La vida de aquel youkai llegaba a su fin. Si el hanyou estaba determinado en algo, era difícil poderlo hacer cambiar de opinión. Para agregar a su mal humor, la actitud de la taijiya y la miko estaba volviéndolo loco. Miroku no parecía de ayuda y Shippou nunca lo ha sido. Al menos no a su parecer.

Finalizando la batalla, envaino su espada una vez mas, dirigiéndose al grupo. La pelinegra se acerco y recogió los Shikon no Kakera que le habían dado mayor fuerza. Al simple contacto se purificaron, brillando en un tono rosáceo. Ella los deposita en el frasco donde se encontraban los otros. Al mirar a Inuyasha, se encuentra petrificada. El y Sango tenían una discusión de lo más fuerte. Aunque el houshi había intentado intervenir, quedo alejado debido a un gruñido del hanyou. Este era el momento en que aclararía las cosas, y que mejor que preguntárselo a la misma taijiya. Podía detectar como aumentaba su ira a cada segundo, y eso era lo que el deseaba.

-"Inuyasha… ya basta"- imploro Kagome.

-"Por supuesto que no"- gruñe el –"Ya me canse de tener que soportar su actitud tan engreída y…"-

-"¿Y acaso no es la misma actitud que tienes tu?"- pelea la taijiya –"Hasta donde yo sabía, solo te preocupas por ti mismo y ocasionalmente por cualquiera de nosotros. ¡Estoy harta de ti!"-

-"¡Si eso es lo que piensas, ¿entonces porque sigues con nosotros! Según tus palabras, te encontrarías mucho mejor estando sola. Adelante, ¡vete, nadie te lo impide"-

-"Ya basta los dos. Se encuentran alterados y lo mas recomendable es discutir las cosas con calma"- interviene el monje.

-"Miroku-sama tiene razón. Estoy segura de que todo es un malentendido"-

-"No necesito que me digan que hacer. Es obvio que Inuyasha no me desea cerca de el y sinceramente yo tampoco pretendo continuar viajando con un patán como el. Será mejor que nos vayamos, Kirara"-

La neko se acerco a su dueña, transformándose inmediatamente.

-"No te vayas, Sango…"- pide el kitsune sintiéndose acongojado.

-"¡Ignorala, Shippou! Esta es su decisión"- interrumpe el hanyou.

-"¿Cómo puedes decir esas cosas?"- cuestiona la miko –"Sango-chan, no queremos que te vayas, piénsalo mejor"-

-"No hay nada que pensar, es hora de que me aleje de ustedes"-

-"¿Tu no le vas a decir nada, Miroku?"- pregunta el pequeño demonio.

-"Kagome-sama tiene razón. No nos abandones… no me abandones… Sango"-

-"Ya no discutan mas. He tomado mi decisión. ¡Vamos, Kirara!"-

La neko-youkai da un potente rugido, elevándose por los aires ante la mirada atónita de sus anteriores compañeros de viaje. La felina no se hubiera imaginado que el cambio de su dueña fuera tan grave y serio. Sin ninguna duda, siempre le seguiría, pero ahora no estaba tan segura de que la opción de Sango fuera la mejor.

Kagome y Miroku le vieron partir, la chica al borde de las lágrimas. El pequeño zorrito ya no había contenido los deseos, su rostro ya empapado. No podían comprender la actitud tan áspera que había demostrado ante ellos. A excepción de los lamentos de Shippou, todo permanecía en completo silencio, como si estuvieran esperando que la exterminadora se arrepintiera en el último segundo y se dirigiera de regreso. Solo el hanyou estaba más cerca de la verdad.

-'¿Por qué, Sango? ¿Yo soy el culpable acaso?...'-

-"¡No puedo creer que no la detuvieras!"- grita una voz. Sus orejas se contraen con el fuerte sonido.

No había necesidad de investigar quien era. Su mirada dorada se encuentra con los ojos chocolate de la miko, quien seguía dando alaridos respecto a su situación.

-"¡No entiendo porque tienes que estar peleando con ella!"-

-"¡¿Qué no parece obvio! Si Sango cree que estando sola puede sobrevivir, adelante. Yo no pienso estarla vigilando día y noche para asegurarme que no cometa alguna estupidez"-

-"¿Qué quieres decir con eso?"-

-"¿Es que nadie ha notado el repentino cambio en el comportamiento de Sango?"- pregunta incrédulo.

