-Akira, hace frío entra, la cena ya está servida.
-Voy-respondo a mi esposa embarazada encendiendo el incienso del altar-Madre, padre, hermano mayor están juntos ahora, verdad?.
Un viento suave mece las hojas de las plantas en el jardín.
-No querías dejarla ni un segundo sola, verdad padre?, por eso la seguiste. Te extrañamos mucho, a ti y a mamá.
-Papá, date prisa!-chilla mi hija menor desde la entrada.
Me despido de ellos y camino de regreso a casa. Mi familia completa ha vuelto para celebrar navidad. La primera sin ellos dos. Todos mis hermanos y sobrinos, me reciben al entrar al comedor donde aún tenemos aquella vieja foto navideña.
.
.
.
Camino de regreso a casa casi al atardecer. Acaba de empezar el invierno y el aire frío es un claro anuncio de la llegada de mi estación favorita.
Aunque también me fascina Nagoya por sus hermosos paisajes, principalmente por sus playas durante la mayor parte del año. Como alguien que creció en el campo el disfrutar de ellas es un privilegio simplemente maravilloso.
Me detengo en el mercado para comprar aquellas albóndigas de pulpo que tanto disfruta mi familia.
-Señora Saotome, que gusto verla por aquí-me saluda el vendedor.
-Cuanto tiempo Mousse, necesito tres órdenes de albóndigas-respondo mientras tomo con un pincho una de las apetitosas muestras frente a mí.
-Con mucho gusto-me contesta sonriendo-Sus muchachos pasaron más temprano por aquí.
-En serio y compraron algo para la cena o solo estaban perdiendo el tiempo con sus amigos?.-bromeo.
-Son buenos chicos, señora Saotome, me ayudaron con la mercancía que tenía que entrar y luego se fueron.
-Y tu familia-pregunto por cortesía.
-Pues, mi mujer sigue molesta conmigo.
-Esta embarazada otra vez? Es el tercero verdad?.
- Solo espero que esta vez sí sea una niña. Por lo pronto escondí los cuchillos en casa-me responde sonriendo.
Mousse nunca me lo ha dicho pero recuerdo claramente que fue él quien me salvó aquella noche. Tampoco nunca se lo agradecí. No hablamos de eso, es solo un secreto que no sentimos necesidad de compartir con nadie más.
A pesar de todo lo considero un buen tipo. Su mujer es historia aparte. Tienen dos hermosos hijos, pero ella ni siquiera los mira. Pasan el día jugando en el mercado, el puerto o la playa, mientras ella se queda refunfuñando en la casa que tienen a las afueras de la ciudad, en el campo. Cosas de Amazonas, supongo.
Después de unos minutos de charla amena sigo mi camino a casa mientras el cielo me va mostrando un manto lleno de estrellas.
Japón es tan hermoso y aún no hemos recibido la primera nevada.
La noche ha caído ya y las farolas de la calle se encienden a mi paso.
-Estoy en casa-anuncio quitándome los zapatos y mis dos hijos menores salen corriendo a recibirme.
-Madre, te extrañamos mucho-chillan colgados a mi falda.
-Padre está preparando la cena-Akira me besa en la mejilla y sigue su camino por el pasillo leyendo concentrado un libro de medicina. Sus exámenes de admisión a la universidad están cerca.
-Son albóndigas de pulpo Madre?-pregunta ansioso Matsumoto quien acaba de ser elegido para el equipo de lucha de la secundaria.
-Dejen que entre niños.-respondo y le doy la bolsa con la compra a mi hija que espera callada hasta que sus hermanos terminan su perorata.
-Madre me ayudarás con la tarea de matemáticas?, estoy muy confundida y padre solo me confunde más con sus explicaciones-suplica Midori, la única chica entre mis hijos.
-Claro, después de la cena-le contesto acariciando su cabello.
Entramos juntos a la sala donde recibo toneladas de información y me separo de ellos minutos después para ir a la cocina.
Ranma prepara con destreza los platillos y yo no puedo evitar reír al verlo usar el delantal que hice para él. No es una obra maestra exactamente, de hecho es bastante malo pero en el cuerpo de mi esposo todo se ve increíble.
-Hola amor, que bueno que llegas, los chicos me estaban volviendo loco-dice dándome un beso demasiado breve para mi gusto.
-Lo siento, tardé un poco está vez.
-No te preocupes-responde sonriendo-Cómo está ella?.
-Igual, ya sabes cómo es. Dejé lo que me pediste y limpié un poco pero cuando se puso con sus majaderías la dejé hablando sola.
-Akane, te dije que yo podía ir, no tienes que hacerlo siempre tú.
-Olvídalo, prefiero ir yo a que vayas tú con Ukyo.
