Hola, hola, Luna de Acero reportándose.

Aquí el segundo capítulo de esta historia, han estado pidiéndomela por todas partes jaja. Bueno, por lo visto les ha gustado, al final van a ser tres capítulos, porque ya llevaba como 10 mil palabras y me faltaba muchísimo más para terminar y dije: Ah, no, no wa llegar, se hace interminable. Así que decidí cortar por lo sano y armar dos capítulos más y listo. El próximo y último, para el fin de semana que viene, hago lo que puedo, no me exijan, jaja.

Bueno, eso nomás, cuídense mucho, anden por la sombra, sean amables y sean felices, los adoro mis lunaceros!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi completa invención.

Advertencias: Lenguaje vulgar, palabras altisonantes, un poco de angustia y drama porque... no hace falta explicar ustedes ya me conocen, igual y van a poder soportarlo y a ver si se animan a decirme cómo creen ustedes que va a terminar este despiplume, los estaré leyendo.


.

.

"Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido.

Ahora es el momento de comprender más, para temer menos."

Marie Curie

.

.

Quedó en que apenas terminara la reunión Levi iría a casa de su amiga, sentía que se le había bajado la presión y estaba un poco tembloroso.

—¿Estás bien? —Sintió la voz a su espalda y notó que era Eren, así que intentó mostrarse lo más íntegro posible.

—Sí, es que… muchos dulces, no estoy bien del estómago.

—Ya veo.

Eren carraspeó y encendió un cigarrillo, el ambiente se tornó incómodo y Levi sentía que iba a vomitar allí mismo, por lo que decidió que mejor se iba.

—Disculpa —lo detuvo Eren acercándose con rapidez—. Eh, me preguntaba si podríamos, uh, bueno, ir a tomar un café, me gustaría tener una charla privada contigo.

Levi lo miró y asintió pero no se movió en absoluto, por lo que Eren luego de fumar un poco más agachó la cabeza y sacó su celular.

—¿Tal vez deberíamos intercambiar números?

—Oh, claro, sí.

Luego se despidió apurado y se fue, le dejó un beso a su madre en la mejilla, igual que a Mikasa y salió como corcho de champagne por la puerta. Sus manos temblaban cuando intentaba encender el auto y luego de conducir unos quince minutos aparcó a un costado de la ruta, apoyó su frente contra el volante y gritó con fuerza. Luego tomó su móvil y llamó a su amiga.

—¿Ya puedes hablar? —preguntó, ya que en la llamada anterior lo había escuchado resoplar y luego le había colgado repentinamente.

—Sí, ya puedo —dijo con voz desganada.

—¿Qué es eso de "alpha equivocado", ah?

—No lo vas a creer, Han, te juro que mi vida parece un puto drama coreano, quiero llorar y tú sabes que yo jamás lloro, bueno solo cuando las hormonas explotan para la mierda.

—¿Dónde estás? ¿Quieres venir, o puedo ir a verte?

—No, no, yo… no puedo hoy, luego vemos.

—Levi, me estoy asustando, ¿qué sucede?

—Para hacer las cosas simples, el alpha que me preñó… es el prometido de Mikasa.

Hange se quedó muda mientras intentaba entender el peso del problema.

—¿Han?

—Puta madre.

—Diablos, sí. ¿Qué le hice a Dios para que me castigue así? ¿Es porque soy ateo? Mañana iré a la iglesia, daré limosna, joder.

—E-espera, Levi, ¿estás seguro, seguro? ¿O más o menos seguro?

—Completa y absolutamente seguro. Llegamos con mi madre a la recepción en casa de tía Kiyomi y su nuevo marido. Ahí estuvimos tomando té por no sé cuánto tiempo porque Mikasa y su futuro esposo estaban demorados, y entonces llegaron.

—¡Santa berenjena! ¿Pero estás seguro?

—¡Carajo, Han, sí, sí! ¿Cuántas veces tengo que confirmártelo?

—Bueno, es que lo viste una sola vez, esa noche y ya, a lo mejor estás sugestionado.

—Primero, no soy un idiota, no estaba ebrio esa noche, no del todo, por si fuera poco no fue solo esa noche, fue todo el siguiente día, además se llama Eren, dudo que haya muchos tipos fornidos, atractivos, de cabello largo y hermosos que… bueno, ya, ¡es él! Deja de preguntar.

—No lo puedo creer.

—¿Y cómo crees que estoy yo?

—Ay, Li, ¿qué vas a hacer?

—No estoy en condiciones de responder eso en este momento —dijo sintiendo que las emociones empezaban a subirle por la garganta.

—Claro, entiendo, escucha, mañana voy a tu casa, ¿quieres? De hecho, estoy haciendo lemon pie en estos momentos, te llevo un poco.

—Sí, estaría bien —dijo inspirando para retener las lágrimas y estiró su mano a la cajuela del auto para sacar algunos pañuelos descartables.

—Amigo, ¿estás llorando?

—¡NADIE ESTÁ LLORANDO!

—De acuerdo, de acuerdo.

—Han…

—¿Sí?

—¿Puedes venir a mi casa un rato? —Su voz esta vez se sintió rota.

—Claro, Li, dame una hora que ya llega Moblit así se queda con los niños.

Cuando Hange llegó a casa de su amigo, Levi estaba encerando el piso, por lo general si tenía un día estresante en el trabajo, o acontecía algún problema complejo, siempre se ponía a limpiar y ordenar como si se le fuera la vida en ello.