-"A decir verdad… me di cuenta desde hace algunos días. Ella ya no comparte conmigo nada, y se alejo de mi lo suficiente como para pensar que éramos dos desconocidas…"-

-"Tambien lo note"- apoya el monje –"Al principio creí que la mejor opción seria dejarla sola, para que pensara en lo que deseara. Pero creo que me equivoque"-

-"Genial. Ambos sabían algo y ninguno hizo algo para detenerla"-

-"Tu tampoco hiciste gran cosa, Inuyasha"-

-"Si yo fui el que intento hablar con ella"-

-"Pero claramente se ve que no lo hiciste de la manera adecuada"-

-"El que le gritaras a Sango-chan no la haría cambiar de parecer, y menos aun que te confesara algo a ti"-

-"¿Quieres decir que no soy de confianza?"-

-"Claro que no es eso. Simplemente que las palabras no son tu fuerte"-

-"De hecho creo que fue por eso mismo que decidió alejarse de nosotros. Fue toda tu culpa, Inuyasha"- acusa el zorrito.

Sus palabras impactaron en el profundamente. Era muy posible, después de todo, no hizo nada más que hacerla enojar de verdad. Y las cosas que se dijeron… podían tener un significado. Se dio media vuelta, comenzando a caminar aun sorprendido por todo lo sucedido. Kagome se acerca a el, preocupada, intentando ver sus ojos. Lo que descubrió en ellos la impresionaron: un verdadero dolor los había opacado, como si en cualquier minuto fuera a…

-"Necesito estar solo"- exclama, brincando hacia los árboles y desapareciendo en ellos.

-"¡Espera, Inuyasha!"- grita la chica.

-"Tal parece que Sango no es la única ausente aquí"-

-"Miroku-sama… será que…"-

-"No lo creo. Después de hoy, queda descartada esa opción"-

-"Entonces ese tonto tiene la culpa de todo una vez mas"- indica Shippou.

-"No…"-

-"Esta igual de alterado… esto me da un mal presentimiento"-

+´+´+´+´+´+´+´+´+´

El brillo del acero, no podía evitar verlo fijamente. Pero era mas tentadora la idea de sentirlo… experimentar lo mismo que muchos al tener un contacto de tal manera con el. Su filo peligroso, conectado con la carne hasta ocasionar un daño realmente irreparable… sobre todo si se encontraba en soledad. Pero aun… no era el momento correcto. Si hasta la fecha no había intentado nada, era por una simple razón. Este era el camino de los cobardes. Y no solo eso, todavía no juntaba el valor suficiente como para actuar así.

Envaina una vez mas su katana, frunciendo el ceño levemente. Se recuesta, viendo al cielo de manera perdida. Lo había logrado. Se alejo de ellos, parte de su pasado ya estaba en proceso del olvido también, y aun así sabia que no seria suficiente. Flashes de lo que habían vivido y compartido durante tanto tiempo, para eso faltaría mucho aun. En realidad lo lamentaba… aun seguía consciente de que estaba cerca de olvidarlos en verdad, al grado de encontrarse con ellos y posiblemente atacar sin vacilar… no. En definitiva, era mas fuerte, no podía dejarse vencer tan fácilmente, ¿pero como evitarlo si ese es tu destino? Fue por eso que opto por alejarse. Desaparecer de sus vidas y viceversa antes de que pudiera cometer algún acto imperdonable… justo como…

+´+´+´+´+´+´+´+´+´

-"¡Kohaku!"-

-"¡Imposible!"-

Los rumores resultaron ser ciertos. Llegaron lo antes posible, pero era demasiado tarde. Las victimas se encontraban esparcidas por toda la aldea, algunos cuerpos en pila, como si para tenerlos reunidos. Algunos más ya ni siquiera recibían ese nombre. Kagome solo veía horrorizada tal escena.

Esa mañana habían escuchado que algunos fragmentos se encontraban hacia el este, dirigiéndose desde tempranas horas debido a la insistencia del hanyou. El olor a sangre no tardo en sentirse a un par de metros, bastante fuerte, según palabras del joven mas experimentado. Al llegar solo comprobaron la realidad. Y lo que mas les sorprendió, fue el responsable de tales muertes. Aun bajo su mando, sus ojos sin el brillo y la alegría característicos de un chico de su edad. Su peligrosa arma aun encontrándose con la piel de sus victimas, localizando a quienes se escondían. Kohaku detiene su labor al ver a los intrusos. Inuyasha estaba preparado, su espada transformada en el legendario colmillo, esperando por el ataque inminente. Escuchando la voz de Naraku en su mente, avanza de manera amenazante a ellos, alistando su cadena.

