Capítulo 9: Tiempo.
Entrecerró los ojos cuando los rayos de luz que se colaban entre las copas de los árboles, pegaron de lleno en su rostro. Su mano aún estaba estirada hacia el cielo y sostenía con fuerza entre los dedos, la llave del tiempo que le fue otorgada por Plut.
Bajó su extremidad despacio y pasó lentamente la mirada por los árboles y los pequeños arbustos que lo rodeaban. El trino de las aves y el sonido de los insectos fue lo que le recibió y le indicó a la vez que estaba solo ahí. Seiya dio una vuelta en su propio eje, inspeccionando todo cuanto le rodeaba que no era tan diferente a como imaginó serían los escenarios del pasado, en comparación a su vida actual.
Sentía algo remotamente familiar, pero aunque trataba, no pudo reconocer nada en concreto, sólo que donde había aterrizado, parecía un bosque.
No estaba orientado, y ciertamente no distinguía a dónde tenía que avanzar, por lo que decidió usar su oído e ir más allá de los ruidos de la naturaleza. Al agudizar, distinguió gritos lejanos, de lo que le parecía una multitud.
Dio el primer paso para ir en dirección a ese sonido distante, y fue que reparó en sus pies, torciendo la boca en una mueca al observar los zapatos negros y lustrados por los que había cambiado sus botas altas. Luego, tomó la corbata que pendía de su cuello admirando el color negro que contrastaba con la camisa blanca pero que iba a juego con el saco y el pantalón en tono gris. Tuvo que reprimirse para no voltear los ojos. Agradecía profundamente al Rey Endymion por lo que acababa de hacer por él, aunque si tenía algo que reprocharle era el sentido de la moda y el estilo, pues las prendas que le había proporcionado para que viajara y no saltara a la vista de todos en ese tiempo, no iban para nada con su personalidad ni con su colorimetría. Definitivamente Endymion se le hacían tan serio y sobrio que llegaba a aburrirle.
— Deja de pensar en tonterías —se reclamó en voz alta.
Decidió avanzar rodeando cada uno de los árboles que aparecían por su camino. No tardó mucho en salir a una especie de explanada, donde estaba todo un grupo alborotado de chicas que le daban la espalda porque parecía que estaban viendo algo muy interesante que robaba su atención, entusiasmo y por supuesto, sus gritos. Tenía curiosidad por descubrir lo que miraban, pero no quería acercarse y delatarse en el acto, así que optó por mantenerse en su sitio, protegido detrás del tronco de un árbol. Era una suerte que fuera alto, ya que no tuvo ni que ponerse de puntas para notar lo que se llevaba a cabo ahí.
— Yaten… Taiki —murmuró al ver a la versión pasada de sus hermanos a lo lejos. Parecía que estaban grabando algo, pues había muchas cámaras tomando sus ángulos y estaban rodeados de un gran equipo de producción. Junto a ellos también se hallaba una chica que supuso era una actriz porque tenía cierto porte que le delataba.
Seiya quiso echarse a reír. No sólo habían sido cantantes, sino que también actuaban y además, lucían idénticos a cómo eran en la actualidad. Se sintió emocionado y tuvo ganas de compartir eso con sus hermanos de su tiempo. Si acaso ellos pudieran ver lo que estaba presenciando, seguro tendrían una reacción muy diferente a la suya, sobretodo Yaten, ya que era el más especial de todos a diferencia de Taiki que era el más serio. Siguió mirando. Dedujo que, si ellos estaban ahí, por ende la versión pasada de sí mismo también. Así que esperó unos minutos, totalmente admirado del bullicio que provocaban con su sola presencia en las jovencitas. Definitivamente eran muy famosos, justo como bombón le mencionó.
No se movió de su lugar pero, lamentablemente, pasados varios minutos después, se hizo evidente para él que no aparecería en escena. Se sintió decepcionado por breves segundos, aunque eso cambió al encontrarse con una persona conocida.
Sobresaliendo totalmente del montón de chicas, distinguió dos bollos encima de una cabellera rubia. Sus ojos instintivamente viajaron hacia el peinado y luego a la jovencita que lo portaba. A Seiya se le iluminó el mundo cuando la reconoció. Al fin había encontrado a la razón de su viaje hacia el pasado: La versión joven de bombón, estaba apenas a dos metros de distancia de donde él se escondía. Vestía una especie de uniforme escolar y llevaba a un gato azul marino, en el hombro. La vio caminar primero, apartándose de las chicas que miraban la filmación para luego comenzar a avanzar de puntitas, sigilosa hacia donde se dirigía. Aún metido entre los arbustos, la siguió sin perderla de vista. Por lo que veía, Seiya intuyó que se estaba colando hacia las casas rodantes de la producción. Aunque no estaba muy seguro si ella quería verlos a ellos, si ya los conocía, o si esperaba ver a la otra actriz del reparto. Tenía los ojos clavados en la espalda de la chica, al mismo tiempo en que experimentaba unas ganas inmensas de correr más cerca de ella, pero el miedo a delatarse lo hizo reconsiderar y apaciguar sus impulsos.
— ¡Está prohibido pasar por ahí!
Una voz detuvo a bombón y por consiguiente a él también porque distinguió el tono.
— ¡Ay discúlpame yo sólo pensaba ver a Alice de cerca! Quiero decir… yo sólo… ay lo siento mucho. Mejor me retiro.
Ahí estaba. Seiya distinguió a su yo de la reencarnación pasada, cuan largo era, reincorporarse de la banca en donde había estado descansando. Justo como Taiki y Yaten, él también era idéntico, sólo que en esta versión usaba algo que definitivamente le sentaba; Seiya se dio cuenta que llevaba un traje en color naranja, que sin duda representaba totalmente su esencia y entendió por qué Endymion le había dado esa muda, ya que parecía ser la moda de esa época, aunque tenía que insistir, era sosa y no iba con él. Seguía en esa reflexión acerca de sus prendas cuando la conversación entre esos dos comenzó:
— Pero si tú eres esa chica…
— ¿Eh?
— Vaya ¿no lo recuerdas?
— Disculpa… ¿acaso te he visto en alguna parte?
— ¿No sabes quién soy yo?
Desde su escondite por el que los espiaba, Seiya vio como la rubia movía la cabeza en negación y cómo él se sorprendía por ese hecho. Y tenía que estar de acuerdo con el Seiya del pasado, incluso medio ofendido.
— Entonces creo que no soy tan famoso como pensaba.
— ¡Ah ya sé! ¡Eres el nuevo casanova de aquí! Siento decirlo, pero ya estoy comprometida ¿Te queda claro?
Tuvo que taparse la boca para ahogar la carcajada, pero se alegró mucho de ver que el Seiya del pasado sí que se estaba riendo por el comentario de bombón.
— Qué graciosa eres —le vio decirle mientras se ponía de pie y comenzaba a caminar y alejarse de ella.
— ¡Pero qué grosero eres! ¡Si tú me dijiste que estaba prohibido entrar a ese lugar!
— Yo sí puedo entrar ahí, ¡nos veremos después bombón!
— ¡Ay pero que atrevido es este! El único que puede decirme bombón es mi Mamo.
Seiya vio a la joven Serenity balbucear un poco más en su lugar y luego la vio avanzar hacia los remolques, ignorando los letreros prohibitivos. Quiso seguirla pero sabía que tal cosa no podía ser, así que para no arriesgarse, volvió a internarse en el bosquecito. Escogió uno de los árboles que estaban a su paso y se sentó en las raíces. Entonces, fue momento para dejar salir la risa que se estuvo guardando.
Tuvo que agarrarse el estómago de la fuerza que ejercía su abdomen al sacar la alegría de esa forma. Las lágrimas se hicieron presentes, no sabía si porque reía o por felicidad u otra cosa pero estaba verdaderamente encantado.
Había encontrado a bombón y había presenciado la primera plática que tuvo con ella.
Verla de esa edad y reconocer lo bella que era, pero también, distinguir ese brillo que lo había dejado absorto, se le hacía algo maravilloso. Verse a él mismo con esa seguridad que siempre le caracterizaba era otra cosa que lo dejaba satisfecho, y luego, darse cuenta de que le había dicho "bombón" también en ese tiempo, era la cereza del pastel. Tampoco podía dejar de lado la forma en que la chica habló acerca de del tal Mamo –que imaginaba era Endymion- y cómo mencionó el hecho de estar comprometida… sin duda desde ese entonces, Serenity se había comprado ese destino, pero lo mejor era comprobar que, ni en esa época pasada, ni en la actual que ella tuviera un compromiso, le detenía a él de sentir cosas por ella.
Suspiró tratando de recobrar el aire que le faltó por entregarse a las carcajadas. Hubiera querido seguir a bombón, pero Plut y Endymion le habían advertido que si intervenía en algo, por mínimo que fuera, podría cambiar el futuro desde donde viajaba y por supuesto él no quería eso. Además también debía cuidar los saltos que daba, porque entre más lo hiciera, más aumentaban posibilidades de que algún evento adverso se diera. Endymion le había aconsejado, por eso que escogiera sabiamente unos cuentos recuerdos para visitar.
