(o Historia de amor de la policía metropolitana 0)

11º Cap. – Tácticas 1, 2 y...¡drástica!

- Eres demasiado bueno con esa niña, Takagi-kun.

- Bueno, cualquiera haría lo mismo. Piensa lo que le ha pasado a su familia y a su casa…

- Ya…aún así…Bueno, olvidemos el tema. Vamos a cenar.

- Sí, eso mismo.

Cenaron tranquilamente, sin ningún percance. Salvo…bueno, realmente ambos sentían que "algo" les vigilaba. En efecto, ellos no lo sabían, pero 2 pares de ojos les miraban atentamente desde otra mesa, ocultos detrás de periódicos con agujeros (xD). Eran Shiratori y Serika.

- Atenta, Serika. Vamos a poner en práctica las tácticas que tengo en mente. Primera táctica: manchar la ropa de Takagi-kun. Harás de camarera y cuando estés cerca de él, se te caerá casualmente la bebida que habías preparado para ellos. Entonces rápidamente le dirás "lo siento, ahora lo arreglo", harás como que buscas un pañuelo para limpiarle pero no tendrás y dirás "venga conmigo, por favor, que se lo limpio". Entonces te lo llevas y dejas a Sato-san sola. Aquí intervengo yo y me la intento llevar a otro sitio. ¿De acuerdo?

- ¡Sí, señor! ¡A la orden! – dijo Serika con pose militar.

Serika se acercó con su traje de camarera hacia la pareja, que ahora parecía más cercana que nunca. Se sonreían con complicidad. Le dio tanta rabia que se le cayó encima la bandeja con las bebidas para la pareja y, al mismo tiempo, cayó al suelo, causando gran estruendo.

- ¿Te has hecho daño?

Sato se había acercado a Serika e intentaba ayudarla a levantar. Vio que tenía una pequeña herida en un dedo. Cuando ella se lo iba a vendar, Serika apartó la mano con desprecio.

- No, estoy bien, gracias. Siento haber derramado su bebida. Ahora les traeré unas nuevas.

Diciendo esto, Serika se alejó y volvió donde Shiratori, avergonzada. Sato se quedó un poco perpleja, no entendió el porqué de la reacción exagerada de la chica. Estaba claro que no la había reconocido. Takagi tampoco, aunque tenía una leve sospecha.

- ¿Qué hago, Shiratori-san? Vaya desastre… Lo he fastidiado, lo siento.

- No pasa nada. Seguiremos con la siguiente táctica. Segunda táctica: la llamada sospechosa. Llamarás desde tu móvil con número desconocido al móvil de Takagi, pondrás una voz un poco diferente a la de siempre y fingirás ser su amante. Cuando diga que no tiene ninguna amante, di "¿ya no te acuerdas de mí? Con lo bien que nos lo pasamos aquella noche en que te emborrachaste…" y seguro que se pondrá nervioso y Sato-san se cabreará pensando que le es infiel. Vamos, ánimo con ello.

- ¡A la orden, señor!

Ring, ring…

Sonó el móvil de Takagi. Éste se extrañó porque normalmente no recibía llamadas nunca. Lo cogió y contestó al teléfono un poco extrañado.

- ¿Diga? Takagi al habla.

- Mi querido Takagi-kun…¿cómo estás? Ya echaba de menos oír tu voz… - dijo una voz melosa al otro lado del teléfono.

- ¿Quién eres?

- ¿Ya te has olvidado de mí? Con lo bien que nos lo pasamos aquella noche que te emborrachaste…

- ¿Eres Yumi? ¡No hagas estas bromas! Es peligroso, ya sabes que los polícias no debemos hacer estas cosas porque podrían interceptarnos los teléfonos cualquier criminal. Así que deja de hacer esto, ¿de acuerdo? Adiós.

Takagi colgó el teléfono, un poco enfadado.

- Esas cosas las hacen los niños pequeños, vaya. No sabía que Yumi tuviera estas aficiones…

- ¿Seguro que era Yumi? Me extrañaría mucho, la verdad. No creo que le guste mucho entretenerse haciendo estas cosas.

