Un suspiro más escapó de sus labios, el día se sentía inagotable y eso que apenas estaba comenzando, pero bueno, al final fue ella quien decidió que las cosas fueran así. Le sabía mal, muy mal como había actuado en las últimas setenta y dos horas, sentirse miserable le parecía lo correcto, pero eso tampoco lo hacía una sensación deseable, y sabía que entre tanta mierda que le envolvió, lo que había hecho, era lo mejor.
Miró a su derecha, donde una relajada Maria prestaba entera atención a lo que decía el docente, y como pocas veces pasaba, a Tsubasa no podía importarle menos lo que sea que le estuvieran orando. Sus pensamientos eran por demás importantes. Recibió señas por parte de la Cadenzavna para que pusiera atención al tema, pero a la final incluso eso terminó ignorando.
Nunca esperó que las cosas le estallaran en la cara de esa manera, pero bueno, el karma no perdona a nadie. Lo que si no sabía es que tan bueno o que tan malo podía ser que la memoria de Maria estuviera completamente en blanco sobre lo sucedido.
—Yukine, sé que este puede no ser el mejor momento ni la mejor manera de empezar el día, pero, ¿podemos hablar? —Aquel día se había levantado mucho más temprano que de costumbre, a decir verdad, no había dormido nada y eso se notaba en las enormes ojeras bajo sus ojos.
— ¿Piensas terminar conmigo? —Preguntó Chris un tanto temerosa de que la mayor la interceptara antes de llegar a la institución.
—No realmente—Dijo de manera débil—Aunque puede ser que seas tú quien piense en ello como una opción viable.
—Me estás asustando.
Suspiró, ese fue su primer suspiro del día.
Algunas pequeñas dificultades habían ido haciéndose notar en su relación desde que Yukine entró a la universidad junto con ella, especialmente cuando Maria estaba involucrada. En un principio se llevaban bien, incluso charlaban y convivían, pero tras el distanciamiento que Maria comenzó a poner, Yukine fue capaz de notar ciertas cosas, cosas que no le agradaban mucho, y tampoco ayudaron los rumores que se fueron esparciendo poco a poco, de los que no había sido consciente, porque de haberlo hecho, podría haber evitado los primeros roces.
—Creo que sabes que Yagami hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños y que Testarossa me invitó—Dijo, Chris asintió—Maria estaba allí también.
— ¿Y…?
Tsubasa comenzó a desviar la mirada, ¿cómo explicarlo sin hacer quedar mal a Maria, pero tampoco mentir descaradamente?
—Las fiestas de Yagami ya sabes cómo son, llenas de energía con toda la lista de contactos en su teléfono—Inició—El alcohol nunca puede faltar en alguno de sus eventos.
— ¿Qué pasó? —Su mirada lavanda se volvió dura y la chica de cabellos azules supo que no había vuelta atrás.
—Unos chicos que Yagami no conocía se colaron y pusieron droga en una botella. Varia gente salió afectada, especialmente chicas—Dijo tratando de exponer la situación, la mirada de Chris se suavizó un poco.
—Qué horror, no logro comprender porque la gente hace cosas así, es despreciable—Comentó sinceramente.
—Tienes razón, es despreciable—Concedió—Se armó un entero caos, junto con Testarossa, Signum, Zafira, Reinforce, Yagami y yo pudimos contener la situación. Signum, Testarossa y yo fuimos por los chicos y los llevamos a la policía para hacer el reporte y levantar la demanda. Zafira, Yagami y Reinforce se quedaron para detener la fiesta, poner orden y regresarlos a todos a sus casas.
—No veo el problema todavía. —Chris cruzó los brazos y Tsubasa se frotó las manos, nerviosa.
—Maria fue una de las personas que consumió la droga sin saberlo—Su pequeño cuerpo se tensó y Tsubasa supo que su novia ya intuía hacia donde se dirigía todo—Como todas las demás mujeres, la droga le soltó algunas inhibiciones y era un poco difícil tratar con ella, en especial con lo fuerte y terca que es—agregó.
Entrelazó sus manos unos momentos antes de esconderlas en sus bolsillos.
—No se pudieron comunicar con sus familiares ya que su teléfono estaba sin batería y la mayoría no tiene contacto con Serena o con Nastassja. Así que apenas hasta que llegué pudimos contactar con ellas para que la recogieran, Nastassja me la encargó y los demás continuaron tratando con quienes quedaban.
— ¿Qué pasó? —Volvió a preguntar, ahora de manera mordaz.
—Nos besamos—Confesó al fin, admitiendo su culpa.
