Mi dulce tormento.

Capítulo 7. Tropiezos.

Taro se probaba el traje frente al espejo. Se sentía rara con él, y sentía como un idiota.

En realidad, cualquiera que vaya al altar es un idiota.- comentó Genzo, tranquilo, arreglándose el moño del traje.

No seas así conmigo.- pidió Misaki.- ¿No me tienes ni un poquito de consideración conmigo?

Lo que te tengo es lástima.- replicó Genzo, campechanamente.- Pobre de ti...

¡Qué gran amigo eres!.- bufó Taro.- Con amigos como tú...

No necesitas enemigos.- completó Genzo.- ¿Qué quieres que te diga? Ni tú estás segura siquiera de que sea lo correcto.

Claro que lo es.- replicó Taro.- Lo debe ser.

¿Por qué? ¿Por qué ya no hay vuelta atrás?.- cuestionó Genzo.

No. Porque si se lo pedí, es porque lo deseo.- contradijo Misaki.

O porque no tienes el valor para reconocer que te equivocaste.- replicó Genzo.

Touché. Punto para Genzo. Taro no pudo replicar, sabía que su amigo tenía razón. Porque si no la tuviera, él podría dejar de pensar en Alisse...

Alisse. ¿Qué estaría haciendo ella ahora? Muy probablemente estaría odiándolo por haberla dejado sola en el café. Quizás ella usaría una foto de él como tiro al blanco, cosa que pensándolo bien no era probable porque Alisse no podía tener ninguna fotografía de Taro, pero aun así... En fin, sea como fuere, Alisse debía odiarlo, y mucho, cosa que no ponía feliz a Misaki.

Si tan solo te hubiera conocido antes... .- murmuró Taro.

¿Qué dijiste?.- preguntó Genzo.

Nada. hablaba conmigo mismo.- respondió Taro.

Vaya, ahora hablas solo.- rió Wakabayashi.- Cada vez estás más perdido.

Sino me vas a animar, mejor cállate.- pidió Misaki.- Ya estoy lo suficientemente nervioso.

Ya. ¡Qué mal genio!.- Genzo se rió con más ganas.

Claro. Como no era él el afectado...

Sin embargo, Misaki no era el único con dudas. A algunos kilómetros de ahí, en su habitación en una pequeña cabaña ubicada a las afueras de Marsella, Azumi Hayakawa se miraba ante el espejo con su traje y comenzó a sentirse mal.

Te ves preciosa.- comentó Sanae Nakazawa, mejor conocida ahora como Sanae Ozhora.- Ese vestido está hermoso.

Eso, ni dudarlo.- sonrió Kumi Sugimoto.- ¡Pareces una princesa!

Sí, una princesa a punto de ser devorada por un dragón.- musitó Azumi.

¿Qué cosa?

Nada.- Azumi fingió una gran sonrisa.- Ya llegó el gran día.

Lo dices tan emocionada como cuando a Tsubasa le dijeron que iba a jugar en la Segunda División del Barcelona.- comentó Sanae.- ¿Qué te pasa?

Nada, son los nervios.- mintió Azumi.

¿Está segura?.- preguntó Yukari Nishimoto.- Esto es algo serio.

De que lo es, lo es.- apoyó Kumi.- Es lago para siempre.

Ya lo sé, ya lo sé.- protestó Azumi, al tiempo que comenzaba a rascarse el cuello. Sentía una comezón muy grande.

Aun puedes arrepentirte.- sugirió Yukari.

No digas eso.- pidió Azumi, rascándose desesperada el cuello.- No hay nada de qué arrepentirse.

¡Claro que había de qué arrepentirse! Ella quería muchisísimo a su novio pero... Por alguna extraña razón, Azumi no dejaba de pensar en Pierre y en el beso que le dio... ¿Por qué él había besado? Quizás porque la quería, y eso le explicaba el por qué él no quisiera ir a Marsella... Azumi se tocó los labios y deseó que Pierre volviera a besarla, pero luego recordó que dentro de poco eso sería completamente imposible...

Azumi volvió a rascarse el cuello con más desesperación que antes. Sanae, Kumi y Yukari la miraron con preocupación.

¿Estás bien?.- preguntó Kumi.- Tienes todo el cuello rojo.

