La duda sobre los veela permaneció el Harry, recordó que tenía u libro que hablaba sobre el funcionamiento de su magia, tal vez podría encontrar algo ahí. El llamado de Hermione lo sacó de sus pensamientos, decidió no darle más importancia al tema y continuó con su día hasta que en su encuentro con Angelina recordó que era el día que recibiría su primer castigo con Umbridge.
Después de recibir el regaño de Angelina cumplió con sus acciones pasadas yendo a hablar con McGonagall para tratar de cambiar el día del castigo, recienbo la misma respuesta de que era algo imposible. Enfadado se dirigió a la oficina de Umbridge para cumplir de nuevo con su castigo. En comparación a la primera vez, Harry tenía un plan para evitar el dolor y las cicatrices, sus años como auror le ayudarían.
Cuando terminó su castigo, salió de la oficina e inmediatamente sacó una pequeña poción que había conseguido de la enfermería la cual untó en su mano ligando una venda.
De camino de regreso Harry tropezó y casi cayó al suelo y por reflejo levantó la mano para sostenerse de algo, cuando levantó la mirada vio que se había sostenido de la túnica de Draco. Recordando vagamente las palabras de Pansy se alejó lo más rápido posible y no dijo nada, esperando que lo madijera o que lo insultara como en el pasado para poder irse de ese lugar que lo hacia sentir incómodo.
—¿Estás bien?—susurró Draco tratando de ayudarlo antes de que lo pudiera malinterpretar.
Harry no contestó por lo extraño de la situación. Pero se dio cuenta de que aún no había quitado su mano de la túnica. Draco al ver que no respondió y solo miraba hacia otro lado tratando de evitarlo volteó la mirada para saber lo que Harry encontraba más interesante. Pudo ver como la mano de Harry tenía vendas, extrañado le sujetó la mano para tratar de ver más de cerca, pero cuando estaba por preguntarle lo que había pasado Harry apartó su mano y salió corriendo, evitando cualquier cosa que Draco pudiera decirle.
Horas después, Harry volvió a su dormitorio dispuesto a dormir lo antes posible. Se sentía agotado por el día ya que había olvidado lo doloroso que era escribir con pluma de Umbridge, extrañamente también sentía un enojo que no era muy grande, pero que podía sentir que tenía. No sabía el porqué de eso y al estar demasiado cansado dejó de presentarle atención para poder dormir.
En medio de la noche despertó al sentir como algo le acariciaba el cabello, se levantó con rapidez y quiso abrir los ojos para ver lo que ocurría temiendo que quisieran hacerle daño, pero una mano le bloqueó la vista evitando que se levantara o hicieran algún ruido que despertara a sus compañeros.
Cuando Harry estaba a punto de gritar sintió como acariciaban su cabello y poco a poco esa caricia bajaba por su rostro hasta posarse en su mejilla. Aquella mano era cálida y el tacto lo hacía sentirse feliz y relajado, como si la carga que tenía dejara de existir. Harry dejó que aquel contacto siguiera, dejando de importarle quien era la persona que lo hacía sentirse así.
Al poco tiempo sintió como su cama se hundió permitiéndole saber que aquella persona se había sentado en ella justo detrás de él, dejándose llevar por la comodidad Harry permitió que aquella persona lo sujetara de la cintura para que se recargara en su cuerpo mientras su otra mano seguía cubriéndole los ojos.
Harry podía percibir un aroma que lo hacía sentirse seguro y cálido a la vez que lo relabaja, permitiéndole sentirse feliz y tranquilo, olvidando todos los peligros y recuerdos dolorosos del pasado que sabía se repetirían. Podía sentir el cariño y delicadeza con el que aquella persona lo sujetaba haciéndole pensar vagamente que ya conocía ese toque y las sensaciones que le provocaban.
Sin poder evitarlo empezó a quedarse dormido de nuevo dejando que las caricias continuaran, pero despertó levemente al sentir como su magia parecía mezclarse con algo que le hizo sentir como si su cuerpo se calentara. Al no tener la fuerza para despertar completamente dejó que el tiempo pasara hasta que volvió a dormir.
Cuando despertó no encontró ningún rastro de que alguien más hubiera estado a su lado y el aroma había desaparecido lo que le hizo pensar que tal vez lo había soñado.
Harry llegó a la oficina de Umbrige paea seguir con su castigo. Cumplió con las mismas acciones del pasado, pero con el paso de los días vio que la herida en su mano se veía mejor a como recordaba y tampoco dolía como antes cada vez que escribía con aquella pluma.
Continuó con sus actividades siguiendo el mismo orden por tres días hasta que se dio cuenta de que algo había cambiado, s u tiempo de castigo no cambió, pero le parecía extraño que la herida en su mano no se agravara.
Además de que el daño era diferente a como la recordaba.
