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HERMANOS
por Liluel Azul
Capítulo 3
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Shun contempla a Hyoga arreglarse para salir.
Como si fuera poco tener que compartir su puesto de consentido con Seiya, encima tiene que compartir a Hyoga con Eri.
Y mientras el ruso se va, Shiryu se ríe de los refunfuños de Shun.
-Te molestas al ver salir a Hyoga con Eri, porque sientes que se olvida de ti, pero no fueras tú saliendo con June, porque estoy seguro que lo que menos recuerdas es que quieres a Hyoga. -Dice el dragón.
-Lo único que has de pensar es si te alcanza para el motel. -Dice Seiya
-Oye, yo nunca he ido a un motel con June.
-No puedo creerte, ¡haz sido intrépido y la has metido en tu cuarto!
-Bueno pues qué piensas que hacemos June y yo.
-Silban y aplauden. -Dice Shiryu riendo.
Shun movió la cabeza molesto mientras veía por la ventana, tratando de ocultar su sonrojo producto de recordar lo que hace con June a solas. Cierto, cuando está con June ni se acuerda de Hyoga, por eso cuando Hyoga sale, piensa que ni se acuerda de él.
-Mujeres, le absorben a uno el cerebro.- Dijo por fin, el peliverde.
Hyoga tiene vida muy lejos de él.
En tanto…
Ciertamente en estos momentos Hyoga ni se acuerda de la existencia de Shun. Está muy ocupado viendo los carteles de las películas esperando a Eri.
Tan feliz y tranquilo está, que no ha notado que desde que salió de la mansión alguien lo ha ido siguiendo.
Cámara en mano aquel individuo desde la lejanía le ha estado tomando fotos.
Pero en estos momentos el santo Cisne no se da cuenta de eso pues su mente está atrapada en un dilema, se cuestiona, a) la película de acción del momento, llena de vehículos, mujeres sexys y explosiones; o b) la que destila miel, romance y lagrimas; o c) la película llena de terror y sangre a la cual Seiya le estuvo insistiendo a que la viera con Eri.
-¡Buu! –Dice Eri apareciendo de repente por el lado izquierdo.
-¿ ¡Ah! ? –No la sintió llegar.
-Siempre que llego por tu izquierda te sorprendo ¿por qué?
-Me lesioné en una batalla así que no puedo ver con ese ojo.
-¿Nadita?
-Nadita.
Eri levanta el fleco del ruso para contemplar sin problemas el ojo izquierdo. -Con razón tienes el fleco más largo de ese lado. –Dice descubriendo la pequeña cicatriz que tiene en el parpado. -¿Qué te dijo el doctor? ¿Nada se puede hacer?
-Dijo que con un transplante de cornea, pero prefiero dejarlo así, veo perfectamente bien con el otro ojo.
-Bueno.
-¿Esta?-Pregunta, cambiando de tema y señalando el cartel de la película de amor.
-Le prometí a Miho que la iba a ver con ella.
-¿Entonces?
-Seiya me recomendó esta.
-A mi también.
Opcion c) película llena de terror y sangre. Entraron armados con palomitas, refrescos y dulces, pero ninguno de los dos come, casi no respiran, abrasaditos tiemblan de terror.
-Tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo… –Susurran Hyoga y Eri.
-¡No! ¡No abras la puerta! –Murmura Eri. -¡La va a abrir no quiero ver! -Y se tapa los ojos con las manos al tiempo que esconde la cara en el pecho del rubio.
-Tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo… ¡Ah! ¿¡Qué es eso!?
-¿Qué? ¿Qué paso?- Pregunta Eri sin despegarse del rubio.
-No sé.
-¿Cómo que no sabes? –Dice viendo la pantalla.
-¡Aaaaah! –Dicen los dos. –Y se abrazan con más fuerza.
-Tengo miedo Hyoga
-Yo también tengo miedo Eri.
Pese al terror de la película Hyoga está feliz, nunca creyó llegar a ser tan feliz. Eri se ha vuelto un remanso de paz para su alma. Estar aquí como un joven normal y sin tener que ocultar nada de su pasado es algo que nunca se había imaginado.
