Está bien estoy haciendo trampa, pero solo es porque no quiero levantarme temprano mañana a ponerles su regalo bajo el árbol de navidad. Así que feliz nochebuena supongo, aunque para no perder la costumbre: FELIZ NAVIDAD. Bueno suficiente de eso.
Este capítulo es más extenso que los demás, además de que está dividido de una forma muy distinta de lo habitual. Contando con una narrativa curiosa que no han visto antes en esta historia, pero, en fin, se supone que así sean los capítulos finales.
Ya puedo ver la cara de algunos: "¿capítulo final? Pero tú dijiste que habría una tercera temporada. Aún hay muchas cosas que no has resuelto en la historia." Sé que tienen razón, pero este es en verdad el capítulo final en mi percepción de la historia que quería contar. No me asesinen todavía por favor, les pido que lean este capítulo, y cuando terminen de leerlo por favor vayan a la nota al pie, yo no suelo dejar notas al pie, pero les servirá para entender mejor a lo que quiero llegar. Sin más que decir por el momento, a contestar reviews:
Xtractor68: Que bueno que ha sido de tu agrado el capítulo anterior, y aún hay un poco del pueblo natal del profesor que podremos apreciar en este capítulo, espero que no sea una lectura muy difícil de comprender. Aún hay mucho de Darkrai que ni te imaginas, peor que espero que te sorprenda cuando llegues al final de este capítulo, me cuentas tus reacciones. Supongo que allí donde vives ya es 25, aquí en los Mexicos es apenas 24, así que supongo que se cumple lo del regalo de Navidad para ti. Espero que el pie de página te sirva para aclarar el por qué no habrá tercera temporada. Que lo disfrutes, gracias por tu apoyo, y Feliz Navidad.
Postdata para mi esposa que me está leyendo: Esta historia fue tu regalo de Navidad cuando no éramos más que novios, ahora somos esposos y he terminado por fin tu regalo de Navidad tres años después de comenzarlo. Espero que así como en la Navidad de hoy, como en las Navidades futuras, podamos disfrutar de muchas historias más.
La chica que quería ser un Pókemon.
Segunda Temporada.
Capítulo 25: El Juicio de Darkrai.
Parte 1: Valerie.
Región Kalos. Ruta 19.
Fracasé, hice todo lo que pude, pero fracasé a fin de cuentas. Mi cuerpo de Sylveon ya ni siquiera puede mantenerse en pie, tan solo permanezco tirada de costado mientras espero lo inevitable. Tampoco recuerdo cómo llegué hasta la ruta 19, ni cómo terminé en un montículo de fango con medio rostro enterrado en el mismo; mientras Darkrai, esta vez el verdadero Darkrai, me mira casi inexpresivo. Ni siquiera se siente orgulloso de su victoria. Es como si él siempre hubiera sabido que sin importar qué, iba a vencerme.
-Me causaste muchos problemas, humana –apunta en mi dirección. Si lo toqué con mis ataques, la verdad es que no lo recuerdo. Ahora que la adrenalina se había ido, solo me quedaba el dolor y la desesperación. Hasta como una Pokémon resulté ser un fracaso, vaya valiente intento por conservar mi vida. Lo peor de todo, es que ni siquiera sé qué ocurrió con Drapion, Quagsire, Mawile, Brighton, o con el profesor. Los perdí a todos mientras intentaba defender mi vida-. Es hora, no me hagas esto más difícil de lo que ya es. Mantener mi forma física fuera del Reino de las Pesadillas ya es muy complicado, lo que menos necesito es que me sigas causando problemas –me extiende su mano, como si fuera un Pokémon empático, cuando la realidad es que solo disfruta torturando a los demás. Aunque puede que lo esté juzgando muy duro, y esta sea la misión que rige a su dominio. La verdad, en estos momentos eso no me interesa, me está arrebatando todo lo que me queda, todo lo que soy- Si no vas a levantarte, tendré que llevarte del cuello –acerca su mano a mí, cierro los ojos y espero su agarre.
-Eso no es para nada gentil, ¿sabes? ¡Mazazo! –escucho entonces, y abro los ojos justo a tiempo para ver a Darkrai siendo violentamente impactado en su estómago por un puño envuelto en una energía esmeralda, mientras un Abomasnow aleja a Darkrai de mí- Cierra los ojos amiga, esto va a ponerse feo ¿sabes? -¿sabes? Una cálida luz comienza a envolver a Abomasnow. No es cualquier Abomasnow, es el compañero de Wulfric y está mega evolucionando-. ¡Uuuuuh…! ¡Eso duele! ¿Sabes? Pero esto te va a doler más. ¡Frío Polar! –ataca, y Darkrai desata tan tremendo grito que siento mi alma estremecerse por completo, mientras la oscuridad se apropia de mi mente.
Pueblo Mosaico. Habitación de Valerie.
-¡Aaaaaaaaah! –grito con fuerza, pierdo el equilibrio y estrello mi cabeza contra el suelo de madera, hiriéndome tanto que comienzo a rodar por el suelo- ¡Eso dolió! –me tomo la cabeza con ambas manos, lo cual… no debería ser posible, las patas de un Sylveon no llegan a esta parte de su cabeza. Miro entonces mis manos y descubro que son humanas-. ¿Eeeeeeeeeh? –exclamo con sorpresa.
-¡Aaaaaaaaah! ¡Te voy a morder si no me dejas dormir! –escucho el grito de Mawile. Me giro a verla y la encuentro recostada sobre mi cama, mirándome con endemoniadas intensiones. ¿Qué está pasando? ¿Darkrai? ¿Abomasnow?- Eres humana… -¿cómo?-. ¡No mentiste! ¡De verdad eres humana! -¿qué está pasando aquí? Mawile salta de la cama, me abraza con fuerza y llora mientras mantiene una sonrisa en ambas mandíbulas- ¡Valerie! ¡Pasaste la noche! ¡Ni siquiera despertaste como una Eevee! -¿cómo dices?
-¿Eevee? Mawile, soy una Sylveon ahora. Quiero decir, debería serlo, pero… -intento explicar, aunque no logro hacerlo, ya que la puerta de mi habitación comienza a ser golpeada, y termino escuchando la voz del profesor proviniendo del otro lado.
-¿Valerie? ¿Está todo bien? Escuché gritos -¿qué si está todo bien? Ni siquiera sé qué está pasando- Valerie, si no respondes voy a tumbar la puerta –amenaza el profesor. Yo miro a Mawile, e inmediatamente ella corre al perchero, toma el vestido y lo lanza dentro del armario; justo antes de que el profesor derribe la puerta de una patada, lo que termina lastimándolo- ¿Valerie? –el profesor entra sujetándose la rodilla por el tremendo golpe- ¿Qué son todos esos gritos a tan tempranas horas de la mañana? –me pregunta.
-¿Agustín? –no entiendo nada- ¿Gritos? ¿Estaba gritando? Lo lamento, seguro fue una pesadilla -¿una pesadilla? ¿Podría ser posible? ¿Acaso todo lo que ocurrió ayer lo soñé?- Necesito… aclarar mis ideas. Agustín ¿qué pasó exactamente ayer? –me estoy volviendo loca.
-¿Es enserio? ¿Usará el tema de "lo de ayer" para evitar explicarme el motivo de sus gritos? –por alguna razón el profesor está demasiado molesto, no necesito instintos Pokémon para saberlo. Sin embargo, agradecería que todo esto comenzara a tener sentido antes de preocuparme por el enojo del profesor- ¿De verdad vamos a hacer esto? –preguntó.
-Agustín, por favor. Deja de atacarme con tu fría indiferencia por unos instantes y ponme atención –le pedí, lo que sorprendió al profesor-. Enserio necesito saber lo que pasó ayer. Tengo el cerebro hecho un pudín en estos momentos –le comenté, notando entonces a los campistas en sus pijamas, a las puertas de mi habitación. Mi atención se posó inmediatamente en Brighton, si alguien podía comprender lo que estaba pasando era él.
-¿Una escena matrimonial tan temprano en la mañana de Noche Buena? -¿Noche Buena? Al menos ya confirmé que, en efecto, este es el día después de mi supuesto "último día como humana". Lo que no tiene sentido alguno, mucho menos con esa reacción tan tranquila de Brighton- Debieron disfrutar mucho la cita de anoche para amanecer tan ruidosos –continuó con sus burlas.
-Brighton… -reprendió el profesor, y los campistas de inmediato se sobresaltaron por el tono de su voz- Hagan favor de irse a cambiar. Clemont no tarda en llegar con el camión, y Wulfric debe estar muy ocupado en Ciudad Fractal con los preparativos para las festividades. Prometí que le ayudaríamos, así que vayan a arreglarse de prisa –ordenó el profesor y los campistas se retiraron, dejándome a solas con él, notando entonces su mirada de molestia- Aún… no sé qué decirle sobre lo de anoche –necesitaré un poco más de detalles profesor-. Intento mantener las apariencias, pero desde su confesión de ayer, ni siquiera pude dormir bien. Ah, pero no me lo tome a mal, no es que la idea de un posible matrimonio con usted me sea desagradable -¿está, dándole vueltas a mi confesión de ayer?
-Espera Agustín, para por favor –no es eso lo que necesito saber-. Lo de ayer, bueno, es importante, pero… quiero decir… ¿cómo decirlo sin herir tus sentimientos? Lo que quiero saber es si… -el profesor me detiene, ni siquiera me deja terminar.
-Prometo pensarlo. ¿Es eso suficiente? -¿eh?- Valerie, me colocaste en una situación muy comprometedora. Al menos te pido tiempo para que pueda acomodar mis ideas. No me parece justo que intentes actuar como si nada estuviera pasando, cuando abiertamente me pides que piense en el matrimonio. Soy un hombre adulto, necesito pensar las cosas bien, así que te pido que no me presiones –espera, Agustín, eso no es importante. Quiero decir, por supuesto que es importante, pero lo que yo quiero saber es…-. Te veré en el autobús –termina él y se retira, dejándome con la puerta de mi habitación colgando.
-Debiste amenazarlo para que se comprometiera contigo –comenta Mawile, abriendo la puerta del closet, y sacando el vestido de su interior-. Al menos no vio nada. Ya tendrás otras oportunidades, ¡hoy es un día feliz!, ya no estás maldita –apuntó ella.
-Alto… -no voy a seguir desperdiciando tiempo en esto- Mawile, escúchame con atención. Ayer por la noche, ¿no viste a Drapion? ¿a Quagsire? ¿o a mí como una Sylveon, defendiendo mi vida contra Darkrai? ¡Estabas decepcionada de mí por dejarte durmiendo en mi habitación, mientras ilusamente me daba de golpes con… literalmente… el Rey de las Pesadillas! –exclamé molesta.
-¿De qué hablas? Lloramos, me prometiste despertar como una humana y dormimos. Y aquí estás –en resumen, nada de la batalla contra Darkrai sucedió. ¿Me habré quedado dormida y de verdad lo habré soñado?-. Valerie, sé que te preocupa Drapion, pero él es un bicho fuerte. Seguramente logró librarse de Darkrai, o Quagsire se lo llevó a no sé dónde. Ya los buscaremos. ¿Y qué es todo eso de Sylveon?, ¿no me digas que crees que puedes transformarte en una Sylveon? ahora que le confesaste tus sentimientos al profesor –no creo nada, puedo hacerlo.
-Evolucioné en Sylveon ayer mientras Drapion intentaba hacerme una lobotomía –le comenté. Fui hasta la puerta, la levanté y cerré la misma como pude-. Observa –comenté, pero… nada pasó-. No me estoy encogiendo… -¿por qué no está funcionando?- ¡Mawile! ¡No puedo transformarme! –los ojos llorosos de Mawile fueron mi perturbadora respuesta- ¿Por qué estás llorando? –exclamé preocupada.
-¿De verdad no puedes transformarte en una Eevee? ¡Eres humana de tiempo completo ahora! –no es Eevee, es Sylveon. Me confesé, acepté mis sentimientos, y por fin vi al profesor como mi familia. Soy una Sylveon, el problema es que no puedo transformarme. Espera… ¿cómo es esto un problema?- Tenía miedo anoche, ¡pero hoy soy una Mawile feliz! –no, esto es demasiado bueno para ser cierto.
-Necesito confirmación –corro a mi maleta, extraigo la Pokébola de Abra y lo libero. Él está dormido, pero no tengo tiempo para esto, por lo que sacudo su cuerpo levitante- ¡Abra! ¡Despierta! –insisto con las sacudidas.
-Uah uwa uwah… deja… de… sacudirme… -con ojos de espiral Abra recobra la conciencia- ¿Qué formas son esas de despertarme? -¡calla y lee mi mente! ¡Te lo resumiré lo mejor que pueda!- Si señora -¡y no me digas señora! ¡Busca lo que tengas que buscar y dame una respuesta coherente!- Qué carácter. Estoy leyendo, estoy leyendo, solo deja de narrar un momento ¿quieres? –hago lo posible por dejar mi mente en blanco, y espero a que Abra termine de leer- ¡Que dejes de narrar! ¡Olvídalo, haré ruido para que no me distraigas! Leo, leo, leo, leo, sigo leyendo. Leo, leo, leo, ahora una pausa para razonar. Leo, leo, leo, ¿estás de broma? -¿qué significa eso?- Esto no lleva a ninguna parte, solo escucha lo que te voy a decir. Acabo de terminar de leer todo lo que está en tu mente. Sobre Drapion, sobre Quagsire, sobre Darkrai y ese Abomasnow. Es inquietante el lujo de detalle, y estoy convencido de que crees que es real. Pero no pasó. Es prácticamente imposible que haya ocurrido, y que seas la única persona o Pokémon que tiene noción de esto. Tampoco veo ningún poder psíquico a tu alrededor, ni creo que se trate de alguna clase de amnesia. Tal vez solo tuviste un sueño muy vívido, y tras leer la mente de Mawile puedo confirmarlo. Las dos hablaron, lloraron, durmieron, y despertaste hace unos instantes. Solo fue un sueño -¿cómo va a ser un sueño?- ¡Deja de narrar! ¡Te digo que fue solo un sueño! ¡Nunca enfrentaste a Darkrai! ¡Lo sabría si eso hubiera pasado! -pero- ¿Puedo dormir ya? ¡Te digo que no hay nada raro! ¡Ni poderes extraños, ni magia de ningún tipo! ¡Solo tuviste una pesadilla! ¡Darkrai es el Rey Pesadilla! ¡Seguro te mandó una muy lúcida porque lograste evolucionar en una Sylveon! ¡Al ser tipo Hada no tiene ningún poder sobre ti! ¿Por qué crees que envió a Drapion a seguirte? ¡No puede dañarte si eres un Pokémon tipo Hada! ¡Y como el conflicto se resolvió, ya no puedes transformarte! –eso suena demasiado bueno para ser cierto.
-Abra, te juro que desearía poder creer que todo fue solo una pesadilla causada por el Rey de las Pesadillas, pero ponte en mi lugar. ¿De verdad piensas que alguien con el conflicto que viví, estaría mintiendo sobre esto? –necesito una explicación razonable, por favor.
-Está bien… -por su actitud, seguro lo estaba molestando demasiado-. Me molesta más que narres lo que piensas. Escucha, según lo que leí en tu mente, ayer por fin aceptaste tus sentimientos por el profesor. No era suficiente que el profesor te correspondiera, porque quien debía estar convencida eras tú. En el momento en que aceptaste tu deseo de que "tu futura yo" fuera la esposa del profesor, internamente, debiste haber evolucionado en Sylveon; el convencimiento de ver al profesor como tu familia fue el detonante. A partir de ese momento, Darkrai no pudo haber tenido control sobre ti, pero tú no lo sabías. Continuaste en tu papel de víctima atrapada en su último día de humana y mientras tú y Mawile lloraban te quedaste dormida, y allí fue donde comenzó la pesadilla, como un sucio truco de Darkrai para vengarse por haberte escapado de su dominio. ¿Te place esta respuesta? Por favor, quiero dormir –es demasiado bueno para ser verdad.
-¿Me juras que no me estás diciendo todo esto, solo para que te deje dormir? –aunque, es verdad que ya no puedo transformarme. Además, nadie a mi alrededor piensa diferente de mí. ¿Podría ser verdad? ¿Podría haberme librado de mi maldición?
Afueras de la Posada de Pueblo Mosaico.
-Al final, no me siento convencida, pero no puedo simplemente ignorar que el mundo a mi alrededor sigue moviéndose –recogí mis cosas, salí de la habitación, y el mundo a mi alrededor continuó, como si lo de ayer realmente hubiera sido una pesadilla. Ahora estaba libre de mi maldición, era una humana, lo que significaba que podía vivir una vida normal de ahora en adelante. No más presionar al profesor para comprometerse conmigo. Podía simplemente disfrutar de una relación, como una humana normal.
-Disculpa, estás en mi camino ¿sabes? Y estoy algo ocupado –escuché. Volteo a mi izquierda y encuentro a un Abomasnow cargando varias tablas en sus brazos. Tras verlo me sorprendo, retrocedo y caigo de espaldas sobre Mawile- Eso debió doler ¿sabes? ¿Te encuentras bien? -¿sabes? ¿Será el Abomasnow de Wulfric? Pero este tiene una coloración extraña, es de tonalidades azules en lugar de verdes. ¿Un varicolor? ¿Se puede poner más raro el día?- Aún me estorbas, ¿sabes? –comentó. Por lo que me puse de pie y lo dejé pasar-. Gracias… -¿gracias? ¡Los Pokémon no saben el significado de esa palabra!
-¡Alto allí! Un Pokémon no sabe lo que significa la palabra "gracias", porque la gratitud es innata en ellos y no necesitan expresarla –me quejé, apuntando al Abomasnow, quien me miró con extrañeza. Sin embargo, comenzó a trabajar reparando un agujero en la pared de la posada. Un agujero que me recordaba al momento en que Quagsire embistió a Drapion contra la estructura.
-Bueno, eso es porque no soy un Pokémon –lo miro de arriba abajo. Definitivamente es un Abomasnow-. Soy Santa Claus -¿eh? ¡Basta, he perdido la cordura! Darkrai me consumió y ahora vivo en alguna especie de limbo, destinada a sufrir por la eternidad con mi mente hecha un Espagueti a las Tres Hierbas- ¿Sabes? No te ves muy bien –necesito recobrar la cordura. Tras una inspección más detallada de Abomasnow, puedo ver un dije colgando de su cuello entre los pliegues de sus hojas nevadas. Es el dije de Wulfric, con la Abomasnowita incrustada en el mismo. Definitivamente es el Abomasnow de Wulfric, aunque, no recuerdo que fuera varicolor.
-¿Dónde está Wulfric? –pregunté. Abomasnow tan solo me miró unos instantes, antes de ignorarme y volver a reparar el agujero en la pared de la posada. Desvié la mirada a Mawile, ella alzó los hombros de arriba abajo sin saber qué decirme. Entonces dirigí la mirada a los transeúntes, quienes miraban a Abomasnow, lo que significaba que no era mi imaginación. Algunos charlaban sobre intentar atraparlo al ser un Pokémon muy raro por ser varicolor. Pero tras ver el dije de Wulfric sabían que tenía dueño, solo que ese dueño no estaba cerca- Digamos que te creo, Santa Claus. ¿Por qué estás reparando este agujero en la pared de la posada? –pregunté.
-Porque soy carpintero ¿sabes? –respondió Abomasnow, y yo me froté la frente en señal de descontento. No puedo creer esto- Quiero decir, no podía dejar este agujero así ¿sabes? Pronto bajará la temperatura, y no quiero que ningún niño se enferme ¿sabes? Aunque de momento solo puedo hacer una reparación menor ¿sabes? Después de todo, tengo mucho trabajo que hacer, hoy en Noche Buena, ¿sabes? –no, definitivamente no entiendo.
-Lo que entiendo, es que eres el Abomasnow de Wulfric, el Líder de Gimnasio de Ciudad Fractal. Y que, además, en su extraño sentido del humor Wulfric decidió darte un mote, que es Santa Claus –deduje mientras lo apuntaba, Abomasnow tan solo me miraba con confusión-. De alguna manera te separaste de Wulfric –probablemente, en una hipotética batalla contra un Darkrai si soy realista- Y ahora, estás perdido –terminé.
-¿Sabes? De verdad quiero creer lo que me estás diciendo. Mi memoria está muy difusa en estos momentos ¿sabes? No recuerdo mucho la verdad, solo sé que soy Santa Claus –insiste con lo de Santa Claus. Pero acaba de decir algo más importante que eso, que su memoria está difusa. Éste es el Abomasnow de Wulfric, el que se enfrentó a Darkrai salvándome la vida. Tras la batalla, algo ocurrió que ni Abomasnow ni yo estamos seguros de qué es realidad y qué es mentira. Yo estoy convencida de que ayer combatí a Darkrai, y Abomasnow está convencido de que es Santa Claus. Sea cual sea la verdad, este Abomasnow debe tener las respuestas.
-¿Un Abomasnow… varicolor? –escucho al profesor, quien reunido con los campistas mira en mi dirección, y en la de Abomasnow- ¿Es el Abomasnow de Wulfric? ¿Cómo pudo haberlo olvidado? –me pregunta.
-No estoy segura, pero no podemos dejarlo aquí –le contesto. El profesor volvió a mirar a Abomasnow y asintió en ese momento-. ¿Crees que quepa en el autobús de Clemont? –pregunté, mientras miraba hacia el autobús.
-No creo que haya medio de transporte que pueda llevarlo. Sería más fácil regresarlo a su Pokébola –pero Wulfric seguro carga la Pokébola vacía, sin darse cuenta de que le falta su Pokémon-. Le diría que lo dejáramos en el Centro Pokémon más cercano y avisáramos a Wulfric, pero al ser un varicolor, cualquier cosa puede pasar. Aún si tiene dueño –lo que se resume a llevarlo a pie desde Pueblo Mosaico hasta Ciudad Fractal.
-Lo llevaré a pie –exclamamos al mismo tiempo. Lo cual, tomando en cuenta lo que ocurrió ayer me resultó increíblemente incómodo-. A-Agustín, déjame manejar esto. Puedo hablar Pokémon, será menos problemático para todos si alguien que puede comunicarse con los Pokémon se encarga de esto –le pedí yo.
-¿Y dejarla ir caminando por la nieve, sola con un varicolor que cualquier entrenador avaro no dudaría en intentar robarse? ¡De ninguna manera! –estás exagerando, nadie se lo podría robar si ya está registrado dentro de una Pokébola.