Llamó al delivery y pidió una pizza grande porque cuando había problemas a ella le daba por comer. El omega se dio una ducha rápida y cuando regresó Han ya tenía todo listo en ese rincón del living que siempre convertían en una especie de "nido", con mantas, botellas de cerveza (en este caso sería de bebidas gaseosas) y comida chatarra. Una o dos veces al mes hacían su fiesta viendo videos, comentando chismes, criticando noticias y compartiendo memes de las redes sociales.

Hange empujó una porción de pizza contra la boca de su amigo que no reaccionaba.

—Anda, no es divertido si como sola. Y ya cuéntame de una vez como fue ese reencuentro.

Levi le aventó un almohadón en la cara que le desacomodó los anteojos.

—¡No es una puta comedia romántica, es la vida real, Han! ¡Ugh! Mikasa estaba tan radiante y feliz, sonreía a todos, ¡sonreía! Ella casi nunca lo hace.

—¿Y qué te dijo el susodicho?

—Pues nada, nos saludamos así a la distancia, ¿qué íbamos a hacer? Me empecé a marear y sentirme descompuesto y fui afuera a tomar aire, ahí fue cuando te llamé.

—¿Y eso fue todo?

—¡¿Acaso te parece poco, loca?!

—No, no, pero pensé que tal vez él y tú habían intercambiado algunas palabras.

—Eh, bueno… él se acercó luego y… —la mente de Levi estaba en blanco y Hange lo miraba absorta en sus expresiones—. Mierda. No recuerdo qué hablamos.

—¿Cómo que no recuerdas? Anda, esfuérzate un poco, Li, piensa, piensa —dijo empujándolo de un hombro pero nada le venía a la mente.

—¡Ah!

—¿Ya recordaste?

—No, no exactamente pero creo que, mmm —tomó su celular y buscó—. Aquí, intercambiamos números.

—¡EL PERFIL, MIRA LA FOTO DE PERFIL!

—¡Cál-ma-te! —gritó Levi mientras volvía a golpearla con el almohadón—. Joder, se supone que vienes a ayudarme no a alterarme.

Una vez que se calmaron las cosas fueron al perfil de Telegram del alpha y miraron ahí.

—¡Levi! ¡Está más rico que comer pollo frito con las manos!

—Bueno, bueno, ya suelta —dijo sacándole el celular, luego miró él la foto donde Eren estaba algo despeinado y cara de chico malo, se mordió el labio inferior—. Está super guapo, ¡pero ese no es el punto! El punto es que se va a casar con Mikasa.

Y nuevamente se hundió entre las colchas mientras sus ojos se humedecían.

—Siempre está la posibilidad que los hijos no se parezcan a él.

—La mentira tiene patas cortas, Han. No podré ocultar esto toda la vida.

—¿Y si simplemente le cuentas la verdad a tu prima?

—¡No!

—¿Por qué no? No es tu culpa, tú ni siquiera conocías a su prometido.

—Si te estuvieras por casar y aparece un familiar embarazado de tu futuro marido, ¿cómo te sentirías, Han? No puedo hacerle esto. Definitivamente la vida me odia.

—Deberías hablar al menos con él, ¿cómo se llamaba?

—Eren.

—Amigo, deberías hablar con Eren y decirle.

—¿Decirle qué? "Hola, Eren, tengo que decirte algo, espero mellizos, por cierto tú eres el padre, campeón", ¡uhg!

Esta vez fue Hange quien molió a almohadazos a Levi, al final terminaron agitados después de una guerra sobre el sofá.

—Levi, como tu mejor amiga es mi obligación hacerte reflexionar y debes decirle.

—Nada bueno saldrá de decirle.

—Nada bueno saldrá de no decirle.

—Me pedirá que a-a, ni siquiera puedo decirlo —dijo mientras abrazaba un almohadón contra su cuerpo.

—Mira, yo creo que deberías escuchar que tiene él para decirte, a fin de cuentas te dio su número ¿no? Es por algo, es una señal.

—Deja de fantasear, tanto ver k-dramas te afectó el cerebro. Además, no recuerdo si yo le pedí su número o fue él. Joder. Nunca voy a escribirle.

—Entonces, si él te escribe y te pide que se reúnan, deberías aprovechar para decirle.

—Dudo que me escriba, pero está bien, si lo hace, tal vez considere contarle la verdad. Ahora pásame una rebanada, ya tengo hambre.

—¿Vemos algo en la tele?

—No tengo ganas.

Brr. Brr.

—Levi, tu celular está vibrando.

—Debe ser alguna actualización de algo, o alguna estúpida notificación de alguna estúpida red social —dijo dándole un enorme bocado a su porción.

—Dice "Eren", en la pantalla.

Levi se atragantó y luego mató a almohadazos a su amiga porque le estaba gastando una broma.

Lo cierto es que Eren le escribió dos días después y le pidió si podían encontrarse a tomar un café y charlar un poco. Estuvieron con Hange escribiendo y ensayando un discurso, les tomó por lo menos cuatro horas, para poder explicar adecuadamente el tema de su embarazo.

El día anterior al encuentro Levi apenas pudo conciliar el sueño debido a los nervios, así que usó un poco de corrector de ojeras para esconder su cara demacrada esa tarde. Mientras manejaba hacia la cafetería repasaba en su cabeza una y otra vez todas las palabras, todas las formas, las posibilidades infinitas en que abordaría el tema. Estuvo quince minutos estacionado antes de descender del vehículo y llegó diez minutos tarde, algo que normalmente sería inaceptable para su conducta obsesiva, sin embargo era una ocasión inusual y difícil de afrontar.