- La verdad es que lo pasa muy bien tomándome el pelo así que…no me extrañaría…

Ambos se rieron un buen rato. En otra mesa…

- He vuelto a fallar…lo siento mucho, Shiratori-san. Pensaba que esta vez funcionaría…

- Y yo también. Parece que no podemos subestimarlos. Son sujetos inteligentes. (Murmurando) De Sato-san lo sabía pero de Takagi-kun…no me lo esperaba.

- ¿Qué murmura, Shiratori-san?

- Nada, nada. No te preocupes.

Shiratori pensó que si Serika se enteraba de cómo pensaba sobre Takagi dejaría de ayudarle con sus tácticas, así que siguió manteniendo las apariencias.

- Bueno, tercera táctica.

- Shiratori-san…¿puedo decir algo?

- Claro.

- Me parece que en vez de separarlos estamos uniéndolos más. Sólo mire esas miradas que se echan…

Shiratori les miró y comprobó lo que decía la chica. En efecto, parecía que cada vez estaban más cercanos el uno del otro.

- Esto no va bien…tendremos que aplicar la táctica drástica.

- ¿Y cuál es esa táctica?

- El secuestro de la chica.

- ¿Y eso no les unirá más? Takagi-kun le irá a salvar y ella se lo agradecerá. Se abrazarán y besarán apasionadamente y…¡no, eso no funcionará!

- ¿Tú crees? Confía en mí. ¿No hicimos un trato? No se reducirá a secuestrar a Sato-san. Además también estará la amenaza a una niña indefensa.

Serika le miró perpleja. No entendía lo que quería hacer Shiratori.

- Mira. Este es el plan. Tú serás una niña que un criminal rapta (uno de mis ayudantes). A cambio de la niña, se tiene que entregar Sato-san. Entonces, Takagi-kun, que habrá tenido que observar la situación sin poder hacer nada, irá a salvarla. Pero eso la pondrá en peligro, así que la abandonará a su suerte…¿entiendes?

- Claro…¡es un buen plan! Esta vez no puede fallar.

- Pongámoslo en marcha, pues.

Sato y Takagi ya habían salido del restaurante y caminaban por la calle cogidos de la mano, dedicándose de vez en cuando miradas cómplices.

Entonces…se encuentran un hombre de negro, que está amenazando con una pistola a una niña…

- Somos la policía, suelte a la niña. – dijeron ambos detectives al unísono.

- No, si no se entrega usted. – dijo el criminal señalando a Sato.

- ¿Yo? ¿Y eso por qué?

- Usted encarceló a mi padre. Tengo asuntos pendientes con usted.

Sato se acercó al criminal. Éste soltó a la niña.

- ¡Sato-san! ¿De verdad te vas a entregar?

- Por la niña. Protégela con tu vida.

Sato le guiñó un ojo. Takagi sonrió. Ella tenía un plan. No pensaba perder esa batalla. Tenía un as en la manga, seguro. De todas formas, él la ayudaría si fuera necesario.

El criminal y Sato se alejaron y Takagi aparentó irse en dirección contraria con la niña.

- Ten cuidado, niña. Si quieres puedes ir con tus padres ya…- se le cayó el disfraz - ¿Serika? ¿No me digas que todo esto era…?

- Lo siento, Takagi-kun. Lo hice por mí, yo te merezco más que esa.

- Eso lo decidiré yo. Si has sido capaz de llevar a cabo esta treta…sigues siendo tan egoísta como siempre y yo que pensaba que habías cambiado…me has decepcionado, Serika. Voy a ayudarla. Hasta luego.

- ¡Takagi-kun!

Takagi volvió sobre sus pasos, a buscar a su amada. Mientras Serika lloraba desconsolada, y las palabras de Takagi se repetían una y otra vez en su mente que, como afilados cuchillos, herían su corazón.

Fin del capítulo 11.

Nos acercamos al final. El próximo será el capítulo final del fanfic y seguramente, añadiré un epílogo. Espero que os vaya gustando y comentéis los nuevos capítulos. Gracias por seguir leyendo.