-Abomasnow tiene dueño, Agustín. Ningún entrenador va a lanzarle una Pokébola y robárselo –le expliqué-. Y si ese fuera el caso, soy una Líder de Gimnasio, puedo defenderme perfectamente de un hipotético ladrón de Pokémon –le expliqué.
-Le recuerdo, que son mis Pokémon los que lleva consigo. Uno muy viejo, otro débil al frío, y uno que seguramente está dormido –en respuesta apunto a Mawile. Aún sin los Pokémon del profesor, Mawile es mi compañera-. Claro, solo basta hacerla enojar para que la muerda, y termine desangrada y con hipotermia -¿por qué estás tan violento hoy Agustín?
-¿Crees que no tengo la habilidad para controlar a mi propio Pokémon? –me estás haciendo enojar Agustín. Si esto es por lo de ayer, se supone que la enojada debería ser yo porque me rechazaste. No entiendo por qué estás tan agresivo desde la mañana- Mawile puede ser un Pokémon muy poco fiable, pero sabe comportarse cuando debe –apunté.
-Oye, eso fue ofensivo –me amenaza Mawile con sus mandíbulas, lo que desmorona mi punto, y que el profesor aprovecha para echarme en cara que simplemente no se puede confiar en Mawile. Entonces, se cruza de brazos y me mira con detenimiento.
-Vaya al camión, yo llevaré a Abomasnow a Ciudad Fractal –insiste él. Pero yo también me cruzo de brazos y planto bien los pies en la nieve- Si no va a ir por las buenas, irá por las malas. Le recuerdo que soy su jefe en estos momentos –ah… ¿vas a usar la movida del jefe? Pues adivina que… Agustín.
-Renuncio entonces. ¡Oh cielos! Eso significa que no puedo usar el transporte de personal. ¡Vámonos, Abomasnow! –me apresuro a alejarme antes de que algo pueda pasar, pero el profesor me toma de la mano- No estoy de humor, Agustín –agrego ya molesta.
-¡Claro! ¡Porque siempre la que tiene que estar de humor para lo que sea, es usted! –los campistas entran en un silencio sepulcral, y Mawile se cubre ambas mandíbulas. Yo me quedo allí, perpleja, sin entender realmente el cómo llegamos a esto. El profesor está demasiado fuera de sí, pero suspira ganando algo de autocontrol- Clemont… –comenta. Yo no me atrevo a decirle nada, solo espero-. Lleva a los campistas a la casa de Wulfric, en Ciudad Fractal. Valerie y yo llevaremos a Abomasnow a pie y los alcanzaremos. Te los encargo mucho, por favor –termina el profesor. Clemont está tan sorprendido que solo mueve su mano, y los campistas suben uno tras de otro en silencio. Ni siquiera Brighton dice nada, solo obedecen, y el camión se marcha en dirección a Ciudad Fractal; dejándome allí con el profesor, quien solo mira a la nieve- Lo lamento… estuvo mal perder el temple, solo… dígale a Abomasnow que nos siga, por favor –me siento horrible, no me gusta que el profesor se enfade conmigo.
-Abomas… -intento decir, pero para mi sorpresa encuentro un bastón de caramelo frente a mi rostro, mientras Abomasnow, con una mirada gentil me ofrece el mismo. Confundida, tomo el bastón de caramelo, y Abomasnow se dirige entonces al profesor, busca entre sus pliegues de nieve y le entrega otro bastón de caramelo a él también. Él, confundido, no puede hacer otra cosa más que aceptarlo.
-¿Sabes? Noche Buena es un día especial para los enamorados –comienza Abomasnow, parece como si estuviera sonriendo-. En Noche Buena, es mejor perdonar y dar amor, no palabras de preocupación que pueden confundirse con odio o resentimiento –supongo que la molestia del profesor es porque está preocupado por mí. Debe sentirse incluso más intranquilo tras la confesión de ayer. Aún no sé si esto que estoy viviendo es real o no, pero, ni siquiera en mis pesadillas quiero ver al profesor así de triste. Quiero que todos mis recuerdos con el profesor sean felices. Y si eso significa creer que un Abomasnow es en verdad Santa Claus, que así sea. ¿Quién soy yo para negarme a la magia después de todo?
-Muchas gracias, Santa –exclamo enérgicamente, alegrando a Abomasnow, aunque confundiendo al profesor. Sé que en estos momentos estás muy agobiado Agustín, pero solo voy a agobiarte más si continúo actuando de forma enfadada y distante. Seré yo misma entonces, y te demostraré que aún con lo que ocurrió, podemos seguir siendo tan cercanos como lo hemos sido antes- Vayamos juntos a Ciudad Fractal, Agustín –sonrío, el profesor se apena y asiente, aunque no me dirige la mirada-. Ah, pero si vamos a salir a campo abierto y está nevado, va a hacer mucho frío. Espera un poco por favor. Mawile, cuida mi maleta –comenté tras extraer algo de ropa de la misma, y lanzándosela a Mawile. Quien, tras atraparla torpemente, terminó cayendo y quedando sepultada en la nieve. Lo que de seguro me había hecho merecedora de una mordida-. Trata de resistir las ganas de morderme por favor. Ya vuelvo –me dirigí de regreso a la posada, pasando directamente al baño y mirándome al espejo-. ¿Qué tanto de esto es verdad, y qué tanto una mentira? No lo sé, pero incluso en mis sueños, seré feliz junto a Agustín –insistí, y comencé a vestirme en el kimono de Glaceon.
Recepción de la Posada de Pueblo Mosaico.
-Disculpa la demora Agustín –como no estaba preparada, me tomó más tiempo del que pensé el alistarme en mi último kimono, el de Glaceon. Por lo frío que estaba afuera el profesor decidió entrar para resguardarse en la posada y ganar algo de calor. Aunque debo admitir que creo que solo entró en calor tras verme en mi último atuendo-. ¿Decepcionado? Este kimono es de invierno –bromeé, girando y modelando para él. El kimono de Glaceon era uno de los más elaborados. Pero claro que tenía que serlo, lo confeccioné para una fiesta de Navidad, así que no estuve satisfecha hasta verme lo más navideña posible. El primer aditamento de la prenda era una larga confección de tela que asemejaba a un vestido de falda larga, de un color cian como el de Glaceon; y que terminaba en una tira de tela horizontal rodeando el extremo inferior de la falda como borde en un color azul más profundo, mismo color que utilicé para hacer un collar de tela alrededor del cuello del kimono, cocido sobre una tela blanca sobre el vestido, que formaban mis amplias mangas como alas, que bajaban como nieve colgada. Alrededor de mi cintura no llevaba un cinturón esta vez, pero sí un par de lazos, uno en cada extremo de mi cintura a izquierda y derecha, como lazos de orejas de Glaceon, y terminando el atuendo, la ya característica diadema de orejas de Glaceon. Como este era un kimono largo, diseñado para el invierno, no tenía tanta necesidad de calcetas como el resto de kimonos, pero de todas formas llevaba unos leggings de un azul cerúleo debajo de la falda- ¿Comentarios? –pregunté de forma coqueta. Esta vez, el profesor tomó más tiempo del pensado en reaccionar, aún con mis esfuerzos de mantener las apariencias supongo que de verdad está dándole vueltas a la confesión.
-Deslumbrante –aunque, de todas formas, encontró la manera de apenarme. No ayuda el hecho de que la sonrisa, entre deprimida y alegre, me está haciendo arrepentirme de no exigirle una respuesta directa a mi confesión-. Siempre se esfuerza mucho en esto, ¿no es así? –me es un tanto difícil leer al profesor en esta ocasión.
-Bueno… no es fácil confeccionar prendas, pero por ti hice 7 kimonos en tiempo récord –el profesor me mira entones con curiosidad y comienza a contar, pero antes de que pueda indagar sobre el kimono que falta, me dispongo a detenerlo-. Es momento de admirar el kimono de Glaceon. Ya sabes, Navidad, Pokémon de hielo y Abomasnow compañero no planeado, bastones de caramelo y guirnaldas –desvié la atención.
-Me alegra al menos saber que ya no está enojada conmigo –agrega él apenado y rascándose la nuca-. En verdad me disculpo por perder la compostura. Creo que estoy un poco… disperso… -no es la palabra que yo usaría, pero entiendo que esté fuera de su zona de confort- ¿Nos vamos? –ofrece con un ademán de su mano, y yo lo sigo afuera de la posada donde Abomasnow platica con Mawile, notando entonces que una tenue nevada ha comenzado.
-Espera, espera, espera –escucho a Mawile tras salir de la posada, y lo que encontramos el profesor y yo al acercarnos es inquietante. Abomasnow está sentado y recargado de la pared de madera de la posada, justo donde se encontraba al agujero que había parchado. Mawile estaba sentada en su pierna, y por alguna razón inexplicable y sin sentido había toda una conglomeración de niños en fila, como si esperaran turno para sentarse… en el regazo de Santa- ¿Me estás diciendo que hay una lista en la que están escritos los nombres de todos los humanos, y simplemente sabes quién es bueno y quién es malo? A los malos les das carbón y a los buenos les das regalos. ¿Qué hay de los Pokémon? -¿qué está pasando aquí?
-¿Sabes? Eso es exactamente lo que estoy diciendo –responde Abomasnow, y el profesor y yo intercambiamos miradas de curiosidad-. Y no existe algo así como una lista de los Pokémon buenos y los Pokémon malos ¿sabes? Salvo dos o tres excepciones, todos los Pokémon son buenos. No hay necesidad de hacer una lista por sólo tres manzanas podridas ¿sabes?, una de las cuales ni de este mundo es, así que ni estoy seguro de que sea mi jurisdicción ¿sabes? Me pregunto si hay un Santa de otro mundo –en estos momentos agradezco ser la única que entiende lo que Abomasnow dice, ya que es sumamente ridículo y me está dando pena ajena.
-¿Usted es la asistente de Santa? –siento que tiran de mi falda, y de pronto, una cantidad inquietante de niños me rodea. La niña que tira de mi falda, una pequeña niña rubia con unos inmensos ojos dorados y vistiendo un vestido navideño muy bonito, me mira con impaciencia- Por favor dígale a Mawile que es nuestro turno de hablar con Santa -¿cómo dices? De pronto escucho la risa del profesor y me viro a dirigirle una mirada de molestia, lo que él nota.
-Oiga, no es mi culpa que la confundan con una ayudante de Santa de centro comercial –y yo que me estaba esforzando por llevarme la fiesta en paz. Esto no es un traje de ayudante de Santa-. Oiga, tranquila. En todo caso, ¿no deberíamos preocuparnos de que una fila de niños piense que Abomasnow es Santa Claus? ¿De dónde sacaron esa idea? –ese es un buen punto, la única que debería saber eso soy yo.
-Disculpa –me dirijo a la niña-. ¿Por qué creen que ese Abomasnow es Santa Claus? –cuestiono. Todos los niños intercambian miradas, asienten y sonríen en mi dirección. ¿Qué acaba de pasar en este momento?
-¡Es Santa! –exclaman ellos sin darme explicación alguna, simplemente están convencidos de que Abomasnow es Santa Claus. Me viro al profesor y hago una mueca, él alza los hombros de arriba abajo sin saber qué decirme- ¿Ya me toca? –pregunta nuevamente la niña.
-Bueno… la verdad es que tenemos que llevarnos a Aboma… quiero decir, a Santa, a otra parte –intento explicar. Pero de pronto, las miradas de pena y angustia de los niños me rompen el corazón. Así pues, no me queda más alternativa que…-. ¡Agustín! ¡Auxilio! –delegar la responsabilidad de romperle el corazón a los niños a alguien más. Como quiera en esto usted ya tiene práctica.
-No me gusta en absoluto la mirada que me está dirigiendo –Jo… ¿por qué será?-. ¿Por qué me pide ayuda para esto? No es algo tan difícil. Niños, Abomasnow tiene que… -y de pronto, el profesor se da cuenta de que no es tan fácil como creía. Claro, no son adolescentes de 16, casi 17 años, profesor. Ellos son niños y romperles el corazón cuesta más. El profesor, sin embargo, toma una postura firme-. Niños… ¡Abomasnow no es Santa Claus! –exclama con fuerza. Agustín, podrías ser más gentil, son niños, casi puedo escuchar sus corazoncitos romperse- ¡En servicio…! –exclama de pronto, lo que me confunde y a todos los presentes- A lo que me refiero niños, es que Santa está en su descanso, y tiene que irse pronto. Además, lo esperan en Ciudad Fractal para… ¿algo de ayuda? –pregunta el profesor.
-Ah, no era fácil, ¿verdad? Pero ahora todo está increíblemente más complicado –me quejé yo, mientras los niños invadían al profesor con quejas y apuntaban a Mawile, indicando que, si ella tuvo su turno, los demás debían tener el suyo también. De pronto, una idea me viene a la mente-. Agustín… -el profesor me mira, entre gritos de niños desesperados-. ¿Crees en la magia? Quiero decir, ¿realmente… crees en la magia? –antes, hace mucho, en aquella cita en el acuario, mencionaste que, si podías creer que un sentimiento pudiera detonar a la mega evolución, sin ser un conjunto de reacciones químicas replicables, no te quedaba más que creer en la magia. En estos momentos, necesito saber si eres capaz de creer realmente.
-Esa es una pregunta injusta. Después de todo es Noche Buena –menciona el profesor, lo que no es la respuesta que estaba buscando-. ¿Quién no podría creer en la magia en Noche Buena? Por supuesto que, hasta los más grandes científicos de vez en cuando creen en la magia. Aunque no entiendo qué tiene eso que ver –en estos momentos, para mí, tiene que verlo todo.
-Entonces Agustín, hay que comenzar a distribuir magia. Sé exactamente lo que tenemos que hacer –comenté. Me dirigí a Abomasnow, bajé a Mawile de su regazo y lo ayudé a levantarse-. De verdad eres Santa, ¿no es así? –pregunté.
-Bueno, es lo que creo ¿sabes? Y no pienso ser un mentiroso ¿sabes? –con eso basta y sobra-. Espero realmente no estar interrumpiendo nada importante ¿sabes? Sé que ustedes quieren llevarme a Ciudad Fractal, y la verdad, yo necesito estar en Ciudad Fractal ¿sabes? ¿Estás segura de que hay tiempo para atender a estos niños? –pregunta él.
-Santa Claus no decepcionaría nunca a un niño –le respondí yo-. Agustín, conoces Pueblo Mosaico mejor que nadie. ¿Dónde hay una plazuela o parque que podamos usar cerca de aquí? –pregunté, y de inmediato pensé en algo más, me asomé a mi maleta, y comencé a buscar telas.
-Umm… en el viejo distrito hay una plazuela amplia con algunos jardines de abetos. En esta época del año los adornan con luces Navideñas –suena perfecto-. Aunque, no entiendo lo que pretende hacer –por supuesto, la de la magia soy yo.
-Niños, Santa Claus se presentará en la plazuela del viejo distrito en una hora. Vayan y díganle a sus padres y a sus amigos –comenté. Los niños, emocionados, se dirigieron a buscar a sus familiares, el profesor los miró confundidos, y después a mí- Mueve influencias, Agustín, en este pueblo todo mundo te adora. Seguro alguno de tus conocidos tiene, no lo sé, una silla de madera, algo en lo que Abomasnow pueda sentarse, que resista su peso y el de un niño al menos –pregunté.
-¿En verdad vamos a hacer esto solo porque Mawile quiso jugar a Santa Claus? –aunque te dijera que Abomasnow es, probablemente, genuinamente Santa Claus, no creo que lo creyeras- Creo… que Shinobu, el gondolero del mantel, puede ayudarme con esto. ¿Vamos a buscarlo? –preguntó.
-Oh, no esta vez, apenas y me va a dar tiempo, Abomasnow es muy frondoso, no sé si me alcancé la tela –comenté mientras le enseñaba la tela roja que me quedaba en mi maleta, lo que sorprendió al profesor.
-¿Carga todo un rollo de tela en su maleta? ¿Por qué? –no creo que seas el mejor en juzgarme, refina piedras- Quiero decir, ¿y su ropa? ¿Dónde lleva todos esos kimonos? –soy buena doblando ropa, Agustín.
-Necesitaba la tela roja para… algo… y aún tengo el problema de conseguir tela blanca ya que esa está en otra de mis maletas en el camión de Clemont –comenté, el profesor me miró con curiosidad-. ¿Cómo? ¿Creías que llevaba mínimo 8 rollos de tela, máquina de coser, mis prendas, pijama y kimonos en una sola maleta? El camión de Clemont está lleno de mis telas, solo tomo las que necesito en el momento en que las necesito, y en estos momentos necesito tela blanca, y no tengo idea de donde la voy a conseguir –insistí.
-¿Cómo es que usted y yo terminamos congeniando? –ouch, eso dolió- Creo… que tengo suficiente tela blanca –comentó él, abriendo su mochila, y sacando su bata de laboratorio-. ¿Servirá? –quiero decir, es tela blanca, de eso no hay duda, pero… es su bata…- Si vamos a hacer esto, ambos tenemos que dar de nuestra parte –agregó el.
-Pero, es tu bata. Sé que muy seguramente tienes más, pero no me atrevo a usar tus cosas para hacer realidad mis caprichos –ya haces suficiente con seguirme la corriente-. No te preocupes, tengo algo de tela blanca en uno de mis proyectos, usaré esa y la repondré después –no tengo uso para el vestido de Sylveon de todas formas.
-Creo que no me estoy explicando bien –comenta el profesor, se acerca a mí, y toma de mi mano, algo que no esperaba que hiciera en estos momentos considerando lo que pasó ayer-. Si vamos a hacer… esto… -alza mi mano, asegurándose de que pueda verla perfectamente, mientras entrelaza sus dedos con los míos-. Ambos tenemos que poner de nuestra parte. Eso es lo que quiere la Valerie que mira hacia el futuro, ¿no es así? Entonces comencemos a hacernos a la idea y veamos si resultaría –¿acaba de…? ¿Acaba de…? ¡Eeeeeh! ¿Qué acaba de suceder?
-¡A-A-A-A-Agus… Agustín! ¡Creo que necesito confirmación de lo que acabo de escuchar! –sin embargo, él no me da la confirmación que necesito, solo me entrega su bata, se da la vuelta, y me deja allí sola, en medio de la gentil nevada, sintiendo un calor insoportable- ¿Lo escucharon? ¿Qué significa? ¡Díganme que no está solo en mi cabeza! –supliqué a Mawile.
-A mí no me mires, no soy humana, yo apenas entiendo –se defendió Mawile, mientras yo sentía mi cuerpo vibrar, e iluminarse de colores que no consideraría para nada naturales-. Estás… más roja que la tela. ¿Estás bien? -¡No estoy bien! ¡Definitivamente no estoy bien! ¿Cómo pasé de aceptar mi rechazo inminente, y aceptar que debía combatir a Drakrai por vivir como humana, con la esperanza de algún día lejano, lograr que Agustín me viera bajo la luz de una esposa potencial, a literalmente tenerlo frente a mí diciendo que comencemos a hacernos a la idea?
-Roja como la grana, y con un brillo singular. Me gusta ¿sabes? Le faltan cuernos, pero me gusta –se burla Abomasnow, lo cual no es el momento. ¡No usen mi vergüenza para hacer ridículas referencias Navideñas!
Viejo Distrito. Plazuela de Pueblo Mosaico.
-¿Sabes? Siento algo de picazón. Creo que normalmente visto sedas más suaves, ¿sabes? –no es fácil confeccionar un traje de Santa Claus en tan solo una hora, es aún más complicado vestir a un Abomasnow en un traje de Santa, esté hecho a la medida o no, pero resulta que, lo más difícil de todo, es pasearse por Pueblo Mosaico, como la asistente de Santa, con un Abomasnow vestido de Santa Claus, y con una muy molesta Mawile con cornamenta de Stantler de utilería, sin saber dónde encontrar el Viejo Distrito, o la Plazuela de Pueblo Mosaico. Es solo que estaba tan apenada por las palabras de Agustín, que no se me ocurrió siquiera preguntarle- ¿Sabes? No pareces estar disfrutando de las festividades –comento Abomasnow.
-Estoy paseando como la asistente de un Abomasnow que se cree Santa Claus, solo porque no tuve el corazón de desilusionar a unos niños que, genuinamente, creen que eres Santa Claus, mientras enfrento el dilema existencial que significa el hecho de que parte de mí no cree siquiera que lo que está pasando a mi alrededor sea real, que me he librado de mi maldición, y que el hombre del que me enamoré aparentemente me propuso futuro matrimonio o algo así. Dime, ¿en qué momento voy a preocuparme en disfrutar de las festividades? –me quejé, Abomasnow lo pensó, tomó su bolsa de Santa Claus, la cual yo confeccioné, y los empleados de la posada, pensando que era alguna clase de obra de teatro, se encargaron de llenar de utilería navideña, entre esta, los cuernos que Mawile ahora llevaba, no muy orgullosa.
-¿Caramelo? –ofreció Abomasnow, descubriendo que su bolsa solo tenía dulces y adornos. Suspiré, al menos Abomasnow la estaba pasando bien, es algo, supongo, por lo que tomé el bastón de caramelo, y me lo acomodé como adorno en mi diadema- No creo que se use así, ¿sabes? –me comenta Abomasnow.
-Pero me hace verme dulce, tal vez lo suficiente para que cierto profesor amargado endulce mi congelada tarde –sonreí, notando entonces al amargado, en medio de una plazuela iluminada por abetos con luces navideñas-. Al parecer, nos las arreglamos para llegar al Viejo Distrito –sonreí mientras llegaba ante el profesor.
-Comenzaba a preocuparme –nos recibió él-. En un descuido, y por traer la cabeza en las nubes, olvidé darle indicaciones para llegar a la plaza. ¿Fue difícil? –no tienes idea. El desfile de niños detrás de nosotros debería ser confirmación. No necesito ni siquiera explicarle a Agustín, él tan solo ve detrás de Abomasnow, a todos los niños alegres queriendo su turno para charlar con Santa Claus- Algo me dice que no vamos a llegar a tiempo a nuestra celebración en Ciudad Fractal –comenta el profesor.
-Algo me dice que tienes razón, y que nos dejamos manipular por niños de miradas tiernas –comenté, el profesor asintió, pero por alguna razón, ambos sonreímos-. No era mi idea de una cita de Navidad, pero estoy contigo, en tu pueblito natal, contagiada de los ánimos festivos. Ya me siento parte del pueblo –comenté alegremente.
-Supongo que así es… -responde él, no de la forma más entusiasta, lo que me parece curioso-. Shinobu consiguió un viejo sillón rojo. No parecerá un trono de Santa Claus, pero seguro servirá –apuntó el profesor a un solitario sillón en medio de la plaza, donde varios niños ya esperaban para sentarse en el regazo de Santa Claus-. Sé que no es lo suficientemente mágico –declaró el profesor.
