Disclaimer: Yo no poseo Rurouni Kenshin ni a ninguno de sus personajes. Pertenecen única y exclusivamente a Nobuhiro Watsuki-sensei.


Ruta Musical

Por Kary

Capitulo I

Cuarenta mil cuatrocientos cuarenta yens

Kaoru Hayase caminó tiesamente desde su casa hasta la casa de su mejor amiga sintiéndose extrañamente audaz, jamás había hecho algo parecido y esperaba con todo su corazón que no terminara dando media vuelta para volver a su casa completamente arrepentida. Por eso caminó rápidamente, dándose cuenta de repente que ni traía los zapatos más cómodos que tenía y que tampoco había metido su shampoo en el bolso.

Si solo volvía por dos segundos a casa… no podía pasar nada malo ¿o si?

- No- se dijo Kaoru seriamente y apresurando el paso, si volvía en éste instante no saldría de su casa nuevamente, ella lo sabía.

Kaoru abrió calladamente las rejas que llevaban a la casa de Misao, caminó suavemente viendo las flores de diferentes colores que estaban plantadas a los costados y siguió el camino de piedras hasta la puerta de roble. Soltó un fuerte suspiro cerrando los ojos y levantó su dedo para tocar el timbre, cuando oyó un fuerte golpe.

- ¿Qué fue eso?- se preguntó asustada viendo hacía atrás. ¿Seria la culpa que estaba comenzando a ponerla paranoica?

Se asomó por un costado de la casa, aquélla que iba hacia el patio trasero y tambaleándose levemente por el peso de su bolso y su guitarra observó como los arbustos se movían bruscamente. Kaoru retrocedió para comenzar a gritarle al hermano de Misao que la ayudara cuando una voz conocida se dejo oír en toda su expresión.

- ¡¡Itai!!-

- ¿Misao?- preguntó Kaoru dejando su bolso a un costado, mientras su mejor amiga intentaba pararse de los arbustos que parecían tratar de tragársela.

- ¡Ayúdame Kaoru!- suplicó lamentablemente una Misao llena de hojas y arañazos. Parecía como si Misao hubiese caído del techo o del segundo piso, lo cual era completamente ridículo.

- ¡¿Qué te pasó?!- preguntó Kaoru agarrándola por las manos para ayudarla a pararse.

- ¡Me caí del segundo piso!- exclamó Misao exaltada cuando por fin logró ponerse en pie y comenzó a sacudirse la ropa llena de tierra y hojas. Kaoru la miró incrédula ¡¿En verdad se había caído del segundo piso?! Ella iba a preguntarle por que había hecho esa estupidez pero Misao comenzó a hablar- ¡Por que él me encerró!-

- ¿Quién te encerró?- preguntó Kaoru frunciendo el ceño cuando Misao se agachó buscando algo.

- ¡El idiota descerebrado que dice ser mi hermano!- gritó Misao dejando de buscar lo que sea que había estado buscando. Tenía las mejillas rojas por el enojo, su cabello estaba hecho un enredo lleno de hojas y ramitas y los brazos los tenía repletos de cortadas leves y arañazos.

- ¿Qué pasó?- preguntó Kaoru quitándole unas hojas secas del cabello con un gesto cariñoso.

- Entré a mi casa luego de despedirme de ti ¿verdad?- Kaoru asintió despreocupadamente y siguió quitándole las ramitas del pelo, Misao siguió hablando casi histéricamente – Luego llamé a Okaa-san y decididamente le dije 'Okaa-san ¡Harán un casting en Tokio para elegir a un nuevo cantante y yo voy a ir!' Simple ¿verdad?- Kaoru asintió nuevamente entendiendo ahora el porque era que ella le había dicho lo mismo a su padre. Definitivamente estaba pasando demasiado tiempo con Misao.

