Capitulo 5º

Dos horas y tres cafés más tardes, House pulsaba el botón del ascensor, mientras notaba como la mirada de su amigo James Wilson, le atravesaba toda la espalda.

House se giró y levantó una ceja, esperando algún tipo de explicación de porque no estaba a su lado, como de costumbre.

-Ahora me vas a decir por qué nunca me contaste que mantenías correspondencia con ella- dijo Wilson que permanecía impasible ante la mirada de su amigo.

-Mira que eres pesado, me recuerdas a Cuddy por las mañanas.

Sin embargo, antes que Wilson pudiese decir algo, la dulce voz de la doctora Cameron se hizo presente ante ellos.

-House, ha llamado Cuddy a tu despacho, ha dicho algo sobre un paciente, gominolas y pastillas azules, estaba muy alterada.

-Ahora no puedo, dile que tengo una comida familiar.

Esta vez fue Cameron la que lo miró de arriba abajo, puso los brazos en jarras y algo inclinada hacia House.

-No soy vuestra mensajera, si os queréis gritar, hacedlo personalmente.

House abrió la boca para decir algo, pero la cerró al instante al ver a Cameron andando hacia la sala de diagnostico. Las puertas del ascensor se abrieron por fin de una larga espera y House entró evitando a Wilson lo máximo posible.

-Ahora, ¿Qué le has hecho a Cameron?- preguntó poniéndose a su lado.

House lo miró de reojo y al instante miró de nuevo al frente.

-Nada, solamente dice que la trato como una muñeca de trapo; en realidad le encanta sentirse así, por la noche es mucho más fiera- dijo sarcásticamente.

Wilson puso una mano sobre su cadera y resopló.

-¿Nunca vas a dejar de hacer daño a las personas que te quieren?

Las puertas del ascensor se abrieron y House salió lo más rápido que pudo hacia el exterior. Wilson, que no era tonto, sabía perfectamente que no quería hablar del tema, aunque siguió persistiendo en su duda que le estaba carcomiendo desde que esa mañana él le dijo que Helen le mandaba cartas desde Londres.

-Por lo menos, contéstame a la pregunta ¿no? ¿Por qué nunca me dijiste que te mandaba cartas?

House estaba a punto de salir por la puerta, cuando se giró hacia él y dijo secamente:

-Porque ella no quería, y no me preguntes porque; mejor se lo preguntas a ella misma que nos debe de estar esperando afuera.

Wilson permanecía en shock, ¿por qué? era la única pregunta que pululaba en su cabeza en esos momentos y comenzó a sentirse engañado por su amigo, y por Helen.

-Vamos hombre, no te quedes ahí parado, tampoco es para tanto- dijo House mientras abría la puerta.

"¿Qué no es para tanto?"Pensó Wilson furioso

-¡¿Qué no es para tanto! Tú sabes muy bien lo mal que lo pase cuando ella se marchó, estuve hecho polvo- gritó Wilson delante de todas la enfermeras.

House sonrió y se acercó a su amigo, le dio una palmada en el hombro y volvió hacia la puerta.

-Lo sé- se limitó a decir.

Wilson se acercó casi corriendo a la puerta mientras House salía mirando hacia los dos lados de la calle.

-House, ¿qué sabes o qué supones saber?- preguntó un todavía alterado Wilson.

House solo se limitó a sonreír socarronamente a su amigo, aunque Jimmy se veía bastante alterado y podría pegarle por haberle dicho todo eso.

-No lo hagas más difícil- continuó Wilson.

House divisó la figura de Helen cruzando la calle, se había cambiado de ropa y seguramente se había dado una ducha.

-Jimmy, sólo sé que hubo algo entre vosotros, un polvo, quizás más- dijo levantando la mano para indicar a Helen que estaban allí- no soy tonto.

Wilson ladeó la cabeza hacia la derecha y vio a Helen llegar sonriendo.

-Lo siento, pero nunca pensé que...fuese capaz de hacerme esto- susurró a House mientras Helen se acercaba- no solo fueron los polvos, House, hubo algo más.

House, al oír tal declaración, se giró hacia su amigo y le interrogó con los ojos, intentando interpretar aquellas palabras que le helaban la sangre. Sin embargo, no pudo decir ni hacer nada, porque Helen estaba demasiado cerca de ellos y no quería que la comida fuese tensa.

-Ya hablaremos tu y yo más tarde- dijo House.

-¡Hola!- exclamó la vocecilla de Helen- ¿lleváis mucho esperándome?

Mientras tanto, en la sala de diagnostico, una alterada Cameron, comía del taperware unos macarrones que sobraron del día anterior, ante la atónita mirada de sus colegas.

-¿Estás bien?- preguntó Chase que estaba comiendo un sándwich.

Foreman elevó los ojos al cielo.

-¿Pues no ves que no esta bien? Cameron, ¿te ha hecho algo House?

