Aclaración: Los personajes de Naruto no me corresponden, sino a Masashi Kishimoto. La historia si es MIA.

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Under the Moon

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Capitulo 3

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Ignorar

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"Y en la oscuridad es cuando me alimento

Bueno, puedo traer a cualquier mujer que quiera en mi cama, conmigo.

Y el whiskey parece mi agua bendita

Madres, será mejor que bloqueen sus puertas y escondan a sus hijas."

I'm not a vampire-Revamped-Falling in reverse.

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-Muy bien alumnos. - La voz de la profesora se escucha por toda la sala y las compañeras que estaban jugando o hablando, le prestan toda la atención. - Les hare una pregunta, ¿Alguien sabe cómo se hacen los bebés? -

Me muerdo el labio, ya que aquella pregunta estaría en la mente de todas mis compañeras, pero yo ya tenía una idea de cómo se hacían.

Tengo 11 años y antes siempre me preguntaba cómo se creaba un nuevo ser, pero cuando le pregunte a mi abuela sobre cómo se hace un bebé simplemente me ignoraba como siempre y siguió caminando. Le volví a hacer la misma pregunta a uno de los trabajadores de la casa, pero este se puso colorado y arranco diciendo que nunca le volviera a hablar ni a preguntar aquello.

¿Mi última opción? Simplemente se lo pregunte a un amigo de mi abuela que frecuentaba la casa y que tenía negocios con ella. No sé cómo se conocieron, pero siempre que me veía, me abrazaba por demasiado tiempo y me daba muchos besos por mi cara. Debo decir que cada vez que lo hacía, yo luego me iba a bañar a mi cuarto, porque no me gustaba la forma en la que él me tocaba o, más que nada, la forma en la que me miraba.

Tiritaba y quería arrancar lejos de él cada vez que su mirada castaña se ponía en mi cuerpo.

No sé qué edad tiene, pero estoy segura que debe ser unos dos o tres años mayor que mi abuela, por lo que cada vez que me abrazaba y lo saludaba como "Nakamura-san", él siempre me decía que le dijera "papi".

¿Cuál es la necesidad de decirle papi a un hombre con el que no comparto sangre y que además podría ser mi abuelo? Por lo que me decidí a simplemente llamarle por su nombre y nunca estar lo demasiado cerca de él. Y, por, sobre todo, nunca quedarme a solas con él.

Porque me daba mucho miedo lo que podría ocultar detrás de esa mirada "amable". Fueron muchas las veces en que me decía que simplemente estaba siendo paranoica, y que quizás esa es la forma en la que se comparte un anciano, y ya que no tenía abuelo y mi abuela siempre estaba ignorándome. Me trate de convencer que Nakamura Atsushi era un hombre educado y recto como decía su nombre*, pero había algo en mi interior que me decía que no confiara y que me mantuviera lo más alejada de él.

El punto es, que a la edad de 9 años le pregunte sobre cómo se hacían los bebés. Debo decir que baje la guardia por un segundo, no necesitan recordármelo, pero algo bueno de todo aquello saque.

¿Que fue? Que me di cuenta que nunca, jamás en la vida, debía confiar en ese hombre.

Jamás olvidare la forma como me sonrió y juro que pude ver por un segundo lo que ocultaba detrás de esa mirada amable. Perversión. Nada más que perversión. Y en ese momento, supe que hice mal en preguntarle. Pero cuando trate de huir, diciendo que tenía otras cosas que hacer, él me tomo de mi bracito y me llevo a una habitación junto al pasillo.

Y cuando nos vi solos, sentí deseos de gritar y llorar. Pero él me sonrió de una forma mucho más amable de lo que normalmente hacia y me froto la mejilla mientras me decía que él me explicaría y enseñaría como se hace un bebé. Yo quise decirle que ya no era necesaria su ayuda, pero mi boca se mantuvo en silencio y mi cuerpo tembló cuando su mano bajo a mi pequeña cadera.

-Las niñas tienen una cuevita de amor que hace muy feliz a los hombres. - Había dicho. - Sobre todo porque los hombres tenemos un pajarito que quiere esconderse en esa cuevita. - Luego, había sonreído con todos sus dientes. - Por ejemplo, mi pajarito quiere estar en tu cuevita, ya que tu cuevita es apretada y me mantendrá calentito para que mi pajarito coloque un huevo. Y así, se crea un nuevo ser. ¿Sabes de que cuevita estoy hablando? - Comencé a sudar frio y a temblar aún más cuando sus arrugadas manos se movieron de mis caderas para entrar dentro de mis pantalones de gimnasia. Cuando su mano trato de pasar por dentro de mis pantis y tocar algo más, yo grité.

Grité y grité tan fuerte como mis pequeños pulmones me dejaron hacerlo. Aquello sirvió para que Nakamura-san se apartara de mí y cuando los sirvientes entraron a la habitación, este solamente dijo que de un momento a otro comencé a gritar y simplemente corrió hacia la oficina de mi abuela, con quien había quedado.

Pero el terror y asco que me produjeron sus manos sobre mí no se me fue jamás, y cuando los sirvientes me miraron con lástima y casi con miedo por mí, lo supe al instante.

Si no hubiera gritado, me habría pasado algo igual o más tenebroso que ser perseguida por un monstruo en el bosque.

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-No sé cómo puede haber gente que le guste tomar esa leche. - Dice Ino cuando se sienta a mi lado con su bandeja de desayuno. - Lo digo ahora y lo diré siempre, la leche de las empresas Nakamura son las más horribles de Japón. - Enojada, levanta su café para tomar un trago. - Quisiera ver sus instalaciones para comprobar si realmente es leche de vaca la que venden o quizás y es leche de rata. - Hago una mueca cuando me imagino a todo Japón siendo alimentados por leche de rata.

Pero ya que nunca he tomado algo perteneciente a Nakamura Atsushi, sé que estoy libre de todo peligro.

Revuelvo mi chocolate caliente, mientras escucho despotricar a Ino contra las empresas del socio de mi abuela. Que le gustaría que las empresas Nakamura desaparecieran del país, que ojalá nadie comprara sus productos o que simplemente encontraran que las empresas estaban en un negocio turbio. En todo lo que dice y más, estoy de acuerdo.

Ya que Nakamura Atsushi no debe ser un hombre "amable y respetado".

-Ino, pensé que no alcanzarías a estar en el desayuno. - De repente, alguien pone su bandeja con desayuno frente a nosotros. Y cuando mis ojos se encuentran con ella, debo decir que nunca había visto a alguien con un color de pelo tan exótico. ¿Cuántas veces en la vida puedes ver un color rosado de cabello? - Oh, ¿Tu eres la nueva? - Tanto su boca como sus ojos verdes sonríen cálidamente. - Mucho gusto, mi nombre es Haruno Sakura. - Pone un mechón detrás de su oreja antes de sentarse frente a nosotras.

-H-Hola, me llamo Hinata. - Le sonrió igual de amable a ella, ya que no veo por ningún lado que ella tenga alguna intención oculta.

Sinceramente, cuando llegue y pensé en los estudiantes que podría haber en este recinto, llegue a tener algo de miedo, ya que todos acá estábamos por causar disturbios, así que me imaginaba que podría haber estudiantes con pandillas, o personas en donde el vino es su cena y tabaco entre comidas. Pero contrario a mis expectativas, todos han resultado ser bastante agradables.

Bueno, exceptuando la sorpresita que hubo esta mañana con mi compañera de cuarto.

-Tienes un lindo c-cabello. - Le digo un cumplido, ya que nunca he sabido como iniciar una conversación, mucho menos como hacer una amiga. Aunque con lo bien que me llevo con Ino, creo que no será tan difícil.

-Oh, gracias. - Pasa su mano por su cabello, haciendo que este se levante un poco. - Muchos encuentran raro que mi cabello natural sea rosado, pero es una anomalía. Básicamente, una entre un millón. - Resignándose, se encoge de hombros. - Tú tienes unos ojos extraordinarios. - Tanto Ino como Sakura miran hacia mis perlados ojos y sin querer, mis manos van hacia mis ojos y agacho un poco la cabeza, ya que muchas veces mis compañeras se habían burlado de mis ojos diciendo que "eran demasiado extraños" o "que parecía como si estuviera muerta".