- Y Okaa-san me dijo '¡Oh Misao-chan! Eso es maravilloso, me alegro que por fin hayas decidido tomar un nuevo rumbo ¡corre ha hacer tú equipaje!'- dijo Misao agitando sus manos en el aire – Y yo corrí a mi habitación, guardé todo lo que yo quería en mi maletín rojo ¿sabes? Ese que tiene las rueditas blancas con estrellas azules pintadas, bueno después de eso baje a comer un bocadillo y llegó el idiota… el muy, muy idiota mental y me dijo '¡¿Que crees que estas haciendo jovencita?!' Y yo le dije 'Estoy comiendo pan con mermelada de cereza' y él dijo '¡Me refiero a esas maletas tonta!' y yo le dije '¡No me digas ton…!-

- ¡Misao al punto, que ya me estas mareando!- exclamó Kaoru llevándose una mano a la cabeza bastante confundida.

- Bueno- Misao frunció el ceño desalentada -¡El echo es que me dijo que no iría a ningún lugar y cuando le dije a mi mamá ¿sabes lo que dijo?! ¡¿Sabes lo que dijo?!- gritó ella con una mirada histérica.

- ¿Qué dijo?- preguntó Kaoru sabiendo exactamente lo que había dicho la madre de Misao, no porque lo había escuchado sino porque formaba parte de las respuestas que le daba a su hija cuando ella y su hermano discutían, siempre eran las mismas respuestas desde que Kaoru tenía razón de ser.

- Dijo '¡Oh Misao-chan si tú hermano dice que no, es por algo! Es verdad ¿y si te pasa algo? ¿y si te pierdes? Hija será mejor que te quedes aquí.' ¡¿Puedes creerlo Kaoru?! ¡¡¿Puedes creerlo?!!- gritó la muchacha de ojos verdes pateando el suelo molestamente.

- No Misao, no puedo creerlo- dijo Kaoru suspirando tristemente y cerrando los ojos - ¿Y que pasó luego?-

- Bueno le dije al idiota sin cerebro que me iría igual, así que corrí a mi habitación, terminé de guardar lo que quería guardar y fui al baño a buscar mi cepillo de dientes ¡¿Y sabes lo que hizo él?! ¡¡Me encerró en el baño!! ¡En el baño Kaoru!- gritó Misao exaltada y Kaoru pensó irónicamente que ya lo había predicho - ¡Y dijo que no me dejaría salir hasta que se acabaran las audiciones! ¡El cretino tenia pensado dejarme encerrada en un baño por tres días! ¡¡Tres días!! Así que me tiré por la ventana- explicó Misao señalando la pequeña ventana que estaba en la parte superior de la casa, seguramente la ventana que pertenecía al baño donde había estado encerrada Misao, ella tenía suerte de ser pequeña y menuda porque de otra forma ahora estaría siendo rescatada por los bomberos al no poder moverse.

- Eso fue tonto Misao- dijo Kaoru frunciendo el ceño – Pudiste haberte lastimado y dime ¿Trajiste tú inhalador?-

Misao negó con la cabeza y luego se encogió de hombros- Ya que, estoy bien, pero tendré que comprar otro. Lo malo es que tendremos que irnos ahora y que no tengo mi ropa, por suerte había metido el dinero en mis bolsillos porque sabía que se me quedaría si lo ponía en otro lado- Misao se inclinó buscando algo en los arbustos y a Kaoru le costó un poco más entender lo que decía – Okaa-san me dijo que me iba a dar dinero pero ahora dudo mucho que lo haga ¡Oh aquí esta!-

Sacó de las garras de los arbustos un viejo sombrero (su favorito de hecho) que era de tela y pequeño, parecido a los que las personas llevaban en la playa y era muy colorido, consistía en líneas verticales mezcladas de colores negro, blanco, anaranjado, rosa, beish y marrón. Se lo puso alegremente en su cabeza y luego de un momento encontró también entre las viejas ramas su cepillo de dientes que estaba lleno de tierra, con algunas ramitas incrustadas y sin varias cerdas.

