Lo único que quise
fue tenerte a mi lado
sonriéndome, escuchándome
eso era suficiente para mí.
-Gracias por su compra- la joven vendedora se despidió de su misterioso cliente, mientras este se alejaba habiendo dado apenas una fugaz sonrisa- Es muy guapo, me pregunto si será soltero-reflexionó antes de perderlo de vista entre la multitud.
-Seguro que después de comer se sentirá mejor...-La bolsa se resbaló de entre los dedos de Ranma mientras veía a la distancia como vehículos militares se alejaban de la entrada de su escondite dejando tras de sí una nube de polvo.
- Akane-musitó con tono apenas perceptible-Akane!-gritó a todo pulmón mientras corría intentando alcanzarlos.
Corrió tan rápido, saltó entre los techos como lo hizo alguna vez durante su juventud y finalmente alcanzó su objetivo.
De un salto se colgó a la ventana izquierda del tercer auto en que supuso estaría Akane. El movimiento casi lo hace perder el equilibrio pero se sostuvo con una mano. El auto zigzagueo intentando derribarlo sin éxito, acelerando y desacelerando de súbito.
-Qué estás haciendo inútil, dispárale de una buena vez!-gritó Ryoga a su chofer.
El hombre empuñó su arma e intentó dispararle sacando su mano derecha por la ventanilla pero Akane, que se encontraba en el asiento trasero con las manos atadas en la espalda, pateó repetidamente el asiento delantero haciendo fallar los tiros.
Ryoga tomó el volante y el auto giró bruscamente hacia la derecha. Ranma no pudo sujetarse más y cayó. Akane miró hacia atrás mientras el auto seguía en marcha y vio cómo su esposo intentaba correr tras ellos nuevamente, con obvia dificultad.
-Una estúpidez más y te vuelo la cabeza, entendido?-La voz la obligó a mirar hacia el frente otra vez, mientras el frío metal del arma chocaba con la tibieza de su piel.
Akane lo miró en silencio por un momento y luego sonrió- Ranma vendrá por mi. Vendrá y te matará.
Ryoga le devolvió el gesto.-Ya lo sé-dijo- Voy a estar esperándolo, lindura, todos nosotros lo esperaremos. Vamos-añadió volviéndose hacia su chofer-llévanos directo a la casa en el campo de arroz.
-Maldición!- Ranma cayó de rodillas golpeando el pavimento repetidamente con su puño hasta hacerlo sangrar.
-Saotome, detente, qué sucede?- inquirió Taro con falsa preocupación, fingiendo llegar en ese momento.
-La tiene, ese miserable, tiene a mi mujer.
-Te refieres a Ryoga, cierto?. Justo venía a advertirte, parece que llego tarde. De cualquier forma, escuché a sus hombres hablar de llevarla como señuelo al viejo campo de cosechas.
-Al campo de arroz?-Ranma se puso de pie ágilmente.
-...-Taro guardó silencio por un instante, definitivamente del Saotome que conoció no quedaba nada, desde su matrimonio había cambiado para mal, las ansias de estar con aquella chiquilla lo hicieron cometer demasiadas imprudencias-Exactamente ahí, irás?
-Tú que crees-respondió Ranma disponiéndose a correr tras ellos nuevamente.
-Espera, tómalas, por los viejos tiempos-Taro le ofreció su arma y las llaves de su auto-Sé que prefieres los puños, pero te será útil. De hecho, creo que mejor te acompañaré.
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La camioneta negra avanzó por el polvoriento camino a través del arrozal, hasta detenerse en una vieja casa de madera, casi en ruinas.
El paisaje alrededor se dividía entre el hermoso color verde de las plantas jóvenes y el tranquilizante tono amarilloso de las plantas a punto de cosecharse, apenas perceptible a la luz de la luna.
Aquel lugar perteneció a la familia Hibiki en algún momento, sin embargo el viejo Saotome convenció a la señora Hibiki de cederlo al emperador para ayudarle a escalar en su carrera militar.
-Bájenla, rápido-ordenó Ryoga a sus hombres, mientras abría de par en par las puertas del lugar.
Dentro, los pocos muebles que ocupaban la sala, dos pequeñas mesas y algunas sillas dispersas, la chimenea no parecía haber sido encendida en mucho tiempo y el piso de madera se encontraba deteriorado por la humedad. Los cristales de las ventanas estaban rotos, quizás como resultado de alguna riña entre los agricultores, la tenue luz de una lámpara de queroseno* intentaba iluminar el lugar.
