- Por donde?- los abundantes árboles del bosque habían quedado atrás dando paso a un paisaje lleno de arrozales plantados en humedal.- Te lo advierto, si me traicionas pondré esta bala en tu cabeza, entiendes- Ranma caminaba tras la amazona con desconfianza.

- Estúpido japonés- Xan Pu murmuró en su idioma natal- Xan Pu saber, decir eso dos días. Mirar, pueblo chino junto a río.

- Más te vale. No tardaremos mucho desde aquí, cierto?.

- Xan pu no entender.

- Olvídalo- suspiró cansado. Era agotador permanecer con esa chica de cabellos violeta. Sabía que lo llamaba estúpido a cada momento porque era lo único que había aprendido estando en China, y aunque no confiaba en ella parecía estar llevándolo en la dirección correcta.- Por qué quieres dejar China?- preguntó siguiendo a la chica con dificultad.

La curvilínea mujer dudó en responder, pero finalmente lo hizo.

-Xan Pu buscar a prometido en Japón- respondió sin detenerse.

- Vaya, así que tienes un novio japonés!- Ranma intentó disimular la sorpresa y gracia que le causaba todo aquello- Es por eso que medio entiendes mi idioma, verdad?.

Mientras hablaban distinguió a lo lejos algunos agricultores cultivando el arroz.

- No ser japonés, ser chino!. Ser de ejército japonés traductor.-respondió altiva girándose para verlo a los ojos. Parecía orgullosa del tipo que la había abandonado para irse a Japón.

- Ya veo. Así que irás a buscarlo. Parece que los dos tenemos la misma razón, sabes, mi esposa y yo llevamos 5 años casados, pero no nos hemos visto más que unas pocas semanas durante ese tiempo. Han pasado 7 meses desde la última vez que nos vimos, la extraño tanto...Todo es culpa de ese maldito viejo! cuando le ponga las manos encima lo mataré, juro por mi vida que le haré pagar!-Ranma hablaba solo para él, sin esperar respuesta, la china lo miraba atenta intentando no perder el hilo de lo que le decía.

Después de un rato en silencio Xan Pu le sonrió y señaló la aldea con su mano izquierda. Vio izada la bandera japonesa y suspiró aliviado.

- Llegamos, Xan Pu!- Ambos se abrazaron y la china lo ayudó a terminar de llegar.

Los aldeanos los miraron con ojos curiosos cruzar el pueblo hasta la comandancia donde tres militares los esperaban fuera de la casa que fungía por dependencia militar.

-Subteniente Ranma Saotome, a cargo del tercer batallón de ataque, asignado al área del sur, reportándose!-La voz de Ranma sonaba áspera y apenas audible- Mi batallón fue emboscado y asesinado en nuestro campamento, mis últimos 5 hombres murieron envenenados en una aldea cercana- reportó.

Los tres militares se miraron contrariados, todos ellos sabían las órdenes recibidas por el ministro, ante el nombre de Ranma Saotome la orden era asesinarlo sin miramientos.

El ministro estaba harto de enviarlo a misiones suicidas de las que siempre se las arreglaba para salir con vida, por eso lo había acusado de traidor y ordenado su ejecución inmediata a cualquier elemento del ejército japonés desde los de menor hasta los de mayor rango.

-General Saotome, me recuerdas?, soy el sargento segundo Tatewaki, trabajé contigo en Nerima hace unos años cuando apenas iniciaba.- Se presentó el hombre a cargo de la aldea- Qué hacen que no lo ayudan?- ordenó a sus subalternos que le devolvieron una mirada llena de confusión, pero obedecieron sin decir más.

-Por aquí, general, pase. La señorita viene con usted?-preguntó el joven soldado mirando con desconfianza a la amazona.

- Viene conmigo-respondió Ranma, colgando su brazo en el hombro de la china, mientras recordó el rostro de aquel atolondrado cadete- Me da gusto verte Tatewaki.- Añadió entrando a la casa.

=Flashback=

Japón 1940

-Padre!-chilló Ukyo hundiéndose en el mullido sofá-Que humillación!, siento que todos murmuran a mis espaldas-siguió quejándose la mujer de cabello castaño.

