Capítulo 9. Arrepentimiento.
Bueno, pues después de tanto ir y venir, al fin había llegado el momento. Azumi ya s había puesto el vestido y se contempló nuevamente ante el espejo. Unas manchas rojas comenzaban a aparecerle por el cuello, manchas que amenazaban por convertirse en marcas rojas.
¿Estás lista, Azumi?.- preguntó Sanae.- Te ves hermosa.
Sí, sí, eso ya me lo sé.- gruñó Azumi.- Parezco una princesa y esas babosadas. ¿Podemos acabar con esto ya?
No deberías de sentirte así.- musitó Yukari.- Se supondría que éste sería el día más feliz de tu vida.
Sí, se suponía, pero las cosas no siempre son como debieran ser.- suspiró Azumi.
Ella comenzó a pensar en lo que estaba próximo a ocurrir. Ya Azumi se había imaginado ese día, lleno de flores y de invitados cordiales que le sonreían con amor, pero por algún motivo, cuando ella miraba a su "elegido", Azumi no veía a Misaki, sino a otro hombre...
Bueno, ¿ya podemos irnos?.- preguntó Azumi.- Cuanto antes, mejor.
Supongo que habrá que esperar la señal, ¿no?.- cuestionó Kumi.- Ya sabes, esperar a que se acomode el novio, los padres del novio, el cortejo... O mínimo esperar a que llegue el sacerdote...
Bueno, eso sería lo recomendable.- comentó Sanae.- Así que habrá que esperar un poco.
Bueno, como sea.- gruñó Azumi, peleándose con la falda del vestido blanco..- Hagan más largo mi martirio.
Sanae, Yukari y Kumi intercambiaron miradas y suspiraron. Qué caray, pareciera que más que a una boda, Azumi iba a su funeral...
¿Saben, chicas?.- comentó Azumi.- El negro no es el color de la muerte, sino el blanco.
Eso ya lo sabemos.- comentó Yukari.
Pero en occidente la costumbre es casarse de blanco.- comentó Kumi.- Es el color de la pureza.
Así como debe ser el amor verdadero.- completó Sanae.- Puro como el color blanco.
Ya déjense de cursilerías.- pidió Azumi.- ¿Podrían dejarme sola un momento?
Claro.- asintió Sanae.- Te avisaremos cuando sea tu turno de caminar al pabellón...
¿Cómo dices?.- se sorprendió Azumi.
Dije que te avisaremos cuando sea tu turno de caminar al altar.- repitió Sanae, confundida.
Claro, Azumi ya escuchaba cosas que no eran. Sanae, Yukari y Kumi salieron de la habitación, dejándola sola. ¿Qué no se daban cuenta? Taro no era el hombre correcto, y Azumi estaba por cometer el más grandísimo error de su vida, pero no se atrevía a detenerlo todo en ese momento, más que nada, porque no tenía corazón para romperle el suyo a Misaki, lastimándolo de esa forma... Azumi se rascó el cuello nuevamente. No, la urticaria tendría que esperar...
Por supuesto, ella no sabía que Misaki se sentía igual. Taro estaba asfixiándose, como si lo hubieran encerrado en una habitación que cada vez se queda con menos oxígeno para respirar... Tan pálido se veía Taro que Genzo estaba preocupado por él.
¿Seguro que te sientes bien, Misaki?.- preguntó Genzo, preocupado.- Te ves muy mal.
Gracias, amigo.- musitó Taro.- La verdad es que no, no me siento bien, ¿pero qué más da?
Ya, Misaki, esto es serio.- lo reconvino Genzo, muy serio.- No vas a hacer cualquier cosa, esto es "para siempre".
Lo sé, lo sé.- murmuró Taro.
¿O acaso piensas separarte de ella después?.- insistió Genzo.
No, no podría hacer eso.- negó Taro.- Sufrí mucho cuando mis padres se separaron, no podría hacerle eso a alguien más...
¿Entonces por qué sigues adelante?.- cuestionó Genzo.
Porque ya no es tiempo de dar marcha atrás.- respondió Taro, resignado.- Ya es muy tarde.
Nunca es muy tarde cuando se trata de algo que será "para siempre".- insistió Genzo.- Piénsalo bien.
