Capítulo 3. Casualidades.

Alisse tomó una botella de shampo y la echó a la canasta que traía en las manos. Lily no dejaba de parlotear, al tiempo que buscaba su esencia favorita para el shampo.

¿Entonces piensas ir?.- preguntó la mexicana.

¿Ir a donde?.- cuestionó Alisse, distraída.

Pues a Marsella, ¿a dónde más?.- Lily puso cara de "hello con tu hello".

¿A Marsella?.- Alisse fingió demencia.- No tengo a que ir.

Ay, por favor, te mueres de ganas de ir a la boda del mejor amigo del tipo con el que te topaste ayer.- replicó Lily.

Eso no es cierto.- mintió Alisse.- Solo lo comenté por...

Por curiosidad, sí claro.- la interrumpió Lily.- Ese cuento me lo se muy bien. Si hiciste el comentario es porque consideraste la posibilidad de ir, y no me digas que no.

Ah, claro.- protestó Alisse.- ¿Y qué digo al llegar? ¿Vengo como invitada de Taro Misaki? Me van a mandar al cuerno.

Con que se llama Taro Misaki, ¿eh?.- Lily sonrió con picardía.

¿Qué tiene eso que ver?

Nada, nada.- Lily rió con muchas ganas.- Oh, Tarito, déjame caer en tus brazos...

Cállate.- Alisse se puso colorada.

Ay, Liss, eres taaan predecible.- Lily no podía dejar de reírse.- Te gusta, no lo niegues.

Las chicas caminaban por la sección de frutas y verduras del supermercado. Alisse tomó una manzana verde y la olió.

No soy predecible.- gruñó Alisse.- Ni te hubiera dicho nada...

Ya, no es para tanto.- Lily no podía dejar de reírse.- Como sea, ¿vamos a ir o no?

¿Vamos?.- la chilena se sorprendió.- Eso sonó a manada.

Bueno, yo puedo acompañarte.- Lily se encogió de hombros.- No tengo nada que hacer el sábado.

Y supongo que vas a entretenerte conmigo, ¿no?.- gruñó Alisse.

Bueno, debo confesar que me da curiosidad ver quién es ese Taro Misaki.- dijo Lily.- Lástima que no lo vi en el antro, me hubiera gustado ver qué tan guapo es.

Mucho, la verdad.- confesó Alisse, casi sin darse cuenta.

Lily volvió a soltar una carcajada. Alisse se puso muy colorada.

Ay, debiste haber visto tu cara.- rió Lily.- Muy buena, en verdad.

Cállate.- gruñó Alisse.- Mejor ve a burlarte de Paola.

No es tan divertido.- replicó Lily.- Aunque bien podría burlarme de su galán atontado...

Ya me dijo lo que hiciste.- musitó Alisse.- Y la verdad, te pasas.

¿Por qué? Solo ejercí mi libre derecho de andar como quiero en mi casa.- replicó Lily.

Sí, claro...

Aunque, debo confesar que sentí un poco de envidia.- confesó Lily.- Mira que el muchacho de ayer era muy guapo...

No creo que sea más guapo que Misaki.- replicó Lily.

Ay, si, Tarito, Tarito.- se burló Lily.- ¿Sabes? Creo que se me hace conocido ese nombre...

¿Cuál nombre? ¿El de Taro Misaki?.- preguntó Alisse.

No, el de Pandulfa Escarfiroleta.- bufó Lily.- Claro que el de Taro Misaki. Pero no sé dónde lo escuché.

Sí, como sea.- gruñó Alisse.

La chilena se alejó en busca de rábanos para no sé que cosa (la neta, sabe por qué va a querer Alisse unos rábanos). Lily se acercó entonces a una montaña de peras perfumadas y tomó un par y las pesó con las manos. Mientras tanto, a pocos metros de ahí, Taro y Genzo estaban comprando papas fritas, refrescos y algunas cervezas. Genzo estaba de mal humor.

Ya, deja que tu prima ande con quien se le pegue la gana.- dijo Taro.- ¿Por qué te amargas la vida?

Porque Paola ya metió la pata con Schneider.- gruñó Genzo.- ¿Qué se puede esperar con Wakashimazu?

Bueno, eso es cierto.- admitió Taro.- Pero Wakashimazu y Paola son buenos amigos desde el Instituto.

Motivo por el cual no deberían ni verse.- replicó Genzo.- Van a dejarse llevar por el sentimiento de amistad que hay entre ellos. ¿Y si después Wakashimazu se da cuenta de que no ama a Paola y de que solo la usó para el momento, y ésta se deprime y se va de monja a un monasterio?

Ya bájale.- rió Misaki.- De veras que te pasas, no inventes. ¿A poco te imaginas a Paola de monja?

La verdad, es más fácil ver a Hyuga de sacerdote.- replicó Genzo.

