.CAPITULO 10

-¡Legolas!- volvió a llamar la voz del otro lado de la puerta.

Legolas se quedo inmóvil unos instantes, sin saber si en verdad era la voz de Aragorn, su imaginación u otro engaño se Sauron.
Aun si fuera verdad, no sabia si tendría el valor de enfrentarse a Aragorn, las preguntas que seguirían, su Ada… su cobardía… ¡Oh Valar¿En verdad quería irse?

Otro eco en la puerta lo despertó de su angustia, con temblorosas piernas se acerco a la gran puerta, deposito su oreja en la fría puerta de madera y metal, tratando de escuchar algo.

-¡Legolas, mellon¿Estas ahí, responde, si no puedes, haz un ruido o algo – volvió a gritar la voz mas desesperadamente y tan alto que Legolas dio un brinco hacia atrás para frotarse su lastimada oreja.

-¡Auch, no grites tan alto Estel, todo Mordor te escuchara- Escucho Aragorn del otro lado de la puerta. Todos soltaron un resuello de alivio.

-Legolas, escucha, vamos a sacarte de aquí, debemos de ser rápidos y cautelosos. Solo espera un poco- escucho Legolas decir a Aragorn.

¿Vamos¿Eso quería decir que Estel no estaba solo?

-De acuerdo Estel, no voy a ningún lado- alcanzo a escuchar Aragorn.

-Bueno su sentido de humor sigue intacto- pensó aliviado Aragorn mientras buscaba los limites de la puerta.

-Emmm-

-¿Si, Gimli?- pregunto Aragorn.

-Solo una pregunta¿Como vamos abrir la puerta si no tiene cerradura?-

Aragorn se quedo estupefacto. En verdad que la puerta no tenia cerradura, cerrojo u algo parecido. Haciendo a un lado a Estel, Gimli recorrió rápidamente con la vista la puerta, luego con toscos dedos los limites de esta.

-No, no hay modo de abrirla, a menos…-

-¿A menos que,que?- preguntaron los elfos al unísono.

-Que la bella Dama Galadriel no ayude de nuevo- concluyo Gimli, mirando burlonamente a los elfos.

Ignorando la mirada del enano, Elladan busco de nuevo el frasquito, luego lo apoyo sobre la puerta-

Haldir y Elrohir miraban nerviosos la retaguardia.

Por momentos nada paso. Aragorn le dirigió a su hermano una mirada de interrogación. De pronto el frasco se partió en mil pedazos. Elladan a penas si alcanzo a soltar su mano. Aragorn estaba a punto de preguntarle a su hermano si estaba bien, cuando la puerta empezó abrirse.

Llanuras de Mordor.

En las calientes llanuras, el cuerno elfico se escucho por segunda vez en la distancia.

-¡Gilraen, ordena a todos que se replieguen!- ordeno Thranduil.

-¡Pero mi Rey, no hemos sufrido grandes bajas, aun no cargamos con todo!- argumento el Capitán Elfo.

-Lo se Gilraen – Y quiero que siga así, solo debemos comprar tiempo, el Oscuro se dará cuanta pronto de nuestro engaño, no quiero perder mas guerreros-

-¡Pero se trata de nuestro Príncipe mi Rey, toda la armada expondría su vida por su amado Príncipe sin titubear- volvió a interceder el noble elfo.

-Eso también lo se- exclamo con orgullo el Rey Elfo- y por eso les estoy muy agradecido. Pero no expondré más vidas, no a costa aun de mi propia sangre. Y eso es una orden Gilraen- termino Thranduil.

-Por lo menos- volvió a insistir el Capitán- déjenos volver a cargar una vez mas, para evitar sospechas, luego, nos replegaremos hacia el norte.

-De acuerdo- respondió el Rey- eso comprara algo mas de tiempo, pero eso es todo, al tercer llamado del cuerno, nos retiramos- acabo firmemente Thranduil.

Mordor.

-¡Legolas, mellon nin!- ¿Estas bien?- pregunto ansioso Aragorn entrando a la habitación cautelosamente, mirando alrededor y luego depositando su mirada en el elfo en cuestión. ¡Oh Valar, Aragorn trago saliva, Legolas lucia absolutamente…

-Legolas. Aragorn, deprisa no hay tiempo- apresuro Haldir guardando la puerta- despertando a Aragorn de sus pensamientos.
-Debemos salir de aquí- urgieron los gemelos afuera.

No esperando respuesta del rubio elfo, Aragorn tomo a Legolas por una mano y empezó a jalarlo hacia la puerta. Para el, Legolas estaba mejor de lo que podía haber pensado, se veía fresco, como si acabara de tomar un baño, sus ropas, aunque muy livianas, estaban limpias, su pelo suelto estaba radiante, y había alcanzado a ver la mesa servida con comida. Pero la actitud del elfo era otra cosa- el psique de los elfos es muy frágil en la oscuridad- razono Aragorn, pero eso podía esperar, lo primero era salir de ahí.

Estaban a punto de cruzar la puerta cuando sintió que Legolas se soltaba de su mano.

-¿Qué pasa Legolas, vamos, debemos apresurarnos- dijo Aragorn mientras volteaba para sujetar al elfo de nuevo.

-No Estel. Tú no entiendes-

-Aragorn se detuvo un momento. -¿No entiendo que Legolas, no te preocupes, todo saldrá bien-

-No. No puedo irme-

-Legolas, saes, debemos apresurarnos- volvió a insistir Aragorn-

-¡No!- grito Legolas- No entiendes, el… el me ordeno permanecer aquí-

-¿El¿Quieres decir Sauron?- pregunto Aragorn mientras se acercaba de nuevo a Legolas, guardando a Andùril en su vaina.

Legolas afirmo con la cabeza, retrocediendo unos pasos.