Cuando Levi llegó se sorprendió de encontrar a Eren sentado en un rincón frente a una ventana, mirando hacia un patio interno de la cafetería. Con que el alpha sí era puntual, eso era bueno. Inspiró y caminó decidido al lugar.

El alpha se veía… bueno, bastante apuesto, parecía como si hubiera puesto esmero en verse presentable, o tal vez había salido de su trabajo y ya. Se saludaron a la distancia, aunque Eren se puso de pie al llegar Levi.

Pronto un mesero se acercó, Eren pidió un americano doble y Levi un té negro, cuando el hombre del servicio se retiró Eren sonrió suave y dijo:

—Las mismas bebidas de la otra vez.

Levi estaba tan nervioso que tuvo que repensar tres veces antes de darse cuenta a qué refería.

—Ah, sí.

Si bien tenía mucho que decirle, ahora frente a frente su convicción se desmoronaba como un castillo de naipes. Tamborileó sus dedos sobre el borde de la mesa tratando de juntar un poco de valor para afrontar lo que se venía.

—No volviste al bar.

—¿Qué? —preguntó Levi mientras levantaba su rostro y se encontraba con la tranquila y penetrante mirada de Eren.

—¿El bar? ¿"El griego"?

—Ah, el b-bar, sí, digo no, no, yo, no soy de… no era, lo hice un par de veces pero no para… No, no volví.

Levi miró nerviosamente alrededor.

—Yo volví un par de veces, pensé que te iba a encontrar.

—Bueno, nos volvimos a encontrar, aunque las circunstancias fueron diferentes.

Levi estaba tan preocupado que no estaba prestando atención realmente a lo que Eren le decía.

—Me alegra que hubieras aceptado reunirte conmigo.

—Sí, bueno, supongo que quieres saber si yo hablaré o diré algo a mi familia, puedes estar tranquilo, no diré una sola palabra, por el bien de todos es mejor que nadie sepa —comenzó a hablar Levi con mayor seriedad e irguiéndose sobre su silla, Eren levantó ambas cejas sorprendido.

—Oh, bueno, supongo que sería mejor mantener lo sucedido entre nosotros, por ahora.

—Por eso dije que no te preocupes, yo no diré nada. Sin embargo, hay cierta circunstancia que… bueno, cómo te explico —Levi se mojó los labios y el mesero dejó el pedido frente a ellos.

—Continúa —pidió Eren y Levi lo miró con dudas.

—No es fácil, decirlo, de hecho —Endulzó su té con apenas media cucharadita de azúcar, bebió un trago y suspiró—. Luego de que pasó lo que pasó, la verdad es que yo me olvidé de… mejor te cuento esto, como sabes soy un omega, bueno, es todo lo que sabes y mi nombre y que soy pariente de tu futura mujer, pero hay otra cosa que…

—Tranquilo, dime lo que necesites, no te sientas cohibido, por favor.

—Sí, eso intento, pero te juro, no es tan simple. El punto es… muchas veces en mi vida intenté —volvió a suspirar y Eren comenzó a ponerse nervioso, ¿qué estaba sucediendo? —. ¿Recuerdas que dije que luego de ese encuentro yo tomaría la píldora del día después?

Levi sintió escalofríos ante la atenta mirada de Eren, quien de inmediato abrió ligeramente la boca y cerró los ojos con fuerza. Luego los abrió y lo miró de nuevo.

—¿Estás embarazado?

—Sí.

¿Adónde se había ido el super discurso cuidado y que les había llevado tantas horas hacer? Como sea, ya estaba dicho lo más importante. Levi no supo cómo, pero pudo sostenerle la mirada al alpha.

Eren apoyó su espalda contra el respaldar de la silla y bebió un trago de su vaso térmico mientras su rostro mantenía una expresión neutral y seria. Pero los minutos pasaban y no decía nada, el omega estaba que ya no daba más, por lo que decidió hablar.

—No estoy esperando que me digas que vas a hacerte cargo, esto fue un… eh, una negligencia de mi parte porque yo te dije que iba a tomar la bendita pastilla, pero bueno, también es cierto que yo no me embarazo fácil, de hecho, es tan extraño. Me hice muchos estudios para estar seguro y así están las cosas.

—Esto es inesperado —habló por fin el alpha y levantó su mirada, Levi trató de mostrarse tranquilo pero tenía a su corazón brincando dentro de su pecho y comenzó a sentirse mareado.

—Lo sé. Lo siento.

—¿Por qué te disculpas?

—Por… yo dije que tomaría la píldora y bueno.

—Sí, es verdad pero tampoco es como si me hubieras obligado a acostarme contigo sin protección, también es mi culpa.

dejó de funcionar.

El omega lo observaba sorprendido, esperando aún la acusación, el enojo, el reproche, pero nada de eso sucedió, esta vez él se quedó sin palabras y apretó los labios porque el alivio que le sobrevino fue tan grande que tuvo ganas de llorar. Nunca en toda su vida se había sentido tan malditamente sensible, debido al embarazo su estabilidad emocional estaba desapareciendo.

—¿Estabas preocupado por cómo reaccionaría? —preguntó Eren y Levi sonrió con algo de pena y asintió porque seguía sin poder tomar control de sus cuerdas vocales—. Estás un poco pálido, ¿te sientes bien?

Levi volvió a asentir y tomó un trago de su té, inspiró y se apretó el puente de la nariz y al fin se calmó un poco.

—La verdad es que no me esperaba esto para nada. ¿Cómo te sientes tú con la noticia?

—¿Y-yo?

No solo no había ni una brizna de hostilidad en Eren, sino que le preguntaba cómo se sentía, era bastante desconcertante. Levi bajó la mirada a su taza y se preguntó si estaría bien ser honesto. Bueno, no "tan" honesto.

