-Nunca diste oportunidad de que conocieras esta parte de mí -¿ya pasamos a las agresiones? Tan bien que íbamos- Pero tendremos más oportunidades, si sobrevives a esto. Perdón por hacerte pasar tanta vergüenza, y por hacerte llorar como lo hice, pero tenía que darte otra herramienta para que prefieras este mundo al mundo Pokémon –de manera que, después de todo sí terminamos hablando de esto-. ¿Cuánto tiempo llevas con estas transformaciones? –supongo que estaría mal fingir demencia.
-Alrededor de ocho meses… no tengo una fecha exacta –perdí un poco la noción del tiempo los primeros días, no es que un Pokémon requiera siquiera de medir el tiempo en un calendario-. Un Drapion amigo mío, dice que no pasaré de este viaje de campamento… no a menos que… -¿debería entrar en ese nivel de detalle? Mawile ya parece muy preocupada por entender lo que estoy diciendo.
-El amor es una herramienta muy poderosa, pero muy destructiva a la vez… anclarte en ella y en el profesor no va a ser suficiente –de modo que… ella lo sabe… creo- Valerie, sé que entiendes que tengo poderes difíciles de explicar. Sé algunas cosas, sé que tienes una maldición que tiene que ver con la luna, y que sombrías energías te persiguen, no voy a pedirte que me expliques ni nada como eso, pero… -ya estamos muy enredadas en esto como para sutilezas.
-Puedo transformarme en una Eevee, desarrollé instintos Pokémon en mi forma humana, y puedo leer y comprender a los humanos perfectamente en mi forma de Eevee –le comenté, Olympia, que hasta esos momentos se arreglaba en su atuendo de Líder de Gimnasio, viró para verme interrumpiendo su preparación. Mawile, por otra parte, no estaba segura de sí dejarme hablar o no, pero prefirió confiar-. Puedo ir y venir de ser humana y Pokémon a voluntad. Lo que detona mi transformación en un Pokémon, es pensar en la adrenalina de una batalla Pokémon, lo que detona mi transformación en humana, es mi deseo de ser amada por el profesor. Se suponía que eligiera al mundo al que prefería pertenecer, me convencí a mí misma de que, si el profesor me correspondía, sería una humana nuevamente, para siempre. Resulta que el profesor me correspondió, pero sigo transformándome en una Eevee, y todas las mañanas, despierto como una. El Drapion que me cuida llegó a la conclusión, de que solo viendo al profesor como un miembro de mi familia, lo que significa aceptar mi amor, y evolucionar en una Sylveon, es lo que necesito para ser humana para siempre, y que solo casándome con el profesor puedo lograr esto y evolucionar en una Sylveon. No sé dónde está el razonamiento de Drapion, pero desde entonces he intentado convencer al profesor de al menos proponerme matrimonio –resumí lo mejor que pude-. Sé que es ridículo, pero… -seguro estoy equivocada.
-No, el razonamiento de Drapion es correcto –espera, ¿de verdad?-. Los sentimientos son muy poderosos, Valerie. Eres un Pokémon porque tus sentimientos de humana eran muy frágiles y débiles. No tenías una razón para ser una humana, nadie importaba. De pronto, encontraste a la persona que importaba, y decidiste que por ella serías humana. El que el profesor aceptara tus sentimientos debió ser suficiente, pero, la entidad con la que hiciste el trato no está de acuerdo –yo, no hice un trato con ninguna entidad-. ¿Estás segura? -¿leíste mi…?- No estoy leyendo tu mente, pero por el espejo mientras me peino puedo ver tu rostro, y tu cara me dice: "no recuerdo haber hecho un trato con alguna entidad", o algo así. La verdad es que no necesitas haber hecho un trato verbal. Basta con hacer una acción, un ritual que te comunique con alguna entidad. ¿Tienes alguna idea de qué entidad podría ser? –comienzo a asustarme.
-Hasta donde he alcanzado a descifrar… o es Lunala, Cresselia… o Darkrai… probablemente una mezcla de los tres –le comenté, pero era básicamente imposible comprender lo que ella pensaba de todo esto-. En mis pesadillas, creo que es Darkrai. ¿Qué debería hacer? No tengo mucho tiempo, y yo de verdad quiero ser humana –insistí.