Silencio, solo eso hubo.
— ¿Te gustó? —Tsubasa no necesitaba nada de tiempo para poder responder aquello.
—Sí.
Nuevamente hubo silencio.
— ¿Qué planeas con decirme esto?
—Ser sincera contigo, así como tú lo fuiste conmigo—Dijo—Podría simplemente callar y quizá llevarme esto a la tumba, pero no te mereces eso Yukine.
Porque Tsubasa realmente no consideraba consumir alcohol esa noche, pero acciones previas le llevaron a tomar esa decisión. Un cúmulo de emociones le invadieron cuando, al día siguiente, se encontró con los mensajes y los audios de la albina en el teléfono que quedó en segundo plano una vez cierta extranjera se volvió la prioridad de la noche. Ella no podía cometer tremenda patanada con su novia como ya lo había hecho antes con su amiga, por lo menos una de las dos no debería cargar con decepciones a causa suya. Aunque ahora que lo reflexionaba, hacerle saber aquello ya le causaría una decepción de todas formas.
—Estuve reflexionando mucho sobre ello y llegué a la conclusión de que, si quiero que confíes en mí, no debo guardar secretos sobre lo que te causa congoja.
— ¿Por qué no estás culpando al alcohol que seguramente tomaste o la misma Maria?
— ¿Qué sentido tiene? —Respondió con cierta irritación—Que hubiera ingerido alcohol no hace lo que pasó algo menos verdadero y Maria fue una víctima de todo esto, en todo caso la culpa es mía por permitir que el beso sucediera en primer lugar.
Chris sonrió de una manera que no pudo descifrar.
—Me alegra que al menos seas consciente de ello—Comentó, acercándose a Tsubasa, quien nuevamente volvió a ver al suelo. Tomó su barbilla con su diestra y apoyó su zurda sobre el brazo de la mayor, obligándole a verla a los ojos— ¿Me quieres?
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Sí.
— ¿Qué tanto?
Sintió como le fallaba la respiración.
—Mucho, demasiado—Se concentró en transmitir sinceridad a aquellos ojos lavanda que le escrudiñaban—Eres muy importante para mí, Yukine.
—Ya veo—Se paró de puntillas, aprovechando que Tsubasa estaba encorvada como pocas veces, denotando que en verdad le afligía aquello; y le besó en la mejilla—Dame unos días para digerir esto, ¿De acuerdo? Solo necesito un tiempo, todo está bien. No te preocupes.
Ella se quedó donde mismo, viéndola irse, sabiendo que realmente las cosas no estaban bien. Mortificada de que significaba necesitar un tiempo. No era experta en relaciones, de hecho, Yukine era su primera pareja, pero había leído que muchas veces el necesitar un tiempo se volvía algo permanente.
Honestamente, Tsubasa no podía culpar a Yukine si decidía poner fin a las cosas, ella sabía muy bien qué era lo que la albina necesitaba escuchar, pero nuevamente no lo dijo, podría estar cansada de escuchar siempre la misma respuesta a su pregunta, pero no podía mentir en algo tan serio, eso sería peor a lo que siempre contestaba.
Lo verdaderamente preocupante era, que por más que lo intentó no pudo ser completamente sincera con Yukine. Había algo más, algo que removía sus adentros, causándole sentimientos confusos, sentimientos tan fuertes como una tormenta, sentimientos que no podía retener dentro y actuar como si nada hubiera pasado.
No podía dejar de rememorar una y otra vez el beso que dio rienda suelta a lo que casi se convierte en el mayor error de su vida. Fue un beso robado, que en un principio pretendió ser inocente, eso Tsubasa lo sabía perfectamente, pero un switch dentro de ella se corrió, apagando su raciocinio y dejando que sus instintos tomaran el control.
Iba a enloquecer eso era seguro.
Nunca en su vida pensó que terminaría siendo infiel, lo peor es que seguía sin comprender porque las personas lo eran, la carga emocional era horrible; y estaba segura casi al cien por ciento de que, de no ser por esa maldita cosa, nunca nada hubiera pasado. Ella seguiría su relación como lo había hecho hasta ahora y Maria sería solamente su amiga, sin más sentimientos raros de por medio.
Lo que más le molestaba, que le llenaba de rabia y frustración, es que lo agradecía, agradecía que Maria haya podido dejarse al descubierto de la manera en que lo hizo y comprender al fin que, de alguna manera, nunca estuvo sola en todo este asunto.
