Aclaración: Naruto no me corresponde, sino que es de Masashi Kishimoto. La historia SI ES MIA.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.
.
Under the moon
Capitulo 4
.
Libertad
.
"Yo estoy contigo
Te llevare a través de todo
No te dejaré, te atraparé
Cuando sientas que estas dejándolo todo
Porque tú no estás, tú no estás sola"
Not Alone- Red.
.
Me siento y me quito los zapatos en la entrada de la casa. Los junto y los dejo ordenados junto al estante a un lado de la puerta. Una vez cometí el error de dejarlos desordenados y mi abuela me castigo por una semana.
El más mínimo error que cometiera, terminaba en castigo.
Pero al menos ya estoy en el último año de preparatoria, por lo que el otro año tendría que irme a la universidad. Y aquello lo deseaba más que nada.
Cuando mi abuela me llamo una vez a su oficina, me sentó y me dejo clara las cosas. No podía elegir una carrera de artes visuales ni alguna "otra tontería como aquella". Tenía que ser si o si, algo de finanzas ya que yo era la única heredera de las farmacias que ella posee. Y el hecho de que yo decidiera alguna carrera "estúpida", haría que ella se quedara en vergüenza con todo el esfuerzo que puso para mi educación o para criarme.
Pero es ahí donde me pregunto, ¿En qué momento me crio? Jamás me enseño algo, ni mucho menos se tomó la paciencia de escucharme. Mientras otros corrían donde sus padres para que les ayudaran a hacer las tareas, mi abuela esperaba que yo resolviera todo y no le causara problemas.
Cuando tenía 12 años y me levanté para ir a la escuela, me sentí mal del estómago. Sinceramente pensé que podía ser porque comí algo malo u algo por el estilo; pero luego me di cuenta que el dolor no era de mi estómago, sino que el dolor se encontraba más abajo. Era como si tuviera calambres.
Cuando vi que el dolor no pasaba, le dije a mi abuela que no me sentía bien o que no podía ir al colegio en esas condiciones, pero ¿Qué me dijo ella? Que estaba demasiado ocupada y que yo debía responder con la escuela.
"No vas a faltar a la escuela por un simple dolor de estómago" había dicho.
Asique fui. Sabía que, si me quedaba en casa, la pasaría peor; pero 4 horas después me lamente de no haber insistido que me sentía mal.
Mas bien, me arrepentí cuando me levanté de mi asiento para ir al recreo y mi falda café se encontraba completamente manchada con sangre. Y aquello lo vieron cada una de las chicas de mi curso.
Quizás en otros colegios las mujeres hubieran sido más amables. Se habrían acercado y me dirían qué debía hacer a continuación, si me encontraba bien o si me sentía mal del estómago. Pero no, ellas se rieron.
Se rieron.
Algunas me apuntaron con el dedo, otras sacaron fotos y otras ponían caras de asco mientras decían "eww, que asco". Y yo me sentí mortificada.
Muy mortificada.
Me saque el chaleco, quedándome en mi blusa, y me lo amarre en mi cintura mientras corría a la salida con lágrimas corriendo por mis mejillas. Atrás deje la silla manchada de sangre, pero todavía podía escuchar las risas que ellas soltaban.
Y cuando llegue a la enfermería, no sabiendo porque me salía sangre por en medio de mis piernas, la enfermera llamó a mi abuela.
Ella, en vez de preocuparse por mi bienestar, me comenzó a gritar, diciendo que por culpa mía tuvo que retrasar una importante reunión. Que era mi culpa el no andar con los artefactos necesarios en mi mochila para esos casos y cuando le dije que no sabía que aquello me pasaría, ella me reclamo diciendo que debería haberme informado.
Pero, ¿Cómo iba a saber que me llegaría la menstruación? Para empezar, ni siquiera sabía lo que era aquello, ¿Cómo iba a saber cómo debía cuidarme?
