N/a: Bueno aquí esta por fin el cap. No creo que me haya tardado mucho considerando que he estado ocupada. Aviso de antemano que el fic concluirá pronto y que no actualizaré (Incoherente corazón) hasta que acabe este, que si no calculo mal será en tres capítulos más.

Agradezco mucho el apoyo de leer mi historia.

Asuka ishida:.:.sora121:.:inory:.:.haruhi:.:.alchemist souma:.:.figer mazu zuriko:..:himeno asakura:.:.ady:.:.drake dark:.:.aoshmi seshlim:..:kumi strife:.:.akira tokugawa:.:.dard:.:.kri:.:soledad:.:.adnil:.:.akisuki asakura:.:.angel sin alas.

Advertencia: este capitulo contiene lemon (como avisé) agradeciendo o más bien acusando a una amiga (zuriko) por loca idea hehe.

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La razón y el corazón

Cáp.32:Un momento más.

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Había decidido encaminarse hacia la casa de los hermanos Usui. Se apresuró debido a que era algo tarde.

"- Si hubiese sabido todo el trabajo que tendría... no hubiese planeado venir... – murmuró cansada al mirar su reloj de muñeca."

Estaba oscureciendo pero decidió tomarlo con calma.

Por un pequeño descuido, bajó del auto bus unas calles más atrás de lo planeado. Se regañó a si misma por su distracción sin embargo ya nada podía hacer.

Siguió caminando hasta que pudo verlo. Lo divisó por aquel pelaje blanco y marrón. Era un pequeño gatito que hacía ruidos al querer esconderse tras una caja.

Debido al atajo que había tomado en aquel callejón, no le sorprendía, normalmente abandonaban animales. Decidió pasar por alto pero observó al pequeño animal. Se sorprendió que alguien dejara a la deriva a una criatura que ella consideró tierna.

Suspiró derrotada, sabía que talvez su decisión no era buena pero tomó al animal en brazos.

Si lo llevaba a su actual departamento no estaba segura si Ren lo aceptaría, pero otra alternativa no había.

Siguió su camino hasta llegar a los apartamentos donde se alojaban Pilika y su hermano.

"- Oh no! – exclamó el pequeño peliazul al abrir la puerta del apartamento y encontrar a Tamao con un gato en brazos. Al principio se alegró de verla pero se detuvo al saber que tenía a aquel animal - ¡Soy alérgico!"

Exclamó mientras no dejaba de estornudar. Su nariz se había puesto roja de repente.

"- ¿Por qué haces tanto ruido? – salió Mitsumi al recibidor - ¡es usted! – exclamó sorprendida para luego bajar su mirada y encontrar al animal en brazos, moviéndose mientras encontraba una postura cómoda."

"- Lo siento – sonrió la pelirosa – me lo he encontrado de paso y no podía dejarlo a la deriva..."

"- No los soporto – exclamó Horo Horo tapándose con su mano derecha."

"- Solo vine un momento, me iré pronto así que...- intentó disculparse al recordar el detalle, que el pequeño Horo no soportaba a aquellos animales"

"- No es eso – dijo Horo rápidamente – es solo que... – miró al animal y luego a la pelirosa."

Mitsumi frunció el ceño y tomó al animal en brazos.

"- No se preocupe, siempre me han gustado los gatos puedo cuidarlo yo."

"- ¿Es enserio? – preguntó sonriendo la pelirosa maravillándose de su suerte con aquella pequeña"

"- Claro, es más... – sonrió mirando a Horo de reojo – quisiera quedármelo."

Horo Horo tragó saliva, aquello significaba que lo torturaría con ese animal. No entendía la actitud de aquella compañera de juegos, a pesar que le simpatizaba mucho y ella afirmaba que él también le simpatizaba, solía hacer cosas para fastidiarlo. Definitivamente no comprendía a las mujeres.

Tamao estaba por responderle cuando Pilika salía junto con cuchillo en mano. Llevaba delantal y parecía estar arreglando algunas cosas.

"- Hola... – sonrió la pelirosa."

Pilika colocó las manos en su cintura mientras le devolvía la sonrisa.

"- Ya era hora, llegas justo a tiempo a cenar."

