Cuando decidió que dejaría ir a Tsubasa de manera definitiva, nunca esperó la reacción que obtuvo por parte de, bueno, todo el mundo. Se encontró con bastantes opiniones, y ninguna se ponía realmente de acuerdo; sería mejor si hubiera relatado el sueño que tuvo esa fatídica noche, pero hubo algo en su interior que le impidió hacerlo.
Phara, como no, fue la primera que aplaudió su decisión, diciéndole que ya se había tardado y estaba haciendo lo que traería completa tranquilidad. Leiur, por su lado, no se mostró del todo de acuerdo, mencionando que por lo menos debería hablarlo con Tsubasa antes de ponerle un punto final, no para consultar su opinión, sino para dejar todas las cartas sobre la mesa. Sin embargo, no insistió e igualmente mostró su apoyo.
Serena fue quien más en contra se mostró, postulando que alejarse repentinamente era lo peor que podía hacer y que todavía no estaba lista para pasar de hoja; que si actuaba precipitadamente todo le iba a explotar en la cara.
Y es aquí cuando Maria se pregunta: "¿Es mi hermana alguna clase de vidente o de verdad Serena debería haber sido la hermana mayor y no yo?"
Independientemente de lo que le dijeran, Maria ya había tomado una decisión, e iba a seguirla al pie de la letra, por más que su corazón le apretujara cuando tenía que ignorar a Tsubasa en todo momento, aun cuando ella se tomaba el detalle de mandarle los buenos días y pidiendo que se fuera a descansar cuando ya era tarde, todo esto por LINE. Mantendría su distancia hasta que su cuerpo dejara de demandar su cercanía, o de nuevo terminaría sonriendo como una colegiala enamorada, creando roces para así al menos sentir que no la tocaba de una manera prohibida, mientras en las noches, sus deseos libidinosos le atormentaban sin falta alguna. Siendo esto último algo que no entendía.
A ver, no era que Maria no tuviera sueños eróticos, porque si los tenía, era un ser humano, es de lo más normal. Que el producto de sus fantasías se materializara a imagen y semejanza de Tsubasa, tampoco era tan raro, desde que la barrera del espacio personal comenzó romperse tras esa salida al arcade, Maria no pudo evitar fantasear que aquello en algún momento pasaría cuando sus hormonas estaban por todo lo alto. Lo que le dejaba confusa era la cantidad con la que había ido tenido este tipo de sueños durante los últimos días, y el ardor que le recorría cuando estaba despierta. No lograba entender porque el deseo que era tan minúsculo antes, repentinamente estaba tan incontrolable.
Era totalmente ilógico.
Pero de nuevo, se reservó eso únicamente para ella y se refugió en su autoaislamiento, por más que notara la mirada entristecida de Tsubasa cada que ésta veía que nuevamente estaría compartiendo lugar con Leiur, transformarse en un puro e inmenso coraje al tener que compartir ella con Phara. La tensión entre esas dos era sofocante, aún desde la distancia podía sentirse, pero al menos ayudaba a que Tsubasa no pudiera establecer un contacto directo con su persona, por lo que le estaba agradecida, le ayudaba a sentirse protegida y en paz; incluso en espacios compartidos o llenos de recuerdos, como lo era el café en que terminó compartiendo mesa con John.
No fue intencional, cabe aclarar. En realidad habían ido entre Phara, Leiur, Cagliostro, Angelise y ella a pasar el rato, cuando John le mandó un mensaje avisándole que había terminado su jornada en el hospital y preguntándole también si ocupaba que la recogiera. Debido a que su auto experimentó una falla durante el fin de semana y se encontraba en el mecánico actualmente; John se ofreció a llevarla durante aquel lunes, pero como iban un tanto justos de tiempo, no acordaron nada por la tarde. Incitada por una pícara Angelise, una traviesa Cagliostro le robó el celular y respondió por ella un:
«Por supuesto, te espero en el café a unas cuadras, si gustas puedes acompañarnos un rato también»
A pesar de que Maria reclamó por la acción de la chica, Phara se aseguró de calmarla mientras Leiur observaba todo en silencio. Cuando el joven doctor llegó, se fueron encargando de inventar excusas cada vez más ridículas para dejarlos completamente solos en una cita improvisada.
— ¿Es idea mía o tus amigas pensaron que estábamos quedando? —Preguntó él con nerviosismo, y Maria le sonrió para tranquilizarlo, consciente de que habían llevado al pobre chico al límite.
