-Sé quienes son-respondió apretándola aún más a su cuerpo- Son los hombres de confianza de Ryoga, no me extraña que los dejara cuidando el dojo.
-Donde nos quedamos?-preguntó con inocencia fingida Akane, girando para enfrentar la intensa mirada de su hombre y perderse en aquellos ojos azules y sus deliciosos labios una vez más, mezclando besos y sonrisas, casi olvidando la situación que vivían.
El ruido del motor de los autos deteniéndose en la entrada alertó a Ranma. Las voces del exterior ordenaban rodear todas las entradas y mantenerse atentos a cualquier movimiento en el perímetro. El sonido de la puerta del auto al cerrarse hizo que el corazón de Akane se detuviera por un segundo. Se sujetó fuertemente del brazo izquierdo de su esposo, tratando de obligarlo a esconderse nuevamente.
-Quédate detrás de mí- le ordenó el ojiazul- Y ni siquiera pienses en hacer alguna tontería.
-Ranma...
-Están aquí y no se irán fácilmente. No importa qué, siempre regresaré a ti, así que solo quédate tranquila y confía en mí.
Los ruidos y voces provenientes del exterior se detuvieron súbitamente. Solo el sonido del viento cortaba el silencio de la mañana.
Ranma esperó frente a la entrada con los puños apretados, sabiéndose en desventaja, sin nada más que su cuerpo para protegerla.
Miró de reojo a su joven esposa, que seguía tironeando de su brazo, y recordó el momento en que sus caminos se cruzaron por primera vez.
Qué habría sido de sus vidas si él no se hubiera enamorado de ella en ese instante?.
Durante esos cinco años, su vida habría sido la misma de siempre: la guerra y su apartamento, solo o quizás cumpliendo finalmente el postergado compromiso con Ukyo, Ryoga no habría llegado a tener tanto poder y él probablemente estaría en un alto cargo.
Por supuesto, ella podía haber conocido a alguien mejor que él, alguien cuyo amor no la hiciera infeliz y preocupada. Incluso podía haber continuado estudiando, seguiría siendo tan hermosa como siempre, pero junto a un hombre normal, viviendo una vida normal.
Tan normal como fuera posible. Tan normal como antes de él. Sujetó su mano y miró nuevamente al frente.
Un par de pisadas se dejaron oír acercándose lentamente.
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-Ministro Hibiki, sus hombres están afuera esperándolo. Piden saber cuál es la misión que requiere de tanta urgencia, señor.-Dijo Kaori, su secretaria, de pie en la puerta de la oficina-Oh, y su esposa está en la línea 2, dice que es urgente.
-Y qué respondiste?.
-A su esposa, señor?.
-No, a mis hombres. Les dijiste que se trata de Saotome?.
-No señor, aunque lo sospechan. Su líder me pidió recordarle que una misión "especial" tiene un valor extra.
-Esos imbéciles, no son más que un grupo derōnin*venidos a más en el ejército del emperador gracias a mí-murmuró Ryoga.
-Señor, va a atender a su esposa?.
-Dile que estoy muy ocupado. Que hablaremos esta noche.- Respondió Ryoga mientras abría su caja fuerte y sacaba algunos fajos de yenes militares*.- Encárgate de cualquier asunto- le ordenó.
Al salir del edificio se encontró con los 10 rōnin que lo esperaban con 4 jeeps. Lanzó la bolsa con el dinero y se subió al primer jeep.
El líder revisó el contenido y sonrió complacido.-Démonos prisa, el jefe tiene un asunto importante que atender!-gritó el hombre sujetando la bolsa.
En su mano derecha se podía distinguir la ausencia del dedo meñique*, consecuencia de sus viejas tradiciones samurái. Los otros nueve hombres siguieron a su líder, distribuyéndose en los tres jeeps restantes.
-No hagan nada a menos que yo les diga. Me encargaré de Ranma yo mismo!-Gritó Ryoga antes de ponerse en marcha.- Si es tan estúpido como creo debe haber corrido a ver a su mujercita tan pronto como llegó, y si es que aún no está ahí mucho mejor.
-Qué haremos si no esta ahí?-preguntó el líder de los rōnin al subir al vehículo.
-Tomaremos a su esposa y estoy seguro que saldrá incluso de su propia tumba. De hecho sería mejor que no estuviera.
-Planea gozar un poco con ella?.
-En realidad no. Pero podría hacerle pensar a él que es así-respondió Ryoga entre risas.- Acabaré con ese estorbo para siempre con mis propias manos, pero antes podría divertirme un poco, no crees?