-Pero, por qué eres tan celosa?. Sabes que eres la única para mí.-responde él y me abraza con fuerza.
-No me importa, no quiero que vayas y punto.
-Bien.-admite finalmente Ranma y yo lo beso con el mismo amor con que lo he besado desde la primera vez.
-Pueden dejar de hacer eso?, es asqueroso-nos saluda nuestro tercer hijo que ha entrado a tomar agua a la cocina.
-Largo de aquí, tu madre y yo necesitamos un poco de privacidad-responde Ranma y yo rio entre sus brazos.
La verdad es que Ukyo no quiere que Ranma la vea en silla de ruedas. Ella resultó herida durante una discusión con Ryoga que no sé bien con qué objeto la golpeó pero la lesión la dejó imposibilitada para caminar, amén de la cicatriz que ahora lleva en el rostro y desde entonces permanece encerrada en una vieja casa en el campo, que es lo único que pudo conservar de lo que alguna vez fue su herencia.
Ella, vanidosa como era, no soportó la idea de ser vista por nadie en tal estado y permanece por voluntad propia encerrada en aquel lugar.
Cuando supimos la suerte que había sufrido, Ranma le llevaba comida preparada al hospital pero cuando fue dada de alta se negó a recibirlo en aquella casa.
Fuimos juntos a visitarla en varias ocasiones pero con el mismo resultado, nunca nos dejaba pasar.
Al final acordé ir solo yo y ella se sinceró conmigo.
Tras sus extrañas confesiones pude entender lo que sentía medianamente y desde entonces paso por su casa una o dos veces al mes para llevarle lo que le haga falta y limpiar un poco.
-Era joven y no pensaba demasiado las cosas, sabes?. Estuve con Ryoga un par de veces antes de que me comprometieran con Ranma-me explicó un día mirando a través de la ventana.-Luego, cuando supe que Ranma era mi prometido y lo conocí un poco más, cielos, realmente me enamoré de él.-añade con un suspiro.
Tuve que hacer uso de toda mi paciencia para que mis celos no se hicieran presentes.
-Y entonces, el desgraciado de Ryoga me convenció de estar juntos una última vez el día de mi boda. Todo fue una trampa.-Ella hace una pausa y me mira finalmente-No pongas esa cara, ya te lo dije era joven y no pensaba las cosas.
-No he dicho nada Ukyo.-le contesto mientras acomodo la comida en la pequeña nevera que le hemos comprado.
-Ranma nos sorprendió y lo usó para negarse a casarse conmigo. En realidad nunca terminó de aceptar nuestro compromiso.
Vuelve a distraerse con la primavera que adorna el paisaje exterior y luego continúa.
-Le supliqué que no me delatara con mi padre y él aceptó. "No te preocupes, nunca se lo diré a nadie", me dijo. Eso solo hizo que me enamorará aún más de él. Y así es como seguimos comprometidos hasta que él te tomo como esposa.-su voz pasó de un tono melancólico a uno de molestia y esa es mi señal para marcharme.
-Madre, la tía Kasumi y el tío Tofu acaban de llegar!-es nuestro quinto hijo que se nos ha unido en la cocina-Tus hijos menores están sobre ellos intentando robarle los dulces que trajeron.
-Y Nabiki no vino con ellos?-pregunto alejándome de Ranma.
-No lo sé Madre, pero ven a ver a tus hijos, son como pirañas-rie divertido y él y su hermano se marchan antes de que nosotros salgamos.
-Ella llamó más temprano, dice que no vendrá hasta mañana, hoy irá a una cena de negocios.
Nabiki se hizo cargo de la tienda de la familia Saotome en las afueras de la ciudad desde hace mucho tiempo, incluso antes de que la guerra hubiese terminado. Resultó que ella era muy buena comerciante.
Tofu y Kasumi siguen juntos con un bebé en camino, aunque mi hermana a postergado la boda por tercera vez. En parte la entiendo, la muerte inesperada de nuestro padre sucedió apenas días antes de la primera fecha de su matrimonio.
-Bienvenidos-saludamos a nuestros invitados que ya están en la sala rodeados por los chicos.
La undécima cena de navidad en familia después del fin de la guerra transcurre llena de anécdotas y risas.
Contemplo el rostro sonriente de todos mis hijos sentados en la mesa y la devoción amorosa de Tofu por Kasumi que acaricia su rostro delicadamente para limpiar una lágrima que se le ha escapado al recordar a papá. Justo entonces me encuentro con la mirada atenta de mi amado Ranma quien me sonríe y extiende su mano sobra la mesa hasta alcanzar la mía.
-Te amo-me susurra.
