Ruta Musical

Por Kary

Capitulo II

Porque siempre, siempre, todo puede empeorar

Cuando Kaoru se despertó la mañana siguiente, supo que algo no estaba bien. Primero: porque había demasiada luz en la habitación.

Segundo: porque algo amarillo estaba sobre sus ojos.

Con un sobresaltó Kaoru se levantó del futon en el que había dormido y corrió hasta el baño pisando a Misao y despertándola en el proceso, de una forma muy brusca.

- ¡¡Kyaaaaaaa!!-

El grito resonó tan fuerte en todo el Aoiya que Misao se despabiló de inmediato y corrió desde la habitación hasta el lugar de donde venían los gritos histéricos de, una obviamente histérica Kaoru.

- ¿Por qué gritas?- preguntó cerrando los ojos y respirando agitadamente por la carrera.

- ¡Mírame!- ordenó Kaoru y los ojos de Misao se abrieron al instante, su quijada tocó el piso cuando vio a su mejor amiga. Tenía la cara roja de ira y Misao podía ver el fuego de sus ojos y su aura enfurecida elevándose, pero eso no era raro ya que Kaoru se enfurecía con facilidad. Lo raro era su cabello, este tenía mechones desarreglados y bastante feos de un color amarillo pollito que resaltaban en su pelo normalmente negro.

- ¡Y mírate!- gritó Kaoru apuntándola. Misao se vio en el espejo y su gritó despertó a las últimas personas que podrían haber estado durmiendo en todo Kyoto.

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Okina vio el techo de su casa temblar con fuerza y algo del polvo que no se limpiaba seguidamente cayó hasta el suelo, con un suspiró siguió barriendo la entrada del Aoiya felizmente.

Era genial cuando todas sus nietas se quedaban a dormir bajo el mismo techo.

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Kaoru finalmente se había calmado después del tercer baño, el color amarillo persistía en muchos mechones de su cabello pero no tan fuerte como antes, maldijo a Saki entre dientes. Si, claro, su idea de quedarse a dormir también en casa de Okina no era de gratis.

Cuando salió del baño y se cambió, Misao ya estaba vestida y haciéndose su típica trenza, el cabello aun lo tenía de un fuerte color rosado pero no tanto como en la mañana, aunque no se le veía muy bien que digamos.

- Estúpida… bruja… malvada… idiota… venganza- Esas fueron las palabras que la mente de Kaoru registró de los labios de Misao antes de ver su celular. La sangre se extinguió de su rostro al momento.

Tres minutos después, ambas corrían por todos lados gritando histéricamente. La alarma del celular de Kaoru, por alguna extraña razón no había sonado y ya era muy tarde, tanto que ambas se fueron sin desayunar y Okina obligó a Saki a que las llevara hasta la estación de trenes en su automóvil. La muchacha simplemente sonrió y asintió sin queja. Kaoru habría preferido ir corriendo pero la prima de Misao, sin abrir la boca las llevó tan rápido como pudo.

Ninguna de ellas dijo nada sobre el cambio de color del cabello de Misao y el de Kaoru.

Tuvieron que tomar el tren de las ocho, pero como compraron los dos últimos boletos que estaban en venta, tuvieron que viajar las tres horas a pie. Misao entre el vacío del estómago, el hambre, el fuerte olor a pescado y otras cosas misteriosas, terminó precipitándose hasta el baño con una mano en la boca y la cara muy verde y enferma, cuando regresó se veía tan débil y miserable que un muchacho joven le cedió su puesto amablemente.

A las once y cuarto llegaron a la estación de Tokio y cuando salieron al aire libre se encontraron rodeadas de cientos y miles de personas que caminaban apresuradamente de un lado a otro. Kaoru balanceó su guitarra en su espalda sintiéndose de repente perdida. Miró a Misao de reojo y vio que la muchacha parecía temblar ligeramente.

- De acuerdo, deberíamos preguntar en algún lugar la dirección de Japan Mitsurugi Corporation NHK- dijo Misao leyendo lo que Okina le había escrito en un papel, también le había dado algo de dinero pero ella en su apuro de llegar rápido a la estación, lo dejó olvidado en la mesa del comedor. Misao estuvo lamentándose seis cuartos de las tres horas en el tren.