-Tonterías, todo es mágico en Navidad, ¿sabes? –respondió Abomasnow, aunque el profesor no podía entenderlo, mientras con movimientos torpes, y rascándose una que otra vez porque el traje le picaba, llegaba ante el sillón y lo inspeccionaba- Esto sirve –declaró y se sentó sobre el sillón- ¡Arraigo! –exclamó, comenzó a brillar de un tono verdoso, y raíces se extendieron de su cuerpo, raíces verdes que rodearon el sillón, lo alzaron un poco dándole más altura al mismo, se envolvieron alrededor del respaldo formando un respaldo de raíces esmeraldas aún más sólido, además de extender más raíces alrededor en una forma que asemejaban cornamentas- ¡Ventisca! –prosiguió Abomasnow, congelando las raíces que formaban las cornamentas, que comenzaron a reflejar las luces de los abetos adornados a nuestro alrededor, iluminando a la plazuela de colores llamativos y hermosos- ¡Esto si es un trono Navideño ¿sabes?! ¡Ahora comencemos! ¡Ven niña! ¿Qué quieres pedirle a Santa Claus? –preguntó Abomasnow, pero la niña al inicio de la fila no se movió, tan solo me miró- Necesito ayuda aquí, ¿sabes? –comentó Abomasnow.
-¿Ayuda? –pregunté mientras me apuntaba a mí misma, entonces caí en cuenta, Abomasnow no hablaba humano, estaba tan acostumbrada a escuchar a los Pokémon, que en ocasiones lo olvidaba- Creo que, oficialmente soy la asistente de Santa Claus –le mencioné a Agustín.
-¿Asistente de Santa Claus? –preguntó el profesor, y no tardó en comprenderlo- Supongo que era de esperarse, es un Abomasnow después de todo. Va a ser una larga jornada de ayuda comunitaria que nadie nos pidió –esto me pasa por ser débil a la mirada de unos niños que creen en la magia-. Entonces, me propongo a ayudarle en todo lo que pueda –comentó el profesor, caminando hasta el principio de la fila-. Atención, niños, Santa Claus solo puede hablar usando la magia, así que necesita un intérprete que traduzca sus palabras. La asistente de Santa Claus, la Glaceon Valerie, se encargará de hacer las traducciones, ustedes solo háblenle a Santa Claus, Glaceon Valerie se encargará de que Santa Claus los escuche a todos –comentó el profesor, mirándome, y ofreciendo su mano, yo la tomé, y él me acercó a Abomasnow, quien con su Arraigo extendió una raíz para que yo me sentara a su lado.
-Mawile, ayuda al profesor a mantener el orden por favor –comenté, aunque en esos momentos no podía quitarle la mirada de encima a Agustín, mientras ayudaba a una de las niñas de la fila a sentarse en el regazo de Abomasnow, por lo que tuve que entrar en el papel de traductora.
-Santa Claus –comenzó la niña, con ojos repletos de esperanza y de magia, lo que era perturbadoramente tierno si consideramos que genuinamente piensa que Abomasnow es Santa Claus-. Mi nombre es Lovelyn. Mucho gusto –se presenta ella, y yo me dispongo a traducirle a Abomasnow sabiendo que para que un Pokémon entienda el habla humana, debe existir entre él y su dueño un vínculo de empatía muy grande.
-¡Lovelyn! Que nombre más adorable, ¿sabes? –al menos aquella era mi intención, cuando escucho a Abomasnow responderle, sin requerir que yo le traduzca- Puedo ver que has sido una niña buena este año. Tu nombre definitivamente estará en la lista de niños buenos ¿sabes? ¿Qué quieres que Santa te regale esta Navidad? –pregunta Abomasnow, y después me mira fijamente-. Es tu turno, ¿sabes? –me comenta.
-Ah, lo siento –reverencio, y me dirijo a Lovelyn-. Santa Claus dice, que tu nombre es adorable, y que recuerda haberlo visto en la lista de niños buenos –comienzo yo, y los ojos de Lovelyn se iluminan por mis palabras-. ¿Qué quieres que Santa Claus te traiga esta Navidad? –pregunté.
-¡Un libro de cuento de hadas! –exclama ella alegremente, miro a Abomasnow, me pregunto si debo de traducirle, pero Abomasnow se limita a asentir, sin romper contacto visual con la niña- También me gustaría una muñeca Hello Skitty, o cualquier cosa de My Little Ponyta. Pero de todo, un libro de cuento de hadas sería lo que más me gustaría –terminó ella.
-Un libro será entonces –responde Abomasnow, pero comienza a frotarse la barbilla, si es que tiene barbilla, yo solo veo hojas repletas de nieve- Sobre los otros dos, como has sido una niña muy buena, puedo regalarte un Skitty –espera, ¿deberías de estar prometiendo algo así?- No estás traduciendo –me comenta Abomasnow.
-No… no lo estoy… -comento incomodada-. Santa Claus, no puedes simplemente prometer cosas que no vas a cumplir. Además, los Skitty no son obsequios –lo reprendo, pero Abomasnow me mira con detenimiento, y por un instante, siento que realmente es Santa Claus-. Ah… Santa Claus dice, que definitivamente tendrás un libro de cuentos de hadas –traduzco, la niña se alegra, abraza a Abomasnow, e intenta bajar de su regazo, pero Abomasnow la toma del hombro gentilmente, y me mira fijamente-. No voy a decirle eso… -pero su mirada penetrante, me intimida demasiado-. Santa… dice que como eres una buena niña… puede prometer regalarte un Skitty, si tú quieres… -comento, el profesor escucha lo que digo, y me mira escandalizado-. ¡Sé cómo suena, pero esto no tiene nada que ver conmigo! –me defiendo.
-¡Un Skitty! ¿De verdad? –exclama Lovelyn de forma entusiasta, Agustín por su parte, en pantomima me pide cortarle a Lovelyn las intenciones- Sería inmensamente feliz, si tuviera un Skitty para esta Navidad –pero el daño ya está hecho.
-Skitty estará muy feliz de escuchar eso –comenta Abomasnow-. Pero ¿sabes? Un Pokémon no es un obsequio, es un amigo para toda la vida. Todas las navidades, padres irresponsables regalan Pokémon que terminan abandonados cuando dejan de ser cachorros. El Skitty que te estoy ofreciendo ya sufrió un abandono antes. Skitty no es un regalo para ti, una familia, es el regalo que Skitty me ha pedido concederle. ¿Aceptarás ser esa familia? –espera, espera, esto no está para nada bien, sé que quieres que traduzca, pero, ¿de dónde sacaste esa historia conmovedora?- Necesito que traduzcas, ayudante. O Skitty no encontrará familia esta Navidad –no puedo.
-¿Có-cómo quieres que le diga eso? Abomasnow, no puedes prometer esas cosas –salgo de personaje, no voy a mentir por hacer feliz a una niña en navidad- Los Pokémon no son obsequios. Son amigos para toda la vida, son familia –insistí.
-Y por eso, solo accederé a cumplirle a Skitty su deseo de navidad, con ellos a quienes yo considere que son honestos –me responde Abomasnow, y de pronto, un sentimiento cálido me rodea el pecho-. Ella está en la lista de los niños buenos. Cuidará bien de Skitty –no puedo creerlo, pero… si no puedo creerlo yo, quien ve la magia por todas partes… entonces, ¿quién podría creerlo?
-¿Santa? –pregunto, Abomasnow asiente. Nadie jamás creería semejante tontería, pero, yo soy la chica que puede hablar con los Pokémon, y hasta no hace mucho, podía transformarme en uno- Agustín… no me odies por favor –comento con temor, mientras él mueve su cabeza en negación-. Santa Claus, quiere que sepas que un Skitty no es un regalo –momentáneamente, Agustín se tranquiliza, pero yo no he terminado de traducir-. Pero, el deseo de Skitty para esta Navidad, es tener una familia. Skitty no es tu regalo, tener una familia, es el regalo de Skitty. Santa sabe que estás en la lista de niños buenos, Santa sabe que vas a cuidar bien de Skitty. ¿Cuidarás bien de Skitty, Lovelyn? –termino, y mi respuesta es un abrazo de la niña.
-¡Gracias! –espero que esto no traiga consecuencias negativas- ¡Voy a cuidarlo muy bien, Santa! ¡Iré a contarle a mamá y a papá! –exclamó ella, pero antes de irse, buscó en su vestido hasta encontrar una muñeca de trapo, misma que le entregó a Abomasnow- Te la doy para alguien que pueda disfrutarla más que yo –susurró Lovelyn, y entonces saltó del regazo de Abomasnow, y corrió hasta donde su familia. Afortunadamente, la familia de Lovelyn desestimó lo que ella decía.
-¿Qué fue eso? –se queja el profesor, pero yo soy la que está entre la espada y la pared- Oiga, accedí a esto porque me pareció algo cálido que podíamos hacer juntos por los niños, pero, ¿prometerles Pokémon de regalo a los niños? –entiendo perfectamente tu descontento, Agustín, pero yo aquí solo soy la interprete. Todo se complica enormemente, cuando tras escuchar lo de Skitty el resto de niños comienza a exigir Pokémon de regalo, y el profesor, comprensivamente molesto, apunta a los niños.
-No todos van a recibir un Pokémon, ¿sabes? Solo los que yo considere que van a cuidarlos –comenta Abomasnow, pero aún si él lo asegura, y siendo el verdadero Santa Claus, no puedo decírselo a Agustín, él no me va a creer-. ¿Sabes? A veces basta con ver para creer. Si le dijeras la verdad, tal vez no tendrías tantos problemas ahora, mujer que puede caminar entre el mundo humano, y el Pokémon –ante semejante comentario, ya no me quedaron más dudas.
Ruta 19.
-¡No puedo creer que aun así accediste a seguir prometiéndoles Pokémon a los niños! –dos horas fue el tiempo que estuvimos recibiendo niños, y que me vi forzada a traducir todo lo que decía Abomasnow, quien ya caminaba detrás de nosotros por la ruta 19, comiendo un bastón de caramelo, y con Mawile platicando con él sumamente feliz por ver a tantos niños contentos. Por mi parte, estaba recibiendo las quejas del profesor, sin poder hacer o decir nada para defenderme. Obviamente nadie en su sano juicio hubiera hecho lo que yo hice. Hay consecuencias éticas en ello, pero no es mi culpa, si Santa promete, Santa debe cumplir, y este Abomasnow es genuinamente Santa Claus- ¿Por qué, Valerie? ¿Tan importante era para ti sentir la magia, que deliberadamente le mentiste a esos niños? –se quejó él.
-No te vi haciendo nada para detenerlo que no fuera mirarme feo –le respondí por fin. Aunque ni siquiera podía enojarme con él, entiendo perfectamente cómo me vi- Agustín, yo solo hice el trabajo de interprete. ¿Crees o no crees que puedo hablar con los Pokémon? –pregunté.
-Esto no tiene nada que ver con el que puedas o no puedas hablar con los Pokémon, ya definimos que hay un patrón fonético que puedes interpretar, pero eso no significa que, aun si todo eso lo dijo Abomasnow, tengas que darles a esos niños falsas esperanzas -¡lo sé! Pero lo entenderías si creyeras que Abomasnow es Santa Claus- Pero para ti es fácil, ¿no? Ya los emocionaste, te regocijaste en su alegría. Que sean los padres quienes tengan la mala suerte de ver sus caras desilusionadas -¿por qué estás tan enojado? ¡Ya sé que se ve mal! ¡Pero desde esta mañana siento que estás más molesto de lo habitual!
-No tienen por qué desilusionarse, Agustín. Estoy segura de que alguien más se encargará de todo esto y que todos esos niños van a pasar una feliz Navidad –si tan solo pudieras creerme-. Solo tienes que confiar en mí –le pedí en mi desesperación.
-Claro, porque todo se va a solucionar por arte de magia –curioso que menciones la magia, cuando justo te pregunté no hace mucho si creías en la magia, y sin basilar mencionaste que nadie dudaría de la magia en Noche Buena-. Valerie, lo que hiciste fue irresponsable. Pensé que eras una persona madura para tu edad, pero comienzo a dudar de ello –suficiente.
-¡Basta! ¡Entiendo que estés enojado! ¡Pero desde esta mañana estás inusualmente agresivo! ¿Qué te pasa? –lo encaré. Mawile y Abomasnow no habían dicho nada en toda la discusión, y se detuvieron cuando por fin encaré al profesor, quien no se dignaba a mirarme al rostro, o a decirme qué le pasaba- Te juro que entiendo el por qué estás enojado conmigo. Pero siento que hay algo más en todo esto. Estás completamente cerrado a explicaciones, y me da miedo decirte las razones por las que hice lo que hice. No puedo confiar en que vas a creerme si actúas de esta forma tan… distante –fue la mejor palabra que se me vino a la mente.
-Solo intento encontrar la forma correcta de congeniar contigo, pero lo estás haciendo muy difícil –ni siquiera está siendo formal. Actúa casi como si no le importara-. Olvídalo ya, lo hecho, hecho está. Solo quiero que sepas que repudio totalmente lo que hiciste –no, eso no es lo que quieres decirme realmente. El Agustín Sycamore que yo conozco al menos intentaría preguntarme lo que pasa, abrir su corazón.
-Tu corazón está cerrado, ¿no es así? –pregunté, interrumpiendo la marcha del profesor, que se había adelantado con molestia- Ahora que fui directa contigo, que me abrí por completo a ti. Tienes miedo de lo que pueda pasar, y por eso estás cerrándote, buscando cualquier excusa, por más insignificante que sea, para validar el que me estás rechazando –concluí.
-¿Ahora esto es mi culpa? Tú fuiste la que les prometió barbaridades a esos niños. ¿De dónde vas a sacar a esos Pokémon? –esto no es por los Pokémon, es por mí. Ahora que sabes lo directa que soy con mis intenciones sentimentales, te aterra el tener que tomar una decisión. Tienes miedo de herirme con un rechazo, pero al mismo tiempo, no quieres desprenderte de mí. Si por ti fuera, permanecerías en la relación que teníamos antes, sin avanzar y sin retroceder. Estás intentando que haya conflicto entre nosotros, para que sea yo la que desista, ¿no es así?- ¡Solo quiero entender el cómo amarte! –exclama con molestia, y puedo ver en sus ojos la desesperación. No tengo idea siquiera de qué hacer o decir ahora- Estoy sintiendo cosas que no había sentido antes, ¿entiendes? Me dices que en el futuro quieres ser mi esposa, y mi mente me dice que estás demente, que solo eres una niña hormonal y que no sabe lo que quiere de su futuro… luego medito al respecto, recuerdo nuestras conversaciones, lo madura que puedes ser, lo amable y gentil que eres, lo empática que eres con los Pokémon, la facilidad que tienes para hacerme sentir cómodo, y que sin importar qué, todo siempre sale bien, y me atrevo a pensar que tal vez, solo tal vez, seas la persona que podría compartir mi vida. Luego recuerdo que puedes ser muy volátil, y que mantienes secretos, cuando yo desde un inicio he sido un libro abierto para ti. Aún con todos esos secretos, intento desesperadamente comprenderte, el ver a la Valerie real. Para que luego lo estropees todo jugando a la niña infantil que piensa que todo se resuelve por arte de magia. ¿Cómo quieres que te tome enserio, si no entiendo por qué haces todo esto? –el profesor acaba de soltar todo ese resentimiento sobre mí, y la verdad no puedo culparlo- ¿Cómo voy a verte como una esposa, con todo esto que haces? Usa la lógica, no todo es magia –todo lo que soy, se rige por la magia, profesor. Pero claro que no puede creerlo.
-¿Por qué no lo intentas? –pregunta Abomasnow, interrumpiendo el ya de por sí tenso momento- Dile la verdad. Dile lo que puedes hacer. Él no quiere herirte, ¿sabes? Intenta comprender cosas que no puede comprender. Es un hombre de ciencia. Pero ha hecho todo lo que puede por creer en la magia. La barrera que te separa de él ya la rompiste cuando aceptaste tus sentimientos. Pero la barrera que a él le separa de ti, no se rompe, porque no estás siendo sincera. No puedes esperar que el cuento de hadas termine con un felices para siempre, cuando la mentira es lo que mantiene a esta relación, ¿sabes? –lo sé. Yo ya acepté mis sentimientos, él es quien no puede aceptar los suyos, porque él sabe, que hay algo más.
-Agustín –comienzo, y él me mira, con sus ojos repletos de miedo e impaciencia- Voy a ser enteramente sincera contigo de ahora en adelante. Y puede que todo lo que voy a contarte no vaya a hacer más que alejarte de mí. Pero entiendo que no puedes aceptarme realmente, mientras sepas que oculto cosas de ti –le explico, y él mantiene su silencio-. Una vez que lleguemos a Ciudad Fractal, y terminemos con lo que tenemos que hacer. No habrá más secretos, solo te pido que esperes hasta entonces. ¿Está bien? –la tensión, es insoportable.
Ciudad Fractal. Casa de Wulfric.
-Cielos, por fin llegan –el resto del camino a Ciudad Fractal fue silencioso e incómodo. La tensión entre el profesor y yo no bajó en absoluto, aún con los intentos de Abomasnow de alegrar las cosas. Cuando llegamos a la casa de Wulfric, una mujer mayor, bonita pese a todos los años, fue quien nos recibió. Creo que la recuerdo como la esposa de Wulfric, aunque la verdad no estoy muy segura-. Pasen por favor, el resto de los campistas ya está dentro. Llegaron a tiempo para la cena. Debió haber sido un viaje muy largo y difícil –comentó la esposa de Wulfric, invitándonos a pasar- ¿Mi marido viene con ustedes? –¿eh?
-Esperábamos, que Wulfric estuviera aquí en su casa –respondió el profesor, la esposa de Wulfric tan solo suspiró, como si este no fuera un evento aislado-. Trajimos a su Abomasnow con nosotros. ¿Cree que haya regresado a buscarlo a Pueblo Mosaico? –preguntó el profesor.
-Este no es Abosmi -¿Abosmi?- Ah, no se fijen, así lo llamaban mis hijos cuando eran pequeños, Abomasnow realmente no tiene mote. No sé qué les hizo pensar que este Abomasnow era el Abomasnow de mi marido, pero este simplemente no es él –comentó la esposa de Wulfric.
-Pero, si lleva en el cuello amarrado del dije de Wulfric con la Abomasnowita incrustada –comenté, acercándome a Abomasnow, y con cuidado, y cosquillas por parte de Abomasnow, tomé el dije y se lo mostré a ella.
-Esa… no es una Abomasnowita –me explicó el profesor-. No le puse atención porque asumí que tenía razón y que era el Abomasnow de Wulfric, pero esta no es una Abomasnowita, es una Piedra Llave –me explicó el profesor.
-Pero este en efecto es el dije de mi querido Wulfric –comentó la esposa de Wulfric, abriendo el mismo, y mostrando que en el interior había una foto de la familia de Wulfric- ¿Qué haces tú con esto, ternura? ¿Te lo prestó mi esposo por alguna razón? –miré a Abomasnow, quien se veía incómodo.
-¿Sabes? No creo poder responder a esta pregunta ahora. ¿Me harías el favor de decirle que Wulfric vendrá más tarde? –no entiendo muy bien lo que está pasando. Quiero decir, ya me había quedado claro que este Abomasnow no era normal, pero sí pensaba que era el Abomasnow de Wulfric, fuera o no fuera realmente Santa Claus.
-Abomasnow dice que Wulfric llegará más tarde –le comenté a la esposa de Wulfric, quien sonrió ante mis palabras. Seguramente, esta no era la primera vez que Wulfric se ausentaba en Noche Buena.
-¡Qué bueno que llegan! –exclamó Brighton cuando por fin llegamos, vestía delantal, y llevaba una bandeja de galletas- La señora de Wulfric nos ha estado enseñando a hornear galletas mientras esperábamos. Tiene la cena de Navidad ya lista –comentó Brighton.
-¡Brigy! ¿Viste mis pasadores? El cabello no me deja cocinar –escuché desde la cocina a Anna, y me cubrí la boca por el apodo, que ya apenaba a Brighton- Olvídalo, Lise ya me prestó el suyo –prosiguió Anna, llegando junto con Lise, ambas cubiertas de masa de galleta-. ¡Ama Valerie! –exclamó Anna.
-¡Qué bueno que ya llegaron! –prosiguió Lise, por un momento entrando en sincronía con su hermana Anna, aunque la ya no tan típica sincronía no se mantuvo. Después de todo, con Brighton en medio como el novio de Anna, Lise tuvo que independizarse, lo siento por ti, Lise- Lo sentimos, pero ya tenemos desertores –comentó Lise.
-No importaron los esfuerzos de Joy y de Clemont, algunos simplemente no pueden mantenerse despiertos por mucho tiempo –apuntó Anna a la recepción, donde acomodados en los sillones estaban Joy y Clemont, el primero con libro en mano y mirada de pocos amigos, mientras Bridget, Oliver y Ella dormían recargados en él. Clemont la tuvo más fácil, ya que solo Bonnie dormía en sus piernas-. Aguanta un poco más, Joy. Los despertaremos para la cena y para el intercambio de regalos. Acomodé el suyo en el árbol como me pidió, ama Valerie –señaló Anna.
-Muchas gracias Anna, pero creo que lo voy a entregar antes –comenté, dirigiéndome al árbol de Navidad, y tomando un regalo rojo con moño dorado del mismo-. Iré a acomodar las cosas a mi habitación y te veré en unos minutos, Agustín –proseguí, y la esposa de Wulfric me llevó a mi habitación. Mawile me siguió por supuesto, Abomasnow esperó atrás, y una vez que me presentaron la habitación, comencé a desempacar mis cosas.
-¿El profesor y tú van a seguir discutiendo? –me pregunta Mawile, mientras acomodo en un gancho y por fuera de la puerta del closet el vestido de Sylveon, que gracias a que el profesor me prestó su bata, no terminó como parte del atuendo de Abomasnow- Desde esta mañana, siento que todo simplemente está mal entre el profesor y tú –insistió ella.
-Todo ha estado increíblemente tenso entre el profesor y yo desde que le dije que quería ser su esposa, Mawile, es natural. Por eso te dije que estaba destinada a ser rechazada –le expliqué, pero no dejaba de ver el vestido de Sylveon, en el cual había trabajado tanto- Evolucioné… nadie más que yo lo sabe, pero me convertí en una Sylveon. No tengo pruebas, pero la razón de que estoy aquí en estos momentos, no puede ser otra –le comenté, sabiendo que algo no se sentía bien de todas formas-. Abra leyó mi mente, y dice que todo fue una pesadilla causada por Darkrai. Pero, si lo que dice es cierto, ¿cómo es que Abomasnow lo sabe? –pregunté, pero Mawile no lo comprendía- Abomasnow sabe que mi corazón está abierto. Me lo dijo después de la discusión con el profesor. Algo está mal en general, Mawile –le comenté.