Maria siempre había sido algo más, nunca pudo encasillarla como con otras personas y el que la llamara directamente por su nombre, era prueba fidedigna de eso. Sus problemas concernientes a su apellido eran una falacia, leyó su nombre tantas veces en su cabeza que podía pronunciarlo con un perfecto acento ucraniano si realmente quisiera hacerlo, pero sus labios cosquilleaban de tan solo pronunciar su nombre, y su corazón aleteaba de escuchar a la peli-rosa decir el suyo.
Pero, sobre todo, que probablemente era lo que le causaba más conflicto, es que tanto Maria, como Kanade (su prima-hermana) podía verla, a ella, la verdadera Tsubasa y la persona por la que había caído era la verdadera Tsubasa Kazanari, y no la proyección de la senpai perfecta que mantiene todo bajo control.
Regresó a la realidad gracias a un pequeño golpe a su frente, percatándose de que solo quedaban ellas dos en el aula. Le sudaban las manos, ¿era aquello lo más ideal?
—A ver espada torpe, ¿qué tienes ahora? —No pudo evitar sonreír por el apodo, el trasfondo detrás de él era mágico.
— ¿Era necesario el maltrato? —Exageró, como si la Cadenzavna realmente le hubiera dado un puñetazo.
—Tu novia podría enojarse si la haces esperar—Dijo queriéndola impulsar—Ve, anda.
—Sobre eso…—Tsubasa no dijo nada y sacó su bentō—…Digamos que estamos peleadas.
Se sentía tan raro decirlo por primera vez.
— ¿Qué? —Preguntó Maria con genuina sorpresa— ¿Por qué? Si se puede saber, claro.
Por ti.
—El estrés causa cosas extrañas y Yukine comenzó a pensar tontería y media, nos causó un roce y discutimos sobre ello esta mañana. Creo que le causé una decepción, me sabe mal.
—Bueno, nadie es perfecto, no tendría por qué saberte mal en lo absoluto. A final de cuentas, ella lo entenderá, y todo volverá a ser como antes.
Tsubasa rio sin gracia—Realmente lo dudo.
Era imposible, totalmente imposible, volver todo a como antes.
La fractura ya estaba hecha, y aunque no quisiera reconocerlo todavía, aquello pasaría tarde o temprano, fuera por una droga o por el tortuoso pasar del tiempo, Maria explotaría de todas maneras, y Tsubasa seguiría sin tener idea de qué hacer. Apenas recién pudo notar los detalles que pasó por alto antes, como el brillo en Maria no era el mismo cuando solo eran ellas dos, cuando Chris aparecía en la ecuación, porque siempre debía haber una barrera… oh Maria, maravillosa Maria, ¿cuánto llevabas soportando?
—Puedo hablar con ella si gustas.
— ¡No! —Se sobresaltó preocupando a la Cadenzavna—No, me pidió tiempo, tengo que respetar eso—se recompuso—Y por consecuente, eso te incluye, ya que eres más amiga mía que suya.
—Dios mío, ¿qué le hiciste? Ya estoy considerando seriamente el golpearte.
Tsubasa rio con amargura.
—No pude decirle que la amaba—Maria alzó la ceja, interrogante—En estos casi tres años juntas, no he podido decirle que la amo ni una sola vez.
Sí tenía el peso suficiente, pero de nuevo, se reservaba detalles.
¿Desde cuándo era así?
Maria no cuestionó más después de ello y el día transcurrió con relativa normalidad, Maria se quejó de un dolor de cabeza y se la pasó en la enfermería hasta la hora de salida. Captó a Yukine viéndole por la ventana en su camino a la salida, normalmente se quedaba a esperarla, pero por hoy no tenía nada más que hacer en ese lugar. Le sonrió tenuemente y le hizo una señal de despedida antes de caminar sin mirar atrás, iría al Dojo directamente, necesitaba descargar toda esa tensión de alguna manera, ¿y por qué no? Desahogarse con Kanade si se le presentaba la oportunidad.
Se dejó caer de espaldas, respirando de manera agitada y el sudor recorriendo cada parte de su cuerpo. Frente a ella, una chica de alborotados cabellos pelirrojos, se sentó igualmente sin aliento y notablemente más adolorida que ella. Ambas vestían su respectivo obi, personalizado específicamente para ellas, siendo el de Tsubasa de un azul celeste y el de Kanade de un tenue naranja.
—Diablos, hoy sí que tenías ganas de matarme—Dijo, sobándose el hombro izquierdo—En momentos así me haces desear que el viejo te haya reclutado, serías la mejor patea traseros de nuestra unidad.
Tsubasa rio de manera sincera por primera vez en el día.
—No seas exagerada, quien está estudiando artes soy yo, no tú.