- Es mejor hacerlo ya, quedan cuarenta y cinco minutos para las doce y si Saki dijo la verdad hay que apurarse- opinó Kaoru mirando algún lugar donde podrían preguntar la dirección.

- Apuesto a que esa fue una mentira- dijo Misao rencorosamente, mirando con tristeza su cabello trenzado y bastante rosado.

- Es mejor no arriesgarnos- dijo sabiamente Kaoru.

Tenían suerte de que las personas fueran amables en Japón porque de otra forma jamás hubiesen llegado a ningún lugar, una anciana que caminaba con un perrito chihuahua les dijo (algo escandalizada por el color de sus cabellos) que tendrían que tomar un taxi para llegar hasta la estación televisiva, porque sino tardarían aproximadamente una hora en llegar si iban a pie.

El taxista era un hombre bastante anciano con unos ojos azules muy claros y brillantes; cuando Misao le dijo la dirección el hombre sonrió suavemente.

- He llevado a más personas a ese lugar en esta semana, que a cualquier otro lugar en toda mi vida- dijo emprendiendo la marcha.

- ¿Qué hora es?- preguntó Misao doblando el forro de la guitarra entre sus manos.

- Once y media- respondió Kaoru mordiéndose el labio inferior.

- No te preocupes Kaoru, seguramente Saki dijo que las inscripciones eran hasta las doce solo para molestar- respondió Misao recostándose indiferentemente en su asiento.

- Oh no, no- dijo el taxista, ambas muchachas lo vieron por el retrovisor con ojos grandes – Yo también escuche que esas inscripciones eran hasta el mediodía-

- ¡¿Y entonces que hace yendo a ochenta?!- le gritó Misao prácticamente en el oído al hombre - ¡¡Apresúrese!! ¡¡Rápido!! ¡¡Rápido!!-

El anciano pisó el acelerador y ambas muchachas se pegaron bruscamente en la cabeza con los asientos. Kaoru parpadeó varias veces antes de recuperar la visión.

Quince minutos después se encontraban todavía dentro del taxi y en una cola completamente parada, las bocinas de los demás conductores sonaban escandalosamente y Kaoru pensó que era porque era hora del almuerzo.

- ¡No vamos a llegar!- gimió lamentablemente Misao.

Kaoru suspiró tristemente, ahora tendría que regresar a casa y admitir que no había logrado nada de nada… su padre no estaría muy contento, ni siquiera la había llamado y a estas horas estaba segura de que él ya sabía que ella no estaba en su casa. Genial su aventura solo había durado veintiún horas y media.

- ¡Deténgase!- gritó Kaoru en un arranque, aunque no hacía falta porque el taxi estaba completamente parado en el tráfico. Misao y el anciano la voltearon a verla.

– Señor ¿Qué tan lejos estamos de Japan Mitsurugi Corporation NHK?- preguntó sin responder a las preguntas que Misao le estaba haciendo.

- No tan lejos- dijo el hombre viendo hacia el frente nuevamente, luego señaló con su arrugado dedo un gran edificio negro con ventanales azules que resaltaba entre muchos otros más pequeños – Es ese que esta allí, no creo que se pierdan-

- Arigatou - agradeció Kaoru y le pagó al anciano lo que el taxímetro indicaba - ¡Vamos Misao!- gritó cuando salió del automóvil, una muy confundida Misao la siguió cargando la guitarra sobre un hombro.

- ¡Kaoru espera!- gritó Misao siguiéndola, pero Kaoru solo la escuchó cuando ambas tuvieron que detenerse frente a un semáforo.

- Quedan diez minutos para que cierren las inscripciones- explicó Kaoru respirando agitadamente – No podemos esperar-

No hacía falta decirlo dos veces, cuando el semáforo les permitió el paso nuevamente Misao salió corriendo como un bólido golpeando a varias personas con la guitarra que, irónicamente era mucho más grande que ella. Kaoru llegó pocos segundos después al lugar donde estaba Misao parada en una pequeña cola de no más de siete personas, había como una especie de taquilla cerca de las enormes puertas del edificio y un gran cartel sobre ella que decía "Inscripciones para la Audición del 26 de Agosto".

Era un edificio enorme, tan grande que Kaoru subía la cabeza y no podía ver el final, tenía ventanas grandes y ahumadas pero reflejaban el azul del cielo, las paredes eran negras y a un lado de las enormes puertas eléctricas estaba en letras doradas el nombre del lugar "Japan Mitsurugi Corporation NHK".