- ¿Cierto? Son tan extraños que llegan a ser hermosos. - Pero las palabras de Ino hacen que levante la mirada, y en sus ojos no veo nada de burla o sarcasmo, por lo que todo mi cuerpo que estaba tenso, se relaja ante sus palabras.

- ¿De quién los sacaste? ¿Tu padre o madre? - Pero al escuchar la pregunta de Sakura, mi cuerpo vuelve a ponerse tenso. Porque aquello ni siquiera sé cómo responder.

-Hinata es nieta de Ishikawa Ume.- Informa Ino. - Dueña de las farmacias Ishikawa. - Me muerdo el labio cuando los ojos de Sakura se abren al comprender la situación.

- ¡Oh! Tus padres murieron al poco tiempo de nacer, ¿cierto? - Ni siquiera espera una afirmación de mi parte y me da su pésame. - Lo siento por tu perdida. Ya que ni los conociste, quizás no sepas de quien sacaste esos ojos. -

¿Pero no sería raro que mi abuela no me dijera o me mostrara como eran mis padres si esa historia fuera cierta? Así que para que no sospechen o algo, simplemente suelto una mentira. - Saque mis ojos de mi p-padre. Al igual que tu es una a-anomalía. - Le sonrió, algo incómoda por haberles mentido, ya que ellas no me han mostrado nada más que amabilidad, pero si les digo la verdad, sé que no habrá fin para el castigo que puede darme mi abuela.

Porque si por tratar de escapar me llevó a un internado, ¿Cómo reaccionara cuando diga la mentira de su historia? Porque mis padres no murieron después de nacer, más bien, ni siquiera sé quiénes son mis padres, jamás oí una historia de ellos o jamás vi una foto de ellos. Por lo tanto, jamás supe como murieron.

Muchos pensarían que al ser mi madre hija de mi abuela, por último, ella me mostraría una foto, pero jamás hizo aquello, y cada vez que trataba de hablar con mi abuela sobre ella, el tirón de orejas o cabello era más fuerte.

¿De mi padre? De ese mejor ni hablar, porque una vez pregunte por él y mi abuela me encerró durante una semana en mi habitación con solo una comida al día, la cual no era nada más que un pan y agua. Al menos aprendí la lección y nunca más pregunté.

El punto es que cuando las personas a nuestro alrededor comenzaron a preguntarse cómo es que mi abuela tenía una nieta, mi abuela dijo que tanto mi madre como mi padre murieron unos días después de mi nacimiento en un accidente de coche. Pero ni siquiera yo sabía cómo es que mi madre y padres murieron o si simplemente escaparon cuando yo nací.

Aun si no los conozco, deseo que ojalá estén vivos en algún lado.

-Entonces. - Vuelvo al presente cuando la voz de Sakura entra por mi oído. - ¿Cuál fue tu pecado? -

¿Pecado? ¿A qué se refería?

-Cuando decimos pecado. - Explica Ino. - Nos referimos a lo que hicimos mal para llegar aquí. -

-Ah. - Ahora entiendo. - Bueno...- Sinceramente me da vergüenza, pero ya que ellas han sido más que amables conmigo, lo mínimo que merecen es un poco de honestidad. - Por r-robo. - Mi rostro se coloca colorado al sentir vergüenza por un acto tan indigno. ¿No dice la biblia, "no robarás"?

- ¿Robaste un banco? ¿Robaste algún auto o artefactos valiosos de una casa? - Pregunta Ino, queriendo indagar más, pero yo niego con la cabeza.

-L-Le robe algo de dinero a mi abuela. - Cuando ellas me preguntan cuanta cantidad fue, yo les digo, pero lo que me sorprende es cuando ellas sueltan risas que hace que todos en la cafetería se nos queden mirando.

- ¿Eso fue todo lo que le robaste? - Yo asiento cuando la peli rosa pregunta. - Por Dios, ¡Los zapatos más baratos de Ino valen eso! - Ellas siguen riéndose, ignorando completamente mi cara sorprendida, ya que no podía creer que unos zapatos "baratos" costaran 70 mil yenes. - Sinceramente pensé que sería algo más serio. - Suelta entre risas Sakura. - Eso no es nada comparado con lo que uno ha hecho.

Yo me les quedo mirando, ¿acaso ellas han hecho algo mucho peor que robar? Quizás para aclararme, ambas hablan.

-Yo lance al lago el auto de mi psicólogo. - Dice Ino.

-Yo amenacé a mi novio, o ex novio, con matarlo si es que volvía a engañarme. - Dice Sakura.

Y ambas, al mismo tiempo, se encogen de hombros, como si no fuera gran cosa amenazar de muerte o robar un auto.

-Ino-cerda lanzo el auto al lago porque se acostaba con su psicólogo y después supo que estaba casado. - Explica Sakura.

-Y esta frentona siempre elige a los mujeriegos como parejas. - Dicen aquello, pero, aunque ante mis ojos se vea como lo más terrible del mundo, a ellas pareciera que les da gracia.

Como si ellas lo hubieran hecho a propósito.

-Se oyen como si quisieran estar aquí. - Les digo, y para mi sorpresa, ellas asienten con la cabeza.

-Claro que queremos estar acá. - Dice Ino como si fuera obvio el querer estar encerrada todo el año en un internado. - ¿Te has dado cuenta de lo aburrida que es la vida afuera?

-Hacemos esas cosas a propósito para volver a entrar aquí. - Habla Sakura. - Acá podemos hacer fiestas, tomar alcohol y portarnos como nos dé la gana. -

-Afuera, tenemos que estar siempre bajo los ojos de la sociedad o de nuestros padres, por lo que no es nada divertido. Imagínate si tomaras alcohol a esta edad estando afuera, ¿Qué pasaría? Aparecerían los policías y te meterías en una gran cantidad de problemas. -

- ¿Fiestas? - Pregunto yo, ya que ¿Cómo pueden hacer fiestas cuando se supone que deben estar encerrados? Además, mientras venia para acá no vi ningún antro o club en el cual ellas podrían hacer fiestas, ni siquiera una cabaña. Entonces, ¿Dónde hacían las fiestas?

-Las hacemos en el bosque. - Con su mano la rubia apunta al bosque a mis espaldas. - No hay nada más emocionante que salir durante el toque de queda y bailar entre los árboles junto a una fogata. Lo mejor es que podemos poner la música hasta reventar, pero no nos retaran por el ruido molesto, ya que no habrá ningún alma alrededor. -

-Eso, si es que no contamos a la gente que quiere entrar a este bosque para encontrar "emoción" o algo más. - Sentí un escalofrió en mi espalda cuando Sakura sonrió maliciosa y divertida.

- ¿Buscar algo más? - Me da miedo preguntar, pero también tengo curiosidad, por lo que las palabras simplemente salen de mi boca.

-Dime Hinata, ¿Cuál fue la última ciudad grande que viste? - Ino pone su cara sobre la palma de su mano y su codo en la mesa, mirándome fijamente.

Inclino mi cabeza hacia atrás, recordando qué ciudad pasamos antes de entrar por el bosque - Fujiyoshida.- Asiento con la cabeza, ya que estoy segura que fue esa la ciudad antes de movernos hacia el monte Fuji.

- ¿No has escuchado nunca de un bosque al pie del monte Fuji? - La cabeza de Sakura se gira hacia un lado, quizás viendo si es que yo había oído algo, pero niego la cabeza al no saber nada de lo que hablan. - Bueno, hay un bosque que se le dice "El bosque de los suicidios". - Mi piel se eriza apenas escucho el nombre.

- ¿E-El bosque de los suicidios? - El puro sobrenombre hace que mi voz tiemble.