Eri sabe que es un caballero de Atena, que ha luchado mucho, que ha matado a tantos, que quizás otra batalla por la humanidad lo reclame, que tal vez lo vea lleno de heridas o que ya nunca lo vuelva a ver. Pero nada de eso parece asustarla, pues ella sólo vive en el presente. La vida le arrebató a su familia en un abrir y cerrar de ojos en un accidente, así que no piensa en el mañana, pues no vale la pena preocuparse por cosas que están fuera de su control.
Algo hay que es cierto, ella lo ama y el ruso le corresponde. No necesita más, si llegan dioses y guerras, lidiara con ellas en el momento y no antes.
Eri es una persona que ama el ambiente familiar, aunque sea una familia tan extraña como la de Hyoga, se divierte con Seiya y los demás y se lleva muy bien con Saori. Eri ya es de la familia, como suele decir la diosa y no hay nada que la haga más feliz, se sonroja al tiempo que sonríe cada vez que alguno la llama cuñada.
Esto hace que Hyoga se sienta feliz y que el mundo le parezca perfecto, tiene el cariño de un montón de hermanos y al amor de su vida.
Horas más tarde Hyoga regresa a casa. En el umbral de la mansión Shun literalmente salta a sus brazos, feliz de que ya esta está en casa. Desde lo de ese chico del aeropuerto, siente que algo se va a llevar al cisne lejos. Y el ruso se ríe extrañado por ese recibimiento. Mientras más fotos le son tomadas, sin que se den cuenta.
Seiya también salió a recibirlo con cara picara, preguntando si habían ido a ver la película que le recomendó. Y sonrió aun más cuando Hyoga le dijo que sí, que les dio mucho miedo.
-¡Ah! -Dice Pegaso. -Me imagino que estuvieron abrazaditos del puro susto.
Hyoga se puso todo rojo y lo zapeó antes de entrar en la mansión.
Horas después, en el penthouse de un hotel muy elegante…
Aquel chico rubio que miró a Shun con tanto odio en el aeropuerto recibe las fotos.
Verlas le causa un extraño sentimiento entre pena y amargura, mas, al ver las últimas, que le fueron tomadas cuando el peliverde y el castaño lo recibieron, le causan un gran odio, tanto que maldice a la sangre Kido desde el fondo de su corazón.
Tras pagarle al sujeto, busca entre sus pertenencias un grueso álbum de fotos. Cuya pasta tiene escrito el nombre de Luka. A pesar de tantas paginas sólo hay unas cuantas fotos, en ellas aparece un pequeño rubio, le fueron tomadas a la distancia y de modo furtivo por lo que no son buenas, aun así, sabe que fueron pegadas ahí con absoluta devoción y amor.
Al pensar en eso frunce el seño lleno de molestia. De nueva cuenta maldice a todos los Kido incluyendo a Hyoga. Tiene tanta rabia contra el cisne que casi hace trizas las fotos que acaba de recibir y es que siente que lo odia desde el fondo de su corazón.
Pero no puede… no puede romperlas… en su corazón la voz de la persona que más a amado en el mundo lo detiene. Esa persona hizo este álbum con sus propias manos y otra llena de lágrimas pegó estas fotos. Por eso tiene sentimientos mezclados.
Llora recordando las últimas palabras que ambos dijeron. Tiene una misión que cumplir para que sus almas descansen en paz.
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Notas de la Autora
Por estas tierras, cuando se va a dejar a una parejita sola, la gente suele decir, "silbando y aplaudiendo" para decirles que no anden haciendo otras cositas. Sus boquitas y manitas tienen que estar ocupaditas en silbar y aplaudir. Nada de portarse mal. Por eso Shiryu bromea con Shun y diciéndole que lo que hace con June es aplaudir y silbar. Ellos dos se portan como niños buenos cuando están solos.
No, la verdad es que se portan muy mal, por eso Shun se sonrojo.