Ahora, gracias a la información que recopile tanto en la biblioteca como en el computador, sabía que aquello era algo natural por el que pasaban todas las mujeres. Pero luego me sentí mal, porque si era algo que todas las mujeres pasaban, ¿Por qué no me ayudaron mis compañeras? ¿Por qué no me tomaron y llevaron a la enfermería? ¿Por qué no sintieron lastima por mí? ¿Por qué se rieron, si aquello le podía pasar a cualquiera?
Asique, si, agradecía ya estar en el último año y que ya el próximo podría estar apartada de mi abuela. Tenía buenas notas, así que incluso si mi abuela se negaba a pagarme los gatos, siempre podía optar a becas estudiantiles y si necesitaba más, siempre podría trabajar. Porque si de algo estaba segura, era que no estudiaría en Tokio. No me importaba si era en Alaska o en el fin del mundo; yo tenía que arrancar de las garras de mi abuela.
Bajo cualquier costo.
Y, cuando escuché la repugnante risa de Nakamura viajar por los pasillos, me puse tensa.
Para subir a mi habitación, tendría que pasar por su oficina, así que para evitar que él me viera o saliera a saludarme, tendría que pasar en silencio y sin hacer ningún ruido. Porque últimamente sus miradas han sido más depravadas. Mas pervertidas.
Porque mi cuerpo había madurado y eso a él le encantaba. Y veía la furia que escondía tras sus ojos cuando me veía ocupando ropa que ocultara mi físico.
Con mi bolso pegado a mi pecho, comienzo a caminar y no pasa mucho hasta que voy pasando frente a la oficina. Retengo incluso mi respiración, porque no quiero que por nada del mundo él me escuche y sepa que estoy en casa.
Pero cuando mi nombre es pronunciado por su boca, todo movimiento en mi se detiene. Pongo mi oído atento para escuchar la conversación que mantienen ambos, y cuando me entero de todo, me congelo.
Porque escuché aquello que siempre supe.
Mi abuela jamás me daría mi libertad.
.
.
.
.
.
Si no los miro, no existen. Si no los miro, no existen.
Trato de decirme ese mantra, sin embargo, es difícil. Porque verdaderamente existen. Aunque trate de ignorarlos y no mirarlos, aun puedo sentirlos a mi izquierda y derecha. Todo sobre ellos me envuelve. Todo. Su presencia, su olor, su calor.
Sinceramente, no creía que hubiera una persona tan intimidante como Uchiha Sasuke, pero cuando mis ojos se toparon con los ojos turquesa de mi compañero a mi izquierda, hizo que me cuestionara aquello.
Porque si puede haber más personas intimidantes que el pelinegro.
Ambos desprenden la misma presencia. Amenazante. No puedo encontrar otra palabra para lo que sea que desprenden ambos hombres, pero amenazante es una palabra que lo puede abarcar todo.
La profesora habla de algo al frente, pero yo con suerte y se dónde estoy. Estar rodeada de esta manera, hace que cualquiera se pueda poner nervioso o nerviosa.
La única diferencia, es que mientras el Uchiha me ignora, el otro tipo me lanza alguna que otra mirada.
Cuando entré y la profesora me dijo donde debía sentarme, sentí un pánico subir por mi columna y quedarse en mi nuca, ya que estaría sentada junto a Sasuke, por lo que ni siquiera me di cuenta de la otra persona que estaría a mi derecha. Pero cuando pasé por su lado y me senté, me arrepentí de no haberle echado una ojeada, para ver si era peligroso como Uchiha Sasuke.
Pero cuando inhaló y soltó el aliento, de algún modo, volvió a subir un escalofrió por mi espalda.
Porque esta vez, el pelirrojo me miró fijamente a los ojos y sonrió. Como un gato hacia un ratón.
Y el ratón era yo.
Y ahí me di cuenta que esta persona, además de tener una presencia amenazante, también era peligrosa. Muy peligrosa.
Creo que todavía puedo sentir la inhalación que hizo al principio, casi como si me oliera, y cuando soltó un aliento, casi como de placer, fue como si le hubiera gustado lo que inhalo. Lo que olió.