-¿El Abomasnow que se cree Santa Claus? –asentí, Mawile se rascó la mejilla sin comprenderlo- No entiendo. ¿Qué puede saber Abomasnow de ti? ¿No es el Abomasnow de Wulfric? ¿Qué está pasando? –No lo sé, Mawile.
-La verdad es que no lo sé, pero necesito pedirte un gran favor –comenté, mientras sostenía mi regalo para el profesor en mis manos-. En unos minutos, voy a ver al profesor, y le voy a contar toda la verdad. Voy a decirle que yo era su Eevee… -los ojos de Mawile se abrieron un poco, estaba más que claro que no creía que fuera una buena idea-. Escúchame bien, Mawile. Ayer era mi último día como humana. Ayer estoy segura de que enfrenté a Darkrai. Pero mágicamente, hoy es un nuevo día. No solo eso, sino que aparentemente nadie a mi alrededor, solo un Abomasnow, parece saber más de lo que aparenta. Es por eso que no voy a dejar cabos sueltos, ese Abomasnow algo esconde, y voy a averiguar qué es. Solo que esta vez no voy a volver a mentirte, voy a afrontar sea lo que sea lo que está pasando, habiendo dicho todo lo que debo decirle a Agustín, y quiero que estés allí con él, para cuidarlo, por si algo me pasa –concluí.
-¿Por si algo te pasa? –tomo las Pokébolas de Pidgeot, de Abra y de Venusaur, y las coloco en mi cómoda, tomo la Alivio Bola de Mawile también, y la meto en el mismo mueble. Si algo me pasa, no quiero que nadie más salga lastimado- Valerie. ¿Qué está pasando? –insiste ella.
-No lo sé, Mawile… realmente no lo sé. Por eso quiero que la persona que amo, y mi mejor amiga Pokémon, estén a salvo –le comenté, agachándome, y abrazándola-. Prométeme que sin importar nada, vas a estar con Agustín, por favor –Mawile me regresa el abrazo, y con un leve movimiento de su cabeza, la promesa queda sellada.
Terraza de la casa de Wulfric.
-¡Agustín! –exclamo con entusiasmo, asustando al profesor, quien hasta esos momentos bebía chocolate caliente en la terraza, mirando a la nieve caer, hasta que del susto escupió su bebida al vacío- ¿Te sorprendí? –pregunto inocentemente.
-Está bastante animada, pese a que no hemos arreglado nuestro conflicto de la ruta 19 –dame un respiro, estoy intentando ser alegre y entusiasta aquí-. Entiendo que va a decirme algo importante, ¿no es así? No va a decirme que tiene una enfermedad terminal, ¿verdad? –pregunta el profesor.
-Me atrapaste, me quedan tres días de vida –bromeo, pero el profesor no parece estar de ánimos para mis bromas en estos momentos-. Oh vamos, Agustín, es nuestra primera Noche Buena juntos. ¿Vas a actuar todo Beartic escaso de hibernación conmigo? –agregué dulcemente, el profesor simplemente suspira.
-Antes de cualquier cosa, quiero que sepa que dije cosas que no quería decir en la ruta 19. Realmente me importas, Valerie, mucho… -allí está, el profesor del que me enamoré, confundido, pero comprensivo, de un corazón de oro- No quiero que las cosas entre nosotros cambien. Me he estado divirtiendo mucho, y genuinamente, siento algo, es solo que… -lo entiendo.
-No sientes lo mismo que yo todavía, lo sé –siempre lo he sabido-. Lo que siento por ti no va a cambiar. No puedo asegurarte que lo que tú sientas por mí por otra parte, se va a mantener después de que te diga lo que te tengo que decir. Por eso, antes de decírtelo, quiero darte tu regalo de Navidad. Ya sé que todavía no es Navidad –le comento, mientras le ofrezco el regalo que había preparado para él.
-¿Es un soborno? –oh, ya estás bromeando, significa que vamos por buen camino y ya te sientes más cómodo. Lo sé, porque llevo mucho tiempo observándote, más del que tú a mí- Antes de abrirlo. Y antes de que me diga ese, terrible secreto que no sabe si va a cambiar mi perspectiva de usted, hay algo que el Agustín de ahora le tiene que decir, antes de que el Agustín del futuro, que no sé cómo vaya a reaccionar, diga alguna tontería –no sé si sea buena idea, en especial cuando ya estoy resuelta, pero no es como que pueda detenerlo-. Me gustas, Valerie -…-. Realmente me gustas mucho -…-. Oye, ¿estás bien? -…
-¡Ah! ¡Estoy bien! ¡Creo que me desconecté un momento! –¡lo dijo! ¿Por qué lo dijo ahora? ¡Ya estaba resuelta a decirle la verdad! ¡Me llevaré el secreto a la tumba! ¡No, no, no! ¡Eso sería terrible! ¿Qué pasa si realmente estoy en una especie de sueño y desaparezco y Agustín no me vuelve a ver jamás? ¡Prefiero que sepa la verdad y me odie, a que nunca sepa la verdad, desaparezca, y crea que yo lo odio a él!- ¡Yo también te amo! -maldición- Escúchame bien, Agustín. La Valerie de hoy, te ama más que a nadie. La Valerie de mañana, jamás dejará de amarte. Así que, si después de lo que te diga, decides que tú no sientes lo mismo… solo quiero que sepas, que jamás podría odiarte. ¿Está bien? –no llores, no aún, recupera la compostura, Valerie, no es momento de tensiones.
-Gracias –es todo lo que dice, y mira el obsequio- ¿Debería…? -¡solo ábrelo!- Su cara me lo dice todo… lo abriré entonces –la vergüenza me invade, me doy la vuelta, y comienzo a ver la nieve caer mientras el profesor… deshace la envoltura sin romperla, lo que me está desesperando, entiendo la cultura del reciclaje, pero, ¿quién guarda una envoltura para usarla el año que viene?- Una bufanda –sonríe el profesor, extrayendo la bufanda que le había tejido, una bufanda roja, con bordes negros… y con… una inscripción… que seguro no va a entender-. Ya entiendo por qué llevaba tela roja en su maleta, hizo esta bufanda usted misma, ¿no es así? Y le puso unas iniciales. A y V. ¿Agustín y Valerie? –está bien, no era muy difícil descifrarlo.
-¡Es más vergonzoso si lo descifras tan rápido! –bailoteo, mi cuerpo está temblando y moviéndose de forma ridícula sin que yo tenga control del mismo- Sé que no es nada especial… quisiera haber tenido más tiempo para hacer algo mejor. Además, ahora que sé que voy a contarte la verdad, tal vez no debí ponerle las iniciales de ambos, por si… quieres olvidarte de mí, al menos podrías conservar la bufanda –comenté apenada.
-Está arruinando el momento –pues perdona, no pienso claramente en estos momentos, en especial ahora que lo del regalo quedó relegado, y es momento de decirte la verdad-. Yo también tengo un regalo para usted, pero, se suponía que también involucrara a Mawile, solo que no la veo por aquí –comenta él, pero en estos momentos no puedo estar con ella-. Creo que, además, eso arruinó la sorpresa. Tome –me ofrece el profesor, una cajita en envoltura rosada con moño morado. Que dulce, pensó en mis colores favoritos. Teniendo respeto por el esfuerzo del profesor, no rompo la envoltura, y abro el regalo con cuidado. Una vez que lo he conseguido, extraigo de una pequeña cajita una especie de collar de plata, con una hermosa piedra incrustada-. Mawilita –me explica el profesor-. Pensé, que como se lleva tan bien con Mawile, y si tomamos en cuenta que soy el profesor de la Megaevolución, no podía regalarle otra cosa que no fuera una Mawilita. Además, de que deseaba que la que tuviera fuera una mía. De esa forma llevaría una parte de mí consigo en su Mawile –es una forma muy dulce de verlo, me encanta- Pero, esta es solo la mitad del regalo, la otra mitad… no pude terminarla –ya veo, hace falta la Piedra Llave-. La tenía lista, es solo que, Olympia dijo algunas cosas, y dudé de que la hice de la forma correcta. Y ahora que tuvimos aquel… desacuerdo de anoche, siento que realmente necesito pensar mejor en su forma. Así que le pido algo de tiempo para decidirme sobre el qué hacer con la Piedra Llave –eso suena muy sospechoso, y me encantaría ver lo que planeó para la Piedra Llave. Pero probablemente nunca vaya a saberlo.
-Me encanta tu regalo, Agustín, y nada me gustaría más que ver el resto del mismo. Pero creo que tenemos que arreglar algo, si pensamos en seguir con esto –la tensión regresó, y el profesor, sabiendo lo que significaba, se colocó la bufanda, y me miró con una sonrisa esperanzadora. De verdad deseaba, con todas mis fuerzas, que esa sonrisa se mantuviera cuando terminara de decirle lo que iba a decirle-. Tienes que prometerme que no vas a interrumpirme, hasta que te diga que he terminado de hablar. ¿Puedes hacerlo? –pregunté.
-Si no hay otra alternativa, lo prometo –ya está, ahora solo debo decírselo, pero no va a ser nada fácil-. ¿Necesita otro ejercicio de respiración? –no me estás ayudando. Momentos como estos, son inmensamente difíciles. Estoy por destruir todo lo que me he esforzado por construir, pero Abomasnow tiene razón. ¿Cómo voy a ser feliz, si es una mentira lo que mantiene nuestra relación?
-Aquí voy… -estoy lista para asumir las consecuencias-. Hace casi un año, una Eevee se estaba ahogando en un lago frente a la Casa de los Embrujos de la ruta 14, a las afueras de Ciudad Romantis –comienzo, y de inmediato, la sorpresa en el rostro del profesor es más que evidente. Intenta hablar, pero yo lo detengo-. Lo prometiste, no puedes interrumpir –le recuerdo, y el profesor no me interrumpe-. De no ser por ti, aquella Eevee se habría ahogado, pero la salvaste, con un beso… aunque para ti no fuera un beso realmente, esa Eevee, simplemente sintió que lo era. Desde ese momento, esa Eevee quedó perdidamente enamorada –las expresiones faciales del profesor indicaban que no comprendía del todo lo que le estaba diciendo, pero al mismo tiempo, estaba increíblemente sorprendido por el conocimiento que yo tenía sobre esa Eevee-. Llevaste a esa Eevee a un Centro Pokémon… viste que gozara de buena salud, y decidiste liberarla en su hábitat natural. Un Skorupi tristemente, no estaba de acuerdo, y te atacó con su Carga Tóxica, envenenándote, pero obstinadamente, y sin querer preocupar a nadie, llevaste a esa Eevee a Ciudad Luminaria contigo –el profesor continuó escuchando, hasta el punto en que ya no pude desentenderme de la imagen de Eevee, y Eevee se convirtió en mí-. Pudiste haber muerto… así que te salvé… -el shock en su rostro me daba mucho miedo, pero era muy tarde para dar marcha atrás-. Me convertí en tu ángel… -sonreí, y continué con la historia. No sé cuánto tiempo pasó, pero el profesor no dijo absolutamente nada en todo el tiempo que duró la historia que le contaba, la historia que él y yo protagonizábamos, que él vivió, pero que hasta ahora veía en una óptica diferente- No quería aceptar que me había enamorado de ti. Así que, tuve la brillante idea de elegir a una pareja para ti. De verdad lo siento mucho por eso –algunas partes de la historia, dolían mucho, lo veía apretar sus dedos contra sus brazos, causándose daño para tolerarlas-. Desperté… convertida en una humana… fue lo más aterrador que había vivido hasta entonces –otras, eran demasiado penosas, pero el profesor las escuchó todas, sin decirme nada-. Pude haber pensado en 1000 formas distintas de que nuestro primer encuentro ocurriese, te juro que ser tu mesera no era uno de ellos –y seguí, hasta que el sol comenzó a ocultarse-. Lo que dijo aquella Luvdisc… destruyó algo en mi interior… te deseaba, quería que me vieras por lo que era realmente… pero era más importante como una Eevee para ti –me entregué al llanto, tantas veces, pero él no hizo nada para consolarme, por lo que tuve que seguir- Continué con el plan de los kimonos, y todo parecía ir bien. Estaba satisfecha con lo que teníamos, pero entonces comenzaron las pesadillas, tenía que hacerlo, Agustín, quería ser humana, pero nunca quise aprovecharme de ti –comencé a tener miedo de lo que le contaba, y seguramente, en algún punto, comencé a excusarme-. Drapion dijo… que no pasaría de este campamento… -deseaba que me interrumpiera, que rompiera su promesa, que me detuviera, antes de que todo fuera tan doloroso-. Mi último día como humana… era ayer… -pero nunca ocurrió-. Y aquí estoy… sin forma alguna de comprobar que todo lo que te dije es verdad… y sin saber qué vas a pensar de mí ahora… solo quiero, que sepas que evolucioné por ti… fui una Sylveon, Agustín… pero fue demasiado tarde, y ya no sé qué va a pasarme… -ya no sé, lo que va a pasar ahora-. Es todo… lo siento… lo siento… lo siento… de verdad lo siento… no sé qué más decir… -¿qué se supone, que debe pasar ahora?
-Valerie… -¡Hay Arceus! ¡No quiero escucharlo!- Necesito estar solo un tiempo… ¿te molestaría, si hablamos más tarde? –no creo que haya un más tarde, profesor. No le respondo, pero él no necesita una respuesta, solo se levanta, y se marcha. ¿Dónde me deja esto ahora?
-No creo que eso sea una mala señal -¿quién? Me incorporo, para encontrar a Abomasnow, aún vestido como Santa Claus, parado justo en la puerta que da al balcón. No sé cómo no me di cuenta de que estaba allí con lo inmenso que es- Lo hiciste bien… de ahora en adelante, no hay más secretos entre ustedes. Ahora puedes empezar a remendar lo que se ha roto, ¿sabes? –lo sé.
-Espero que aún haya algo que remendar… Wulfric… -llamo a Abomasnow por su nombre, y él suspira. Somos iguales, seres que no existen ni en un mundo, ni en el otro. Wulfric, también puede transformarse en un Pokémon.
Ruta 20.
-¿Cómo lo descubriste? –no quería que nadie me viera en el lamentable estado en el que me encontraba. Con mi rostro repleto de lágrimas, y de ojeras, ya que mi maquillaje se había corrido por tanto llorar, y no podía ocultar más lo demacrada que me veía por la mezcla de cansancio y de estrés. Así que hice lo que tenía que hacer, escabullirme de la vista de todos, lo que no fue fácil con un Abomasnow a mi lado-. Pensé que estaba haciendo un buen trabajo ocultándolo, ¿sabes? –claro, y el sabes no te delata en absoluto.
-Creo que tenía una ligera sospecha, pero no lo supe de verdad hasta que Agustín mencionó que lo que está en tu dije no era una Abomasnowita, sino una Piedra Llave… hasta ese momento, me hiciste creer que genuinamente eras Santa Claus –lo que ahora que lo menciono, fue inmensamente ridículo, aunque mi mente no se encuentra del todo bien en estos momentos.
-¿Cómo estás segura de que no soy Santa Claus, y que Wulfric es mi identidad civil? –no estoy de humor para bromas, Wulfric, de verdad que no- ¿Sabes? Creo que no estás receptiva en estos momentos, así que me ahorraré las bromas –por favor, ya que estoy genuinamente deprimida en estos momentos-. El profesor va a estar bien. Lo conozco desde hace mucho tiempo, le dará vueltas a esta información toda la noche, seguro ignorará las festividades inclusive, y después te buscará para arreglar las cosas. Solo hay que cerciorarnos de que tenga algo que arreglar, antes de que nuestro tiempo se agote –algo me decía que no salimos a pasear por la ruta 20 para despejarme la mente.
-Wulfric… ¿qué sabes de lo que está pasando? Escuchaste todo lo que hablé con el profesor, ¿no es así? Deliberadamente me espiaste –hasta donde sé todo ese: "dile la verdad", no era más que un plan tuyo para que yo hablara y me dejara al descubierto.
-Oye, oye, yo no soy el malo aquí, ¿sabes? Esta es mi primera experiencia como Pokémon, al menos tú sabes cómo regresar a tu forma humana -¿disculpa? ¿A qué te refieres con eso?- Yo solo sé que ayer regresaba a Ciudad Fractal después de que tú y el profesor tuvieron esa cita de malos resultados, y de pronto, un Darkrai está a punto de cenarse a una pobre Sylveon. Ahora, a mí no me vengan con esas cosas de, son depredador y presa, el más fuerte se come al más débil, yo solo veía a un abusivo golpeando a una pobre Sylveon, y que bueno que intervine, porque esa Sylveon resultaste ser tú, vaya sorpresa que me llevé, ¿sabes? –espera, espera.
-¿Recuerdas a Darkrai? ¡Entonces el Abomasnow que me salvó era tu Abomasnow! –eso también significaba que Abra estaba equivocado, lo que ocurrió con Darkrai fue real, pero entonces, si esta es la primera experiencia de Wulfric como Pokémon- Wulfric, ¿qué paso después de que combatiste con Darkrai? –tenía que terminar de armar este rompecabezas.
-No estoy muy seguro ¿sabes? –eso no ayuda- Quiero decir, era un Darkrai, enfrentarlo era una locura, incluso para mí ¿sabes? Ordené a mi Abomasnow utilizar Frio Polar como única posible alternativa. Afortunadamente funcionó, Darkrai gritó con fuerza, y después nada, todo se volvió negro ¿sabes? Desperté como un Abomasnow, recargado a la posada, y te escuché diciéndole a tu Mawile todas esas cosas de Darkrai, y que eras una Sylveon, realmente necesitas controlar el tono de tu voz, yo estaba afuera de la posada, asimilando que era un Abomasnow, y te escuchaba decir todas esas tonterías. Si no era porque solo tú sabias de Darkrai, no me la hubiera creído, y yo era el Abomasnow, ¿sabes? –eso explica muchas cosas.
-Entonces, despiertas como un Abomasnow, me escuchas quejarme ante Mawile, y de pronto decides hacerte pasar por Santa Claus en lugar de decirme la verdad –comenté molesta, mirando a Wulfric rascarse la nuca.
-Oye, ¿cómo iba a saber si lo de transformarme en Abomasnow no fue cosa tuya. Tenía que reunir información ¿sabes? Asegurarme que no eras la mala en todo esto -¿yo la mala? Muchas gracias por el voto de confianza, Wulfric- Sabía que podías entender a los Pokémon, todos los líderes siempre lo hemos sabido, y te aceptamos sin rechistar. Cuando desperté como Abomasnow, sumé dos más dos, pensaba que eras una bruja y me habías hechizado –lo pensaría de quien fuera menos de ti, Wulfric, eso es muy bajo-. Pero eras Valerie, la dulce y buena Valerie, no podía ser cierto. Decidí darte el beneficio de la duda, analizar si eras de fiar ¿sabes? A medio camino entendí que eras buena y que no tenías nada que ver con esto, por eso confié en que tus sentimientos por el profesor arreglarían tu problema, que le dijeras la verdad de lo que sabías que pasó ayer. Coincidentemente confundiste las cosas, y le contaste todo eso de que eras su Eevee. Así que, perdón por ponerte en esa situación incómoda, yo solo quería volver a ser humano ¿sabes? –todo esto es demasiado complicado.
-¡Le abrí el corazón al profesor, posiblemente arruinando mi relación con él, solo porqué tú pensabas que yo era una bruja! –le apunté, Wulfric pareció comprender lo que me hizo hacer, y se apenó un poco- Lo siento, estoy muy tensa en estos momentos. No quería alzarte la voz, tú debes de estar igualmente tenso por de la nada despertar como un Abomasnow –concluí.
-Aun así, pienso que hiciste lo correcto ¿sabes? –no lo sé, yo siento que fue lo peor que pudo pasarme- Valerie, escucha. Entiendo que te puse en una situación muy complicada sin tu consentimiento, pero tú estabas haciendo exactamente lo mismo con el profesor. Así como tú sientes en estos momentos que fui injusto al utilizarte, en estos momentos el profesor debe sentirse igual. Pero, cuando el profesor entienda que no lo hiciste con malas intenciones, estoy seguro de que va a perdonarte –quiero creer eso, Wulfric, enserio que quiero, pero no lo sé-. La mentira es como una bola de nieve. Crece más y más mientras más se mantiene dando vueltas. Esta mentira tuya arrolló al profesor porque la dejaste crecer mucho. Pero creo que va a sobrellevarla, y confío en que el amor que ustedes se tienen es lo suficientemente fuerte ¿sabes? –no sé por qué, pero las palabras de Wulfric me tranquilizan.
-Voy a confiar en que así será, Wulfric –admití, y Wulfric me acarició la cabeza, llenándome de hojas de Abomasnow-. Wulfric, lo que más quiero en estos momentos es correr al lado del profesor, y esperar a que me acepte o me rechace. Pero está claro que no puedo hacer eso ahora, tengo que ayudarte a recuperar tu forma humana. Además de que ahora puedo confirmar que todo esto tiene algo que ver con Darkrai. ¿Qué hacemos aquí en medio de la ruta 20? –pregunté.
-Primero, cumplir deseos de Navidad. Después, seguramente buscar a Darkrai –explicó él, tomando de mi mano, y llevándome por el bosque neblinoso que era la ruta 20. Lo seguí sin pensar, tan solo confiando en él, hasta que de pronto, una intensa luz entre unos árboles me cegó momentáneamente, hasta que el paisaje cambió por completo, en un campo de flores amarillas en medio del bosque-. Bienvenida a la Villa Pokémon –presentó Wulfric, y yo viré a mis espaldas, sin creer el repentino cambio de panorama-. Oye, no eres la única con secretos mágicos, ¿sabes? –comentó Wulfric.
-¿Wulfric? ¡Escuché la voz de Wulfric! –y yo acabo de escuchar a un Skitty entre las flores, y todo comenzó a hacer aún más sentido- Eres… un Abomasnow… ¿dónde está Wulfric? –pregunta Skitty, pero entonces me mira y se aterra- ¡Humana! –huye de mí.