Y la cara.- observó Sanae.

Y los brazos.- añadió Yukari.- Estás toda roja. ¿Te sientes bien?

No lo creo.- Azumi se rascaba el cuerpo con desesperación.- Creo que me hizo daño algo que comí.

Quizás el paté de la mañana, el que probaste para la recepción.- sugirió Kumi.- Pudo haber tenido mariscos.

Eso podría ser lo que ocurre de no ser porque yo no soy alérgica a los mariscos.- replicó Azumi, sin dejarse de rascar.

Será mejor que busquemos un médico.- aconsejó Yukari.- Te estás poniendo más roja cada vez...

A la chica no le quedó más remedio que aceptar y resignarse. Ya una vez con la doctora, una dermatóloga, se diagnosticó que Azumi tenía una reacción alérgica severa.

¿Pero a qué?.- cuestionaba la doctora.- ¿Qué fue lo que comiste?

Nada que pudiera haberme hecho daño.- respondió Azumi.

¿Ni mariscos, ni fresas, ni chocolate, ni melón?.- insistió la doctora.

Nada de eso.- negó Azumi.

Quizás el paté estaba hecho de mariscos.- recordó Yukari.

Pero nunca he sido alérgica a los mariscos.- negó Azumi.

La doctora estaba desconcertada. Parecía que el origen de la reacción de Azumi era desconocido, hasta que se enteró de que ella estaba a punto de dar un gran paso. Muchas veces, las personas sometidas a un gran estrés tenían reacciones como ésas.

Parecer que el origen de tu urticaria es de tipo nervioso.- dijo la doctora.- Causado por el estrés tan grande por el que estás pasando.

Eso no puede ser.- musitó Azumi.- ¿Significa que voy a tener que resignarme a estar así?

Lo que se podría hacer, es eliminar la fuente de estrés.- dijo la médica.- Pero supongo que eso no se puede...

¡Claro que no se puede!.- protestó Azumi.- ¡No puedo cancelar todo solo porque tengo una tonta urticaria!

Pero podrías cancelarlo porque no estás segura.- observó Sanae.

¡Ya les dije que sí estoy segura!.- protestó Azumi.- Doctora, deme algo por favor para la comezón.

Te inyectaré un medicamento.- suspiró la médica.- Pero te va a volver a pasar...

Le diré a mi mente que no se pase de idiota y ya.- replicó Azumi.- Ahora, por favor, póngame esa medicina, me voy a quedar sin piel de tanto que me rasco.

La doctora suspiró, al tiempo que le inyectaba el medicamento a Azumi. La chica se fue con sus amigas y la médica se dio cuenta de que ella estaba a punto de cometer un grave error...

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Lily y Alisse continuaban en el camino que las lleva a Marsella. Lily iba canturreando cualquier canción que pasaban por la radio, incluso las patéticas canciones del patético grupo RBD.

Ay, por favor, deja de cantar eso, que me voy a vomitar.- gruñó Alisse.

Sí, sé que la canción da asco.- admitió Lily.- Como RBD en general, ese grupo es una chafez, pero qué quieres, estoy tan feliz que hasta me pongo a cantar estupideces.

¿Por qué?.- se sorprendió Alisse.- ¿A quién vas a ver en Marsella?

A nadie.- respondió Lily rápidamente, quizás demasiado rápidamente...

Sí, vas a ver a alguien.- Alisse puso cara de "hello con tu hello".- Ya se me hacía que fueras tan buena amiga...

Oye, me ofendes.- protestó Lily.- ¿Qué no soy la amiga que siempre te acompaña en todas tus locuras?

Pero siempre es con algún interés.- gruñó Alisse.

Detalles, detalles.- comentó Lily.- Cosas sin importancia.

Uhm...

El tanque depósito comenzó a marcar ceros. Lily anunció que tendría que hacer una parada en una gasolinera.

¿Qué no llenaste el tanque antes de salir?.- preguntó Alisse.

Quizás lo olvidé.- Lily se encogió de hombros.- Solo será una parada breve. Además, quiero ir al baño.

De acuerdo.- se resignó Alisse.