-No te preocupes hija, papá se hará cargo de todo. Nuestro apellido no quedará en entre dicho y ese imbécil de Saotome pagará por lo que te ha hecho. Prepará todo para el enlace los más pronto que puedas-Sentenció el obeso ministro.

El rostro de Ukyo se iluminó con una sonrisa. Sintió que por fin sus sueños de casarse con Ranma se harían realidad. Se levantó de golpe.

-Por supuesto padre, prepararé todo muy rápido!, tú solo haz que venga de rodillas a pedirme perdón, haz que supliqué por casarse conmigo.

-Estás loca!- la voz del ministro se escuchó hasta el final del pasillo- Crees que voy a dejar que tome a mi hija después de lo que hizo?.

-Pero padre, es que no entiendo-la sonrisa se borró poco a poco de sus labios-Dijiste que preparara la boda, si él no es el novio, entonces quién es?.

Su padre se removió molesto en su asiento bebiendo un trago de vino. Ciertamente la razón de esperar sin fin a que su hija se casará con el general Saotome era real.

Los Saotome tenían el apoyo de la mayor parte de la población gracias a sus exitosas campañas militares y estrategias. Si quería prolongar su estatus de ministro debía estar asociado politica, militar y económicamente con las personas correctas. Por eso si Ukyo se casaba con uno de los Saotome, él obtendría con facilidad apoyo financiero.

La familia Saotome, por supuesto, no era originalmente más que una familia común japonesa, pero gracias a la astucia del viejo Genma habían heredado una gran fortuna de su esposa la señora Nana Hibiki, madre del teniente general Ryoga Hibiki, quien jamás aceptó el apellido Saotome, pero era conocido como el "Saotome desechable".

-Alguien pidió tu mano y se la concedí esta tarde.

El rostro de Ukyo palideció, sintió su corazón latir con fuerza. No podía ser posible. Eso no era lo que ella quería.

-Quién es?- preguntó en un hilo de voz.

-Ryoga Hibiki-su padre dio un último sorbo al vino y colocó la copa sobre el escritorio.

-No me casaré con él!-furiosa se dispuso a salir de la habitación, pero al abrir la puerta se encontró con el alto hombre de ojos verdes.

-Linda Ukyo, te enteraste? Nos casaremos-saludó alegre el muchacho. Sin poder contenerse estampó su mano en la mejilla del soldado.

-Jamás me casaré contigo, cerdo!-gritó molesta.

-Será mejor que te hagas a la idea. Nadie más se casaría contigo a tu edad y después de haber sido la prometida de un hombre durante 16 años, que al final se ha casado con otra mujer.

La voz de su padre retumbó en sus oídos como un trueno, provocando que sus lágrimas salieran presurosas.

-Jamás te dejaré, amorcito-susurró el ojiverde al pasar junto a ella- Ni siquiera pienses en pedir ayuda a tu padre, ha sido él quién te entregó a mí. En serio creíste que me rendiría tan fácilmente? Esperar es lo que mejor sé hacer-besó su mejilla con suavidad.

Ukyo apretó los puños y cerró los ojos sabiéndose utilizada por su padre.

-Entonces suegro, cuando será la boda-habló Ryoga sentándose en el sofá donde antes estaba Ukyo- Me muero de ganas por tener a su hija como mi esposa- añadió sin dejar de mirarla.

-Ukyo se encargará de tener todo lo antes posible-respondió el ministro con una falsa sonrisa en los labios- Verdad Ukyo?.

-Padre, por favor, no me hagas esto- suplicó conteniendo las lágrimas la chica de ojos color miel.

-Prepará todo, te quiero casada en menos de una semana-sentenció el ministro. Ryoga miró el rostro de Ukyo y una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Qué hay de Ranma, suegro, no podemos dejar que te ofenda y siga tan alegre-añadió el ojiverde- Quieres que ordené su detención?.

-No, eso no. Cuando se trata de alguién como Saotome es mejor irse con cuidado, si lo encarcelo la población se levantará y me señalará por eliminar un excelente activo por una rencilla personal, tendría los ojos del emperador sobre mí. No puedo hacer eso-analizó el ministro viendo a través del cristal de su ventana.

