Metropolitan Police Love Story 0
(o Historia de amor de la policía metropolitana 0)
Cuando Sato se disponía a irse de la casa del chico, algo le retuvo.
Era la mano de Takagi.
5º cap. – Yumi, "La Celestina"
La mano del chico agarró con tal fuerza la muñeca de Sato, que ésta cayó sobre él.
- ¿Eh? ¿Takagi-kun? – Sato estaba confundida y algo ruborizada. Pensaba que estaba completamente dormido y sin embargo...
- Hermana...quédate conmigo... – susurró entre sueños el chico.
Realmente estaba dormido. Estaba hablando entre sueños. Sato se ruborizó más cuando el chico le abrazó más fuerte.
"Takagi-kun...realmente echa de menos a su hermana...y parecía que se hacía el fuerte con lo relacionado a su familia...pobrecito..." – pensaba Sato.
Sato decidió quedarse un rato más así, hasta que le soltara. De todas formas, no se sentía totalmente mal estando de aquella manera. Es verdad que le incomodaba un poco pero no podía evitar sonreír al mirar aquella carita de ángel durmiente y pensar que aquél chico había sufrido mucho a causa de su familia. Sentía aprecio por él...pero...¿sólo aprecio? ¿o era algo más? Eso era lo que rondaba por la cabeza de la chica en aquellos momentos...
"Si Yumi nos viera así...seguro que lo interpretaría mal..." – pensó acertadamente Sato.
Y así fue. Yumi les había seguido hasta la casa de Takagi. Lo del cumpleaños de su hermano menor era una excusa barata para hacer de cupido. Y en esos momentos miraba por la ventana las siluetas.
- Ya lo creo que aprovecha la situación Miwako...¡qué pillina! Ya tengo tema para chismorrear...jejeje... – decía Yumi mientras observaba a través de las finas cortinas de la habitación.
Al cabo de un rato decidió irse.
Mientras tanto, Sato, que no había visto a su amiga espiándolos, seguía sobre Takagi, abrazado por éste. Entonces, el chico le soltó un poco. Ella decidió aprovechar la situación para levantarse. La verdad es que se hubiera quedado ahí pero su madre se preocuparía. Así que...al levantarse miró de nuevo al chico. Le siguió pareciendo muy inocente...
Ella se acercó a su cara y le dio un beso en la frente y le miró con ternura. Después despertó del trance y se dio cuenta de lo que había hecho. Había sido totalmente inconsciente.
"¿Qué me ha pasado? No será que...no, no puede ser..." – pensaba Sato ruborizándose cada vez más. – "Bueno, mejor me voy ya."
El reloj de la mesita ya indicaba que eran las 2 y media.
- Hasta luego...Takagi-kun. Felices sueños... – murmuró Sato mirándole.
Finalmente, salió de su casa y se dirigió a su casa.
La chica empezó a rebuscar en sus bolsillos las llaves de casa pero...no las encontró.
"¿Dónde están las llaves? ¿Me las habré dejado en casa de Takagi-kun? Oh, no...¿Y ahora qué? No puedo volver..."
- ¿Sato? ¿Eres tú?
Una voz a través de la puerta de su casa indicaba que había tenido suerte y su madre estaba despierta.
- ¡Mamá!
Su madre abrió la puerta y le dejó pasar.
- ¿Qué ha pasado que has llegado a estas horas? ¡A las 8 tienes que ir a trabajar! ¿Cuántas veces te he dicho ya que los días de trabajo no vayas al karaoke? No tienes remedio...bueno, yo me voy a dormir ya. Si quieres comer algo puedes coger lo que quieras de la nevera y después a dormir. Buenas noches.
Y así, su madre se fue a dormir y Sato, sin probar bocado, también.
Muy pronto, concilió el sueño. Estaba agotada. Sin embargo, tuvo un sueño muy curioso.
Ella estaba en la casa de Takagi. Él estaba enfermo y ella había ido a visitarle. Entre sueños, Takagi le cogía la mano y le besaba. Y ella a él.
Después, Takagi le confesaba que se había enamorado de ella y le pedía la mano. Entonces, cuando Sato iba a dar una respuesta, se presentaba todo el cuartel general de policía en la habitación porque decían que había habido un robo. Así que Sato tuvo que irse a atender el robo mientras Shiratori sonreía triunfalmente y Takagi se quedaba sin respuesta.
PIIIP PIIIP...