Seiya metió la mano en la solapa del saco y del bolsillo interior sacó un trozo de pergamino que también fue proporcionado por el Rey. Ahí estaban plasmadas unas fechas y lugares que, según él, correspondían a las cartas en donde bombón le narraba los hechos que pasaron cuando ellos, Serenity y Seiya, pasaron tiempo juntos en la tierra. Esa fue otra cosa que le provocó sorpresa. Enterarse de que bombón le mandaba cartas a su novio en donde le contaba acerca de sus días y sobre él, sacaba un poco de la ecuación su pensamiento de que Serenity se había enamorado de él en el pasado. No le sonaba muy lógico de que si fuera así, ella le contara cosas a Endymion sobre todo lo que hacían. Quizás sólo lo veía como amigo. Más esa hipótesis no lo detuvo para viajar y mucho menos lo detendría en ese momento. El Rey le había dado esa especie de guía para que pudiera viajar con seguridad al día preciso y para que no se perdiera entre el vórtice del tiempo y, Seiya intuía que si lo estaba ayudando era porque algo grande e importante le esperaba en ese tiempo.
Leyó su nuevo destino, tomó la llave que había guardado en la bolsa del pantalón y alzó la mano hacia el cielo.
Eligió una banca frente a la rueda de la fortuna y se sentó. El sol le estaba tostando las mejillas, pero no le importó, tenía tiempo que ni siquiera se paseaba debajo de los rayos solares. Se ajustó las gafas que protegían su identidad, y siguió la trayectoria de la atracción a la que Seiya y Usagi se habían subido.
Justo como cuando se vio a si misma con Mamoru en la escena del aeropuerto, volvía a sentirse extraña ahora de estar en su primera cita con Seiya como espectadora, aunque la diferencia de una escena y otra era que, en este caso, aunque si recordaba todos los lugares que visitaron ese día en la cita, también sentía frescas todas las emociones que experimentó en el pasado. No mentiría de que esta vez estaba realmente feliz.
— Nos divertíamos mucho… —susurró con los labios en una sonrisa. Aunque recordaba que siempre se ponía reacia a hacer algo con él a solas por miedo a que sus amigas la vieran, o la juzgaran porque ella tenía a Mamoru o porque a veces le remordía la conciencia porque se sentía atraída a Seiya, pero siempre terminaba aceptando los planes que éste hacía para ambos porque se sentía bien con él. Todo se sentía bien con Seiya; no tenía que medirse, limitarse o frenarse. No tenía que pensar en cómo sonaba si subía la voz por su entusiasmo desmedido, o preocuparse por lucir muy infantil o actuar como tal. Tampoco le importaba hacerle caras a Seiya, porque le salía de forma orgánica y él se reía con ella y la dejaba expresarse. Además, en ese entonces eran adolescentes, su forma de ser estaba más que justificada porque seguía siendo prácticamente una niña.
Eso era lo que realmente había estado extrañado tanto tiempo durante su matrimonio: Sentirse ella.
Era triste de pensar, pero era así. No podía echarle totalmente el reclamo a su esposo, porque la que decidió adaptarse fue ella misma y sin duda Endymion si que actuó siempre como se le caracterizaba. Aparte, todo eso no sucedió al principio, sino ya varios milenios avanzada su unión y como resultado de los intentos por sostenerlo. Serenity pensó entonces que quizás ahí estaba el problema de porqué Endymion y ella no se entendían, y fue cuando comenzó a reprimir ciertas actitudes. Se olvidó de sí misma.
Posó sus ojos en la cabina que pendía del juego en donde su versión pasada estaba sentada frente a Seiya. Sabía perfecto que la estaban pasando bien ahí arriba y que esa felicidad duraría hasta el término de su salida.
En esa primera cita que tuvieron, habían hecho muchas cosas: primero visitaron el zoológico ya que era amante de los animales, después habían ido a comer en los puestecitos que se encontraban en la periferia del parque, y justo como acababa de presenciar, había devorado un sin fin de comidas y dulces sin pena que le acongojara de que Seiya la estuviera viendo en su estado natural. Después, acudieron a aquella casa de sustos. Ella siempre había sido muy fácil de asustar, y se lo comentó a él en esa ocasión a ver si eso lo apiadaba y desistía de entrar, sin embargo, el cantante le dijo dos cosas acerca de eso. La primera, que él sería valiente por los dos, y la segunda que iba a cuidarla. El resultado final de la casa del terror fue ambos gritando como locos por cada cosa que veían mientras se abrazaban el uno al otro sin ser muy conscientes de eso hasta que salieron de ahí. Después, acudieron a las máquinas de monedas pues él dijo que tenía ganas de sacar un premio de alguna de ellas. Lo cual sí consiguió.
Sonrió. Mentiría si dijera que no le gustó toda esa aventura y mentiría también si dijera que no atesoraba ciertas cosas de ese entonces. Ese día en esa cita hicieron más cosas de las que pudo hacer con Mamoru siendo novios. La diferencia de edades pesó desde ese momento aunque jamás lo notó. Mamo prefería ir a pasear al parque, sin involucrarse en otras actividades que representaran alboroto o mucho movimiento. Su esposo siempre fue calmo y más tendiente a leer o estudiar y ella aunque deseaba miles de citas divertidas con él, o hacer cosas que sus compañeros de su edad hacían, pocas veces se lo pidió.
Serenity llevó la mano al bolsillo de su falda y sacó el objeto que había traído consigo a ese breve viaje: El llavero de osito rosa que Seiya ganó. Lo había guardado por mucho tiempo como un objeto preciado. El momento en que Seiya se lo regalara en su cita se estaba acercando. Sabía que después de que bajaran de la rueda de la fortuna, irían a un club privado que solían frecuentar los Three Lights, a bailar y después, terminaría dándole ese osito como agradecimiento de haber salido con él en su día libre.
Pasó el dedo sobre la lunita que tenía el peluchito sobre la panza y lo miró con detenimiento.
— ¿Qué estoy haciendo aquí? —se preguntó.
Después de recibir la revelación de que ella misma había proyectado los sueños a Seiya, y de hablar con Cosmos, sintió la necesidad de volver a experimentar todo lo que en el pasado, al lado del cantante, esperando poder aclararse y tomar decisiones, concernientes o no a él.
Era un hecho que su unión con Endymion estaba terminada y que vendrían muchos cambios en su reino y en su vida. Ahora estaba entre el cuestionamiento de si quería que Seiya estuviera presente en eso o no. Sabía que no estaba lista, era muy pronto y se sentía triste, pero como Cosmos le había dicho, tenía una oportunidad frente a ella. Una que, si dejaba ir, podría costarle varias reencarnaciones si es que un día llegara a morir, por aquello de que era inmortal.
La rueda de la fortuna ya había parado y comenzaban a dejar libres a las parejas que subieron. Serenity decidió ponerse de pie y esconderse por si Seiya y Usagi la notaban. Los seguiría al club privado y de ahí volvería a viajar porque había un momento crucial que moría por rememorar.
El sol ya se había puesto cuando llegó al siguiente sitio. Seiya aterrizó en lo que parecía ser el jardín de una escuela, aunque no estaba muy seguro porque a simple vista, no había ningún alumno rondando por ahí.
Queriendo confirmar que estaba en donde había decidido, le echó un vistazo rápido al papel que usaba de guía.
— Aquí dice que es en las canchas de la escuela… —murmuró—. Un momento ¿acaso es… en donde estudiamos juntos Bombón y yo?
Volteó hacia la construcción primero, corroborando que efectivamente correspondía a una institución y luego se volvió de frente. Dio unos cuantos pasos hacia delante y comenzó a ver que se materializaba un amplio terreno.
Intuyó que era lo que estaba buscando.
Conforme avanzó, el sitio que notó, fue tomando forma; la planicie estaba hundida varios metros más debajo de los edificios escolares rodeada de una reja en todo su perímetro y contaba con líneas blancas que delimitaban ciertos sitios. Se acercó lo suficiente para quedar al pie de las escaleras que bajaban a la cancha, pero se quedó parado ahí cuando descubrió la presencia de los que entrenaban a esas horas ahí.
Tuvo que correr a esconderse detrás de una máquina despachadora para no ser visto por su yo del pasado, por bombón y otra pequeña que los acompañaba, que no reconoció.
— Esto de que no me vean es más difícil de lo que pensé —admitió, llevándose una mano a la frente y tomando una bocanada de aire. Se quedó así un momento, esperando por si lo habían notado. Cuando estuvo casi seguro que ellos seguían en lo suyo, se asomó. Los dos que estaban en la cancha, llevaban ropa deportiva, solo que a diferencia de él que dirigía, bombón estaba tirada con la cara en la tierra. Tuvo ganas de ir a ayudarla porque parecía bastante cansada, sin embargo su propia voz lo frenó:
— ¿Qué sucede? ¡Levántate bombón!
— ¡Ya no puedo levantarme!
¡El entrenamiento de Softbol! Recordó Seiya. La hermosa Reina Bombón le contó acerca de ese momento que fue importante para los dos y eso lo emocionó aún más.
— ¿Acaso no te sientes humillada? ¡Ella te insultó, dijo que eras una tonta porque me dabas un mal trato!
¿Ella? ¿De quién está hablando? ¿Acaso había alguien más entre ellos dos…?
— ¡Ella no me dijo tonta!
— ¿Acaso ya no quieres estar conmigo?
Seiya parpadeó. No cabía duda de que era muy, muy directo con bombón.
— ¡Ya te dije que no ando contigo!
— ¡Si aún tienes esa energía podemos seguir entrenando!
— Te equivocas, estoy exhausta, Seiya.
— ¡Muy bien! ¡Continuemos!
Sintió algo de pena por ella que se comenzaba a poner de pie de forma temblorosa. Pensó que iba a seguir protestando, pero se limpió la mejilla con la manga de su blusa y le asintió a su versión pasada. El entrenamiento se restableció.