Así pues, Lily buscó la primera gasolinera y se detuvo para que cargaran el tanque y le dieran una buena limpiada al parabrisas del coche, el cual estaba hecho una porquería ya que Lily había tenido la brillante idea de tomar un atajo por un camino polvoso, cosa que no le había hecho gracia a Alisse.

Ya, no te quejes.- dijo Lily.- Fue divertido.

¿Divertido? ¿Te parece divertido el que pasáramos por un lugar en donde un pájaro se cagó en mi brazo?.- protestó Alisse.

¿Quién te manda sacar el brazo?.- se rió Lily.

Las chicas se dirigieron al baño, pero estaba cerrado con llave. Desde adentro se escuchaban los quejidos de alguien a quien evidentemente le había caído la maldición de Moctezuma en plena Francia.

Guácala, mejor prefiero usar un arbusto.- gruñó Lily.

Anda tú y tu complejo de perro.- se rió Alisse.- Mejor vamos a otra gasolinera.

No, ya no resistiré.- Lily puso cara dramática.- Es ahora, o nunca...

Yaaaaa.

Vamos al baño de hombres.- sugirió la mexicana.

¿Qué? ¿Estás loca?.- protestó la chilena.- No voy a entrar ahí.

No vayas pues, usa tu arbusto.- replicó Lily, echando a andar hacia la zona prohibida.

Alisse lo pensó unos segundos y después se decidió a seguir a su amiga. Lily abrió la puerta y encontró vacío el baño de los hombres.

No hay moros en la costa.- anunció Lily.- ¿Vienes o no?

Ya qué.- gruñó Alisse, entrando también.- Esto se puede considerar como allanamiento de morada.

No seas exagerada, ¡es un baño público!.- gruñó Lily.

Ya pues.

Lily se decidió a usar un baño, el único que parecía medianamente decente, mientras que Alisse se fue a buscar alguno que estuviera limpio. Así pues, mientras la mexicana batallaba, la chilena llegó hasta el último cubículo, el cual encontró con la puerta trabada. Alisse hizo lo posible para abrirla, hasta que se le ocurrió darle una patada a la puerta, la cual rebotó y golpeó a un niño en la cabeza.

¡Perdón!.- Alisse se disculpó.- No sabía que estaba ocupado.

El niño la miró con lágrimas en los ojos. Alisse temió que se soltara a llorar y a berrear como buen escuincle que era.

No, no llores.- pidió Alisse.- Te lo pido...

Mami... .- musitó el niño

No llores.- insistió la chilena.- Te daré un dulce...

Mamá...

Te daré dinero...

Mami...

Te doy un auto...

Sin embargo, el niño comenzó a berrear tan fuerte como si alguien quisiera arrancarle los pulmones. Alisse se echó para atrás, temiendo que la mamá, o peor aun, el papá del niño aparecieran y la cacharan en el baño de los hombres. Lily, mientras tanto, batallaba por abrir la llave del lavabo, sin mucho éxito. Desesperada, la mexicana le dio una poderosa patada (sí, tú), provocando que el grifo se desprendiera y saltara agua por todas partes. Lily chocó contra Alisse y las dos terminaron empapadas de la cabeza a los pies. El niño las brincó y salió corriendo y gritando del baño. En poco tiempo, el lugar estaba lleno de los encargados de la gasolinera. Alisse se sintió tremendamente avergonzada...

Un rato después, Lily y Alisse descansaban en una banca. Lily tomaba un poco de agua de una botella.

Decidido.- gruñó Alisse.- Esto fue una completa locura...

Naaa, ¿te das por vencida con tan poco?.- rió Lily.

¿Tan poco? ¿Te parece poco el ridículo que acabamos de pasar?.- preguntó Alisse.

Naaa, he tenido ridículos peores.- replicó Lily.- Una vez, por accidente, entré a un baño de hombres en el último hospital en donde trabajé.

¿Por accidente?.- Alisse estaba incrédula.

En serio que sí.- rió Lily.- Y lo peor del caso es que vi más de lo que esperaba ver del director del hospital.

Alisse se echó a reír con muchas ganas, y Lily la secundó. Bueno, las dos estaban empapadas, así que tendrían que buscar un cambio de ropa.

El auto está listo.- anunció uno de los encargados.- Y ya reparamos la llave del baño.