-No, la verdad es que, actualmente, si el profesor te rechaza, no tienes nada lo suficientemente fuerte para que puedas mantener tu forma humana –eso… sonó bastante distante y cruel- Desearía en verdad, poderte darte una respuesta más concluyente. En estos momentos, esa respuesta es definitiva –lo entiendo, pero… no creo que el profesor vaya a aceptarme aún-. Sé que suena difícil, pero tienes que hacer un esfuerzo por convencer al profesor. Tu plan es correcto, creo que es el único que puede ayudarte en estos momentos. Lo único que te pido es, que hagas lo que esté a tu alcance, por resistir si el profesor no te corresponde. Cualquier idea, por más insignificante, cualquier deseo que te haga querer ser humana con o sin el profesor, puede ser la diferencia en el caso de lo peor. Valerie, el mundo humano tiene más que ofrecer, no le des la espalda al mundo humano –lo sé, el mundo humano no es lo que yo pensaba que era, no es tan oscuro, es cálido y hermoso. No puede existir lo bueno sin lo malo, y hay muchas cosas buenas que me hacen querer ser una humana.
-No es solo por el profesor… yo… realmente quiero ser una humana… ¡quiero seguir sintiendo como humana! ¡No me lo perdonaría si cierro mi corazón a solo el profesor! ¡Esta vez, al menos, quiero poder llegar a conocerte más y a muchas personas que me han dado tanto…! –una sensación extraña golpea mi pecho, pero solo dura un instante, ya que Olympia me sacude con fuerza, evitando que la sensación se apoderara de mí-. ¿Qué fue…? –pregunté.
-Umbreon es lo peor en lo que te puedes convertir, mantén una Piedra Eterna cerca de ti en todo momento –¿estaba… evolucionando en un Umbreon? Son las 7:30pm según el reloj de Olympia, si evolucionara en estos momentos, sería una Umbreon, pero, ¿cómo lo supo ella?-. Valerie, en estos momentos, estás sintiendo emociones que te negaste a sentir por muchos años. Llorar el equivalente a 16 años de vida es una exageración, pero tus sentimientos están en un estado tan vulnerable, que has comenzado a atesorar la amistad, y deseas anclarte a ella, como has intentado anclarte del amor. Pero, evolucionar en un Umbreon, solo te llevará al dominio de Darkrai, si no te hubiera sacudido, rompiendo tu concentración, tal vez en estos momentos Darkrai te hubiera reclamado. Tampoco puedes convertirte en un Espeon, no sabemos si Cresselia también desea reclamarte. Cualquier otra evolución, carece de sentimiento, así que no puedes simplemente tomar una roca de cualquier tipo, y terminar con esto. Debe ser un Sylveon, si lo que necesitas es que el profesor se comprometa contigo para lograrlo, debes convencerlo, tu plan es correcto, pero… -¿pero? ¿Cuál es el pero, Olympia?- No… no voy a plantar esta semilla en ti, debes seguir con tu plan –no, ya plantaste la semilla.
-¿Cuál es el problema con mi plan, Olympia? –tengo que saber lo que va a pasar, seguramente tú ya lo has visto en mi futuro, por eso has intentado prepararme. Pero, la única forma de estar preparada realmente, es si me dices la verdad- Has visto mi rechazo, ¿no es así? ¿Qué pasó conmigo? Si eres en verdad mi amiga, me lo dirás –digo esto, mientras abrazo con fuerza el peluche de Teddiursa, símbolo de nuestra amistad.
-Pierdes tu mente -¿cómo?- Si nada cambia, y el profesor no acepta tu propuesta de matrimonio, no llegarás ni con Darkrai ni con Cresselia, pasará algo que te dejará en el limbo entre ambos. Pero, toda posibilidad de regresar a ser una humana, se habrá perdido. Él debe sellar el trato, o no volverás a ser humana -¿cómo se supone que voy a hacer eso?
-¿Debería decirle la verdad? –si le digo al profesor, por más extraño que suene, seguro él se compromete conmigo aunque sea solo para salvarme de este destino, ¿no es así?- Con que él lo entienda debería ser suficiente –aseguré.