-Sep.- Dice Ino como si nada. - Personas que no pueden cargar más con los problemas de la vida, llegan al bosque a buscar liberación. -

Oh Dios mío. ¿Este internado está en medio del bosque de los suicidios? Asustada, giro la cabeza hacia el bosque a mis espaldas ¿Acaso si salgo yo de las murallas, me topare con un cadáver?

- ¿N-Nosotros estamos en m-medio de ese b-bosque? - Me encontraba tan a gusto en medio de esta gente, de este internado. Pero nada podía ser lo suficientemente bueno para ser real.

- ¿Qué? Noo.- Dice Sakura negando con la cabeza. - Si este internado estuviera en medio de Aokigahara* agarraría mis cosas de inmediato y me iría. - Cuando su cuerpo tiembla, por un segundo pienso que debe ser por miedo, pero al escuchar las palabras de Ino, me doy cuenta que no es así.

-Imagínate cuantos cadáveres estarían alrededor del colegio, y el aroma terrible que habría por el alrededor. El solo pensar que un cadáver en descomposición está justo al lado de las murallas hace que me dé un asco terrible. - Del mismo modo que Sakura, Ino tiembla. ¿No es lo normal asustarse por ver un cadáver? ¿Tener miedo de encontrar a una persona muerta? ¿Qué tan raras son ellas como para temerle a lo asqueroso y al mal olor en vez de un muerto?

Ya lo había pensado, pero esta vez vuelvo a afirmarlo. Nada en este colegio parece ser normal.

-De todos modos, Aokigahara está a algunos kilómetros al norte del internado. - Vuelve a hablar Sakura. - Por lo que cada vez que hacemos fiesta, tratamos de no ir demasiado cerca de donde puede estar el bosque, ya que te puedes topar con un montón de cosas. -

¿Cosas? ¿Acaso habrá más que cadáveres en ese bosque? Ino, que debe ver mi confusión, me explica.

-Quizás pueden andar asesinos o violadores por Aokigahara. Ya que es conocido como el bosque de los suicidios, nadie se atreve a entrar, por lo que es un gran lugar para matar a alguien sin dejar rastro y hacerlo pasar como suicidio. -Ino se encoje de hombros. - Además que dicen que es muy difícil orientarse en el bosque, por lo que muchos viajeros se han perdido dentro al no funcionarles bien su brújula o GPS. -

- ¿Y cómo s-sé que estoy adentrándome al b-bosque? -

-Oh tranquila, las autoridades han puesto señales más que visibles de donde está el límite para entrar en el bosque. - Sakura frunce el ceño antes de mirar a su amiga. - ¿Puedes creerlo? Ponen un colegio cerca de un bosque maldito y ni siquiera les importa.

-Si, pero eso también hace que demás personas no nos vengan a molestar, por miedo a Aokigahara.-

-Buen punto. - Asiente Sakura a Ino.

-Pero. - Hablo yo, volviendo al tema y para informarme más. - ¿Ustedes no saben cómo salir de ese bosque? - Por último, si es que algunas de ellas dos sabe cómo salir de ese bosque, me prometeré estar siempre al lado de ella. Incluso podría pegarme a sus cosillas si fuera necesario.

-Nosotras no sabemos. Mas que nada, no queremos adentrarnos en ese bosque donde puede haber un cadáver en descomposición. - Ino niega con la cabeza. - Pero si hay alguien que sabe. - ¿Alguien sabe cómo salir de ese bosque? Me imagino que mis ojos brillan al pensar en alguna persona que podría llegar a ser mi futuro amigo o futura amiga con el solo propósito a que me enseñe a salir de ese bosque. Por si llegara a entrar por accidente, por ejemplo.

-Si, Sasuke puede entrar y salir del bosque como le plazca. - Con las palabras de Sakura, toda emoción y esperanza en mi se va por los suelos.

¿Sasuke? ¿El mismo chico que se tiraba a mi compañera de cuarto? ¿El mismo chico con el que me encontré ayer en la noche?

¿El mismo chico que me persiguió a los 8 años por un bosque?

De algún modo, el bosque Aokigahara da menos miedo de lo que puede dar Uchiha Sasuke.

-Sinceramente no sé cuál es su truco. - Sakura pone su mano en su mentón mientras piensa y mira al techo. - ¿Cómo puede orientarse sin dejar alguna señal en los árboles para evitar perderse? -

-Podríamos preguntarle. - Y como si fuera llamado, el susodicho entra por las puertas de la cafetería. Levanto mi mirada hacia la suya oscura, pero salto en mi asiento cuando veo que sus ojos me miran a mí, como si incluso antes de entrar a la cafetería, sabía que yo estaba aquí y simplemente fui lo primero que buscaron sus ojos en medio de la gente.

Pero a mí me da miedo él. Agacho mi cabeza y me muerdo los labios cuando Ino lo llama y él comienza a caminar hacia nuestra mesa. No tengo que levantar la cabeza para saber que Sasuke me está mirando fijamente, porque siento su mirada en todo mi cuerpo.

Inhalo una bocanada de aire cuando veo su cuerpo frente a la mesa, y de algún modo, todo lo que siento y huelo es a él. De algún modo huele a bosque, a cítrico y fresco, como si hace poco hubiera dado una caminata por el bosque. Pero yo sé que no es así, ya que hace unos minutos atrás estaba en mi cuarto con mi compañera.

Pero, aun así, el aroma está, como si el bosque se hubiera impregnado en su cuerpo y ya fuera su esencia personal.

-Sasuke, justo nos estábamos preguntado algo. - Juego con mis manos, esperando que él no me hable ni me tome en cuenta. Soy invisible me digo Soy invisible- ¿Cómo es que logras entrar y salir de Aokigahara sin perderte? ¿Acaso tienes algún mapa? ¿O dejas señales en los árboles?

Pasa un tiempo antes que el responda.

- ¿Por qué? ¿Acaso quieres ir a buscar liberación en medio de los árboles? - Mi cuerpo tiembla cuando escucho su voz. De algún modo, es ronca y varonil, es como si entrara en mis oídos y se quedara ahí, no queriendo irse. Y aun cuando no quiero, su voz se sigue repitiendo en mi cabeza.

- ¿Y con esos cadáveres por alrededor? No gracias. - Le contesta Ino, despreciando la idea de meterse en medio de los árboles, ya sea para cometer suicidio o para sentir la emoción de estar ahí. - Es solo que a Hinata le estábamos contando sobre el bosque y le comentamos que tú eres el único que entra y sale de ahí, pero luego nos preguntamos cómo lo haces. - De reojo, observo que el cuerpo de Ino que se había girado para enfrentar a Sasuke, ahora se gira para enfrentarme a mí. - Por cierto, ella es Hinata. - Yo quiero callar la boca de mi nueva amiga, porque sinceramente no quería que el chico de mis pesadillas me prestara atención. Pero si hay algo que me enseñaron hasta el punto que se me quedó grabado en la memoria con sangre, fue que siempre debo ser educada.

Y en estos momentos, el ser educada significa presentarme a él, aun cuando no quiero.

-M-Mucho gusto, soy H-Hinata...- Pero mi voz es cortada cuando la voz brusca de él suena por mi cabeza.

-Nunca deben entrar al bosque. - Dice él, y yo levanto mi cabeza, quizás esperando una disculpa por haberme cortado a media frase y haber sido tan maleducado. Pero cuando antes él me miraba fijamente, ahora simplemente aparta la mirada e ignora cualquier movimiento mío. Como si ni siquiera me notara. - Es algo que siempre deben tener en cuenta. - Y con una última mirada hacia Ino y Sakura, se encamina hacia la cafetera para sacar un café.

No pasa mucho antes que salga por las puertas de la cafetería.

- ¿Qué fue lo que le paso? - Pregunta Sakura.

-Quizás Karin no supo cómo satisfacerlo. - Encogiéndose de hombros, Ino se gira a comer lo último de su pan. - Bueno, con lo mujeriego que es Sasuke, bien puede buscarse una nueva chica que haga lo que él quiera. -

- ¿Estas tú incluida en esa lista? - Dice casi con burla Sakura.

