Primer te quiero
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Prompt: primer te quiero
Julio de 1998
Ginny estaba esperando en una de las salas del Ministerio donde iban y venían los trasladadores internacionales. Concretamente, estaba en la sala donde entraban y salían los que hacían el trayecto Reino Unido – Estados Unidos y viceversa. La menor de los Weasley no estaba sola. Junto a ella había otras personas despidiéndose de sus seres queridos o esperando su regreso, al igual que la Gryffindor.
Suspiró impaciente mirando el reloj. Las 10:53h. Quedaban ocho minutos. Ocho minutos para volver a ver a Harry. Había ido a Estados Unidos a avisar a los Dursley de que la guerra había terminado y ya podían regresar a su país. Se fue justo al terminar los funerales de los caídos en la guerra hará finales de mayo. Por allá mediados de julio envió una carta tanto a los Weasley como a Andromeda informándoles de su regreso. Harry se fue a Estados Unidos casi a la vez que Hermione fue a Australia en busca de sus padres. Ron tenía las dudas de si ir con ella o quedarse para estar al lado de su familia tras la muerte de Fred. Molly y Arthur le aconsejaron ir con su novia. El ambiente en casa era deprimente y asfixiante. La única condición que pusieron los patriarcas Weasley, fue que cada día hablaran con ellos por red flu. Y tanto Ron como Hermione cumplieron el trato.
Estaba sola. Arthur y sus hermanos mayores, menos George, Percy y Ron habían ido a ayudar en la reconstrucción de los edificios, Percy no podía trabajar, todavía estaba curándose de sus lesiones, Ron tenía jet lag (llegó anoche de Australia, al igual que Hermione) y George... Bueno, George no estaba con ánimos ni para salir de la cama. Molly no quería dejarlo solo. Así que la única que había ido a recibir a Harry fue ella.
Volvió a mirar el reloj. Las 10:57h. Tres minutos. Suspiró de nuevo. ¿Por qué se le hacían interminables esos diez minutos si llevaba dos meses sin verle y antes de la guerra estuvo diez meses sin tener noticias de él? Como decía su mejor amiga Luna, los seres humanos eran tan complicados y simples a la vez...
La siguiente persona que apareció con un trasladador internacional hizo que a Ginny se le saltaran las lágrimas. Harry había vuelto a casa. Estaba algo más delgado y llevando una única mochila con el encantamiento capacious extremis para poner todo el equipaje necesario en el mínimo espacio posible.
— ¡Haarryyy! — Ginny ensanchó una gran sonrisa al volver a verle. Corrió hacia él a abrazarlo. Desde que terminó la guerra no habían hablado si volverían a ser pareja o no, aunque ambos actuaban como una: pasaban largos momentos a solas, caminaban con las manos entrelazadas, se besaban, se lanzaban miradas de deseo...
Mejor así, cada uno tenía sus fantasmas en la cabeza: Ginny la muerte de su hermano, el regreso y la recuperación de Percy después de ser torturado por los mortífagos, intentar animar a George, y a mamá y a papá; Harry tenía que asimilar que no fue culpa suya la muerte de tantas personas durante la Batalla de Hogwarts y tenía pendiente ir a ver a los Dursley para decirles que ya podían regresar. Dédalus Diggle y Hestia Jones se ofrecieron voluntarios para ir ellos en vez de él, pero Harry se negó. Quería hacerlo él mismo. Ginny entendió el por qué. Era su manera de cerrar la etapa de maltratos fruto de los Dursley y su forma de darles a entender que ya no viviría con ellos, que no los amaba pero tampoco los odiaba. Simplemente dejarlos atrás y cerrar esa parte oscura de su vida. Y era algo que tenía que hacer él solo. Sin la ayuda de nadie.
— ¡Giiinnyyy! — Harry estuvo cabizbajo, pensativo, hasta que ella le llamó. Al oír su nombre, levantó la vista y la vio, sonrió y abrió los brazos para recibir su abrazo.
— ¡Te he echado tanto de menos!
— ¡Yo también! — contestó él. — Pero no más viajes por el momento. Al menos no sin ti.
Ginny sonrió.
— Oiga, ¿es usted Harry Potter? ¿El de verdad? — preguntó uno de los presentes.