- Oh bueno tendré que comprar otro- dijo Misao tirando el cepillo dental – Por cierto que haces aquí, tenía pensado ir a tú casa antes de saltar -

Kaoru iba contarle lo sucedido en su casa a Misao pero una fuerte voz que traspasó las paredes y movió hasta a las hojas de los árboles llegó a ellas dos.

- ¡Estúpida comadreja! ¡¿Por qué demonios dejaste de gritar ahora?! ¡Ofukuro piensa que te dio un ataque de asma! ¡Y no creas que porque estés callada voy a abrir la puerta! ¡Tú estúpido truco del silencio nunca ha funcionado!-

Sanosuke Sagara era el hermano mayor de Misao, desde siempre había sido un bravucón y un vago que había estudiado en la universidad solo porque su madre lo había obligado, después de intentar tres carreras fallidas había logrado graduarse en Ingeniería de Telecomunicaciones y para sorpresa de todos había sido uno de los mejores de su promoción. Con una mala actitud y una soltería aguda, a los 29 años Sanosuke Sagara era un completo inútil que aun vivía en la casa de su madre.

Aún así él siempre había estado cuando ella lo necesitaba, Sanosuke podía ser muy molesto y enfermo-celoso-proteccionista pero Kaoru podía decir que tanto ella como Misao jamás habían tenido que gritar más de dos veces para que él llegara en su ayuda.

Él era una especie torcida de hermano mayor para Kaoru que siempre había sido hija única. Aunque no podía negar que él solía ser a veces muy, muy molesto.

- ¡Ese imbe-!- Misao no terminó de gritar porque Kaoru le tapó la boca con la mano rápidamente.

- Shhh, no hagas ruido Misao- dijo en un susurro soltando a su amiga – Es mejor irnos de una vez, antes que Sanosuke se de cuenta que no estas-

Misao asintió con la cabeza, segura de que su voz no sería silenciosa si abría la boca. Kaoru recogió su bolso blanco y anaranjado del suelo y ambas muchachas se escabulleron entre las sombras inexistentes del patio principal, oyendo a sus espaldas los gritos malhumorados de un Sanosuke bastante irritado.

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- ¡Primero tenemos que ver cuanto dinero tenemos!- gritó Kaoru tratando de que su voz se oyera sobre el ruido de los cientos de pasos de las personas que caminaban apresuradamente y los silbidos electrónicos del Shinkasen anunciando su salida de la estación.

- ¡¿Qué?!- preguntó Misao frunciendo el ceño pero Kaoru negó con la cabeza, no dispuesta a seguir forzando su voz inútilmente.

Algunos minutos después el ruido se disipó cuando el tren bala comenzó a verse como un lejano punto en la distancia y las personas que despedían a sus familiares comenzaron a retirarse.

- De acuerdo, ahora veamos cuanto dinero tenemos- dijo Kaoru abriendo su bolso. Ella y Misao habían llegado a la estación de JR lines hacía pocos momentos, pero había habido tanta gente que no habían podido hacer nada, ni siquiera ver los precios de los boletos. Se sentaron en uno de los bancos de hierro forjado de la estación, viendo la hora en el gran reloj que estaba en la pared.

- Conté lo mío en casa- dijo Misao sacando el dinero de los bolsillos de su pantalón verde que combinaba con la camisa blanca y verde que llevaba puesta, los billetes estaban todos doblados y desordenados y algunas monedas se resbalaron de sus manos, ella se apresuró a recogerlas – Tengo diecinueve mil ciento treinta yens- dijo frunciendo el ceño – No es mucho, pero no tuve tiempo de pedirle a Okaa-san-

- No te preocupes Misao – dijo Kaoru recibiendo el dinero y poniéndolo en su regazo, arregló los billetes y los contó cerciorándose que Misao estaba en lo correcto – Yo debo tener casi lo mismo, recuerda que hace poco fue el cumpleaños de otou-san y gasté todo mi dinero, y después de lo que él me dijo cuando le comenté mis planes- Kaoru suspiró – Bueno… dudo mucho que me hubiese dado algo más que otro sermón-

- Si es verdad- murmuró Misao -¡Todo por culpa del cabeza de pollo! ¡Baka! ¡Estúpido!-

Kaoru comenzó a contar su dinero mientras Misao seguía gritando a los siete vientos groserías contra su hermano mayor.

