¡Henos aquí, en el tercer día! De mis favoritos, amo HP aún con sus fallos y las dos parejas finales que no me convencieron, ¡pero mejor sigamos con el Mimato Week!

Día 3º: Hogwarts.
Palabras: 976.
Disclaimer: Digimon no es de mi autoría, tampoco Harry Potter.


—¡Más vale que le ganes, Ishida!

—Sí, tú la ves frágil y toda una princesita. Pero Tachikawa sigue siendo una vil serpiente.

—¡Será mejor que demuestres los dotes de inteligencia de tu casa!

Yamato comenzaba a sentirse harto. ¿Por qué había decidido seguir en el club de duelo? ¡Ah, sí! La voz estridente del Gryffindor por excelencia: Taichi Yagami lo había retado, y helo aquí, desde el primer hasta su, actualmente, su sexto curso.

Ahora se maldecía una y mil veces.

Los duelos no habían estado mal, pelear contra algunos compañeros no había sido difícil, fue hasta entretenido, con Taichi fue mucho más pareja la cosa. ¿Pero Tachikawa? ¿Qué tanto podría hacerle? ¡Ella lloraba como una mandrágora! Y no, el problema no es que fuese más joven (y él un viejo como insinuó Taichi olvidando que tenían la misma edad), ¡era sólo un año más chica!

Pero no tuvo más tiempo de recordar a la Tachikawa llorosa, porque lo que estaba frente a él distaba mucho de lo que recordaba: Lucía de forma impecable el uniforme de la casa de las serpientes y en su cabello un listón igual de verde, haciendo juego. ¿No estaba demasiado peinada para un duelo? Se preguntó. Lucía su insignia de Prefecta igual que él.

—¿No tienes más hechizos de glamour, Tachikawa? —la provocó, sonriendo de lado, aunque por dentro estaba molestándose: Taichi y el resto seguían gritando a espaldas suya.

—Te enseñaré algunos cuando te derrote, ¿qué tal? —la castaña blandió su varita, haciendo florituras. Era una varita curiosa, ¿tenía perlas incrustadas?

—¡Un momento, un momento! —ambos estudiantes giraron hacia donde provenía la voz, notando cómo un agitado Daigo Nishijima, quién impartía el Club de Duelo… y evitaba que la mayoría de los alumnos se mataran entre ellos, llegaba a ellos. Lo escucharon refunfuñar por lo bajo mientras pasaba alrededor de los alumnos… "Maldito el que decidió que no siguiéramos usando el Gran Comedor…"

Tomó aire como pudo, con sus manos en sus rodillas, tanto el Ishida como la Tachikawa compartieron una mirada para luego, dirigirse al hombre que yacía en medio de ellos, recuperando el aliento.

—¿Por qué vino tan tarde?

—¿Por qué vino en pantuflas?

Algunos alumnos comenzaron a murmurar entre sí, hasta que el profesor tomó la palabra.

—P-Pueden continuar —los chicos se miraron entre sí y suspiros y risitas resonaron por el lugar, el profesor Daigo era un hombre bastante curioso.

Ambos jóvenes se pusieron en guardia, con sus varitas listas, esperando la orden del profesor para dar inicio al duelo.

—¡Comiencen!

—¡Expeliarmus! —Mimi fue más rápida, lanzó su hechizo directo al rubio, y éste tuvo que esquivarlo, maldijo por lo bajo, quitándose la capa a duras penas.

—¡Rictusempra! —pero la joven de Slytherin creyó que se saldría con la suya, el hechizo le dio de lleno en el vientre, apretó su mandíbula con fuerza mientras surtía efecto el encantamiento de las cosquillas.

Yamato sonrió, creyéndose ganador y fue entonces que rápidamente alzó su varita.

—¡Expeliarmus!

—¡Impedimenta! —el hechizo lo golpeó y maldijo. Escuchaba con más atención bajo los efectos del hechizo al resto, y volvió a maldecir. Taichi parecía arrancarse los pelos, una chica de pelos violáceos rugía, enajenada y viendo a su contrincante con una enorme sonrisa. Otro chico de cabello bordó estaba contando algunos knuts, ¿qué diablos? Pensó rápido a pesar de los movimientos lentos.

Y Mimi, confiada volvió a alzar su varita, sabiendo que en cualquier momento el efecto del encantamiento terminaría debido a su escasa duración.

—¡Mimble Wimble!

—¡Desma-!

Mimi se cubrió la boca al caer en cuenta que no pudo pronunciar la palabra correctamente. Encantamiento de la lengua atada.

—¡Expeliarmus! —ni lento ni perezoso, Yamato lanzó su hechizo.

—¡Ishida es el vencedor! —Daigo gritó y con ello, dio finalizado el duelo.

El resto gritó, tanto Sora, como Miyako, Koushiro, Jou e Iori se acercaron a consolar a una Mimi con lagrimillas en los ojos que no pensaba salir, les dedicó una sonrisa amena a todos y agradeció que la vitoreaban de sus lugares.

—¡Pero miren a este truhán derrotando a las princesitas! —Taichi tomó a Yamato del cuello, riendo mientras Hikari, Takeru, Ken y Daisuke se les unían, despeinando y jalándole de las orejas. Pero la mirada de Yamato estaba fija en su rival, rodeada de sus fanáticos.

Y entonces ella entre risitas se despidió para acercarse a él. Taichi y Daisuke alzaron divertidos sus cejas e hicieron al resto alejarse para darles privacidad.

—Un buen duelo, Ishida —Yamato notó su mano pequeña, blanca y con uñas de color rosado, junto a pulseras y anillos que la revestían.

Sonrió leve y tomó su mano, apretó los labios. La mano de él era más grande y tosca, y sus uñas no estaban del todo cuidadas, junto a varios rasguños de su gato. El toque fue suave y cálido, así como efímero.

—Lo mismo digo, Tachikawa. Seguro que la próxima me vencerás.

Mmi entonces rió y le guiñó un ojo, giró en su propio eje y dio unos pasos, alejándose.

—No sólo "seguro", pasará. Hasta luego, Ishida.

Taichi quién había parado la oreja se acercó nuevamente al rubio.

—Uy, le gustas.

—Cállate —Yamato no quería verse el rostro. Para nada.

—Muy bien, chicos —Daigo aplaudió, captando la atención de todos—, ya pueden irse a sus respectivas clases. Los que tienen clase conmigo recuerden traer el pergamino de 30 cm sobre los hombres lobo. Jou, quién era el Premio Anual de la casa de Ravenclaw, palmeó la espalda del rubio, felicitándole. Éste correspondió a su sonrisa.

Y fue así que Yamato con pies pesados caminaba hacia la salida, su mirada azulina se posó en los ojos mieles, y con una media sonrisa, el alumno de Ravenclaw dejó pasar a la Slytherin.

Y en ese momento en lugar de un águila se sintió un débil pajarillo a merced de la serpiente de Mimi Tachikawa.


Notas de la Autora:

¡Realmente amaría hacer más aus de Harry Potter! Siento que se puede sacar mucho jugo.