— Es verdad, es El-Niño-Que-Vivió-Y-Venció. El Elegido.
— Señor Potter, ¿ha venido de derrotar algún mago oscuro de Estados Unidos? — preguntó un niño.
— ¿Y esa señorita que le acompaña es su esposa? — preguntó otra niña al lado de él señalando a Ginny.
La Gryffindor se atragantó con su saliva. Por Merlín, si todavía no había cumplido los diecisiete y ya la trataban de mujer casada.
— Señor Potter, ¿quiere firmarme un autógrafo?
— ¿Quiere sacarse una foto conmigo?
— ¿Quiere qué le presente a mi nieta? Tiene su edad. — dijo una anciana.
Harry vio como esa gente se le acercaba. Si no actuaban rápido jamás saldrían de allí.
— Ginny — le susurró Harry al oído — a la de tres, corre. Una, dos... ¡Tres!
Ambos empezaron a correr por los pasillos del Ministerio en dirección a la salida con toda esa avalancha de gente detrás, que al parecer había olvidado que esperaban el regreso de un ser querido. Los pobres funcionarios al ver toda esa marabunta acercarse hacia ellos, lo único que podía hacer era apartarse, aunque algunos se añadieron a la persecución al reconocer a Harry.
Gracias a Merlín, Morgana y Circe consiguieron salir del edificio y esconderse en un callejón. Harry le pidió a Ginny que se sentara en el suelo, él hizo lo mismo. Sacó la capa de invisibilidad de la mochila y los envolvió a ambos.
— ¡¿Dónde están?! — preguntó alguien.
— Se habrán aparecido a otro lugar. — contestó otra persona.
— Joder...
— Llamemos al Profeta y contemos la primicia.
— Sí.
— Yo regreso al Ministerio que mi hijo está a punto de llegar. — dijo la anciana que quería presentarle a Harry su nieta.
Algunos se desaparecieron, seguramente al edificio del Profeta, otros regresaron al Ministerio. Ginny y Harry lo observaron todo desde su lugar, completamente en silencio.
— Bueno, ya sabemos quiénes serán portada en El Profeta mañana. — dijo Ginny
— Lo lamento. — se disculpó Harry.
— Tonterías. Los corresponsales del Profeta no paran de venir a entrevistarnos para habla sobre ti o cuando abrirá de nuevo Sortilegios Weasley. — a Ginny se le atragantó la voz al nombrar la tienda de Fred y George. — Papá y mamá ya están hartos. Hemos tenido que poner los mismos hechizos de seguridad que pusieron en la boda de Bill y Fleur.
— Ya me esperaba que pasaría algo así. Desde que terminó la guerra todo el mundo quiere autógrafos, fotos y entrevistas... Estoy un poco harto. Si no vine de incognito con algún hechizo fue porque está prohibido usar hechizos para cambiar de apariencia o ponerse un disfraz cuando se usa un trasladador internacional.
Ginny asintió comprendiéndolo.
— Siento haber venido. Ahora todos pensaran que soy tu esposa. — Rodó los ojos recordando las palabras que dijo la niña. Harry rio. — Pero no me arrepiento de haber venido. Tenía ganas de verte y te echaba de menos. — Ginny le miró y sonrió.
— No tienes que disculparte. De hecho, quería decirte algo justo al llegar.
La menor de los Weasley asintió de nuevo escuchando.
— Sabía que te echaría de menos, Ginny. Y eso que estuvimos casi un año entero sin vernos. Pero no esperaba que te extrañaría tanto. Te quiero, Ginny. Y me gustaría que fueras mi novia. — confesó Harry muy serio.
Ginny no se esperaba tal revelación. Estuvo unos instantes sin responder. Luego sonrió.
— Claro que acepto ser tu novia, Harry. Y yo también te quiero.
Se besaron dentro de la capa de invisibilidad.
Hay que reconocer mi falta de originalidad con el título. Pero no se me ocurría ningún otro mejor.
No tenía claro si hacer que el primer te quiero lo dijera Harry o Ginny. Al final lo dijeron los dos, uno después del otro.
Me ha quedado bastante largo en comparación con los otros que tengo escritos, pero no ser ir al grano cuando se trata de momentos románticos. Tengo que meter a la gente en contexto.
Hasta la próxima
