DB no me pertenece, el relato sí.
Capítulo I
Entre su hermana melliza y la mejor amiga de esta, lo estaban volviendo loco. Además de arruinarle la vida. Concretamente sus planes con las féminas de su interés.
No sabía cuál era el problema de ambas, ni por qué la habían tomado con él, pero si estaba seguro de que no merecía el sabotaje al que le tenían sometido. Aprovechando que Bulma estaba sola, la arrincono para preguntarle.
- Por curiosidad, ¿qué he hecho para qué me odiéis tanto? – la intriga le estaba matando.
- Ser un playboy - le contesto la peliazul sin andarse por las ramas.
Se rio, esa respuesta no era la que esperaba.
- ¿Te molesta que tenga existo con tus congéneres? – le dedico su mejor sonrisa seductora.
- No, me incordia tu falta de respeto por las mujeres. Las tratas como si fueran algo de usar y tirar. Odio a los tipos como tú y Milk coincide conmigo - directa a la yugular.
- ¿Prefieres que sea como el insecto con el que salías? – sabia que eso era un golpe bajo, él mismo le advirtió que no era trigo limpio; y se había quedado con las ganas de restregárselo por la cara.
Se llevo un fuerte bofetón, como pago por la cortesía que había tenido con ella.
- ¿Te crees mejor qué él?, son los dos la misma mierda –. Lo miro con asco.
- Imposible. Si no tienes novia…no puedes engañarla – la observo retándola a que le contestara.
- ¿Enserio?, ¿sabes por qué Lazuli y mi prima Maron, no cayeron en tus redes y además pasaron de ti? – lo contemplo con superioridad.
- ¡Porque vosotras dijisteis que tenía mononucleosis, fui sin pareja al baile de fin de curso! – grito molesto.
- Eso fue solo para castigarte y que efectivamente te quedaras solo, pero no. Fue tú culpa – cruzo los brazos esperando la replica que sabía que vendría.
- Voy a picar. Según tú, ¿qué fue lo que hice? – no sabía por qué, pero le encantaba discutir con la mujer.
A veces sentía el impulso de aprisionarla, como lo estaba haciendo ahora mismo y besarla hasta dejarla sin aliento. Lástima que era íntima amiga de su hermana, que sino…
- ¡Les regalaste a las dos el mismo colgante, canalla! – chillo indignada.
Sus ojos se dilataron y su mandíbula se desencajo, igual que una boa constrictor devorando a su presa. Pasaron unos segundos hasta que pudo hablar de nuevo.
- Había dos por uno en la tienda de regalos – farfullo.
- Además de imbécil, tacaño – estaba iracunda.
- Quería tener un plan B, por si el A me fallaba, ¿vale? – para él tenía lógica.
- Eres despreciable, ¡aléjate de mi prima! – la familia para ella era sagrada.
- ¿Por qué debería hacerlo? – esto se estaba poniendo interesante.
- Por la misma razón que tú no quieres a mi hermanastro, Goku cerca de Milk – le encanto la cara que puso.
En ese momento, una castaña entro por la puerta cargada con varias bolsas.
- ¿Bulma?, ya volví y traje todo lo que queríamos – paró en seco al ver la tensa situación de la cocina –. ¿Qué ha ocurrido esta vez? – era evidente que había interrumpido otra pelea.
- Nada Milk – salió de la prisión de músculos rápidamente –. Ah, se me olvidaba. No entiendo porque te quejas tanto, por no haber tenido acompañante. Tu hermana y yo bailamos contigo. Cosa que por cierto, no te mereces.
Tras esto salió de la cocina con la cabeza bien alta. Su amiga la siguió, no sin antes darle una mirada a Vegeta, que claramente indicaba que luego hablarían. Con hablar, por supuesto, se refería a echarle la bronca.
Milk y Bulma se hicieron amigas durante el primer año de instituto. El moreno de aquella, aun no estaba interesado en chicas. Por eso la peliazul, se había librado de que desplegara sus encantos con ella.
El primer día que los invito a su casa, lamento ese hecho. Para cuando quiso conquistarla, ya estaba tonteando con Yamcha. De no ser por su hermana y asistir a la misma clase, lo más probable es que no tuvieran ningún tipo de relación.
La mujer salió de la piscina a cámara lenta, desde su perspectiva claro. Observo cada gota, especialmente las que se deslizaron desde sus generosos senos; con los pezones marcados, hasta su entrepierna.
Siempre intuyo que tenía una buena figura, no se había equivocado en su predicción. Sus curvas eran de infarto. Tenía la piel pálida y tan perfecta, como una muñeca de porcelana. Unas piernas largas, bien torneadas. Toda ella derrochaba sensualidad con cada movimiento.
- Dios, eres como un animal en celo – reprocho Bulma al ver la presión en sus bermudas.
Por primera vez se quedo en blanco y no supo replicarle, se sintió avergonzado de su respuesta.
Con el tiempo ambas familias trabaron amistad. Vivir en el mismo barrio también ayudo. Pocos días antes de separarse, debido a sus aspiraciones profesionales. Por fin conocieron a la ermitaña hermana de Bulma: Tights.