Y aquello me dio miedo, porque significaba que algo de lo que olfateo, hizo que se interesara en mi aroma. Y sé que cada cierto tiempo, volvía a inhalar, pero al mismo tiempo fruncia el entrecejo, como si ya no pudiera encontrar aquello que había olido en un inicio.
Así que puedes imaginar que ha pasado la hora de esa manera. Con Sasuke ignorándome y mirando hacia la ventana, con el pelirrojo dando una que otra mirada en mi dirección y yo tratando de ser aire.
Puro y simple aire. Porque quiero desaparecer y no verme envuelta entre estas dos personas.
Tan perdida estoy en mis pensamientos, que salto en mi banco cuando suena el timbre, dando por finalizada la clase. Y el primero en pararse de toda la clase para salir del aula, no es nada menos que Sasuke. Veo que se dirige hacia la salida como si tuviera prisa por algo o como si quisiera dejar algo atrás. Ni siquiera responde al grito que le lanza un chico rubio y risueño, solo pasa a su lado y sale por la puerta.
¿Qué le sucede?
Pero no trato de pensar en su problema, porque yo ya tengo un problema justo a mi izquierda. Y para evitarlo, debo levantarme de prisa y arrancar hacia donde esta Ino esperándome.
Ni siquiera le doy una mirada al pelirrojo, pero puedo sentir su mirada en mi espalda.
- ¡Hinata! - Me saluda Ino cuando llego a su lado. - Justo ahora iba a buscarte para ir a la siguiente clase... ¿Gaara?- Incluso antes de que Ino haya dicho ese nombre, sentí su presencia a mi espalda. Y mi cuerpo se puso tan tenso como una cuerda de guitarra.
-Se te olvido esto. - Trago saliva cuando su voz entra en mi oído. Seca y varonil. Y atractiva. ¿Qué tienen los hombres atractivos con tener una voz igual de atractiva? La voz de Sasuke era atractiva y la del pelirrojo a mi izquierda lo es igual. Pero la voz de Sasuke es profunda mientras que la de Gaara es seca. Incluso suena como al desierto.
No me doy vuelta, pero su mano pasa por mi costado y me muestra el cuaderno y lápiz que me había prestado Ino, ya que nos íbamos a demorar demasiado en ir a buscar mis cosas en la residencia de mujeres, así que simplemente fuimos a su casillero.
-G-Gracias. - Le digo, recordando que con lo apurada que me levante de mi puesto, se me había olvidado. Sin embargo, no me giro para recibirlo y simplemente agarro los materiales aun estando de espaldas, con su camisa rosando mi cabello.
-De nada. - Cuando siento que inhala de nuevo, mi cuerpo se pone aún más tenso y me pregunto si es que acaso le habrá gustado el champú que ocupe en la mañana o algo por el estilo. Pasa un segundo o dos, y luego se aparta de mi espalda. - Adiós Ino.
- ¡Nos vemos, Gaara!- Por la forma tan familiar en que ambos se hablaron, puedo suponer que son amigos o son cercanos. Y quizás, se conocen desde hace tiempo. Aunque aquello no me sorprendería, ya que aquí todos han estado juntos. Y yo soy el bicho raro que recién acaba de llegar. -… ¿Es idea mía o Gaara acaba de inhalarte? - Puedo ver por su mirada, que ella esta tan sorprendida como yo por ese hecho.
-N-No lo se. - Niego con la cabeza, no sabiendo si eso realmente acaba de pasar o simplemente es algo de mi imaginación.
- ¡Oh por Dios! ¡Realmente acaba de inhalarte! - Ino lanza una sonrisa que le rompe la cara. Toma de mi muñeca y me insta a avanzar. - ¡No puedo esperar a decirle a Sakura!
Y por la forma tan emocionada en que comienza a hacer suposiciones, me imagino que esa conversación será larga.
…
- ¿E-Están seguras que podemos hacer esto? - Les pregunto, mirando a todos lados, temiendo que salga de la esquina algún inspector o algún profesor para regañarnos y mandarme a mi habitación.
