- Capítulo 1 -
- Cosas que Quizás Nunca Vuelvan a Pasar -
- Mañana, a las once de la mañana, tenéis que haber desalojado. – Le dijo el guardia a los muchachos. – Tenemos gente que quiere usar la zona.
- ¡Entendido Jefe! – Contestó Peter – Mañana a las diez ya nos habremos ido. – Finalizó. Peter era, por así decirlo, el más extrovertido del grupo. Desde sus pintas, mezcla entre de heavy-visual (A entenderse como: pelo teñido de blanco, perilla sin acicalar, y contaste ropa con grupos que conoce sólo él) a su excéntrico comportamiento, como para intentarse ligar cualquier cosa que tuviese faldas. Pero supongo que todos nos hemos acostumbrado a él.
- Será mejor hacer algo antes de irnos. Una fiesta, una hoguera, o cualquier mierda que se nos ocurra. – Insinuó Nick. Nick, el mejor amigo de Peter, es algo más normalito. Digo algo, por no decir que es menos extraño que su compañero. Moreno, metro ochenta, cuerpo formadito, y cara limpia y acicalada. Parecería un niño de mama, si no fuera porque es serio, tiene malas pulgas, un elenco de insultos casi innumerables y, para rematar, practica boxeo. Así que es una roca algo difícil de dominar. Sin embargo, como a todos los chicos de entre 20 y 25 años, tiene su "talón de Aquiles". En este caso, rubia, sonriente, buenas proporciones, y carácter afable. En este caso, se llama Elise, mi preciosa Elise.
Elise es, como descripción básica, mi mejor amiga. Como descripción más complicada, es esa amiga que nunca podrá pasar de eso. ¿Por qué? Por un simple hecho: Heterosexualidad. Síndrome de encasillamiento en amar al sexo opuesto. También puedo describir mi caso, la homosexualidad, como el síndrome que encasillarse con el sexo común. Pero conociendo a chicos como Peter o Nick, nadie me puede culpar. Todos deberían ser bisexuales, como en la época grecorromana.
- ¿Y bien? ¿Alguna novedad, Rose? – Esa tal Rose, soy yo. Rose Kinderland. "Bollera", pelo negro, largo con mechas rojas, cara sexy como para conseguir cualquier chica una noche de seducción, y mala leche como para espantar cualquier ligón de discoteca. Esa soy yo. Y la que me pregunta es Kate. Gótica, misteriosa, y con una mente privilegiada como para saber siempre que hacer y como hacerlo, da igual las circunstancias. Supongo que es el premio que se recibe al leer tantos libros raros. ¿Su ámbito sexual? Dice tener novio, aunque nadie lo ha visto nunca. Así que supongo que es heterosexual. Y aunque no lo fuese, es lo suficientemente rara como para no querer ser más de ella que una amiga. No me malinterpretéis, la quiero mucho, pero es que hay veces que da miedo.
- ¿Y bien qué, Kate? - Le suspiré, mientras veía a los otros discutir que hacer esta noche – ¿Qué quieres que hubiese pasado? Elise está tan alegre, que no quisiera hacerle pasar una mal rato. Se ha apegado a Nick y al chico nuevo…
- George…
- Ese mismo… George. Lo de Nick lo entiendo pero, ¿por qué tanto cariño por George? – George, se me había olvidado, es un amigo que no conocíamos de Peter. Es bastante introvertido. Y muy joven. Debe de tener unos 16 años. Tiene el pelo largo, un poco canijo, y una carita de niño que no se lo aguanta. Si, es una monada de chico. No sé como ha acabado con el pervertido de Peter. Kate también parece que se ha encariñado con él.
- George es un buen niño. Eso es, un niño. Así que supongo que es natural ese sentimiento de maternidad de Elise. Y respecto a Nick, pues… - Aunque parecía querer continuar la frase, finalmente Kate sin decir nada más, se encogió de hombros. Es tan evidente que Elise está enamorada de Nick, que supongo que ya no hay excusa que valga.
- Bueno, por lo menos, me lo he pasado bien en este campamento. Así que no me arrepiento de venir… - Le dije, mientras le revolvía el pelo. Me encantaba hacerle eso a la gótica esta de las narices. Y sé que ella lo odia. Pero como tiene cara de póker, pues antes de quejarse, prefiere dejar de hablar.