-Envíalo a China entonces, sabes, a estas regiones rebeldes difíciles de controlar.

-Has visto algún general ir a esas áreas Hibiki?-preguntó con cierta molestia el ministro volviéndose para mirarlo a la cara.

-A un general no, pero tal vez alguien de rango inferior. Encontré esta belleza hace unas horas-anunció Hibiki dejando una carpeta con documentos sobre el escritorio del ministro.- Puedes acusarlo de falsificar documentos, engañar al sistema y corromper funcionarios del ejército japonés para su propio beneficio. Sin embargo-añadió-ha sido consumado así que no es posible anularlo.

El ministro dio una ojeada a los documentos sobre su escritorio y sonrió.

=Fin del flashback=

-Cómo es que terminaste aquí Tatewaki?-quiso saber Ranma mientras la chica china cambiaba sus vendas.

-Pues, verá general, uno se mete en un pequeño problemita y termina siendo desechado en estas tierras olvidadas por dios-respondió el militar.

-Pequeño?, no lo creo. Ay Xan Pu! ten cuidado, quieres.

-Soldado ser llorón-respondió la amazona.

-Tatewaki, necesito regresar a Japón lo antes posible-pidió Ranma apartando a la china- también debo llevarla conmigo, puedes informar de mi paradero?.

-General-susurró Tatewaki-la verdad es que...no creo que debas volver a Japón.

-Qué quieres decir?, por qué no volvería?.

-El ministro Konji ordenó a todos los soldados matarte tan pronto como te viéramos.

El cuerpo de Ranma se tenso, miró de reojo a la amazona junto a él.

-Entonces, vas a matarme Tatewaki?.

-Qué?, no, no, general no podría hacer algo como eso. Es por eso que te estoy avisando que no puedes regresar, no sé el resto pero al menos yo no puedo cumplir con una orden tan absurda. Por qué no esperas aquí, al menos por un tiempo. Esta es una aldea tranquila, pueden quedarse el tiempo que quieran. Al menos hasta que tu cuerpo sané por completo general.

Ranma dudó por un momento. Si el ministro había llegado incluso a dar esa orden, probablemente no era buena idea regresar. Pero, y si lo daban por muerto?, qué pasaría con Akane y su familia si él no volvía?. Incluso si significaba morir en el intento no dejaría a su mujer sola.

-Gracias Tatewaki, pero no puedo quedarme- respondió Ranma abrochando su uniforme nuevamente.

-Pero general...

-Eres un buen tipo Tatewaki. Vamos Xan Pu.- la amazona lo siguió sin dudar.

-General, espere un momento-Tatewaki abrió el cajón de un viejo mueble pegado a la pared y sacó un montón de artículos, empezando a rebuscar entre ellos- Creo que puedo ayudarte-siguió diciendo.-Éramos cinco asignados a esta aldea, dos de nuestros hombres enfermaron y murieron...

Ambos visitantes veían al curioso soldado buscar entre aquel desorden. Finalmente pareció encontrar lo que buscaba.

-Aquí está, general. Por favor usa estos papeles para regresar. La chica puede abordar junto con el resto de inmigrantes femeninas que viajan a Japón, para ya sabes. Solo finge que la llevas para eso y estarás en Tokio en un abrir y cerrar de ojos. No te preocupes por esos dos de afuera, ellos tampoco están de acuerdo con la orden que recibieron.

-Gracias.

Se despidieron con un mapa y algunas frutas y legumbres cosechadas por ellos mismos antes de partir. El puerto más cercano estaba a 3 días de camino. Afortunadamente de ahí en adelante era territorio dominado por japoneses, por lo que no debían preocuparse por las guerrillas chinas.

-Entendiste Xan Pu?.

-Sí, Xan Pu no hablar. Tú ser Cabo Mayor Itagaki Yasugi, no ser general Ranma Saotome-repitió la china girando los ojos en señal de fastidio- Estúpido japonés-murmuro en su idioma. Ranma fingió no escucharla y siguió caminando