Taro se rió con muchas ganas, y fue a buscar una barra de pan. Genzo suspiró y desvió su mirada hacia la derecha, y vio a cierta muchacha que hizo que se le acelerara el corazón. Lily seguía oliendo y checando las peras, y Genzo se dio cuenta de que era el momento preciso para actuar... Se acercó con sigilo, sin despegar la mirada de ella, lo que le ocasiona que casi se vaya de bruces contra un montón de cajas. Genzo se sobó la pierna y se acercó a Lily renqueando.

Hola.- saludó él, cuando se le pasó el dolor.

Hola.- Lily apenas y lo miró y volvió a bajar la mirada, mordiéndose los labios.

Qué casualidad encontrarte por aquí.- comentó Genzo, despreocupado.

No es casualidad, si consideras que aquí viene a realizar sus compras la mitad de la población de París.- replicó Lily.

Supongo que sí.- admitió Genzo.- Pero es casualidad que los dos hayamos venido el mismo día a la misma hora.

Sí, quizás.- Lily lo miró de reojo y sonrió.

Tienes sonrisa muy linda.- comentó él.- No tuve la oportunidad de verla bien la última vez que te vi.

Me imagino por qué.- rió Lily, sin una pizca de vergüenza.

Sí.- Genzo sí se puso de mil colores.- Menos mal que te decidiste a vestirte...

Ah, no puedo salir así a la calle.- replicó Lily.- Ese "atuendo" de Eva no es apto para usarse ante todo público.

Entonces significa que soy afortunado, por poder apreciarlo.- Genzo no supo cómo se atrevió a decir eso.

Quizás.- sonrió Lily.- Lástima que a Paola no le haya parecido tan bien...

Quizás no, pero se debe de acostumbrar.- replicó Genzo.- No tiene derecho a decirme con quien no debo de salir.

Ustedes sí que tienen una relación muy abierta, ¿eh?.- se sorprendió Lily.

No tiene por qué no serlo.- Genzo se extrañó un poco.- Yo no le digo a Paola lo que tiene que hacer con sus galanes... Bueno, casi nunca se lo digo...

¿Con sus galanes?.- Lily enarcó mucho las cejas.- ¿O sea que anda con varios al mismo tiempo? No creí que ella fuera así, hasta donde sé, siempre le ha sido fiel al que tiene en turno...

Eso es cierto.- asintió Genzo.- Paola nunca le ha puesto el cuerno a nadie, hasta donde sé.

Pero acabas de decir que Paola anda con otros aun estando contigo.- insistió Lily.- ¿Qué no te es fiel?

Genzo se dio cuenta de que la mexicana pensaba que Paola y él eran algo así como pareja. Al portero le dieron muchas ganas de reírse.

Paola no tiene por qué serle fiel a su primo.- rió Genzo.- No hay necesidad.

¿Primo?.- Lily casi se atragantó.- ¿Eres primo de Paola?

Claro.- asintió él.- ¿Ella nunca te habló de mí?

No, la verdad es que Paola nunca habla de ti.- Lily comenzó a ponerse colorada.- Ay no, no me digas que me desnudé por nada...

Yo no diría que por nada.- Genzo sonrió con malicia y le lanzó a Lily una mirada de pervertido que a ella no le gustó.

Sí, como sea.- Lily agarró tres peras y las metió en una bolsa.- Tengo que ir a buscar a mi amiga.

Genzo sintió que ella iba a escaparse, y no lo iba a permitir. Se fue detrás de Lily y tomó la actitud idiota y machista del galán conquistador.

¿No quieres salir conmigo un día de éstos?.- preguntó Genzo, insinuante.

¿Es una cita?.- Lily lo miró de reojo.

Como quieras verlo, preciosa.. respondió Genzo.- Y puedes usar lo que quieras... O no usar nada...

Suficiente. No importaba si ese baboso era primo de Paola, a Lily no le gustó el comentario. Ella se dio la vuelta y le propinó a Genzo una bofetada tan fuerte que todos los que la presenciaron se sintieron adoloridos.

Idiota.- gruñó Lily, en español, al tiempo que se marchaba, furiosa.

Genzo se frotó la mejilla dolorida al tiempo que miraba marcharse a una Lily furiosa. Taro llegó hasta su amigo, riéndose con muchas ganas.

¿Qué fue eso?.- quiso saber Misaki.- ¿Tu nueva conquista?

Tuve un pequeño error de cálculo.- gruñó Genzo.

Jajaja, yo creo que eso fue algo más que un pequeño error de cálculo.- Taro no podía dejar de reírse.

Bueno, ya verás que la hago caer.- replicó Genzo.- Esa muchacha va a ser mía antes de lo que te lo imaginas.

Pues mejor te das prisa.- replicó Misaki.- Porque nos vamos para Marsella en dos días.

La haré caer antes de eso.- gruñó Genzo.- Ya lo verás.

Misaki no estaba tan seguro, pero el hecho le causaba mucha risa. Sin embargo, el recordar que dentro de dos días se iría de París le hicieron recordar a Alisse y se preguntó si volvería a verla otra vez más...