"-La verdad no tengo mucho apetito y..."

"- No aceptaré un no – le dijo molesta haciendo a la joven pelirosa acceder de inmediato."

La peliazul le invitó a pasar mientras se dirigía nuevamente a la cocina.

"- A mi me tiene amenazada de igual manera – susurró Mitsumi al oído de la pelirosa – se supone que practicará una receta nueva y..."

Tamao sonrió con cierta dureza, era más que obvio que Pilika los usaba cono conejillos de indias.

"- Es de entenderlo – dijo Horo – tu cocinas excelente Tamao y es obvio que tu presencia hace falta; es poco lo decente que he comido..."

Murmuró lo ultimo al saber que su hermana les espiaba furiosa.

Tamao volvió a sentir un ambiente bastante ameno. Extrañaba a esas personas que la hacían pasar momentos entretenidos.

Con Ren era ciertamente distinto, le amaba y no se sentía incomoda pero le entristecía saber que para él, su compañía era un martirio.

Suspiró. Luego de aquello habló con Pilika sobre la mayoría de cosas que habían ocurrido, siendo apoyada por aquella joven tan alegre.

Pasó tiempo con ellos hasta ya muy tarde. Se despidió de Pilika y ambos niños a la salida, quienes no hacían más que discutir después de que Tamao les regalara aquel animal. Al final sabía que esos dos terminaban arreglándoselas.

Se dirigió a su hogar, encontrándose con Ren sentado en uno de los sofás.

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Nuevamente recordaba la noche anterior. Apenas había comenzado el primer día y ya extraña su presencia.

Su cara tenía mas tonalidad cuando se miró esa mañana por el espejo. Se ruborizó pensando que pudo haber sido lo de la noche anterior.

Sacudió su cabeza, eso era tonto, pero aun así...disfrutó cada momento y deseaba haber pasado más tiempo a su lado pero...

Él nunca le mencionó sentimientos fuertes. Pensamientos tenebrosos abordaron su cabeza.

Ren estaba acostumbrado a esas cosas, era muy probable que para él no hubiese significado nada, pero para ella lo fue todo.

Su sueño se había hecho realidad. Dejó que Ren siguiera todo anoche porque lo amaba y deseaba que fuera él quien la tocase, nadie más. Ella lo había escogido, sin embargo aquello era algo no correspondido.

Sintió ganas de llorar, talvez estaba muy sensible por esa nueva experiencia que solo la hacía avergonzarse.

"- Si sigues así, es muy probable que Ren creo que te martirizo – exclamó el anciano sonriendo – estas muy distraída¿qué te pasa¿le extrañas mucho?."

"- S-si, eso es... – murmuró ya que en parte era verdad."

"- Pues estoy seguro que es reciproco– tomó un libro entre sus manos."

Tamao se sonrojó y presionó uno de los papeles que tomaba contra su pecho. ¿era posible que Ren la extrañase?

Negó con su cabeza. Apenas llevaba cuatro horas de no verlo y no podía imaginar que podía extrañarla.

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Llevaba alrededor de dos horas en ese tren. Se había cruzado de brazos y piernas y no dejaba de mirar el paisaje.

"- ¿En que piensas? – preguntó el sujeto en el asiento frente a él."

Ren se molestó ante tal pregunta. Cerró sus ojos molesto.

"- Dime ¿por qué vienes tu? – preguntó mirándolo ahora con fastidio."

"- Pues porque Hao y Kein vienen de igual manera – exclamó."

Tanto Ren como Inoue estaban en una cabina mientras que los anteriormente mencionados iban en otra. A Ren le sorprendió la decisión repentina que tuvieron aquellos sujetos de acompañarlo, pero le fastidiaba la presencia de Inoue.

"- Si hubiese sabido que venías... – Ren no concluyó la frase - ¡me lo hubieses dicho, y así no tuviese que haber venido después de todo!."

"- Esto fue repentino ¿no te parece extraña la actitud del Asakura? – preguntó Inoue quien no se inmutaba ante el mal humor de Ren."

Ren parecía más molesto. En aquel momento le importaba poco todo ese negocio, en lo único que pensaba era en aquella joven de cabellos rosas.