Ambos hombres rieron y el grupo de vehículos se puso finalmente en marcha rumbo al dojo Saotome.
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El sonido de los pasos se detuvo finalmente frente a la puerta. Ranma empujó a su mujer tras de sí. Con el corazón latiendo a toda prisa Akane permaneció en su lugar.
-Ranma, cuanto tiempo creías que podías ocultarte de mí?-La voz del anciano asesor Happosai tomó por sorpresa a su discípulo.
-Maestro Happosai?!- respondió el ojiazul.
-Maestro?-repitió Akane sin comprender aquello.
-Y bien muchacho tonto, vas a abrir o no?. Escuché que tu esposa es toda una belleza. Tengo muchas ganas de conocerla, muchacho.
Ranma frunció el ceño. De repente la fugaz tranquilidad que sintió al saber que se trataba de su maestro se esfumó. Recordó lo mañoso que era aquel viejo.
-Qué está haciendo aquí maestro?.
-Tú que crees, Ranma?. Vine a ayudar a mi mejor discípulo. Ryoga sabe que estás aquí. En este momento debe estar de camino.
-Bien, pues que venga. Tengo muchos asuntos que arreglar con ese idiota-respondió alzando el puño.
-No creas que él peleará contigo limpiamente, Ranma. En el mejor de los casos te daría un tiro y listo, pero sabes bien que lo que le espera a tu mujer no es nada fácil. Ryoga, a diferencia de ti, es capaz de cualquier cosa con tal de salirse con la suya...Vas a presentarme a tu esposa o no, muchacho?-inquirió impaciente el maestro Happosai.
-Ranma-susurró Akane-dice que está aquí para ayudarnos, por qué no lo dejamos entrar?.
-Demonios!. Ese viejo es... un libidinoso, Akane, así que no seas demasiado amable con él, entiendes?.
-De acuerdo, pero escuchemos lo que vino a decir, sí?
Ranma inspiró profundamente. Qué otra opción tenía?, al menos su maestro le ofrecía una oportunidad de sacarla a ella de aquel aprieto.
Se había equivocado, debía haber ido a enfrentar a Ryoga tan pronto como pisó Japón, pero su deseo de verla, de sentirla, lo había traicionado. Y por su error ahora ella estaba en peligro. Se dispuso a abrir y le dio una mirada a su mujer, parecía estar demasiado angustiada y esperanzada a la vez.
-Pase maestro. Ella es Akane, MI esposa, asi que ahórrese cualquier comentario.
-Sigues siendo un irrespetuoso, muchacho. Qué mal pueden hacer mis comentarios en oda a la belleza femenina?. Halagarlas es la única diversión de mi vida-chilló el anciano-De cualquier forma, Ranma, dejemos las presentaciones formales para después. No tomen nada, solo suban al auto.
-A dónde iremos?-preguntó Akane acercándose a su esposo.
-Linda Akane, los llevaré a ambos al puerto. Dentro de unas semanas podrán subir a un barco que los llevará hasta costas europeas.
-Costas europeas?-interrumpió Ranma- Qué diablos se supone que haremos mi mujer y yo allí?.
-Vivir. El emperador planea anunciar la rendición y la firmará lo más pronto posible. Durante dos años no hemos hecho más que perder...Escóndanse por un tiempo en el puerto, no sería más de un mes y mis hombres los mantendrían a salvo, vayan a Europa y regresen cuando las cosas hayan vuelto a la normalidad.
-Quiere que me esconda como una rata durante un mes?, Está loco si cree que voy a aceptar eso!.
-Pero Ranma!
-No Akane, no pienso hacerlo. Maestro podría llevar a Akane a ese lugar?. Yo mientras me encargaré de ajustar cuentas con Ryoga.
-Por supuesto muchacho, me encargaré de cuidar personalmente a tan linda jovencita-respondió su maestro-Vamos linda-añadió Happosai colocando su mano estratégicamente en la cintura de Akane.
-Ranma, no iré a ningún lado si tú no vienes!-exclamó su esposa-Y usted, señor Happosai quíteme las manos de encima.
-Maldito viejo libidinoso, qué cree que hace?-rugió Ranma.
-Pues encargándome de cuidar a la dulce Akane-respondió el maestro con inocencia.
-Ni uno más de sus jueguecitos con mi mujer, me oye maestro, o me olvidaré de todo lo que ha hecho por mí y le daré su merecido.
-Señor asesor, llegarán en unos minutos, debemos irnos ahora-Interrumpió un soldado-El general y su esposa vienen con nosotros o no?.
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-Mousse-Ronroneó la amazona abrazada a la espalda del soldado-No te olvides de pedir el permiso a tu jefe.