Aun estando lejos pudo notar que ella era particularmente mala en el deporte. No atrapaba las pelotas, se caía muy seguido, era un poco torpe al correr, y cuando pasó a batear no dejaba de abanicar. Sin embargo seguía intentando, una y otra vez, y él la animaba sin parar. No escuchó otra vez alguna especie de regaño de su parte, ni tampoco vio que se desesperara. Al contrario. El ambiente de confianza y dedicación se distinguía perfecto.
Estuvo ahí mirando por mucho tiempo. El atardecer se fue difuminando y dando paso a las estrellas y la luna. Poco después, su yo del pasado decidió dar por terminado su entrenamiento, y la pobre Bombón emitió un grito de victoria y fue a sentarse con la pequeña de cabello rosa a una banquita que estaba ahí a la orilla de la cancha.
Seiya sintió algo de pánico cuando notó que el Seiya del pasado se apartaba de sus dos acompañantes y clavaba la vista hacia donde estaba él. Supo que estaba perdido cuando comenzó a correr en su dirección.
— ¡Maldición! —dijo por lo bajo notando que se le aceleraba el pulso. Dejó de asomarse y escondió el cuerpo detrás de la máquina, tratando de idear un plan. No podía salir corriendo de ahí sin evidenciarse totalmente. Sacó la llave, pensando en mejor huir de ahí a otro escenario, pero no encontraba el papel en donde tenía las fechas anotadas—. ¡Genial, Seiya! ¡Genial! —se regañó, aun revolviendo su saco y los bolsos laterales de los pantalones. Las pisadas de Seiya lo alertaron y supo que se había acabado, seguro lo había descubierto. Ya podía escuchar a Plut y a Endymion totalmente decepcionados de él, eso en caso de que pudiera regresar y no hubiera cambiado nada del futuro.
Decidió que correría y que pasara lo que tuviera que pasar, pero cuando iba a salir despedido, el ruido de las monedas entrando a la maquinita le detuvo.
— ¿Qué bebida le gustará? —escuchó que preguntaba su versión pasada al aire—. Mmm… creo que una limonada y un té estarán bien para bombón y Chibi Chibi.
Seiya se quedó estupefacto, tan sólo escuchando cómo él tecleó los botones y luego el estruendo al ser despachados los productos. Las pisadas volvieron a alejarse segundos después de eso.
Volvió a asomarse cuando Seiya estaba corriendo para regresar al lado de bombón y la pequeña a quien había llamado Chibi Chibi. Lo vio entregarle las bebidas a cada una y las acompañó en la banca.
Botó el aire audiblemente, y dejó que el susto se le pasara un poco. Sabía que podía irse en ese instante pero, reparó en que algo íntimo se estaba dando entre ellos dos y quiso seguir ahí. Seiya analizó la posibilidad de cambiar de escondite hacia los árboles que estaban en el terreno alto detrás de donde ellos se habían sentado. Tendría que recorrer un buen tramo, pero era veloz y por supuesto, atrevido, así que aprovechando que sólo estaba iluminada la cancha y tenía el favor de la noche, avanzó hacia allá.
— ¿Sudamos mucho no es cierto?
— Para una jovencita como yo es muy duro. Ahh… qué estrellas tan bonitas —comentó Usagi de la nada, viendo hacia el cielo de esa noche.
— Todos los seres que habitan este universo tienen el resplandor de una estrella dentro de sus cuerpos.
— ¿El resplandor de una estrella?
— Es sólo la frase de un país muy lejano. Cada uno tiene una estrella, como tú o como yo.
— ¿Chibi?
— Por supuesto que tú también, Chibi Chibi. El resplandor de la estrella depende mucho de la persona y me imagino que tu resplandor debe ser extraordinario.
— Siempre dices eso cuando cortejas a una mujer.
— Yo estoy hablando enserio.
— ¿Estás cortejándome enserio?
— ¡Quiero que me pongas atención! Escucha, a mí me gusta mucho el resplandor que tienes bombón. Por eso no quiero perder ese partido.
— Pides mucho. Nuestra oponente es la capitana del equipo de softbol y será la bateadora número cuatro. Hasta yo sé que tan fuerte es en ese deporte. Nosotros no tenemos esperanzas.
— ¡No te des por vencida!
— Pero…
— Si te das antes por vencida ya tienes todo perdido. Te advierto que a mí no me gustan las perdedoras.
— Con que no te gustan… pues a mí me encanta todo lo que dices.
Usagi, Seiya y Chibi Chibi estuvieron otro rato mirando la noche estrellada y no volvieron a decir más después de esa reveladora interacción. Los siguió con la mirada cuando decidieron irse. Ella le tomó la mano a la pequeña que se había colocado en medio y que tomaba con su otra manita libre, la de Seiya.
Parecían toda una familia. De hecho, alguna vez sí llegó a fantasear con ello.
Serenity se limpió las lágrimas que había derramado al escuchar la conversación. Las palabras de ese entonces de la versión pasada del muchacho, habían sido sumamente hermosas, justo como las que le dio Seiya esa noche de insomnio que se encontraron. Fueron las mismas palabras en otro contexto, por que aunque las cosas alrededor de ellos habían cambiado, la esencia estaba ahí. El hombre al que amó aún permanecía.
Salió detrás del árbol que usó de escondite, , ya sabiéndose fuera de peligro porque los tres a los que había observado salían de ahí hacia la entrada. Con paso lento, disfrutando de la brisa fresca que soplaba, bajó las escaleras y fue a sentarse a esa banca que había ocupado con Seiya en el pasado. Admiró la vista, que no distaba nada a la que tenía en Tokio de Cristal, pero que era diferente porque la estaba presenciando ahí, en ese sitio especial.
Volteando un poco a la derecha, reparó en la luna, su hogar desde pequeña, mismo que no habitaba ya y que abandonó por siglos, incluso sin volver a visitar. Después de su última reencarnación, donde había perdido la vida en el Milenio de Plata junto con Mamoru, los dos volvieron a nacer, pero ahora en la tierra, de donde él era originario desde la era del mito. Se conocieron, se casaron y jamás abandonaron el planeta.
Sintió algo de vacío en el pecho pues no reparó en eso antes. Había dejado su hogar para estar con su amor, y aunque lo valió, ya todo se terminaba.
Se negó a seguir pensando en eso, como en cada nuevo descubrimiento que hacía acerca de en lo que se basó su vida, y decidió continuar ahí con el propósito al que viajó a ese tiempo. Disfrutar y reencontrarse con las cosas que le hacían feliz era su prioridad, así que volvió a clavar sus ojos azules en la noche.
— Qué hermosa Luna y qué hermosas estrellas —dijo, conmovida por el paisaje.
Repentinamente una figura alta y delgada se posó a su lado haciendo que ella volteara muy asustada por saberse descubierta, y cuando lo reconoció, su corazón de por sí acelerado redobló esfuerzos. Serenity sintió miedo de que el Seiya que estaba ahí fuera la de la versión pasada y estuviera ocasionando algo catastrófico para el futuro, pero cuando reparó en el conjunto que vestía –que se le hacía conocido-, supo que no era el Three Light y sino el Caballero de su presente. Iba a decirle algo, pero él le ganó la palabra con un argumento que no esperaba:
— La luna gira alrededor del planeta tierra, siempre alrededor de él, siempre siguiéndolo porque es su satélite, a diferencia de las estrellas que son sus compañeras. En donde esté la luna, estarán las estrellas, siempre.
El cuerpo de la reina apenas y pudo moverse cuando escuchó la voz de Seiya en aquel discurso que sonaba a verdad. Su semblante era calmo y parecía extasiado. Lentamente tomó asiento a su lado y le sostuvo la mirada hasta que ella fue capaz de recobrarse y hablar.
— S-Seiya… ¿Q-Qué haces aquí?
— Me parece que lo mismo que tú, bombón. La verdad es que, quería saber lo que pasó en esta época. Quería vernos y me alegra mucho encontrarte aquí también. Ya veo que siempre fui muy directo contigo y tú me esquivabas con facilidad los argumentos, pero lo entiendo porque tenías novio.
Serenity ignoró eso último.
— ¿Cómo es que viajaste…?
Seiya sacó la llave del tiempo de su saco y se la enseñó.
— Endymion le pidió un favor especial a Plut.
— ¿Qué? Pero… ¿por qué?
— Creo que quiere ayudar —contestó encogiéndose de hombros.
— No… él quiere cambiar todo y seguramente tú también —contestó ella empezando a sentir pánico. Seiya no había pasado por alto que el semblante de bombón cambió levemente cuando mencionó a Endymion y a Plut. No tenía más detalles más que lo que le notó al Rey cuando mencionó a la guardiana del tiempo, aunque no se necesitaba indagar mucho como para adivinarlo porque él mismo se puso en evidencia, así que sabía por dónde estaba volando la imaginación de ella, y quería explicarle para que entendiera que era incapaz de una cosa, así como la que aseguraba.
— Bombón, sabes que eso no es cierto, ni por parte de ellos, ni por la mía. No me gustan los secretos. Te estoy diciendo la verdad. Jamás cambiaría nada de lo que pasó, porque eso significaría que no volvería a verte de nuevo en esta vida.
Ella lo pensó un poco mirando a sus ojos azules que mostraban sinceridad. Sabía que Seiya no era así, por lo que decidió calmarse.
— Lo lamento —se disculpó agachando la mirada.
— No bomboncito, no te pongas triste. Si ambos hemos venido aquí es para alegrarnos.