Cameron dejó el tenedor encima de la mesa y se limpió la boca con la servilleta. No dijo nada, no estaba de humor para oír a sus colegas; así que se levantó y se marchó de la sala de diagnostico con paso firme.

-Parece que no tiene ganas de hablar- dijo Foreman después de que Cameron dejase la estancia.

-Eso es porque papa pato le habrá dicho algo que no le habrá sentado bien- dijo Chase.

-¡No me había fijado!- exclamó Foreman – de todas formas, creo que tiene algo que ver con la chica con la que iba House esta mañana ¿te acuerdas?

Chase asintió.

-O sea que Cameron está celosa.

-O es eso, o es que estamos perdiendo facultades, querido- dijo bromeando Foreman.

A Chase la bromita no le gusto; esta mañana se había sentido extrañamente atraído hacia Foreman y ahora él le estaba diciendo querido; como si fueran una pareja de novios.

-Arg- se limitó a decir Chase.

Foreman lo miró y se preocupó. Esta mañana le había pasado algo parecido, le había dicho que se callara y se había puesto como un tomate, y ahora otra vez lo mismo; pero tampoco le dio mucha importancia, estaba más intrigado por la joven y la felicidad de House que por Chase en ese momento.

El restaurante estaba reventar, aunque no tuvieron problemas para sentarse, tuvieron que esperar quince minutos y eso para House era un castigo, sobre todo para su pierna.

-Llego a estar dos minutos más ahí de pie y me muero- dijo abriendo la carta.

Wilson seguía algo enfadado con House, pero prefirió no mostrar su enfado delante de Helen, que parecía encantada de estar comiendo con unos viejos colegas.

-Si hubiera sabido que íbamos a venir a comer aquí, reservo mesa- dijo Helen mirando los entremeses.

James la miró y por su mente pasaron muchos recuerdos y muchas preguntas que estaba deseando que le contestara; pero sabía que si empezaba a hacer preguntas, las cosas irían a peor, porque House, preguntaría aún más, quizás interesado por cómo sucedió todo o quizás preocupado por ver a su ahijada recordar cosas que le dolían.

-No me has dicho dónde te alojas- dijo House mirando a Helen.

-Bueno, estoy en un hotel que...-empezó

-¡¿EN UN HOTEL!- gritaron House y Wilson a la vez.

La gente miró extrañada a la mesa donde ellos estaban sentados y Helen sintió como si empequeñeciese por segundos.

-Si, en un hotel, llegue hace dos día y no iba a llamaros, porque esto era una sorpresa...además estoy buscando algo cerca del hospital, para estar más cerca de vosotros y porque Cuddy me ha ofrecido trabajar en el área de pediatría.

House arqueó las cejas y miró a Wilson que parecía estar igual o peor que él.

-Entonces no puedes quedarte a dormir en un mísero apartamento- dijo House- o te vienes a mi casa o a casa de Jimmy.

Helen rió a carcajada limpia y esta vez fueron House y Wilson los que se sentían como si empequeñeciesen.

-Oye, House tiene razón por una vez en su vida- dijo mirando a House mientras este le hacía una mueca- no puedes irte a vivir a un apartamento teniendo dos; aunque si vives con House te puedes morir de hambre.

-Si, bueno, contigo se moriría de aburrimiento, además soy su padrino, ¿por qué debería de irse contigo?

Wilson iba a decir algo, pero se dio cuenta en seguida de las intenciones de su amigo; House quería que dijese algo, algo sobre si hubo algo entre ellos...y también estaba Helen que estaba mirando profundamente a Wilson. Sin embargo, solo se limito a asentir.

-Os tengo que confesar algo, que me carcome desde hace tiempo- dijo Helen mirando al plato.

House y Wilson la miraron preocupados, algo no iba bien.

-¿Estás enferma?-preguntó Wilson.

Helen asintió.

-¿Qué es?- preguntó esta vez House más preocupado que nunca.

-No lo sé, desde hace varios días, noto como si la cabeza me diera vueltas y me salen como sarpullidos y moratones en los brazos.

-Puede que sea varicela, ¿la pasaste de pequeña?

Helen volvió a asentir.

Wilson la miró de reojo y notó como empezaba a respirar agitadamente, como si le faltase el aire.

-¡House!- exclamó- mira.

House la observó y sintió pánico al ver a su ahijada volverse pálida como la nieve, pero lo que mas le llamaba la atención era que los brazos estaban rojos y morados. Helen intentó levantarse, pero las piernas no le funcionaban y se cayó al suelo quedando inconsciente.

-James, tómala en brazos y corre lo más que puedas hacia el hospital, que la lleven a planta lo más rápido que puedan y que le intuben- dijo House mientras marcaba unos números en el móvil.

Vio como Wilson corría con Helen en brazos y sintió como el mundo se le venía abajo, había perdido a Jonh y Clare y por nada del mundo quería perderla a ella también.