-Permiso, para qué?-preguntó molestó deshaciendo el abrazo e incorporándose.
-Cómo para qué? Tenemos que enfocarnos en quedar embarazados. Y además no me gusta que pases la mitad del día cuidando de otra mujer en lugar de atenderme a mí.
-No puedo hacer eso Xan Pu-Se colocó las gafas y los boxers al levantarse-Menos aún en este momento, lo que pasó anoche fue...
-Cómo qué no puedes? Saliste de la aldea hace siete años, sin tomar ni un solo descanso para visitarme!. Crees que fue muy fácil para mí venir a buscarte hasta aquí?-gritó amenazando con empezar a llorar.
-Xan Pu, es que yo...
-Tienes idea de todo lo que tuve que soportar mientras no estabas?!. Las ancianas dijeron que quizás te habías marchado porque... porque me encontrabas desagradable como mujer, dijeron que encontrarían una nueva prometida para ti, las mujeres jóvenes se burlaron de mí, dijeron que estaba maldita, que estaba seca y tendría que dejar la aldea!.-Añadió la amazona entre sollozos.
-Lo siento, yo no lo sabía Xan Pu, pensé que estarías bien.
-Pensaste? y por qué pensaste eso, conoces muy bien las leyes de nuestra aldea!.
-Sí, las conozco bien, precisamente por eso no volví. Habían tantos hombres de aldeas vecinas interesados en pedirte en matrimonio. Creí que aceptarías casarte con alguno de ellos si alguno te vencía.
-Me vencieron. Por eso huí de la aldea.
-De qué estás hablando, cómo, quién te venció?
-Un soldado japonés. Él aceptó casarse conmigo.
-Xan Pu, entonces, estás casada?, pero nosotros, anoche...
-No estoy casado tonto, vine hasta aquí para ser tu mujer!. Eres mi prometido, lo has sido desde que nacimos y no pienso casarme con ningún otro hombre!.
Mousse observó en silencio a la amazona frente a él. Acaso eso significaba que lo amaba?.
Las mujeres amazonas veían en el matrimonio únicamente una forma segura de continuar con la tribu, pero Xan Pu había dejado todo y a todos solo para estar con él. De cualquier forma él también tenía sentimientos por ella desde niños, pero se rehusaba a ser solo un instrumento de aquellas mujeres locas de su aldea.
-Xan Pu...No tenemos que regresar a China. Si lo que quieres es estar juntos, no tenemos que hacerlo. Y además no podemos ahora que tú y yo, tú sabes, hicimos lo que hicimos siendo tú la prometida de otro hombre...
-Es verdad-meditó la chica de cabellos violeta-Pero la aldea...
-Olvídate de la tribu y la aldea. No regresaré, ni contigo, ni por ti. Pero me encantaría que te quedaras aquí conmigo, Xan Pu.-Se acercó y besó brevemente sus labios-Hay algo de comida en la cocina, tengo que irme.
-Te veré esta noche!-gritó la mujer aun en la cama despidiéndose del soldado de lentes claros, que desde la noche anterior había empezado a ser su hombre.
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Nota de la autora: Hola es solo para aclarar algunos conceptos, por si resultan confusos.
Los rōnin eran conocidos por ser delincuentes, bandidos o bandoleros. Provenían de clanes samurais y son los antepasados directos de la mafia hoy conocida como Yakuza. Principalmente eran contratados como mercenarios para hacer un trabajo rápido y eficaz.
El yen es la moneda japonesa, durante la segunda guerra mundial se emitieron yenes "comunes" y yenes "militares". El yen militar era emitido como pago para los soldados del Ejército Imperial Japonés y de la Armada Imperial Japonesa. Durante la guerra, este yen no era la única moneda en circulación, viendose forzado a circular entre las monedas locales. Al no estar respaldado por oro y no tener un lugar específico de emisión, el yen militar no podía cambiarse por yenes japoneses corrientes.Cuando Japón anunció la rendición incondicional el 15 de agosto de 1945, los billetes de yenes militares fueron incautados por las autoridades militares británicas yel 6 de septiembre de 1945, el Ministerio de Finanzas japonés anunció que el yen militar era nulo.
Aun en la actualidad cuando algún miembro Yakuza viola las reglas de la organización, se le aplica un castigo conocido como Yubitsumeque consiste en que la misma persona debe amputar parte de su dedo meñique con un cuchillo de plata y sin ningún tipo de anestesia.Se estima que casi la mitad de los miembros de lamafia japonesa tienen el dedo meñique parcialmente cercenado.