- Veamos… tengo solo veintiún mil doscientos veinte yens- dijo Kaoru

– Bueno eso no es mucho- dijo suspirando Misao

- ¡Oh espera!- exclamó Kaoru acordándose de algo, abrió el forro de su guitarra y sacó las monedas que había recibido en la mañana, luego comenzó a contarlas – Noventa yens, dándonos un total de cuarenta mil cuatrocientos cuarenta yens-

Misao soltó una risa seca – Somos ricas ¿ne?-

Kaoru sonrió sin sentido del humor guardando todo el dinero en uno de los bolsillos de su bolso – Compremos los boletos de una vez- dijo Kaoru, quería hacer todo lo más rápido posible antes de arrepentirse.

Misao asintió con la cabeza y ambas se dirigieron hasta la ventanilla donde una muchacha joven vendía los boletos.

- Vamos a comprar el boleto de una vez a Tokio, es más caro pero es mejor llegar de una vez- dijo Kaoru pensativamente.

- No – dijo Misao de repente – Mejor compremos boletos hasta Kyoto, son más baratos-

- ¿Qué vamos a hacer en Kyoto Misao?- le preguntó Kaoru frunciendo el ceño - Es mejor llegar hasta Tokio de una vez ¿Dónde vamos a quedarnos en Kyoto? -

- ¡En casa de Okina claro!- dijo Misao alegremente y Kaoru la vio fijamente - ¡Piensa Kaoru! Vamos a casa de Okina, pasamos allí la noche, le pedimos dinero al anciano y después tomamos el tren a Tokio, allí podemos quedarnos en algún hotel hasta la audición y luego… bueno luego veremos. Definitivamente nos saldrá más barato –

- Bueno creo que tienes razón, espero que la tengas de verdad– dijo Kaoru cerrando los ojos, y con un fuerte suspiro le entregó a Misao ocho mil yens que cubrían el costo de los dos pasajes hasta la ciudad de Kyoto.

Ella no podría comprar los boletos, si, había tomado una decisión y nadie le haría cambiar de opinión pero aun así estaba segura que la mano le temblaría.

Estaban cometiendo la locura más grande de sus vidas, se dijo Kaoru. Dentro de unos momentos comenzarían su viaje de cientos de kilómetros hasta una ciudad que no conocían; ella había viajado varías veces a Tokio pero considerando que siempre había estado amarrada a la muñeca de su padre… no podía decir que supiese mucho de la capital de Japón. Además sabía que las calles en Tokio eran todas muy iguales y según su padre, hasta las personas que tenían mucho tiempo viviendo allí solían perderse. Así que… ¿Qué sería de dos muchachas menores de edad en una ciudad tan grande y poblada como Tokio, con solo treinta y dos mil cuatrocientos cuarenta yens en los bolsillos y un loco sueño? ¿Cómo llegarían a la estación televisiva si no conocían nada ni a nadie? ¿En que consistía el concurso? Y si ganaban… ¿Cómo serían las cosas?

Peor aun… ¿Cómo sería si perdían? ¿Cómo haría ella, Kaoru, para regresar a casa si perdía? Tendría que volver con la cabeza baja y reconocer que su padre tenía razón.

'Oh no' se lamentó Kaoru mentalmente, su padre estaría muy feliz de eso.