Serenity le sonrió sin poder evitarlo. Era muy dulce que él quisiera animarla.
— ¿Eso es de Endymion verdad? —le preguntó de pronto, centrándose en el traje gris.
— ¿Y de quién más? Mira nada más este estilo tan insípido.
La carcajada de Serenity no se hizo esperar.
— ¿Ves? Así te ves más hermosa —le dijo él, logrando que el rubor comenzara a brotar en sus mejillas.
— Seiya… lamento no haberte contado todo acerca de lo que pasó entre nosotros.
— Sé que hay cosas que te son difíciles, preciosa, y lo que menos quiero es presionarte, aunque siento que si lo he hecho asaltándote de pronto con tanta pregunta. He querido investigar a toda costa sin tener en cuenta lo que tu sientes y lo que estás pasando, perdóname. Me da la impresión de que estás cargando con mucho, pero también creo que estás siendo muy valiente.
Como si hubiera estado esperando a que él dijera esas palabras las lágrimas ya aparecían. Seiya no dudó y pasó su brazo sobre los hombros de aquella hermosa mujer. La abrazó con toda la delicadeza que pudo y ella se dejó, al igual que dejó salir sus sollozos.
— Hay muchas cosas que quiero decirte —habló la Reina, con la voz entre cortada pero con la resolución de ser sincera. Se despegó del pecho de Seiya que la resguardaba y le consolaba, aunque ninguno rompió la cercanía.
— Y yo quiero escuchar todo lo que quieras decirme Bombón y también tengo más preguntas, pero esperaré, esta vez prometo no presionarte, así que anda, empieza, por favor.
Serenity se tomó unos segundos para delinear las facciones de Seiya con su mirada. Quería tocar su rostro pero se aguantó porque sabía que estaba fuera de lugar en ese momento. Tomó aire, sintiendo que el pecho le dolía, pero se vio reflejada en los ojos del Caballero y eso le hizo sentir que estaba haciendo lo correcto.
— Endymion y yo hemos decidido terminar nuestro matrimonio.
Seiya arqueó las cejas. Intuía que pasaban cosas por lo poco que observó, pero no algo de ese tamaño.
— ¿Es por… alguien más? —se atrevió a cuestionar. Seiya pensó primero en Endymion y Plut y en que quizás habían dañado a bombón al estar juntos, aunque no quería especular o juzgar, pero si era así, el respeto que le otorgó al Rey se iría completamente a la borda. En segundo lugar, pensó en si su estancia ahí y todos sus esfuerzos para saber la verdad estaban causando estragos entre el matrimonio de los reyes, aunque realmente dudaba que fuera así, porque Endymion lo estaba ayudando.
— No, no es por nadie más. Esto es algo que llevamos arrastrando mucho tiempo, nos ha costado, pero, al fin hemos tomado la decisión.
— Entiendo… y ¿cómo te sientes?
— La verdad, muy triste, pero también, es extraño sentir que se me quita un peso de encima… es liberador. Sin embargo, son tantos años a su lado… tantas cosas… es duro, pero creo que es necesario. Nos la hemos pasado en una estira y afloja que ya duró demasiado y que ya nos dañó a ambos. Hemos intentado todo. He intentado de todo. Me he esforzado y nada resultó.
— Bombón, no tienes por qué sobre esforzarte, el hecho de que pese hacer lo que sea para continuar con su vínculo, ya da una señal, así que creo que, si has tomado esa decisión por tu propio bien, ha sido la correcta. Será duro, pero eventualmente sanará. Es momento de que te enfoques en ti y nada más, y vas a poder. Tienes a tu hija, a tus amigas y mucha gente que te quiere… y por supuesto que me tienes a mí.
— Seiya… yo…
— Lo lamento, eso sonó mal, no es presión, solo es la verdad, puedes contar conmigo.
— Lo sé, gracias. Y ahora, creo que tú también quieres saber cosas. Así que, adelante —sugirió Serenity, intentando de que la cosa no sólo se tratara de ella.
— Dijiste que habíamos ganamos ese partido ¿verdad?
— Si. Después de algunas dificultades que por supuesto fueron por mi culpa. Pero así fue.
— Cuando pensé en hacer lo posible por encontrar la forma de viajar a este punto de la historia, supe que quería ver ese momento. Me lo contaste la noche anterior y me emocioné mucho. Así que ahora que estoy aquí quiero verlo.
— ¿Especialmente ese? Hay… hay muchos otros…
— Esos también quiero verlos si es posible, pero el partido definitivamente lo presenciaré, así que…
Al ver que Seiya desdoblaba un pedazo de papel, Serenity se inclinó al reconocer la letra.
— ¿Endymion te dio esto?
— Si. Dijo que anotó las fechas de los acontecimientos según las cartas que le escribiste, en donde le contabas de mi…
— Oh —fue lo único que dijo pues sintió que comenzaba a ponerse roja de la cara.
— Te dije que quería ayudar. Ha sido muy amable conmigo. Espero que cuando regrese, pueda agradecerle como se debe. Bueno, agárrate bombón.
— ¿Qué? Pero… —Serenity no pudo ni terminar su expresión, pues sintió a Seiya enroscar un brazo en el perímetro de su cintura. Lo vio alzar la mano y escuchó que recitaba el mantra para invocar a Chronos, que imaginó Plut le había enseñado. La luz del portal cayó desde el cielo hasta bañarlos.
Los pies de ambos se elevaron al mismo tiempo y fue que ella se aferró a los brazos de Seiya para no resbalarse. Aspiró la fragancia a olivo que él despedía y se fueron abrazados, mientras el rastro de luz los transportaba.
Estar ahí en el viejo sitio que la vio crecer junto con sus amigas y en donde pasaron miles de cosas se sentía bien. Serenity se daba cuenta que aunque en algún momento dejó de sentir que el tiempo pasaba en su realidad, la perspectiva que le concedió el hacerse "mayor" le permitía notar totalmente el cambio de su transición de adolescente a adulta con cientos de años encima.
Si había cambiado aunque a veces parecía que no por que conservaba ciertas actitudes muy de su personalidad, pero incluso en ese juego de softbol, notaba lo determinada que era, característica que aún conservaba. Otra cosa que era evidente, es que fue verdaderamente feliz. Si extrañó a Mamo, no se le notaba porque Seiya y lo que vivía con él ocupaban su mente. Incluso recordaba cuánto había sufrido cuando su grupo de amigas desconfiaba de los Three Lights en todo sentido y de lo triste que estaba ella junto con Seiya de que les prohibieran verse. Si acaso Haruka supiera en donde se encontraba en ese momento seguro se moriría. Al menos ya nadie podía prohibirle estar con él ahí.
Miró de reojo a Seiya. Desde que puso un pie en el pasado no dejaba de preguntarse si su destino estaba trazado ya por algún designio de una fuerza mayor (como lo creyó de adolescente) y si él estaría presente de ahora en adelante.
— Mira, ya paró la lluvia —dijo Seiya, alargando la palma afuera del techo que los cubría.
— Es verdad… y parece que ya se acerca la gente de nuevo a la cancha.
Habían llegado al juego al comienzo, justo para ver cómo Mina y Rei quitaban al narrador deportivo de la escuela y ellas hacían su trabajo en la mesa dispuesta con micrófonos, en una esquina del campo de juego.
Serenity y Seiya se camuflajearon entre la multitud que se conglomeró alrededor de la reja que separaba el terreno y miraron desde ahí.
El juego empezó bastante enérgico por parte de ambos equipos. Ni el azul a donde ellos pertenecieron, ni el rosa, el que era el de las fans del Three Light, cedían ni un poco.
Seiya observó el empeño que ponía bombón en su etapa estudiantil aunque tenía que admitir que no era muy buena en el juego. Iban empatados con cero anotaciones en el marcador, pero eso era porque ambos equipos le estaban apostando el todo a defender en vez de atacar.
Una extraña lluvia detuvo entonces el juego y ambos visitantes del futuro tuvieron que correr a buscar refugio bajo el techo de un pasillo que conectaba un edificio escolar con otro. Pasaron ahí todo el tiempo que duró la llovizna, atentos de que ninguna versión del pasado anduviera por ahí cerca.
— Vamos, ya todos han tomado sus lugares y así es más seguro que no nos vean —indicó Serenity.
Caminaron acercándose, aun atentos pero viendo que el juego los estaba acaparando a todos.
Seiya y Serenity volvieron a ocupar un lugar en la esquina de la cancha, debajo de unos árboles que les proveían de un escondite donde nadie reparaba en ellos y que les daba sombra porque el sol inexplicablemente volvía a brillar pese a la tormenta que le precedió.
El pitido que anunciaba la continuación del juego se escuchó. Las voces exaltadas de Mina y Rei se escucharon por las bocinas, dándole una pizca de emoción y nervios al encuentro.
— De verdad que tus amigas son las mismas a las que conocí ayer. Su actitud es igualita.
— Y eso que no las has tratado mucho. Te van a caer muy bien, lo sé.
— Yo también lo creo.
Los dos volvieron a mirar hacia delante. Ella entornó los ojos y distinguió que la capitana del equipo rosa, avanzaba ya en posición para batear. El momento que esperaban los dos, ya llegaba. Rei anunció al micrófono que el partido se terminaría con la siguiente jugada.
En el terreno el lanzador, líder de los cantantes, se notaba confiado. Volteó a ver a Usagi por unos segundos y luego enfocó su atención a la chica rival que sostenía el bate.