—La verdad es que, yo tenía planeado tenerlo hasta que descubrí que eras el prometido de Mikasa. Ella es muy especial para mí, cuando era pequeña solía cuidarla, pasábamos muchas horas juntos —recordó con melancolía—, era casi una hija para mí. Cambiaba sus pañales, le daba de comer, la llevaba a la plaza, asistía a sus fiestas de té con sus muñecos… lo que intento decir es que jamás haría nada que pudiera lastimarla, incluso esto, si yo hubiera sabido que tú eras su prometido es obvio que no… Me siento muy triste, si ella se enterara le rompería el corazón, no quiero verla llorar.

—Entonces, ¿ya tomaste una decisión?

Eren notó como los dedos de Levi temblaban y como se aferraba a la taza para que no se notara. Hubo otro silencio largo e incómodo.

—Entiendo, no has tomado una decisión aún. ¿Te reuniste conmigo para saber qué opinaba al respecto?

—Ah, no lo sé, solo me pareció importante que supieras, ya que sea cual sea el camino que esto tome… en realidad no iba a decírtelo, pero una charla con mi mejor amiga me hizo reflexionar, lo correcto era que te lo dijera.

—¿Por qué no querías decírmelo?

Levi dudó unos segundos antes de responder, sus manos instintivamente se entrelazaron sobre su regazo y su mirada se tiñó de tristeza.

—Ya sabes por lo de la ley…

—¿La de paternidad alpha? —Levi asintió—. ¿Tenías miedo de que pidiera que lo abortaras?

El omega se estremeció y ni siquiera pudo mover la cabeza afirmativamente.

—¿Por eso tampoco volviste al bar?

—A-ahora las cosas son diferentes, te vas a casar con mi prima, una situación así… incluso si se aclaran los términos, sería muy malo para toda la familia.

Eren lo escuchaba atentamente, pero Levi parecía estar hablando más con él mismo que con el alpha.

—A ver, Levi, dime honestamente, si yo no fuera el prometido de Mikasa, ¿tendrías al bebé? ¿Incluso si fuera por tú cuenta, como padre soltero?

El omega levantó su rostro y sus ojos estaban llenos de brillos, como si se hubiera iluminado de repente, incluso abrió la boca para responder, pero entonces volvió a opacarse y perder el entusiasmo.

—No hablemos de escenarios imaginarios, la realidad es esta, eres el prometido de Mikasa y no quiero arruinar su felicidad, no se lo merece.

—Entonces sí tomaste una decisión.

Levi nuevamente bajó su rostro y se perdió en las pequeñas ondas que se formaban sobre la superficie de su té. No pudo responder.

—Quisiera que escucharas que opino al respecto —dijo al fin Eren y Levi parecía encogerse cada vez más en su asiento—. ¿Quieres saber o no?

—Sí.

—Si bien yo tengo la mitad de la responsabilidad en esto, tú eres quien tiene la última palabra Levi —el omega lo miró con duda—. Es tu cuerpo, por ahora no hay un ser humano, solo un embrión y decidas lo que decidas hacer, estaré para apoyarte. Si decides abortar, iré contigo a la clínica y te acompañaré lo que haga falta, si decides tenerlo, quiero formar parte de la vida de mi hijo. Como sea, no te vas a librar tan fácil de mi —soltó al último con una sonrisa tranquila.

Levi sintió como si le llenaran el corazón con calidez y tuvo que contener la respiración un poco para no largarse a llorar, ¡malditas emociones! Quiso decirle que no era un solo bebé, sino mellizos, pero lo cierto es que Eren no era su pareja, ¡era el futuro marido de su prima! Y hasta que no tomara seriamente una decisión esa información era mejor no decirla.

—Supongo que estás de dos meses, ¿cierto?

—Sí.

—No queda mucho tiempo para decidirte.

—No —miró sus manos y volvió a sentirse mareado, cada vez que pensaba en el procedimiento para deshacerse de su embarazo sentía una gran opresión en el pecho—. No hay mucho que pensar tampoco. Si yo… si yo a-aborto, ¿me vas a acompañar?

—Lo haré —dijo Eren con una expresión sombría y triste.

—Lamento haberte metido en todo este lío.

—¿Qué sucede contigo? No seas tan amable, no es necesario. Somos dos personas adultas, los dos decidimos tener relaciones, los dos decidimos no cuidarnos, ya te lo dije, la responsabilidad es de ambos, y ambos debemos responder por los resultados. No voy a presionarte, pero yo no te estoy pidiendo que abortes, que eso quede claro.

—Tampoco tengo otra opción.

—¿Por qué?

—¿Cómo por qué? ¡Por Mikasa! Bueno, por ti también, tienen un proyecto de vida juntos, planes, van a unir sus vidas y…

—Ya, lo entiendo. Creo qu-

—Espera, ha sido un muy largo día, no he dormido bien anoche, no estoy en condiciones de seguir conversando al respecto, lo siento, pero debemos posponer la charla un poco, ¿puede ser?

—¿Te sientes mal?

—No, solo estoy cansado, estresado, necesito descansar un poco.

—¿Te llevo a tu casa?

—No, vine en mi auto. Escucha, te escribiré o escríbeme tú cuando estés disponible, o nos llamamos, no sé, ya veremos.

Levi levantó la mano para llamar al mozo y no dejó que el alpha pagara. Sin embargo cuando estaba llegando a la puerta comenzó a ver borroso y no llegó a afirmarse de ningún lado que le fallaron las piernas, Eren lo alcanzó a agarrar antes de que golpeara en el piso. La chica del mostrador y uno de los mozos corrieron a ayudarles, mientras el gerente del local llamaba a la asistencia médica.