-No hay nada que temer mellon nin, el no esta aquí- dijo Aragorn, tratando de tranquilizar al elfo, acercándose un poco más.

-El… no puedo desobedecerlo… aunque tratara… saes Estel, no puedo…- respondió Legolas entre sollozos, retrocediendo un poco mas.

-Legolas, mellon, soy yo, Estel, por favor, ven conmigo, tu puedes Legolas, solo dame la mano- volvió a insistir Aragorn-Seguro algún hechizo de Sauron- pensó tristemente Estel, se le partía el corazón ver a Legolas en ese estado, se veía tan perdido, tan inocente con esos hermosos ojos azules, agitando la cabeza, Aragorn trato de enfocarse de nuevo.
-Nada que el tiempo no pudiera remediar- pensó Aragorn con esperanza, y el se encargaría de eso, pero tiempo era el que no tenían en ese momento, como se lo recordó su hermano.

-¡Demonios Estel¿Qué están esperando¿Una invitación, saca a Legolas de ahí¡Ahora!- grito Elladan al escuchar el segundo llamado del cuerno elfico a lo lejos.

-¡Thranduil se retira¡No hay tiempo!- urgió Elrohir.

Gimli entro tan rápido como sus cortas piernas se lo permitieron. -¡Tonto elfo¿Qué estas esperando?-

Aprovechando que Legolas desviaba la mirada para mirar al enano, Aragorn, en un rápido movimiento, descargo su puño sobre el fino mentón de elfo.

-¿Estas loco muchacho, esta bien que Legolas sea cabeza hueca¿pero no crees que te excediste?- grito Gimli al ver desfallecer la esbelta figura del elfo.

-Te explicare después Gimli- respondió Aragorn mientras llevaba una mano por debajo de las rodillas del elfo, levantaba fácilmente a Legolas- ahora debemos partir-

Aragorn ya cruzaba la puerta, cuando alcanzo a sentir una fina sacudida en el cuerpo de Legolas. Preocupado, se detuvo un momento y se enfoco en la respiración del elfo en sus brazos.

-Saes…no quiero irme… saes…no quiero - balbuceo Legolas apenas, tratando de incorporar la cabeza.

-Todo saldrá bien Legolas. Te lo prometo- le consoló Aragorn mientras emprendía de nueva cuenta su andar.

Cuando Aragorn cruzo la puerta, sintió que el cuerpo de Legolas se relajaba del todo en sus brazos, al voltear de nuevo hacia Legolas, vio con horror que sus ojos estaban cerrados.

En lo alto de la Torre Oscura.

Sauron sonreía complacido. La armada elfica no era rival para su horda de orcos.

-Pronto, muy pronto, no habrá lugar seguro para ti Thranduil, ni para ninguno de los tuyos- murmuro la oscura figura- Ni en tu reino, ni en ningún otro sobre Arda, y todo se lo debes a tu propio hijo- Termino Sauron entre risas.

Pronto vio que la mayoría de los elfos se replegaba hacia el norte.

Algo no andaba bien.

Un vuelco en el pecho doblo a Sauron en dos, con un gemido, supo al instante lo que había pasado. Legolas ya no se encontraba en Mordor.

Mordor. Pisos más abajo.

-¡Pronto, este es el camino!- susurro Haldir, señalando la entrada – o salida- de donde iniciaban las oscuras cavernas.

-Gimli, conoces mejor el camino, acompaña a Haldir, Elladan y Elrohir en la retaguardia- respondió Aragorn.

-Bah, de nuevo con ese engreído - murmuro Gimli mientras trataba de alcanzar al platinado elfo.

Avanzaron rápidamente por los intricados pasajes. Aragorn no dejaba de mirar hacia Legolas, le preocupaba en sobremanera que tuviera sus ojos cerrados, no lo había mencionado con sus hermanos, suficientes problemas tenían ya, fuera de eso, podía sentir que la respiración de Legolas era tranquila, ajena a todo el bullicio que lo rodeaba.

Empezaban a cubrir los primeros metros del camino, cuando Haldir hizo una señal de alto, todos aprestaron los sentidos, cuerpos tensados, armas listas.

-Es el tercer llamado del cuerno, Thranduil se retira. Sauron debe saber ya que Legolas no esta, y si no, pronto lo hará. Debemos arriesgarnos a marchar mas rápido- sugirió Haldir – con suerte, nuestros caballos aun nos esperan del otro lado.

-Estoy de acuerdo- respondió Aragorn- corramos el riesgo, hemos llegado muy lejos para perderlo todo ahora-

-Entonces apresurémonos. Podemos turnarnos para llevar a Legolas- sugirió Elladan.

-No- respondió tajante Aragorn- mmm, quiero decir que no me he cansado, apenas si pesa algo- respondió rápidamente Aragorn.

Los gemelos solo intercambiaron miradas – Esta bien, pero en cuanto te canses, no dudes en pedirnos ayuda, sabemos que puedes ser muy testarudo- comento Elrohir.

-Vamos entonces, a carrera- ordeno Haldir, eso si el señor enano puede seguirnos el paso- alcanzo a decir antes de comenzar a trotar.

-Ya veras si puedo seguirte el paso tonto elfo- Contesto Gimli, tratando de alcanzar al elfo-

-¿Lo vez Estel, somos tres elfitos y un enano- alcanzo a escuchar Aragorn a Haldir a lo lejos.

Aragorn solo sonrió, sabia que Haldir lo hacia para aliviar un poco la tensión, además de incitar a Gimli, esta caminata iba ser extenuante para el enano. Apretando más al hermoso elfo hacia su pecho, Estel empezó también la marcha.

Andùril- q.-brillo del oeste, la espada reforjada de los fragmentos de Narsil.