- ¡Llegamos! ¡Llegamos!- Misao dijo respirando alegremente cuando Kaoru llegó a su lado. La pelinegra asintió con la cabeza sonriendo y el corazón corriendo.

Varios minutos después, Kaoru y Misao ondeaban alegremente cada una un carnet con un número grande y negro que estaba colgado de una cinta roja.

- Wow- dijo extasiada Misao cuando ambas se sentaron en un insignificante banco de hierro frente a la gran construcción que se elevaba ante ellas – Siete mil setecientos ochenta y nueve, uff… será un día largo el que nos espera- dijo ella con un suspiro.

Kaoru asintió suavemente viendo su carnet que tenía el número siete mil setecientos ochenta y ocho, wow, sería un enorme reto hacer una cola con casi seis mil personas por delante.

- ¿Crees que puedan hacer tantas audiciones en un día?- preguntó Kaoru frunciendo el ceño ligeramente.

- No se- respondió Misao estirándose alegremente – Me imagino que si ¿Quién sabe? La gente de este medio es algo rara, ó tal vez lo alarguen un día más-

- Espero que no- dijo Kaoru, luego miró su reloj y sintió su estómago gruñir de hambre… habían salido de Kyoto sin desayunar – Deberíamos ir a buscar un hotel y luego ir a comer algo –

Ambas decidieron buscar un hotel cercano al canal televisivo, Misao estuvo insistiendo en que se hospedaran en el Hotel Intercontinental Tokio Bay pero Kaoru desecho la idea, primero porque era muy caro y segundo porque quedaba bastante lejos, cerca de la Bahía de Tokio.

Decidieron hospedarse en Shiba Park Hotel Tokio, porque quedaba cerca de la torre de Tokio que a su vez estaba a unas pocas calles de donde sería la audición, aunque primero tenían que preguntar el precio de una habitación doble y si era muy cara buscarían otro hotel.

Cuando el estrés del tiempo se agotó fuera del cuerpo de Kaoru, ella pudo observar nuevamente la ciudad de Tokio con una nueva perspectiva. Era igual de grande, ruidosa, llena de anuncios y personas como la recordaba, solo que ahora se veía mucho más grande, mucho más ruidosa, con muchos más anuncios y muchas más personas, tal vez porque estaba caminando por las calles sola y sin su padre o porque se sentía algo cohibida por no saber donde estaba parada exactamente.

- ¡Mira eso Kaoru!- exclamó Misao apresurándose hasta una enorme vitrina. Tenía unas cortinas moradas y exhibía en una larga mesa triangular un juego de cartas españolas, otras cartas egipcias y algunas del tarot; habían varias figuras representantes de la astrología, calendarios y muchos libros con títulos relacionados al arte de la adivinación - ¡Entremos!-

- No se Misao- dijo Kaoru dubitativa mirando el anuncio elegante en el techo del establecimiento – No tenemos mucho dinero y este lugar se ve caro-

- ¡Oh vamos Kaoru!- dijo Misao mirándola con ojos acuosos.

- Esa vieja bruja es un fraude, les sacaría los dos ojos a cambió de decirles sus gustos- dijo una voz rasposa y opaca. Kaoru volteó hacía el lugar de donde provenía la voz.

En la esquina por donde habían pasado hacia un minuto, y que no habían visto, había un viejo toldo negro y destartalado donde una mujer muy anciana estaba sentada con un fino kimono gris, tenía el cabello más largo que la propia Kaoru y era muy blanco, sus ojos eran negros y pequeños y cientos de arrugas pintaban la piel visible de su rostro y sus manos.

- ¿Gomen nasai?- preguntó Misao acercándose a la señora.

- Dame tú mano y te diré si saldrás seleccionada en esa audición- dijo la mujer. Kaoru abrió los ojos sorprendida y Misao se apresuró a mostrarle la palma de su mano izquierda a la mujer.

- ¿Saldré? ¿Si? ¡Dígame!- dijo Misao saltando alegremente y golpeando a Kaoru en las costillas con la guitarra.

- ¡Itai!- Kaoru exclamó medio molesta por el comportamiento de su amiga.

