Draco despertó dos días después de que se había desmayado y tuviera un "encuentro" con su veela.
Sentía dolor por todo su cuerpo y notó que tenía heridas leves en sus brazos. Con cuidado se levantó para poder sentarse apoyándose sobre un árbol para revisar mejor sus heridas. Aunque su magia veela estaba restringida temporalmente podía usar su parte mágica y tratar de sanarse.
Pasó un largo tiempo curándose sus heridas ya que su magia no era muy estable y tenía más heridas internas, las cuales eran más difíciles de curar. Cuando terminó miró hacia el cielo tratando de averiguar el tiempo que había transcurrido dándose cuenta de que estaba por anochecer.
Se sentía cansado y con sueño, pero sabía que no podía quedarse más tiempo tenía que regresar pronto o sus amigos se preocuparían, los conocía demasiado bien y tenía el presentimiento de que harían un gran alboroto sino regresaba. Con dificultad y dolor se pudo de pie mirando los alrededores para tratar de encontrar el camino de regreso o alguna pista.
Caminó sin rumbo fijo por un tiempo tratando de encontrar algo con lo que guiarse, sin poder encontrar nada se recargo en un árbol para descansar un momento, el dolor en su cuerpo era más fuerte por el esfuerzo y la falta de magia por usarla antes. Escuchó el sonido de las hojas caídas siendo pisadas que se acercaban, gracias a su lado veela supo que no se trataba de otro mago, sino de un animal. Unos segundos después vio a un Thestral acercándose lentamente hacia él, Draco pudo ver que era un Thestral joven, no tenía el tamaño de los adultos, pero tampoco era una cría. En otros términos, diría que estaba en su juventud.
Generalmente las criaturas mágicas eran tranquilas cuando estaba cerca de él y por eso no les temía, incluso los dragones mantenían una actitud pasiva. Sabía que eso era por su veela que ellos lograban percibir, a pesar de que no era un veela por completo era lo suficientemente fuerte para mantenerlos a raya.
El Thestral se acercó lentamente y con cuidado, casi temiendo que Draco se enojara la tratara de alejarlo. Draco era consciente de la mala reputación que tenían los Thestrals, pero aun así no se alejó ni mostró signos de temor.
No tenía nada en contra de ellos y nunca los había lastimado. Había tenido que fingir lo verlos para que nadie sospechara ni hiciera preguntas innecesarias, solo podía verlos gracias a que él también era en parte una criatura.
Cuando el Thestral vio que no era rechazado se acercó con mayor confianza para quedar frente a Draco, aunque no podía entendemos sí podía comprender un poco. No era una comunicación por palabras o algo que solo entendieran las criaturas. Era igual que la comprensión entre una mascota y su dueño, la diferencia era que Draco podía comprender a todas las criaturas más fácilmente.
Comprendió que el Thestral quería ayudarlo y dejó que Draco se apoyara en su lomo para que pudiera caminar con más facilidad. Al principio no sabía en qué dirección iban hasta que comprendió que le estaba ayudando a volver al castillo.
Tomó unas cuantas horas que volvieran, Draco se sentía agotado, pero no dudó en agradecerle al Thestral que parecía seguir el olor a comida al notar que olfatea en varias direcciones antes de elegir un camino. Cuando llegaron a un área más cerca del castillo Draco notó que había alguien más en el lugar.
—¿Lovegood?
—Hola Draco—, saludó Luna volteando a verlo y viendo al Thestral en el que se apoyaba—que coincidencia que hayas llegado aquí, ya que has hecho que todos en Hogwarts se alteren. Tu madre ha estado buscándote por todos lados, parece que en verdad la asustaste.
—¿Qué haces aquí?
—Alimento a los Thestrals—respondió con tranquilidad dándole un bocadillo al Thestral que había llevado a Draco de regreso.
Antes de que Draco pudiera decir algo más escuchó pasos acercándose, las pisadas se escuchaban familiares y a la vez desconocidas. Draco dudaba si quedarse más tiempo o alejarse cuando en su línea de visión apareció un elfo que detuvo su caminar al verlo.
—¡Amo Draco! —exclamó el elfo con asombro y felicidad. —¡Amo Draco! ¿se encuentra bien? Debo informar a Ama Narcissa—aquel elfo salió corriendo de antes de que Draco pudiera preguntar o decir algo.
Miro con curiosidad y duda a Luna que se mantenía un tanto alejada queriendo que le dijera algo que le aclara un poco sus dudas.
Luna lo miró con curiosidad tratando de comprender la mirada de Draco, ellos no habían hablado antes y no sabía nada relacionado con las expresiones Slytherin. Sus miradas se mantuvieron estáticas hasta que se volvieron a escuchar pasos acercándose y ambos voltearon la mirada hacia el lugar de donde venía el sonido.
