Y ya, el quinto cap, ¡espero que les guste! Ha sido agradable hacer este fanfic para el Mimato Week.
Día 5º: Maid Caffe.
Palabras: 1409.
Disclaimer: Digimon no es de mi autoría, por quinta vez.
La curvilínea figura de Mimi Tachikawa, así como su radiante sonrisa, eran realmente populares en el Odaiba Maid Cafe. Un lugar donde universitarios cansados y necesitados de azúcar y recreación visitaban con frecuencia, sobre todo en la época de exámenes.
Una gran bandeja plateada reposaba en alto sobre su mano mientras desfilaba por las mesas, cortesía de la muchacha que iba y traía los pedidos a los esperanzados estudiantes.
Cualquier que conociera a la Mimi Tachikawa de antaño, se sorprendería de encontrar a la muchacha sirviendo con gran ánimo y profesionalidad a los comensales, y no siendo ella la que estuviera en una de las mesas, esperando ser atendida.
El Odaiba Maid Café había sido una oportunidad única para las tres chicas, siendo una cooperativa del colegio al que asistían, y si bien no eran las únicas trabajadoras, se habían vuelto muy solicitadas, especialmente Mimi. El lugar contaba con un ambiente retro, con sus baldosas en blanco y negro a lo largo y ancho, las paredes con varios carteles vintage, una rocola que atraía miradas, con rosadas paredes y pinturas de árboles de cerezo. Sin lugar a dudas, la decoración del Café iba a juego con las dulces muchachas que atendían entre las mesas.
Y la tarde de un viernes siempre era movida, pese a tratarse éste de un simple café. Y Maki Himekawa, la supervisora llegaba a un punto en donde relegaba las tareas a la más madura y confiable de las tres: a Sora. Ella yacía en una de las mesas, con su computadora portátil en una conferencia on-line, y las demás chicas solían engañarla dándole café descafeinado para que no le hiciera daño.
—¡Mimi, mira quién es! —la joven, quién lucía un traje de sirvienta de un dulce color verde manzana se giró hacia dónde provenía la voz. Su compañera: Sora Takenouchi le hizo gestitos para que se le acercara—. Tu novio.
Mimi fingió un puchero y le dio un suave codazo, a diferencia suya, el uniforme de Sora era de un rojo pasión, y muy cerca de ella, con nerviosismo, una muchacha de largos cabellos azabaches lucía el mismo traje, pero en fucsia.
—¡No digas eso! Luego ningún chico se me quiere acercar cuando me ven al lado de él.
Sora esbozó una sonrisa, era divertido ser ella la que podía bromear… y no que bromearan sobre ella. Mimi y Yamato sentían interés el uno por el otro pero… eran unos tercos. ¡Incluso más que ella! Y eso era decir mucho. Además de orgullosos, sobre todo cuando Mimi le gustaba mostrar lo guapa que era al resto y Yamato la miraba con gesto represivo, Casi siempre Mimi respondería con un "¿eres mi papá, acaso?" Y las mejillas de Yamato se encenderían tanto o más que el cabello de Koushiro. Definitivamente Mimi y Yamato eran el romance adolescente que le faltaba ver en televisión. Algunos clientes sospechaban que eran pareja, o que fingían no serlo, para chusmerío del resto.
Pero la mayor no pudo seguir con sus cavilaciones cuándo un cuerpo chocó contra el suyo, hasta que se percató que se trataba de Meiko, iba a ayudarla pero se dio cuenta que la chica estaba muy atenta mirando hacia donde Mimi se hallaba.
—Mimi-chan es muy popular —Meiko ajustó sus lentes de montura negra, había visto a la castaña rodeada de algunos clientes que solían siempre interrumpirla, sacándole información, y por qué no, una cita. Sin embargo vieron cómo Yamato, con gesto aburrido colocaba su brazo sobre el pequeño hombro femenino, y con sólo aquel gesto lograba alejar al séquito de la chica.
—¡No puedes robarnos a nuestra Mimi, maldito canalla!
Sora puso los ojos en blanco, riendo. Ahí estaba, Taichi Yagami, el valiente caballero que salvaría a su solía llegar más tarde, y al igual que Yamato, lograba que aquel Café se llenara también de muchachas, sobre todo del secundario.
—¡Taichi, no alborotes el lugar! —le advirtió divertida, detrás de él se hallaba.
—¿Así es como tratas a tus clientes más leales, Takenouchi? —Taichi miró a Sora de arriba abajo, sonriendo—. El rojo te queda bien, ¿y Meiko? —su mirada se pasó hacia una chica de cabello negro quién anotaba con manos temblorosas el pedido de una numerosa mesa.
—La tiene difícil hoy, eh —una mirada de comprensión y lástima se posó en sus ojos chocolate para luego observar los rubíes de su amiga.