"- No pareces amenazado por eso, más bien pareces fastidiado por otra cosa – agregó sonriendo - ¿hay algo nuevo?."

Ren le miró como si deseara matarlo y volvió su vista hacia el paisaje sin responderle.

Inoue se mostró divertido. Si no suponía mal, aquel mal humor era por la pelirosa, la pregunta era ¿cómo demostrar esa teoría?. Alargó su sonrisa al maquinarse algo rápidamente.

Se estiró en su asiento y miró el paisaje.

"- Supongo que hablar de mujeres no te caería bien."

"- No – respondió seco al mirarle de reojo."

"- Claro, claro, pero solo quería charlar de ciertos gustos. Claro que tu estas casado tal parece que no puedes hacerlo."

Ren no respondió, sabía el plan de Inoue de fastidiarlo.

"- Parece que puedes admitir que te atrae Usui – sonrió Ren al ver la mirada seria de Inoue."

"- Claro – respondió este sabiendo que podía molestarlo a un más – es una mujer atrayente aunque admito que mis ojos se posaron primero en Tamamura."

Sonrió al ver que ahora Ren le miraba molesto.

"- En pocos días ya no estarás casado. Quien sabe, tanto Nichrom como yo tenemos los mismos gustos. Y si te quitas del camino... – había dado en el blanco y Ren no le pudo expresar de mejor manera su mal humor."

"- No creo que puedas intentarlo siquiera – le dijo mostrando una leve sonrisa."

Inoue comenzó a reír en buena gana. Tal parecía que efectivamente el problema de Tao era referente a la pelirosa.

"- Ya te he aconsejado la cura para tu mal humor."

"- ¿Eso crees? – preguntó Ren alzando una ceja."

"- Por lo menos bajarías un poco, últimamente andas de peor humor."

Ren no respondió. ¿qué Tamao era una cura, ahora pensaba que era una maldita tortura. Inoue no hacía más que recordársela, torturándolo sin saberlo.

Todo lo había dejado desconcertado. Ni siquiera le importó tomarla sin protección alguna. Más bien con eso pensaba atarla a él.

Estaba de verdad loco. Ahora estaba seguro que no quería dejarla ir y más al escuchar a Inoue hablar de aquella manera. Se molestó por lo posesivo que se sentía.

Si antes la consideraba suya por un papel, ahora era suya completamente.

Si, no era la primera vez que se sentía posesivo con una mujer pero no a ese extremo. Lo obligaba a pensar que la necesitaba a su lado siempre ¿qué era lo que le ocurría?.

Decidió permanecer el resto del viaje en completo silencio. Después de todo, tendría que vérselas con Asakura y Kein.

Cuando llegaron a las montañas, descansaron en aquel hotel. Ren se frustraba al pensar que todo le obligaba a recordarla.

Anteriormente podía recordar que solo tenía pensamientos para Kein, pensamientos que intervenían el rencor, nostalgia y cierto dolor. Sin embargo desde que se había metido con Tamao ella abarcaba casi todos y ahora que había probado el verdadero sabor de esa mujer no hacía más que actuar como un adolescente.

Cuando Ren y demás entidades comenzaron con la construcción nuevamente, decidió tomar su antigua oficina en aquel sitio.

Inoue había estado hablándole sobre algunos papeles que Ren recordó haberlos dejado en su apartamento. Sabía que tendría que llamar.

Miraba de reojo el reloj colgado en la pared. Buscaba el horario preciso para hablarle. Sacudió sus cabellos con una mano, no podía creer que deseaba un pretexto para hablarle. ¿tan bajo había caído?.

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Ella había terminado con el trabajo tratando de llegar a casa temprano. La idea de que él pudiese hablarle le aceleraba el pulso y le hacía sonreír.

Pero ¿estaría esperando en vano?. Durante en los pocos minutos que había llegado recibió llamadas, una tras otra. Corría a contestar el teléfono tratando de no tropezarse en el camino.

Se decepcionaba al saber que no era él pero ¿por qué esperaba algo así, si sabía que él no llamaría si no fuese algo urgente?.

Se rindió cuando el reloj marcó las nueve con menos treinta. Iba a dormir pero una ultima llamada hizo que fuese a responder.