Akane miró alrededor buscando una salida por la cual escapar. Nada. Solo la entrada permanecía sin bloquearse, pero tanto fuera como dentro los temibles yakuzas vigilaban con miradas heladas la entrada, sosteniendo sus armas y cuchillos.
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- Pronto amanecerá- El hombre frente a ella murmuró mientras sacaba otro chicle del sobre en su bolsillo.
-Señor Ryoga, un auto se acerca- Avisó uno de los mercenarios a través de la radio- Quiere que lo detengamos?.
-Déjenlo, él sabe a donde viene.
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-Taro, quédate lejos y solo revisa el perímetro, dime lo que veas, cuantos son y si puedes ver a mi mujer.
-Copiado Saotome, cambio-Taro se acercó a la vieja casa de madera oculto entre el arrozal.
En realidad no tenía nada en contra de esos dos, pero esta vez él si que se había metido en un buen lío por apostar, su cabeza estaba en juego y Ryoga apareció justo en el mejor momento con su oferta, aunque el dinero no estaba completo, en realidad dudaba que el imbécil de Hibiki le pensara pagar todo.
El auto avanzó por el polvoriento camino despacio y se detuvo a unos 100 metros de la entrada.
-En posición-comunicó Taro-Perímetro:Dos guardias en la entrada a las 3 en punto y dos a las 9 en punto, dos en el interior, junto a la mesa, uno más en la ventana principal, tu mujer está en la esquina derecha, atada a una silla, no parece estar herida, veo al menos 3 siluetas en la parte posterior, Ryoga esta fuera de mi alcance, cambio.
Ranma bajó del auto apretando los puños, los cuatro hombres en la entrada avanzaron a su encuentro.
-Ryoga, te mataré con mis propias manos, sal!-gritó.
-Desántela de la silla-ordenó el hombre en la ventana principal, los otros dos obedecieron.
El aludido apareció en el umbral sonriente-Así que vienes a saludarme después de tanto tiempo y solo puedes decir "te mataré". Mira bien donde has venido haciéndote el héroe, hermanito. Mal, mal. No haces más que correr tras de esa chica. Qué opinas lindura, no es tu marido igual a un perro?- Ryoga atrajo hasta a él a Akane, besó su cabello y la empujó hacia la esquina otra vez.
El sonido del metal cortando el viento y la carne, los cuerpos agitados chocando con el suelo. Un, dos, tres disparos. Una pelea breve.
-Tres menos, distracción en 15 segundos, cambio.
-Akane, siempre tienes mis pensamientos!-gritó Ranma
Su voz la estremeció, por supuesto que recordaba y también sabía lo que eso significaba. Y por primera vez tuvo miedo de lo que sucedería.
=Flashback=
-Por supuesto, pienso en ti cuando soy asignado a una misión, cuando estoy en una, cuando termino una y cuando vuelvo de una. Estas presente todo el día, excepto durante 10 segundos. Antes de atacar a nuestro objetivos afino y reviso los detalles por 10 segundos y durante ese tiempo no pienso en ti.-Ranma deslizó su mano por la tibia espalda femenina- Tú, eras la única razón por la que aún vivo, por eso quiero protegerte para siempre.
-Así que 10 segundos?-Akane se acunó en el pecho de su esposo acariciando una cicatriz en el hombro izquierdo que no estaba ahí la ultima vez que se vieron.
-Por qué, crees que es mucho?.
-Nop, cuando te hirieron aquí?.
-Eso, no es importante señora Saotome-Ranma giró dejándola bajo él y la miró largamente antes de besarla.
=Fin del flashback=
Akane fingió desmayarse justo antes de que la primera bala atravesara el cristal roto de la ventana.
Ryoga volteó la mesa y se cubrió detrás de esta. El hombre en la ventana intentó responder el fuego, pero fue alcanzado por un disparo en la cabeza. Ranma avanzó pecho a tierra* hasta entrar a la vieja casa, vio como Akane se esforzaba por avanzar, pero sus manos aún seguían atadas.
Los otros dos hombres disparaban sin estar seguros de donde provenían aquellos disparos, uno de los cuales terminó por romper el cristal de la lámpara, cuyo queroseno empezó un pequeño incendio.
De la misma forma en que los tiros del exterior iniciaron terminaron, súbitamente. Ryoga salió de su escondite y al no ver a su rehén entro en cólera.
-Donde esta ella?, son unos estúpidos, para eso les estoy pagando? Búsquenla y díganle a esos tres de allá atrás que no están aquí para charlar. Muévanse!!
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Nota de la autora:UHM pues no es que reste mucho por decir, más que gracias a quienes siguieron la historia, de verdad, gracias. Espero les haya gustado leerla, como a mí escribirla. Un abrazo a tod@s.