-"¡Yamero!"-

Aprovechando que la chica había gritado, se dirige con velocidad impresionante aquella hoz, como si estuviera ansiosa por encontrarse con la carne de alguno. El ataque fue evitado por la Tessaiga, rechazándole con fuerza y dispuesta a contraatacar, ignorando las suplicas de Kagome.

-"¿Qué no entiendes que nos matara sin la menor vacilación?"- gruñe el hanyou.

-"¡Piensa en Sango! Si ella se entera de que su hermano…"-

-"Kagome-sama tiene razón. Seria un verdadero golpe a ella si el niño no regresa a salvo"-

-"¡Keh! Entonces encárgate tú, Miroku. En mis manos solo morirá"-

-"¿Dónde esta la taijiya Sango?"- pide Kohaku.

-"No esperaras que te lo digamos. Eso no te interesa"-

-"Entonces finalmente se alejo de ustedes"- menciona sin emociones –"Ha sido completado"-

-"¿Qué quieres decir con eso?"- cuestiona el monje.

-"Ya era hora de que viera la luz. Ha aceptado su destino"-

-"¡Kohaku-kun! ¿Tu sabes la razón?"-

Se negó a contestar, alejándose junto con el ejército de youkai que venia con el. Kagome solo le miro alejarse en temor, el si conocía las razones de Sango. Pero la perturbaba el hecho de su opción de palabras "ha aceptado su destino", le hacia pensar en lo peor. Inmediatamente se acerco a Inuyasha, viéndole de manera suplicante y dolida, más bien, rogándole.

-"Onegai, vayamos a buscarla. Me preocupa demasiado"-

-"Pero tu la oíste. Desea estar lejos de mi… digo, nosotros"-

-"¿Quieres dejar de lado tu orgullo, al menos por ahora?"- pide entre sollozos –"Ella no esta bien, tengo miedo de que las palabras de su hermano…"-

-"Tranquila, Kagome-sama. Iremos a buscarla. Con o sin la ayuda de Inuyasha"- dice consoladoramente colocando su mano en su hombro.

-"¡Keh! Quien dijo que no iba con ustedes. Si van solos solo conseguirán morir contra el primer monstruo que se les aparezca"-

-"Arigatou…"-

Ayudándose con el olfato del hanyou, volvieron por el sendero que habían venido, en busca de su joven amiga.

Una vez más admiro su espada, analizando la situación desde otro punto de vista. Esta podía ser tal vez la única manera en que lograría mantenerlos a salvo. Causaría grandes penas a sus amigos, era muy posible. Sobre todo por Kagome, pero a cambio, no tendría que vivir atormentada de ser la causa de algo más grande que ella, de la muerte de todos sus compañeros, su nueva familia. Ella conocía a la perfección que este era un secreto que no podía confesar a nadie. Desde aquella ocasión en que intento robar la Tessaiga… sentía que no merecía ser aceptada de nuevo. Pero a Inuyasha no le importo el hecho, y le pidió que regresara (claro, ásperamente, pero se podía ver la intención), aun a sabiendas de lo que eso significaba.

Aun no podía creerlo. A su manera, el hanyou demostraba su confianza en ella…y lo había traicionado. Pero era lo mejor que podía hacer. Recordó la imagen que había visto en la laguna aquella noche. Ella era quien había matado a todos… uno por uno, dejando al final a Inuyasha. Y aun así, vacilo en matarle. No comprendía eso: si ataco con sus propias manos a Kagome, Shippou, incluso a Miroku, a quien se supone que ama, ¿entonces porque no a el? Su mirada…, era fácil de ver que Sango realmente deseo ver los cuerpos sin vida de sus compañeros de viaje, que tenia una lujuria desenfrenada por ver la sangre salir de ellos. Pero había algo diferente con el joven mitad bestia. Ella había soñado en varias ocasiones con la muerte de sus amigos, de diversas maneras, pero nunca vio a Inuyasha en las mismas condiciones. De hecho, en cada sueño, lo miraba fijamente, solo notando en sus ojos una profunda tristeza y dolor. Es por eso que para liberarse de tan malos sueños, comenzó a escribir sus pensamientos y algunos fragmentos de ellos, para después quemarlos, y dejar que el fuego lo eliminara de ella.