Seiya lanzó la bola y Sonoko, logró un golpe limpio y fuerte que por poco se convierte en un home run. La rubia de cabellos en chonguitos, salió disparada hacia la pelota, indicándole verbalmente a todo su equipo que iba a atraparla.
La expectación fue colectiva.
Seiya dio un paso hacia delante dejando el lugar que lo resguardaba. Siguió a bombón con la mirada, y aunque conocía el resultado de ese partido, eso no evitó que sintiera los nervios en la boca del estómago. Serenity lo miraba en cambio a él. La expresión que demostraba era oro para ella. Le emocionaba el entusiasmo que él mostraba a cada movimiento que se daba en la cancha y le inundaba el corazón tenerlo ahí a su lado, mirando escenas del pasado.
Serenity volteó al juego a tiempo para ver cómo ella misma iba cayendo al suelo con la mano alargada. La multitud guardó silencio, y tal era éste que se escuchó el sonido que hizo su cuerpo al desplomarse sobre la tierra.
El mutis se rompió en el momento en que una desbordada Mina informó que Usagi Tsukino había atrapado la bola en el último segundo del juego, tomando así la victoria al equipo azul, de Seiya, Usagi y compañía.
— Ganamos —declaró Seiya a su lado con una inmensa sonrisa.
— Si. Ganamos —reafirmó ella.
Entonces, Seiya vio a la versión más joven de bombón levantarse del suelo. El uniforme y la cara llenos de polvo, pero una cosa así no importaba, lo podía notar. Seiya pensó que en realidad no importaba nada para sus versiones pasadas, más que ese instante de triunfo. La vio agitarle el guante que contenía la pelota del gane y se observó corriendo hacia ella para encontrarla en el camino y envolverla en sus brazos, coronando el momento.
El corazón le dio un vuelco. Se daba cuenta incluso desde ahí, lo enamorado que estaba de esa chica… e intuía que a lo mejor ese sentimiento había traspasado el tiempo.
Pronto todos los que estaban mirando, entraron a la cancha. Muchas eran chicas que apoyaban al equipo de Sonoko. Seiya y Usagi del pasado se separaron al ver que los rodeaban y fue cuando la líder del club de fans le alargó una mano a Usagi y luego a Seiya, para después darles una reverencia junto con las demás jovencitas.
La algarabía duró un rato a la mitad de la cancha en donde todos los felicitaban. Pasó cierto tiempo para que despejaran el campo. Vieron a Seiya y Usagi caminando uno al lado del otro y rodeados por Taiki, Yaten, Ami, Makoto, Mina, Rei y Chibi Chibi.
No se movieron para no comprometer su presencia, y siguieron con la vista al grupo de amigos que ya subía las escaleras hacia los salones enfrascados, en felicidad pura.
— Gracias —dijo él volteándose a la que ahora era Reina de Tokyo de Cristal—. Tenías razón, fue muy divertido y fue un momento especial. Imaginarlo no era suficiente, tenía que verlo. Gracias por traerme… enserio. Tenía muchas ganas de ver esto.
— Yo también —admitió ella que cuando pensó en viajar en solitario, ese momento fue uno de los que tenía en la mira.
— Bombón, después de ver esto, quiero preguntarte otra cosa, pero no quiero incomodarte.
— Seiya, puedes preguntarme lo que quieras. Adelante. Estoy bien.
— ¿Segura? —Seiya recibió un asentimiento como invitación a continuar—. De acuerdo. Es sobre el partido… creo que escuché la conversación a medias que tuvimos tú y yo en el entrenamiento, y me gustaría saber acerca de esa capitana, la de cabello verde y la razón por la cual nos retó. ¿Ella tenía que ver conmigo o algo por el estilo…? ¿O por qué lo hizo?
— Bueno, no exactamente. Recuerda que te dije que ustedes eran muy populares como artistas, tanto que tenían un club de fans, del cual Sonoko era fundadora y presidenta. Digamos que todas las admiradoras que acabas de ver entrar a la cancha hace unos minutos, estaban muy al pendiente de ti y ya que estudiábamos en el mismo salón y éramos muy amigos, pasábamos mucho tiempo juntos, así que nos veían a los dos muy a menudo por la escuela. Comenzaron a creer que éramos novios, y no podían creer que te fijaras en alguien como yo. Creían que era demasiado ordinaria como para ser tu novia.
— Bombón, tu eres todo menos ordinaria y por supuesto que yo estaría contigo, qué tontería que pensaran lo contrario —contestó él mostrando su molestia.
— B-Bueno, p-pero, y-ya sabes cómo son —tartamudeó mientras se sentía entre halagada y apenada—. Aunque les dije que nosotros no estábamos saliendo, ninguna escuchó razón, por eso Sonoko resolvió retarnos a un partido. Si su equipo ganaba, te alejarías a de mi. Lo cual, sinceramente era muy probable que pasara porque cómo pudiste notar, yo era un desastre en este deporte y en el que fuera, nunca se me dieron, la verdad es que si nos hubieran retado a un concurso de retrato o dibujo seguramente se iba a resolver más fácil, pero después de todo me entrenaste muy duro y aunque no hice gran cosa, se notó y dio frutos con mi atrapada final.
Seiya que había apoyado el puño en su mentón, asentía y reflexionaba las palabras de bombón. No obstante, había algo que aún se le escapaba.
— ¿Y qué pasaba si nosotros ganábamos?
— Ella y todo el club de fans aceptarían nuestra relación.
— Vaya así que eso era lo que había detrás —reflexionó—. Me queda claro el porqué de mi entusiasmo para entrenarte, por lo poco que he visto, fui directo y tambipen demostrativo, eso es típico de mí, pero, ¿tú por qué aceptaste? Nosotros no éramos novios.
Serenity apretó los labios, nerviosa.
— Porque… estabas empeñado en ganar, pusiste mucho esfuerzo en entrenarme… —miró a Seiya que ladeó un poco la cabeza al escucharla. Se merecía la verdad tanto como ella merecía decirlo en voz alta para él. Años luchando con lo que llegó a sentir, reprimiéndolo por miedo a que Endymion la dejara, a que sus amigas pensaran mal de ella, a perder su futuro o hacer las cosas "mal". Quería que todo comenzara a avanzar para ella misma, y no conseguiría eso si seguía teniendo miedo a poner en palabras sus sentimientos—, y también… porque sentía cosas por ti.
— Bombón…
Los ojos del muchacho se abrieron. Gozaba de una gran confianza en sí mismo, pero no esperaba que ella le confirmara que en ese entonces fue correspondido.
— Discúlpame por no haber tenido el valor de contestarte cuando me lo preguntaste. Me ha sido muy difícil aceptarlo no porque sea algo malo o por el estilo, sino porque sentía culpa, pero es la verdad y no quiero seguir ocultándotelo. Has estado en mis pensamientos, en un lugar muy especial por eso cuando volviste no supe qué hacer. Mi matrimonio se iba por la borda, yo intentaba rescatar todo a como diera lugar y luego tú te presentabas sin más en la boda de mi hija. Quería desaparecer porque eras una amenaza.
— Lo lamento, te he abrumado más de lo que pensé.
— No. Sonó mal, discúlpame. Lo que quiero decir es que pensé que perdería a Endymion por lo que seguramente seguía sintiendo por ti, pero nuestra separación no fue por eso. Como te dije lo nuestro no es reciente. No quería hablar contigo porque iba a delatarme y tuve que contenerme mucho, aunque si soy sincera poco lo logré. Quería abrazarte en el momento en que te encontré en el pasillo porque tenerte ahí… tenerte aquí me mueve muchas cosas. Siempre he sabido que estuve enamorada de ti desde este punto al que viajamos, pero me daba miedo aceptarlo.
— No… no esperaba que me dijeras esto Bombón. De verdad que no, pero me hace muy feliz escucharlo.
Seiya levantó la mano para tomar la mejilla de la Reina. Hizo suaves círculos en ella con el pulgar que pronto fue empapado por las lágrimas que soltaba.
— También sé por qué has tenido sueños acerca de mi. Helios me ayudó a averiguarlo.
— ¿El Príncipe? Él… ¿si tenía la respuesta que yo buscaba?
— Si… y te va a sorprender saber que todo este tiempo quién ha proyectado los sueños, he sido yo.
— Pero… ¿cómo? ¿por qué?
— Es un poco enredado de explicar, pero, mi versión futura, Sailor Cosmos, me lo ha revelado. Hice un ritual con Helios antes de venir aquí y estuve ante su presencia. Ahí me lo explicó todo.
Seiya recordaba que aquella Sailor se le presentó en el último sueño que tuvo antes de que acudiera con Kakyuu a la boda. Recordó las facciones de la mujer que eran las mismas a las de Serenity y entendió por qué, aunque lucían idénticas, se sentía que se trataban de dos personas distintas.
— ¿Por qué ha hecho tal cosa sabiendo que estás sufriendo por esto?
— Creo que ha visto mi infelicidad y entonces… ella dijo que tengo frente a mí una posibilidad, una que sinceramente sí quise tomar en su momento, pero no me atreví y ahora, que el destino te ha regresado a mí, tampoco sé muy bien qué hacer.