-Pasan dos cosas, la primera, es que tú no puedes aceptar esa respuesta –es verdad, si me hiciera una promesa solo por hacerla, no significaría nada- Y, además, él tampoco podría aceptar esa respuesta. Valerie, tienes que pensar en algo más. Sin embargo, no pienso agobiarte con esto, aún hay tiempo, y sé que vas a lograrlo –si sabes cómo arreglarlo, por favor dímelo, no puedo con esto-. Debes confiar… en tu poder humano… es todo lo que puedo decirte… -terminó ella, y la alarma de su reloj sonó-. Se nos acabó el tiempo, tengo que verme con el profesor en el Reloj de Sol. ¿Vienes conmigo? -¿cómo puedes terminar la conversación de esta forma? Estoy demasiado inquieta en este momento.
-Valerie… -escucho a Mawile, me viro a verla, ella me mira con determinación-. Olympia tiene razón -¿la entendiste?- Tú puedes encontrar la forma, no necesitas que ella te lo diga. No vas a convertirte en un Pokémon de tiempo completo –terminó Mawile, yo no tenía palabras.
-Ve que lleve esto en todo momento, Mawile. Y recuerda, ni Umbreon, ni Espeon -¿qué está pasando aquí? Mawile y Olympia parecen estar en un entendimiento inquietante y espeluznante, mientras Olympia usa sus poderes psíquicos para extraer la Piedra Eterna del interior de mi mochila-. Por el bien de nuestra amiga en común… -comienza ella.
-No le daremos a Valerie ni a Darkrai ni a Cresselia -¡en verdad se entendieron la una a la otra! ¿Olympia puede hablar con los Pokémon? Pero ese es mi territorio, no te doy permiso de irrumpir en mi territorio.
-No seas ridícula, no puedo hablar con los Pokémon, pero tengo unos minutos comunicándole a Mawile todo lo que hemos estado hablando. Se hace tarde, debía conectarme con la fuerza psíquica antes de ver al profesor –lo que significa que ya puedes leer mi mente-. Eres muy ruidosa, claro que puedo escucharte, pero haré lo posible por mantener tu privacidad, y por cierto, Cazadora de Corazones, me molesta que te ocultes en su sombra.
-¿Cazadora de Corazones? ¿Sombra? ¡Olympia! ¡Estoy más confundida que nunca! –Olympia no dijo nada más. Envuelta en su velo de misticismo, caminó ignorándome por completo por la ciudad. No importaba lo que le dijera, no importaba lo que le dijera a Mawile, ambas me ignoraban rotundamente, en un acuerdo mutuo, de mantener lo que entre ellas compartían como un secreto para mí.
Reloj Solar de Ciudad Fluxus.
-La energía que resuena de esta roca, alcanza su pico entre las ocho y las nueve de la tarde. Es durante ese periodo de tiempo, en que pensamos que la energía de la luna se manifiesta con mayor intensidad por el hueco en la cima del cristal –ambas estuvieron ignorándome, hasta que llegamos al Reloj Solar, momento en el que ya me encontraba sumamente molesta tanto con Mawile como con Olympia, quienes se mezclaron con la multitud alrededor del Reloj Solar, para escuchar la presentación del profesor, quien nos vio llegar, pero no interrumpió la presentación-. Se teoriza, que tanto la Luna como el Sol tienen cierta relación con la resonancia de esta roca. Aún hay distintas teorías de donde salió, algunos piensan que cayó del espacio, otros que emanó de la misma tierra por los movimientos tectónicos. El misterio del Reloj Solar es tal, que muchos investigadores han intentado encontrar la respuesta, sin resultados. Lo único que se ha descubierto hasta ahora, es que esta piedra, tiene una relación con las Piedras Llave –comentó el profesor, extrayendo del bolsillo de su pantalón una Piedra Llave, como una pequeña perla, y acercándola al Reloj Solar. Esta piedra brilló entonces intensamente.
-El cristal con el que está hecho el Reloj Solar seguramente es alguna clase de catalizador que enciende las Piedras Llave –se emocionó Brighton, quien seguía tomado de la mano de Anna. Al menos a algunos el romance los ha alcanzado correctamente, sin Pokémon Legendarios de por medio metiéndose en sus asuntos.