-Alto allí, Skitty, soy yo, Wulfric, y esta humana no es mala –comenta Wulfric, Skitty se detiene, y de pronto, mas Pokémon, entre los que alcanzo a ver a un Furfrou, una Gothorita, un Amoonguss, y a un Noctowl, comienzan a reunirse- Esto de hablar Pokémon es muy divertido, pero no creo que vayan a creerme –Wulfric, si conozco a los Pokémon tan bien como creo que los conozco, ellos ya te creen.
-¿Wulfric? –ya estoy tan acostumbrada a esto que ya ni me sorprende, mientras el Furfrou olisquea- Hueles a Wulfric, suenas como Wulfric, pero pareces un Abomasnow. Es suficiente para saber que no eres una amenaza, pero no lo suficiente para que te creamos –memorias de Mamoswine me invaden la mente en estos momentos- Si eres Wulfric, di algo que solo Wulfric diría –al menos Furfrou tiene un poco de sentido común.
-¿Algo que solo Wulfric diría? Umm… nada se me viene a la mente en este momento ¿sabes? –se dice a sí mismo Wulfric, pero tras ver el cómo mueve la cola Furfrou, creo que le cree por alguna razón.
-Es Wulfric, solo Wulfric usaría el "¿sabes?" tan seguido. Eso no se puede imitar –discrepo, pero en estos momentos no siento que sea la mejor de todas las ideas refutarle a Furfrou-. ¿Quién es ella, Wulfric? Hemos recibido a muchos extraños el día de hoy –comenta Furfrou.
-¿Sabes? Es muy extraño hablar con los Pokémon, me imaginaba la voz de Furfrou más amigable, suena como un faraón o algo así –concéntrate Wulfric- ¿Sabes Furfrou? Valerie es una buena amiga mía, y puede entender Pokémon perfectamente, así que cuida tus palabras –comentó él.
-¿Sabe Pokémon? –exclamó Noctowl desde su rama- Un momento, eso no es posible. Ningún humano puede hablar Pokémon, a menos qué… -me mira Noctowl fijamente, lo que me incomoda hasta cierto punto- Humana, si puedes entenderme, di algo que me convenza –aquí vamos de nuevo.
-Te diría algo que te convenciera, pero no sé si Wulfric debería escuchar que sé sobre los Swanna y la Luna –resumo rápidamente, sobresaltando a Noctowl, quien pierde algunas plumas. Wulfric se vira para verme, pero yo lo niego rotundamente-. No quieres saberlo, y juré no decirlo, así que vas a tener que conformarte con lo que dije –insistí.
-¡Sabe el secreto! ¡Hay que buscar a ese Drapion que llegó hoy! -¿Drapion?- Furfrou, eres nuestro líder. Esta humana es peligrosa, Drapion debe proteger el mundo Pokémon a como dé lugar –insistió Noctowl.
-Basta, Noctowl, ese Drapion no está en condiciones de salvar el mundo Pokémon, y si Wulfric cree en esta humana, yo creo en ella también –respondió Furfrou, yo deseaba saber si el Drapion a quien se referían, era el Drapion que yo conocía, pero primero debía ayudar a Wulfric a volver a ser un humano- Wulfric no haría nada que pusiera en peligro el mundo Pokémon, humana, solo por eso confiaré en ti. Lo que deseo saber en este momento, es qué trae a Wulfric aquí –miró Furfrou a Wulfric, quien aparentemente olvidó a lo que vino, por lo que lo golpeo gentilmente con mi codo, después de todo, ni yo sé por qué estamos aquí.
-Ah, lo siento, me sigo acostumbrando a escuchar a los Pokémon hablar como humanos ¿sabes? –se disculpa Wulfric-. Amigos Pokémon, quiero volver a ser un humano, pero es Noche Buena, y hay promesas que tengo que cumplir primero –dudo mucho que los Pokémon entiendan el significado de Noche Buena, Wulfric-. Escuchen, sé que a muchos de ustedes los abandonaron. Pero hay en el pueblo vecino, Pueblo Mosaico, muchos niños que son buenos de corazón, y que quieren compartir su alegría con ustedes. ¿Saben? Conseguí algunos objetos de ellos, tienen su aroma, y sé a quién pertenece cada uno de ellos –mencionó Wulfric, sacando de su bolsa una pequeña muñeca, la misma que Lovelyn le había regalado-. Esta muñeca, pertenece a una niña llamada Lovelyn, que pidió a Santa Claus un Skitty que fuera su amigo. Skitty, ¿recuerdas cómo me pediste que te encontrara una familia? Si sigues el aroma de esta muñeca, Lovelyn va a recibirte ¿sabes? –por eso Wulfric estaba tan seguro de que podía cumplir la promesa de Santa Claus.
-Alto –exclamó Furfrou-. Wulfric, te queremos, pero los humanos ya nos han hecho mucho daño. ¿Por qué piensas que esta niña no va a abandonar a Skitty como hizo aquella otra familia hace un año? –ese Furfrou tiene más sentido común que otros Pokémon que conozco. Seguro a él también lo abandonaron.
-Porque ella es buena –comentó Wulfric, con los ojos gentiles de su forma Abomasnow, logrando que Furfrou le preste atención-. Pueblo Mosaico es el pueblo vecino, lo frecuento bastante, y conozco a todos quienes viven allí. Todos son buenas personas, algunos con sus defectos, pero en su mayoría son buenas personas. Esta muñeca, me la regaló Lovelyn para que yo se la diera a un niño que pudiera disfrutarla más. Yo no se la pedí, ella lo hizo por voluntad propia. Siguiendo su ejemplo, otros niños me regalaron juguetes. Un juguete es algo muy especial para un niño, y a todos esos niños que quisieron regalarme algo, les confío a mis amigos Pokémon. Nana por ejemplo, me regaló esta flor de plástico, a ella le gustan los Flabébé –comentó Wulfric, entregando la flor de plástico a un Flabébé que yo no había notado hasta entonces-. Ella tiene una hermana, Nina, ella quisiera un Jigglypuff, y me dio este cascabel –prosiguió Wulfric, mostrando un cascabel, y desde el fondo, un Jigglypuff se acercó y tomó el mismo-. Nana y Nina tienen ya Pokémon propios, pero quieren amar a más Pokémon. Nana tiene un Slurpuff, Nina tiene un Aromatisse, ambas, tienen mucho amor todavía por dar. Y si siguen los aromas de estos juguetes, ustedes recibirán ese amor. También hay un niño que quiere un Furfrou, él me dio esta pelota tras contarme que casi derriba a un gondolero con ella –mostró Wulfric una pelota azul.
-No lo sé, Wulfric… tal vez no deberíamos –insiste Furfrou, pero yo puedo ver en los rostros de Skitty, de Flabébé, y de Jigglypuff, que ellos genuinamente necesitan de una familia- Ya nos lastimaron antes los humanos. No podemos volver a confiar –Wulfric tiene las mejores de las intenciones, pero un Pokémon que ha sido herido, no tiende a confiar.
-Furfrou tiene razón –comienzo, y Wulfric me mira con tristeza-. Hay humanos malos, desconfiados, ruines… -Furfrou asiente, es lo que él más teme-. Pero también hay humanos muy buenos. Y Wulfric es uno de ellos. Quieres creer en Wulfric, ¿verdad Furfrou? –pregunté.
-Quiero creer, pero tengo miedo –lo entiendo, todos tenemos miedo-. Duele mucho que te abandonen. ¿Qué pasa si volvemos a sufrir? ¿Qué pasa si nos vuelven a lastimar? No me quiero sentir triste otra vez –lo sé.
-No es malo tener miedo, Furfrou. El miedo evita que hagamos cosas que nos pueden lastimar –le explico a Furfrou, él me mira confundido-. Pero el miedo también puede ser peligroso. Si dejas que el miedo te impida ser feliz, vivirás en una mentira, que te carcomerá por dentro. El miedo que yo sentía por mucho tiempo me mantuvo maldita. No fue hasta que acepté mis sentimientos, y que dejé de mentirme a mí misma, que me sentí liberada. Y, aun cuando vencí al miedo, y decidí dejar de mentir, volví a sentir dolor. Pero no me arrepiento de haber tenido el valor de enfrentar mis miedos. Volví a sentir dolor, Furfrou, aún siento dolor. Pero este dolor, no se compara con el dolor de engañarme a mí misma, pensando que vivo feliz, por miedo a aceptar la realidad –terminé, y Furfrou bajó su cabeza.
-No sé si entiendo bien –comenzó Furfrou-. Ni siquiera puedes asegurarme que no volveré a ser lastimado, pero me pides que enfrente mi miedo, aún si eso significa que pueden lastimarme. ¿Por qué? ¿Por qué a los humanos no les da miedo ser lastimados? –nos aterra, Furfrou.
-No necesitas ser humano para que no te de miedo el que te lastimen -comenté-. Pero si sientes dolor, ¿no significa eso que también puedes sentir alegría? Si sentir alegría es la recompensa de enfrentarte al miedo, y ser lastimado es la consecuencia de equivocarte. Bueno, ya conozco la consecuencia, solo me falta disfrutar la recompensa, ¿no lo crees? –espero que lo entiendas, realmente espero que lo entiendas.
-Ya conozco la consecuencia… pero no conozco la recompensa… creo que entiendo –espero, porque se me dificulta mucho explicar estas cosas-. Mi consecuencia, es haber sido lastimado, y sentirme triste por ello. Si lo vuelven a hacer, estoy justo donde estaba al principio. Pero, ¿y si me espera una recompensa? Ya conozco el dolor, ya soporté el dolor. Creo, que puedo arriesgarme a intentar buscar una recompensa –lo comprendió-. ¿Estás seguro de que pueden amarme, Wulfric? –preguntó una última vez.
-Todos vinimos al mundo a ser amados, Furfrou –invitó Wulfric, mientras le entregaba la bola. Furfrou la olisqueó, asintió, la mordió, y tras mirar a Wulfric a los ojos, salió corriendo con esta, en dirección a Pueblo Mosaico- Yo me aseguraré de que seas feliz, Furfrou. Feliz Navidad –prosiguió Wulfric, Flabébé y Jigglypuff entonces intercambiaron miradas, asintieron, olfatearon sus obsequios, y siguieron el aroma en dirección a Pueblo Mosaico. Skitty por otra parte, aun dudaba.
-¿Lovelyn de verdad va a amarme? –no tenemos forma de saberlo, Skitty. No hay forma de saber absolutamente nada. Si todos supiéramos que todo va a estar bien, si el conservar una mentira te hará feliz, o decir la verdad te liberará. Si todos supiéramos lo que va a pasar, no habría recompensa en absoluto.
-Tendrás que confiar, Skitty –le mencioné, le ofrecí la muñeca, Skitty la olisqueó, la tomó en su hocico, y corrió siguiendo a Furfrou, quien esperó por ella, por Flabébé, y por Jigglypuff, para acompañarlos a todos a Pueblo Mosaico-. De verdad espero que estemos haciendo lo correcto –le mencioné a Wulfric.
-¿Sabes? Juro que me aseguraré de ello –me respondió Wulfric-. Pueblo Mosaico no está lejos ¿saben? Lo visitaré todos los días de ser necesario, y me aseguraré que todos los Pokémon de la Villa Pokémon, sean felices –Wulfric en verdad que tiene un corazón hermoso-. Ahora que eso está arreglado, ¿podemos concentrarnos en esto? Mi esposa va a matarme si no regreso para la cena de Navidad, y tú tienes una cita con el profesor y un muérdago –comentó Wulfric.
-Tengo miedo de volver a verlo, pero no escaparé a la posible recompensa de hacerlo –concluí, y Wulfric asintió, pero por su mirada, sabía que él no tenía idea de cómo remediar su situación-. Comencemos por lo que siento que puede ayudarnos: Drapion, Noctowl mencionó a un Drapion –comenté, y miré a Noctowl en la cima de su rama.
-¿El alfa acaba de abandonar la manada, y ahora yo tengo que ayudarles? –se quejó Noctowl, desconfiando, como todos los Pokémon volador que había conocido. Pero, tras una rápida mirada a Wulfric, accedió- Está bien. Un Drapion malherido llegó por la mañana. Otros Skorupi le contaron de este lugar, venía cargando a un Quagsire regordete -¡son ellos!-. Furfrou no quería que se unieran a la villa, pero Quagsire estaba tan mal que no tuvimos opción. En estos momentos, Quagsire se recupera con los Poliwag, si quieren a Drapion, no se separa de él, están por el estanque –apuntó Noctowl.
-Wulfric, ese Quagsire y ese Drapion son amigos míos, si alguien sabe cómo salir de este embrollo, es uno de esos dos –le comenté, y en mi desesperación, comencé a correr en dirección al estanque que me habían indicado.
-Espera, Valerie, mis patas de Abomasnow no son tan rápidas, ni que tuviera una Garra Rápida –lo siento Wulfric, pero si son Quagsire y Drapion realmente, y realmente se enfrentaron el uno al otro, necesito saber si están bien.
Corro por los campos de flores, busco desesperadamente el estanque, no es muy difícil encontrarlo, está justo en medio de la Villa Pokémon, y mientras me acerco, puedo ver la silueta morada de uno de mis mejores amigos.
-¡Drapion! –grito con una mezcla de alegría y miedo. ¿Qué pasa si sigue bajo el control de Darkrai? ¿Me atacará? Drapion se vira, me observa, y él sonríe gentilmente- ¡Eres tú! –exclamo, salto, y lo derribo en un poderoso abrazo.
-Espérate cría que todo me duele en estos momentos –se queja Drapion, pero yo lo abrazo con todas mis fuerzas, lo he necesitado tanto-. Espérate que yo también estoy alegre de verte. Pero primero responde: ¿Te hice daño? ¿Estás bien? Cuando desperté, el cara de Ditto parecía más un Muk de la golpiza, hasta morado estaba –apuntó Drapion. Era el mismo Drapion, mi amigo, pero igual yo estaba preocupada por Quagsire, por lo que lo busqué en el estanque.
-Hola, Valerie, que bueno que estás bien –Quagsire… pobre, estás todo golpeado. A gatas me acerco a la orilla del estanque, el pobre rostro de Quagsire está lleno de manchas moradas como moretones, pero sonríe de esa forma tan boba, y mis lágrimas comienzan a desbordarse-. Estoy bien, me han dado peores palizas. Drapion no es tan fuerte –bromea Quagsire.
-¿Ah? ¡Dímelo cuando no estés tan morado que parezcas de mi especie, aliento de Weezing! –insultó Drapion, pero yo lo empujé y apunté a Quagsire- Está bien, perdón, pero oye que no fue mi culpa. No es como que tuviera control de lo que hacía con el cerebro hecho Carga Tóxica –las bromas de Drapion como siempre, son ridículas, pero me animan demasiado-. Ahora que ya sabes que estamos bien, vete. Si Darkrai se vuelve a aparecer, no sé si vayas a tener la suerte que tuviste recién. Mira a Quagsire, soy peligroso. Me alegra verte, pero ya vete –insistió él.
-¡No! –respondo yo- ¡Vas a venir conmigo! ¡Y vas a vivir conmigo cuando me case con el profesor! ¡Tú y Quagsire! –exclamé, pero Drapion viró el rostro- Hablo enserio, Drapion. Agustín ya sabe todo, le conté sobre que soy su Eevee –le expliqué.
-¿Qué hiciste qué? ¡Cría! ¡Si Darkrai se entera que el profe ese también sabe que puedes transformarte, ya son dos en mi lista de casería! ¡Sesos de Psyduck! ¡Tenías que guardarte el secreto, no divulgarlo! –me reprende él, pero ya me cansé de que Darkrai me atemorice- Fue suficientemente difícil el que Darkrai no se enterara del niño ese que te descubrió, ¿ahora el profesor? Es mi entrenador, no quiero hacerle daño. Ya sé, sacrifiquemos al niño –propuso él.
-No vas a lastimar ni a Brighton, ni a Agustín, ni a nadie. Tampoco a Olympia o a Wulfric, ¿entendiste? –ante la revelación de más nombres, Drapion se deprimió, hasta el punto de estirarse sus parpados con sus pinzas- Vamos a enfrentar esto juntos, Drapion. Seguro si hablamos con Darkrai comprenderá. Sé que él no es malo, solo quiere proteger el mundo Pokémon –insistí.
-No, definitivamente Darkrai es el malo en todo esto. ¡Crucé medio Kalos con el cerebro hecho sopa y casi mato a mis mejores amigos humano y Pokémon! ¡Por supuesto que no vamos a negociar con Darkrai! ¡Punto final! –insistió Drapion, yo miré a Quagsire pidiendo ayuda.
-Valerie, te quiero mucho, pero no creo que esto sea una buena idea -¿tú también Quagsire?-. Si Darkrai se entera de donde está Drapion, se acabó, volverá a controlarlo, y volverá a ser su cazador para mantener el secreto de manos de los humanos. Sé que tienes un buen corazón, pero nadie sabe dónde está Darkrai en estos momentos, solo ese Abomasnow que lo enfrentó y por el cual seguimos vivos –comentó Quagsire.
-Precisamente ese Abomasnow es un amigo mío. Wulfric, que viene para acá buscando una forma de convertirse en un humano de nuevo –comenté, el hocico de Drapion se abrió en ese momento-. No vas a exterminar a Wulfric. Él me salvó –insistí.
-¡Cría! ¡Que si yo no llevo a Darkrai en este momento, y tampoco lo lleva Quagsire! ¿Dónde crees que está? –me explica Drapion, pero no comprendo lo que intenta decirme- ¡Eres humana! ¡Liga las cosas! ¡Ningún humano se vuelve Pokémon, a menos que sea la voluntad de un Pokémon! –espera… eso quiere decir que…
-Valerie… te dije que no puedo correr tan rápido ¿sabes? –escucho a Wulfric, quien llega intentando recuperar el aire perdido. Todo parece normal en la anormalidad que es el que Wulfric sea un Pokémon, no es hasta que veo su sombra, que todo tiene sentido- ¿Qué ocurre? ¿Son tus amigos? –pregunta Wulfric, pero yo me concentro en su sombra, cuyos ojos brillan de rojo.
-¡Te encontré! –Darkrai grita desde la sombra de Wulfric, se estira intentando alcanzar a Drapion, quien me levanta con su pinza y huye de la sombra. Pero siendo de noche no hay muchos lugares donde esconderse- ¡Ven aquí Drapion! –exclama Darkrai, su sombra cada vez más cerca de la de Drapion.
-¡Ay mamá Drapion! ¡Hazme espacio Quagsire! –Drapion salta al agua, cayendo sobre Quagsire, y resbalándose en su piel mientras yo termino suspendida en su pinza, mirando la sombra de Darkrai rodeando el pequeño lago, y a Wulfric siendo tirado por su propia sombra.
-¡Wulfric! ¡Arráigate! –grito en dirección a Wulfric, él no entiende, pero usa Arraigo, clavando sus raíces a tierra, y deteniendo a la sombra de Darkrai de estirarse más para alcanzarnos, justo a tiempo para que Drapion pierda el equilibrio y todos terminemos en el agua helada.
-¡No puedes esconderte por siempre, humana! –grita Darkrai desde su prisión en la sombra de Wulfric- ¡Si no es Drapion será otro tipo Siniestro! ¡Tengo más sirvientes! ¡Solo debo esperar a que mi sombra pase cerca de uno, me apoderaré de él, e iré a cazarte! –insistió él.
-¿Ese es Darkrai en mi sombra? ¡Ventisca! –exclamó Wulfric, lo que para mi sorpresa hirió a Darkrai, quien salió un poco de la sombra de Wulfric, y se abrazó a sí mismo para ganar calor- Oye sombrita, no me gusta para nada ser tu títere ¿sabes? No suelo ser agresivo, pero quiero ver menos hojas y más panza en estos momentos –amenazó Wulfric.
-¡Calla humano! ¡No he olvidado ni el Mazazo, ni el Frio Polar! –apuntó Darkrai, pero Wulfric respondió con otra Ventisca- ¡Basta! ¡Odio el frio! ¡Ven aquí y haz mi voluntad, Drapion! –ordenó Darkrai muy molesto.
-¿Y su Vanilluxe lo quiere de frambuesa su alteza? –insulta Drapion mientras sale del agua y me coloca en tierra firme. Darkrai se estira, pero Drapion alcanza a retroceder- Atrás todos, Darkrai no puede controlar a otros Pokémon que no sean de tipo Siniestro, pero si se mete en la sombra del que sea, no dudará en buscar uno para hacer su voluntad –así que así es como funciona. Por eso, todo este tiempo, no ha intentado lastimarme mientras ha estado en la sombra de Wulfric.
-Basta Wulfric, deja de lastimarlo –le pido a Wulfric, quien ya tiene a Darkrai casi hecho una paleta-. Darkrai, sé que podemos hablar de esto si me lo permites –si no hablamos, tarde o temprano encontrará a un tipo Siniestro, y vendrá por mí.
-¿No has causado ya suficiente daño, niña? ¡Tuve que dormir a casi un pueblo entero para que todos olvidaran que un Darkrai apareció! ¡Me costó mucha energía y solo pude sobrevivir porque el regordete este estaba cerca! –apuntó Darkrai, se le veía agotado- ¿Tú crees que a mí me gusta maldecir a la gente por diversión? ¡Ni que fuera un tipo Fantasma! ¡Solo soy el mandadero al que llaman para arreglar los desastres de los humanos! ¡Drapion tenía una misión, mantenerte callada! ¡Pero no! ¡Andas de lengua suelta, como si lo que haces no tuviera consecuencias! ¡Primero el niño, luego la psíquica esa! ¡El gordo es mi culpa, pero allí vas a decirle al profesor! –que molesto- Si intentas convencerme de que ninguno de los cinco dirá el secreto, pierdes tu tiempo, niña. Comenzamos con uno, ahora son cinco. ¿Cuántos más "no diré el secreto Darkrai", antes de que ande lidiando con más humanos transformándose en Pokémon? Si cuando lo de Swanna todo debió haber terminado –tiene razón.
-Entonces conviérteme en una Pokémon y termina con esto –agregué con molestia, ya fue suficiente-. Si no vas a confiar en mí, ni en mis amigos, me ofrezco voluntariamente pero no lastimes a los demás –a estas alturas, ya no se me ocurre qué más hacer-. La que divulgó el secreto fui yo. Los demás no lo han contado a nadie. Castígame a mí por decirlo, vigila a los demás. Si no dicen nada, no los lastimes. Pero no intentes castigar a otros por los errores que yo cometí –todo es mi culpa, ni Brighton, ni Olympia, ni Wulfric ni Agustín, deberían pagar por mis errores.