-Sin preocuparse es como hay que vivir, Hinata. - Dice Sakura, caminando tranquila de la vida por el pasillo.
-Además, no es como si estuviéramos metiendo a un hombre a nuestra habitación. Somos mujeres, solamente vamos a ver películas y a tener una pequeña pijamada. No vamos a tener sexo entre nosotras. Bueno, a menos que tú quieras. - Ino gira su cabeza para mirarme sobre su hombro mientras me guiña el ojo, pero al ver que niego la cabeza y estoy colorada hasta las orejas, suelta una carcajada. - Tranquila Hinata, solo te mostraremos lo que es una noche de chicas. - Nos detenemos al final del pasillo del tercer piso, y Sakura abre la puerta de la que supongo es su pieza.
-Y no hay mejor noche de chicas que viendo una película de romance.
- ¿Cuál deberíamos ver? - Dice Ino, entrando en la habitación detrás de Sakura y luego entro yo, quedando sorprendida ante todo lo femenino que hay en el lugar.
Aun cuando la habitación es compartida, ninguna de las dos tiene sus cosas en cada lado de la habitación. Claro, tienen sus camas en lados opuestos, sin embargo, veo que hay solamente un tocador repleto de maquillaje, pero con dos sillas, o solamente hay un closet, lo suficientemente grande que apenas y soporta toda la ropa que hay dentro. No me sorprende que a ambas les de igual compartir su ropa. Además, hay fotos de lugares o de ellas por todos lados, veo algunas medallas y trofeos tanto en el lado de Ino como el de Sakura y las paredes están pintadas de un verde claro con unas flores pintadas encima. Mientras que en el lado de Sakura son unas flores sakura, en el de Ino son unos lirios blancos y morados. Todo el cuarto grita que aquí todo se comparte. Aquí no existe el "lo que es mío, es mío". Muerdo mi labio cuando recuerdo las palabras de mi compañera de cuarto, Karin.
Como desearía tener una compañera más amable y con la que pudiera tener una relación tan cercana como la que tienen las chicas junto a mí.
-Sinceramente no se. - Sakura se saca sus zapatos y los tira hacia el closet, no importándole como queden. Tengo que girar mi cuerpo, avergonzada, cuando veo que ambas se comienzan a sacar el uniforme y comienzan a buscar ropa más cómoda. - ¿Qué te parece "Orgullo y prejuicio"? - Escucho el roce de ropa sobre piel. - Ese es un clásico y, además, tan hermosa.
-Mmm...- Escucho decir a Ino. - Amo a Mr. Darcy, pero estaba pensando en algo que Hinata no haya visto. ¿Has visto alguna vez orgullo y prejuicio, Hinata? - Quizás ambas ni siquiera se sorprenden cuando me ven con el cuerpo girado para no verlas desnudas, y ya me conocieron durante todo el día para ver que soy bastante tímida.
-S-Solo he leído el libro. - Y debo decir, que es de mis favoritos. Valió cada moneda que junte a escondidas de mi abuela. Aun cuando han pasado años desde que lo leí y además está un poco desgastado, todavía lo conservo conmigo.
-Podríamos ver la película otro día entonces. - Cuando dejo de escuchar algo de que me indique que se están quitando la ropa, recién ahí me giro, encontrándolas con un pantalón corto de pijama y una polera de tirantes. Mientras el pijama de Sakura es de un rosa oscuro, el de Ino es morado. ¿Acaso los compraron a par? -Buscare alguna mientras tú le prestas ropa a Hinata. La mía no le quedara. - Sakura levanta de su mesa de noche una computadora rosa. ¿Acaso todo de Sakura se reduce a rosa? Giro la cabeza cuando veo que Ino hace un movimiento sobre su pecho mientras apunta a Sakura, indicando claramente que la Haruno es un poco menos voluptuosa que nosotras. - Seré menos voluptuosa que tú, pero al menos no tengo que preocuparme por cuanta comida puedo comer ni cuanto engorde, cerda. - Sin apartar la mirada de su computador, la peli rosa le responde a Ino, quien se encuentra a sus espaldas.