—Espero que no te incomode mi sola presencia—Dijo.
—Para nada, es solo que se siente raro, ha pasado tiempo desde que solo salimos tu y yo—Maria supo a lo que se refería, desde que el joven se concentró en adquirir su doctorado las cosas cambiaron, y el posterior ingreso de Maria a la universidad fue otro determinante. Especialmente porque Maria no tuvo claro a que rama artística quería dedicarse, por lo que se la pasó navegando entre carreras hasta decantarse por artes escénicas. Gracias a eso es que tenía buena amistad con gente como Angelise y Cagliostro, que estaban en cursos superiores, a decir verdad ella se había hecho uno o dos amigos por cada curso en el que estuvo, por eso era medianamente conocida en el campus; pero tampoco era una celebridad como en los anime, eso era para los verdaderos prodigios, como Nishikino-san en el apartado musical o Ayase-san del apartado de danza o Sonoda-san en el ámbito literario (siendo este último quien peor se la pasaba), ellos tres sí que eran toda unas celebridades, especialmente porque parecía que formaron un grupo junto a otros amigos suyos durante la preparatoria, siendo Yazawa, una senpai de séptimo semestre que a veces tenía una que otra riña con Cagliostro parte del mismo, rumores afirmaban que sostuvo o sostenía algo con el joven Nishikino, pero Maria pasaba completamente de ellos.
—Supongo que entonces tenemos varias cosas en las que ponernos al corriente.
—Supongo sí—Sonrió el doctor.
Y de esa manera fue que él le terminó comentando de su vida en el hospital –no era tan aburrida como pudiera parecer–, junto con algunas anécdotas que lo involucraban a él o a sus colegas, algunas graciosas, otras impresionantes. Había de todo en su repertorio, inclusive Maria se sintió mal por dejarlo de lado de un tiempo para acá, por lo que se hizo la promesa de salir con él más seguido.
—Por lo menos esta vez recordaste que soy alérgico a la frutilla—Se rio mientras tomaba de la malteada de vainilla que anteriormente le había traído el mesero, al cual ambos conocían desde hace tiempo, porque el mundo es un pañuelo dijeron por allí.
Maria se sonrojó por la referencia que hizo a la historia en que casi se quedaba sin su amigo.
—Créeme que jamás en la vida se me va a volver olvidar.
—Puedo apostarlo.
Fue entonces que, tras acordar que pedirían la cuenta para finalmente ser Maria llevada a casa, se excusó de ir al sanitario en lo que les llegaban con el recibo, y estaba lavándose las manos cuando alguien entró al pequeño sanitario con dos cubículos, poniendo el pestillo a la puerta. Y no supo que le causó más inquietud, el pensamiento de quedarse encerrada con un desconocido, o el pensamiento de quedarse encerrada con Tsubasa una vez se giró con la nueva intrusa.
—Hola. —Dijo Tsubasa recargada en la puerta.
—Hola—Saludó Maria un poco dudosa al notar que la peli-azul no se movía del lugar, sus nervios incrementaban, y se acercó a la puerta haciendo ademán de salir—Si me disculpas…
—Tenemos que hablar—Interrumpió con voz seria. A Maria le recorrió un escalofrío en la espalda.
— ¿Puede ser en otro momento?
—Ahora.
Maria se maldijo mil veces por el pequeño calor que le invadió ante el aura demandante de Tsubasa, se veía molesta, y lo peor es que su mente no podía tener los pensamientos más inapropiados para la situación en la que se encontraba.
— ¿Por qué me estás evitando?
—No te estoy evitando—Mentira.
—Entonces, ¿me puedes explicar por qué solo encerrándote en el baño de un café es la única manera en que puedo hablar contigo?
—Estás exagerando.
Tsubasa rodó los ojos.
—Claro, repentinamente cambias asiento con Phara quien me prohibió explícitamente acercarme a ti, me dejas los mensajes en visto por LINE y lo único que piensas ahora es en alejarte de mí.
—Es mejor así.
—No, no es cierto. —La defensa de Maria fue débil, demasiado débil, por eso fue que Tsubasa la destrozó fácilmente—Y ahora buscas reemplazarme con el doctor Ver, de todas las personas, ¿tenía que ser con él?
Maria se sintió pequeña, pero se negaba a dejarse vencer.