-A ver si entiendo –comienza Darkrai, ahora en un tono más tranquilo-. Tú, que revelaste el secreto, te ofreces a mí voluntariamente. No más transformaciones en humana, no más romance con el profesor, no más humanos sabiendo el secreto. A cambio, yo no toco a tus amigos, siempre y cuando mantengan el secreto –básicamente es lo que estoy diciendo-. ¿Y cuál es mi garantía? No puedo vigilarlos a todos. Empecé con una, terminé con cinco, uno de los cuales, ¡es un maldito profesor! –sé cómo se ve, y sé que todo es mi culpa.
-Estoy renunciando a ser una humana. ¿Qué más garantía quieres que esa? –sé que solo quieres salvar el mundo Pokémon de los humanos malintencionados, lo entiendo. Por favor, castígame a mí solamente, ya no puedo soportar esto- Por favor –supliqué.
-Yo soy tu garantía -¿Drapion?- Yo confío en Valerie plenamente, y si ella puede sacrificar su vida humana por mantener el secreto, yo puedo sacrificar mi cuerpo, para que extermines a los otros cuatro si dicen el secreto. Después de todo, soy el Pokémon del profesor, estarás muy cerca del más peligroso si dice pio –Drapion, no…
-Umm… si lo pienso bien, realmente la única que ha hablado, has sido tú… -¿lo está considerando?- El niño ya tiene tiempo que sabe, y no ha dicho nada. La psíquica ni idea de cómo se enteró, pero tampoco ha dicho nada… el gordo es mi culpa, pero ya estuve el suficiente tiempo en su sombra, y si ese Abomasnow con el que lo fusioné quiere recuperar su cuerpo, más le vale ser cooperativo… eso solo deja al profesor… el más peligroso por ser una imagen pública y un científico que podría indagar en el tema… ¿qué mejor forma de vigilarlo, que siendo su Pokémon? Tienes un trato, Drapion –espera… Drapion.
-Si rechistas, cría, vas a arruinar la única oportunidad de que esto termine –pero… pero…- Solo déjalo. Ya estás sacrificando tu única oportunidad de ser feliz con el profesor. Comparado con eso… bueno, yo viví bien… y al menos de esa forma no tengo que soportarte llorando por el profe ese, no tendré mente –no es justo, no es justo.
-¿Humana? –me llama Darkrai, esperando desde la sombra de Wulfric- ¿Tenemos un trato? Es la única condición que estoy dispuesto a aceptar –no es justo, no es justo, pero… no tengo otra alternativa.
-Acepto –este no es el acepto que deseaba decir, pero es el acepto que termina con todo. Así, Drapion se acerca a la sombra de Wulfric, y Darkrai se apodera de él. La mirada de Drapion se pierde, y Darkrai me mira con aquellos ojos horribles. Yo simplemente, le permito hacer lo que tiene que hacer, me entrego voluntariamente a la oscuridad y al silencio.
Parte 2: Sycamore.
Casa de Wulfric. Habitación del Profesor Sycamore.
Silencio. Algo muy poco común en una noche de Noche Buena es el silencio. El bullicio de los jóvenes siempre termina por interrumpirlo, y alrededor de la casa de Wulfric, esto no era la excepción.
En los pisos de abajo, los campistas ya habían despertado, jugaban juegos de adivinanzas, o comían alguna galleta de las que prepararon Anna y Lise. El reloj al lado de la cama del profesor, donde él estaba recostado mirando al techo, leía las 9:48pm. Es común en algunas familias el cenar y esperar despiertos a la llegada de la Navidad, tal vez abrir algunos obsequios, si es que no habías adelantado a abrir el tuyo, como, por ejemplo, una bufanda roja con las iniciale bordadas en negro, misma bufanda que el profesor no dejaba de mirar de cuando en cuando mientras intentaba razonar lo que aquella persona, su pareja sentimental, le había dicho no hace mucho.
Sycamore desistió de pensar en aquello, era demasiado confuso, demasiado ilógico, por más lógico que hubiera sonado el que la mujer que apareció de la nada en su vida, supiera tanto, en tan vívido detalle, de todo lo que vivió en ya casi un año, amándolo incondicionalmente, además, sin que existiera otra excusa inicial que no fuera el: "yo lo admiro mucho, profesor", que desencadenó en todo lo demás cuando, tras una inocente cita, se vio obligado a aceptar o rechazar. Un aceptar o rechazar que, hasta estos momentos, él había aceptado a medias, más por necesidad personal que por convencimiento. ¿Se estaba divirtiendo? En efecto se estaba divirtiendo. ¿Lo estaba disfrutando? Salvo pequeños periodos molestos de rabietas y disparos hormonales de su pareja, al menos Sycamore estaba convencido de que lo estaba disfrutando al menos. ¿La amaba? Aquí era donde estaba el problema realmente, no podía mentir diciendo que no hubiera atracción, Valerie lo atraía físicamente, y era agradable hablar con ella, además era divertida, todos puntos positivos. Pero, Sycamore no estaba seguro de que eso fuera amor, o tal vez, simplemente no estaba listo para amar realmente. Él estaba dispuesto a intentarlo, pero el ritmo de Valerie era demasiado rápido para él, no al nivel del de Malva, pero era desenfrenando, directo. ¿Le era eso desagradable? No, incomodo tal vez, desagradable no era la palabra que él usaría. Entonces, ¿cual era el problema?
El problema, al menos hasta hace un par de horas, había sido que Valerie parecía ser una persona tan segura de sí misma, que se había marcado un objetivo, y lo había perseguido con todo su esfuerzo hasta el final. Mientras tanto, el profesor, confundido, temeroso, inseguro de sus sentimientos, solo se dejaba guiar por la corriente, estirando la mano siempre que aquello que tenía parecía estarse alejando, trayéndola de regreso, y simplemente dejando que la corriente lo volviera a llevar. Hubo un momento en este estire y afloje, en que Sycamore comenzó a tomarse las cosas enserio, se dispuso a darle alegrías a Valerie, como ella le había dado alegrías a él, incluso trabajó mucho tiempo en un regalo para ella, del cual solo pudo entregar la mitad, mientras la otra mitad, una pulsera con una piedra llave, descansaba dentro de su cómoda, ya desarmada junto con varios otros metales.
Esos otros varios metales, fueron tanto intentos iniciales, como posteriores a los que había terminado haciendo Sycamore para encontrar la forma perfecta para el aditamento que llevaría la Piedra Llave que planeaba obsequiarle a Valerie. Algunos eran aretes, otros eran collares, algunos asemejaban dijes, o brazaletes. Aunque había un intento, el primero, que era el más elaborado y bellamente trabajado, un intento que, gracias a Olympia, Sycamore simplemente dudó de que fuera el correcto, o al menos, que significara lo que él quería que significara.
Desde que Olympia interfirió con comentarios sobre su regalo, su esfuerzo bien intencionado le pareció más un monumento a su ambición, la cual era el que todos los Líderes de Gimnasio, sin excepción, tuvieran un Pokémon mega evolucionado. ¿Dónde estaba el sentimiento en un regalo que tan solo favorecía a su ambición? Debió pensar en otra cosa, eso es lo que Olympia intentó decirle, por eso, no se sintió con el valor de completar su regalo, pero fue muy tarde para pensar en otra cosa.
Aquella jugada de Olympia, logró convencer al profesor de que sentía algo profundo por Valerie. No quería que Valerie viera su regalo, y lo viera como una jugada para lograr su plan maestro de que la megaevolución volviera a ser tradición reinante de Kalos tras los deprimentes descubrimientos en Hoenn realizados por Dexio. Su regalo no debía tener ese significado, quería que Valerie supiera que su regalo era especial. Cuando realizaron no hace mucho aquel intercambio de regalos, si bien no pudo demostrarle a Valerie que realmente le importaba, al menos tuvo la determinación de aceptar para sí mismo que deseaba crecer en su relación con ella. Al menos así fue, hasta la terrible confesión, misma que parte de él no podía creer, pero que había sido con tal lujo de detalle, que no dejaba lugar a dudas. Todo hizo sentido entonces, el por qué Valerie era tan insistente con su relación, el peligro que corría. Pero aquello solo hizo que el profesor se sintiera utilizado, la relación perdió lo especial. Todos esos kimonos, intentos de seducción agresivos, invitaron a que el profesor abriera su corazón, y tras abrirlo, tuvo que cerrarlo de golpe, al descubrir que solo había sido un peón. Jugaron con él, para sacarle provecho a su situación, esa era su conclusión.
-¿Profesor? –escuchó que tocaban a su puerta, pero no se dignó a responder- Profesor, soy yo, Brighton, ¿puedo pasar? –preguntó el joven. Sycamore suspiró, se puso de pie con molestia, y fue a abrirle la puerta a Brighton- Menos mal, usted sigue aquí –comentó Brighton- Profesor, la cena de Noche Buena ya va a comenzar, pero nadie ha visto ni a Valerie ni a Wulfric. La esposa de Wulfric está muy preocupada, es normal que se ausente, pero no tanto –explicó Brighton.
-Bueno… supongo que la señorita Valerie debe estar un poco… indispuesta… -comentó Sycamore, por lo que Brighton intuyó que algo había pasado entre ellos-. Tuvimos una especie de desacuerdo… -miró Sycamore a Brighton, Valerie le había contado todo, por lo que sabía que él sabía lo de Valerie-. Suele ausentarse así de vez en cuando, ¿no es así? –preguntó.
-Bueno… algunas veces, pero no la conozco tan bien como usted –respondió Brighton, molestando al profesor por la mención, ya que al menos Brighton solía saber algo que el profesor ignoraba sobre Valerie-. Ya toqué varias veces a su puerta, pero no me contestó. Pensé que si usted iba por ella respondería –insistió, y Sycamore lo pensó. Tras lo ocurrido, no se sentía de ánimos para ver a Valerie todavía, pero comprendiendo que seguir en ese estado, tanto ella como él, arruinaría la celebración para el resto, desistió, y se dirigió a su puerta.
-¿Valerie? –tocó a la puerta el profesor, pero nadie respondió. Seguramente estaba enojada o deprimida ya que él se había ido mientras ella le abría su corazón. Pero Sycamore estaba convencido de que ella era lo suficientemente madura para saber que, de seguir con esta actitud, solo deprimirían a los demás- Valerie, es hora de la cena de Noche Buena. Abre por favor –insistió, pero nadie respondió-. Tal vez esté dormida, tocaré un poco más fuerte –comentó, tocó más fuerte, y la puerta se abrió, pero no desde el interior. Era una puerta vieja, aún cerrada, por la compresión producida por el frio, solo bastaba empujarla para que se abriera-. Lo siento, no era mi intención importunar –comentó notando la silueta de una sombra, por lo que Sycamore pensó que Valerie estaba despierta e ignorándolo-. Oiga, no considero maduro de su parte ignorarme así –entró Sycamore, sobresaltando a Brighton quien entró tras de él pensando que habría conflicto. Sin embargo, cuando Sycamore entró, descubrió que la sombra era la de Mawile, quien miraba por fuera de la ventana y a la luna llena, deprimida-. Solo eras tú, Mawile –se quejó el profesor, miró a los alrededores, pero Brighton entró rápidamente, buscó el vestido de bodas, y se paró frente al closet y frente al vestido, aunque era muy bajo para ocultarlo por completo.
-No debería de husmear en una habitación ajena, profesor. Menos la de una chica –exclamó Brighton, pero el profesor tenía los ojos bien puestos en lo que intentaba ocultar-. Valerie no está aquí, busquemos en otro lado por favor –insistió él.
-Ese… no es un kimono –comentó el profesor, y Brighton se deprimió- Parece un vestido de bodas… -de pronto, las palabras de Valerie volvieron a resonar en la mente del profesor, recordándole aquella confesión en la estación de trenes de Pueblo Mosaico. En ese momento, el profesor había estado halagado, un tanto aterrado por su prisa tal vez, pero no era algo que lo incomodara, solo le preocupaba no estar listo aún. Cuando Valerie le confesó ser su Eevee, y el peligro que suponía Darkrai, aquel momento de confesión en la estación de trenes perdió todo significado, convirtiéndose en un intento desesperado de Valerie por sobrevivir, como en esos cuentos de hada donde el príncipe para salvarse necesita encontrar una esposa o algo así. En otras palabras, un matrimonio por necesidad. Pero ahora, viendo aquel vestido, casi parecía que Valerie no lo hacía por necesidad, parecía que lo anhelaba.
-Valerie va a matarme cuando vea que usted vio esto. Ha trabajado en este vestido sin descanso por casi dos meses –se quejó Brighton, sorprendiendo al profesor-. Profesor, sé que Valerie puede ser excesivamente impulsiva. Pero por favor no piense mal de ella por quererlo tanto como para diseñar su propio vestido de bodas. Hay una explicación para todo esto… es solo que… Mawile, ayúdame –se viró Brighton a ver a Mawile, pero ella solo veía por la ventana.
-Comprendo la razón, Brighton. Valerie necesitaba un esposo antes de que Darkrai la devorara, ¿no es así? –comentó el profesor, sobresaltando a Brighton- Pero pasan dos cosas. La primera, es que, si ese fuera el caso, pudo haber usado Atracción para salirse del problema, alquilado un vestido de bodas, y terminado con esto, lo cual no hizo. Además, confeccionó su propio vestido de bodas, aun sabiendo que no había forma posible de que yo accediera en tan poco tiempo. Esto no lo hace una persona que solo quiere zafarse del problema, esto lo hace una persona que se ve vistiendo esto algún día –concluyó el profesor, Brighton no sabía qué decir, Mawile dejó de ver a la luna, y le prestó atención al profesor-. Además de eso, tras sobrevivir a su supuesto ultimo día como humana, ya no había razones para intentar casarse conmigo. Entonces, ¿por qué me dijo todo esto? ¿Por qué me dijo la verdad si ya estaba fuera de peligro? No tiene sentido –se quejó.
-¿Ella le dijo la verdad? ¡Esa idiota! ¿Por qué no siguió el plan? –se quejó Brighton, y el profesor lo miró con sorpresa- Profesor, ella nunca me dijo nada sobre que ayer fuera su ultimo día como humana. Pero sé que Valerie, todo el tiempo, dijo que usted era su razón para ser una humana, y que no usaría ningún truco sucio como usar Atracción para ganárselo. Ella estaba dispuesta a convencerlo siendo ella misma, aún si Darkrai la tenía amenazada –le explicó, el profesor nuevamente vio el vestido, y dudó de su resolución sobre lo que ocurría-. Es verdad que las cosas empeoraron, que Valerie despertaba como una Eevee, y que por eso tenía miedo a quedarse dormida. Pero, si hubiera visto lo mucho que le aterraba evolucionar a otra cosa que no fuera un Sylveon por amor a usted, entendería que para ella era más importante convencerse de que lo amaba, que seguir siendo humana. Por eso siempre llevaba mi Piedra Eterna consigo –insistió.
-Recuerdo que Valerie comentó algo sobre eso… aunque para ese entonces yo ya estaba muy deprimido –recordó el profesor todo aquel escándalo que se suscitó cuando habían estado cerca de la Roca Hielo. El terror en los ojos de Valerie no era fingido, y no necesitaría temer a evolucionar en un Glaceon, si solo requería un esposo. Ella genuinamente deseaba ser una Sylveon- ¿Qué pasa con eso que dijo, sobre que evolucionar en cualquier otra cosa era perder ante Darkrai? –preguntó él.
-¿De verdad tengo que decírselo yo? –se quejó Brighton- Esa no era cosa de Drapion o de Mawile, Olympia le dijo que su razonamiento era el correcto porque Valerie simplemente estaba convencida de ello. No hay una razón escondida, la niña del Swanna no requería ser una Sylveon para ser una humana de tiempo completo, solo debía desear ser una humana de tiempo completo, y para Valerie, el serlo, significaba poder evolucionar por amor para usted, y esto es muy vergonzoso de hablar para mí, por favor no me haga decir más –insistió él-. Además, esto es un secreto, no deberíamos estarlo discutiendo siquiera. Darkrai se involucró porque Drapion se negó a hacer el trabajo sucio, y ese trabajo sucio nos incluye si Darkrai se entera que sabemos –terminó él.
-¿Cómo no voy a hablar de esto? ¡La razón de que Valerie no esté aquí es porque dudé de ella y todo esto me confirma que el equivocado era yo! –se molestó el profesor, tomándose de la frente, y sentándose en la cama de Valerie- No estaba utilizándome. Ella genuinamente deseaba… -prosiguió el profesor, mirando el vestido de bodas fijamente- Tengo… que arreglar las cosas con ella de alguna forma… -insistió, pero su mente se distrajo, cuando escuchó los gritos de Wulfric.
-¡Ábranme, rápido! –gritaba Wulfric, azotando a la puerta de su casa. Su Abomasnow, detrás de él, movía los brazos como loco intentando ganar su atención- Ya no hablo Pokémon, no te entiendo –se quejó Wulfric, Abomasnow solo tomó de la cabeza de Wulfric, quien vestía de Santa Claus esta vez, y apuntó a la ventana- ¡Sycamore! ¡No te muevas de allí! –le apuntó Wulfric, su esposa abrió a la puerta, pero Wulfric tenía prisa- Hola amor, perdón por llegar tarde, pero no puedo quedarme… -intentó decir Wulfric, pero su esposa comenzó a reprenderlo por ausentarse tanto en Noche Buena. Abomasnow, comprendiendo que todo iba a complicarse, tomó a la esposa de Wulfric, la hizo a un lado, y entró él mismo mientras Wulfric lidiaba con la situación. Abomasnow entonces subió al piso superior, entró por la puerta, aunque se atascó en ella unos instantes, pero tras forcejear hasta forzarse a entrar, comenzó a intentar comunicarse.
-Aboma, aboma snow bomasnow. Abo abo abomasnow –intentaba comunicar Abomasnow, pero solo Mawile comprendía, y regresaba los sonidos Pokémon en su dirección. Sycamore y Brighton, confundidos, no sabían cómo reaccionar, pero ahora Mawile estaba gritando e intentando comunicarse con Sycamore desesperadamente.
-Tranquila, no entiendo lo que dices, yo no soy Valerie –intentó calmar los ánimos el profesor, pero Mawile, desesperada, apuntó una y otra vez al vestido de bodas- ¿Qué quieres decirme? –Mawile amenazó con sus mandíbulas, pero nada de lo que hacía tenía sentido ni para el profesor ni para Brighton- ¡Entiende que no soy Valerie! ¡Yo no puedo hablar Pokémon! –agregó el profesor ya desesperado, Mawile se golpeó la frente, corrió a la mochila de Valerie, y comenzó a sacar todo de su interior- ¿Qué está haciendo? ¡Wulfric! ¡Si hay algo que quieras decirme solo hazlo! ¡No entiendo lo que quieren Abomasnow o Mawile! –comentó el profesor mientras sacaba la cabeza por la ventana, pero la esposa de Wulfric estaba muy molesta y no lo dejaba hablar.
-¡Wile, Mawile! –gritó Mawile, alzando una libreta, Sycamore miró la misma confundido, pero tomó la misma en sus manos- Male wile –comentó Mawile, el profesor no supo qué hacer, pero Mawile, furiosa, gritó con su mandíbula auxiliar, espantando al profesor, quien dejó caer la libreta, que cayó abierta, con varios garabatos en su interior- Male wile –insistió Mawile, apuntando a la libreta.
-¿Qué es todo esto? –preguntó Sycamore, recordando algo entonces: "¿No lo ve? Es una oración", recordó el profesor una de sus conversaciones con Valerie que le resultó ser tan interesante. "la mayoría de nuestras palabras que usamos, tienen una traducción al lenguaje de los Pokémon" -. Una combinación fonética… como un clave morse –recordó entonces, y comenzó a hojear la libreta, confundiendo a Brighton-. Male wile… -leyó el profesor, yendo y viniendo entre las claves escritas en la libreta de Valerie, pero eran demasiadas, y muchas estaban escritas dos veces con diferentes grosores en los trazos, lo que para el profesor indicaba que se pronunciaban diferente, aunque estuvieran escritas igual, pero no conocía lo que Valerie conocía como pronunciar diferente- Esto no tiene sentido para mí –se defendió el profesor, pero Mawile insistía, hasta que el profesor tuvo una idea, cerró la libreta, y leyó lo que estaba escrito en la portada- Male wile… Valerie –dedujo el profesor, y Mawile celebró, y entonces comenzó a hablar más- Alto, no porque descifré un solo sonido, significa que entiendo cómo funciona esta libreta, ni que te estoy entiendo. Una palabra, Mawile, solo una –comentó el profesor, Mawile hizo una rabieta, preguntó a Abomasnow, pero Abomasnow solo alzó sus hombros de arriba abajo, Mawile lo pensó, y entonces exclamó.
-Le wi mawi –comentó Mawile, el profesor suspiró, pero comenzó a buscar. Brighton estaba confundido, los campistas comenzaban a reunirse afuera de la habitación de Valerie, y Wulfric seguía discutiendo con su mujer, por lo que no servía de nada para entender lo que estaba pasando, pero el profesor decidió seguirle el juego a Mawile, mientras recordaba lo que Valerie le había dicho: "Al comprender la naturaleza fonética de los sonidos de los Pokémon, empecé a replicarlos… comencé a escribir ciertos diccionarios" Aquella vez, el profesor pensó que simplemente era una habilidad con bases científicas, pero no pensó que Valerie realmente la hubiera documentado a este nivel, mientras más buscaba entre los garabatos, y las traducciones de la fonética Pokémon que Valerie había creado. "casi todas las palabras de los seres humanos tienen una traducción a la fonética Pokémon… traduje todas las palabras… y al final, comencé a enunciar frases completas… ellos me entendían, aunque algunos no lograban entender todas mis palabras… eran demasiadas variantes, llegó el momento en que me cansé de escribir diccionarios, y continué comunicándome sin escribir los mismos. Aprendí el lenguaje de casi todos los Pokémon, incluso si hay un Pokémon que nunca he visto, mientras este pueda mencionar su nombre…" -. Pueden ser entendidos… Le wi mawi… peligro… -comentó el profesor, miró a Mawile, y ella asintió-. ¡Valerie está en peligro! –dedujo el profesor, corrió con diccionario en mano, y bajó hasta donde la furiosa de la esposa de Wulfric seguía arrancándole a un ya deprimido Wulfric la oreja a gritos-. ¡Wulfric! ¿Qué pasó con Valerie? –preguntó Sycamore, y hasta ese momento, la esposa de Wulfric dejó de hablar.
-Esto es solo para tus oídos, no quiero más problemas sobrenaturales, profesor –tomó Wulfric del brazo del profesor, y lo alejó de los demás. Cuando ellos intentaron acercarse, Abomasnow saltó por la ventana, y se sentó frente a la puerta, asegurándose que todos se quedaran dentro- Escucha, Sycamore, ya sé que sabes que Valerie puede convertirse en una Pokémon, aunque no me queda claro si le crees o no. Pero jamás debes decirle a nadie que sabes esto, o lo mismo que le pasó a ella, te pasará a ti, me pasará a mí, y le pasará a todo el que te escuche –insistió Wulfric.