-"Meow…"-

Por eso deseaba ser fría… no quería sentir ningún remordimiento cuando finalmente logro con su cometido. Era demasiado tarde, ya había sido corrompida. Mas aun en el fondo de su ser, sabia que no iba a poder con tal acción. Es una barbaridad el simple hecho de que lo pensara. Definitivamente, la mejor opción que podía tener, era quitarse la vida ahora mismo, por su propia mano. Débil, si. Cobarde, sin duda. La razón: evitar cometer el peor de los crímenes. Ya, como buena amiga, veía por la felicidad de ellos antes que la propia. Siempre lo hacia con Kagome. Prefería verla feliz, así, ella se sentiría igual, solo que nunca funciono como hubiera esperado.

-"Kirara… vámonos. Los demás pueden buscarnos. Tenemos que ir a ver a Kohaku"-

-"Meow…"-

-"Se lo que estas pensando. Pero ya no puedo enfrentarlos. Estoy segura de que ahora me odian, y no solo eso, siento que la próxima vez que los tenga cerca, haré una estupidez"-

La gatita se acerca a ella, ronroneando en su pierna. Con la mirada, le pidió que por lo menos guardara una vez más su katana. Aun existía el riesgo de que su querida ama pensara usarla contra su propia piel. Rasca las orejas de su compañera, afirmándole que no lo haría. Camino unos cuantos metros, un fuerte viento impidiéndole continuar. Kirara se transforma y comienza a gruñir furiosamente.

-"Así que al fin te decidiste"- murmura una voz muy bien conocida.

-"Kagura… explícate porque estas aquí"-

-"Vine a comprobarlo. Kohaku me aviso que ya no estabas con Inuyasha"-

-"¿Mi hermano? ¿Cómo es que el lo sabe?"-

-"Hmp. Estando sola no pones tanta atención a tus alrededores; el niño los ataco en el poblado próximo. Y según lo que me dijo, tus compañeros te están buscando"-

-"Imposible…"-

-"Deja de pensar tanto, taijiya. Si no quieres quedarte a ver lo que sucede, monta a tu mascota y sígueme"-

-"¿Por qué he de confiar en ti?"-

-"Me parece obvio. Tu ya no eres mas una persona libre, ahora eres como yo"-

-"Jamás seré alguien como tu"-

-"Piensa lo que quieras. Después de todo, solo por tus propias ambiciones has dejado a todos los que llamas amigos. Tal parece que jamás confiaste en ellos"-

-"¡Yo confío en mis amigos!"-

-"¿Entonces porque los abandonas, taijiya?"-

-"Bien sabes que no tengo opción. Pretendo abandonarlos antes que traicionarlos"-

-"Esa lealtad tarde o temprano será tu perdición"- observa a su alrededor –"Te diré algo importante, mientras no están los Saimyoushou. Escucha te elegimos a ti para que te unas a nuestra valiosa causa. Eso fue lo que me indico Naraku, mas sin embargo, yo tengo otros planes en mente"-

-"¿Acaso todos piensan usarme? Acepte este trato solo porque…"-

-"Escuchame. Lo que tengo en planeado puede beneficiar a todos, pero aunque ninguna de las dos lo quiera, necesito que confíes en mi. Serás una parte esencial, por lo tanto, debes estar de acuerdo conmigo"-

-"¿Yo que puedo obtener de eso? Algo me dice que debo ignorarte"-

-"Muy bien, te lo diré. Los riesgos son grandes, pero si tu hermano acepto, me sorprendería que tu tengas miedo"-

-"¿Miedo? Por favor"- exclama rodando sus ojos –"Es solo que no puedo confiar en ustedes. Miren lo que han ocasionado en mí. Tuve que alejarme de mis mejores amigos"-

-"No, tu te alejaste sola de ellos. Que vergüenza, pero caíste en la trampa de Naraku; y por eso planeo incluirte en mi plan. Pero créeme, tu sacrificio valdrá la pena"-

-"Mas te vale"-

La dueña de los vientos tira una pluma de su cabello, esperando hasta que Sango estuviera preparada para irse. A regañadientes, la chica monto a Kirara, aun dudando de la youkai que en numerosas ocasiones les había atacado. Estando en los cielos, la joven castaña le daba una mirada de desconfianza. No podía darse el lujo de confiar en las encarnaciones de su enemigo jurado, pero aun temía por la vida de su pequeño hermano.