Fueron algunos segundos que todo se le puso negro y luego recobró el conocimiento, se sorprendió de ver tanta gente encima, lo habían sentado en un silloncito que era parte de la decoración en la sala frente a la recepción. Levi explicó que estaba un poco anémico y que no era algo de importancia, sin embargo Eren no dejó que se fuera hasta ser chequeado por el médico que habían llamado. El médico le recomendó reposo por dos días, que pidiera una consulta con su médico de cabecera y que en lo posible no hiciera ejercicios o movimientos bruscos.

—Dame las llaves de tu auto, te llevo —dijo Eren.

—No, estoy bien.

—No estás bien, si te desmayas frente al volante puede ocurrir una fatalidad. Dame las llaves de una vez.

A regañadientes Levi se las entregó, pero fue caminando al auto, no sin antes advertirle a Eren con una ceja enarcada y mucho temple:

—No soy un debilucho, así que no me trates así.

Luego que subieron y Eren encendió el motor Levi se disculpó.

—En realidad tengo muy buena salud, esto es algo inusual.

—Estás embarazado, muchas cosas serán inusuales, tampoco creo que seas alguien débil, si eso te preocupa. Aunque es notable que no estás acostumbrado a que te cuiden.

—No necesito que me cuiden, puedo solo. Toma la 68 hasta Califax y luego doblas a la derecha hasta la 24.

—Muy bien, a veces no se trata de que necesites cuidados, sino de relajarte un poco y dejar que alguien te consienta y haga las cosas por ti, ¿no te gusta la idea?

—No me gusta depender de otros, supongo que lo esperable es un omega que esté chillando y temblando por la presencia de un alpha, yo no soy así.

—En realidad eso es un prejuicio. Mi madre es una omega muy enérgica, más bien diría que mi padre es el que le sigue el ritmo.

—Sí, tienes razón, tal vez sea un prejuicio. Suelo estar a la defensiva porque en general muchos me subestiman, en el trabajo, en la vida en general, no es que quiera ser desagradable, es solo… esa sensación de que te miran con lástima, detesto eso. No importa si eres omega o alpha, puedes ser fuerte e independiente.

Eren frenó en un semáforo mientras una fina llovizna comenzaba a caer, miró de reojo el perfil de Levi, ¡qué hermoso era! Y lo más atractivo era su personalidad, esa actitud arrojada. En la cafetería le había sorprendido verlo tan tímido, como queriendo esconderse, pero seguramente era por los nervios, Levi no era así, se notaba el cambio a medida que entraba en confianza y era, con total franqueza, muy encantador.

—Coincido contigo. En lo personal creo que los omegas deberían soltarse más, dejar de sentirse tan condicionados, por suerte la sociedad y sus estúpidas normas están cambiando.

—¿A qué te dedicas?

—Soy abogado, ¿y tú?

—Soy gerente de finanzas, tengo una licenciatura en comercialización y una especialización en comercio exterior. Me gustan los números, y vivir bien.

—¿Te la hicieron difícil, eh?

—Ni te imaginas. Cuando ingresé a la empresa hace ocho años atrás me tenían de mandadero, supe aprovechar mis habilidades, hice los movimientos correctos, hoy estoy dirigiendo a mucha gente que en su momento me había tildado de incapaz, es bastante gratificante.

—¡Vaya! Espero no tenerte nunca de enemigo.

—¿Mmm? Creo que lo estás malinterpretando, no me gustan las venganzas. Yo pienso que es mejor que aquellos que te detestan te vean triunfar, con eso es suficiente para que se atraganten. Soy estricto con mi equipo de trabajo, pero nunca presiono más de lo que son capaces de dar.

—¿Era cierto que estabas soltero? Quiero decir, como lo mencionaste ese día en el bar.

—Sí, es cierto, estuve casado hace unos años, pero no funcionó. Parece que es difícil llevarse bien conmigo.

—Hasta ahora no estoy de acuerdo con eso.

—No me conoces lo suficiente. ¿Y tú qué? ¿Hace cuánto que sales con Mikasa?

Eren hizo cálculos mentalmente.

—Según ella seis años y según yo cuatro.

—¿Eh?

—Es que hubo un período largo en que tuve que irme a estudiar al exterior, le dije que cortáramos la relación, pero ella dijo que esperaría. Yo preferí no tener contacto de ningún tipo, eso de estar sufriendo a la distancia no es lo mío, tenía que concentrarme en mi carrera. Y luego hubo unos meses que estuvimos alejados. Me siento cómodo con ella, nos conocemos muy bien.

—¿Tantos años? ¿Por qué nunca dijo nada? Bueno, es cierto que con el tiempo y mi obsesión con trabajar tanto nos hemos alejado bastante como familia. Pero me siento un poco mal de no haber sabido nada.

—Bueno, tampoco es como si hubiésemos interactuado mucho con nuestras familias, diría que yo no era del tipo "familiar", pero… ¿aquí, por dónde?

—A la izquierda, hasta la próxima rotonda y ahí la sigues hasta donde está el tanque de agua y por ahí derecho.

—Como te decía, ya cumplí treinta, no quiero tener hijos siendo demasiado grande, quiero disfrutar mis buenos años junto a ellos.

—Claro, los niños son hermosos.