—Yo… yo no te debo explicaciones.
Tsubasa soltó un suspiro pesado, y dio unos pasos hacia ella, Maria retrocedió en la misma cantidad. Interiormente se preguntó si la menor poseía magia o algo similar, se quedó paralizada cuando se encontró con su mirada, una que se enorgullecía de leer muy bien antes, aunque hechos recientes (como el que repentinamente confesara tener pareja) le hacían dudar de su habilidad en ello.
Ojos índigos la miraban con demasiada fuerza, producto de todas las emociones que se mezclaban con tanta intensidad. Deslumbró preocupación, ansiedad, súplica, celos y ¿miedo?
¿Qué cara…?
— ¿Por qué me evitas? —Preguntó de manera más suave ahora.
—Necesito...—Las manos de Tsubasa tomaron las suyas y le dieron un apretón—…Necesitaba sentirme segura.
— ¿Hago que te sientas insegura? —Preguntó en un tono herido.
—Hay algo dentro de mí que me hace sentir insegura y no quiero causarte más problemas.
Tsubasa le miró de manera analítica, y Maria juró que pudo ver el momento exacto en el que las piezas en su cabeza hicieron clic.
—Tu nunca me causarías ningún problema, quiero que entiendas eso—Dijo de manera contundente—Y cualquier cosa que te aflija, puedes contar conmigo, puedo escucharte, apoyarte o incluso aconsejarte, aunque mis consejos puede que no sean los mejores. Pero por favor, no me vuelvas a apartar.
Maria sintió que realmente no podía ante el pequeño tono de súplica que le surgió al final.
Pero aun así…
—No puedo—Bajó la mirada.
—Sí puedes—Insistió.
— ¡No, no puedo Tsubasa! —Se alteró y soltó sus manos, retrocediendo todavía más, necesitaba alejarse—Tu no lo entiendes, no sabes cómo se siente…
— ¿Qué es lo que no sé? ¿No dejar de pensar en alguien en quien no deberías pensar? ¿Querer más de lo que puedes tener? —Preguntó con avidez y Maria casi sintió que se le iba el aire de los pulmones.
— ¿Tú lo sabes? —Preguntó aterrada de ver sus sentimientos al descubierto.
Tsubasa se volvió a acercar a ella, acorralando su cuerpo contra el lavamanos. Maria sintió como le temblaban las rodillas.
—Me confundes Maria—Le dijo disminuyendo el tono de su voz, terminando de romper su espacio personal por completo—Nunca había dudado tanto de mí hasta que te conocí.
— ¿Lo sabes? —Volvió a preguntar al ver que la menor esquivó su pregunta.
—No dejo de pensar en ti ni un maldito segundo, en como estarás, como te sentirás, que estarás haciendo, si pensarás en mí…
Más cerca.
—Tsubasa…
—Nunca me ha pasado algo así, ni siquiera con Yukine, no sé cómo lidiar con ello Maria y te estoy lastimando en el proceso.
Más cerca.
—Esa noche mencionaste que querías olvidarme, dejarme ir.
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Pero yo no creo estar lista para eso todavía.
Maria prácticamente podía sentir el aliento de Tsubasa en sus labios para esos momentos, y su cuerpo había quedado paralizado.
—Por favor no me olvides todavía, primero enséñame correctamente a como dejarte ir.
Tras decir aquello, los labios de Tsubasa colisionaron contra los suyos, y Maria, en cuestión de segundos, transformó un leve contacto en una intensa batalla. Ni siquiera se dio el tiempo de pensar cómo es que su cuerpo ya sabía qué hacer.
Envolvió en el cuello de la menor en un abrazo mientras que Tsubasa seguía manteniéndola acorralada contra el lavamanos, presionando ahora su cuerpo contra el suyo, permitiéndole gozar un tipo de contacto que solo vivía en sus fantasías.
La temperatura estaba aumentando gradualmente mientras comenzaban a intercambiar besos húmedos.
Sintió una especie de Deja Vù.
Tsubasa mordió su labio, y cuando menos lo esperó, Maria dejó salir un sonido indecente; pero aquello pareció que, en lugar de regresarlas a la realidad, les motivó más a continuar lo que fuera que pretendieran hacer.
Tsubasa trazó un recorrido de sus labios a su oreja, soplando en ella y jugando con su boca un poco después.
— ¿Me sigues queriendo lejos?