Ino le hace algunas muecas, logrando que yo suelte una risita, pero se acerca al closet y de ahí saca un pijama con pantalones corto y camiseta de manga corta celeste. Pero cuando la pongo sobre mi pecho, para ver si es de mi talla, veo una frase justo en la zona del pecho.
"SEP, son reales"
¿Son reales? ¿Qué cosa es real?
Miro curiosas a mis nuevas amigas (y las únicas que he tenido), preguntándoles con la mirada a que se refiere esa frase. Pero ambas solo sonríen amables y me preguntan si me cambiare ahí o en el baño, cruzando el pasillo. Yo niego con la cabeza y les digo que iré para el baño, así que Sakura me presta sus pantuflas, para que deje mis zapatos acá.
Con sus indicaciones, llego a la mitad del pasillo antes de ver el cartel característico de baño de damas. Entro y voy a un cubículo, donde comienzo a quitarme la ropa y a ponerme el pijama.
Suelto un suspiro cuando la camiseta queda un poco apretada en la zona del pecho (pero no tengo nada más que ponerme además de la camisa de colegio) así que simplemente me quedo con la camiseta. Después de todo, solamente me verán Ino y Sakura.
Salgo del cubículo y lamento de inmediato el no haber pasado por mi habitación para buscar mi pijama. Según las chicas, no sería necesario, pero cuando veo que el pantalón es lo suficientemente corto como para ver el inicio de mis nalgas, me hace lamentarme de mi decisión.
Y la camiseta, al ser más apretada en el pecho, hace que se vea una franja de mi estómago. Trato de tirarla hacia abajo, pero aquello parece imposible.
Pongo mi uniforme frente a mi cuerpo, así que aquello al menos me deja cubierta el torso. Algo es algo, ¿no?
Abro la puerta, pero solo saco mi cabeza, y miro a ambos lados, esperando que nadie camine ni salga de sus habitaciones. Al comprobar que no hay moros en la costa, me animo a caminar de manera rápida para llegar al final del pasillo, pero mis pies fallan. Mas específicamente, me enredo con las pantuflas, logrando que tropiece y comience a caer.
Siento un pequeño dolor en las rodillas cuando conectan con el suelo, pero puse mis manos, logrando que no golpe mi cabeza con el piso. Mi ropa se esparció por el suelo, pero más allá del leve dolor en mis rodillas, no tengo nada grave.
Aunque cuando siento que una puerta se cierra a mis espaldas, giro mi cabeza y miro al pelinegro con una mano en la manija de la puerta y con sus ojos recorriendo mis muslos y trasero. Que quedo descubierto al estar yo en cuatro.
Uchiha Sasuke.
Me levanto de prisa, esperando sin éxito, que no haya dejado ver suficiente, pero tenía pocas esperanzas ya que el pantalón era lo suficientemente corto. Pero ahora que me encuentro de pie y sin nada que me cubra el frente, dejo ver la playera ajustando mis pechos. Y, de algún modo, la mirada de Sasuke se vuelve aún más profunda cuando mira la zona de centro.
Tuve que tragar mientras veía su suave sonrisa calculadora, analizando mis movimientos. Tenía la cincelada y viril mandíbula tensa, una nariz fascinante y unos labios llenos, perfilados... atractivos. Mi cuerpo se estremeció y aprete mis manos. Desvié la mirada, intimidada, débil. Atraída a esa postura tan amenazadora.
Mis rodillas tiemblan cuando veo que su mirada no se aleja de mi cuerpo. Como una bestia, lista y dispuesta para saltar sobre mí y hacerme todo aquello que él quiera. Y más allá de sentir miedo por su mirada, siento que me da miedo mi propio cuerpo.
Porque sé que estoy reaccionando a él. Estoy reaccionando de una manera que no debería. De una manera que me da miedo.
Porque se lo que es la excitación. Claro que lo se.