Lo hizo sin ocultar el tono decepcionado de su voz.

"- ¿Qué es lo que ocurre? – preguntó aquel tono de voz grave y hasta cierto punto fría, pero para ella fue la voz que le hizo sonrojarse y levantar su animo de inmediato."

"- R-Ren... – murmuró nerviosa."

El susodicho pareció sorprenderse por el efecto que causaba ese tono de voz en él.

"- Buenas noches... – exclamó de inmediato ella sonrojándose al no controlar su emoción."

"- Por un minuto pensé que estabas dormida."

"- No, aun no, aunque estaba a punto de ir a dormir – respondió sin contener su alegría debido a las palabras de él."

Ren suspiró y mostró más seriedad en su voz.

"- Solo hablaba para cerciorarse sobre algunos papeles que he dejado en el apartamento."

"- Ya veo... – murmuró, después de todo era un caso especial."

"- Si los encuentras esperaría que los tomaras y los pusieras en algún lugar seguro – dijo advirtiendo que el tono de ella había cambiado."

Tamao se mostró tristemente alegre. La razón era que parecían comportarse como un matrimonio verdadero aunque este estaba a punto de concluir.

"- Esta bien – respondió con calma."

"- Descansa – murmuró él al final colgando y haciendo que ella suspirase con desanimo. Definitivamente él no era bueno para una charla amigable."

Se preguntaba como estaba o que estaría haciendo.

Decidió calmarse y esperar los días.

No supo nada de él hasta el viernes por la noche, cuando avisó que tardaría un poco más.

Se preguntó que estaría haciendo por tanto tiempo, aunque la pregunta había sido boba sabiendo ella a la perfección lo que eran todas aquellas negociaciones. Además se preguntaba si encontraría a Hayato nuevamente.

Lo más seguro era que sí.

Se alarmó, esperaba que Hayato no dijera nada sobre ella, aunque después de todo volvería a su pueblo natal dentro de poco.

Durante la ausencia de Ren, pudo dedicarse con más empeño a su trabajo tratando de no distraerse , también recibió visitas constantes de Nichrom y en una de ellas pudo darse cuenta de algo.

Después de todo, este había dicho que Kein había ido al mismo viaje que Ren, algo que la hizo entristecer.

Suspiró al haber pasado diez días al fin y se suponía que él volvería aquella noche.

Sintió una alegría, nerviosismo y tristeza al recordárselo a cada segundo.

Por lo menos deseaba verlo.

Se sonrojó al mirarse al espejo y probarse uno de los vestidos de color azul oscuro que llegaba hasta sus rodillas. No era mucho pero le acentuaba, además quería estar bien para verlo.

Se avergonzó aun más pero era lo que más deseaba.

Escuchó el timbre de la puerta haciéndola enderezarse debido a sus nervios.

Abrió la puerta y suspiró entre aliviada y decepcionada al encontrar a Nichrom frente a ella.

"- ¿Tan mala compañía soy? – preguntó encogiéndose de hombros."

"- No.. lo siento, es solo..."

"- Ahora regresa, por eso he venido – dijo con mas seriedad."

".- Pero no estoy segura si es así. Por ejemplo, dijo que vendría el viernes y luego me comunicó por teléfono que no sería así – explicó con calma."

"- No importa, esperarlo otra noche en compañía no esta mal."

Tamao se sonrojó un poco, era la tercera vez que Nichrom se quedaba a esas horas en el apartamento.

Él solía hablar sobre ciertos problemas que le aquejaban o alguna otra cosa haciéndola sonreír debes en cuando y logrando que ella aceptase cuando él la invitaba a cenar.

"- ¿Desea cenar? – preguntó ella sonriente."

"- Claro, no suelo rechazar invitaciones de mujeres que me gustan – exclamó."

Con aquella era la cuarta vez que decía aquello mientras estaban juntos. Tamao no sabía si sentirse halagada o nerviosa.

Nichrom le miró divertido, tal parecía que ella no estaba acostumbrada a semejantes palabras, por primera vez se preguntó si Ren le decía algo cariñoso.

Se acercó a ella hasta tomar sus manos y mirarla con calma.