Como buen Casanova, Vegeta se puso a coquetear con ella. La idea de llevarse a la cama, a una mujer unos años mayor, le excitaba. Sería una leyenda entre sus amigos y nuevos compañeros universitarios. La rubia por supuesto, se tomo con humor sus ridículos intentos de seducción. Para ella, él era un niño.
A la que no le hizo ninguna gracia su actitud de Don Juan, fue a la peliazul. Aprovecho la primera oportunidad que tuvo de quedarse a solas con él, para decirle a la cara el ridículo tan grande que hizo. Ante esto el moreno se rio. No era la reacción que ella esperaba y la pillo desprevenida.
- ¿Por qué no lo admites? – sonrió victorioso, posando una mano a cada lado de sus hombros.
- ¿El qué? – se había perdido por completo.
- Que te gusto – le parecía de lo más obvio.
- Ja, ja, ja tu sueñas – era lo más absurdo que le había dicho; y mira que le había oído decir verdaderas burradas.
No supo si fue porque estaba harto de reprimirse, o por demostrarle que tenía razón, pero aprovecho que la tenía acorralada y la beso.
La mujer en un primer momento, quedo desconcertada y por eso tardo en reaccionar, pero pronto lo hizo mordiendo el labio inferior de él con fuerza. Ante esta acción, Vegeta sonrió dejando todavía más sorprendida a Bulma.
Aprovechando que la peliazul tenía los dientes ocupados, le paso la lengua por el labio superior, provocándole un escalofrió y que le soltara. El moreno no perdió el tiempo; y volvió a atacar sus labios e introdujo su lengua cuando ella fue a protestar.
Su maniobra resulto, le estaba respondiendo con la misma pasión. Sus lenguas se deslizaban imitando el acople que tendrían sus genitales, si alguna vez acababan en la cama.
Por desgracia, tuvieron la mala suerte de que el ex novio de ella los vio. Raudo los interrumpió exigiendo una explicación.
Vegeta maldijo su suerte. La boca de su acompañante, debía de ser el equivalente a la ambrosia para los dioses.
El verano había llegado a su fin y tras una fiesta, cada uno tomo un rumbo académico distinto. Milk acudió a la facultad de química. Bulma fue a la universidad de economía y finanzas. Mientras que Vegeta se decidió por derecho.
Lo que no cambio, fue la afición de ambas por desbaratar sus planes, sus ganas de volver a casa a por más y su atracción por la peliazul. Ninguna mujer le hacía frente como ella. Era un masoquista de manual.
Se vieron brevemente en puentes y festivos. Ella le evitaba a toda costa, pero se acercaban las vacaciones de Navidad. No podría darle esquinazo tan fácilmente entonces.
Afortunadamente, el primer día que se vieron, él sufrió un percance. Yamcha, a quien su madre invito sin consultarle, los convenció de jugar al beisbol y lesiono a Vegeta, en venganza por besar a la peliazul.
Lo habría matado de haber podido, si le pillaba era hombre muerto. Encima había tenido la desfachatez de sonreírle; y decirle cínicamente "los accidentes ocurren".
Milk aprovecho todo el jaleo para confesar su embarazo. Aquello fue como abrir la caja de Pandora. Las dos familias se enfrascaron en una discusión; y le toco a Bulma llevar al ligón al hospital, ante la mirada de disgusto de su ex.
Ni siquiera delante del médico, la peliazul dejo a un lado sus continuos ataques.
- Te has roto el ligamento cruzado anterior, toca operar y seis meses de rehabilitación – explico el profesional.
La noticia le cayó como un jarro de agua fría.
- Vale, después de la operación… ¿cuándo podre…? – dejo la pregunta en el aire, con la esperanza de que el hombre le entendiera.
- Dime por favor que no es lo que estoy pensando – suplico Bulma.
- Es una necesidad fisiológica como cualquier otra – protesto el moreno.
- Hasta la operación, mientras no le duela y tenga cuidado, puede mantener relaciones sexuales sin problema, pero tras la operación estará un tiempo sin poder – aunque era un doctor joven, llevaba el tiempo suficiente ejerciendo, para saber que le estaba preguntando su paciente.
Quedarse sin sexo era aun peor, ahora quería castrar a ese cerdo.
- Estoy seguro de que su novia entiende la situación, además tienen otras formas de darse placer – trato de animarlo.
El error de pensar en ellos como una pareja, no agrado a ninguno.
- ¿Su novia, yo? - soltó con cara de asco –. Ja, ja, ja no, gracias. Sabe Dios, cuantas venéreas carga este semental.
- A mí tampoco me gustaría tener una mujer tan deslenguada como tú, a mi lado – una cosa era que le juzgara en privado; y otra muy distinta en público.
- ¿Es promiscuo? – pregunto seriamente.
- ¡No!
- ¡Sí!
Gritaron al unisonó.
- Es una suerte que tenga una amiga tan buena. Una enfermedad de transmisión sexual, podría ser un problema. Tendré que hacerle un análisis completo de ETS – informo con calma.
- De nada – dijo molesta –. ¡Tonto!
- Práctico sexo seguro – se defendió.
- El único sexo seguro es la masturbación – aclaro el médico, dejándolo de piedra.
01/10/2022