Porque la siento en el aire. Y la veo en los ojos de Sasuke.
Y no es desagradable. Ese calor en mi estómago y que hace que los vellos de mis brazos se levanten y que una emoción suba por mi espalda. Una emoción que hace que mi estomago revolotee. Es palpitante y emocionante, incluso.
Se siente tan bien no ser ignorada. Se siente tan bien sentir sus ojos en mi cuerpo y que reaccione por mí. Y aquello es lo que me da miedo. Porque es algo que no debería pensar. No debería sentir.
Solamente debería sentir miedo hacia Sasuke por la pesadilla que tuve con él. No porque me da miedo todo aquello que él me hace sentir.
Se siente tan mal y tan bien al mismo tiempo.
Pongo mis manos sobre mi estómago, esperando que no se vea la franja de mi abdomen. Pero al mismo tiempo, tiro de mis pantalones hacia abajo. Como si por arte de magia pudiera alargar estos pantalones.
Miro sorprendida hacia arriba cuando escucho que un pequeño resoplido de risa sale de la boca del moreno. Y lo encuentro mirando mi pecho. Más específicamente, la frase en mi camiseta.
Sonríe ladino, una sonrisa burlesca que nunca le había visto mientras dice: - Es bueno saberlo. -
Yo abro los ojos cuando lo entiendo. Ahora entiendo la frase que dice, claramente, que mis pechos son reales. No son de silicona ni de mentira.
La mano que tenía en mis pantalones, sube y trato de ocultar mis senos y la frase de la vista del Uchiha, pero aquello logra que mis piernas queden al descubierto. Y la mirada negra va hacia mis muslos.
La mirada profunda esta vez van a mis piernas, viendo parte de mi desnudez, mis muslos y la suavidad de mi piel. Y sus ojos se ven como si estuviera acariciando todo el trayecto hacia mis ojos. Y cuando sus perlas negras se encuentran con las mías, suelto un jadeo. Porque sus ojos me transmiten todo. Deseo. Hambre. Sed y anhelo. Cuando antes dejaba ver en su mirada que no había sentimiento cuando me veía, esta vez me deja ver todo.
Y me gusta. Me gusta saber que puedo provocarle toda esa gama de sensaciones. Porque me deja ver que no le soy indiferente. Que aun cuando trate ignorarme, no podrá.
Así como todo de él me atrae y me asusta, así también será para él.
Cuando veo que Sasuke da un paso, yo retengo el aire, por miedo a... sinceramente no se. ¿Miedo a que se acerque o miedo a que se aleje? Pero no puedo preguntármelo demasiado, porque los ojos negros, que antes me mostraban mil y una cosas, ahora se desvanecen y se convierte en nada.
Y cuando Sasuke se gira y comienza caminar pasillo abajo, me doy cuenta que volveremos a la rutina que teníamos.
Donde él me ignora y donde yo me preguntare porque me ignora.
"¿Acaso no sería mejor que te ignore?" me susurra una voz. ¿Sería eso lo mejor? ¿Sería mejor que Sasuke solamente me ignorara y de esa manera yo pueda olvidar completamente todo lo pasado hace 10 años? ¿Sería mejor que me ignorara y así yo olvidara todo aquello que me hace sentir?
Niego con la cabeza, esperando que con eso se vaya cualquier pregunta que pueda tener. Recojo mis cosas y me apresuro a entrar a la habitación. Pero cuando las chicas me ven con las mejillas sonrojadas y algo perturbada, me preguntan de inmediato si me paso algo.
-M-Me tope con U-Uchiha-san. - No sé si debo llamarlo con tanto respeto, pero la cosa es que tampoco soy tan cercana como para llamarlo "Sasuke" a secas.
-... ¿Sasuke te vio luciendo así? - Como si no lo creyeran, ambas vuelven a darme una segunda mirada a la ropa que llevo puesta. Yo solamente asiento, logrando que ambas griten y que yo me asuste. - ¡Te apuesto que ahora se está dando una ducha de agua fría! - Yo miro interrogante a la rubia, no sabiendo a que se refiere con agua fría.