"- Solo es un halago, no pienses lo que no es – dijo tratando así de calmarla y lo había logrado ya que ella mostró alivio, vergüenza y comenzó a reír por lo bajo."

Se escuchó de pronto la puerta abrirse de inmediato dejando ver a Ren con maleta en mano. Al principio se llevó una sorpresa cuando miró a Nichrom tomando de las manos a la pelirosa. Estaban tan cerca que Ren frunció el cejo de inmediato.

"- Linda reunión – murmuró con hostilidad."

Tamao le observó desde lejos.

Ren no parecía de humor por aquella escena sin embargo se sorprendió como la joven se acercaba a él a toda prisa.

Él le observó detenidamente cuando Tamao se detuvo justo frente a él.

Sus mejillas se notaran mas arreboladas mientras sus ojos mostraban cierto brillo.

Todo su mal humor se disipó al comprender que ella estaba feliz de verle.

Ren había dejado la maleta a su costado y sus brazos permanecían de igual forma.

Se tensó al sentir que ella colocaba ambas manos en su pecho mientras se acercaba. Él no le correspondió el gesto pero estaba seguro que su cuerpo podía traicionarlo.

Aclaró su garganta y volvió su ceño fruncido hacia Nichrom.

Este se había sorprendido al saber que la mirada de Ren se ablandó un poco. Jamás creyó estar vivo para ver eso aunque claro, cuando volvió su vista a él, aquella hostilidad volvió.

"- ¿Qué es lo que necesitas? – preguntó sarcástico o más bien eso intentaba que sonara. Debido a la cercanía de ella no hacía mas que frustrarse."

Nichrom notó aquello y sonrió con malicia al notar que poder tenía ella sobre Ren sin siquiera saberlo. Se encaminó a la salida.

Tamao le observaba sin separarse de Ren. La verdad era que no deseaba que algo grave ocurriese entre ellos dos.

Nichrom se detuvo justo al lado de Ren.

"- Hablaremos luego – miró de reojo a la pelirosa – es obvio que no estas prestando atención, estando tu mujer tan cerca."

Alargó su sonrisa justo antes de salir al ver la reacción de la pelirosa y la mirada furiosa de Ren.

Tamao no dejaba de sonrojarse por aquellas palabras mientras Ren no dejó de observarlo hasta que hubo cerrado la puerta y escuchó como sus pasos se alejaban.

Ren le observó de cerca, ella se apartó tímidamente de él.

"- Vaya, así que todo era fingido – dijo Ren al ver la reacción de ella."

"- ¡Claro que no! – afirmó ella rápidamente – e-es que pensé..."

"- ¿Qué pelearía con él? – preguntó sarcástico – no te preocupes por eso."

Dejó su saco a un lado mientras desabotonaba los primeros botones de aquella elegante camisa blanca. Tamao no parecía perderlo de vista aunque pareció recordar algo que la obligó a cambiar su expresión.

"- E-el joven Nichrom me comentó que... la señorita Kein le acompañó esta vez... – Murmuró sin mirarle frotando uno e sus ojos."

"- ¿No has dormido lo suficiente? – preguntó este no prestando atención a su pregunta."

Tamao se sonrojó al recordar lo poco que había dormido por su ausencia, pero aquello él no tenía que saberlo.

"- Es el trabajo... – murmuró - ¿esta cambiando el tema?."

"- No sabía que ella iría, lo supe hasta que estuve por salir y deja ya de tratarme con formalidades – respondió mirándola de reojo - ¿no interrumpí tu cita con Nichrom?."

"- ´¿Cita? – preguntó ella sin comprenderle."

Ren le miró de arriba abajo con descaro haciéndola sonrojar y comprender.

En realidad se había arreglado para él pero le avergonzaba admitirlo.

Al notarla nerviosa él sacó su propia conclusión. Se dispuso a retirarse sin decir palabra alguna pasando a su lado, pero ella le tomó del brazo rápidamente.

"- No tenía ninguna cita – se explicó rápidamente. Le alegraba verlo y no deseaba que se encerrase en uno de los salones ahora que había vuelto."

Ren sintió el contacto de aquella manos suaves y se giró a ella encontrándose con un rostro iluminado pero algo desanimado. Aquella extraña expresión le hizo fruncir el ceño mientras le miraba con intensidad.