Levi se deprimió un poco, Eren estaba pensando seriamente en formar una familia con Mikasa, él solo era un escollo, una sombra de destrucción sobre esos planes. ¿Cuánto dinero tenía en el banco? ¿Cuánto le podrían dar por su casa, y por el auto? Si pedía el retiro en la empresa ¿qué monto le darían como compensación? ¿Todo eso sería suficiente para poder irse a vivir a Indonesia y poner algún negocio de venta de gallinas o huevos o lo que fuera?

Suspiró y miró por la ventanilla como las gotitas de lluvia se iban pegando al vidrio.

—Aquí a la izquierda, la tercera casa sobre mano izquierda, la de tejas azules.

Eren ingresó al garaje y para entonces estaba arreciando, Levi suspiró.

—Entremos, te pediré un taxi.

El lugar era acogedor, pulcro, todo limpio, ordenado, con una decoración con colores fuertes que iban desde el azul marino al blanco en las paredes. No había alfombras, el piso era de porcelanato blanco con vetas grises (una simulación de mármol), y había un ligero perfume cítrico flotando en el ambiente. Ventanales grandes que daban a la calle, cortinas transparentes de color blanco. Se sentía caldeado dentro.

—¿Un café? —Luego Levi se golpeó la frente—. Oh, es la costumbre, acabamos de volver de tomar uno.

—Está bien, me gusta el café, acostumbro tomar cinco o seis tazas diarias.

—¿En serio?

—Hazme una, veremos que tan buen café preparas.

—¿Con azúcar?

—Prefiero amargo.

Levi se encogió de hombros y se fue a la cocina, Eren se quedó observando los libros que había en unas repisas, junto a unas esculturas de gatos hechas de porcelana fría, muy bonitas. Sus pies chocaron con algunas bolsas de compras que habían quedado contra la pared. Se acercó a mirar rápidamente, era una persona curiosa por naturaleza y le llamaba mucho la atención saber más sobre los gustos de Levi. Las bolsas eran de negocios de renombre, abrió una y encontró varios peluches, un osito, un perro, una tortuga y un gato, hacían ruiditos suaves al moverlos, como si tuvieran cascabeles dentro, sin duda eran juguetes para bebés. Confirmó cuando de otra bolsa sacó un plato térmico con cubiertos, pero había dos, probablemente Levi era precavido. En otra bolsa había ropa de bebés. Se alejó cuando escuchó los pasos de Levi acercándose con dos tazas humeantes.

Aceptó una taza negra grande y el aroma a buen café fue reconfortante.

—Ahora te pido el taxi.

—Espera un momento, terminaré el café, si no te molesta. Además, ¿hay alguien que pueda venir a acompañarte?

—Oh, no, no hace falta, ya me siento mejor, siéntate, no te estaba corriendo, es solo que con esta lluvia que no parece que vaya a mejorar es mejor ir pidiendo el servicio ahora, con seguridad están con demoras.

—No me siento tranquilo que te quedes solo —dijo Eren poniendo la taza sobre una mesita, se quitó la campera, luego se sentó y siguió bebiendo.

Levi rodó los ojos brevemente pero Eren lo notó y eso le dio ganas de reírse, realmente no le gustaba que otros se preocuparan por él, sin embargo encontraba esa actitud adorable.

—Ya estoy bien te dije, además apenas te vayas iré a meterme en la cama. Dormiré y todo estará bien, hasta ahora hice bien las cosas para cuidarme solo.

—De acuerdo, solo dime si te descompensas o necesitas ayuda, ¿te molesta si te escribo más tarde solo para estar tranquilo?

—Estaré durmiendo, en serio, no te preocupes tanto.

El dueño de casa llamó al servicio de taxis, efectivamente estaban ocupados y demorarían más de media hora.

—¿Así que eres fan de Tolkien?

—Oh, sí, me gustan los libros sobre batallas épicas, mundos mágicos.

—No soy de leer mucho, pero he visto las películas, me gustó mucho El hobbit. ¿Te gusta Harry Potter?

—Un poco, tengo las películas en Blue Ray pero no he comprado los libros, no estoy al nivel de un fan, pero las he disfrutado. ¿A ti te gusta?

—No, tampoco me disgusta, soy más de los animés, solo he leído mangas en los últimos años y bueno, libros de leyes.

—Cierto, eres abogado, ¿alguna rama en particular?

—Penal, también me especializo en litigios laborales.

—Suena complicado, bueno, si necesito hacerle juicio a la empresa en la que trabajo te pediré asistencia, espero me hagas precio.

Eren sonrió.

—Con todo gusto. ¿Tienes mascotas?

—Sí, una tortuga, aunque ahora está hibernando, se entierra todos los años y sale para la primavera. Lenteja.

—¿Lenteja?

—Así se llama.

Eren casi escupió el sorbo de café que había tomado.

—Sí, sí, búrlate, para tu información no la bauticé yo, la heredé y ese nombre ya lo tenía.

—¿Heredaste una tortuga?

—Sí, el hijo de puta de mi tío la puso en su testamento. Tenía una hermosa casa de verano en Camboriú, Brasil, pero decidió donarla a Greenpeace, y yo recibí a su linda tortuga, igual me encariñé con el bicho.

—Bueno, al menos quiso colaborar con el medio ambiente.

—Supongo, o simplemente nos quiso jugar una broma a todos. No es como si esperara algo de todas maneras, me siento orgulloso de decir que todo lo que tengo es gracias a mi esfuerzo —dijo con orgullo.

—Es una casa hermosa en verdad, me gusta la decoración. La mía es un desastre, Mikasa siempre me regaña por eso.

Hubo un silencio incómodo y Levi no tenía ganas de volver a hablar de su prima por el momento, Eren se regañó mentalmente por arruinar el ambiente.