- Ya quédate quieta chiquilla- dijo la mujer frunciendo el ceño, agarró la mano de Misao con brusquedad y apartó de su muñeca las muchas pulseras de colores que llevaba, luego la levantó hasta su línea de vista y acercó su rostro tanto que a la muchacha le hizo cosquillas su respiración en la palma de su mano.

- Bien, bien. Tienes una mano armónica- dijo la mujer. Kaoru y Misao se miraron confundidas por su declaración, la anciana levantó uno de sus arrugados dedos tocando la línea más larga de la palma de Misao, aquella que salía de entre su dedo pulgar he índice y llegaba hasta su muñeca en un arco – Vida muy larga, conocerás muchas ciudades y probablemente vivirás muchos años fuera de Japón, algún lugar caliente y con mucha gente. Nunca estarás sola porque alguien está unido a ti y un extraño éxito sigue tus pasos – luego señaló una línea que nacía del mismo lugar que la anterior pero que atravesaba horizontalmente toda su palma – Tú línea de la cabeza indica que tienes mucha vitalidad, demasiada para ser sincera pero será necesaria a lo largo de tú vida porque tú línea de la salud tiene muchos cortes. Tú naturaleza bondadosa e ingenua te causará más problemas de los que crees, tú línea del destino esta plagada de decepciones y alegrías.

- Genial- dijo suspirando Misao - ¿Y me casaré?-

- Si- dijo la anciana soltando su mano de repente – Y tendrás seis hijos y una mansión del tamaño de Manhatan. Ahora tú niña- dijo tomando la mano de Kaoru que se sobresaltó.

- ¿Yo? ¡No!- dijo Kaoru suavemente, pero Misao la empujó un poco y sabiendo que no iría a comer hasta que la mujer le leyera la mano, puso su bolso sobre la mesa vieja y le mostró su palma abierta a la adivina.

- Tienes la estrella de la fortuna sobre tú cabeza pero no creo que llegues a aprovecharla lo suficiente. Existirán hombres importantes en tú vida que influirán en tú futuro pero tú alma gemela esta ligada a ti desde tiempos remotos-

- ¡Sugoi Kaoru!- exclamó Misao y Kaoru le dirigió una mirada tolerante.

- Tú línea del corazón es doble y clara lo que indica que eres muy generosa y algo altruista- la mujer la vio alzando una ceja pero luego apartó la mirada – Pero eres demasiado terca para tú propio bien niña, tú línea del corazón es más marcada que la de tú cabeza, lo que indica que no piensas cuando algo esta relacionado a tus sentimientos, pero también eres fuerte y poderosa, si quisieras tendrías al mundo atado a tú dedo meñique y tú padre a logrado eso- Kaoru vio a Misao y alzó una ceja ¿Ella con el mundo a sus pies?

- A ver…- dijo moviendo la mano de Kaoru hacía un lado – Esos celos nunca serán buenos en tú vida así que tienes que aprender a controlarlos. Viajes, tristezas, alegrías, sorpresas, decepciones y una muy enredada vida amorosa. Tienes muchas líneas, podría pasar todo el día leyendo tu destino- dijo la mujer suspirando – Lo más importante que veo es que tú destino cambiará drásticamente y pronto. Oh y tendrás doce niños y un perro lanudo, aunque tu vida será algo corta y probablemente morirás a causa de un arma de fuego-

- Gracias- dijo Kaoru asustada apartando su mano bruscamente de la mujer tan rara ¿Moriría joven? Y… ¡¿Doce hijos?! Ella y los conejos...

- Muchas gracias- dijo Misao inclinándose. Kaoru tomó su bolso y ambas comenzaron a alejarse.

- Wow que bien- dijo Misao emocionada mientras veía la palma de su mano, sin entender como decía tantas cosas– Fue genial ¿no? Aunque no nos dijo si ganaríamos en la audición-

Kaoru rió ligeramente – No creo mucho en lo que esa mujer dijo, además no me agrada la idea de morirme de un disparo –

Misao comenzó a reírse locamente - ¡Y tendrás doce hijos Kaoru! ¡Y yo que pensé que seis eran mucho! Pero lo tuyo es una grosería – Kaoru le sacó la lengua y Misao se rió más fuerte.

- No creo que tenga doce hijos ni que pueda controlar el mundo- dijo Kaoru sonriendo.