-Yo igual-digo acercando mi rostro al suyo para besarlo.
Al terminar la cena Tofu anuncia y revela su más reciente adquisición: una cámara fotográfica.
La última vez que nos tomamos una foto fue el día de nuestra boda y debido a las circunstancias que hemos pasado no sé dónde está.
Nos reunimos todos en la sala y Tofu acomoda la cámara, se une a nosotros y sosteniendo un botón rojo que va unido a un cable hasta la cámara nos dice: Sonrían! y acto seguido una luz brillante nos deslumbra.
Colgamos esa foto en nuestra habitación, realmente adoro que sea una de las primeras cosas que veo al despertar.
-Ranma, date prisa, llegaremos tarde!-me quejo por sexta vez mientras espero a que salga mi querido esposo.
El menor de los chicos se ha marchado a la universidad este año y ahora acostumbramos a bajar a la playa para disfrutar del atardecer.
-Ya voy, cariño-responde asomando finalmente su rostro.- Deberíamos comprar un auto, Akane.
-Y perdernos nuestras caminatas?, claro que no.
-Tú lo dices por qué eres 15 años más joven, pero a mí ya me duelen las rodillas.
-Ay, mi pobre viejito cascarrabias!.
-No me molestes!.
-Eres un tonto-le digo mientras le saco la lengua burlonamente.
Cómo podría haber sido mi vida sin ti?
No tengo idea, nunca he pensado en eso.
Para mí la vida empezó la mañana en que te vi en la estación del tren.
Tenía 16 años cuando te conocí y tú acababas de cumplir 31, 17 cuando nos casamos, veintitantos cuando perdí a nuestro bebé y quedé estéril.
Tuve tanto miedo de que me dejaras por una mujer que pudiera darte hijos. Pero seguiste aquí, sonriéndome cada mañana.
He vivido como tu esposa durante los últimos 43 años y ahora sé que no me queda mucho tiempo más.
Ah, voy a morir y aún hay tantas cosas que quería compartir contigo. Ojalá pudiera quedarme un poco más a tu lado.
-Mira lo que encontré Akane- Ranma a vuelto y esconde algo detrás de su espalda.
Mis lágrimas, que hace mucho no brotaban salen de mis ojos sin que pueda evitarlo.
Lo que Ranma a traído con él es una copia enmarcada de la foto de nuestra boda.
-La conseguí en el archivo del ayuntamiento-me dice sonriendo.
-Oh, Ranma, gracias!-le respondo abrazándolo con las fuerzas que me quedan.
-Mira lo joven que estaba-empieza a hablar acostado junto a mí.
-Aun sigues siendo tan apuesto-respondo acariciando su rostro.
-Claro, no me extraña que te hayas enamorada de mí.
-Ay, eres un egocéntrico!.
-Y así me amas, verdad?.
-Por supuesto-le digo y acto seguido le doy un beso, tiene unas ojeras en el rostro que no había notado hasta ahora y sus ojos azules lucen cansados y tristes.
-No te vayas Akane, no puedo vivir sin ti. No sé cómo hacerlo, no me dejes.-suelta en un sollozo.
Yo odio verlo quebrarse así, odio la idea de dejarlo.
Siempre odié que él se despidiera de mí y me odio a mí misma por ser quien debe decir adiós ahora.
-Tonto-contesto abrazándolo contra mi pecho-Estoy aquí, no me he ido a ninguna parte. Y cuando lo haga todavía tendrás a todos nuestros hijos y nietos, nunca estarás solo.
Estamos a mitad de otoño, los días se sienten especialmente largos y el clima es deliciosamente templado, pero me siento cansada y quisiera dormir todo el día, aún así hoy tomamos el desayuno en el jardín y planeamos ir como cada tarde a la playa para ver el atardecer juntos.
.
.
.
.
.
.
.
Fin
Nota de la autora:
Honestamente el capítulo anterior era el final, lo ha sido por dos años al menos, pero mientras editaba este fic en Wattpad para compartirlo en FanFiction me di cuenta de que algo faltaba por contar, está vez desde la perspectiva de Akane.
Se suponía que sería un capítulo más feliz pero no sé qué me pasa, tal vez sea por la época en que desarrollé la historia, pero siempre me gana la melancolía con él y terminó siendo de esta manera.
Como dato el otoño en Japón transcurre entre septiembre y noviembre. En esta historia Akane fallece durante el mes de octubre y aunque no lo mencioné Ranma falleció poco antes de llegar navidad.
No me maten si les resulta demasiado triste o melancólico, realmente le tengo mucho amor a este fic y cuando lo leo me deja siempre igual.
Ahora sí, esto es todo de El Amor en tiempos de guerra!.
Gracias por leer hasta aquí