—Hablo en serio, no me sorprendería que me dislocaras algo hoy—Tsubasa rodó los ojos— ¿Y bien? ¿Qué pasó?
— ¿Sabes? Estoy por comenzar a odiar esa pregunta.
— ¿Tan mal andas?
—No te imaginas.
—Confiésale a tu maravillosa onee-sama todos tus pecados.
—Vuelve a llamarte mi "onee-sama" y me voy.
Kanade rio, la trajo hacia ella y le comenzó a frotarle la cabeza con los nudillos. Mala idea, terminó sobre el suelo recibiendo una llave, pero al menos logró terminar de romper la tensión en Tsubasa.
—Está bien ya, ahora suelta la sopa.
—Yukine me pidió que le diera un tiempo.
—Woah, woah—Tanta fue la impresión de Kanade que se puso de pie—Más despacio velocista, creo que escuché mal, ¿me lo podrías repetir?
—Yukine me pidió que le diera un tiempo.
—Lo siento, todavía no me lo creo. ¿Hablamos de Yukine Chris, la tsundere que te cortejó por año y medio hasta que le dijiste que sí querías ser su novia?
—Justamente.
—El verdadero fin del mundo es en este año, no me cabe la menor duda.
— ¿Podrías tomarlo en serio?
—Déjame adivinar, ¿Maria?
—Eh, sí. ¿Tan obvio es?
— ¿Te diste cuenta de que te gusta o ella se te confesó?
— ¡Ella no me gusta! —Exclamó quizá demasiado rápido.
—Intenta de nuevo.
—No pasó ninguna de esas dos cosas—Aseguró—Es solo que… Bueno, ¿recuerdas lo que pasó en la comisaría el sábado?
— ¿Y cómo voy a olvidarlo? Me mandaron como apoyo junto con Megurine y Kamui, pero alguien ya se había ido a su casa. ¡Me abandonaste con una bola de jóvenes con ruffies en su sistema! —Reclamó.
—La cosa está en que realmente yo no te abandoné, yo seguía en el lugar.
—Entonces ¿en dónde…? ¡Kazanari Tsubasa! —Gritó tan fuerte que la hizo dar un brinco— ¡¿No solo engañaste a tu novia, sino que de paso te aprovechaste de una chica bajo el efecto de una droga?! ¡Te van a llevar presa por violación!
— ¡Cállate! —Gritó tirándola al piso y tapándole la boca—Para empezar no me aproveché, creo, tenía su consentimiento en todo caso, pero no pasó nada serio.
— ¿Podrías explicarte? —Pidió Kanade intrigada por el hecho de que Tsubasa no hubiera negado la infidelidad.
Tras acomodarse de manera civilizada, y cerrar el Dojo para que nadie interviniera en su conversación, fue que la peli-azul pudo al fin contar su versión de los hechos por primera vez, aunque antes debió mencionar el antecedente con Yukine. Y es que vamos, en la universidad todos hablan de todos, fue un infortunio que lo hicieran de ella y de Maria, y que aparte esto se colara en los pensamientos de Yukine. Todo estaba bien antes de eso.
Nunca había visto a Yukine celosa y no era algo que le gustara presenciar. ¿Qué importaba lo que dijeran los demás? A final de cuentas estaba con ella, y eso era lo que importaba, ¿no? Sin embargo, Yukine no lo entendió así y explotó diciéndole que era una idiota. Sabiamente, Tsubasa decidió cortar la conversación antes de que dijeran cosas realmente hirientes, aunque por lo denso de la situación, no le vio caso invitarla a la fiesta de Hayate y fue por su cuenta, y con tal de olvidar el mal rato, y divertirse un poco como gente de su edad, terminó ingiriendo alcohol, no mucho, pero si el suficiente.
La vida y los jóvenes son impredecibles, agrega alcohol o cualquier sustancia que altere los sentidos y tendrás una bomba del tiempo, especialmente con esos que no están experimentados, como el caso de Takamachi Nanoha, que solo tomó un vaso de sake diluido y ya andaba toda loca, tanto que terminó encerrando a su mejor amiga y crush de toda la vida, Fate Testarossa Harlaown, en un baño… que a Tsubasa no le dieron tiempo de abandonar.
— ¿Verdad que Fate-chan es una idiota, Tsubasa-san? —Preguntó una bastante ebria cobriza a una más que incómoda peli-azul después de escuchar todas las indirectas que Nanoha le había estado mandando a la Testarossa.