-"Tus amigos ya están aquí"- murmura con aversión.

Reaccionando, ven como un destello rosado se dirige a ellas a toda velocidad. Por unos cuantos centímetros había faltado su objetivo. Kagome frunció el ceño. Ya había practicado y era raro fallar un tiro tan fácil. Sin embargo, su frustración cambio rápidamente por la incredulidad al ver que al lado de Kagura se encontraba su mejor amiga.

-"¡Sango-chan!"-

La susodicha la miro, la frialdad de su mirada le envió temblores a la chica pelinegra. Todos le miraban confundidos. No era posible que ahora su aliada estuviera del lado de sus enemigos. Solo Inuyasha no demostró emoción alguna. Su espada en mano, vacilante en atacar.

-"¿Por qué estas con ella?"- pide Miroku.

-"Es algo que no le concierne, houshi-sama"-

-"¡¿Qué le has hecho a Sango, Kagura!"-

-"Yo no me llevo el crédito por esto. Desgraciadamente, fue su hermano. Sango acepto trabajar para Naraku"-

-"¿Eso es cierto?"- cuestiona la miko, no creyéndolo.

-"Tengo mis propias razones. Ahora déjenme de una vez o lo lamentaran"-

-"¡Eres una completa estúpida si piensas que vamos a hacerlo!"- grita el hanyou –"Yo no me voy de aquí sin ti, y que Kagura deje de respirar de una buena vez"-

-"Ja, Inuyasha. Perro que ladra no muerde. Veamos si tienes el valor de cumplir con tu segundo objetivo. ¡Sango!"-

Oyendo su nombre, indica a Kirara aterrizar. La joven ya se encontraba portando su traje de exterminadora, y lista para pelear. Un semblante frío es lo único que veían en ella. Eso, y las intenciones de tener una lucha seria con el mitad demonio.

-"¿Acaso estas loca? No voy a pelear contigo. ¡Kagura, no seas cobarde y enfréntame!"-

-"Lo siento, pero tienes que ir contra ella primero. Si la derrotas, podrás tener el privilegio de confrontarte conmigo"-

-"¡Maldita perra! ¡Esto lo pagaras caro!"-

Furioso, se dirige hacia ella, incapaz de aceptar el hecho de pelear contra una compañera. Esta vez, Kagura si había obtenido un viaje gratis al infierno.

-"Es hora de acabar con nuestra lucha pendiente, Inuyasha. ¡Hiraikotsu!"-

Alarmado por sus palabras, detiene su carrera para bloquear el boomerang con su espada.

-"¿Qué haces, Sango-chan?"- implora la chica.

-"Dije que terminaríamos esta batalla. ¿O es que no recuerdas que luchamos cuando nos conocimos?"-

-"¡¿Perdiste tu mente!"- pregunta iracundo –"En ese entonces no tenia la mas mínima intención de pelear contigo, y ahora no es ninguna excepción. No se que hicieron para que actúes así, pero se que eres mas fuerte que esto, no dejes que te dominen"-

-"… Nadie me controla… ¡deja de decir tonterías! Acepte estar con ellos por mi voluntad. No interfieras"- bufa sujetando su arma una vez mas.

-"¿Por qué lo hiciste? Creí que eras mas fuerte"- exclama Miroku.

-"Ustedes no lo entienden… les estoy salvando la vida. Estar cerca de ustedes significaría tener que matarlos"-

-"Recapacitalo, somos tus amigos"- dice Kagome –"Yo aun confío en ti. Y es por eso que te pido que no pelees contra Inuyasha"-

-"¿Cuál es tu decisión, Sango?"- se burla Kagura –"Ya te dije lo que puede suceder. Ahora estas al servicio de Naraku"-

-"Kagome-chan… váyanse… yo tampoco quiero pelear contra el… y no deseo ver a ninguno lastimado por causa mía"-

-"Aun no es tarde. Regresa conmigo"-

-"¡Callense! Ya no necesito mas de ustedes ¡Hiraikotsu!"-

-"Jajajaja, ya la oyeron. Ha tomado su decisión"- indica la bruja del viento –"¡Fuujin no Mai!"-

Miroku creo una barrera de protección para si mismo, junto con Kagome y Shippou. Solo Inuyasha continuó su avance peligroso. Seria una verdadera lastima que Sango estuviera involucrada. Ahora ella también iba a morir.