Tamao se tensó a causa del extraño brillo en los ojos de él, estos mostraban enojo y otra cosa que se le dificultaba comprender.

Sintió como él se acercaba y colocaba las manos en sus hombros semidesnudos.

"- Maldita sea... – murmuró para sí mismo antes de que comenzara a besarla."

Ella se había llevado una gran sorpresa por se acto, poco le duraron los pensamientos cuerdos al sentir como él invadía su boca con maestría.

Sonrió para su adentros y rodeo rápidamente su cuello para atraerlo y corresponderle el roce. Lo había extrañado, sobre todo desde que él le enseñó que en ocasiones un simple beso no bastaba.

Y así sucedió. Deslizó sus manos hasta la cintura de ella, atrayéndola con posesividad hacia su cuerpo.

No supo sino hasta ese instante cuanto la había extrañado.

Sabía que si no la soltaba en aquel instante, todos aquellos días sin ella le iban a hacer perder la razón.

Pero ella le correspondía con la misma fuerza aferrándose más.

Se maldijo por su debilidad y la maldijo a ella por causarla ya que encendía sus sentidos con pocos actos.

Inconscientemente, Ren la hizo dar algunos pasos hasta que ella topó con una mesa en el recibidor.

Colocó una de sus piernas entre las de ella haciéndola gemir. Aquello fue la gota que derramó el vaso ya que la tomó de las caderas y la elevó hasta sentarla en la orilla de aquella mesa.

Prácticamente se había olvidado de todo a excepción de ellos dos.

Tamao abrió sus piernas al sentir que él colocaba las manos bajo la falta del vestido mientras lo subía por sus muslos.

No dejaba de besarla y ella no dejaba de acercarlo a sí misma. Quería sentirlo tan cerca como aquella noche. En realidad le deseaba.

Ren detuvo sus movimientos al sentir entre sus dedos la ropa interior de ella. Esa acción hizo que la pelirosa le llamara entre gemidos y no hacerlo detenerse en esa ocasión.

Sus manos temblaban y sus ojos se nublaban a causa de la lujuria.

Decidió dejar en paz aquella prenda intima y subió sus manos hasta el cierre del vestido. Lo deslizó bajando con ello los tirantes para maravillarse con aquello pechos que le volvieron loco la vez anterior. Dentro de sí, se mostró aliviado, estaba tan ansioso que si se hubiese topado con otra prenda que la cubriese hubiese maldecido en voz alto. Para su completo alivió, lo único que le cubría a ella era ese vestido.

Tamao sintió sus pechos llenos y también sintió un leve dolor queriendo que él la acariciase.

En algún recóndito de su mente sabía que cuando todo aquello pasara se avergonzaría de sus pensamientos, pero ahora eso era lo que más deseaba.

Ren no tuvo que mirar dos veces la expresión desarreglada y deseosa de la pelirosa.

Con su boca acarició directamente aquella zona rosada. La tomó de la espalda atrayéndola aun más y saboreando aquellas bondades.

Tamao gimió ante tal pasión, pero gimió aun más al sentir como en aquella posición la entrepierna de él rozaba su zona sensible por encima de la tela.

Se dio cuenta que ella se humedecía con solo el hecho que él le acariciara levemente. Prácticamente se excitaba demasiado.

Ren dejó sus senos y buscó su boca nuevamente, esta vez colocó sus manos de nuevo en los muslos de ella, subiendo más el vestido u dejando descubierta aquella prenda intima.

Le acarició íntimamente y se llevó una sorpresa al encontrarla tan lista.

Si ella se excitaba mucho con él, este se excitó aun más al saberlo.

Le quitó lentamente aquella tela que estorbaba y le acarició directamente.

Tamao gimió más alto, estaba a punto de llegar a su limite y él estaba seguro que si ella se dejaba ir, él tendría un placer igual con solo observarla así que debía concluir con ella.

Todo había quedado en el olvido para él. Bajó el cierre de su pantalón y la penetro de una vez.

Tamao sintió la fuerza con la que lo había hecho, pero en vez de sentir algún malestar solo pudo sentir una oleada de placer que la dejó sin respiración.