—Sí, bastante—Respondió librada de culpa, haciéndole a la indignada rubia la seña de silencio, la cobriza estaba cayendo bajo el sueño. Fueron quince minutos los que la chica tardó en sucumbir a Morfeo en los brazos de Fate, quien, sin dudarlo, la cargó en su espalda.
— ¿Podrías ayudarme a buscar a Hayate y que te de las llaves? No creo que Nanoha vaya a despertar por hoy, así que quiero que duerma tranquila.
—Si no fuera porque eres demasiado densa, serías la novia perfecta—Bromeó–Supongo que algo bueno salió hoy, mañana podrás poner en marcha el plan "Takamachi de Testarossa".
Si bueno, Nanoha no era la única ciega, pero si era la única que se ponía en acción, Fate a veces era tan analítica que desesperaba, pero le venía bien a una futura policía. De hecho, por eso es que se conocían, la madre adoptiva de Fate trabajaba con los familiares de Tsubasa, eran buenas amigas desde hacía años, aunque no tan cercanas.
—Yo solo espero que Nanoha no esté muy avergonzada mañana como para escapar de mí—Comentó la rubia.
—No puedo creer que no captaras lo del muérdago—Se burló de camino a la escalera a la segunda planta—Iré a buscar a Yagami, espero que no…
No pudo decir más al sentir como su cuerpo era tacleado por uno ligeramente más grande al suyo. Gracias entrenamiento especial obligatorio desde la niñez, por tu valiosa existencia fue que nadie terminó cayendo al piso, o rodando por las escaleras.
— ¡Tsubasa! —Dios, ¿cómo era posible que una mujer de veintitrés años se viera tan adorable estando ebria?
—Hola—Apenas dijo eso, dos figuras subiendo las escaleras a toda velocidad se aparecieron, las cuales Tsubasa reconoció de vista, eran dos de sus compañeros de clase y amigos de Maria.
— ¿Cómo es que corre tan rápido en el estado en el que está? —Preguntó Phara Suyuf, una chica de cabello castaño y ojos jade.
—El amor hace locuras—Contestó Leiur, su flamante novio azabache y de orbes ámbar—Lo bueno es que acá arriba la podría mantener a salvo de todo el caos abajo.
— ¿Sucedió algo? —Cuestionaron Fate y Tsubasa al unísono, aquello último no sonó nada bien.
Leiur suspiró.
—Se colaron unos chicos a la fiesta, como trajeron sus propias botellas nadie les dijo nada, pero están alteradas, Signum lo confirmó, pero ya varias personas ingirieron de ellas. Te imaginarás las intenciones que traían—Dijo, señalando a Maria, causando que las chicas abrieran los ojos con sorpresa.
— ¿Ella está…?
— ¡Tsubasa, te quiero mucho, mucho! —Exclamó Maria notablemente con sus sentidos arriba.
—Yo también Maria, yo también —Contestó por inercia, ganándose una mirada molesta por parte de la castaña. Pero antes de que pudiera cuestionarlo, otra persona más subió las escaleras.
—Kazanari, Testarossa, qué bueno que están juntas, ocupamos su ayuda—Dijo un chico todavía más alto que Leiur, de cabellos rosas y ojos azules.
— ¿Tiene que ver con lo que nos acaba de decir Leiur?
—Si es acerca de los colados, sí. Zafira y yo logramos retener a uno, pero quedan otros dos. La fiesta ya quedó terminada, estamos controlando a los invitados y llamando a sus familiares, pero hay que llevar a estos idiotas a la policía después de encontrarlos.
—Cuenta conmigo—Dijo seria, Maria se abrazó a ella.
—Conmigo igual—Se sumó Fate—Pero quiero dejar a Nanoha reposando.
—Claro, sí—Signum se acercó a una de las puertas y sacó unas llaves—Puedes dejarla aquí por mientras, ya al rato la llevamos a la habitación de siempre.
—No me quiero separar de Tsubasa—Dijo Maria haciendo un puchero.
—Kazanari, tenemos el tiempo contado—Apresuró el peli-rosa mientras Fate recostaba a la cobriza.
—Tsubasa~
— ¿La pueden cuidar en lo que no estoy? De verdad me preocupa su estado —Se dirigió a la pareja.
— ¿Qué crees que estábamos haciendo? —Cuestionó Phara.
—No quiero—Renegó la Cadenzavna, quien debería agradecer que no la estaban grabando.
—Maria, por favor, me necesitan.
—Yo te necesito —Alegó, por fortuna o des fortuna, la Kazanari no asimiló el trasfondo de estas palabras.
—Mira me tengo que ir, de verdad, pero te prometo que cuando acabe esto, regreso, ¿está bien?
— ¿Lo prometes?