- ¿Quién sabe? A veces das miedo-

Una noche en Shiba Park Hotel Tokio, en una habitación doble costaba lo mismo que una noche en un hotel menos elegante pero en dos habitaciones así que Misao y Kaoru decidieron quedarse allí. Tenían que pagar el cincuenta por ciento del total antes así que Kaoru abrió su bolso y buscó el dinero, y buscó… buscó… busc

- ¿Qué pasa?- le preguntó Misao cuando Kaoru apoyó el bolso sobre le mostrador del hotel para una mejor búsqueda.

- No está el dinero- dijo Kaoru con una voz temblorosa.

- ¿Nani?- preguntó Misao abriendo los ojos grandes.

- ¡Que no está el dinero! ¡No está!- gritó Kaoru entrando en pánico, el bolsillo del bolso donde había puesto el dinero estaba vacío, su ropa estaba igual de intacta, su celular, su cargador, e incluso su cepillo de dientes; pero no el dinero.

- ¡La adivina!- gritó Misao llamando la atención de todos -¡La bruja estúpida nos robó!-

- Oh Kami-sama - gimió tristemente Kaoru.

- ¡La voy a atrapar!- gritó Misao corriendo hacia la salida del hotel. Kaoru tuvo la tentación de seguirla y matar también a la vieja mentirosa y ladrona pero… ¿para que? Seguramente ya no estaba. Aun así siguió a su amiga, aunque Misao ya no se veía a la distancia Kaoru pudo guiarse hasta el lugar donde la anciana les había "leído" la mano.

Allí estaba Misao, parada en mitad de la calle con la boca ligeramente abierta, su rostro rojo que combinaba con su cabello rosado y los puños apretados.

- ¡No está!- gritó Kaoru cuando llegó a su lado, si se había imaginado que ella no estaría ¡Pero no que no quedaría nada! El toldo destartalado había desaparecido por completo, como si nunca hubiese estado allí en primer lugar.

- Iie, no está- murmuró Misao.

- Oh pobres niñas – dijo una voz que le recordó a Kaoru el sonido de una serpiente – Esa vieja loca les robo muy fácilmente, ya es la tercera vez que lo hace en esta semana -

- ¡¿La tercera vez?!- preguntó Misao volteándose hasta la voz. Parada en el marco de la puerta de la tienda elegante de adivinación, estaba una mujer muy alta y llena de brazaletes extraños, tenia un vestido muy suelto de muchos colores y el cabello castaño rizado lo tenia en una cola muy alta y desarreglada, tenía unos zarcillos enormes en forma de ojos que francamente asustaban.

- Así es, es una pobre loca que inventa cosas- dijo la mujer sonriendo – Y les roba el dinero a pobres incautos como ustedes dos- Misao comenzó a maldecir demostrando que efectivamente era hermana de su hermano, mientras Kaoru comenzó a hervir en la furia – Pero si quieren pueden buscarla-

- ¿Dónde?- preguntó de inmediato Kaoru… esa loca… primero les decía aquel montón de mentiras y luego les robaba todo el dinero que tenían, es que la iba a despedazar por completo, miembro por miembro y luego se la mandaría a su padre…

Bueno no, ella no era tan mala como para hacerle eso a la pobre mujer… pero si la mataría lentamente.

- Cinco calles más abajo, cerca de un puesto de flores que tiene un gran cartel en forma de flor- explicó la mujer, luego se dio vuelta y entró a su tienda sin volver a mirarlas.

- ¿Vamos a ir a buscarla Kaoru?- preguntó Misao, pero no recibió respuesta porque Kaoru ya estaba corriendo a lo lejos.

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Kaoru maldijo dando vuelta en una esquina y cruzando una calle mientras el semáforo estaba en rojo. La tarde ya había caído y las personas caminaban de un lado hacia el otro completamente absortas en sus problemas, sin fijarse en ella, en su cara malhumorada ó en su cabello amarillo mal pintado.

Ni siquiera se daban cuenta de que estaba completamente perdida.

No había logrado llegar hasta el lugar donde supuestamente estaba la anciana que les había robado, tal vez había doblado mal o había cruzado donde no era pero nunca encontró el susodicho puesto de flores. Quizás también había sido otra mentira.