—¿Y tú, tienes mascotas?

—No, lo intenté pero soy alérgico a los pelos de gato, y los perros necesitan mucha atención, creo que no soy una persona de mascotas.

—No te gustan las responsabilidades, tal vez.

—No, no, no es eso, soy responsable de verdad.

Sintieron la bocina del coche afuera y Eren se puso de pie.

—Pensé que tenían demora —dijo con algo de decepción.

—Tal vez se liberó algún coche cerca, como sea, gracias por acompañarme.

—Bien, te escribiré estos días para ver de, eh, reunirnos de nuevo.

—Claro.

Lo acompañó a la puerta y aceptó un beso en la mejilla de despedida. Cerró y largó un suspiro de alivio, hacía un buen rato Hange lo estaba llamando y escribiéndole para que le contara como le había ido. Fue a acostarse y desde allí le mandó un par de audios para informarle las novedades.

—Es un poco… desconcertante, no actuó de ninguna de las maneras que pudimos prever. Es un alpha, diferente, sí, muy diferente.

Los siguientes días caminaba por las paredes, tenía pesadillas, insomnio, fue a hacerse otro chequeo porque estaba aterrado que algo le sucediera a su embarazo, pero al parecer todo estaba normal. Eren le estuvo escribiendo, preguntándole si se encontraba bien, que se cuidara, que descansara, no sabía qué rótulo ponerle a esa relación, porque no eran amigos, tampoco amantes, ni siquiera podía decir que iban a ser padres porque aún no juntaba el coraje suficiente para decidir qué hacer.

No había acomodado las compras que había hecho la última vez con todas las cosas para bebés, las tenía arrumbadas en esa esquina. No sabía qué haría con ellas, ¿regalarlas? Le daba tanta pena tirarlas a la basura y entonces le saltaba la vena emocional y se largaba a llorar mientras se abrazaba el vientre y luchaba contra ese fuerte instinto de conservar a sus embriones.

"¿Puedo ir a hablar contigo mañana por la tarde?", le había escrito Eren esa mañana, no le había respondido, no sabía qué poner, como el alpha siguió insistiendo, aceptó. Su cabeza era un lío, un caos, realmente no sabía qué hacer, ni de qué hablar. Tenía tanto miedo de que Eren le pidiera que interrumpiera el proceso.

Agarró un cuaderno, mientras iba gastando otra caja de pañuelos y comenzó a hacer cálculos, de sus ahorros, de sus bienes personales, ¿qué tanto dinero podía juntar para irse a vivir a otro país?, lejos, bien lejos. Pero luego desistía y volvía a llorar, ¿llevarse a sus hijos lejos de su familia? ¿Nunca conocerían a su abuela? Irse a un lugar desconocido, donde no estarían sus amigos, sus afectos, donde no sabría si podría conseguir un trabajo estable…

Al siguiente día tuvo que usar una bolsita con hielo en los ojos para bajar un poco la hinchazón. Se preparó mentalmente para lo que fuera y le dijo a su amiga que estuviera lista para darle soporte emocional, porque lo iba a necesitar. Puntual, justo a las cinco menos cinco, tocaron a su puerta, atendió al segundo llamado y casi se le aflojan las piernas cuando notó que Eren no venía solo, Mikasa venía con él. ¿Pero qué estaba pasando?

Se saludaron y ambos ingresaron mientras Levi estaba en un blanco mental. Se sentó junto con ellos en los sillones del living y miró a Eren que parecía de lo más tranquilo.

—¡Qué hermosa está tu casa, Levi! —dijo su prima observando alrededor—. Hace mucho que no venía a visitarte, espero que podamos volver a juntarnos más seguido.

Levi asintió, había olvidado hasta como se respira.

—¿Así que ustedes ya se conocían? —dijo la mujer mirándolos a uno y otro y Levi se concentró en el piso sin atinar a responder.

—Algo así, nos conocimos hace… unos dos meses en una situación… un tanto diferente —dijo Eren, que no parecía nervioso o alterado.

—Bueno, ya vinimos, ¿qué es sobre lo que necesitabas hablarnos? —preguntó Mikasa un tanto inquieta.

Levi no podía ni levantar el rostro, sentía que se estaba descomponiendo a una velocidad vertiginosa. Eren se sentó más erguido y comenzó a hablar.

—Verás, yo le pedí a Levi que nos reuniéramos, pues tenemos que ha-

—¡CAFÉ!

La voz del dueño de casa sorprendió a la pareja que lo miraron de inmediato.

—¿A-alguien quiere un poco de café? Lo siento, no les ofrecí nada.

—Bueno, a mí me gustaría un poco de jugo, si no es molestia.

—Claro, ya mismo te traigo —dijo poniéndose de pie como un resorte—. ¿Eren?

—No, gracias.

Esperaron unos minutos que Levi regresó con una bandeja y una botella de jugo de durazno. Eren sirvió al notar que le temblaban las manos.

—Bien, como iba diciendo. No quiero que pase más tiempo —retomó Eren—, me urge hablar sobre un tema muy delicado. Verás, Mika… hace dos meses salí a un bar con algunos colegas, lo cierto es que estábamos festejando un caso que habíamos ganado, la de la señora de la joyería, y yo esa noche me quedé en el lugar y seguí bebiendo por mi cuenta.

Levi intentaba respirar porque todo su cuerpo era un desastre de nervioso. Mikasa no entendía qué estaba sucediendo, pero notaba que el ambiente se estaba tornando muy pesado.