-"¡Kaze no Kizu!"-

Montando en Kirara, la exterminadora esquivo ambos ataques enviados. Dentro de ella, se encontraba destrozada. No podía comprenderlo a ciencia cierta, pero la mirada que le brindo momentos antes de ejecutar su ataque, la hizo sentirse la peor criatura del planeta, sobrepasando al asqueroso hanyou mejor conocido como Naraku. Una vez que se hubo disipado el humo, vio como Inuyasha se acercaba peligrosamente. Se preparo lo mejor que pudo. Ya no había ninguna duda que esta vez no tendría compasión alguna con ella. Pero a su sorpresa, simplemente la paso de largo, dándole una rápida mirada inquisitiva.

-"Aun creo en ti, Sango…"-

Ella se quedo shockeada a sus palabras. Volvió su atención cuando una nueva flecha se dirigía a ella. Ahora si estaba alterada. Su mejor amiga le estaba atacando. Y tristemente para Kagome, ambas sabían que para una mujer como ella no le harían daño alguno. Vio al houshi, casi inmóvil. Mientras tuviera ese campo de protección, nada les pasaría a sus habitantes, pero también le impedía pelear. No que el quisiera en realidad.

-"¡Fuujin no Mai!"-

-"¡Hiraikotsu!"-

El hueso contra esas cuchillas. Mucho a la sorpresa de Kagura, la misma castaña desvió su ataque hacia Inuyasha. El la miro casi con desprecio, mas noto una extraña sonrisa formarse en sus labios.

-"Confía en mi"- susurra –"¡Kagura! ¡Acepte estar de su lado, pero en ningún momento se dijo que yo tenia que atacar a mis amigos –después de todo por eso mismo me aleje- así que detén tus asaltos!"-

-"¡Sango-chan!"- grita Kagome con ánimo.

-"Hmp. Al fin te diste cuenta. Pero es solamente el comienzo. Solo deseaba calibrar su fuerza y con gran agrado les digo que son una vergüenza"-

-"Keh. En este mismo momento te voy a demostrar de lo que soy capaz"-

-"Será para otro momento. Sango, vámonos"-

Tirando una pluma, la transforma y se aleja rápidamente. La taijiya solo le vio, esperando hasta que estuviera lejos del campo de visión. Los demás se acercaron a ella, la miko complacida con sus acciones. Finalmente había recobrado el control de si misma. Corrió hacia Sango, mas el hanyou le detuvo, su mirada fija en su antigua compañera.

-"¿Por qué me detienes, Inuyasha?"-

-"Sango ya no esta de nuestro lado"-

-"Pero ella es quien nos ayudo hace unos momentos"-

-"Inuyasha tiene razón. Ahora estoy con Naraku"-

-"Por favor, Sango ¡reacciona! Ese monstruo solo te matara a ultima hora"-

-"Eso no es asunto suyo. He tomado una decisión"-

-"Pero sabes que es la equivocada"- defiende Kagome –"Ven con nosotros. No hay nada que te ate a Naraku"-

-"Claro que lo hay. Mi hermano. Y he decidido que de ahora en adelante estaré a su lado, pase lo que pase"-

-"Haz lo que quieras"- murmura Inuyasha –"Y mas vale que no te arrepientas después. La próxima vez que nos veamos, ten por seguro que te matare sin vacilación alguna"-

-"Intentalo si puedes. Soy una exterminadora; trabajar con criaturas como tu es mi trabajo"-

En su interior, sintió como esas palabras se clavaron como dagas en el corazón de Inuyasha. Ella conocía perfectamente que era demasiado vulnerable, por decirlo de alguna manera, a tales palabras. Lo clasificaba como un inferior. Una guerra de miradas tuvo lugar entre ellos; prácticamente el hanyou la maldecía por lo que había dicho, pero pronto noto algo mas en los ojos chocolate de Sango. Antes de que pudiera preguntar al respecto, ella ya se había retirado junto con Kirara.

-"Sango… se que no significaste nada de lo que dijiste, pero entonces porque… ¿por qué nos traicionas así? Tu exterior puede ser frío a nosotros, pero puedo sentir como estas destrozada por dentro… no lo entiendo…"-

-"Inuyasha… perdóname. Jamás conocerás el porque de mis acciones. Y lamento mucho que esto haya pasado, justo cuando comprendí que… estoy enamorada de ti…"-