El punto era que se había perdido hacia horas y además había perdido a Misao, no podía localizarla por celular porque Misao había dejado el suyo en su casa y no tenía otra forma de saber donde estaba. No es que se preocupara mucho, Misao la encontraría en algún momento, ella en cambio…

- ¿Qué voy a hacer?- se preguntó Kaoru deteniéndose frente a una panadería, tenía hambre y no tenía dinero, tenía sueño y no tenía donde dormir, y tenía la gran impresión de que terminaría pidiéndole ayuda a su padre.

- No- se dijo Kaoru apartando la mirada de un pan dulce que parecía gritarle que lo comiera. Ella no daría su brazo a torcer, no le daría a él el gusto de verla pisar su orgullo, primero se moría de hambre.

Su estómago gruño en protesta.

Kaoru se llevó las manos a la cabeza molestamente. ¿Qué haría ahora?

- ¡¡Kaoru!! ¡¡Kaoru!!- gritó una voz y Kaoru dudó que en su vida se hubiese sentido tan feliz de oírla.

- ¡¡Misao!!- gritó y la abrazó tan fuerte que sus huesos se escucharon sonar.

- ¿Dónde estabas? – le preguntó Misao cuando Kaoru la soltó.

- No se – dijo Kaoru con ojos llorosos - ¿Encontraste a la anciana?-

Misao negó con la cabeza – Llegué al lugar donde nos dijo la mujer pero no había nadie, el vendedor del puesto de flores dijo que tenía tiempo sin ver a esa anciana- dijo Misao y Kaoru se sentó a mitad de la calle desconsolada.

- Pero no te preocupes Kaoru- dijo animadamente Misao levantándola por un brazo y comenzando a caminar ya que varias personas se les habían quedado viendo fijamente – Ya pensé en lo que vamos a hacer, vamos a llamar a Okina desde un teléfono público y le vamos a pedir que nos mande dinero-

- Podemos llamarlo de mi celular- ofreció Kaoru cuando ambas entraron en una cabina telefónica – Aun tengo mi línea, Otou-san no me la ha cortado-

- Es que… bueno…- tartamudeó Misao – No recuerdo el teléfono del Aoiya- a Kaoru le rodó una gota por la frente ¡¿Cómo no recordaba el teléfono de su abuelo?!

- Pero no te preocupes, haremos una llamada por cobrar, a Jiya no le molestará hasta que no reciba la cuenta telefónica- dijo Misao abriendo la guía telefónica de Kyoto.

Pero el teléfono del Aoiya no estaba, ni el de Okina, ni ninguno de los teléfonos de su familia. Y no tenían a nadie más a quien pedirle ayuda si querían permanecer para la audición.

Cuando la noche llegó con su sutileza intrigante, Kaoru y Misao tenían horas sentadas en los columpios de un parque, lamentándose y preguntándose si estarían vivas al día siguiente.

- Bueno, piénsalo bien Kaoru- dijo Misao cuando Kaoru suspiró derrotadamente por quien sabe que vez – Las cosas podrían ser peores-

- No creo que las cosas puedan empeorar- dijo Kaoru cerrando los ojos.

Error.

Un trueno ensordecedor retumbó en toda la ciudad como un rugido furioso y tres segundos después un torrencial huracanado comenzó a caer en forma de gotas gruesas y pesadas sobre quien estuviese a su paso.

Kaoru y Misao corrieron del parque tropezando ligeramente con sus propios pies, cuando llegaron hasta la seguridad del techo de un supermercado ambas estaban completamente empapadas de pies a cabeza, aunque el agua había decolorado un poco más los colores extravagantes de sus cabellos, en realidad ahora se veían mucho peor.

- Retiro lo dicho- dijo Kaoru agachándose miserablemente y apoyándose contra la pared del local que extrañamente ya estaba cerrado.

- Está lloviendo muy fuerte- dijo Misao viendo las calles que ahora estaban totalmente solas y mojadas por la lluvia que aun caía del cielo con fuerza.

- No podemos quedarnos aquí o vamos a morir de pulmonía y a ser conocidas no por nuestra voz sino que por nuestra terrible y patética muerte- dijo Kaoru parándose y agarrando su bolso, Misao aun cargaba la guitarra de su amiga en la espalda.