-Ja, ya tuve mi diversión con Sasuke y créeme, no volveré a hacerlo. - Niega con la cabeza mientras suelta una risita. - Es más importante mantener una amistad que un simple polvo. - Yo levanto la cabeza, sonrojada cuando la escucho hablar.

- ¿E-Estuvieron j-juntos? - ¿Alguien tan agradable como Ino estuvo con alguien tan oscuro como Sasuke? Aquello parecía imposible.

-Mas que estar juntos, fue solo un polvo. - Con un manotazo, echa su cabello rubio que le tapaba la mitad del rostro, hacia atrás. - Y luego lo bote, ya que no fue suficiente. -Pero salto sorprendida cuando la risa burlesca de Sakura se escucha sobre las palabras de Ino. - Y tú de que te ríes, frentona. - Enojada, Ino mira a su amiga

- "Y luego lo bote" dice ella. - Soltando otra carcajada, Sakura niega con la cabeza. - ¿Acaso no fue él el que te rechazo cuando quisiste otra ronda? No cambies la historia Ino-cerda, porque después de todo, fuiste una más en la lista de Uchiha Sasuke. - El rostro de Ino se vuelve colorado, quizás una combinación entre vergüenza e ira.

- ¿Ah sí? Bueno, al menos yo sí sé lo que es tener sexo con Sasuke, no como otra que fue inmediatamente rechazada. - Si las palabras de Ino no fueran tan claras, estaría diciendo claramente que Sakura fue rechazada por Sasuke.

-Eso ya está en el pasado. - Ni siquiera se ve enojada por las palabras de Ino, es más, hasta parece que se quiere seguir riendo. - Al menos yo no voy cambiando la historia para mi beneficio.

-P-Pero quizás él quiere v-volver a estar con I-Ino-san. - Les digo, recordando que el Uchiha había sido "amable" en decirle que no entrarán a ese bosque o casi ofreciéndose a mostrarle lo que había entre esos árboles. Pero mi sugerencia solo hace que las risotadas de Ino y Sakura sean más fuertes.

-Hinata, tu no conoces a Sasuke como nosotras. - Suelta después de un tiempo Sakura. - A Sasuke le gusta jugar con la mente de las personas. Mas que nada, con el cuerpo de las mujeres, porque una mujer jamás será suficiente en la vida de Sasuke. -

-Es como esos tipos de los que tu padre te advierte que necesitas estar alejada. - Continua Ino. - La gran mayoría de las chicas de este colegio han estado en los brazos del Uchiha, pero él jamás tendrá suficiente. Se podría decir que su diversión es atormentar la mente de las personas. No hay nada más divertido para Sasuke que doblegar a una persona. -

-Pero ese también ha sido un problema. - Suelta un suspiro Sakura. - Porque muchas chicas han terminado en lágrimas porque Sasuke las rechazo cuando ellas quisieron más de lo que Sasuke ofrece. - Gira su cabeza hacia arriba mientras piensa, antes de mirar a Ino. - ¿Acaso tú le soltaste que lo amabas o algo así? O, quizás, no supiste como satisfacerlo.

-Discúlpame. - Dice Ino casi ofendida por las palabras de Sakura. - Pero todos los chicos con los que he estado, después de una vez, siguen deseando estar conmigo. Sasuke simplemente no me supo apreciar. - De algún modo, Ino se ve como si estuviera orgullosa por decir esas palabras.

-Bueno, algo debiste haber hecho que a Sasuke no le gusto. - Dice Sakura. - En todo caso, más del 95% del colegio anhelan los huesos del Uchiha. Exceptuando a mí, Ino y Tenten por supuesto. - ¿Quién es Tenten? Pero ella avanza sin prestar atención a mi confusión. - ¿Acaso no viste que cuando se fue todos los ojos de las mujeres estaban en él? - Me pregunta Sakura, pero yo solo niego.

Porque ni siquiera me fije en los alrededores cuando Sasuke se iba, porque solamente me fije en él.

Únicamente en él.

Aprete el vaso con café en mi mano, antes de levantarlo y tomar un último trago y echarlo a la basura. Me apoye contra la columna del tablón de los anuncios mientras la veía moverse por el lugar, sacando la copia de la máquina y juntando los papeles.

Estaba sola, pero no lo suficientemente sola.

Vamos. Quédate sola o te tomaré aquí mismo.

El internado estaba casi vacío, con al menos 50 minutos antes que empiece la primera clase. Había estudiantes por los pasillos, pero más que nada, o estaban reunidos en la cafetería o estaban recién despertando. Por lo que debía llevarla pronto a un lugar más apartado.

El tercer piso es uno de mis lugares favoritos, ya que estaba todo en relativo silencio. Podías escuchar el bullicio de la cafetería o del gimnasio, pero aquí arriba no había demasiados salones de clases. Por lo que podías escuchar cada paso, cada puerta. Cada bolígrafo... haciéndote sabe que no estabas solo.

Porque ella no estaba sola, y me pregunte si es que ella se había dado cuenta de eso.

Mantuve mis ojos en su cuerpo moviéndose por todo el lugar. Ella era un poco demasiado mayor para usar las faldas cortas, pero eso pasaba generalmente con los jóvenes maestros que vienen llegando. Creen que la universidad los preparo para este internado, que tenían la confianza y la experiencia adecuada para estar aquí. Pero cuando llegan, se dan cuenta que todo era una mierda. Que nunca estarán preparado para lo que significa estar en el internado Konoha.

Rechino los dientes cuando mi móvil vuelve a sonar por segunda vez, y manteniendo mis ojos a través del cristal donde se encuentra mi profesora, contesto.

-Vete a la mierda. - Escucho su risa al otro lado del celular.

-Buenos días para ti también idiota. - Dijo Naruto. - ¿Cuál es tu problema? - Trago saliva y levanto mi mirada al premio una vez más.

-Nada que mi polla no pueda arreglar en 10 minutos si me dejas en paz. - Agregue mirando completamente a mi presa. - ¿Qué quieres?

-Poder sacarte una sonrisa. - Sacarme una... ¿Será idiota? Pero sin querer, mis labios forman una sonrisa al oír su respuesta. - Puedo escucharte sonriendo. -

-Ah, ¿Puedes escucharme? - Le digo, sabiendo que no puede verme.

-Sep, ya sabes. Estamos conectados y toda esa mierda. - Mi sonrisa crece un poco más.

Naruto era uno de los pocos que caminaba a mi alrededor sin pensar que estaba pisando claras de huevo. El idiota era insistente, pero había que reconocer que siempre sabia como poder sacarme una sonrisa o una carcajada. Claro, no era el único, pero era el más constante.

-Te odio, idiota. -

-Ambos sabemos que no es así. - Casi lo puedo ver encogiéndose de hombros y sonriendo zorruno. - Entonces, ¿Qué está usando? - Pregunta. Mantengo mis ojos en ella cuando sale hacia el pasillo.

-Un anillo de compromiso. -

-Pervertido. - Sonrió para mí mismo, mientras sigo el ritmo de sus pasos, cuando la veo girar y caminar por los pasillos.

-Seria aún más pervertido si también estuviera usando un vestido de novia. -

-Podría tomar un pedazo de eso. -

-Eres bienvenido, no me importa compartir. -

Y a veces era necesario compartir. Cuando se trataba de mujeres, no siempre cumplían mis promesas, y si Naruto perdía interés, las rematabas. Mi presa se estaba acercando a la esquina y giraría a la izquierda. Era casi la hora.

-Tengo que irme. - Le dije. - Nos vemos en el laboratorio.

-Si, deje mis cuadernos en mi casillero, así que tendré...- No lo deje terminar. Alejé el teléfono de mi oreja y colgué, sin apartar los ojos de ella. Doblo la esquina mientras yo seguía cada paso. Deteniéndome, deslice mi teléfono en mi bolsillo, apoye mi hombro en la pared y deslice mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón de colegio.