Le hizo gemir más alto, obligándola a aferrarse a él con más fuerza.

Mientras él la embestía no podía mantener el beso debido a la falta de aire.

Ren suspiraba controlando su respiración debido al enorme placer. Tamao en cambio no hacía más que gemir por cada embestida y era precisamente aquella voz gimiendo con fuerza lo que hacía que él cuerpo de él la penetrase con más ahínco.

Ella le besó con ardor justo en el instante en que el clímax les atacó.

Ambos jadearon y trataron de tranquilizar sus aceleradas respiraciones.

Tamao se aferró a él nuevamente colocando su cabeza en uno de los hombros de Ren.

Estaba exhausta, pero sobre todo apenada. Ahora que su cabeza se había enfriado, no pudo más que juzgar sus acciones. Se había comportado de una manera que no imaginó, en verdad deseó sentirlo dentro de sí y lo demás no el importó.

Ren mientras tanto, tenía las manos en la espalda de ella.

La había tomado demasiado a prisa sin pensar en que pudiese haberle hecho daño. La única razón por la que su conciencia no parecía fastidiarlo era el hecho que ella le respondió igual, se retorció de placer y se comportó un poco mas suelta. Tal parecía que ella había perdido la lógica como él.

Pero, toda aquella necesidad de tocarla y sentirla cerca era lo que le había llevado a actuar así. Se maldijo, en esta ocasión había sentido más placer y un extraño sentir al volver a verla.

Estaba cansada, pero una inexplicable felicidad la invadía. Pudo sentir algo mucho más profundo a pesar de la completa lujuria que la invadió.

Se tranquilizó aun más y se sonrojó al darse cuenta hasta ese instante que había doblado sus piernas alrededor de la cintura de él.

Desdobló sus piernas rápidamente haciendo que él se separase lentamente de ella.

Tamao bajó su mirada, en esta se mostraba cierta culpabilidad, algo que dejó desconcertado al Tao y le hizo mirarla con severidad.

"- No hagas eso – dijo haciendo que ella levantase su mirada. En ese instante él pudo notar lo cansada que estaba."

Tamao se sonrojó al sentir como él la tomaba en brazos. Aun no se había arreglado el vestido lo suficiente, lo cual hacía que algunas partes de su cuerpo quedaran expuestas.

"- Ya he mirado mucho, y volver a hacerlo no me afecta – mintió mientras miraba al frente y tratando de calmar a su cuerpo que le volvía a pedir la cercanía de ella."

Tamao se sonrojó aun más cuando él la llevó a su habitación y la dejaba sobre la cama.

"- Es mejor que duermas – dijo al notar la sorpresa en el rostro de ella."

"- Pero... – intentó decirle justo cuando él la cubría con la sabana y ella le tomaba de la mano."

Él se deshizo del agarre y se alejó un poco.

"- Me consideras una buena persona... – sonrió con ironía al recordar eso – pero te aseguro que no soy noble, si en estos momentos me tocas, no seré tan buena persona para irme de aquí y dejarte dormir. Buenas noches."

Tamao solo deseaba que él se quedase con ella, pero estaba segura que si hubiese tenido más energía, se hubiese acalorado por aquella amenaza. Sin embargo deseaba dormir, esta vez estaba segura que dormiría bien sabiendo que él había regresado.

A los pocos minutos, el sueño la venció.

Ren sacudió sus cabellos. Tendría que darse un baño de agua fría, muy fría.

Pasó derecho a su habitación sin obviar el lugar donde la había tomado. Bien, ahora si él no podía mirar ese lugar sin recordarlo, mucho menos lo olvidaría aquella tímida mujer.

Sacudió sus cabellos y entró a su habitación.

Tomó un baño y se dispuso a dormir, aunque le costaría mucho si a cada segundo recordaba a la mujer en la otra habitación.

Miró hacia el techo de su habitación. Frunció el entrecejo al recordar los encuentros con Kein en las montañas y la interesante platica que había mantenido con ese tal Hayato.

Tal parecía que ahora sabía más de la mujer con quien estaba casada.

Conitnuara...

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Próximo cap: "Últimos días juntos"