- ¿A dónde vamos a ir?- preguntó Misao - ¿A un refugio de indigentes?-

Kaoru no pudo dejar de reírse tontamente aunque la situación no era de risa – Iie, ahí hay un restaurante- dijo señalando un lugar pequeño de color rojo que escasamente se veía a través de la lluvia, con un gran cartel que decía 'abierto las 24 horas' y otro más pequeño que decía "Noubo sushi". Kaoru vio también la luz roja parpadeante de una patrulla policial o tal vez una ambulancia.

Misao no preguntó como se suponía que iban a pagar lo que consumieran allí, pero Kaoru ya estaba corriendo nuevamente hacía ese lugar y no le quedó otra que hacer lo mismo.

Kaoru se apresuró hasta la entrada del restaurante que tenía un pequeño techito, ella se enderezó, se quitó el exceso de agua del cabello, subió la barbilla y con tanta dignidad como la de alguien que no tiene dinero, que esta empapada de pies a cabeza y que tiene el pelo de un amarillo mal pintado; entró al lugar.

Adentro era obvio que el aire acondicionado estaba prendido porque el frío que hacía no era normal, Misao tembló al entrar detrás de Kaoru. Algunas personas las vieron extrañadas pero luego de algunos minutos volvieron a sus conversaciones y a sus comidas; un mesero pequeño y calvo también las miró desdeñosamente y por un segundo Kaoru pensó que les diría que ellos se reservaban el derecho de admisión, pero él hombre no lo hizo y en cambio las guió hasta una mesa de dos personas con un mantel azul y un florero con una rosa blanca y les dio a cada una el menú del lugar.

- ¿Van a pedir algo de tomar?- preguntó el hombre, Misao tartamudeo algo extraño.

- Todavía no- respondió Kaoru temblando de frío y el mesero se alejó con una inclinación.

El lugar era más bonito por dentro que por fuera, no era muy grande pero había más de diez o doce mesas bien situadas alrededor, todas con manteles azules y floreros con rosas blancas, había lámparas rojas que colgaban del techo y en una esquina muy iluminada había un pequeño escenario de madera.

- ¿Qué hora es?- preguntó Misao viendo el menú y sintiendo su estómago rugir al leer los nombres de los deliciosos platos que ella no podría probar.

- Ocho y cuarenta- respondió Kaoru sin apartar la vista del menú.

Cuando el mesero, con el ceño fruncido y los labios apretados, les preguntó por sexta vez si querían pedir algo, Kaoru puso el menú sobre la mesa y con una sonrisa amplia le respondió.

- Por favor, ¿puede traerme un vaso con agua?-

Cerca de la media noche una mujer joven y bronceada ocupó el escenario que había estado vacío por todas esas horas. Sus ojos eran muy azules y muy claros y su cabello era castaño oscuro, éste lo tenía acomodado en un moño elegante sobre la nuca, llevaba puesto un vestido largo y blanco que era escotado en el frente con un listón azul claro debajo del pecho.

Y tenía una voz hermosa.

- Tiene una linda voz- comentó Misao viendo a la mujer extasiada, Kaoru asintió con la cabeza levemente. Aquella mujer se movía con tanta sutileza sobre el escenario que encantaba y prácticamente hipnotizaba a todos, su voz era suave y fina, casi melancólica y combinaba a la perfección con las letras tristes de las canciones que cantaba.

Dos horas después la mujer dejó el micrófono entre algunos débiles y raquíticos aplausos de las personas que estaban en el restaurante y que tal vez le habían prestado atención, se sentó sola en la mesa arrinconada y más pequeña de entre todas las demás y un mesero joven le llevó un vaso pequeño con un líquido más claro que el color de la miel.

Kaoru la observó por largo rato… y de repente se dio cuenta de que la sutileza y la hermosura hipnotizante de aquella mujer había desaparecido tan bruscamente que dolía… preguntó levemente si ella terminaría igual a aquella mujer que ahora lloraba amargamente mientras bebía.

Aproximadamente a las tres de la madrugada cuando tanto Kaoru como Misao estaban comenzando a dormirse (o desmayarse) sobre las mesas, el mismo mesero que les había traído ya casi una docena de vasos con agua les dijo que sino ordenaban algo de verdad tendrían que irse.

La perspectiva de estar en las calles frías y solas de Tokio, bajo la oscuridad que les brindaba las tres de la madrugada y bajo un diluvio infernal, provocó que Misao fingiera un ataque de asma que terminó convirtiéndose en uno real y que las envió a ambas en una ambulancia al hospital más cercano.