— Bombón —Seiya depositó sus manos sobre los hombros delgados y femeninos de Serenity. Se agachó un poco buscando la mirada azul de ella—. No es el destino… son nuestras elecciones. Perdóname, pero no creo en el destino. No existe un hilo que nos una a los que estamos "destinados", no lo creo así. Creer en ello nos predispone a esperar a ese alguien sin tomar acción o en aceptar que lo que tenemos es así porque alguien más lo decidió. Yo, me niego a eso. Me niego a darle esa responsabilidad a algo que en realidad está en mis manos. Si nos hemos vuelto a encontrar quizás sea capricho de la vida, no lo sé, pero sí sé que nuestras decisiones nos han llevado a este ahora. No creo en el destino, pero creo en las conexiones… por eso cuando te vi, pese a no reconocer enseguida que eras a la que venía en mis sueños sentí cosas agradables, fuertes y hermosas. Vi el resplandor de tu estrella. Admito que quería ver lo que pasó en esta era porque anhelaba tener estos recuerdos conmigo como consuelo y como explicación. Lo que tuvimos fue muy bonito de la forma en la que fue, pero eso ya sucedió y tenemos lo demás frente a nosotros. Yo sé que es lo que quiero, pero me gustaría preguntarte si tú lo sabes.
Asi como él no esperó lo que acababa de confesarle, ella menos anticipó la pregunta implícita del Caballero.
— Seiya yo… siento muchas cosas por ti, te lo digo enserio, pero, no puedo estar contigo. Apenas y entiendo que pasa a mi alrededor, apenas y puedo caminar con mis propias piernas en todo esto. Soy un desastre y voy a arrastrarte. Necesito hacer esto sola, y tomarme un tiempo lejos de todo, incluso de Usagi y las chicas. Esto es mi responsabilidad.
— ¿Por qué quieres estar lejos? ¿Quién te dijo que debías estar sola mientras te arreglas? Serenity, las cosas no son así. No tienes por qué llevar todo esto por tu cuenta.
Al escuchar su nombre, se impresionó. Seiya estaba hablando muy enserio.
— ¿Qué?
— Bombón, no quiero estar contigo sólo por lo que tuvimos en el pasado.
La heredera del trono de la luna sintió miedo de a dónde se dirigía ese discurso, porque reconocía la similitud en las palabras de Seiya con las que alguna vez Mamoru dio terminada su relación porque tenía visiones de que lo suyo acabaría mal y resolvió que era mejor que nunca sucediera para que ella no sufriera un destino cruel. Pero Seiya era muy diferente a su esposo y esa era la única verdad.
— Dije hace raro que quería ver cada una de las cosas que compartimos si podíamos visitarlas. Pero he comprendido que no me hace falta porque es todo muy claro ante mis ojos. Me enamoré de ti en el pasado, y siento cosas ahora que se deben a eso, pero quisiera construir una historia contigo, que no dependa de eso. Y sé que lo que pido suena difícil, pero, sólo quisiera que me permitas estar a tu lado. Si voy a amarte, de la forma en la que sea, porque estoy casi seguro de que lo haré, quiero que sea porque eres Serenity hoy y no sólo quien se llamó Usagi. Déjame acompañarte y ser tu apoyo en este momento, déjame conocerte cómo eres, más allá de tu faceta estable. Por favor, déjame entrar a tu vida de nuevo.
— Seiya… sólo te daría pedazos míos… no sería justo, no puedo ofrecerte algo completo.
— Entiendo que necesites tu tiempo y tu espacio y como te dije antes, mi intención no es presionarte. No estoy hablando de que me aceptes como tu pareja, sólo quiero conocerte poco a poco, quiero ser tu amigo. Enserio.
— Seiya es que…
— No tienes que contestarme ahora. Soy paciente y mis intenciones son claras y firmes. Si me dices que necesitas tiempo y no verme, lo voy a respetar, pero quisiera que consideraras mis palabras, por favor.
Sintió el cariño enorme hacia él y que el estómago se le revolvía con los nervios de su cercanía.
— Esta bien.
— Gracias —le sonrió, a gusto con la respuesta obtenida—. Ahora, supongo que es hora de regresar. ¿Usamos tu llave esta vez?
Serenity iba a asentir, pero se quedó pensando un poco. No se podían ir de esa aventura sin ir a un momento más.
— Mmm… si, aunque… podríamos ir otro un sitio, por última vez.
— A donde quieras bombón.
— De acuerdo.
El ambiente era impresionante. La energía que emanaba ahí de gritos de los fans, lograban colarse en su cuerpo inyectándole adrenalina.
Se asomó por el barandal frente a ellos, hacia las gradas de más abajo. El estadio estaba repleto. El lleno total era el reflejo del cariño que les tuvieron a él y a sus hermanos y él seguía sin creerlo.
De un momento a otro, las luces del recinto se apagaron y la gente gritó aún más como preludio de lo que se acercaba. Seiya alzó la vista cuando las tres enormes pantallas que flotaban encima del escenario se prendieron mostrando sus rostros. Segundos después fueron presentados siendo iluminados uno a uno bajo un reflector.
No sabía que esperar, pero ese era otro gran momento que esperó ver desde que bombón le contó que él y Taiki y Yaten fueron cantantes.
La melodía comenzó primero estallando en el equipo de sonido y rebotando gracias a la acústica. La letra le siguió de inmediato:
"Search for your love"
El timbre de las voces llegó a sus oídos, descolocándolo totalmente.
No había cómo describir lo que sentía, pero era hermoso estar en el espectáculo y escucharse junto con sus hermanos.
Cerró los ojos entregándose al disfrute, y puso atención a lo que la letra de la canción decía. El mensaje que mandaban era claro, por lo menos para él en ese momento.
Bombón le había comentado que aquella fue la forma en la que los tres buscaron llamar incansablemente a Kakyuu para poder encontrarla luego de que había huido al planeta tierra por culpa de Sailor Galaxia, pero a él le parecía que más que eso, esa canción era un llamado directo hacia su persona especial… hacia Serenity.
Algo se desbordaba en su pecho, tanto que impedía que respirara con normalidad. Su corazón rebosante volvió a apresurar los latidos y no pensó mucho. Posó sus ojos en ella que estaba moviéndose de un lado a otro, al ritmo de la melodía que escuchaban, alargó su mano y tocó con cariño los cabellos color plata enrollados en uno de los bollos sobre su cabeza, lo que hizo que volteara a verlo, entregándole una dulce y sincera sonrisa.
El encanto del viaje estaba por acabar, así que Seiya deseó con todas sus fuerzas que esa sonrisa de Serenity quedara intacta para el regreso. Quería que estuviera feliz y tranquila y confiaba en que así sería. Sería afortunado si ella le permitía estar cerca pero sino, aunque estaría triste por una larga temporada, y jamás la olvidaría, continuaría con su vida.
Y ya que todo iba a quedar en el pasado, ya no quiso reprimirse. Acercó su mano a la de Serenity, y ocupó los huecos que había entre sus dedos con los de él, enlazando sus manos. Pensó que ella retiraría su mano, pero no fue así.
Yaten Taiki y él cantaban al fondo en su último concierto como los Three Lights. Las luces de colores bailaban por el rostro de bombón. La contempló por apenas segundos, maravillado por el resplandor de su estrella y se inclinó de pronto hacia ella, besando dulcemente su mejilla.
Serenity no opuso resistencia. Cerró los ojos, disfrutando del rastro cálido del beso, sobre su piel.
La Princesa Usagi entró a la alcoba que compartía ya con su ahora esposo y se encontró con que estaba empacando ropa en una maleta. Las de ella que eran más grandes que la que él estaba usando y que había hecho días antes, estaban en una esquina, esperando.
— ¿Te ayudo? —le preguntó acercándose a él, despacio.
— Ya terminé
Ella asintió en silencio y Helios notó que se asomaba algo de vergüenza en sus pupilas rojas.
— Ven —le ofreció su mano.
— ¿No estás enojado conmigo?
— ¿Por qué tendría que estarlo?
— Por ser una persona horrible con Plut y con mi Papá, y por comportarme como una niña de seis años.
Abrazó a su esposa en cuanto ella se acercó a rodearlo con sus manos. Helios puso un beso en su cuello de forma cariñosa y la sintió soltar su tensión un poco.
— Usa, tú eres la persona más hermosa que he visto en mi vida.
— Y tú eres el hombre más bueno en el mundo y no deberías estar casado con alguien como yo.
— No sigas diciendo esas cosas o sí me voy a enojar —le reprochó.
— Era broma, amor —explicó Usagi al ver que la expresión que le daba era seria. Helios ya no aguantó y las comisuras de su boca se curvaron hacia arriba.
— Lo mío también era broma. Cielo, no estoy enojado y no debería. La verdad es que me metí en el asunto porque consideré que, si no los dejabas hablar, te ibas a arrepentir después, te conozco.
— Estoy bastante segura de que eso iba a pasar y de que iba a decir demasiadas tonterías. Así que, gracias.
— Siento si fui algo frío, pero ibas a sufrir más si dejabas que tu orgullo te cegara. También, lamento no haberte dicho nada antes, yo sabía lo de tu papá y lo de Plut, también lo de tu madre y Seiya. A veces ser el guardián de los sueños tiene sus desventajas… los sueños nos delatan ahí y rara vez tenemos control. A veces, ahí se muestran nuestros verdaderos deseos.
— Sé que no podías decírmelo porque no era algo que te concerniera, pero te agradezco por ser mi sostén en esto y por ayudar a mamá, Helios —se acercó a él y puso un beso tierno en los labios de él por unos segundos—. Te amo por todo esto y por mucho más.
— Y sabes que yo te amo también, mi princesa —le tomó una mano delicadamente y besó su dorso—. ¿Estás más calmada?
— Si, la verdad pensé que había arruinado todo antes de irnos a la luna de miel.
— Pensándolo bien, si estoy enojado, así que dejaré que me contentes durante el viaje.
