CAPITULO 9
-Quédate aquí- ordeno Sauron- nadie te llevara de mi lado, ni aun tu mismo Ada-
Legolas estaba aturdido¿Su Ada¿Su Ada había venido por el, una gran alegría lleno el corazón del elfo, pero pronto esta se desvaneció, al ver salir a Sauron apresuradamente, colocándose su negro ropaje mientras cruzaba la pesada puerta. ¿Qué oportunidades tenia su Ada de rescatarlo, aun con toda la armada de elfos disponibles del Reino del Bosque Negro, las oportunidades eran escasas, y soñando en la posibilidad que fuera rescatado¿Qué diría su Ada al ver en lo que se había convertido¿Qué diría su Ada cuando supiera quien era el padre de su bebé, así se vio Legolas atrapado entre la angustia de querer ver a su Ada, y deseando no verlo de nuevo.
En algún Oscuro lugar de Mordor.
-¡Es Thranduil, debemos darnos prisa antes que Sauron advierta nuestra presencia- advirtió Haldir al escuchar el sonoro llamado del cuerno elfico.
- Lo se, lo se- murmuro Aragorn- pero esto es un laberinto-
-¿Alguna idea elfo?- pregunto nervioso Gimli blandiendo el hacha
-De hecho si- respondió Elladan- sacando un frasquito de su mochila-
-¡La Luz de Eärendil!- grito Elrohir.
-Silencio Ro¿Quieres que todo Mordor se entere que estamos aquí?- reclamo su hermano
-Lo siento El, pero no sabía que la abuela te había procurado esto- respondió Elrohir señalando el brillante frasquito.
-Creyó que era mas pertinente así-
-¿Pero por que tu?-
-Por que soy el mayor, por eso-
-¡Por 3 minutos!-
-¡Silencio ustedes dos!- bramo Haldir- ustedes son imposibles, parecen dos elfitos peleando y en medio de Mordor-
Gimli y Aragorn solo levantaron los ojos exasperados.
-Tres elfitos diría yo- acuso Aragorn, adelantándose a su hermano- ¿Cómo vamos a encontrar a Legolas con esto?-
-Sencillo- respondió Elladan, ignorando el comentario de su hermano- La Luz de Eärendil nos guiara el camino, solo debemos seguirla, se hará mas brillante a medida que nos acerquemos a Legolas-
-Entonces no perdamos más tiempo, Thranduil no podrá espéranos mucho tiempo –apresuro Aragorn, mientras seguían la luz.
Planicies de Mordor.
-Mi Rey Thranduil, no hay señal que nadie nos haya escuchado- comento Gilraen, Capitán de las fuerzas Armadas del Reino del Bosque Negro, acercándose a una noble figura junto a su caballo.
-Te aseguro viejo amigo-respondió el rubio elfo mientras montaba su caballo- que el Oscuro ya sabe que estamos aquí. Debemos conseguir el mayor tiempo posible. Que nuestros guerreros no bajen la guardia- Ordeno el noble Rey.
-Así será mi Señor- respondió respetuosamente el capitán, cabalgando detrás de su Rey.
-Creí que no volvería a pisar otra vez estas malditas tierras, una vez me arrancaste a mi Ada. Juro que no te llevaras la luz de mi hijo- murmuro el Rey mientras instigaba a su corcel a avanzar por esas yermas llanuras.
Mordor.
-¡Maldito Thranduil¿Cómo se atreve a desafiarme?- bramo Sauron, como si hubiera escuchado el juramento del Rey elfo.
- Bueno, eso no demerita su estupida valentía- susurro entre dientes- ¡Shaka!- vocifero. Un gran orco pronto se postro a sus pies en forma sumisa - ¡Toma la mitad de tus guerreros y destroza a esos elfos que osan desafiarme!-
-Así será mi amo- respondió el orco y con otra tosca reverencia partió rápidamente a cumplir la orden del Oscuro. Como Capitán de la horda Orca, ya había previsto la orden de su amo y había preparado un grupo de orcos armados listo para salir.
Sauron se quedo observando desde la Torre Oscura, complacido que su plan era perfecto, había esperado cientos de años para verlo cumplido y nadie se iba a interponer en su camino. Nadie.
Pisos más abajo, en la Torre oscura. Mordor.
Legolas no podía de parar de caminar nerviosamente de aquí para allá. Desde su prisión-habitación no se podía escuchar o ver nada. Y la espera solo lo estaba matando. No había vuelto a escuchar el cuerno elfico. Esto significaba que la batalla, si es que habría alguna, no se había llevado a cabo todavía.