Una hora y media después, Kaoru y Misao estaban sentadas en los cómodos asientos del tren bala esperando a que éste comenzara a moverse. Por comprar lo boletos temprano habían podido encontrar buenos puestos cerca de la ventana, pero muchas personas que habían llegado a último momento tenían que estar de pie. Kaoru agradeció a quien la oyera que ellas no iban a tener que estar paradas durante las dos horas de viaje hasta Kyoto. El vagón tenía un fuerte olor a pescado y los primeros veinte minutos de marcha Misao estuvo tentada a tirarse por una de las ventanas o vomitaría sobre sus zapatos, por suerte prefirió dormirse un rato, Kaoru descubrió que el fuerte olor provenía de los bentou que las personas llevaban. Ella había viajado solo dos veces (contando está) en el tren bala, normalmente su padre, por formar parte de la Policía Militar tenía ciertos privilegios y cuando tenían que viajar siempre lo hacían en aerolíneas especiales de la fuerza militar.

Después de dos horas y media de ver paisajes coloridos y abstractos a causa de la velocidad, el Shinkasen llegó a la estación central de Kyoto sin hacer mucho ruido. Las personas comenzaron a dispersarse y a tomar taxis que los llevaría a su destino.

- Por suerte el Aoiya no queda muy lejos de aquí, sino gastaríamos un dineral en taxi- dijo Misao bostezando un poco y agarrando el bolso de Kaoru cuando ambas comenzaron a caminar por las limpias calles de Kyoto bajo un sol que comenzaba a caer rápidamente, aunque estaban en pleno verano y el calor de la tarde les quitó un poco el aliento.

Kyoto era una ciudad hermosa y viva que a Kaoru siempre le había gustado visitar, cuando era más pequeña solía pasar las vacaciones primaverales junto a Misao y su familia allí en casa del abuelo de su amiga.

Misao conocía Kyoto mejor que nadie, tal vez porque amaba esa ciudad más que nada o tal vez porque simplemente tenía un muy buen sentido de la orientación, por eso Kaoru nunca tenía miedo de perderse si estaba cerca de la muchacha, a Misao podía dejarse en mitad de la nada y de alguna forma, en algún momento ella llegaría a su destino.

Las luces de las calles comenzaron a prenderse cuando dieron las siete de la noche en el reloj de Kaoru, y aunque aun había gente en la calle, ambas apresuraron el paso. Pronto llegó a su vista una casa grande de tejas azules y paredes blancas, con grandes shojis blancos en la entrada y linternas de papel a los costados, en el techo había un gran cartel que decía en perfecta caligrafía japonesa antigua "El Aoiya".

El Aoiya era un restaurante muy famoso en Kyoto y era manejado por el abuelo de Misao y sus dos hijas, la madre de Misao también había sido encargada del lugar pero dejó de serlo cuando Misao nació y toda la familia se trasladó a Hiroshima.

- Muy bien, ya llegamos- dijo Misao parándose enfrente de las puertas de papel y cerrando los ojos – Ya sabes Kaoru, respira y...- pero Misao no pudo terminar de dar sus instrucciones cuando el shoji se abrió con fuerza y un par de brazos flacuchentos abrazaron por completo su pequeño cuerpo ahogándola.

- ¡Misao-chan!- gritó alegremente el anciano que la sostenía en sus brazos. El abuelo de Misao no era alguien a quien Kaoru pudiera catalogar como normal… bueno simplemente no podía ser catalogado. Tenía una cara fina y delgada, unos ojos rasgados, así como el bigote y la barba blanca que no era muy larga pero lo suficiente para poder amarrarla con un pequeño lazo.

- Jiya… a mi también me alegra verte- dijo ahogadamente Misao tratando de liberarse de los brazos de su abuelo sin mucho éxito – Y mira… traje a Kaoru… allí está-

Kaoru sudó frió cuando los ojos de Okina Sagara se posaron en ella, él soltó una exclamación alegre y liberó de su agarre a Misao para aprisionar entre sus brazos a la pobre pelinegra que murmuró algo incoherente cuando el aire dejó de golpe sus pulmones y la guitarra se le clavó incómodamente en las costillas.