"Quisiera volver a verla", pensó Taro. "Más que nada, para descubrir el por qué no me la he podido sacar de la cabeza".

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Paola estaba recostada sobre el pecho de Ken. Habían pasado toda la mañana juntos, aprovechando el hecho de que el departamento había quedado solo.

Tenía mucho de no pasar una mañana así.- comentó Paola, feliz como una lombriz.

Yo tampoco.- confesó Ken, con sinceridad, después de besar a Paola en la cabeza.- Y la verdad, nunca pensé que lo haría contigo...

Yo tampoco.- rió Paola.- ¿Quién lo diría?

Creo que ni Hyuga se lo imaginaba.- respondió Ken.- Mucho menos Sorimachi...

Uy, nomás que le cuentes... .- musitó Paola.

¿Qué crees que diga? ¿Crees que se moleste?

No lo creo, el único molesto por lo que hay entre nosotros es mi tarado primo...

Ken se movió, algo incómodo. Genzo aun tenía ganas de matarlo y no era para menos...

De hecho.- continuó Paola, sin darse cuenta de la incomodidad del Lavacoches.- Kazuki alguna vez predijo que tú y yo estaríamos juntos algún día.

¿En verdad?.- se sorprendió Ken.- ¿Y eso por qué?

Yo que sé, pregúntale.- replicó Paola.- El cursi es él, no yo.

La verdad era que Paola y Ken habían sido muy cercanos en el Instituto, quizás lo qu los unió fue más un sentimiento de hermandad en un principio, pero cada uno se había sentido atraído por el otro sin que se dieran en cuenta en qué momento comenzó ese sentimiento. Y si bien ellos dejaron de verse cuando Paola se marchó a Francia, ese breve reencuentro en París había hecho que al fin cada uno reconociera sus sentimientos por el otro.

Paola, tengo algo que decirte.- Ken no quería, pero debía hacerlo.

¿Qué cosa?.- quiso saber Paola.- Espero que no sea que sales con Hana...

Claro que no.- se sorprendió Ken.- Aunque en algún momento ella y yo...

Cállate.- lo cortó Paola.- No quiero saber...

No, no es sobre ella.- dijo Ken.- Es solo que pronto me iré a Marsella.

¿A Marsella? ¿A qué?.- se sorprendió la Wakabayashi.

Pues a una boda.

¿Quién se casa?

Ni te imaginas...

Cuando Ken le dijo quién era la víctima, Paola se soltó a reír a carcajadas.

No me digas que esa mujer al fin se lo atrapó.- dijo Paola.- ¡Qué idiota!

Es lo mismo que yo pienso, pero bueno, es su vida, ¿no?.- dijo Ken.

Sí, como sea. ¿Cuándo te vas a Marsella?

En dos días.- respondió Ken.

Entonces, tendremos que aprovechar el tiempo.- Paola arrojó a un lado la cobija y besó a Ken con intensidad.

Oh, sí, a él le gustaba el volver a ver a su antigua amiga...

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Lily fue a buscar su automóvil mientras que Alisse esperaba con las bolsas del mandado. Ella miraba distraído hacia la calle cuando alguien llegó y le tapó los ojos con las manos.

¿Quién es?.- Alisse se sintió incómoda.

Adivina.- susurró Misaki, a su oído.- Creí que no volvería a verte.

Lo mismo digo.- sonrió Alisse, tomando las manos de Taro con las suyas para destaparse los ojos.

¿Qué haces?.- quiso saber él.

Esperando una amiga.- respondió ella.

Entonces no estás ocupada...

No.

¿Quieres ir a tomar un café?.- invitó Taro.

Me gustaría, pero creo que Lily me hará puré si llega con el coche y no me ve aquí.- respondió Alisse.

Bueno, podemos dejarle las bolsas a mi amigo y que él se encargue de tu amiga.- propuso Misaki.

¿Tu amigo, el que se va a casar?.- preguntó Alisse.

El mismo.- Taro titubeó un poco.- No creo que importe, ¿o sí? Solo es para que distraiga a tu amiga un rato.

Alisse se dejó convencer muy fácilmente, así que cuando Genzo apareció, Taro prácticamente le arrojó las bolsas y le dijo que esperara un automóvil azul. Wakabayashi no entendió nada de nada, como era de esperarse.

Tendrás otra oportunidad de corregir las cosas con la chica del bar.- gritó Taro, al tiempo que se marchaba con Alisse.

No tienes remedio.- gruñó Genzo.

Él sabía que tenía que detener a su amigo, pero en ese momento apareció el auto azul con Lily dentro, y a Genzo se le olvidó todo lo que no se relacionara con ella...

Lily gruñó al ver a Genzo con las bolsas de las compras. Alisse se las iba a pagar...

Notas:

Perdón, olvidé decir que Lady Godiva fue una dama de la época medieval que cabalgó desnuda frente a toda una aldea para que su esposo, un reconocido noble, perdonara a los sirvientes de sus impuestos.

Bueno, no sé si Marsella tenga una catedral o no, pero espero que sí.