Maldecía lo hora en que había nacido, maldecía la estupida profecía, maldecía a Sauron y a su propia debilidad. Por el, todo el Reino del Bosque estaba en peligro.
De pronto un bullicio se alcanzo a escuchar a lo lejos, seguido de mas gritos y agitación, momentos después el cuerno elfico volvió a escucharse.
-¡Valar, os ruego!- imploro Legolas.
En medio de su desesperación, alcanzo a escuchar mas tumulto, muy cerca, demasiado cerca. ¿Detrás de la Puerta?-
Luego un fuerte eco y luego un grito.
-¡Legolas!-
Aragorn.
Momentos antes, Pisos Mas Abajo Mordor.
-¡Estel, por aquí!- susurro Elladan- estamos cerca-
-Esto no me gusta nada Elrohir- comento Haldir- no hemos encontrado a ningún guardia, nada.
-Porque la mitad e Mordor esta afuera afrentando a Thranduil. Debemos darnos prisa- respondió Elladan a la cabeza del grupo.
El grupo siguió avanzado, ya cruzaba los últimos umbrales cuando Elladan guardo rápidamente el frasquito que portaba la Luz de Eärendil, con una señal de no moverse, todos se replegaron a una esquina .Estel se adelanto con su hermano.
Al final del pasillo un pequeño grupo de orcos bien armados custodiaban una puerta.
-No dudo que Legolas este ahí- susurro Estel muy calladamente, pero seguro que los finos sentidos de los elfos lo habían escuchado.
Gimli que no había escuchado nada, asomo su cabeza levemente.
-¡Bah, son solo un mugroso grupo de orcos, vamos, podemos con ellos- dijo el enano empuñando el hacha.
Haldir lo alcanzo a pescar a duras penas de la túnica para regresarlo a las seguras penumbras.
-No es solo salir y acabarlos, señor enano, si alguno de esos malditos da la alarma, tendremos la otra mitad de Mordor aquí- reclamo Haldir.
-Cierto- dijo Aragorn. No podemos arriesgarnos-
-¿Algún plan?- espeto Gimli sacudiéndose la fina mano que aun lo sujetaba por el cuello de su túnica.
-Necesitamos una distracción. Tenemos el factor sorpresa de nuestro lado. Y ya que el señor enano esta ansioso de salir- comento inocentemente Haldir.
-Estoy de acuerdo. De todos modos en cuanto salga, con esas pisadas tan ruidosas, lo descubrirán en seguida- segundo Elladan
-¿Qué has dicho tonto elfo?-reclamo Gimli.
-Ni que decir de su naturaleza. Me sorprende que no lo hayan olido todavía- continuo Elrohir.
-Te reto que vuelvas a repetir eso- desafió Gimli, volteando de elfo a elfo.
Los tres elfos ignoraron al enano y voltearon sus ojos a Aragorn, el cual solo agito su cabeza levemente.
-¿Por qué Ada me envió con tres elfitos?- murmuro- Elladan y Elrohir cargaran a la izquierda, Haldir y yo a la derecha- dijo en voz alta
-¿Y que hay de mi muchacho?- interrumpió Gimli.
- Lo siento Gimli- dijo Aragorn, poco después empujaba al enano- Tengo fe en ti. Te cubriremos las espaldas-
Y con eso, Gimli se vio de pronto en medio del pasillo. Solo.
-¡Tontos elfos! -Murmuro el enano- ¿Quién los necesita?-
Para entonces, como bien lo habían predicho los elfos, los orcos lo vieron de inmediato.
Ya con el fenecí de la batalla encima, los orcos solo pensaban en una cosa. Y con este oscuro pensamiento se lanzaron hacia el enano.
Gimli ya los esperaba aferrando un par de hachas y con un grito de guerra, les busco el encuentro.
Cuando Gimli soltó el primer golpe, ya Aragorn y los demás habían saltado detrás de el. Rápidamente Haldir y Aragorn tomaron la parte frontal y los gemelos la retaguardia, impidiendo que ningún orco escapara, mientras descargaban la espada a diestra y siniestra.
Cuando ya casi acababan con el último orco, Aragorn se acerco a la puerta, golpeándola con el puño.
-¡Legolas!- grito desesperado, si Legolas no se hallaba ahí, o si era una trampa del Oscuro, entonces todo había terminado.
Gilraen- s. estrella errante,
Eärendil- q- Enamorado del mar. Planeta Venus.