—Te doy mi palabra, y sabes que siempre cumplo con ella—Dijo con seguridad, recibiendo una sonrisa y su libertad condicional—Ya vuelvo.
Y sin decir más, los tres abandonaron la casona. Tenían la ventaja de que a allí solo se puede llegar en auto, pues la estación para el bus si estaba algo retirada, dado a que se encontraban en una finca. Corrieron también con la suerte de que el chico que habían atrapado, es el que tenía las llaves del auto que usaron los tres para llegar.
Atraparlos no les llevó la gran cosa, y ya que la mayor autoridad eran Signum y Zafira al ser ambos policías, dejaron a Zafira, el más enérgico de los dos, a tratar con los demás jóvenes en el lugar mientras que Signum llevó a los delincuentes en una camioneta con Tsubasa como su copiloto al mismo tiempo en que Fate les ayudaba a transportar el auto de los susodichos a la comisaría.
Los tres fueron reconocidos inmediatamente, así que tuvieron el acceso directo. Ya una vez un oficial en turno les ayudó, lo demás fue bastante rápido. El teniente Graham dijo que enviaría a tres de sus internos como apoyo una vez terminaran con una ronda de patrullaje que les mandó a hacer.
De regreso se encontraron con las cosas más calmadas, todavía había música y gente bailando, pero la música ya no estaba tan estridente como antes y mínimamente la mitad de las personas ya habían dejado el lugar. Había algunas cuantas chicas que estaban dormidas en los sofás del living y unos que otros continuaban bebiendo y charlando con Hayate. Zafira se encontraba un poco más apartado y Signum se acercó a él. Tsubasa y Fate fueron hacia Hayate, la primera con ganas de acompañar a Nanoha y Tsubasa para preguntar si Maria ya había sido llevaba a casa, estuvieron cerca de dos horas y media viendo todo el desastre, lo más probable es que sí
— ¡Tsubasa-san, qué bueno que llegas! —Saludó Hayate efusiva.
— ¿Sucedió algo más? —Se preocupó.
—Tiene que ver con Maria-san.
— ¿Se encuentra bien?
—Sí—Respondió de inmediato—Es solo, que no hemos podido comunicarnos con la profesora Nastassja o con Sere-chan. Su teléfono está muerto y ninguno de nuestros cargadores es compatible, dijo que tu podrías hacerlo.
Tsubasa suspiró, de haberlo sabido antes…
Sacó su propio móvil y marcó un par de veces antes de que le contestaran. Nastassja contestó un poco adormilada, y tras pedirle disculpas por la llamada tan repentina a dicha hora, le explicó lo que sucedió en la fiesta y cómo gente con malas intenciones drogó a su nieta. Tras agradecerle la mujer por informarla, y avisar que estaba en camino, le encargó a su pequeña mientras llegaba, a lo cual no tuvo ningún problema, por lo que tras anunciar como estaría todo, fue a donde dejó a Leiur y Phara con Maria, quienes ya estaban fuera compartiendo un cigarrillo.
— ¿Y Maria? —No pudo evitar preguntar.
—Está dormida junto a la novia de Fate—Dijo Phara encogiéndose de hombros— ¿Pudiste contactar con la doctora?
Tsubasa asintió. —La señora Nastassja me encargó que cuidara a su hija.
— ¿Y solo por eso lo haces?
—Claro que no. También lo hago porque es mi amiga y la quiero proteger.
Phara la miró con atención.
—Si se despierta trata que coma algo y que camine un poco, así se bajará más el efecto. —Dijo extendiéndole unas galletas que muy probablemente compraron recién—Y por favor, no hagas una tontería, mantén tu distancia y punto.
— ¿Tienes algún problema conmigo? —Cuestionó con una ceja alzada, sin comprender la hostilidad de la chica—No me aprovecharé de ella si es lo que te preocupa.
—Eres de las personas más rectas que conozco, por eso te la estamos confiando, pero todos tenemos una debilidad, y tú eres la de Maria. —Dijo Leiur, intercediendo por su novia— No queremos que eso cause problemas para ninguna de las dos.
—Y no los habrá—Aseguró, viendo el paquete de galletas—Y gracias por el apoyo, pero estaremos bien, no se preocupen.
—Confiaré en ti, Kazanari Tsubasa—Entonó Phara, recibiendo un asentimiento de la aludida antes de dejar el lugar. Fue a la habitación de antes, antes de recordar que Hayate le había dicho que ya las habían trasladado a otra en la tercera planta de la casona, por lo que se encaminó, encontrándose con la adorable imagen de una durmiente Maria compartiendo una cama matrimonial con Takamachi.