-Por dios, Hinata. ¿No sabes por qué los hombres se dan una ducha fría? - Esta vez, Sakura me mira sorprendida, como si fuera un ser sobrenatural o algo parecido. Yo niego con la cabeza ante la atenta mirada de las dos.
-Sakura, ¿escuchas eso? - La rubia se pone la mano sobre su oído, como si quisiera escuchar más claramente. - Es el canto de los ángeles. Dios por fin ha respondido mi plegaria de tener un alma para enseñarle todos los pecados de este mundo. - Dándose vuelta, la rubia pone sus manos sobre mis hombros. - Hinata, no sabes cuanto tengo que enseñarte y no sabes las ganas que tengo de empezar.
Sakura, sentada en su cama con sus piernas cruzadas, niega con la cabeza tras la ojiazul. - Ino te llevara por el mal camino. Sera como un pequeño diablo que te susurrará la peor manera de comportarte.
-Un diablo muy atractivo, debes agregar.
Después de decir aquello, ambas sacan bocadillos de un mueble bajo su cama. Veo algunas papas fritas en tarro, palomitas, chocolates y bebidas. Cuando había terminado las clases y tanto Ino como Sakura me mostraban la biblioteca, nos llamaron para cenar, pero ellas me dijeron que no sería necesario ya que ellas tendrían comida en la habitación y la comeríamos mientras vemos alguna película. Asique supongo que estos bocadillos serán mi cena.
Las tres nos sentamos en la cama de la peli rosa, con las espaldas apoyadas en la pared y de tal manera que las tres podamos caber. Dejan el computador en la cama de Ino, frente a nosotras, y me ponen en medio de ellas con bocadillos delante.
-Creímos que podríamos ver alguna película romántica juvenil, pero con algo de fantasía. - Me informa Ino. - Así que nos decidimos por Crepúsculo. - Se voltea a verme. - ¿La has visto alguna vez?
Yo niego con la cabeza.
-Entonces es perfecto. Quizás te llegue a gustar. - Ino se echa un puñado de comida a la boca cuando los créditos pasan y se ve a un animal tomando agua en la pantalla. - Yo la ame cuando salió, pero sinceramente después de la primera, el atractivo se va perdiendo.
-Te entiendo completamente. - Dice Sakura, quien toma un trago de su bebida. - El atractivo de vampiros y todo eso se va perdiendo después de la primera y ya no le encuentras tan especial.-
-Razón por la cual, solamente vemos la primera. - Ino se gira para mirar la pantalla. - Aunque claro, hay veces que nos animamos a ver las siguientes. Y tranquila, que te mostraremos toda la saga. - Ino levanta el cuenco con las palomitas y me lo ofrece. Yo casi con renuencia, agarro un puñado antes de echármelas a la boca.
Pueden decir que es extraño, pero solamente he comido este tipo de cosas pocas veces en mi vida; de hecho, las podría contar con los dedos de mis manos.
Desventajas de tener una abuela algo estricta.
Pero luego pienso en que estoy a kilómetros de mi abuela. Ya no tengo que contar mis monedas ni teniendo miedo por cualquier movimiento incorrecto que haga. Los ojos de mi abuela ya no están para seguir cada movimiento.
Sonrió, feliz y contenta. Porque ahora puedo entrar a la pieza de mis amigas. Porque puedo ver películas con ellas. Y porque puedo comer comida chatarra.
Pero más importante, es porque puedo compartir con ellas. Y creo que esto jamás se habría cumplido si es que seguía bajo el radar de mi abuela.
Y de algún modo, esto suena casi a libertad.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Buenas.
Me demore. BASTANTE. No solamente con esta historia, sino que con otra pendiente que tengo (Forget it) y aquella no la he actualizado desde abril. Pero a modo de disculpa, publique dos capítulos, tanto de este fanfic como del otro.
Asique apúrense y pásense de inmediato a leer el capítulo 5.