"¿Cómo sucedió esto?" os pregúntareis. Todo empezó el primer día de vacaciones. Los que trabajaban… bueno, el que trabaja (Es decir, Peter), tenían días libres. Los que estudiábamos, pues estábamos hasta el culo de tiempo libre. Así que Peter, en su afán de salir de juerga, nos insistía noche sí, noche también, en salir a beber. Evidentemente, nuestro presupuesto se vio bastante tocado por todo esto. Así que le dijimos (más bien le dijo Nick): "Oye, que nosotros no trabajamos ni cagamos dinero, así que como no empieces a invitarnos a todos, pues como que lo dejamos". Me acuerdo que Peter pensó un momento, y contestó "A mi se me acaban las vacaciones, y no quiero malgastar los últimos día en mi casa. ¿Porqué no nos vamos de acampada?". Dicho y hecho. A Peter cuando se le mete una idea en la cabeza, no hay como sacársela. Nos movilizamos por unos días, para conseguir transporte, alimentos y alcohol lo más barato posible. Nick, el único que sabe conducir, consiguió el A-Team de su padre. Le llamamos así porque según Peter, es la furgoneta del Equipo A. Su padre siempre nos dice que fue culpa de Nick y Peter que estuviese pintada así. Respecto a la comida, pues lo de siempre. Todos dimos un poco, para algo de carne, y verduras para unos días. Con el alcohol, un tanto de lo mismo, sin embargo Peter advirtió que llevaría a un amigo, y a cambio, conseguiríamos las bebidas más baratas. Poco después supimos que el padre de George es un distribuidor. Cómo era simpático y no nos importó.
Y así llegamos, en el A-team, a la zona de acampada. Había que pedir permiso y hacer reservas, pero Peter se las arregló para encontrar sitio. Teníamos una semana de relax, y de hacer lo que nos diera la gana. Supongo que la idea no fue mala después de todo. El lugar en cuestión, no es nada del otro mundo. No hay ninguna caseta, pero eso ya lo sabíamos de antemano, y trajimos nuestras tiendas de campaña. El lugar donde decidimos alzarlas, está a medio paso del río y del bosque. Nada muy alejado. Y una cosa curiosa es que hay un monte bastante solitario más allá del bosque. Peter y Nick dijeron nada más verlo "Si estamos en el culo del mundo, ese debe de ser su grano".
Pasamos los días, básicamente, divirtiéndonos. Nos bañábamos en el río, subíamos al monte "grano del culo", nos metíamos en el bosque. Eso sí, ninguno perdía sus costumbre. A Nick lo pillábamos boxeando de vez en cuando, Kate se trajo unos libros para leer, Peter aprovecha cualquier momento para intentar meternos mano; bueno, lo típico. George, por su parte, cuando no hacemos nada toca algo con una guitarra acústica que se trajo. Elise se divierte de vez en cuando hablando con cualquiera que pille sin hacer nada, y yo, bueno, pues intento dormir algo más de lo normal.
La hora de comer, siempre era la más rara de todas. Y hoy no iba ser la excepción. Después de bañarnos, fuimos a prepararnos algo. Elise decidió ser ella la que cocinara. Esta semana nos ha tocado una vez a cada uno, con resultados cada vez más desastrosos. Elise y Peter, de los que menos nos esperábamos, hicieron sus pinitos culinarios y nos dejaron contentos. Supongo que nunca conoces del todo a tus amigos. Pero los demás, fuimos un completo desastre.
- No está de más llevarnos un buen recuerdo de la comida. – Sugirió Kate al ver a Elise cocinar. George y yo la ayudábamos en lo que podíamos.
- Aunque después de comer lo que preparó Nick cuando le tocó, no creo que el mal recuerdo se nos vaya… - Susurré yo por lo bajo. Sin embargo, el idiota me escuchó.
- ¿Cómo? ¿Y la mierda que preparaste tú qué? ¡Parecía que comíamos carne de zombis! – Me gritó.
- ¡¿Cómo que "de zombis"?
- ¡Estaba verde!
- ¡Era orégano, subnormal!
- ¿Orégano? ¡¿Y que cojones es eso?
- El orégano es una especia que se utiliza habitualmente en Europa, para darle un sabor y un aroma a los alimentos más campestre. Habitualmente se utiliza en las pizzas italianas. – Dijo Kate, mirando a Nick. Este se quedó callado, igual que yo.
- Las pizzas que como yo no…
- Tus pizzas del "Pizza Hot" y del "Pizza Royal", aparte de tener un pestazo a comida basura, son americanas. Los americanos no usan condimentos, más que la sal y la pimienta. – Respondió nuevamente Kate. Nosotros callamos. Es lo que suele pasar con esta chica cuando dice una de sus frases. Son irrebatibles.
- ¿A ti te gusta la carne con especias, George? – Preguntó Elise. Este asintió con la cabeza.
- A mi me da igual… - Contestó George. Elise, como siempre, sonrió.
- No te preocupes, que hoy cocino yo. Pide lo que quieras.
Llegó la noche, y con ello, la fiesta. Según Peter, para no desaprovechar lo que quedaba de comida y alcohol, el objetivo de esto es acabar con todo. ¿Qué pretenderá desayunar por la mañana?
- ¡Eso da igual! ¡Es momento de desfasarla! – Gritó, botella en mano. Todos estábamos sentados frente a una hoguera creada para la ocasión. En ella freíamos la carne que quedaba, mientras bebíamos. George, el nuevo, de dedicaba a tocar las canciones que Kate le pedía que tocara. Elise por su parte, se reía con ellos, junto a Nick.
- ¡Oye Nick! Bebe un poco… – Peter, ya borracho, molestaba a su amigo con que bebiera una extraña mezcla entre un refresco de fresa y vodka.
- ¡Ni loco bebo yo esa mierda! ¿Quieres que me dé un coma etílico? – Se quejó apartando el vaso que Peter le ofrecía. Bebió de su cerveza.