- ¡Oh Kaoru-chan que alegría verte!- dijo el anciano al soltarla, fijo sus ojos en las dos muchachas y comenzó a llorar escandalosamente - ¡Oh Kami-sama! ¡Que grandes están! ¡Y pensar que yo limpiaba la baba de sus bocas cuando estaban aprendiendo a hablar!- dijo sollozando. Misao y Kaoru se sonrojaron y sudaron completamente apenadas cuando algunos transeúntes que pasaban las vieron divertidos.

- ¡Ya basta anciano!- gritó Misao alzando el puño molesta y todavía sonrojada hasta más no poder. Kaoru a su vez balbuceó incoherencias cuando dos muchachos que pasaban y que eran muy pero MUY atractivos comenzaron a reír desvergonzadamente del espectáculo que Misao y Okina estaban dando.

Kaoru se infló indignadamente y comenzó a empujar a Misao hacia el interior del restaurante, aunque esta no se dio cuenta hasta que estuvo dentro del lugar tan familiar para ella.

Omasu y Okon eran las tías de Misao, hijas de Okina y hermanas menores de la madre de su amiga. Ambas siempre habían sido muy agradables y calurosas cuando se refería a Misao e incluso a ella.

Omasu era la más joven de las hijas de Okina, tenía el cabello negro y corto, y usualmente lo llevaba puesto en un bollo tradicional sobre su nuca, sus ojos eran azules claros y aun llevaba una expresión fresca y joven en el rostro. Estaba casada con un hombre de su edad llamado Tsuko Momiya, que era un importante empresario de Kyoto y que pasaba veinte de las veinticuatro horas del día dentro de una oficina. Omasu cargaba en un brazo a un niño de siete u ocho meses que tenía las mejillas rojas y grandes, y unos ojos pequeños y verdes.

Okon era la hija del medio, como solía presentarla Okina para su muy mal humor, tenía el cabello largo y negro que solía llevarlo libremente sobre su espalda y unos ojos claros como la miel. Okon tenía dos hijos, una muchacha más joven que Sanosuke y un hijo mayor que Misao. Estaba casada con el monje del templo Nishi Honganji por lo que su vida era muy tradicional y ocupada.

Misao y Kaoru fueron recibidas calidamente por todos, incluso Okina dio la orden de cerrar temprano el restaurante para preparar una cena especial para su nieta y su amiga. Las preguntas giraron entorno a la universidad de ambas, a la madre de Misao, a Sanosuke e incluso Okina preguntó por el padre de Kaoru. Kaoru supo que era por simple cortesía ya que su padre no solía ser muy amigo o simpático con las demás personas. Ya entrada la noche y cuando todos estaban comenzando a bostezar de cansancio, la pregunta que Kaoru temía salió a la luz.

- ¿Y que hacen aquí en Kyoto?- la pregunta era tan simple y llana como la persona que la formuló. Saki Rasen era la prima mayor de Misao, tenía el cabello de un rojo opaco amarrado en una cola baja, pero era obviamente teñido ya que Kaoru recordaba claramente que su cabello solía ser castaño oscuro, sus ojos verdes estaban detrás de unos lentes de pasta negros y brillaban inteligentemente, sus rasgos eran finos y ella era delgada y tan alta como Sanosuke, para la molestia de Misao.

- Bueno ese es un cuento largo- dijo Misao tratando de sonreír, pero solo le salió una mueca torcida.

Saki era una de las personas menos preferidas de Misao, y Kaoru compartía su opinión desde el fondo de su alma.