-O tal vez el verdadero catalizador es el Sol y la Luna, y la roca del Reloj Solar es solo el medio que los conecta –interrumpió Olympia, acercándose al profesor-. Disculpe la tardanza, profesor. ¿Es tiempo de exponer las teorías de los estudiosos de Ciudad Fluxus, o aún está exponiendo su propia teoría? –preguntó Olympia.
-Bueno, mi teoría está incompleta por los nuevos hallazgos en Hoenn, no creo que sea conveniente aventurarme a mencionar que pienso que el Reloj Solar tiene una relación con el asteroide Delta original -¿asteroide… Delta original? Mientras yo estoy inmersa en un mundo de magia, la ciencia del profesor parece magia al final del día- Además, ya me cansé la garganta, un relevo sería bien recibido –sonrió él.
-No debe entregar ese regalo… profesor –susurró Olympia, pero yo alcancé a escucharla-. Usted sabe a lo que me refiero… ese regalo, no debe darlo. Piense en otra cosa –prosiguió Olympia. ¿Qué le pasa ahora?-. Un regalo que se hace a mano… demuestra demasiados sentimientos… no es el momento, compre chocolates amargos -¿está intentado ayudarme de alguna forma?
-Ah… no entiendo muy bien, pero… confiaré en usted… -Olympia necesita trabajar en sus habilidades sociales si es que en verdad quiere ayudar al profesor a acercarse más a mí. Sé que me gusta el chocolate amargo, pero no me parece un buen regalo de Navidad. Espera, tal vez Olympia dijo todo eso para hacerle pensar al profesor que le compre algo. Tras mirar a Olympia, su respuesta es guiñar el ojo. ¿Eso qué significa?- ¿Se divirtió saliendo con Olympia, señorita? ¿Por qué sus ojos están así de irritados? –se sobresaltó el profesor.
-Estoy… sensible… no es nada… -sensible y confundida, énfasis en confundida. Olympia me confunde y me molesta demasiado-. Lamento no haberle sido de ayuda en Ciudad Fluxus, profesor, prometo esforzarme más en el campamento de la Ruta 19 –comenté.
-Sobre eso, ha habido un cambio de planes por las tormentas invernales, el campamento no podrá celebrarse -¿de verdad? ¿La tormenta de nieve golpeó también el sitio del campamento?- ¿No lo sabía? Intuí que había pedido el día porque sabía que pasaríamos directamente de Ciudad Fluxus a Pueblo Mosaico, y de allí directamente a Pueblo Fresco. Como en Pueblo Mosaico no hay tiendas comerciales, y estaremos muy ocupados en Pueblo Fresco, esta era su única oportunidad de abastecerse de telas para cualquier cosa que estuviera confeccionando –básicamente, eso significa que también era mi única oportunidad de comprarle un regalo de Navidad.
-No sabía… que la tormenta había sido tan problemática –si no puedo confeccionarle algo a mano, Pueblo Mosaico es mi única alternativa, pero. El profesor me pidió específicamente, que tendríamos una cita en Pueblo Mosaico-. A-Agustín… ¿lo de Pueblo Mosaico sigue en pie? –pregunté tímidamente.
-¿No alcanzó a comprar todo lo que necesitaba? Pensaba en pedirle al líder Wulfric que me sustituyera desde temprano en la mañana, pero si requiere comprar algo más puedo… -no es necesario.
-Pasar… todo un día a solas contigo… nada podría ser mejor que eso, Agustín –sonreí para él, y el profesor me regresó la sonrisa. La reunión con Olympia había sido demasiado extraña, me encontré a mí misma en una maraña de emociones donde fui golpeada una y otra vez. Pero la conclusión de Olympia fue más que clara. Debía lograr mi objetivo, y tener todo un día, para que el profesor me vea únicamente a mí, es justo lo que necesito para poder mover sus hilos en la dirección que logre convencerlo. Olympia sabe que tengo todo en mi contra, ella vio en mi futuro el inminente rechazo, por eso el día de hoy se esforzó tanto en ayudarme. No voy a desperdiciar el esfuerzo de una buena amiga, y no voy a permitirme derrotar por el profesor-. Me gustas, Agustín… -le recuerdo, y él se apena-. En verdad me gustas… y estoy esperando, más que ansiosa, a nuestra cita en Pueblo Mosaico –aseguré. Me niego a que mis sentimientos, no te alcancen. Antes de que termine este campamento, estaremos comprometidos.