La mano de la chica cogió el despertador y lo desactivó.
"Vaya sueño más raro...¿Y por qué yo...no me paré? ¿Será verdad que los sueños son la manifestación de tus deseos más escondidos? Sonaba tan sincero...y una voz tan suave...¿PERO EN QUÉ ESTOY PENSANDO? ¡Voy a llegar tarde!"
Después de arreglarse adecuadamente salió de casa hacia el trabajo. Por el camino se encontró a Yumi. Ésta le miraba con una sonrisa pícara.
- ¿Por qué me miras así, Yumi? – preguntó la otra chica totalmente extrañada.
- Me alegró que me hicieras caso. – dijo Yumi sin dejar de sonreír.
- ¿A qué te refieres?
- A lo de que aprovecharas porque estabais solos Takagi-kun y tú...¡jamás pensé que me hicieras caso pero...parece que esta vez sí! Jejejeje...
- ¿QUÉ DICES? ¿ESTUVISTE ESPIÁNDONOS? – gritó Sato alarmada y muy, muy sonrojada.
Los policías que en ese momento pasaban por allí dirigiéndose al cuartel se giraron al oír alarmarse a Sato, la oficial que no se alarma nunca.
- Baja la voz, que todo el mundo nos mira. – dijo Yumi a su amiga.
- No es lo que tú crees. Lo puedo explicar...Resulta que... – comenzó a explicar Sato ruborizada.
La voz de su amiga le interrumpió la explicación.
- Supongo que sí pero...¡será una noticia bomba! ¡Takagi-kun y Miwako descubiertos en situación comprometedora! ¡Genial! ¡Voy a contarlo a todo el mundo! – decía sonriente Yumi.
- Ni se te ocurra. Por favor, Yumi, ¿no eres mi amiga? Pues entonces no digas nada. Sólo ha sido un malentendido. Él me agarró la mano y me abrazó pensando que era su hermana, estaba hablando entre sueños. Nada más. No ha pasado nada más, y no hay nada entre nosotros. ¿Queda claro? –dijo Sato fuera de sí y un poco nerviosa.
- Vale, vale. No diré nada. Pero no me vas a negar que sientes algo por él...¿verdad? – preguntó Yumi con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Yumi! Deja ya eso, ¿no? Ya es suficiente. – contestó Sato un poco enfadada pero con un leve rubor en las mejillas al recordar el sueño.
- Sí pero no te creas que te vas a librar de mis preguntas...soy "La Celestina" policía, ya lo sabes.
- Ya, ya. Vamos, que llegaremos tarde a este paso.
Ambas entraron al cuartel.
- ¡Buenos días, Sato-san, Yumi-san! – saludó el inspector Megure.
- Buenos días.
- Acaba de llamar una chica joven diciendo que Takagi-kun no podrá venir a trabajar. Decía que no se encontraba bien. – comentó el inspector a sus empleadas.
- ¿Una chica joven? – preguntaron al unísono Sato y Yumi. – Pero si vive solo.
- Ya, a mí también me extrañó pero...¿quién sabe? Quizá era su prometida.
- ¿Prometida?
Cada vez Sato y Yumi estaban más confundidas. ¿No les había dicho él que no tenía ni prometida ni novia. A Sato le latía veloz el corazón. Y se preguntaba por qué le pasaba eso. Ellos no tenían nada, ¿no? ¿Por qué se ponía tan nerviosa entonces?
Mientras tanto, en casa de Takagi...
- Tranquilo, Takagi, cuidaré de ti desde ahora toda mi vida. No te preocupes.
- Serika...
Fin del capítulo 5.
¿Quién será Serika? ¿Realmente es la prometida de Takagi? ¡Lo sabréis...en el próximo capítulo!
¡Hola! ¿Cómo están todos? Bueno, ya sé que he tardado mucho en escribir este capítulo pero es que he estado muy ocupada y no tenía tiempo. No prometo nada pero espero que el próximo lo saque más pronto. Espero que os haya gustado este capítulo y sigáis leyendo. Aún quedan muchas cosas por pasar...
Por cierto, lo de "La Celestina"...los que seáis de España supongo que conocéis esta obra. Hago referencia a la Celestina, una alcahueta, digamos que una especie de cupido.
Espero que sigáis dejando reviews y, los que ya lo hacéis, muchas gracias. Animan mucho y hacen que tengas ganas de continuar
¡Hasta el próximo capítulo!