—¡Draco! —Narcissa apareció de entre los árboles junto al elfo que antes se había ido y corrió a abrazarlo.
—Madre...—murmuró Draco correspondiendo al abrazo.
Luna no quería interrumpir el momento y decidió irse en silencio. Mientras caminaba de regreso mantenía una sonrisa en su rostro al haber acertado en una de sus suposiciones sobre los Slytherins, aunque se mostraban fríos y arrogantes, delante de sus familias o amigos su actitud sería diferente. Era una lástima que no pudiera contárselo a alguien más porque aún si lo dijera nadie lo creería. Además, podía intuir que los Slytherins no querían que se supiera cuan cariñosos eran, por lo que era mejor que solo ella lo supiera.
—Por Merlín, ¿tienes idea del susto que nos provocaste? Tu padre está muy enfadado, si no lo hubiera convencido de primero realizar una búsqueda por todo Hogwarts seguramente ya habría hecho una escena en el Ministerio para encontrarte—. Dijo Narcissa a la vez que se aseguraba de que no estuviera herido, algunas partes de su túnica estaban desgarradas dejando a la vista pequeñas heridas y pequeños golpes.
Draco no respondió, abrazó a su madre y no pudo evitar que pequeñas lágrimas cayeran. Narcissa sintió la humedad a través de su ropa y trató de consolar a su hijo con caricias.
—Madre... sobreviví—. Dijo Draco entre sollozos.
Narcisa sintió aún más dolor en su corazón. Sabía que Draco hablaba sobre "el rechazo", pudo sobrevivir estando solo y sin transferencia de magia, lo cual podría considerarse como algo imposible, pero él lo había conseguido.
Pasaron unos cuantos días en los que Draco se recuperó en la enfermería recibiendo las visitas y cuidados de sus compañeros que no dejaron de reprocharle el susto que les había provocado. Draco aceptó todos sus reclamos sin quejarse y agradeciéndoles por haber ayudado a su madre.
Cuando pudo volver a caminar comenzó a ir al lugar al que el Thestral lo había dejado llevando consigo suficiente comida para darles a algunos Thestrals que se acercaban a él. Durante unos días se encontró con Luna, a quien al principio ignoraba para tratar de mantenerse alejado de ella, pero Luna nunca se alejó.
Con el paso del tiempo incluso comenzaron a conversar de vez en cuanto, Draco solo daba unas respuestas ambiguas para mantener una distancia. Hasta que un día Draco tuvo la iniciativa de hablar con ella.
—¿No me odias? —preguntó Draco.
—¿Por qué debería odiarte? No creo que seas una mala persona, ellos no te habrían ayudado si lo fueras— respondió mirando a los Thestrals que comían felizmente su comida.
–Solo me mostraron el camino de regreso.
—Y a cambio vienes a alimentarlos a diario, creo que eso es algo muy dulce de tu parte.
—En verdad eres rara. De todo Hogwarts era la única que cree que soy bueno fuera de los Slytherins.
—Creo que eres como los Thestrals, tu apariencia y acciones se relacionan con lo que representas y por eso te temen u odian, pero en realidad eres alguien amable que no lastimaría a nadie sin motivo.
—No soy amable. He lastimado a muchos en estos años.
—Hay una diferencia entre lastimar sin motivo y lastimar sin opción.
Draco no pudo decir nada más y Luna no tenía ninguna intención de hacerlo hablar, así así se quedaron en silencio hasta que Pansy y Blaise llegaron para informarle a Draco sobre las investigaciones que tenían que hacer.
Durante el camino a la sala común Pansy y Blaise no dejaba de mirar a su amigo, Draco los conocía demasiado bien y sabía que querían preguntar algo.
—¿Qué? ¿Tienen algún problema?
—No, no—se apresuró Blaise.
—Entonces ¿por qué siguen mirándome así?
—Tu... —Blaise volteó la mirada en dirección al lugar donde antes Draco estaba alimentando a los Thestrals. Draco comprendió que era lo que le intrigaba. —¿Te has rendido con Potter?
—¿...En serio crees que puedo hacerlo?
—Oh vamos—dijo Pansy con una gran sonrisa mientras colocaba su brazo alrededor de los hombros de Draco—Dinos sinceramente, ¿ahora somos amigos de Lovegood?
—No somos amigos. Y aunque lo fuera ¿por qué se están incluyendo? Ni siquiera la conocen.
—Somos tus amigos y te conocemos—. Le respondió Pansy. —Puedes pasar tanto tiempo con ella alimentando Thestrals, por supuesto que te agrada. Además, estoy segura de que estás empezando a verla como una verdadera amiga.