Se derritió ante su ronca voz, su cuerpo se calentaba más y ardía en los lugares que Tsubasa ya había tocado.
—No…
Murmuró débil.
—Bien.
Con eso dicho, bajó a su cuello. Maria mordió su mano al sentir que otro sonido indecente abandonaría su cuerpo, de manera más ruidosa en esta ocasión.
Si continuarían hasta llegar al final, eso es algo que nunca sabrían, pues poco antes de que las cosas escalaran a un nuevo punto de inflexión, tocaron a la puerta.
— ¿Hay alguien? —Escucharon una voz tras los golpes en la puerta, seguramente de una clienta que realmente tenía la intención de usar el sanitario como Maria en un principio.
—Han de estar limpiando, ¿no te parece? —Escucharon otra voz más aguda.
—Puede ser, volvamos en un rato y si no, ya le hablamos a algún empleado.
Si de por si el silencio era tenso cuando el encierro comenzó, ahora se volvió peor, Maria completamente consciente de que no se hubiera molestado en detener a Tsubasa y Tsubasa… ¿hasta dónde pretendía llegar?
Vio la expresión de la Kazanari, ella también parecía haber recibido un golpe de realidad igual que ella, pero lo que pasaba por esa cabeza suya era un misterio.
Maria no comprendía nada en esos instantes.
Lentamente, Tsubasa se alejó y dejó de arrinconarla.
Solo podían verse en completo mutismo.
Se giró para verse en el espejo, no estaba tan arruinada como había pensado. Re acomodó su blusa, alisó los mechones sueltos de cabello y sacó de su bolso un lápiz labial, retocando un poco y limpiando con un paño lo que se había corrido. Agradeciendo al de arriba que Tsubasa prefiriera usar brillo a labial el cien por ciento de las veces.
Mientras guardaba todo y se lavaba las manos, los brazos de Tsubasa le rodearon por la cintura y apoyó su barbilla sobre su hombro.
—No me alejes.
Apretó los párpados, resistiendo el impulso de llorar.
—Necesito un tiempo Tsubasa.
—Promete que no me olvidarás.
No Maria, no lo hagas.
Si lo haces…
—Lo prometo.
Abrió los ojos, observando el reflejo de ambas en el espejo, ambas se veían rotas y Tsubasa sin duda tardaría más en abandonar el sitio. Lo que más le llamó la atención es que compartían la misma mirada.
Sintió un cosquilleo en su mejilla, Tsubasa depositó un beso suave, como aquella vez en la enfermería, como aquella vez en sus sueños, porque eran sueños, ¿cierto?
Su mirada se entrelazó con la de Tsubasa a través del espejo.
—Confío en ti.
Aquello fue una patada en el estómago, recordando a la persona que le dijo eso antes.
—Tengo que irme—Dijo rompiendo su agarre de forma apresurada y dejando el sanitario de la misma manera.
Vio a John leyendo la nota, quien se ofreció a pagar por los dos, y si la mente de Maria no estuviera hecha puré, habría alegado y pagaría su parte. Pero necesitaba huir a la de ya, y pareciera que el universo decidió que no era demasiado temprano para recriminarle sus acciones, cuando en su vista se coló Yukine Chris, sonriéndole a la distancia, dirigiéndole un saludo.
Fue peor cuando vio el asiento vacío frente a la albina, percatándose que le permitía observar donde había estado ella anteriormente.
Por mero impulso, se sujetó del brazo del doctor, arrepintiéndose al ver como una Kazanari que recién abandonada el sanitario, viéndose impecable, le lanzaba dagas con la mirada.
¿De verdad estaba celosa del doctor?
— ¿Nos vamos, Maria?
—Eh, sí. Claro.
Ignoró aquella mirada que le taladraba y abandonó el café, sintiéndose agotada. Tenía incontrolables ganas de dormir y dejar de saber del mundo por unos cien años, mínimo.
Podrían tener la misma mirada, pero sin duda, había un efecto diferente si se trataba de Serena quien era la más inquisidora de las dos. Se sentía examinada todavía peor que cuando iba al médico, sí, Maria era una mujer muy intuitiva y perspicaz; pero Serena por otro lado, parecía capaz de leer mentes.
Trató de ignorarla mientras tomaba otro paquete de galletas oreo, en un intento de calmar su ansiedad, todavía sentada sobre el único sofá en el living de la casa, situado estratégicamente frente al televisor, delimitando el espacio asignado a su derecha gracias a su forma de L.