— ¿Ah si? Se te nota muchísimo lo enojado que estás conmigo —inquirió ella siguiéndole el juego de forma coqueta. Helios le dio un beso rápido y ambos rieron.
— ¿Cómo está Plut? ¿Pudieron platicar?
— Está mejor. Más tranquila. Hablamos bastante acerca de mi padre y de lo que ella siente. Tiene mucho miedo, incluso de ver a mi mamá. No sé si realmente pueda aceptar a mi papá, pero veo que le importa mucho.
— Él también la quiere.
— Lo sé, se le nota demasiado —Usagi sonrió—. Es raro todo esto. Pero, es así.
— Así es el amor, Usa. Lo sabemos.
— Eso es verdad.
— ¿Y tú cómo estás? ¿Qué piensas ahora que ves a tus padres ya encaminarse a sitios distintos uno del otro?
— Hace unos años creo que me hubiera tomado todo peor de cómo reaccioné. La verdad es que me avergüenzo por aun creer que todo se trata de mí. Me molesta pensar en que estoy actuando como una niña, sobre todo con mi papá, pero, estoy tratando de entender que cada uno es como es y de ver a mis padres ya no sólo como eso, sino como adultos que al igual que yo se equivocan, sufren, quieren y sueñan. Así que tampoco voy a negar que estoy contenta por ellos. Las posibilidades para ambos se abren frente a sus ojos y tienen todo puesto para ser felices de otras formas que no lo han sido y yo quisiera eso, pero no se consigue simplemente por desearlo.
— Depende de sus decisiones.
— Si y eso es lo que me preocupa un poco. Veo a mi padre más tranquilo e incluso enfocado, pero mi mamá, no sé. Creo que le puede costar un poco más encontrar el rumbo. Sea como sea, espero poder acompañarlos en esto. Sólo eso puedo hacer.
— Así será. Además, que a nuestro regreso seremos coronados. Eso va a ayudar también.
— ¿Te sientes listo para eso?
— Creo que sí, será divertido aprender juntos, lo haremos bien, pero antes, quiero disfrutar de nuestro momento, ya luego pensaremos en nuestros deberes reales.
— Estoy totalmente de acuerdo, este viaje es para nosotros. Quería despedirme de mi madre pero, parece que tardará un poco más en regresar.
— Cuando volvamos podrán hablar, de mientras podrías escribirle una nota.
— Es una buena idea, amor.
— Bueno, voy a dejarte un momento en lo que le escribes y llevaré esto al carruaje —le indicó tomando las dos maletas de su esposa que por suerte llevaban rueditas.
— Helios, podemos mandar a alguien por el equipaje, está algo pesado.
— Así está bien, a mí no me cuesta nada hacerlo.
— ¿Te das cuenta que vas a tener que dejar que los empleados hagan muchas cosas por ti una vez que seas Rey?
— Si pero no todas. Además, no creo que seamos unos reyes muy comunes. Podemos cambiar las reglas —le guiñó el ojo. Ella negó la cabeza.
— Yo me llevaré la tuya, dame unos cuantos minutos ¿Sí? Te alcanzo.
— Te espero, amor. No te tardes.
Helios salió de la habitación rumbo a la entrada del palacio, con una maleta en cada mano, arrastrándolas. A diferencia de Usagi que se crio en ese palacio, rodeada de sirvientes y con sus padres siendo reyes, él creció en el corazón de Elysium, con una vida tranquila, feliz y sencilla, por lo cual no estaba muy acostumbrado a tener la atención de súbditos o de personas que quisieran hacer cosas que él podía por sí mismo. Si bien entendía que era parte de todo el contexto, estaba seguro que encontraría la forma de no volver ese el centro de su existencia. Después de todo, si estaba casado con Usagi era por la persona que era y por todo lo que sentía a su lado.
Se dirigía a la entrada del palacio en donde el carruaje que los transportaría a su destino aguardaba. De pronto escuchó unos pasos detrás de él y al voltear se encontró con su suegro que lo saludó.
— Buenas noches, Helios.
— Rey, buenas noches
— Estaba por ir a verlos antes de que se fueran —le dijo, acompañándolo en el pasillo.
— Ya casi partimos, Usa está escribiéndole un recado a su madre ya que, parece que no va a verla por hoy.
— Si. Supongo que estará aquí más entrada la noche o quizás de mañana —comentó mirando a su reloj de bolsillo—. Helios yo quiero agradecerte lo que hiciste por mí y por Plut hace rato, que sobretodo sé que lo hiciste por mi hija. A veces, me arrepiento mucho por la forma en la que la criamos, le hicimos bastante daño, pero te agradezco de corazón.
— Suegro, no piense eso por favor. Usted y la Reina Serenity hicieron lo que pudieron criando a Usa, además su reacción fue por el momento, sabe que ella no es totalmente así.
— Si pero, no puedo evitar pensar en que es así de caprichosa por nuestra culpa.
— Bueno, pero ya es adulta y le aseguro que se está haciendo cargo de eso, tampoco se siente orgullosa de cómo se mostró con ustedes.
— Lo sé. Me doy cuenta. Ha madurado mucho. Tu has ayudado en eso.
— Ha sido decisión de Usa. Yo sólo la estoy acompañando y amando por lo que es. Ella es más que una niña caprichosa. No tiene por qué agradecerme, sólo hice lo que pensé era correcto, la posibilidad de que reaccionara o no ante mis palabras fue mérito suyo. Pero creo que ha resultado bien y eso me alegra.
— Otra cosa que debo agradecerte es que guardaras mi secreto. Siento mucho que tus poderes te revelen cosas de las cuales no quieres enterarte. Imagino que nacer conectado a mí y a esta tierra tiene su precio y es incómodo. No me perdonaría causar problemas en el matrimonio de mi hija por eso.
— Descuide, Usagi entiende más de lo que usted cree. Ella sabía que yo estaba al tanto de todo, pero jamás me pidió explicaciones. Tenía que escuchar todo de boca de usted y de la Reina. Los ama mucho. Le cuesta un poco por toda la situación pero, va a estar bien.
— De verdad agradezco que te tenga a su lado.
— Yo agradezco más tenerla a ella.
— Están muy enamorados —comentó. Helios percibió que algo escondía su suegro, porque podía sentir su preocupación.
— Sé lo que piensa, pero descuide. No necesariamente tenemos que repetir lo que a ustedes les pasó.
— Lo entiendo pero, me da un poco de temor. Serenity y yo nos amábamos mucho y luego las cosas cambiaron lentamente… pasamos por esto durante bastante tiempo y nos hicimos daño. Yo le hice más que ella a mí y me siento culpable, no sólo con ella, sino con mis amigos, con Plut… tengo muchas cosas qué reparar y no sé por dónde comenzar.
Lo que el Rey expresaba logró captar la atención del sacerdote de Elysium que se detuvo.
— Suegro, quiero decirle que independientemente de que sea el Rey y mi protegido, siempre lo he admirado mucho. Es una buena persona y en este caso creo que tiene que pensar en usted. Ahí es donde debe comenzar. Lo demás se va a dar por añadidura. Tiene a sus cuatro amigos, cuéntele a ellos cómo se siente, sé que lo conocen, lo aprecian y que van a entender y ayudarle. Por ahora yo me voy de viaje con Usa pero, tiene mi apoyo de igual forma. Sé que usted es muy racional y serio, no por nada ha sido un gobernante generoso y noble, pero de vez en cuando tenemos que fluir con todo o se tornará en una carga pesada. Imagino que es más fácil para mi esposa brindar el apoyo a su madre, aunque es muy pegada a usted. Ellas tienen una relación mucho muy especial, y también supongo que es más dado entre mujeres a hablar y expresarse, aunque tampoco es la regla, Usa es la mejor amiga de Plut y aun así ella no pudo contarle lo que estaba viviendo con usted, aunque ahora ya lo han hecho. A nosotros no nos enseñan ha hacer este tipo de cosas, pero es necesario que se rodee de los suyos y externe lo que pasa por su mente y corazón, así se hará todo más claro para usted. Nombrarlo es aceptar, ver y meditar. También, dele tiempo a Plut, es difícil asimilar tanto de golpe, pero se nota que lo quiere, además por lo que sé de ella por Usa, es muy sabia y muy madura, igual que usted. Todo va a encontrar su cauce, se lo aseguro.
— Aprecio muchísimo esto que me dices, Helios y celebro que aparte de mi amigo y sacerdote, seas mi yerno. No puedo expresar lo reconfortantes que son tus palabras aquí y ahora, necesitaba escucharlas.
— Es un gusto y un honor ser parte de esta familia.
Helios le ofreció la mano a su suegro como muestra de su aprecio y entonces Endymion se la estrechó para después darle un fuerte abrazo.
Después de mucho tiempo alguien se daba cuenta de que detrás de esa fachada de seriedad, también había turbulencias por calmar.
El sol ya clareaba lentamente e iba bañando con cálidos rayos los rosales carmesí que rodeaban a Serenity y a Seiya que regresaban a su presente, acabados de aterrizar en el jardín.
Sus manos se soltaron lentamente, anticipando la resolución del breve y profundo viaje que hicieron por separado que los hizo encontrarse en el pasado.
Los últimos momentos en el concierto, Serenity hizo un repaso de todo lo que vivió al lado de Seiya en ese pasado, pero también de lo que estaba implicando volver a ese punto del tiempo ahora después de vivir tanto, teniendo en cuenta sus circunstancias. Pensó en todo lo lindo que él le hizo saber después de que vieron el partido de Softbol y pensó en lo que le deparaba en su tiempo presente ahora que iba a divorciarse.