Volvió a girar a la izquierda, desapareció brevemente de la vista y volvió a aparecer, deteniéndose en cuanto me vio.

-S-Señor Uchiha.- Su voz tembló, haciendo que en mi boca se formara una sonrisa.

-Señorita Pakura.- No se me pasa desapercibido cuando mira hacia los pasillos, quizás esperando que alguien salga para que no esté sola en todo este piso, pero yo lo había calculado bien, ya que la gran mayoría de los maestros se estaban preparando para sus clases o estaban tomando desayuno. - Supe que me estaba buscando. - Me mordí el labio cuando vi con lo que iba vestida. Al principio del año escolar, ella había usado poleras demasiado grandes y faldas que le llegaban a las rodillas. Casi se parecía a la esposa de un pastor. Pero mientras más pasaba el tiempo, más cortas y apretadas se hicieron sus faldas, y más bajo se hacia el escote de sus camisas. Una vez llevo unos pantalones de cuero que hicieron salivar a sus estudiantes.

Tragó, un rubor subiendo a sus mejillas. - Mmm, si en horas de clases, eh...- Sonreí cuando se movió en sus tacones negros sexy. Aun cuando se vestía toda atrevida, seguía siendo tímida. Y eso me encantaba. La confianza me molestaba, no me gustaba ser cazado ni mucho menos ser la presa. Vuelve a mirar hacia los pasillos, quizás esperando que alguien cruzara, pero al ver que no había nadie más que nosotros, suelta un suspiro mientras abre la puerta de su oficina. - Pero ya que estas aquí, simplemente no queda de otra. - Me da una breve sonrisa antes de entrar y yo entro tras ella.

Cuando di un paso en su oficina, la sangre y la emoción corrió hacia la parte sur de mi cuerpo, porque esto era lo que necesitaba. Olvidar un poco.

Había suficientes chicas en el primer piso, chicas de mi edad, que estarían más que dispuestas a satisfacerme como yo quisiera, pero aquello no era lo que yo quería. Y aquí estaba lo que yo deseaba. Con mis ojos en su espalda, con mi mano cerrando la puerta y poniendo seguro. Con el miedo, la atracción y la emoción de estar encerrada conmigo, solos. Con el peligro que sentía que emanaba de ella. Con la idea de que tendría en su mente lo que pasaría hoy día, con las imágenes que se reproducirían en su mente cada vez que me diera una clase o nos cruzáramos en el pasillo. Todo eso hasta que me graduara. Con el pánico de lo que podría suceder, pero aun así deseando que volviera a suceder.

Deja su montón de papeles encima del escritorio antes de girarse y yo sentarme al borde de uno de los sillones que había en la habitación. Sonrío por dentro cuando su mirada se vuelve hacia la puerta que acabo de cerrar, logrando que su cuerpo se ponga más tenso y rígido de lo que ya estaba. Pero, no sé si decide ignorarlo o quizás es algo que esperaba, pero, de cualquier modo, pone sus manos cruzadas frente a su pecho y se para más derecha. Adoptando una postura de respeto.

Yo me trago una risa. Porque encuentro divertida su idea de que, si adopta esa pose, el cuerpo de su estudiante que es más robusto y tiene 20 centímetros más que ella, la vera como una autoridad que tiene que respetar.

-Bien, no soy buena andando por las ramas así que te diré el porque te cité. - Yo la miro fijamente y ella inhala una bocanada de aire. - Hay una gran diferencia entre el trabajo que haces a solas y el trabajo que haces en clases. Sobre todo, en tu letra. Porque he visto suficientes letras de tus compañeras y te puedo decir quién te hizo tal trabajo. No sé qué es lo que estas planeando con eso, pero solo puedo decirte "detente". - Levanté una ceja, y ella se detiene. Lame sus labios y se aclara la garganta. - Haz tu trabajo o no pasarás.

Inclina la barbilla, mirándome decidida, casi pareciendo feliz el haber dicho lo que deseaba y quizás aliviándose y pensando que después de habérmelo dicho, yo me podre ir dejándola sola. Pero a mí no me engaña, y puedo ver los puntos que sobresalen de su vestido negro.

Mi sangre bombea más fuerte cuando me la imagino desnuda en su escritorio, pero aprieto mis dientes, no dejando que el impulso tome el control de mi cuerpo.

Cuando no respondí, me volvió a hablar. - ¿Lo entiendes?

Pasa un segundo antes que yo responda. - Si, señora. -

Ella suelta el aliento, quizás no esperando que fuera tan fácil librarse de mí y haber dicho todo lo que quería casi en paz, pero luego asiente y me da una sonrisa de buena voluntad.

-Bien, puedes ir a prepararte para tu primera clase. - Me despide, pensando que se ha acabado la charla.

Pero yo no lo he hecho.

-Tengo una pregunta para usted. - Ella abre los ojos sorprendida cuando le digo aquello, quizás pensando que me iría en cuanto ella me lo dijo, pero mordiendo su labio, asiente dejándome continuar. Yo me levanto y me dirijo a donde esta ella apoyada en el escritorio, acercándome aún más de lo que un estudiante debería acercarse a una profesora, pero aun cuando veo su incomodidad, aun así, no me aparto. - Cuando estaba en la secundaria, ¿Nadie se la folló?

- ¡S-Señor Uchiha!.- Lanza un pequeño grito, sonando indignada, pero su cuerpo al no apartarse me dice otra cosa.

-Porque si fuera así, quizás podría entenderla. - Mi cabeza se inclina a la izquierda cuando me imagino a su labial rojo manchando mi almohada por estar "boca abajo, culo arriba" toda la noche en mi cama.

- ¿E-Entenderme? - Frunce el ceño, no sabiendo a que me refería.

-Por qué le complace sentir las miradas lujuriosas de tus estudiantes en tu cuerpo. El cómo su ropa comenzó a cambiar conforme más la miraban sus estudiantes. - Inclino mi boca a su oído, bajando a propósito la voz como si estuviera contándole un secreto. - El cómo sus ojos comenzaron a seguir mis movimientos. -

Ella da un pequeño salto, y me mira con los ojos temblorosos, porque se dio cuenta que aquello que incluso ella se negaba a sí misma, yo ya me había dado cuenta. - No sé de qué me estás hablando. - Niega con la cabeza y aparta tanto su mirada como su cuerpo de mí y se va hacia la estantería a buscar un libro, como si de verdad lo necesitara, pero ambos sabemos que era una excusa para apartarse de mí y para que yo no viera todo lo que ella trataba de ocultar.

- ¿Acaso no es usted? - Le pregunto, apuntado a la ventana que da hacia las canchas del colegio. Y aun cuando me está dando la espalda, sé que sabe de qué estoy hablando. - ¿Mirando hacia abajo cuando el curso se está ejercitando? ¿Mirándome? -

Estábamos en el último año, por lo que el entrenador nos tenía afuera en las canchas tanto como fuera posible mientras el tiempo lo permitiera. Comencé a darme cuenta que ella miraba hacia abajo hace algunas semanas, y cada vez que yo cruzaba mirada con ella, ella se agachaba por temor a ser descubierta.

La cosa es que ya lo fue. A mis ojos nada pasa desapercibido.

Ni siquiera se da cuenta de cuando me acerco a ella, ya que al momento en que se da la vuelta para enfrentarme, salta sorprendida cuando me ve a menos de un respiro de ella. Me muevo rápido.

-Me miras especialmente cuando me quito la camisa. - Puse mis ojos en sus labios. - La cual ahora me quito más porque sé que me estas mirando. - Estiro mi mano hacia la estantería que esta tras ella, encerrándola completamente con mi cuerpo e inclinándome tan cerca que su cabello roza mis labios. - Los tipos como yo nunca te tomaron en cuenta cuando eras joven, ¿cierto? - Me burlo en voz baja. - Jamás nadie te comió en la parte de atrás de un auto. Nadie te quito las bragas y te cogió en seco sobre un sofá con tus padres al otro lado de la habitación. - Poco a poco paso mi dedo por la cremallera en la parte posterior de su vestido mientras su cuerpo se vuelve más rígido y su respiración más profunda. - Nadie metió sus manos entre tus piernas cuando estuviste prestando atención en clases.