Ya no, ya es muy tarde.- se resignó Taro.
A Genzo le dieron ganas de abofetearlo. Sin embargo, era su vida y su decisión, si Misaki quería arruinarse la existencia para siempre era cosa de él y de nadie más...
Cinco minutos.- anunció Tsubasa.- El sacerdote quiere que seas puntual.
Lo seré.- musitó Taro, con la expresión de alguien que se dirige al patíbulo.
Había llegado la hora, y no había marcha atrás, aunque los dos protagonistas del evento querían salir corriendo de ahí a todo lo rápido que daban sus pies...
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Lily y Alisse llegaron por fin a Marsella. La tarde caía, algunas hojas de los árboles se desprendían y en general hacía un muy agradable clima. Alisse contemplaba las calles llena de parejas enamoradas y no pudo reprimir el tonto pensamiento de que quizás en algún momento ella y Taro serían alguna de esas parejas...
Lindo, lindo, parpadean.- canturreó Lily.
¿Qué cosa?.- musitó Alisse.
Nada, nada.- rió Lily.- ¿Ya regresaste de Tarolandia?
Aun no.- gruñó Alisse.- Ya deja de fastidiar.
Bueno, yo nomás decía.- comentó Lily.- ¿En dónde te dijo tu amado que iba a ser la boda de su amigo?
En la catedral.- respondió Alisse.- ¿Sabes como llegar?
Te tengo noticias, querida Liss, y es que yo no soy francesa y por lo tanto, no conozco toda Francia.- replicó Lily.- De París no paso, así que no, no sé como llegar.
¿No pudiste responder que no, simplemente?.- bufó Alisse.- De todo haces un escándalo.
Es que si no, no sería yo.- Lily le mostró la lengua.
Así pues, las chicas se detuvieron en una esquina para preguntarle a un policía sobre el cómo llegar a la catedral. El policía les explicó como llegar y les deseó buena suerte.
¿Van a la boda del año, verdad?.- preguntó el policía, muy sonriente.
No sé si es la boda del año, pero de que es una boda, es una boda.- contestó Lily, risueña.
¿Por qué la boda del año?.- quiso saber Alisse.
Ah, pues porque es muy sonada.- respondió el policía.- Se casa uno de nuestros más famosos jugadores de la liga francesa, la estrella del Paris Saint Germain, con una chica cuya familia tiene renombre en Francia, a pesar de que es japonesa. Cosa curiosa, muchos pensábamos que esa chica iba a casarse con otra persona... n fin, uno nunca sabe en qué terminan las cosas, ¿cierto?
Cierto.- apoyó Lily, quien no había entendido ni papa.- Muchas gracias.
Que se diviertan.- sonrió el hombre.
Alisse estaba pensativa, analizando todo lo que el hombre había dicho. Lily la miró de reojo.
¿Te pasa algo?.- preguntó la mexicana.- Te noto rara.
Nada, solo pensaba.- contestó Alisse.- En lo que dijo el policía.
A ese hombre sí que le gusta hablar, ¿eh?.- rió Lily.
Sí, pero se me hace raro.- insistió Alisse.- O sea, Taro nunca me comentó que su amigo fuera la estrella de algún equipo de sóccer...
¿Le llegaste a contar lo que te pasó con Matías?.- preguntó Lily.
Sí, ¿por qué?
Pues eso lo explica todo.- señaló la mexicana.- Si le dijiste a Tarito sobre lo mal que te fue con Matías y que odias el sóccer por eso, pues entonces Tarito no iba a decirte que su mejor amigo es futbolista. Así de simple.
No sé, hay algo raro.- Alisse seguía pensativa.
Ya, deja de ver moros con tranchete.- replicó Lily.- Mira, ahí está la catedral. Y a juzgar por la cantidad de gente que hay afuera, llegamos a tiempo.
Lily buscó un lugar en donde estacionarse, y ambas chicas bajaron del coche. Tal y como Lily decía, el lugar estaba lleno de gente bien arreglada, la mayoría de ellos de rasgos orientales, solo había dos o tres personas que se notaban que sí eran europeas.
Oye, ¿no crees que debimos haber traído un regalo?.- dudó Alisse, de repente.