Dejó las galletas sobre la cómoda a un lado y se planteó si entretenerse con su celular, descartándolo al recordar que Nastassja le hablaría cuando arribara y últimamente el rendimiento de su batería dejaba mucho que desear.
"Todos tenemos una debilidad y tú eres la de Maria". Aparentemente no podían ver que Maria igualmente se estaba convirtiendo en la suya.
Era muy extraño porque, en primer lugar, no se suponía que fuera así. Ellas eran solo amigas y se suponía que Tsubasa tenía una pareja a la cual debía tener como número uno en sus pensamientos; pero no, estos sentimientos confusos se hacían cada vez más difíciles de tratar y ya le habían comenzado a mandar factura.
"A veces siento que estás con ella incluso cuando estás conmigo"
Eso fue lo que hizo que Tsubasa detuviera la discusión con Yukine, porque se había quedado sin argumentos y no se sentía capaz de debatir eso. Desde que la distancia comenzó a marcarse, Tsubasa solo podía preguntarse, ¿que estará haciendo ahora? Mientras comía su almuerzo en silencio.
Se sobresaltó cuando escuchó su teléfono y lo contestó enseguida, no queriendo despertar a alguna de las durmientes chicas.
— ¿Diga? —Le contestó Kanade, diciéndole que iba de apoyo junto con otros dos internos—Lo siento, no podré ayudarte—Se giró con Maria, sorprendiéndose de encontrarla despierta, mirándole con curiosidad—Dejé el lugar hace un rato, no tiene caso regresarme. Si te veo después, cuídate.
—Estás aquí.
—Te dije que lo estaría—Sonrió de manera tenue.
—Te extrañé—Confesó.
Tsubasa quiso bromear— ¿Qué tanto me puedes extrañar estando dormida?
—Yo te extraño todo el tiempo.
Su corazón dio un vuelco.
—No bromees.
—No lo hago—Dijo con seguridad, intentando incorporarse, pero fallando gracias a su poca coordinación motriz. Tsubasa la sostuvo para evitar que cayera.
—Ten más cuidado—Le dijo con suavidad y sus mejillas se sonrojaron—Ven salgamos un poco, te vendrá bien algo de aire fresco—Comentó señalando la pequeña terraza que había fuera.
Maria no dijo nada y se limitó a ser guiada por la Kazanari, reaccionando ante la fría brisa que estaba corriendo, abrazándose un poco más a Tsubasa, quien, en ese momento de tranquilidad, se sintió más consciente de su cuerpo que antes.
— ¿Tienes frío, en pleno verano?
—Me sorprendió el cambio—Alegó Maria, avergonzada, causando que riera.
—Acá atrás casi no corre el viento, supongo que estará bien para ti.
—Tsubasa.
—Dime.
—Te quiero mucho.
—Yo también lo hago—Respondió sin darle un segundo pensamiento, esforzándose en llevar a la peli-rosa, quien repentinamente se había puesto algo tensa—Maria, por favor no me lo hagas más difícil.
—No crees lo que te estoy diciendo—Dijo frunciendo los labios en señal de molestia.
—Lo siento no te entiendo—Se giró con ella, paralizándose al tenerla tan cerca. Maria pareció bastante consciente de su cercanía, haciéndola todavía más estrecha.
—Yo te verdad te quiero Tsubasa—Sintió un revoltijo en el estómago al ver sus ojos llorosos—Y me duele demasiado que ni siquiera me tomes en serio.
—Yo no he dicho eso—Se defendió, queriendo todavía moverla del lugar.
—Pero me lo demuestras —Casi lloró cuando dijo eso— Me elevaste al cielo, me diste ilusiones y me hiciste creer que era la única, y luego me entero que había alguien que me precedía con varios años más en tu vida. ¿Fui solo un juego?
—Por supuesto que no Maria, y de verdad lamento que te haya hecho sentir así. Hablo en serio—Hubo algo en su mirada que ayudó a que Maria le creyera, pero la distancia que tenían seguía siendo peligrosa, por lo que trató de romperla.
—Lo ves, ni siquiera me quieres cerca—Reclamó.
—Maria, apenas puedes estar de pie, quiero que te sientes sobre el banco y ya allí podremos hablar mejor.
—Deja de mentirme.
—No te estoy mintiendo.
—Sí, sí lo haces.
— ¿Cómo puedo mostrarte que es cierto?
—Si me abrazas, puede que te crea—Algo de verdad estaba muy mal dentro de Tsubasa para seguir viendo la situación actual de Maria como algo adorable.