Me mira directo a los ojos y me enseña sus dientes.

-Voy a denunciarte. - Sonrió ladino, ya que, si alguien entrará, la profesora bien podría decir que yo la estaba acosando, y cualquier otro estudiante se hubiera asustado, pero yo no.

-Por favor no. - Me burló y le dejo ver que me importa poco si me acusa. -Sin embargo, si hubiera estado allí, habría roto tu cereza. - Deje caer mi voz a un susurro, inclinándome. - Me gustan las calladas. -

Niega y sus ojos marrones me miran casi con reproche, pero yo sé que hay más de lo que me deja ver.

-Me advirtieron sobre ustedes. El cómo les gusta meterse en problemas y conseguir de una u otra forma una buena nota para que sus padres los saquen de aquí al ver que tienen mejor comportamiento. Pero aquello solo será una tapadera y seguirán causando vandalismos, haciendo que vuelvan para acá o pueden terminar en una cárcel. Si quieres buenas notas, tendrás que esforzarte y trabajar por ello. -

Yo suelto una pequeña carcajada, porque ella no lo sabe. No sabe que me gusta estar aquí. No tengo que hacer alguna travesura para estar aquí, porque el solo hecho de existir, hace que la gente quiera encerrarse en sus casas y no salir por días hasta que yo este encerrado o muerto. Porque solo el hecho de existir hace que los demás me tengan miedo.

Pero según las personas con las que me he acostado, aquello también hace que mi apariencia de "chico malo" sea extremadamente caliente y es difícil apartarse de mis huesos.

Y la profesora Pakura me cree igual a todos esos estudiantes que roban coches o roban dinero en un supermercado, porque piensa que al igual que los demás chicos yo solo la miraré. Porque al igual que esos imbéciles de la planta baja, jamás me acercare para algo más. Pero lo que ella ni esos idiotas saben, es que yo ya la tengo y nadie más la tendría. Me aburria. Tan aburrido el hecho de pensar que todas las demás mujeres ni siquiera hacían el esfuerzo por rechazarme, por decirme que "no", por no tenerme miedo. Y yo quería satisfacer la sórdida necesidad dentro de mí de perseguir, de causar miedo, de ser desafiado en todo lo que hacía. Si quería follar, bien podía llamar a Karin o a Tayuya, pero aquello no me llenaría. Y ahora no quiero follar, quiero ensuciarme y ensuciarla, sacarla de esa pequeña burbuja que tiene a su alrededor y dejarle saber lo que puedo causarle. No quiero que la señorita Pakura lo disfrute, sino que odie el hecho de disfrutarlo.

Me acerque, sosteniendo mis ojos y acercándome a su boca. Pero pone sus manos en mi pecho, deteniéndome.

-Para-

Dejé que el peso de mi cuerpo presionara lentamente al suyo y el calor de su aliento se filtra hasta mi boca mientras negaba. Respira más rápido, sus ojos se posan en mi boca y pude ver esa mirada que ya había visto cientos de veces antes. Todos se permiten un momento de consideración.

-No necesito sacar una buena nota ni me da miedo sus amenazas. - Saco mi lengua y rozo sus labios, escuchando su respiración entrecortada y su cuerpo más flojo que antes. - Solo quiero que te subas el vestido, te recuestes en el escritorio y extiendas tus piernas como una buena maestra que solo quiere que su estudiante se coma su desayuno. -

Ni siquiera me sorprendo del picor que hay en mi mejilla cuando ella me da una cachetada.

Porque la verdad es que lo estaba esperando.

Pero ni siquiera me moví, el aguijón del dolor extendiéndose hacia mi cuello. Tomando ambas muñecas, las poso sobre su cabeza, apoyándola contra la estantería y lucho por contener mi sonrisa.

-Acabas de golpear a un estudiante. Podría demandarte, señorita Pakura.- Sonrió ladino cuando le devuelvo sus palabras. Su pecho se eleva y cae con fuerza mientras se retorcía y trata de salir de mi agarre. - No finjas que no lo quieres. Tus faldas se han puesto más cortas y tus partes superiores han bajado esperando que mi mirada siga tu cuerpo, esperando que pueda desearte. Pero tranquila, no es mi primera vez haciendo esto. Se cómo mantener el secreto.

-No importa cómo se vista una mujer. Eso no significa que lo esté deseando.

-Tienes razón. - Asiento con la cabeza, dándole la razón. - Pero a diferencia de otras mujeres, tú lo estas pidiendo. Porque te excita la idea de que un chico como yo te hubiera prestado atención cuando eras una menor. - Pierde su aliento ante mis palabras, abriendo la boca mientras mira la mía. - Porque si hubiera estado en tu secundaria. - Le digo inclinándome a su oreja. - Me hubiera acercado a ti cuando estuvieras rodeado de tus amigos y te hubiera dicho "quiero tocarte". - Su boca suelta un gemido, quizás visualizando todo aquello que le decía. - Y luego tomaría tu mano y te llevaría al gimnasio y al oscuro cuarto donde se guardan los balones y te comenzaría a quitar la ropa.

-Señor Uchiha.- Se atraganta y luego suplica. - Sasuke, por favor.

Sonrió casi victorioso cuando el miedo se graba en su cara, pero no era un miedo a ser apartada, sino a uno donde ella tiene miedo de querer algo.

-Y luego te hubiera empujado a una colchoneta, levantaría tu falda. - Suelto una de sus manos y la envuelvo alrededor su nuca. - Y habría follado tu pequeño y apretado cuerpo mientras te chupaba las tetas.

Jadea y antes que pueda decir algo, mi boca cae sobre la suya, tragándome su gemido y saboreando toda su cavidad. La beso con fuerza, probando las fresas que desayuno y sintiendo sus manos en mi cuello. Las aparte y la levante del suelo, dándonos vuelta para posar su trasero en el escritorio.

Levantando su vestido, bajo sus bragas por sus piernas esbeltas y algo bronceadas, antes de arrodillarme y mirar hacia la puerta, para cerciorarme que realmente la había cerrado con seguro. Cierro los ojos, sintiendo que mi corazón comienza a saltar en mi pecho.

La voy a follar. La voy a hacer rogar por venirse y disfrutar cuando más tarde este impartiéndome una clase sabiendo que tendré sus bragas en mi bolsillo. Mañana volveré por una segunda ronda y traeré a Naruto para que la folle contra la ventana, para que sienta el miedo y el placer de ser descubierta.

El solo hecho de lo peligroso que es eso, hace que mi polla respingue aún más.

- ¿Por qué yo? - Pregunta apoyándose en el escritorio y mordiendo su labio inferior mientras yo dejo un rastro de saliva por el interior de su muslo.

Sonrió ladino ante su pregunta. - Hmp, porque es sórdido. - Gruñí.

La empujo hacia abajo, obligándola a mantenerse en el escritorio y le levanto aún más la falda y me zambullí, cubriendo su maldito coño con mi boca. Ella suelta un gritito, pero yo no me aparto y siento sus piernas temblar en mis hombros cuando comienzo a lamer su clítoris. Cierro los ojos cuando escucho los jadeos y gemidos que comienza a soltar, sintiendo que mi cuerpo se llena de satisfacción.

Eso, solo extiende tus piernas y deja que disfrute. Para eso están todas.

Envolviendo mi mano en su muslo, la mantengo en su lugar mientras lamo, chupo, beso y jalo su pequeño clítoris y ella se retorcía y jadeaba con cada centímetro que probaba. Ella no sería la primera ni la última maestra a la que tenía así, pero, maldición, que bien se sentía tener a una persona "recatada" gemir tu nombre y retorcerse porque tiene su vagina en mi boca.