- Nada más lejos, idiota. Esta mezcla es una de las mejores delicias que podrías probar. - Peter seguía intentando dárselo a probar a su amigo. No hacía falta ser my inteligente para saber que vendría después. Por lo borracho que está Peter, acabó vertiendo toda la bebida en los pantalones de Nick, que como es habitual, se levantó para intentar matar a su amigo. Estarían corriendo uno detrás del otro durante unos minutos.
- ¡Ja ja ja, cuidado Peter! – Le gritaba Elise mientras se reía. Se le veía muy contenta. Así que me acerqué ella con disimulo.
- ¿Te lo estas pasando bien, pequeña? – Le pregunté. Elise, sin dejar de reír, me miró.
- Claro, fue una gran idea venir de acampada por final de curso… - Me contestó – Estaba harta de tanto estudiar y de la universidad.
- Te entiendo. – Las dos mirábamos la pelea que tenían Peter y Nick.
- Sabes, es una lástima que esto termine ya. – Me dijo Elise – Me gustaría quedarme unos días más.
- No estaría mal.
- No sé. La vida continua, lo sé. Y pronto nos licenciaremos y conseguiremos trabajo, y quizás, estas cosas nunca más vuelvan a pasar.
- ¿A qué te refieres?
- Me siento feliz que todo este así. Peter, Nick, Kate… ahora también el pequeño George. Tú y yo. Me gustaría vivir así por el resto de mi vida. Con todos vosotros… – Elise me sonrió. – Si tuviese que pedir un deseo, sería ese.
- Nada tiene que cambiar. – Le respondí. – Pase lo que pase, siempre seremos amigos.
Y así terminamos nuestros días de acampada. No pude aclarar nada con ella, pero me lo he pasado bien. Supongo que más no se puede pedir. No, miento. Una cosa si se puede pedir. Que no existiera la resaca. Si existe un Dios, seguramente se lo pasará de "puta madre" haciendo que las cosas buenas tengan consecuencias terribles. Un precio alto que pagar por una noche de fiesta. Abro con cuidado los ojos, esperando ver el techo de mi tienda de campaña. Craso error. Parece que me dormí afuera, junto a los demás. El sol mañanero me siega. El mínimo ruido me retumba en la cabeza como dentro de una campana, y el mínimo movimiento hace que mis músculos se contraigan de tal manera que huesos crujan. Esto, señores, es resaca.
Mirando a mi alrededor, veo un panorama algo desolador. La hoguera apagada, restos de comida por el suelo. Botellas y papeles tirados por doquier. Elise duerme en uno de los troncos de árbol que usábamos como banco. Nick duerme en el suelo cerca de ella. George, el nuevo, tomó posesión del otro tronco de árbol. Kate por su parte, duerme al lado mío, con un pie en la cara de Peter. Ni aún dormido parece haber dejado de molestar.
- Perdonen. – Se escuchó una voz. Maravilloso, el guardia se disponía a echarnos, y de paso, despreciarnos por dejarle todo hecho un asco.
- Esto… Hola. – Dije yo levantándome. Me miró con una cara de "Me cago en estos críos de mierda…" – Perdone es estropicio, antes de irnos lo recogeremos. –
- Más les vale. Vengo a advertiros que… - No mierda, que no empiece con un discurso de que "la naturaleza debe estar limpia", "la contaminación es mala", etc.
- Si ya lo sabemos, antes de las once nos vamos… - le dije guiñándole un ojo. Si no se pone cachondo y me viola aquí mismo, se sentirá confundido y se largará.
- Sí… bueno… eso mismo. Tenéis un día para recoger todo esto. Mañana a las once llegan los nuevos… - Me dijo mientras, mirando el suelo para no pisar nada extraño, se da media vuelta. Bueno supongo que funcionó mi actuación de chica sexy. Aunque…
- ¿No era hoy a las once?
- ¿El qué? – Se detuvo un momento y se giró.
- ¿No teníamos que marcharnos hoy antes de las once de la mañana?
- No. Es mañana a las once. Pagasteis hasta mañana… - Contestó. Era bastante raro. Juraría que era hoy.
- Pero usted vino ayer como a esta hora a decirnos que nos teníamos que marchar hoy… - Al oír esto, el guardia me miró extrañeza.
- No sé si hablasteis con alguien ayer, pero conmigo no fue. Y de hecho no creo que fuera con nadie del campamento, porque estoy de guardia yo solo este fin de semana. – Me respondió. Esto es muy raro. No creo haber soñado lo de ayer. No puedo soñar sobre todo un día. Y mientras el guardia se marcha con una cara rara y seguramente pensando que los jóvenes de hoy solamente nos drogamos para divertirnos, esto empieza a preocuparme. Espero que solo sea una equivocación.
Fin del Capítulo 01
The Sandman – Original Idea © Neil Gaiman
The Sandman – Publications © Vertigo & DC Comics
Urusei Yatsura The Movie 2: My Beautiful Dreamer © Mamoru Oshi & Toho
Urusei Yatsura - Original Idea © Rumiko Takahashi