Saki era siete años mayor que su prima y siempre había sido muy molesta. Cuando ellas tenían tres y cuatro años y jugaban en las cajas de arena, Saki solía llenarles la ropa interior de piedras y mucha arena; cuando tenían seis años, la muchacha solía empujarlas de los columpios provocándoles raspones en las rodillas y las manos; a sus diez años ella disfrutaba rompiendo las cosas del templo donde vivía y trabajaba su padre para luego echarles la culpa; y aunque ella ya tenía veinte años cuando ellas cumplían los catorce, Saki que normalmente las llevaba a las ferias solía dejarlas abandonadas y ellas tenían que volver caminando y sin un yen hasta el Aoiya.

Por suerte cuando Saki cumplió los veintiuno recibió una beca para estudiar inglés en Inglaterra y Misao y Kaoru pudieron disfrutar los siguientes cuatro veranos en relativa paz. Ahora este año la muchacha había vuelto y Kaoru tuvo la impresión de que era más inteligente y maquiavélica que antes, Saki solía recordarle ligeramente a su propio padre.

- Oh, estaríamos felices de oírlo, Okaa-san no ha traído el té aun- dijo Saki sonriendo malignamente. Misao tragó visiblemente y bajó la mirada hasta Isamu que estaba en su regazo, el pequeño niño la miró con ojos somnolientos.

- Hai Misao-chan- dijo Okina viéndola- Tú madre no me llamó para avisarme que vendrían-

- ¿Ah no?- preguntó Misao fingiendo una mirada de confusión- Bueno, saben como es Okaa-san, suele olvidársele hasta la dirección de su propia casa-

Todos asintieron con una gota en la cabeza.

- ¿Y que es lo que están haciendo aquí? ¿Van a pasar esta última semana de vacaciones aquí?- preguntó distraídamente Omasu mientras marcaba un número en su celular.

- Oh no, no, es solo por ésta noche- dijo Misao jugando con los cachetes de su primo pequeño.

- ¿Por ésta noche?- preguntó frunciendo el ceño Ryoga Rasen, el hermano menor de Saki y primo de Misao.

Ryoga era tres años mayor que Kaoru y que Misao, tenía el cabello corto y castaño oscuro como su padre, los ojos claros como su madre, era alto y con una espalda cuadrada y muscular, los rasgos de su rostro eran finos pero muy masculinos y tenía algunas pecas en el puente de la nariz. Kaoru había sentido desde toda su vida una muy extraña obsesión hacia Ryoga, tal vez porque él solía aparecer cuando Saki las molestaba o porque era muy educado y servicial, bien, ella no lo sabía con certeza pero siempre solía sentirse cohibida cuando estaba en la misma habitación que él.

- Hai- respondió Misao dirigiéndole una mirada rápida a Kaoru – Mañana tenemos que ir a Tokio, vamos a una audición que realizaran allá-

- Oh si, esa audición para cantantes, escuché algo de eso esta mañana en la radio, al parecer será toda una sensación- dijo Okon entrando al comedor con una bandeja humeante, Ryoga se levantó para ayudar a su madre y entre los dos sirvieron el té. Kaoru sintió sus mejillas más calientes de lo normal cuando el muchacho atractivo le sirvió una taza de té.

- ¿Y Obaa-san sabe eso Misao-chan? ¿Y Sanosuke te dejó? Porque eso suena difícil- preguntó Saki soplando su taza de té antes de tomar un sorbo.

- ¡Claro que su madre lo sabe!- exclamó Okina con emoción - ¡Esto es muy emocionante! ¡Mis dos nietas en rumbo al estrellato!-

Kaoru sonrió algo culpable. Okina la consideraba como una nieta más desde siempre y aquí estaba ella, mintiéndole descaradamente.

- No puedo creer que tú padre te lo permitió Kaoru- dijo con una mezcla de asombro y susto Ryoga.

Kaoru utilizó toda su fuerza para no sonrojarse –Si bueno, ya saben papá puede ser muy terco pero no tuvo problema en dejarme ir a Tokio- mintió Kaoru sin mirar a nadie.