No había sensación más poderosa que tener a alguien retorcerse por el placer que le puedo dar. Amar y odiar el hecho de amarlo, hacía que todo valiera aún más la pena.

El polvo que tuve en la mañana con Karin no había sido suficiente, aun cuando ella estaba más que dispuesta a complacerme, yo no estaba en eso. Simplemente lo hice para poder sacar la noche anterior de mi cabeza.

Así que me folle a Karin, más que nada para sacarlo de mi sistema, y creí que sería suficiente, pero cuando escuche a la puerta abrirse y al pequeño jadeo que fue incluso más bajo que los gemidos que soltaba Karin, mi mirada y mi atención se posó por completo en ella.

Y me vine mirando esos ojos perlados.

Deje de tragar cuando repentinamente mi boca se puso seca, y mire hacia arriba, hacia la profesora que jadeaba y gustaba de todo lo que hacía. Pero maldita sea, ya se volvió demasiado fácil. Volví a lamer su coño mientras sentía que sus piernas se apretaban aún más en mi cuello.

-Eres tan bueno en esto. - Jadea ella y yo la muerdo ligeramente, haciéndola gritar. No hables.

-Baja la parte superior de tu vestido. - Le ordeno y ella se comienza a mover hasta que logra que sus pechos se puedan ver. Se lo pedí para que se viera más vulnerable.

Comenzó a mover sus caderas hacia mi boca y puso sus manos en mi cabeza, manteniéndome ahí, pero yo las aparte y las deje sobre el escritorio al lado de su cuerpo. Puse mi mano en su estómago, para que se quedara pegada a la mesa y ojalá, así no se moviera, pero aquello no hizo que su boca se callara.

-Dios, sí. - Gimió. - Eso es muy bueno.

Miro enojado hacia arriba, esperando que vea que no me gusta que hablen demasiado, pero ella esta con los ojos cerrados y gimiendo hacia el techo. Se ve como si lo disfrutara en vez de odiarlo de disfrutar.

Aparto el pensamiento de mi cabeza, y pongo dos dedos en su abertura, haciendo que ella abra sus ojos y me mire, mientras me dice.

-Lo estás haciendo muy bien. - Dice la señorita Pakura, ignorando completamente el hecho que quiero que se quede quieta, callada y dispuesta a complacer a su alumno. - No te detengas. Continua, amor.

¿Amor? ¿Acaba de decirme amor? ¿Qué carajo?

Sé muy bien que cuando una mujer comienza con esas cosas, es porque desea algo más que sólo sexo. Y yo no quiero nada de esa mierda.

Esas solas palabras hacen que la poca excitación que tenía, se fuera por el caño. Y apenas ella termina de decir esa frase, yo me aparto de ella y me levanto entre sus piernas, pensando en irme. Pero la muy idiota piensa otra cosa y agarra la hebilla de mi cinturón, queriendo sacarme los pantalones.

-Quiero chuparte. - Suspira. - Quiero saborearte.

Pero señorita Pakura, usted no está a cargo aquí.

Levantando sus manos por encima de su cabeza, miro directo a sus ojos castaños sorprendidos.

-No. - Digo antes de apartarme de su cuerpo y pasarme una mano por mi boca. Apenas tenga oportunidad, me cepillare los dientes.

-Haz lo que te digo. - Dice ella, tratando de jugar, y yo levanto una ceja, ya molesto y enojado con ella. Agarre su cuello y la mantuve quieta, esperando que entienda cada palabra.

-No me gusta. -

La empujé lejos y retrocedí, volviendo a abrocharme el cinturón.

- ¿Qué? - Suelta, sorprendida. - Vamos Sasuke. Lo deseo. - Estira sus manos tratando de agarrar mi cuerpo como si fuera una serpiente. - Acaba conmigo. - Susurra como si de verdad fuera a funcionar conmigo.

La volví a empujar y pasé mis manos por mi pelo.

-Estúpida perra. -

Camino hacia la puerta, la desbloqueo y me voy, importándome poco que se encuentre casi desnuda y con la puerta abierta. Si tan solo se hubiera quedado callada y no me ordenara o dijera "amor", le hubiera dado lo que quería. Lo que ambos queríamos.

Bajando las escaleras y caminando por el pasillo, me meto al baño de varones. Ni siquiera me sorprendo cuando escucho gemidos y jadeos de uno de los cubículos y me mojo tanto la cara como la boca, deseando tener conmigo mi cepillo de dientes, pero ya sé que, si lo voy a buscar a mi habitación, bien puedo llegar tarde al laboratorio.

Agarrando unas toallas de papel, me seco la cara y me miro al espejo.

Ojos negros.

¿Cuánta gente se ha asustado por mis ojos?

Botando el papel al basurero, abro la puerta y salgo justo cuando escucho un grito.

- ¿Cómo no me di cuenta que no tenías cuaderno para el laboratorio? - Giro la cabeza hacia la esquina viendo pasar a Ino corriendo y perderse casi de inmediato. - ¡Apúrate Hinata! - Mi cuerpo se tensa cuando alguien más pequeño que Ino y mucho más lenta, pasa jadeando, tratando de mantener el paso de la rubia.

Ni siquiera se dan cuenta que yo estoy a algunos metros de ellas y se pierden por el pasillo horizontal al mío.

Camino hacia la esquina por la cual ellas pasaron y alcanzo a escuchar sus jadeos y ver su cabello oscuro antes de perderse por otro pasillo. Inhalo un poco, dándome cuenta que su aroma todavía está en el aire.

Apretando mis puños, me pierdo pasillo arriba, buscando el laboratorio y viendo que todavía quedan 5 minutos para que llegue la profesora. Cuando ya estoy por entrar, siento el brazo de Naruto en mi hombro.

-Teme, creí que no llegarías a la primera hora. - Sonríe como es costumbre, mostrando todos sus dientes, quizás esperando que le dijera con lujos de detalle cómo me tire a la profesora de literatura, pero debe ver algo en mi cara que hace que suelte una carcajada. - Así de mal, ¿eh? - Se encoje de hombros. - Bueno, ya sé que meterse con Pakura-sensei será una decepción. -

Yo levanto la ceja, confundido, ¿Cómo supo qué profesora era? Pero después recuerdo que le dije que tenía anillo de compromiso y de entre las profesoras que había, la única que se iba a casar pronto era Pakura.

-Bueno, no importa. Hay demasiados peces en el mar.- Sonríe zorruno el rubio y a mí me saca una sonrisa. ¿Lo ven? Naruto es de los pocos que lo pueden hacer.

Escuchamos el timbre que indica que es el comienzo de las clases y tanto Naruto como yo nos separamos mientras vamos a nuestros puestos designados. Yo sonrió cuando veo que el imbécil de Gaara todavía no ha llegado, y sin perder tiempo, agarro el puesto de la ventana.

Las mesas de laboratorio son largas, lo que significa que caben 3 personas, pero como la profesora nos ha asignado a cada uno un lugar donde sentarnos, a mí me toco sentarme con el pelirrojo. Por suerte y puede haber un puesto de por medio que evita que tenga al Sabaku no demasiado cerca de mí. Siempre tenemos la ley no escrita ni dicha que el primero que llega puede agarrarse del puesto de la ventana.

Así, al menos si te aburre la clase, puedes ver hacia afuera.

Hace tiempo la profesora aprendió a mantenernos a ambos juntos, ya que era mejor concentrar las miradas de las chicas en un solo punto de la habitación y no en dos puntos separados. Así que, desde hace años, tanto Gaara como yo hemos sabido que en el laboratorio ambos nos sentaremos juntos.

Sonrió victorioso cuando lo veo entrar por la sala, y apenas me ve en el puesto de la ventana su mirada se oscurece un poco, pero me importa una mierda y el puesto que a él le toca será el del pasillo.

Muchos podrían decir que nos comportamos como si fuéramos niños y nos sentimos enojados o victoriosos por algo tan común como el hecho de agarrar un asiento, pero si supieras la rivalidad que hay entre Gaara y yo, quizás podrías entender que queremos competir en todo.