Gracias.- dijo Lily.- ¿Conoce alguna tienda de ropa por aquí cerca?

Ninguna.- negó el encargado.

Bueno, ni modo.- la mexicana se encogió de hombros.- Tendremos que entrar al pueblo para encontrar alguna.

Dijiste que solo sería una breve parada.- protestó Alisse.

¿Quieres ir mojada a ver a tu amor? Pues yo no.- Lily se delató sin darse cuenta, aunque Alisse prefirió no decir nada.

Las chicas subieron al coche y reemprendieron la marcha. Una vez dentro, tanto Alisse como Lily se quitaron la ropa mojada y la arrojaron al asiento trasero.

Lo único que faltaba, que viajáramos en ropa interior.- gruñó Alisse.

Ya, solo será por un momento.- replicó Lily.- Además, yo no me quiero resfriar.

Pues yo tampoco.

Entonces no te quejes.

Ese viaje estaba resultando un completo fracaso. Lo mejor sería volver, pero las chicas ya estaban más cerca de Marsella que de París, así que qué más daba...

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Paola le sirvió a Ken un poco de cerveza (¿a esas horas?) y se sentó a un lado de él.

Bueno, tenemos el departamento para nosotros solos.- sonrió Paola.- Ahora sí.

Uhm, ¿y si tu amiga regresa?.- preguntó Ken, dudando.

No creo que vuelvan.- replicó Paola.- Conozco a Lily, y si ella va tras de mi primo es porque le gusta, y si le gusta, no va a estar tranquila hasta que consiga conquistarlo. Si es que Genzo se deja...

Pues déjame y te digo que Wakabayashi está loco por ella.- dijo Ken.- No lo entiendo, apenas la acaba de conocer y ya lo trae como idiota.

Mi primo es idiota, es lo que pasa.- replicó Paola.

Ken rió. Meme pasó frente a él, jugueteando con el biberón del que había bebido Paola y al greñudo karateca le pareció gracioso el asunto.

¿Le dan de beber a la gata en un biberón?.- rió Ken, divertido.

Claro. Alisse está loca.- Paola agarró rápidamente el biberón, avergonzada, haciendo que Meme maullara disgustada.

¿Alisse es tu otra amiga?.- Ken estaba seguro de haber escuchado es e nombre antes.

Sí, y se fue en busca también de un muchacho que la trae loca y que conoció en el bar.- asintió Paola.- El cual, casualmente, también se llama Taro. ¿Por qué?

A Ken le cayó el veinte de todo de golpe. Taro conoció a una chica llamada Alisse que lo traía loco. Alisse, la amiga de Paola, conoció a un muchacho llamado Taro que al parecer la traía loca... Era obvio, se trataban de las mismas personas...

¿Alisse se fue a Marsella con Lily en busca de Taro?.- preguntó Ken, muy serio.

Sí, ¿por qué tanto interés?.- cuestionó Paola.

¿Qué no te das cuenta? ¡Tu amiga va detrás de un hombre que va a casarse!.- exclamó Ken.- ¡Alisse cree que Taro la estará esperando en Marsella!

Ya me lo sospechaba.- suspiró Paola.- Pero me negaba a creerlo...

Tenemos que hacer algo.- dijo Ken.- O quizás Misaki termine por hacer alguna estupidez si llega a ver a Alisse...

¿Por qué siempre tenemos que hacerle de niñeras?.- protestó Paola.

Porque si no, nuestra vida sería aburrida.- rió Ken.- Anda, vamos.

Ya nos echaron a perder el día.- gruñó Paola.

Lo recuperaremos.- Ken besó a Paola.- No será ésta la última vez que estemos juntos.

¿Ah, no?.- se sorprendió Paola.

Claro que no.- replicó Ken.- Te quiero, Paola Wakabayashi. ¿Qué no te has dado cuenta?

Ken buscó su abrigo, mientras que Paola suspiró. Odiaba la cursilería, excepto cuando provenía de los labios de Ken.

Notas:

Un dermatólogo es el médico especialista en las lesiones de piel.

La maldición de Moctezuma... Jajajaja, qué decir sobre ella, simplemente diré que también es conocida como la "diarrea del viajero" XD.

4

Lily de Wakabayashi.