- Esa es una gran noticia, Hajime ha madurado- dijo Okina seriamente, mientras se ponía una mano en la barbilla y cerraba los ojos.

Todos asintieron con la cabeza y Kaoru tuvo que reprimir el deseo de reírse hasta ahogarse y morir.

Omasu que había estado hablando por teléfono colgó en ese instante y se levantó de la mesa suavemente.

- Ya es tarde- anunció Omasu tomando a su bebé de los brazos de Misao - Tsuko esta esperándome afuera. Como no creo que las vea mañana, ahora les deseo mucha suerte niñas-

Ambas se lo agradecieron alegremente y unos momentos después Omasu subía al automóvil de su marido e iba rumbo a su casa.

- ¿Y ya llenaron los formularios para la audición?- preguntó Okon tomando su té.

Misao y Kaoru se vieron confundidas -¿Qué formulario?- preguntó Kaoru frunciéndole el ceño a Misao que sonrió con inocencia.

- ¿No saben?- preguntó Okina – Escuché que tienen que llenar unos papeles reglamentarios antes de la audición, como sus nombres y edades para proporcionarles un número de participante-

- No sabíamos, es que salimos rápido de Hiroshima- dijo Misao viendo a Kaoru con ojos grandes – Pero mañana lo haremos-

- Pues deberían salir temprano, escuché que reciben inscripciones solo hasta el mediodía- dijo Saki sonriendo malamente.

Kaoru prácticamente entró en pánico.

- ¡Tranquila Kaoru!- dijo Misao nerviosamente cuando la pelinegra le dirigió una mirada fría – Son sólo tres horas hasta Tokio y tengo entendido que el primer tren sale a las seis, todo estará bien-

Kaoru asintió pero no pudo dejar de pensar que algo saldría mal… y lamentablemente estaba en lo correcto.


- Ofukuro es una forma más ruda de decir madre que los tradicionales Okaa-san u Okaa-chan.

- El bentou es una caja para el almuerzo.


Nota de la autora:

Bueno no fue muy largo, en realidad fue más bien el enlace al siguiente capitulo que es cuando comienza la diversión y las cosas se ponen más difíciles.

Gracias por sus comentarios, me encanta leerlos.

Megu-chan1: jaja gracias. Bueno lo del apellido es que sinceramente no podía relacionar el apellido Kamiya con la personalidad de Hajime Saito así que decidí cambiarlo :) jaja si esa canción está en mi lista.

Elena: jaja si eso es verdad. Me alegra que te gustó el primer capitulo, espero que éste también.

Cristal-dono: Oh si, habrá Misao/Aoshi, eso tenlo por seguro y mucho Kenshin/Kaoru.

Roxy: hola amiga, sip Sanosuke/Megumi en cantidad, sabes que los amo y sería un crimen no escribir de ellos :p

Kaoru Himura14: jaja nooo, esto no tiene nada que ver con ese programa, primero porque yo jamás en mi vida lo he visto y segundo porque tengo mis propias ideas y cualquier coincidencia sería solo eso. Yo tambièn amo X-Japan y todas sus canciones.

Mer1: ¡amiga! Jeje pues a ella no les irá del todo bien… upps…

Y-Yukiko-Y: humm… puede ser que sea ella… :p y si habrá M/S. Pues la respuesta a tú otra pregunta ya la debes saber. ¡Gracias!

gaby (hyatt: ¡GRACIAS!

Kaoru himura: ¡Ya esta listo! Espero que me dejes tú opinión.

Mila.Potter.Lavigne: jeje no importa, agradezco muchísimo tú mensaje.

Sumire-chan: Pues como verás si lo es. Y si saldrá Aoshi dentro de poco, Tsubame también saldrá. Gracias amiga y trataré de continuar con mi fic de Slayers.

Bueno espero que me dejen sus mensajes!!

Kary

Ja ne