Probablemente no le hubiera tomado tanta importancia debido a las pociones que había tomado para evitar los daños de no ser porque durante el almuerzo en el Gran Comedor volteó a ver levemente a Draco, descubriendo que su mano izquierda estaba vendada.
Harry pensó en la situación durante un tiempo. Era cierto que era lento para saber o aprender las cosas, pero las aprendía.
Recordando lo que le habían dicho los mortífagos de su última misión del pasado empezó a sospechar que de estuviera pasando de nuevo, por lo que usando la capa de invisibilidad siguió a Draco esperando a que llegara a algún lugar solitario para poder aclarar sus dudas. Cuando llegó el momento lo sujetó de la túnica e hizo que entraba a un aula vacía para evitar que los interrumpieran.
—¿Potter tienes algún problema conmigo?
—Sí, lo tengo. Quiero saber porqué tu mano está vendada.
—No creo que deba responder a eso—. Respondió mientras colocaba su mano herida detrás de su espalda.
—¿En serio? Yo creo que sí debes porque claramente estoy involucrado—. Sin darle tiempo a Draco de procesar algo tomó su mano quitando con rapidez las vendas dejándole ver las palabras que él mismo tenía. —¿Por qué tienes esto?
—Yo...—La voz de Draco comenzó a temblar, —solo quería...
—¿Qué? ¿Querías ayudarme evitándome el dolor?—Harry no entendía porqué le irritaba tanto. En el pasado nunca supo cuántas veces lo salvó del peligro, pero si todo se estaba repitiendo, ¿significaba que desde ese momento comenzó a ayudarlo?
—Yo... no quería que te lastimaras—. Respondió en voz baja, temiendo que Harry se enojara más.
—Nunca te lo pedí. Escucha Malfoy, deja de intentarlo. Tu nunca cambiarás, siempre serás el niño mimado, egocéntrico, malcriado y narcisista que no le interesa nada más que sí mismo. Podrás engañar a otros con tu patética actuación de querer cambiar, pero nunca cambiarás lo que eres, yo nunca te pedí que intervinieras o que "trataras de ayudarme". Nunca me interesarás ni estaré contigo, aléjate de mi y no vuelvas a molestarme ni a meterte en mis asuntos o juro por Merlín que pagarás todo el daño que provoques—. Aunque no odiaba lo que había hecho no podía tolerar su intervención. Los recuerdos de la guerra aún los tenía frescos, no podía olvidar el daño que provocó durante la batalla, aunque sabía que no había tenido opción causó la muerte de muchos que no lo merecían, además, auque al principio no guardaba rencor hacia Narcissa por haberlo asesinado, con el tiempo surgió y comenzó a crecer.
—Lo siento, yo solo...—Draco no sabía que responder, sentía su pecho apretarse y la respiración se le cortaba—no volveré a molestarle ni volveré a acercarme a ti—. Se soltó del agarre y se obligó a sí mismo a irse.
Harry se quedó sin palabras durante varios minutos después de que vio a Draco salir del salón, la sorpresa en sus ojos y la confusión reflejada en su rostro delataba lo irreal de la situación que acababa de suceder mientras Draco salía corriendo del lugar.
¿Acababa de ver a Draco llorar?
Harry sintió un dolor en su pecho, pero a la vez no entendía porqué le irritaba sentirlo.
Draco corrió por los pasillos queriendo salir del castillo.
—¿Draco? ¿Estás bien?—preguntó Blaise al ver el mal estado de su amigo que corría hacia su dirección.
Pero Draco no respondió ni se detuvo, siguió corriendo hasta que llegó a un área donde estaba seguro de que nadie lo veía. Con esfuerzo dejó salir sus alas y se adentró en el bosque, las lagrimas nublaban su vista pero no se detuvo.
Voló en diferentes direcciones hasta que el cansancio y dolor le empezaron a hacerle perder el conocimiento provocando que comenzará a caer sin poder tener mucha resistencia para evitarlo. En el descenso se golpeó innumerables veces con ramas de los árboles hasta que su cuerpo recibió un fuerte golpe al chocar contra el suelo.
No tuvo tiempo de reponerse cuando el dolor comenzó a invadir todo su cuerpo. Aquel dolor que Draco sentía ya lo habia experimentado antes, pero podía sentir la diferencia entre ambos. El nuevo era más fuerte y difícil de soportar, su pecho dolía y le dificultaba respirar, sentía su cuerpo arder pero a la vez temblaba por el frío que era acompañado de un dolor tan fuerte que le impedía moverse, sentía su cuerpo ser apuñalado por pequeñas agujas que penetraban su piel haciéndole sentir que podía desangrarse por dentro.
El dolor se intensificó tanto que no pudo evitar comenzar a gritar y retorcerse, trataba de tomar aire, pero las punzadas en su pecho se lo dificultaba.
Pasó mucho tiempo hasta que el dolor le hizo desmayarse, pero aún inconsciente no dejó de experimentar el rechazo.
