Cadou.
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¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve y la noche se venía encima. Era el día Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnudos. Tenía zapatos cuando salió de su casa, pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado; tan grandes que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no lo pisaran los carros que iban en direcciones opuestas. (Hans Christian Andersen: La Vendedora de fósforos)
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Prologo:
El invierno llego con fuerza, como un látigo rompiendo el aire, el aire congelado quemaba los pulmones, con el viento, cortando la piel que al contacto se congelaba.
La gente se limitaba a salir para conseguir leña, agua y comida, el humo de las chimeneas, indicaban que estaban encendidas y parecía que estarían así, hasta que la lejana primavera llegara nuevamente, mientras el sol se ocultaba con rapidez, dando la impresión de que también trataba de escapar del infernal invierno.
Pero ni siquiera todo lo antes dicho detuvo el "paseo" nocturno de la señora y dueña de estas tierras.
Entre susurros se advertía a niños y adultos por igual, que cuando el sol se ocultara, nadie debía salir, ya que en la noche, con antorcha en mano podrían encontrarse con "ella"…
Con su paso lento y en silencio, busco en cada esquina y rincón del pueblo, una pobre víctima o alma desgraciada que cayera entre sus manos, los animales guardaron silencio atemorizados con su mera presencia, mientras buscaba una pobre alma a la cual atormentar.
Un ligero aroma invadió sus fosas nasales provocando que ella se parara en seco.
La antorcha cayó al suelo, había pasado mucho tiempo desde que algo así de maravilloso había llegado a invadir sus sentidos con desesperación corrió dejando atrás la antorcha que pronto se apagó abrazada por la nieve.
El olor se hacía más fuerte y lucho fuertemente para no babear, su etiqueta era muy fuerte, debía mantener la apariencia, pero entre más se acercaba, más su apetito e instinto animal la controlaba.
Y cuando por fin llego a la fuente del olor se petrifico no fue terror… fue más un extraño he inquietante sentimiento de… ¿Terror? ¿Miedo? ¿Horror? De algo ella no podía describir, al menos no en ese momento.
Un niño de cabellos rubios, al cual estaba llorando asustado, con la nariz sangrante, el cual al darse cuenta de su presencia, dio un largo grito corriendo apresurado a una puerta y dando varios golpes desesperados.
Suplicando que se le dejara entrar, -¡Mama! ¡Por Favor abre la puerta!-, fue observo con mucho cuidado, unos progenitores abusivos, el pobre niño sacado a la intemperie en la noche, a sabiendas de que ella, estaría merodeando en búsqueda de una desdichada alma a la cual atormentar, esta noche, Lady Alcina Dimitrescu sería una heroína.
-¡Maldito niño! ¡Ya verás lo que te hare!-, Grito la voz de un hombre, que salió a la oscuridad con cinturón en mano, solo para gritar como una niña pequeña, que fue sorprendida en una travesura.
El hombre fue tomado por el cuello y levantado al aire como si fuera un muñeco, para ser aventado dentro de la casa, sería más difícil para los desafortunados escapar y mucho menos molesto para ella tener que buscarlos.
A todo este el pequeño niño solo corrió hacia una esquina y se puso en posición fetal, asustado, llorando mientras escuchaba los gritos de su padre.
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Esta futura historia está inspirada en they're called home (they're called mothers) de triebwerke historia que recomiendo al 100%.
Y aquí mi nuevo fanfic esta vez no será relacionado con la historia del juego, será un poco más de relacionado a la fantasía oscura, espero con ansias que esta obra les guste, como siempre los comentarios son bien recibidos, sin más que decir será hasta a la próxima historia.