Misao solía abusar mucho de su asma desde que era pequeña, y había aprendido que con éste conseguía lo que quisiera de cualquier persona.

Pero fue bueno por varias razones, primero porque consiguieron un lugar en donde se podían quedar sin tener que atragantarse de agua y sin que nadie las echara. Y segundo porque pudieron descansar 'tranquilamente' en un lugar relativamente cómodo.

Kaoru dio la información para que el personal hospitalario le realizara a Misao un historial medico; les dijo el momento y la causa del ataque asmático:

- Estaba mojada por la lluvia y el aire acondicionado estaba muy fuerte – le había dicho ella a la enfermera, aunque la causa real hubiese sido una simple y burda manipulación por parte de su amiga. Les dijo hacia cuantas horas y cual medicamento había tomado la muchacha, y luego de otras preguntas las enfermeras le dijeron que todo estaría bien y que se sentará en la sala de espera hasta que le avisaran que podía pasar a ver a Misao.

Claro que Kaoru sabía que todo estaría bien, ¿Cuántas veces ellas no habían utilizado el asma de Misao para escaparse de un examen? ¿Cuántas veces Misao no había fingido un ataque para que le compraran algo?

Miles.

Así que con un suspiro Kaoru se sentó en el sofá de la sala de espera, aun mojada, con la guitarra a un lado y su cartera debajo de un brazo… en menos de dos minutos ella ya estaba dormida.


Nota de la autora:

¡YA! En el próximo capitulo aparece Kenshin ¡Lo juro!

Hitokiri Battousai 26: jaja si bueno como verás algunas cositas salieron mal :p pero quizás todo se aclare, hmm Kenshin es algo mayor que Kaoru pero eso se sabrá más adelante. Y bueno digamos que Ryoga por ahora no tiene nada importante que hacer. Gracias por tú mensaje!!

Misao-20: amiga!! Aquí está el capitulo espero que te guste! Esas canciones que me dijiste… pueden ser…

Elena: Sip, claro que Aoshi va a aparecer!!!

Marie Shinomori: jeje Sano-kun es bello! Ryoga?? Jaja pues el salió de un raro experimento que tengo por ahí.

Kaoru Himura14: ¡Aquí está! ¡Espero que me digas que tal!

kaoru himura: ¡Muchas gracias! ¡Me halagas!

BlaireGracias!! ¿En verdad te gusta tanto? ¡soy muy feliz por eso!

Megu-chan1: jaja si se parecen un poco :P y si vas por buen camino!! Y tanta familia… pues ¿Qué puedo decir? Primero salió Okina, luego Omasu casada y de repente ya había un gentío :P

Y-Yukiko-Y: jaja si es un flojo, pero no creas que es tan invento mío, el hermano mayor de una amiga tiene treinta y dos años y todavía vive en casa de su mamá aunque no es un flojo como Sano :P y el fic de Slayers… pues… aun no se O.o

gaby (hyatt: jeje en realidad si, yo nunca lo hubiese hecho en verdad.

Serenity Perdón por tardarme pero la universidad me tiene cansada, espero que te guste este capitulo!!

Mer Hola amiga!! Jaja si, bueno en dos capitulo aproximadamente vamos a ver a Sano :P

KaOrA-FGV-16: jeje pues eso ya lo veremos. Y si romance es lo que va a sobrar así que paciencia. Gracias por tu mensaje!

Sumire-chan: jaja simplemente Sano es un pobre muchacho que todavía no sabe que es lo que quiere en la vida, ya veremos si lo descubre. Jeje si Aoshi ya viene!

Demi-san: Hola amiga gracias!!!

KaoruKagomejeje gracias!!

Roxysiii Kenshin en el próximo capitulo!

mikomi shinomori: Hey!! Me encanta la observación que hiciste sobre Sano siendo 'padre' de Misao, allí hay algunas cosas que pronto surgirán pero me gusta que se sienta la sobreprotección de Sanosuke hacía ella. Muchas gracias por tu mensaje!

Espero que me dejen sus mensajitos que me hacen muy feliz en estos momentos de estrés que llevo. Por cierto hay algo por ahí que NADIE me ha preguntado, tal vez aun no se han dado cuenta :P ¡¡DÍGANME SU OPINI"N!

Kary

Ja ne