-Solo dime lo que está pasando, Wulfric, no tengo interés alguno en divulgar información que ni yo mismo puedo creer. Solo dime qué pasó con Valerie –insistió Sycamore, Wulfric pensó en la mejor forma de decírselo-. Ve al grano, juro que creeré todo, sin cuestionarte –insistió.
-Bien… -comentó Wulfric-. Darkrai se cansó de los juegos de Valerie, pero hizo un trato con ella. No nos lastimaba a los que sabemos su secreto, siempre y cuando ella abandonara toda posibilidad de volver a ser una humana –le explicó, Sycamore no necesitó escuchar más, comenzó a correr, pero Wulfric lo detuvo-. Ni siquiera sabes a dónde vas, tonto –le recordó Wulfric-. La Villa Pokémon, ruta 20. Necesitarás a alguien que hable Pokémon para encontrarla –le explicó.
-¿Alguien que hable Pokémon? –lo pensó Sycamore, y se dio la vuelta, empujando a Abomasnow a un lado, y subiendo de regreso a la habitación de Valerie- Ven conmigo, Mawile –comenzó él-. Yo no te entiendo, pero tú me entiendes. Necesito que me ayudes a encontrar la Villa Pokémon –pidió Sycamore, y Mawile, quien podía entenderlo perfectamente, asintió. Sycamore comenzó a retirarse, pero se dio la vuelta, tomó el vestido de Valerie del gancho en que colgaba frente al armario, regresó a su habitación, abrió su cómoda, y tras forcejear un poco con algunos metales, colocó la Piedra Llave y el vestido de Valerie en una mochila, colocándosela sobre su espalda, antes de correr en dirección a la ruta 20 con la libreta que Mawile le había dado en su mano. Wulfric no permitió que nadie, ni siquiera Brighton, lo acompañara.
Ruta 20.
-Mawile, wile ma mawile wile –Sycamore ya llevaba al menos una hora recorriendo la ruta 20 junto a Mawile, quien hablaba con cada Pokémon que encontraba, pidiendo ayuda para encontrar una supuesta Villa Pokémon por instrucciones de Sycamore. Los Pokémon, algunas veces un Zoroark, otras veces un Trevenant, o un Amoonguss, en un principio se mostraban cooperativos ante Mawile, pero tras ver al profesor, desistían, y se retiraban al interior del bosque- ¡Ma wile wile ma! –gritaba Mawile ya desesperada.
-Tranquilízate, Mawile. Si pierdes el temple, menos te van a ayudar –reprendió Sycamore, pero Mawile estaba demasiado impaciente, y quería apresurar la marcha-. Villa Pokémon. Solo he escuchado rumores, pero sé que es un lugar difícil de encontrar. No lo encontraremos solo dando vueltas a ciegas, necesitamos a un Pokémon que conozca muy bien el bosque, y las ilusiones que pudieran engañar a los viajeros. Un Noctowl, busca un Noctowl –comentó el profesor, y Mawile, comenzó a buscar a uno- Es de noche, deben estar activos en estos momentos. Buscando comida. Si encuentras bayas, estate alerta –explicó el profesor.
-Mawi le mawi –apuntó Mawile, Sycamore abrió el diccionario de Mawile, pero le tomaba mucho tiempo, por lo que Mawile, fastidiada, tiró de su pantalón, jalando de él hasta unos troncos caídos, y apuntó a unas bayas en el suelo.
-Perfecto, ahora solo debemos esperar a un Noctowl –explicó Sycamore, tomó a Mawile, y la ocultó tras unos arbustos junto a él-. Ahora escucha. La Villa Pokémon, según me ha contado Wulfric, es un lugar a donde van los Pokémon heridos. Si ellos no quieren decirnos dónde está, por miedo a humanos malintencionados, tendremos que seguir a un Pokémon a la villa. Ataca a Noctowl, pero déjate vencer para hacerlo pensar que ha ganado. Entonces, herido, Noctowl buscará refugio en la villa –explicó el profesor, pero Mawile comenzó a hacer una rabieta-. No necesito comprender Pokémon para saber que eres demasiado orgullosa para dejarte vencer. Hazlo por Valerie –recriminó el profesor, y Mawile, tras una mueca, cooperó.
Juntos esperaron en los arbustos, afortunadamente la espera no duró mucho, ya que un Noctowl hambriento bajó de uno de los nevados árboles de la ruta 20 para hacerse con alguna de las bayas que había encontrado Mawile. El profesor detuvo a Mawile de lanzarse en su contra, esperó hasta que Noctowl tuviera una baya en el pico, y entonces la soltó. Mawile salió presurosa y arremetió su mandíbula auxiliar contra el Noctowl, el herido Pokémon se defendió usando Confusión, lo cual no hirió mucho a Mawile, pero tras un llamado de atención del profesor, aún oculto en los arbustos, Mawile desistió, y fingió ser derrotada. El Noctowl herido, comenzó a frotarse su ala, Mawile lo había golpeado algo fuerte, por lo que a saltos comenzó a alejarse.
-Te pasaste un poco –reprendió el profesor, molestando a Mawile, pero con cuidado, y en silencio, ambos siguieron a Noctowl un tiempo, hasta que los árboles se convirtieron en extensos caminos de flores- Vaya… -exclamó el profesor alegre, alertando al Noctowl, quien aterrado se adelantó-. Oye, espera, ¿cómo sabemos si esta es Villa Pokémon? –se quejó el profesor, pero Mawile de pronto comenzó a correr emocionada- ¡Mawile! –la llamó el profesor, y la siguió hasta la orilla de un lago, frente al cual un Sylveon con la mirada entristecida miraba a la luna, al menos hasta ser tacleada por Mawile, quien abrazó a la Sylveon en el suelo- Mawile, no necesitamos herir a otro Pokémon –exclamó el profesor, escandalizando a Sylveon, quien atacó a Mawile y comenzó a correr lejos de la dolida y sorprendida Pokémon- ¿Qué fue todo eso? –preguntó el profesor.
-¡Male wile! –apuntó Mawile, se agachó, y recogió un objeto del suelo, una Mawilita incrustada en un collar. Mawile sabía que el profesor la reconocería, ya que Mawile la había visto antes en su posesión, aquella vez que ella y Valerie estuvieron en su habitación, y Mawile descubrió aquello en lo que él había estado trabajando.
-Valerie –concluyó el profesor, corriendo tras de Sylveon, pero un Quagsire se interpuso en su camino- Eres… mi Quagsire… ¿qué haces aquí? –preguntó el profesor, pero Quagsire no lo dejaba pasar-. Escucha, no quiero lastimarte. Tengo que ir con Valerie –mencionó Sycamore, sorprendiendo a Quagsire, quien miró a Mawile. La Pokémon Acero y Hada asintió, y Quagsire se hizo a un lado, aunque miró al otro lado del lago, donde un Drapion de ojos escarlata observaba al profesor, y gruñía-. Eso no se ve bien –comentó el profesor, mientras el Drapion rápidamente corría a atacar al profesor, siendo recibido por Mawile, quien con su mandíbula mantuvo a Drapion ocupado. Sylveon, a la distancia, escuchó la conmoción, se viró unos instantes, y sus ojos y los de Sycamore se encontraron. Sylveon se viró nuevamente, y comenzó a correr.
-¡Valerie! –gritó el profesor, persiguiendo a Sylveon, quien intentó escapar subiendo a un árbol, solo para resbalar del mismo- Eso no sirve de nada, las patas de un Sylveon no son buenas para escalar –comentó el profesor. Sylveon, desistiendo, corrió lejos nuevamente, pero al no conocer el área terminó con una pared de piedra de frente- Valerie, detente –intentó tomarla el profesor, pero Sylveon lo mordió, hiriéndole la mano, y aterrándola, por lo que comenzó a llorar, pero se alejó lo más posible de Sycamore- Estoy bien… solo… tranquilízate, ¿quieres? –pidió Sycamore, pero Sylveon temblaba de miedo- Valerie… Wulfric me lo dijo todo. ¿De verdad ya no puedes ser una humana? –preguntó, Sylveon solo le dio la espalda- No finjas demencia. Soy un profesor entrenado en el lenguaje corporal Pokémon, pretender que no eres la Sylveon que busco, no te va a servir de nada, ni siquiera sabes cómo ser una Sylveon –dedujo el profesor, y Sylveon bajó las orejas, deprimida- Sé que eres tú, Valerie. Déjame ayudarte –sin embargo, la respuesta de Sylveon fue darle la espalda, y recostarse sobre su vientre, haciéndose bolita para no verlo-. A la defensiva, claro, ¿por qué no? Rindiéndote solo porque Darkrai lo dice. Te convertiste en Pokémon sin ayuda de Darkrai. ¿Quién dice que él es el que controla esto? –se quejó él. Sylveon masculló algo, y el profesor abrió la libreta, buscando-. Umm… esta libreta es de idioma Mawile, pero eso sonó algo similar a: "no sabes nada" –declaró el profesor, alertando a Sylveon, quien se incorporó, y de inmediato lo miró con miedo-. Solo adiviné lo que la Valerie humana diría en esta situación. Pero acabas de evidenciarte como ella –concluyó Sycamore, y Sylveon se deprimió aún más, y se estremeció cuando escuchó el rugido de Drapion a la distancia-. Eso… no suena para nada bien –apuntó el profesor.
-¡Syl eon! –gritó el Sylveon, el profesor se mordió el labio sin saber lo que Valerie intentaba decirle, pero por la mirada de angustia y de pena, dedujo que no podía ser nada bueno mientras repetía una y otra vez lo mismo. Sycamore tomó la libreta, toda estaba escrita con el lenguaje de Mawile, pero inclusive si era un Mawile quien hablaba, seguramente no sabría cómo leer la libreta, por lo que molesto, arrojó la misma a un lado-. ¡Syl eon! –gritó ella.
-¡No me voy a ir a ningún lado! –respondió Sycamore, y ella se aterró- ¿Vete? ¡Lo qué dijiste era vete! –dedujo él, y Sylveon le gritó nuevamente- ¿Eon? ¿Es alguna forma de negarlo? Por más que me digas que Eon, yo no me voy a Syl eon a ningún lado –se quejó él, ganándose una mueca de Sylveon, quien masculló algo en su idioma- Más cuidado con tus palabras, Valerie. Y para que sepas, no entiendo absolutamente nada de lo que dices, pero te conozco tan bien, que puedo imaginarme lo que estás diciendo mientras me dices que mi broma fue de mal gusto –declaró él, sobresaltando a Sylveon, pero aquello solo la molestó más.
-¡Entonces déjame en paz y vete de una vez! –escuchó Sycamore, o al menos creyó haber escuchado, ya que todo lo demás que salió de la boca de Sylveon, era incomprensible. Pero, por un instante, él estaba seguro de lo que escuchó.
-No –respondió, y Sylveon bajó la cabeza-. Podemos hacer esto toda la noche, o al menos hasta que Drapion adquiera la ventaja sobre Mawile y entonces venga por mí. Después de eso, ni aunque mi ángel regrese a salvarme, será suficiente. Técnicamente ya es Navidad, así que no hay Centros Pokémon con antídotos para mí si eso pasa –insistió, y Sylveon comenzó a llorar, ladrándole para que se fuera- No me voy a ir sin darte tu regalo de Navidad –respondió Sycamore, metiendo su mano en su bolsillo, y extrayendo una Piedra Llave-. Hice esto para ti, trabajé mucho en ella. Quería que la vieras, y pensaras en mí. Después de todo, soy el profesor de la megaevolución –comenzó él, extrayendo otras piezas de los bolsillos de su pantalón, mostrándole a Sylveon un brazalete, donde la Piedra Llave iba incrustada-. En un principio, este brazalete era el contenedor de la Piedra Llave, pero tu amiga Olympia tuvo la brillante idea de recordarme, a su manera, que era un mal regalo. En un principio creí que era porque, al yo querer que todos los Líderes de Gimnasio tuvieran un Pokémon que mega evolucionara, estaba siendo egoísta al hacerte un regalo de este tipo. No comprendí, que eso no era lo que Olympia quería decirme. El regalo estaba bien, el significado, era el que estaba mal –prosiguió Sycamore, extrayendo un objeto más de su bolsillo, un pequeño aro de plata que, a vista más minuciosa, asemejaba a dos listones de Sylveon conectados en su parte inferior, y arremolinados en la parte superior como si estuvieran hechos de forma que sostuviesen algo entre sus listones-. No era un brazalete lo que quería darte… sino un anillo –incrustó la Piedra Llave sobre la cuenca que formaban los listones, y mostró a Sylveon, un anillo, que le golpeó el corazón-. Tal parece, Valerie, que no eras la única que tenía intenciones ocultas. Las mías al menos eran indirectas, no como las tuyas, pero recuerdo que lo primero que confeccioné fue este anillo, el cual descarté por el brazalete diciendo: "no te hagas ilusiones, es solo una niña", fallando en ver que eras más madura de lo que me atrevía a aceptar –confesó Sycamore, apenando a Sylveon-. Créeme… no tendría preparado el anillo si no fuera verdad –terminó, y Sylveon lloró por un momento, pero sonrió, enunciando una palabra, que no existía en el mundo Pokémon.
-Gracias –respondió Sylveon, esta vez el profesor la escuchó con una claridad inquietante, mientras estiraba sus listones, y tomaba el anillo en los mismos, pegando la frente con un anillo que simplemente no podía usar más.
-¡Pion Dra…! –escucharon ambos, mientras Drapion caía pesadamente a un lado del profesor, y lo golpeaba con su pinza, alejándolo de Sylveon, quien con miedo se interpuso frente a Drapion- Drapion dra, pion dra on pi a dra –exclamaba Drapion, pero el profesor no entendía nada, mientras Sylveon y Drapion hablaban.
-Syl eon syl eon syl –respondía Sylveon, nuevamente Sycamore no podía entenderla, solo sabía que Drapion había logrado vencer a Mawile, quien herida, y con la Mawilita en su mano, intentaba llegar ante ellos-. ¡Syl sylveon! –insistía Sylveon, forzando la risa de Drapion.
-¡Dra pion dra! –gritaba Drapión, Sylveon extendió su listón, le mostró a Drapion su anillo, y Drapion dejó de moverse, frotándose la barbilla, pensando. Sycamore deseaba poder entender lo que estaba ocurriendo- Dra pion ion dra pion, dra ino pion pion dra drapion, dra dra pion dra –enunció Drapion con tristeza, y entonces miró a la luna. Sycamore no podía comprender lo que ocurría, solo sabía que Drapion dejaba de ser tan agresivo-. ¿Drapion dra ion dra, dra ion dra drapion ion? –terminó Drapion, de forma tranquila.
-Syl ion syl –terminó Sylveon, bajando la cabeza-. Syl ion syl… syl ion syl… syl ion syl… -insistía, Drapion solo viró a ver a Sycamore, y gruñó con fuerza, pero entonces apuntó a Sylveon con su pinza, sobresaltándola.
-Dra pion dra… pion dra on –terminó de decir Drapion, mirando a la luna nuevamente, esta vez lo hacía con tranquilidad, casi se mostraba deprimido-. Pio dra dra, Drapion dra ion –terminó, y de pronto, sus ojos rojos se apagaron, y Drapion regresó en sí, sorprendido, y dirigiéndose a Sylveon de una forma más confundida que molesta. A sus palabras Pokémon, se unieron los gritos de alegría de Mawile, y los de Quagsire, quien hasta esos momentos lo observaba todo medio escondido tras un árbol. Sylveon entonces se dirigió al profesor, ignorando a todos los demás, mientras Sycamore intentaba comprender todo lo que ocurría a su alrededor.
-¿Sigo en peligro? –preguntó, Sylveon movió su cabeza en negación, pero se mostraba temerosa- Sea lo que sea lo que ustedes hablaron, me alegra saber que todo está bien. Creo… ¿sí está todo bien? ¿No es verdad? –miró Sycamore a Drapion, quien movió las pinzas de arriba abajo, deslindándose de la conversación- Eso no me agrada por alguna razón –comentó Sycamore, y Sylveon, temerosa, intentó decir algo, pero no lo conseguía, solo temblaba, desviando la atención al anillo, luego al profesor, y luego al anillo de nuevo- ¿Debe… pasar algo ahora? –Sylveon bajó la cabeza y lloró, el profesor se rascó la nuca, miró a Mawile, y ambas mandíbulas sonrieron con picardía, mientras ella hincaba una rodilla- De modo que esto terminó como un cuento de hadas de todas formas. Lo siento, pero no voy a humillarme a ese nivel –respondió Sycamore, sobresaltando a Sylveon, y forzando a Mawile a abrir su mandíbula auxiliar a manera de amenaza-. Pero tienes mi consentimiento, de pensar en este anillo, como un anillo de promesa, Valerie. Una promesa que cumpliré algún día. ¿Es eso suficiente? –preguntó, y la respuesta del profesor fue una intensa luz blanca, seguida de un tremendo golpe en la cabeza por parte de una aterrada Mawile, que lo noqueó en ese instante.
Parte 3: Valerie.
-¡No, no, no! ¡Mawile! ¿Por qué hiciste eso? –en el momento más importante de todos, esta no es la forma en que esperaba que todo terminara, con el profesor noqueado frente a mí, y conmigo desnuda, cubriéndome con la mochila del profesor- ¿Por qué? –exclamé aterrada.
-Estás desnuda, seré Pokémon, pero hasta yo sé que eso es malo -¡por supuesto que estoy desnuda! ¡Había renunciado a ser una humana! ¡Abandoné mis prendas de Glaceon en algún lugar cercano al lago! ¡No por eso tenías que noquear al profesor!-. Ten algo de dignidad, él no se arrodilló, no merece verte desnuda –sentencia ella con malicia.
-¡Tu necesidad de ridiculizar a los demás no es importante en estos momentos! –le recriminé, haciendo lo posible por buscar la herida del profesor, pero apenándome cada vez que la mochila con la que me cubría se me resbalaba, además de que hacía mucho frio.
-Cría, por una vez estoy de acuerdo con Mawile, si no lo golpeaba ella, lo golpeaba yo –secundó Drapion a Mawile-. Así que, o buscas el kimono de Glaceon ese, o te conseguimos un Burmy, pero este no te ve así –apuntó Drapion.
-Creo que vi el kimono de Glaceon por la parte este del lago. ¿Debería ir por él? –el kimono es lo que menos me interesa en estos momentos, aunque sí hace frio, mucho frio, después de todo está nevando.
-Para deleite de todos los presentes, yo, tengo una solución. El profesor es más listo de lo que todos pensábamos, dedujo solo que cuando volvieras a la normalidad, estarías desnuda, y trajo esto consigo –comentó, abriendo el cierre de la mochila, y apenándome-. Por cierto, si dedujo que estarías desnuda, quiero suponer que también te visualizó así -¡basta!
-No puedo usar esto… no lo confeccioné para esto… Mawile… -intento decirle, pero el profesor comienza a despertar, por lo que Drapion alza la pinza para volver a golpearlo-. ¡No! ¡Ya vengo! ¡No lo lastimen! –corro lo más rápido que puedo, me escondo tras algunos árboles, y comienzo a vestirme. Aún no puedo con la vergüenza de que él lo haya visto, ¿ahora debo ponérmelo? Aunque, no es como que pueda seguir ocultando mis intenciones, el profesor ya sabe absolutamente todo de mí, que pena.
-Eah, cría, si no apuras que le suelto el pinzaso -¡ya voy! Me apresuro a vestirme, y empujo a Drapion a un lado justo a tiempo para ver al profesor despertarse. Él me mira, primero confundido, luego con una sonrisa.
-Dime que no eres un ángel, y de verdad eres Valerie -¡Bastaaaaa! ¿Cómo puede decir cosas tan penosas en un momento como este? ¡Suficiente tengo con toda la vergüenza que acabo de pasar suplicándole a Darkrai!-. Valerie… se te ve mucho mejor de lo que me había imaginado -¿lo imaginaste?
-Pudiste… traer otra cosa para ponerme… -respondí, sin poder controlar las lágrimas, el profesor solo mira abajo, a mi mano, yo me aterro cuando noto lo que está viendo-. No es lo que crees… debía ponerlo en alguna parte, y no tenía bolsillos –me defendí mientras acariciaba el anillo que ahora adornaba a mi mano izquierda.
-No, está donde debe de estar -¿qué significa eso? En todo caso, tú no has dejado nada en claro tus intenciones. El profesor se incorpora, me ayuda a incorporarme, y solo cuando estoy de pie, hace algo que no me esperaba, mientras se inca en una rodilla-. Perdona la tardanza, Valerie, pero no iba a proponerle matrimonio a un Sylveon –sonríe, y yo ya no puedo más- Valerie… ¿quieres ser mi prometida, a partir de esta Navidad? –es entonces, cuando mi vida por fin se convierte en un cuento de hadas, un cuento que apenas y puedo creer que es real.
-Acepto… -exclamo, pero no puedo decir más, solo me quedo allí parada, llorando, mientras por la vergüenza no puedo siquiera verle a los ojos. Él se pone de pie, espera a que deje de llorar, pero no voy a dejar de llorar en mucho tiempo, ni siquiera puedo articular palabras, mientras él me abraza, sabiendo que no hay más que pueda hacer. Estoy, tan conmovida en estos momentos. Solo espero, que esto no sea un sueño.
Ciudad Fractal. Casa de Wulfric.
-¿Sabes? No sé qué decir en estos momentos –para cuando terminé de llorar, el profesor fue lo suficientemente comprensivo como para no preguntarme absolutamente nada, mientras me tomó de la mano en la que llevaba el anillo puesto, y me llevó hasta la casa de Wulfric. Mis ojos seguro estaban tan rojos, que Wulfric no sabía si alegrarse o no por verme, mientras desviaba la atención a Drapion, quien sudaba frio en ese momento- ¿Drapion o Darkrai? –preguntó por fin.
-¿Darkrai? –preguntó el profesor. Después de todo lo que pasó, no se dio siquiera cuenta de que estuvo casi a punto de ser consumido por Darkrai- Lo siento, Wulfric, pero no vi a ningún Darkrai en la Villa Pokémon. Y no creo que sea el momento de entrar en detalles. Después de todo, es Navidad, y tu esposa seguro está muy enojada con todos nosotros –comentó el profesor.