Naaa, no conocemos ni al novio, ni a la novia.- Lily se encogió de hombros.
Pero aun así, sería un gesto de buena educación.- insistió Alisse.- ¿Y si compramos unas flores?
Como gustes.- Lily elevó sus ojos al cielo.
Entonces, espérame aquí.- pidió Alisse, sacando dinero de su bolso.- Voy a comprar algunos crisantemos.
Esos le gustan a mi prima Rika.
¿Qué cosa?
Nada.
Alisse se dirigió hacia un puesto de flores que estaba cerca, esperando a la salida de la boda para hacer su gran venta. Lily se quedó contemplando la hermosa catedral, al tiempo que un rubio de ojos azules la miraba con mucho interés.
Esta catedral fue construida con un estilo neoclásico.- comentó el rubio, detrás de Lily.
¿En serio?.- Lily enarcó las cejas.- Más bien, parece estilo barroco.
Vaya, conoces de arquitectura.- el rubio se puso algo colorado.- Te confesaré que simplemente quería llamar tu atención.
Hubieras podido intentarlo con un simple "hola".- rió la mexicana.
Tienes una sonrisa hermosa.- sonrió el rubio.- ¿Cuál es tu nombre?
Soy Lily.- sonrió la chica.- ¿Y tú eres?
Llámame Stefan, simplemente.- respondió él.- ¿Eres amiga del novio o de la novia?
La verdad, de ninguno.- dijo Lily.- Solo vengo buscando a alguien...
Genzo decidió a salirse por un rato antes de que comenzara la boda, y al comenzar a bajar las escaleras vio a Lily bellísima como nunca con un vestido chino de color lila, hablando con cierto sueco conocido de él... El sueco le coqueteaba a lo descarado a la muchacha, la cual se reía muy ingenuamente. Genzo se sintió muy molesto, aunque feliz de que ella hubiera ido a Marsella, así que se dirigió hacia la pareja.
Vaya, Levin, no te gusta perder el tiempo. ¿verdad?.- comentó Genzo, molesto.
Ya ves, Wakabayashi.- replicó Levin.- En algo tengo que ocupar mi tiempo.
Pues ocúpalo con alguien más.- gruñó Genzo.- Esta chica me viene buscando a mí.
De hecho, sí.- sonrió Lily, a manera de disculpa.- Vine a Marsella para buscarlo a él, aunque no sabía que vendría también a esta boda.
Si me disculpas.- Genzo tomó a Lily de la mano.- Tengo muchas cosas qu hablar con esta bella dama.
Lily se despidió de Levin y se dejó conducir por Genzo, quien la llevó hacia un grupo de árboles que se ubicaba cerca de ahí.
Me alegra que hayas venido.- dijo Genzo, cuando se encontraron solos.- Pero no me gusta que coquetees con otros.
No estaba coqueteando.- se defendió Lily.- Solo estaba siendo amable. Además, usted y yo no somos nada, caballero.
¿Y por eso me cambias por el primer rubio que se te cruzó en el camino?.- protestó Genzo, indignado.- Si es por eso, se puede arreglar.
Naa, ¿a poco te pusiste celoso?.- Lily le guiñó un ojo.
¿Y crees que no?.- Genzo la abrazó.- ¿No sabes que me traes vuelto loco, Lily Del Valle? No dejo de pensar en ti desde el primer día en que te vi...
Ah, claro, el día en que salí con mi traje de Eva en mi departamento.- Lily se sintió decepcionada.
No seas tonta, no fue ésa la primera vez que te vi, aunque sí fue la más ardiente.- rió Genzo.- Ya te había visto la noche anterior, en el bar.
¿Me viste?.- se sorprendió Lily.- ¿En serio?
Claro que sí.- Genzo le acarició la barbilla a ella con los dedos.- Y desde entonces, me gustaste. No dejo de pensar en ti, quisiera salir contigo, y no solo una, sino varias veces.
Ah, quizás tú quieres salir conmigo, ¿pero quién te dice que yo quiero salir contigo?.- cuestionó Lily.