Su razón de viajar estaba más que clara, y era también una especie de metáfora entre ellos. Ambos presenciando sus recuerdos, uno al lado del otro. El seiya de su vida actual presentándole la oportunidad y ella, sopesando todo.
— Bombón, este ha sido un hermoso momento a tu lado y te agradezco por eso, también al Rey por ser de tanta ayuda. Este viaje era algo que necesitaba y que atesoraré no solo por lo que vi, sino también por encontrarte en medio de eso, sin planearlo. No creas que me estás causando muchos problemas porque siento cosas por ti. Disculpa si en mi afán de ayudarte te estoy orillando a tomar una decisión. Te he dicho todo lo que siento, creo y pienso, así que, por último, necesito que sepas que, sea ahora o después, todo lo que te dije sigue en pie.
— Seiya yo soy la que te tengo que agradecer por ser así como eres conmigo, por tanta comprensión y dulzura. Me haces sentir especial.
— Lo eres. Si lo eres para mí.
Se lo quedó viendo. Seiya estaba resuelto a dejarla ir por segunda vez en la vida para que fuera feliz. La pregunta era si ella estaba dispuesta nuevamente a eso. Los bandos dentro de ella se peleaban, tensando la cuerda que se inclinaría a un lado o al otro.
Y ¿si aún no estaba lista? ¿Y si era muy pronto para dar ese paso? Pero ¿cuando estaría lista? ¿Meses? ¿Milenios más? ¿Cuándo se estaba simplemente listo para algo?
El hombre que tenía enfrente sabía perfecto lo que quería y se lo expresó con todas las palabras. Serenity sintió el anhelo y la emoción por ser capaz de hacer lo mismo que él, pero para ella y su futuro. ¿Podría?
Pensó en Sailor Cosmos y en lo que le dijo. ¿Iba a esperar a que Seiya se alejara de nuevo y pasará tiempo para volverlo a ver? ¿Y si ya era tarde?
Era claro que necesitaba tiempo, que quería sanar.
— Necesito tiempo para poner todo en orden —contestó.
Seiya le sonrió apretando sus ojos y luego mirándola de forma comprensiva. No podía decir que no se lo esperaba.
— Entonces esa es tu respuesta.
— Mi respuesta… —susurró Serenity, tomándose el tiempo en admirar el jardín de su hogar y la fachada de este—. Si, supongo que esta es mi respuesta.
Taiki y Yaten lo recibieron en la entrada del palacio con un fuerte abrazo cada uno, contentos de verlo, pero extrañados de que hubiera tardado un día más del esperado y sobre todo, que su Princesa Kakyuu hubiera llegado apenas horas antes que Seiya por su propia cuenta.
— ¿Por qué dejaste a la Princesa por su cuenta? —cuestionó Taiki, quitándole la valija a Seiya y llevándola él
— Ella me lo pidió —contestó Seiya.
— Claro y ahí vas a obedecer, Seiya fuiste a cuidarla y ¡mira! ¡Ella llagó antes que tú! —recalcó el más alto de los tres, reprobando la actitud de su hermano.
— No sé qué fuiste a hacer ahí, Seiya, pero te noto totalmente diferente e intuyo que tiene que ver con el hecho de que hayas regresado hasta hoy —le soltó Yaten sin rodeos.
— ¿Y la Princesa? —les preguntó Seiya sin siquiera interesarse en contestar las conjeturas que hacía su hermano menor.
— Está en su habitación ¿ha pasado algo? —se atrevió entonces a preguntar Taiki ganándose la mirada acusadora de Yaten.
— Muchas cosas. Me urge hablar con ella. Los veré más tarde —anunció apretando el paso de la nada y dejándolos en el vestíbulo del castillo.
— ¡Seiya! ¡Espera! —gritó el de cabello blanco.
— Jamás lo había visto así —murmuró el castaño.
— No, no es el mismo Seiya. ¿Viste que está como… como enamorado?
— Pero en tres días no se puede enamorar de nadie ¿estamos de acuerdo?
— Quiero creer que no —comentó Yaten suspirando—. Imagino que más tarde nos va a contar, pero si es así y conoció a alguien, quizás considere ir a una boda pronto.
Taiki soltó una fuerte carcajada.
— Eso ni tú te lo crees. Le temes al compromiso más que a nada en el mundo.
— ¿Qué? ¿Yo? Si claro, lo dices tú que te dedicas a escribir melodías románticas dignas de un grupo pop y poemas que no te atreves a entregar a nadie —contratacó Yaten.
— Cállate y acompáñame a llevar esto al departamento de Seiya. Lo esperaremos ahí y luego le haremos todas las preguntas que queramos. Va a tener que contestarnos.
— Estoy de acuerdo con ello.
No recordaba en qué momento había comenzado a correr, pero no detuvo el paso. Se topó con las escaleras que llevaban a los aposentos de su Princesa y los subió de dos en dos lo más rápido que pudo. Dobló a la derecha y enfiló hacia el final del pasillo en donde estaba la habitación de Kakyuu.
— ¿Princesa? —llamó chocando los nudillos sobre la madera de la puerta—. Soy Seiya… —volvió a tocar, esta vez con más fuerza—. Princesa por favor tengo que pedirle…
No había terminado la oración cuando la aludida abrió.
— Seiya… ¿qué pasa? ¿cuál es la insistencia? ¿por qué tienes esa cara?
La Princesa del Planeta del fuego no pudo evitar contagiarse de la sonrisa enorme que Seiya le estaba mostrando, ni pasó por alto las chispas en sus ojos azules de por sí alegres.
— Habla ya. ¿Qué ha pasado en Tokio de Cristal?
— Princesa, le prometo que voy a contarle todo, pero primero necesito pedirle un favor. Bueno, no es para mí exactamente, es para alguien muy especial.
El caballero sacó de su solapa una carta y se la alargó a Kakyuu. Ella no perdió tiempo en abrir el sobre y comenzar a leer.
— Seiya… ¿ella…? ¿ella viene? ¿pasó algo entre ustedes? ¡Necesito respuestas!
Él rio de felicidad pura. Se había prometido tomarse las cosas con calma, pero no quería reprimir la emoción que sentía.
— Si, supongo que esta es mi respuesta.
Sintió que la esperanza moría en segundos. Agachó la cabeza, pero luego, ambas manos de ella le tomaron el rostro y le pidieron mirarla.
— Tengo que dejar de regresar al pasado como si fuera un puerto seguro cuando ante mi está el nuevo camino. Durante mucho tiempo, dejé que mis amigas fueran sobreprotectoras conmigo lo que originó que, en su afán por cuidarme, perdieran sus vidas para entregármelas a mí, a Endymion y a Tokyo de Cristal. Sé que ellas lo hicieron por que me quieren, pero no fue lo correcto, no para ellas, ni para mi. No debí dejarme llevar por lo que todas me decían acerca de ti. No puedo cambiar esos momentos ni tampoco quiero eso, así que probablemente esta sea la decisión más arriesgada que voy a tomar en toda mi existencia, pero es mía.
— ¿Bombón a que te refieres?
— Quiero hablar con mi hija y con mis amigas y luego, me gustaría pasar un tiempo en tu planeta, conociéndonos. No te puedo asegurar que saldrá bien, probablemente no esté siendo racional, pero quiero hacerle caso a lo que siento aquí —se llevó una mano al corazón—. Hace mucho que no lo hacía.
— Si, su majestad. Bombón viene a pasar una temporada a nuestro planeta… conmigo.
Y SE VIENEEEEEEEEEEEEEEE! SE VIENEEEEEEEEEEEEEEEEEE!
Lo prometido es deuda y les dije que en compensación por el capítulo anterior, éste iba a ser el capi de Seiya y Serenity. Ya nos tocaba fangirlear a todas y a ellos también. Confieso que tenía algo de temor en llegar a esta parte, pero siemplemente se dio orgánico entre ellos y una vez más (como en casi todo en este fic) ellos decidieron qué querían ya ser felices. La parte en la que Seiya expone su sentir a Serenity, fue una de las primeras notas que escribí cuando estaba ideando este fic y bueno, 9 capítulos después llegué xD así que es un gran logro para mi. Había dicho en capítulos anteriores que estaba cerrando, hagamos de cuenta que jamás lo dije y prosigamos con este fic. Aún hay muchas cosas por contar y ver, así que aún habrá fic por un ratito. True Story: llevo desde el capítulo 5 poniéndole el nombre "Tiempo" al capítulo y quitándoselo porque pasaron más cosas que hicieron que ESTE capítulo quedara en el nueve xD.
Sinceramente quería meter más recuerdos en los que ellos pudieran ver y estar, pero no me dejaron y después, ya no fue necesario y se iba a volver esto más largo de lo que ya es. Espero no haberlas mareado con Seiya del pasado, Seiya del Presente, Usagi del pasado, Serenity del presente y etc y la narración de los momentos, espero de verdad que no haya sido tedioso y enredado.
Y espero que les haya gustado brevemente la charlita de Helios con su suegrito, porque ese hombre es un hombre y un amor y yo lo adoro y merece tener protagonismo real en una historia. Aún falta saber mucho más de otros personajes que han estado quedando rezagados... pronto pronto!
Se vienen los cambios, las charlas y los movimientos.
No tengo más que agradecimientos para mis amigas que siguen esta historia y son el motor principal de fangirleada para que todo suceda y gracias a las lectoras también.
Princesa Saiyajin.