Incluso en estupideces como estas.

Además, agrega algo de emoción a nuestra aburrida vida.

Inhalo y levanto la ceja cuando me llega el olor a rosas, mismo que acababa de oler en el baño, y ahora ya se quien se estaba divirtiendo en los cubículos. Queda más que claro por qué el pelirrojo llegó tarde.

-Buenos días alumnos. - Dice Kurenai con su bata mientras deja lápices y su computador encima de la mesa. Hace dos semanas y media comenzamos las clases, así que hasta el momento el laboratorio simplemente ha sido teórico, la profesora explicando que haremos y cuando, así que por ahora no estamos ocupando los instrumentos de laboratorio o haciendo los experimentos.

Algunos comienzan a sacar sus cuadernos cuando la profesora lo ordena, pero yo simplemente pongo mi cara sobre mi palma, sin sacar un cuaderno o un lápiz. Hace años que la profesora se cansó de decirme que trajera los materiales, y al ver que mis notas no bajaban por el simple hecho de no escribir algo, simplemente se dio por vencida de intentar algo.

Bueno, yo y Gaara. Quizás por eso la profesora nos puso juntos... aunque quizás también está el hecho que, si pusiera a alguna de las idiotas que tenemos de compañeras entre nosotros, bien puede la chica ignorar toda la materia y simplemente hacernos ojitos tanto a mi como al pelirrojo.

Miramos curiosos hacia la puerta cuando se desliza y unas mujeres jadeantes se apoyan en el marco.

-Lo sentimos. - Dice Ino mientras trata de tomar aire. - Tuvimos que pasar por... un lugar antes de llegar. - Pasan algunos segundos antes de enderezarse y mirar a la profesora. - Kurenai-sensei, ella es Hinata. - Mis ojos negros se deslizan hacia la chica al lado de Ino.

"...que no tenías cuaderno para el laboratorio" Por mi mente pasa la frase, pero yo estaba tratando tanto de ignorar todo lo relacionado con la pelinegra, que ni siquiera me di cuenta que tendríamos la primera hora juntos.

-Oh cierto, pensé que llegarías otro día- Dice Kurenai mientras mira la lista de la clase, antes de anotar algo, quizás el nombre la nueva chica. Le dice a Ino que puede ir a sentarse a su puesto y la Yamanaka con una última mirada hacia la nueva compañera, se sienta algunos puestos por delante de nosotros. - Bueno, puedes presentarte para que podamos conocerte mejor- Dice amablemente la profesora, pero veo que aquello hace que la chica se ponga más nerviosa y temblando da pasos hasta pararse a un lado de la profesora quien la anima a saludar.

-Mm...- Su voz es tan diminuta que algunos estiran el cuello para oírla bien, pero aun cuando estoy lo suficientemente lejos de ella, su voz delicada y suave la escucho perfectamente. - M-Mucho gusto, me llamo H-Hinata. - No ofrece nada más, y se muerde su labio inferior, nerviosa porque no haya sido suficiente para la profesora, pero ella le da una sonrisa y veo cuando su cuerpo tenso se relaja un poco.

-Bueno. - Dice Kurenai mientras barre la sala, viendo que el único puesto disponible está entre Gaara y yo, y casi puedo ver un poco de arrepentimiento en su mirada, antes de mirar a la nueva alumna. - Como no sabía que día llegarías, no te busque un puesto, pero temporalmente te puedes sentar junto a Sabaku no Gaara y Uchiha Sasuke. - El poco alivio que tuvo, se fue cuando escucha mi nombre y gira su cabeza hasta donde estoy sentado.

Aprieta más fuerte sus manos en el cuaderno y lo pone sobre su pecho, quizás pensando que aquello será suficiente para protegerla de mi mirada, pero no lo hará.

Claro que no lo hará.

Dubitativa, comienza a caminar, recibiendo algunas miradas de las personas en la clase, pero o a ella no le importa o simplemente tiene más miedo de donde estará sentada que simplemente los ignora.

Apuesto que es la segunda opción.

La primera impresión que te puede dar ella, es que es alguien tranquila, recatada, pero la forma en que lleva el uniforme te hace cuestionar aquello. Sin embargo, yo sé que fue Ino quien corto la falda lo suficiente para ver una franja de piel, quedando lo demás oculto bajo sus medias que llegan a sus muslos. Cuando ayer llevaba pantalones y camiseta suelta, ahora lleva la blusa demasiado apretada para su voluptuoso pecho. Es pequeña, pequeños pies, pequeñas manos. Pero aún con su cuerpo pequeño y apretado, hace que destaque de alguna forma.

De una forma que no debería.

Sus piernas comienzan a temblar cuanto más se acerca hacia nuestra mesa, y mis ojos recorren todo el trayecto hasta sus ojos plateados.

Ojos perlas.

Apenas nuestras miradas se conectan, ella aparta la mirada y simplemente se concentra en el suelo por el que camina, quizás esperando que yo la ignore o que simplemente haga como que no exista.

Pero no tiene por qué preocuparse, porque desde el primer momento supe que debía ignorarla. Supe que no debía hablarle o ni siquiera mirarla. Pero de algún modo mis ojos no le hacen caso a mi cerebro y cuando la pelinegra se sienta a mi derecha, sé que debo aumentar mi convicción.

Mi convicción a ignorarla, porque cuando su trasero toca el banquillo, su olor me rodea. Su aroma se queda aún más grabado en mi cerebro de lo que estuvo en el pasillo. Porque ahí su aroma estaba combinado con el aroma a lirios de Ino, pero aun cuando su olor fue más leve, aún con eso, llegó hasta mi nariz.

A lavanda y limpio. Y puro.

Y, sin embargo, hay un aroma diferente. Mucho más leve, casi desapercibido para cualquier otro. Un aroma que es casi familiar.

Frunzo el ceño cuando al segundo siguiente no está, casi como si fuera mi imaginación la que puso el olor ahí. Pero peor aún, su aroma ahora es totalmente puro. Es limpio. Trato de ignorar el pensamiento de poder ensuciarla, de manchar su esencia, porque maldita sea, aquello se sentiría tan bien. Se sentiría tan bien el ensuciarla y eliminar todo lo puro que la rodea.

Pero aquello no debo hacerlo.

No.

Aun cuando en la cafetería su miedo y temor a mi quedo expuesto, aun cuando vi el cuerpo que tiene, aun cuando mi pene dio un tirón al ver sus ojos pelados asustados mirarme. Aun con eso, me digo que no.

No.

Simplemente debo ignorarla.

Porque puedo oler a kilómetros de distancia un problema.

Y Hinata será un gran problema si no la ignoro.

Pero, lo que no me doy cuenta, es que cuando yo trato de ignorarla, unos ojos turquesa la miran con interés.

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Significado Atsushi: Hombre cordial, educado y respetuoso.

Aokigahara: Bosque ubicado al pie del monte Fuji, Japón, conocido como el "bosque de los suicidios". Es el primer lugar en el que más gente se ha suicidado en Japón y el segundo en el mundo, después del puente Golden Gate ubicado en San Francisco, Estados Unidos.

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Buenasss

Si, sé que me demoré, pero ahora le traje un capítulo más largo para disculparme por haber desaparecido. Además, incluí los pensamientos de Sasuke, así que aquello cuenta como una disculpa, por lo menos.

¿Encuentran que ciertas partes se parecen a Crepúsculo? Porque yo sí. Pero, la cosa es que van con un motivo, el cual lo verán después y dirán "ah, por esto fue" e incluso se podrían reír. Espero y lo hagan.

Ahora bien, agradecer a todas las personas que se animan a dejarme si quiera un comentario. Como he dicho siempre, se los agradezco de corazón.

Espero actualizar pronto, porque la verdad es que me encanta escribir esta historia, y creo ya tener una idea para el próximo capitulo.

Nos estaremos viendo. Cuídense, lávense las manos frecuentes y no salgan más de lo estrictamente necesario.

Ya saben que con 5 comentarios actualizo.