—Esa noche conocía a Levi y nos fuimos juntos —Mikasa abrió grande sus ojos y miró a su primo que se refregaba las manos y tragaba de tanto en tanto—. Ni él sabía que yo era tu pareja, ni yo sabía qué era familiar tuyo, apenas nos dijimos nuestros nombres.

—¿Qué me estás queriendo decir, Eren?

—Tuvimos relaciones.

Levi quería decir algo, pero a la vez no sabía qué. No había nada que pudiera mejorar la situación y aún no llegaban a la peor parte, por lo que dejó que Eren prosiguiera. Mikasa no podía creer lo que estaba escuchando, estaba en shock.

—Lo cierto es que, no volví a tener contacto con tu primo hasta la semana pasada cuando nos reunimos todos en la casa de tu tía, antes nos habíamos visto solo fue esa vez y nada más.

—Dios, no puedo creer lo que estoy escuchando, ¿realmente ustedes…?

—Eso no es todo —continuó Eren y le sostuvo la mirada—. Hace poco me enteré que, bueno tu primo está embarazado.

—¿Es una broma? —dijo elevando el tono de voz mientras cerraba sus puños y su barbilla temblaba.

—No. Soy el padre.

—¡¿Qué?! No, esto, no, espera, no puede estar pasando esto, ¿cómo qué eres el padre?

Levi sintió arcadas y tragó duro para contenerse, apretó los ojos mientras sentía que su nuca se ponía fría, joder, esperaba no desmayarse como la última vez.

—¡¿Cómo es posible que tú seas el padre?! Incluso si se acostaron, ¿cómo es posible?

—Yo anudé en él.

A Mikasa se le deslizaron varias lágrimas por las mejillas mientras miraba con profundo dolor a su pareja, Eren tenía una expresión de honda tristeza.

—¿Por qué? Tú nunca quisiste… conmigo, ¿por qué, Eren?

—No, no estoy seguro, me sentía bien, supongo.

Eren recibió una feroz bofetada y Levi pareció reaccionar, se puso de pie cuando su prima volvió a levantar su mano, pero Eren se interpuso.

—No, está bien, merezco eso y más.

—¿Y tú? —dijo la mujer dirigiéndose al omega—. ¿Sólo hiciste esto con él? ¿Cómo sabemos que no fuiste con otros también? ¿Cómo podemos estar seguros que no nos estás engañando?

Levi bajó la cabeza, sintiendo un fuerte mareo y nuevas náuseas.

—Solo fue esa vez…

—¡¿Cómo sabemos que no nos estás mintiendo?! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Dios mío!

Levi salió a pasos rápidos directo al baño, cerró la puerta y apenas pudo llegar al váter para vomitar sin control, sentía que se estaba desarmando en pedazos. No estaba dentro de sus expectativas tener que enfrentar a su prima de esa manera, tampoco es como si pudiera evitarlo, se sentía mareado, estresado y superado por la situación.

Escuchó algunos gritos de fondo, pero en verdad no podía concentrarse por el malestar general del que era protagonista. Eren tocó la puerta del baño y le preguntó si estaba bien, si necesitaba ayuda, "sí, todo eso", pensó, pero luego se sobrepuso y dijo que en un momento más saldría que no se preocuparan.

Le llevó bastante poder reponerse un poco y salir a enfrentar lo que fuera que iba a suceder. Estaba pálido y la pareja notó de inmediato el cambio. Mikasa lloraba en silencio mientras se secaba las lágrimas con unos pañuelos descartables que tenía en su cartera, mientras Eren permanecía serio y preocupado por el semblante de Levi.

—Mikasa, yo… —quería decir algo que la aliviara, algo que fuera positivo, algo que ayudara a calmar su dolido corazón, pero lamentablemente eso no era posible—. Lo siento.

—Hay cosas que no se pueden arreglar con una simple disculpa —dijo ella mientras se ponía de pie, tomaba su bolso y salía de aquel lugar, no podía permanecer ni un minuto más o se desbordaría y arrojaría palabras hirientes por doquier.

Pero no era el momento, sabía que aunque la situación era horrible, Levi no tenía la culpa, ella tampoco. No le cabía en la cabeza que Eren hubiera sido tan descuidado y desgraciado días antes de comprometerse a casarse.

Eren se puso de pie, dudando si ir tras ella o quedarse con Levi que parecía que iba a desvanecerse en cualquier momento.

—¿Qué esperas? —le dijo el omega—. ¡Ve tras ella!

—Pero es que te no te ves bien, ¿y qué si te desmayas de nuevo?

—Eso podrías haberlo pensado antes de traerla aquí, ¿no crees? —largó con algo de reproche.

—No podíamos dilatar más esta situación, imaginaba que iba a enojarse, pero debía contarle la verdad, seguir ocultándolo iba a ser peor.

—No la dejes sola, por favor. No te preocupes, llamaré a una amiga si es que me siento mal, ahora solo necesito calmarme y recostarme, si te tengo cerca no podré hacer ninguna de las dos.

—Prométeme que me avisarás si no mejoras —pidió preocupado.

Levi sintió muchas ganas de ser abrazado, de que lo confortaran, que lo cuidaran, pero había otras prioridades en este momento, además Eren… era el alpha de su prima.

—Lo prometo, ahora ve.

—Te llamaré.

—Claro.

Apenas escuchó la puerta de entrada cerrarse, rompió a llorar amargamente, abrazando su vientre y sintiendo más miedo que nunca. ¿Cómo se lo diría? ¿Cómo sería capaz de enfrentar a Mikasa para decirle que realmente quería tener a los hijos de su futuro esposo?

.

By Luna de Acero.-