-Umm… -se frotó la barbilla Wulfric, quien no dejaba de mirar a Drapion, que ya se encontraba demasiado incomodo con la situación-. Abomasnow, llévate a los Pokémon al establo. Celebra con ellos, pero mantén a este vigilado, ¿sabes? –comentó Wulfric.
-Con gusto. ¿Sabes? Te estaré vigilando, Drapion –repitió Abomasnow, deprimiendo a Drapion, aunque Quagsire lo animó al frotarle la espalda- Es por aquí, ¿sabes? ¿Vienes Mawile? –preguntó Abomasnow, pero yo tomé a Mawile de la mano por la que sostenía su Mawalita, y sonreí para Abomasnow-. Feliz Navidad entonces –comentó Abomasnow.
-Feliz Navidad, Santa –respondí yo, y el profesor me miró confundido, y apuntó a Abomasnow-. Es… el mismo… pero ya no es varicolor… no sé cómo explicarte –el profesor, deprimido, asintió, pero le restó importancia mientras me guiaba dentro de la casa, y hasta el comedor, donde los campistas ya habían cenado al parecer.
-¡Valerie! –exclamó Brighton, seguro él estaba muy preocupado por mí, pero no dijo nada, mientras me miraba de arriba abajo, molestando a Anna, lo que él notó- Solo… quiero saber… -intentó decirme, por lo que me decidí a ayudarle.
-¡Sí! –sonreí, mostrando mi anillo a Brighton- ¡Gracias por toda tu ayuda, Brighton! ¡El profesor me propuso matrimonio! –comenté, el profesor se apenó, y todos en la mesa reaccionaron con sorpresa, Clemont casi se desmaya, y Bonnie lloró al notar que la oportunidad se había perdido.
-¿Ayudabas a Valerie a que el profesor le propusiera matrimonio? –se quejó Anna, preocupando a Brighton- ¿Y no le dijiste a tu linda novia? ¡Les hubiera ayudado! ¡Ama Valerie! ¡Quiero detalles! –exclamó Anna, conectándose en ese momento con Lise, quien gritó lo mismo.
-Lo siento, no puedo darles detalles tan vergonzosos y privados –sonreí, el profesor se mostró agradecido de mi decisión- Lamento no haber estado presente para celebrar con ustedes. En verdad lo siento mucho. Pero espero que entiendan que yo no me esperaba terminar comprometida hoy –me apené, no es como que pudiera decirles la verdad a todos. Además, Darkrai no me permitiría hacerlo.
-Bueno, supongo que puedo perdonarte si fue por eso –comentó la esposa de Wulfric, mientras traía un par de platos de la cocina con la comida navideña en ellos- Siéntense por favor. Deben estar hambrientos –insistió ella.
-Ah, la verdad es que sí, pero necesito ir a cambiarme –comenté, el profesor se viró para verme-. Primero que nada, este vestido no está para nada adecuado para la ocasión –le expliqué, lo que él aceptó, pero no era esa la verdadera razón- Segundo… no me trajiste… cierta prenda importante, y no fuimos a buscar mi kimono de Glaceon así que… -le expliqué, por lo que el profesor se puso demasiado colorado-. Esto no fue un intento de coqueteo –aclaré inmediatamente.
-No… bueno… no creo poder quejarme si lo fuera de todas formas, considerando la situación –respondió él-. La acompañaré, no a cambiarse… es solo que… -relájate, Agustín, ya no corro peligro. Aun así, está demasiado preocupado, así que no le voy a impedir acompañarme, pero él subirá las escaleras primero. Me mira confundido mientras lo espero-. Oh… entiendo, con su permiso –sube el profesor, y yo subo detrás de él. Sin embargo, cuando llegamos a la zona de habitaciones, él me encara de improviso, por lo que nos detiene a Mawile y a mí en el camino-. Creo que ya se siente lo suficientemente bien, para preguntarle. Su situación de transformación… todo eso que habló con Drapion… bueno… me gustaría saber qué pasó –claro, él no sabe Pokémon.
-Ya no puedo transformarme en una Sylveon, si es lo que te preocupa. Y Darkrai ya no va a molestarnos –le expliqué. El profesor por supuesto, no lo dejó solo en eso. Quería saber lo que me dijo Darkrai-. Darkrai iba a matarte. Él estaba en el cuerpo de Drapion –le expliqué. Por sus reacciones, supe que estaba aterrado por aquel conocimiento, aunque claro, ya no podía olerlo, esa es la parte que él no sabía-. Darkrai intentó usarte como prueba para demostrar que no se puede confiar en los humanos. Dijo que viniste por mí, por lo que significaba ser una humana que puede transformarse en una Pokémon. Yo le dije que la razón por la que habías venido por mí, era porque me amabas. Él se burló de mí, dijo que todo estaba en mi cabeza, pero le mostré el anillo que me diste. Darkrai preguntó si me amarías aún si yo no volvía a ser humana. Le dije que no me importaba si me amabas o no, que con que yo te amara era suficiente, que estaría contigo como humana, o como Pokémon, sin importar cuanto me doliera. Entonces Darkrai dijo algo, que me conmovió bastante: "yo sé lo que es amar a alguien, y no poder estar con ella." No estoy muy segura de a quién se refería, pero Darkrai miró a la luna en ese momento, por lo que creo que tengo una sospecha –no, es más que una sospecha. Después de todo, un humano no se transforma en Pokémon por arte de magia. Se necesita que un Pokémon te transforme, y Darkrai, transformó a Wulfric en un Abomasnow. La razón por la que Darkrai es un Pokémon de tipo Siniestro-. Es porque fue un Darkrai, no un Drapion, quien se encargó de esa Swanna… -aquella ultima parte, seguro la dije en voz alta, ya que el profesor me miró con curiosidad-. No es nada… solo… digamos que comprendo a Darkrai mejor ahora. Él me perdonó, con tres condiciones. La primera, es no volver a intentar convertirme en un Pokémon –aclaré, el profesor asintió, comprendiéndolo-. La segunda, es que perderé todas mis habilidades adquiridas por mi transformación… no volveré a entender a los Pokémon, más de lo que podía entenderlos hasta antes de transformarme la primera vez –miré a Mawile, ella lo escuchó de Darkrai, no más olfatear reacciones químicas, no más pasarme días enteros sin comida, y no más conversaciones fluidas con los Pokémon. No había pasado aún, pero seguro tras dormirme, Darkrai tomaría lo que le pertenece, mis habilidades.
-Espero que eso no signifique que ya no podrá hablar con los Pokémon –comentó el profesor. Básicamente, lo que Darkrai me forzó a prometer es precisamente eso. Aunque, yo ya podía hablar con los Pokémon incluso antes de convertirme en uno.
-No voy a dejar de hablar con los Pokémon, Agustín… -lo tranquilicé, pero él sabía que había más en mis palabras-. Tan solo, tendré que seguir practicando –le expliqué, mostrándole mi cuaderno. Él inmediatamente lo comprendió-. Estaré bien –comenté.
-Lo sé –responde él-. Solo quiero que sepas que no vas a estar sola. Te ayudaré en todo lo que pueda ayudarte –comentó tomándome de la mano con el anillo, frotándola, y por unos instantes convenciéndome de que todo esto valía la pena-. ¿Cuál es la tercer condición por cierto? –preguntó él, apenándome sobremanera.
-Casarme contigo –confesé, sorprendiendo al profesor-. No quiero importunar… pero… Darkrai básicamente dijo que nada de esto valió la pena si al final no terminaba casada. Pero no voy a usar eso como excusa para convencerte. Si tú no deseas casarte conmigo, yo lo entiendo, veré qué más se me ocurre –admití.
-Disculpe usted, pero creo que el anillo en su dedo indica que la decisión ya la he tomado yo, y me mortifica el que se niegue a aceptarla –no es que no quiera aceptarla, pero no deseo que piense que esto es solo un matrimonio por necesidad. ¿Cómo voy a explicarle eso?-. Valerie… -me toma de ambas manos, y me mira fijamente-. Me queda más que claro, que no deseas esto por necesidad. Acepto el compromiso –hay Arceus, me va a dar algo. Para mi desgracia, Mawile interrumpe el momento tirándome del cabello con una mordida de su mandíbula, aunque no es muy fuerte como para herirme realmente, solo para ganar mi atención.
-Todo muy bonito, un poco triste, pero bonito y todo eso, pero no sé cuánto tiempo vas a entenderme perfectamente, y yo aún tengo algo muy importante que decir –comenta Mawile, con una sonrisa pícara en ambas mandíbulas-. Muérdago –apuntó con malicia.
-¿Muérdago? –pregunté, miré arriba, y sobre nuestras cabezas, se encontraba suspendido un muérdago, amarrado a una raíz, lo que significaba…- Abomasnow… -me quejé, seguí la raíz con la mirada hasta la ventana de mi habitación, y encontré a Abomasnow, junto a Drapion y a Quagsire, todos sentados sobre una de las raíces de Abomasnow gracias a su ataque de arraigo, y mirándonos desde el otro lado de la ventana.
-Feliz Navidad, ¿sabes? –saludó Abomasnow, apenándome. Me dispuse a disculparme ante el profesor, pero mi respuesta, fue ser silenciada por sus labios. Al menos tuve un bonito recuerdo de Navidad, pese a todo lo malo que hubo también. Una tenue luz de esperanza, que logró anclarme al mundo humano, y que, de ahora en adelante, iba a luchar por conservar. Vendrán más Navidades, y todas ellas, voy a pasarlas con el hombre por el cual renuncié a mis sueños, para perseguir otros más felices.
Epílogo: ¿Lon?
Afuera de la Casa de Wulfric.
-Creo que funcionó, ¿saben? –afuera de la casa de Wulfric, un anciano vistiendo un traje gris y sombrero de bombín, observaba a Abomasnow, a Drapion, y a Quagsire, sentados sobre las raíces de Abomasnow mientras el Pokémon usaba las mismas para meter una raíz con un muérdago atado a ella por la ventana, y con esto darle a Valerie un pequeño obsequio de los Pokémon para esta Navidad, un obsequio que nadie más que Abomasnow conocía gracias a que su fusión temporal con Wulfric le había ayudado a entender un poco mejor la Navidad. El anciano de traje gris y sombrero de bombín, miraba inexpresivo mientras permanecía en la sombra de un Trevenant, quien en esos momentos le hacía compañía. El anciano entonces giró su bastón, lanzando una fuerza Siniestra en dirección a las raíces, que comenzaron a desaparecer tras el ataque de tipo Siniestro.
-¡Eah, montón de nieve! ¡Que creo que tienes que mirar abajo! –exclamó Drapion, a momento que las raíces se desvanecían, y el trio de Pokémon terminaba en la nieve, mientras el anciano, un tanto sonriente, se burlaba de la desgracia de los tres Pokémon- Qué bonito, ahora me duele todo y tengo frio. ¡Más cuidado con tu Arraigo, pinito de Navidad! –se quejó Drapion.
-No lo entiendo, Arraigo debía durar más tiempo ¿sabes? –se defendió Abomasnow, notando entonces al anciano de sombrero de bombín, y erizando sus ápices mientras lo observaba fijamente- Tú… no eres bienvenido aquí, ¿sabes? –comentó Abomasnow, preocupando a Drapion y a Quagsire, quienes no entendían lo que ocurría.
-Oh, eso me queda claro, Abomasnow –reverenció el anciano, pero Abomasnow no bajó la guardia-. Puedes estar tranquilo. He perdido el interés en esa niña. Solo quería verla una última vez, y recordar lo que es sentir amor por alguien. Ahora, con tu permiso, Feliz Navidad –reverenció una última vez, mientras la nevada comenzaba a caer un poco más fuerte. El anciano con el Trevenant caminó bajo la nieve un tiempo, sin rumbo aparente, solo caminaban, mirando las casas adornadas, a las familias agradecidas y, de vez en cuando, a un grupo de Pokémon con juguetes en sus hocicos, siguiendo los aromas de los juguetes en dirección a Pueblo Mosaico, aunque el anciano podía ver que algunos estaban ya muy cansados y con frío-. Trevenant, acompaña a esos Pokémon a Pueblo Mosaico por favor –pidió el anciano, y el Trevenant lo miró con curiosidad- Yo estaré bien, amigo mío, es de noche, hay sombras por todas partes, pero esos Pokémon, tienen una misión importante, y no me gustaría que alguien despertara triste esta Navidad -comentó el anciano. El Trevenant asintió, y se dirigió a un Skitty y a un Furfrou, levantando al Skitty gentilmente, quien le sonrió, y se permitió ayudar y guiar en dirección a Pueblo Mosaico.
-Vaya –escuchó el anciano, y sus ojos azules vibraron con sorpresa, mientras se daba la vuelta, y encontraba a una chica de cabellera morada, la piel pálida, y su mirada cansada-. El poderoso Rey de las Pesadillas, siendo bueno con los Pokémon –preguntó la chica, y el anciano, sorprendido, perdió la compostura por unos instantes-. Pensé que los Lampent ya te habrían llevado, anciano. Ya no eres tan joven como antes –se burló la chica, que bailoteaba descalza sobre la nieve.
-Señorita –reverenció el anciano- No sé de qué Rey de las Pesadillas habla, bella dama. Mi nombre es Lon, y soy un cuenta cuentos. Seguro ha escuchado del cuenta cuentos de la Casa de los Embrujos en la ruta 14, a las afueras de Ciudad Romantis –exclamó el anciano Lon.
-He escuchado de un espíritu errante, que guarda celosamente un lago, frente a la ciudad más mágica de toda Kalos, pensando que es un lago que visitó alguna vez en sus memorias –sonrió la mujer, quien aún descalza, parecía no sentir el frio de la nieve a sus pies, y quien, con un movimiento de su mano, la invitó a seguirlo-. También he escuchado que ese espíritu errante, no cruza al otro lado. Como si tuviera alguna especie de trato con los Fantasmas que son sus amigos –le comentó ella, y Lon hizo una mueca ante las acusaciones-. Pero seguro tú conoces historias más interesantes, cuenta cuentos. Cuéntame una historia, que haga palpitar de nuevo mi corazón. No es que tenga un corazón –prosiguió la chica, Lon lo pensó, pero siguió a la chica por la nevada, rumbo a la ruta 20.
-Con gusto –continuó Lon-. Pasó hace mucho tiempo, en una era de castillos y de guerras. Involucra a una princesa, de la cual un Pokémon estaba perdidamente enamorado –comenzó Lon, y la chica sonrió para él, indicando que era la historia correcta, mientras insistía en que Lon la siguiera, a través del bosque- Esta es una historia sobre una unión que no pudo ser. Entre un Pokémon, y un ser humano. Ambos pertenecían a mundos muy distintos. Si querían estar juntos, uno debía saltar al mundo del otro –le explicó él.
-Umm… pero, si existe amor, ¿no es sencillo para uno renunciar, por estar con quien ama de verdad? –comentó la mujer, pero Lon suspiró-. ¿Es esto porque es un amor con implicaciones muy oscuras, señor Lon? Pienso que un Pokémon no se enamoraría de una humana, si no supiera que hay una forma, ¿no es así? –preguntó ella.
-El problema en esta historia, señorita, es que solo uno quería al otro, ya que la princesa, no sabía siquiera que el Pokémon existía –le explicó Lon, la chica sonrió, y los árboles fueron reemplazados, como si por arte de magia fuera, por las flores doradas de la Villa Pokémon, lo que aumentó la sospechas de Lon, pero no dejó de contar su relato-. El Pokémon, sumido en su deseo, robó la luz de la luna, y con esta convenció a una Swanna de cambiar sus alas por piernas humanas. La Swanna, convertida en humana, terminó como criada de la princesa de la cual el Pokémon estaba enamorado, una princesa que amaba tanto a los Pokémon, que deseaba llevar sus alas –comentó.
-Qué curioso –prosiguió la chica-. Yo adoro a los Swanna. Y por mucho tiempo, miré a la luna, y a los Swanna volando frente a ella, y recuerdo la envidia que sentía por la libertad de un Swanna –exclamó ella, y Lon, con sus ojos cerrados, comenzó a morderse el labio, pero tras suspirar, y con una sonrisa, regresó a su historia.
-Usando a la Swanna convertida en humana, el Pokémon logró convencer a la princesa de nadar con la luna, para así, bajo el oscuro velo, abrazarla –prosiguió Lon, y la chica, con una mirada de picardía, se viró y con su mano sobre su mejilla para recargarla, escuchó con detenimiento- El Pokémon la vistió con las alas de Swanna. Ahora ambos, la princesa y el Pokémon, podrían vivir en el mismo mundo, se enamorarían, y vivirían felices para siempre. Pero sabes, este no es un cuento de hadas, más bien es una pesadilla, que vivió aquella princesa humana –confesó Lon, y la chica continuó sonriendo, lo que confundía a Lon-. La humana transformada en Swanna, temía al Pokémon. Día tras día huía de este. Su deseo ya no era un sueño, se había convertido en su maldición. No importaba cuanto el Pokémon la cortejara, la princesa Swanna lo rechazaba. Dejó de comer, dejó de volar, dejó de vivir, bajo la pinza de un depredador que envenenó su corazón –comentó Lon, y la sonrisa de la mujer se esfumó-. El Pokémon, nada pudo hacer para salvarla –lloró Lon, mirando a la mujer-. Ese día, ella se convirtió en una Cazadora de Corazones –la voz de Lon se quebró, se volvió oscura, Siniestra.
-Umm… ese cuento está mal –comentó la mujer, y Lon la miró con curiosidad-. La princesa no murió por dejar de comer, dejar de volar, o desear dejar de vivir… la princesa murió porque, aunque sabía que el Pokémon la amaba, ella entendió que su deseo se había convertido en una pesadilla –le explicó ella, y Lon la observó con detenimiento-. Ser un Pokémon, no era tan agradable como ella pensaba. Los otros Pokémon le tenían miedo, depredadores intentaban comérsela, y ella debía comerse a otros si quería vivir. La princesa deseaba volver a ser una humana, pero se había enamorado del Pokémon. Ella sabía que el Pokémon jamás abandonaría su vida de Pokémon, así que vivió triste, y débil, por amor –Lon se conmovió, su bastón cayendo de su mano, mientras se acercaba a la mujer, temeroso-. Tenía mucha hambre, pero no pude lastimar, ni a un pequeño Skorupi que se había convertido en mi presa. Cuando regresaste, ya era muy tarde, la vida escapaba de mí. Me ayudaste a cruzar para evitarme el dolor, y adquiriste el tipo Siniestro, luego culpaste al pequeño e indefenso Skorupi. Y ese día, el Skorupi evolucionó, y así le entregaste el tipo Siniestro. ¿No es así, Lon? –preguntó la chica.
-Eres tú… de verdad eres tú –exclamó Lon, acercándose a la orilla del lago frente al cual la chica se encontraba, su reflejo revelando su verdadera forma, sus verdaderas formas, mientras Lon, cuyo reflejo era un Darkrai, tomaba de la mano a la Cazadora de Corazones, cuyo reflejo, era el de una bella princesa-. Sabía que el que Valerie llegara a mi cabaña, no era una casualidad. Sabía que, si la transformaba en una Pokémon, llamaría tu atención, y vendrías a verme. ¿Por qué esperaste tanto tiempo para venir a verme? –preguntó Lon, deseaba tanto abrazar a aquella mujer.
-Necesitaba encontrar un final mejor para nuestra historia, y demostrarte que todo tu odio, estuvo mal –le explicó la princesa, cuyo vestido morado, se transformó en un vestido que asemejaba a un Swanna.
-Cuando te ayudé a cruzar, renuncié al mundo Pokémon –prosiguió Lon, con energías Siniestras rodeándolo-. Fui un humano por muchos años, deseé con todas mis fuerzas acercarme a los humanos, sentir su amor. Pero solo encontré a humanos odiosos, repletos de avaricia, envidia, y sed de poder. No importó cuanto quise amar a los humanos, solo te amé a ti. Cuando volví a ser un Darkrai mi vida humana ya casi se había extinto. Desde entonces busqué tu espíritu, eras la única que me llenaba –comentó Lon, sosteniendo las manos de la princesa con fuerza, pero ella, tan solo pegó su frente a la suya.
-No tortures más a los demás, Darkrai… -le pidió la princesa, y Lon lo dudó, mientras los Pokémon Fantasma se reunían a su alrededor-. Viviste una vida de humano, pereciste como humano, pero eres eterno como un Pokémon. Por más Pokémon Fantasma que vengan por ti, no pueden llevarte, y por ello, no podemos estar juntos aún. Es por eso que debes vivir, esperar a que mi alma regrese a la vida. Pero no regresaré a brazos de un Pokémon de inmensa maldad. Cuando regrese, volveré a buscarte, y caminaremos juntos por el mismo mundo, sea el de un humano, o el de un Pokémon. Hasta entonces, Darkrai, deja de temerle a la luz de la luna -terminó la mujer, desvaneciéndose, y dejando a Lon allí, mirando a la luna, y existiendo, sin sombras a su alrededor.
-No tengo palabras –comentó Lon, comentó Darkrai, descubriendo que podía existir ahora sin las sombras de los demás-. Solo hay una palabra, que puede explicar lo que siento por volverte a ver, princesa. Solo hay una palabra, que puede expresar lo que Valerie logró, y que te trajo de vuelta a mí. Solo que esta palabra no existe en el idioma de los Pokémon, ya que los Pokémon nunca la hemos requerido, pero yo me encargaré de que la conozcan –comentó Lon con determinación, con su sombra, extendiéndose amplia, y Siniestra-. Valerie… la única palabra que tengo para ti… es gracias… -la pesadilla, había terminado.
Fin de la Segunda Temporada.
¡Ya está! ¡Se terminó la trama principal! No tienen idea de cómo me compliqué la existencia solo con esta. Ahora, yo sé que prometí una tercera temporada, pero con los pocos puntos inconclusos que quedaron después de este capítulo, no creo poder terminar una temporada completa sin cometer el pecado de extender esta historia artificialmente.
Pero, puedo actualizar esta historia con dos o tres capítulos extras, que sean capítulos individuales, que se encarguen de poner fin a una de las problemáticas a inicio y fin del mismo capítulo, como si se tratara de un OVA de un animé. Así que sí, la historia está terminada en su trama principal, pero los puedo prometer mínimo tres capítulos especiales más, en especial porque esta historia tiene una secuela que se llama: "Crónicas de un viaje Pokémon", que no hará absolutamente ningún sentido si no existe un capítulo conector. Así que, por este año nos despedimos de esta historia, la trama principal ha terminado, pero espero iniciando el año sorprenderlos con uno de los tres OVAs. Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo, y espero de corazón que hayan disfrutado de esta historia tanto como yo disfruté escribirla.