Y aquello era cierto, porque cuando Meiko intentó tomar la última orden, la clienta en cuestión pegó un alarido que hizo asustar a los demás comensales e hizo caer de espaldas a la morena. Sora fue a socorrer a su amiga, y Taichi iba a decir algo a la chica, sin embargo fue empujado.
—¡Bésalo, Mimi-chan, por favor!
—¡Suertudo el Ishida!
Yamato masajeó sus sienes, ruborizado. Mimi fruncía los labios, igual o más ruborizada.
—¡Tengo que seguir trabajando! —volteó su mirada hacia Yamato—. ¡Me las pagarás, Ishida!
—Oh, te estaré esperando, Tachikawa.
Gritos de emoción inundaron alrededor de la curiosa pareja. Mientras Mimi trotaba en dirección a sus compañeras, Yamato sonrió de lado, sin despegar su mirada de su silueta, arrancando varios suspiros alrededor. Taichi, quién parecía tener la habilidad de teletransportarse a este paso y aprovechando que no había moros en la costa, le soltó un manotazo en la nuca.
—¿Ya cuándo saldrán? —Yamato, quién se había girado para encarar a su amigo, hizo una mueca.
—Estamos saliendo, sólo que Tachikawa todavía no se da por enterada.
Taichi rió ronco, algo le decía que… tenía razón, el muy condenado.
—¿Los demás chicos? —preguntó Yamato, era extraño no ver a Jou y Koushiro allí, por los compañeros de Takeru (Daisuke, Miyako, Iori y Ken) y, sobre todo, Hikari, el café les quedaba lejos e iban con menor frecuencia.
Cuando nuevamente entraron al café, finalmente saludaron a la supervisora, quién pareció haber estado desconectada de todo el show que la parejita estrella había dado… y sólo con su mera presencia.
—¿Todo en orden, muchachos? —Maki terminó de recoger sus cosas, dejando a Sora encargada de cerrar cuando la noche del viernes se fue acercando, los demás asintieron en respuesta—.Muy bien, mañana a la misma hora —indicó a las muchachas y luego a Yamato éste arqueó una ceja—. Tú deja de molestar a Mimi, me espantas a los clientes y tú —se dirigió esta vez a la recién nombrada—. Decídete rápido si quieres o no salir con Yamato.
El resto rió pero tanto Mimi como Yamato estaban en silencio. Mimi con la boca abierta, abochornada y ruborizada y Yamato, miraba lo interesante que era la rocola, para disimular el sonrojo.
Antes de retirarse, dos de los empleados que se encontraban en las cocinas dejaron unos platos con postres para los muchachos, Taichi quedó en medio de Sora y Meiko y, frente a ellos, Yamato sostenía su cuchara con un pedazo de su postre, eligiendo casualmente el favorito de Mimi, en el mismo plato se hallaba el postre de Sora.
—Di "ah".
—Ya lo masticaste antes, ¡no es justo! —y sin embargo, el rubio probó de esa misma cuchara un poco del dulce, dejando un poco para que la castaña lo degustara. Meiko volteó la mirada, sonrojada, Taichi se negó a compartir lo suyo y Sora rió, negando con la cabeza.
Una vez terminaron su comida, las chicas se fueron a quitarse el uniforme, más cómodas y cuando regresaron, Taichi ayudó Sora a apagar luces y cerrar las puertas.
—Después veremos cómo sigue el show que ustedes de montan —Taichi tomó por los hombros a Sora y a Meiko, una vez afuera y la brisa de la noche se coló en sus cuerpos—, yo me voy con mis niñas. Adiosito —canturreó, para vergüenza de ambas muchachas.
Sora, con un leve mohín y rostro ruborizado volteó la mirada mientras Meiko balbuceaba, a lo lejos divisó a Mimi y Yamato, hablando muy cerca, caminando hacia ellos con lentitud,… ¡Y Mimi traía su chaqueta de cuero bajo su ropa! Sonrió. Sólo ellos dos sacaban ese lado de fanática de las novelas románticas que había dentro.
—¡Deja de parecer una voyager, Sora. Da miedo! —Meiko reprendió con vergüenza a Taichi por tal dicho.
—¡Tú también los estás viendo! ¿Los estás viendo? —el tono de su voz primero fue de acusación y luego mutó a la curiosidad.
Los tres muchachos se pusieron a murmurar entre sí que no habían notado que Mimi y Yamato se habían tomado de la mano y mostraban una sonrisa cómplice.
Notas de la Autora:
¡Y listo! Tuvo algunos cambios, pero no demasiados, quise incorporar a Meiko para hacer ese... típico personaje cliché de fondo, no me gustó demasiado lo que hicieron con el personaje, si fuera por mí hasta cambaría nombre y diseño de algunos personajes JAJA.