Por respuesta, Genzo besó a Lily con pasión. La mexicana le correspondió el beso y por varios minutos ambos se dedicaron simplemente a demostrarse su atracción mutua. Lily fue la que decidió separarse, aunque se recargó contra el pecho de Genzo.
Wow, ésa es una excelente manera de hacerme cambiar de opinión.- murmuró ella.
Y tengo más de ésos.- sonrió Genzo, volviendo a besarla.
Tan entusiasmados estaban con los besos que ninguno se dio cuenta de que Alisse estaba buscando a Lily. Pensando en que quizás ya había entrado a la catedral, la chilena se metió por un corredor que la condujo hacia una puertita que estaba entreabierta...
Paola y Ken llegaron al fin a Marsella. Según el reloj de Ken, ellos tenían menos de veinte minutos para llegar a tiempo a la catedral para buscar a Alisse y a Lily. Los jóvenes decidieron tomar un taxi para llegar más rápido.
Bueno, ¿y qué le vamos a decir?.- preguntó Paola.
¿A tu amiga?.- cuestionó Ken.
Ni modo que al Dalai Lama.- Paola lo vio con cara de "hello con tu hello".- Claro que a Alisse. ¿Qué le vamos a decir?
Eso va a ser lo difícil.- reconoció Ken.- No va a ser fácil...
Nada fácil...
Pero en fin, es amiga tuya, así que será tu problema.- dijo Ken.
¡Qué lindo!
Gracias, yo siempre.- rió Ken.- Solo bromeaba. Ya veremos como la sacamos de ésta.
Ken y Paola llegaron al fin a la catedral. La gente ya comenzaba a entrar al templo, y Ken decidió entrar a buscar a Misaki para ponerlo sobre aviso. Paola se quedó afuera, pensando en que quizás no se veía tan elegante como podría esperarse, cuando alguien la tapó los ojos con las manos.
Mi luna hermosa.- murmuró el hombre.
¿Karl?.- musitó Paola, en un murmullo.- ¿Eres tú?
El mismo, preciosa.- respondió Schneider, descubriéndole los ojos.- ¿Qué haces aquí?
Lo mismo te pregunto yo.- gruñó Paola.
Vine a una boda.- Karl se encogió de hombros.
Ya me di cuenta.- replicó Paola.
Katrina me dejó.- dijo Karl, sin que viniera al caso.
¿Y eso qué?.- gruñó Paola.- Para lo que me importa.
La germano-japonesa echó a andar, pero el alemán la detuvo por el brazo.
Perdóname, Paola.- pidió Karl.- No sabía lo que tenía hasta que te perdí...
No me salgas con eso ahora.- pidió Paola.- Me heriste, y mucho. ¿Crees que es tan fácil como llegar y decir "te extraño" y ya? Pues no. No me interesa volver contigo, Karl.
¿Por qué no?.- quiso saber Karl.
Porque ya me tiene a mí.- interrumpió Ken, en esos momentos.- ¿Podrías dejar a mi novia en paz?
¿Tu novia?.- exclamaron Paola y Karl al mismo tiempo.
Sí, mi novia.- afirmó Ken.- Paola ya no te quiere. ¿Quieres hacernos el favor de dejarnos en paz?
Y sin esperar respuesta, Ken empujó a Karl y se llevó a Paola con él.
¿Tu novia?.- preguntó Paola, con curiosidad.
Luego arreglamos eso.- Ken se puso algo nervioso.- Supongo que no te gustará que...
Paola se colgó del cuello de Ken y lo besó en los labios.
Como dices, eso lo solucionamos después.- dijo ella.- Vamos a buscar a ese par de locas.
Y con ese par de locas se refería, por supuesto, a Alisse y a Lily.
Mientras tanto, Alisse no pudo resistirse a su curiosidad y entró a la habitación. Ahí encontró a una linda japonesa vestida de novia, la cual respiraba agitadamente.
¿Estás bien?.- preguntó Alisse, preocupada.
Azumi volteó y miró a chica de ojos café verdoso que estaba parada en la entrada de la habitación y suspiró. Azumi negó con la cabeza, era momento de aceptar la verdad...
Notas:
Como ya saben, soy mala para saber cuanto me falta para acabar un fic. Quizás sea el fin en el próximo capítulo, quizás falten dos más.