—Aun así, no pueden involucrarse.
—Nos involucramos en tu enamoramiento por Potter, ¿crees que esto es más difícil? —recalcó Blaise.
Draco se molestó, pero no pudo negarse. Ya que ellos están tan ansiosos por relacionarse con Lovegood los dejará intervenir. Quería ver cuento tiempo podrían aguantar estar al lado de Luna y escuchar sus historias sobre las criaturas mágicas. Pero no esperó que sus amigos en verdad pudieran adaptarse a la actitud y personalidad de Luna, volviéndose verdaderos amigos en unas cuantas semanas.
Algunos meses pasaron en los que Umbridge se volvía más estricta, desquitándose con quien más tenía a su lado.
Pansy y Blaise se quejaban todo el tiempo por todos los trabajos sucios que tenían que hacer para complacerla y lo molestos que se habían vuelto los estudiantes de las demás casas, sobre todo los gemelos Weasley.
Como forma de venganza y diversión, los gemelos provocaban problemas para Umbridge y los miembros del Ministerio principalmente paea fastidiarlos. Aunque al resto de alumnos y profesores vieron esas acciones como algo bueno y en las que incluso colaboraron sutilmente era una molestia para los Slytherins porque pasaron a convertirse en archivos expiatorios de Umbridge con los que se desquitaba obligándolos a cumplir con los castigos que les daba al responsabilizarlos por no mantener un control sobre los demás estudiantes.
Como consecuencia, muchos de los Slytherins tenían cicatrices que se repartían entre sus brazos y las manos. Los que estaban en años avanzados eran quienes peor estaban, al querer proteger a los estudiantes de los primeros años cada vez que Umbridge no lograba lo que quería asumían la culpa tomando el castigo y así no hacer sufrir a sus compañeros.
—Realmente la odio, ¿quién se cree que es? —se quedaba Pansy. —Solo porque el Ministerio le dio un poco de poder ¿cree que puede tratarnos así? Aunque nos volvimos sus cómplices no quiere decir que seamos sus esclavos.
Draco y sus amigos caminaban por el pasillo del séptimo piso para poder alejarse un poco del control de Umbridge.
—También esos estúpidos Gryffindors que empezaron con sus malditas ideas de rebelarse contra Umbridge—. Refutó Blaise. —Es muy estúpido de su parte, ni siquiera son capaces de ver todo el escenario ni pensar en las consecuencias. Ya cargamos con el odio de todos Hogwarts como para tener que soportar el de Umbridge y el Ministerio.
—Es por culpa de sus malditas ideas que Umbridge se desquita con nosotros, las heridas cada vez tardan más en sanar y ya ni siquiera la magia puede ocultar por completo las cicatrices—. Dijo Pansy mientras trataba de curar sus heridas y ocultar otras de sus brazos.
Draco no decía nada porque sabía que sus amigos estaban muy enojados, si decía algo fuera de lugar tendría que soportar los regaños de Blaise y el sermón de Pansy, así que era mejor no decir nada. Continuaron con su camino hasta que al pasar frente a uno de los muros Draco detuvo su caminar al sentir una magia familiar.
Pansy y Blaise siguieron quejándose hasta que notaron que Draco se había quedado atrás observando un muro. Caminaron de regreso y voltearon a ver el muro. No había nada fuera de lo normal, pero Pansy y Blaise no pidieron evitar mirarse entre ellos con duda, miraron a su amigo que parecía haber sido hipnotizado.
—¿Qué tiene de bueno el muro? —preguntó Pansy a Blaise.
—No lo sé—dijo Blaise—no hay nada especial, tal vez podría ser que es donde aparece la puerta de la Sala de Menesteres.
—¿La Sala de Menesteres? No hay nada extraordinario ahí—. Pansy volteó a ver a Draco que no apartaba la mirada. —Draco ¿puedes sentir algo?
—Harry...—murmuró.
—¿Qué? ¿Potter?
—Puedo... sentir que la magia de Harry está detrás de ese muro, pero no puedo saber la ubicación exacta, además no está solo. Siento una gran cantidad de magia, tal vez está en una reunión con otros estudiantes—. Respondió Draco sin apartar la mirada.
Pansy se quedó pensativa un momento, si no recordaba mal, debería ser el momento en el que Potter creó su ejército y comenzaron sus reuniones en la Sala de Menesteres. En el pasado Draco también descubrió el lugar en donde se reunían por la magia de Potter, pero lo ocultó.
Esta vez Pansy no tenía problema en ocultar la información que tenían de Umbridge, dejará que vuelvan a disfrutar de su escondite unos días más antes de que sea demasiado como para ocultarlo.