—Está bien, te abrazaré cuando estemos sobre el banco—Decidió no darle más vueltas y no seguir alegando con alguien que no parecía tener sus pensamientos en orden.
Pero nuevamente las cosas no salieron según lo esperado, pues Maria, a pesar de sentarse a su izquierda, cruzó sus piernas sobre las suyas y se abrazó de su cuello, por lo que ahora sentía el aliento de la Cadenzavna sobre el mismo. Respiró profundo, tenía que controlarse.
— ¿Por qué nunca me hablaste de Chris? —Preguntó en un susurro. Tsubasa se apoyó sobre el respaldo y miró hacia el cielo oscurecido.
— ¿Me creerías si te dijera que no lo sé?
—No.
—Lo sospeché—Rio sin gracia.
El silencio vino.
—Sonará tonto, pero hiciste que me olvidara de ella. Sé que está mal que lo diga de esta forma, pero así fue—Suspiró—Por algún extraño motivo solo pensaba en ti y me cuesta demasiado concentrarme en ella porque en todos lados estás tú.
— ¿Qué sientes por mí? —Vino la tan temida pregunta que tanto se había esforzado para evitar responderse.
—No lo sé—Le dio la larga, pero no sirvió de nada, Maria se las arregló para sentarse de lleno en sus piernas y de repente, esos ojos turquesa eran todo lo que podía ver. Supo entonces que estaba perdida, porque la razón de que se encontrara en esa situación, era lo débil que se ponía ante esa mirada, lo supo desde que aceptó comerse un dulce que detestaba con tal de permitirle acercarse a su persona.
— ¿Me quieres?
—Sí.
— ¿Qué tanto?
—Mucho, demasiado—Sintió como si esa respuesta no fuera suficiente— No quiero perderte, Maria.
— ¿Lo dices en serio?
—Muy enserio—Apenas terminó de pronunciar aquello, unos finos y delicados labios se habían posado sobre los suyos. Y ahora qué recapitulaba en ello, fue entonces que su raciocinio se apagó.
Vale, esa no era la primera vez que Tsubasa se besaba con una persona, con Yukine hubo ocasiones en las que la chica se le insinuó par otras cosas, pero no dejó que avanzara a más. Pero con Maria sentía que exploraba todo un mundo nuevo. Aquel beso fue breve, fue hasta en cierta parte inocente, le dejó sedienta de más, y apenas Maria se separó, Tsubasa ya había vuelto a unir sus labios, pero su segundo contacto ya había sido más hambriento. Había una inmensa necesidad de sentirse, la inocencia realmente no tuvo cabida después de eso, los besos que se intercambiaban eran de dos personas adultas en busca de liberación.
Un cargo de consciencia repentino le hizo romper con brusquedad lo que estaba pasando, pero desapareció casi tan repentinamente como Maria habló:
—Bésame una vez más, déjame con qué recordarte cuando te vayas.
Tsubasa invirtió sus posiciones, recostando a Maria sobre el banco, con ella a horcajadas de su cintura. Volviendo a aquellos besos llenos de frenesí. Los brazos de la mayor se enredaron en su cuello, jugando con sus cabellos, y atrapando su cuerpo todavía más cerca del suyo, casi como si quisiera sentir cada ápice del mismo.
Respiró con pesadez, sin saber exactamente cuándo tiempo había pasado, segura de que sus labios se encontraban hinchados al notar los de Maria.
—Quiero más de ti.
Deseosa de cumplir su ruego, repartió besos húmedos sobre su cuello, y su lengua saboreó la pequeña mordida que le dio anteriormente. Cuando un audible gemido escapó de Maria, la cordura, afortunadamente, volvió a ella de una bofetada.
¡La mujer estaba drogada por amor a Dios! ¡Estaba haciendo justamente lo que dijo que no haría por un carajo!
No, no, no.
Aquello estaba mal, muy mal.
Se despegó de Maria tan rápido como pudo y dio un salto, lo más lejos posible que se pudiera.
—No te vayas.
—Esto no está bien, no estás en tus cinco sentidos, lo más seguro es que mañana no recuerdes nada de esto y yo le debo respeto a Yukine. —Dijo dando vueltas alrededor, bastante cerca de la histeria—Esto no debió pasar, no se supone que sería así.
Estaba metida en un lío terrible.
Apenas se cumplió la semana para mi regreso, soy hombre de palabra, por eso no la doy tan seguido (?)
Como pueden apreciar, no era broma lo de las 5K, jsjs
Espero que les haya gustado esta entrega n.n
Saludos para Uzuki, ya te extrañaba jsjs