— ¿No quieres que vaya a comprarte un tarro de helado mejor?
María se mordió accidentalmente tras escucharla e hizo todo lo posible para no hacer una mueca.
—No me molestes—Desvió la mirada y se giró, con la intención de darle la espalda.
Serena suspiró, dejando caer su bolso en cualquier lado y se sentó frente a ella.
— ¿Que tienes ahora?
—Nada—Serena rodó los ojos, como si no fuera ella mujer igual y comprendiera también que un "nada" equivalía a un "todo me pasa".
—Muy bien, ya que andas tan cooperativa—Maria la vio cruzarse de brazos y piernas, recargándose contra el respaldar del sofá— ¿Tiene que ver con Kazanari-san?
Se atragantó con su galleta.
—Oh vamos bien—Dijo con falsa sorpresa—Déjame adivinar, tu plan de alejarla por fin te estalló en la cara.
—Debí hacerte caso—Se rindió.
—Sí, realmente debiste—Recriminó— ¿Qué pasó?
Maria no pudo evitarlo, de verdad que no. Su cara se sonrojó a un nivel nunca antes visto en una persona. Serena alzó una ceja interrogante, que se transformó en una boca totalmente abierta conforme vio que el rojo en la cara de su hermana iba aumentando.
— ¿Maria-neesan…?
Maria tomó una de las almohadas y se escondió en ella, dejando salir un grito de frustración.
—Quiero dormir y no despertar dentro de cien años.
Aquello preocupó a Serena, pues la única vez que Maria había estado en ese nivel de conflicto, fue cuando descubrió que la chica con la que estuvo flirteando poco más de medio año, ya tenía pareja.
— ¿Segura que no quieres que vaya por un tarro de helado?
Maria levantó el rostro del cojín y le miró con ojos llorosos.
— ¿Napolitano?
—Napolitano—Aseguró con una sonrisa.
Fueron solo quince minutos lo que la cobriza tardó en ir al convini y regresar con dos botes de helado napolitano, de a litro cada uno, extendiéndole uno a su hermana y manteniendo ella el otro.
Fue así que medio con despecho ahogado por el helado, pequeños sollozos y unas cuantas maldiciones, Maria logró sacarlo todo de su pecho. Desde los pequeños detalles, a como se dio cuenta de que se había enamorado de alguien en quien no debía fijarse, concluyendo con el hecho más reciente que las involucraban a Maria y a Tsubasa en un baño.
Serena escuchó atentamente, cediendo su helado cuando Maria terminó con el suyo, sin saber realmente que podría decir para hacerla sentir mejor, la situación era complicada, por decir lo menos. Y si bien su hermana no necesitaba añadir más estrés a su conjunto de pensamientos; ambas sabían que era necesario darle forma incluso a aquellos fragmentos que querían permanecer ocultos, y lo mejor era empezar por lo más obvio.
Lo que sin duda había desencadenado todo.
—No es que tú o Tsubasa hayan hecho algo el sábado. Es que AMBAS hicieron algo—Dijo Serena, implacable.
María se hundió en su asiento, en parte queriéndose negar a aceptar aquello. Era más fácil culparse y asumir una responsabilidad que no le correspondía porque así, su corazón no terminaba ilusionándose una vez más con un pequeño rastro de esperanza. Pero, Tsubasa la había besado, no había manera alguna de negar eso. Seguro, Maria no fue forzada, correspondió el acto y disfrutó cada instante de ello, sin embargo, no había manera de negar que fue algo mutuo, algo que ella no inició.
Y eso la asustaba.
—Estoy hecha un desastre.
Serena la abrazó, Maria le correspondió y apoyó su peso sobre su hermana menor.
—Ella te quiere—Maria escondió su rostro, eso era justamente lo que no quería escuchar—No podría asegurar que de la misma manera que tú, pero lo hace. Y sí, en cierta manera sabe lo que sientes.
— A veces te odio—Dijo para la risa de Serena.
—Yukine-san está más que consciente de la situación también.
— ¿Tú eres vidente acaso? —Preguntó Maria a manera de burla.
—No eres tan discreta como crees, y una mujer siempre sabe cuándo otra mujer está interesada en "su hombre". Supongo que entre mujeres el sentido es todavía más agudo.
Maria se lamentó.
Luego se incorporó de golpe y miró a Serena escandalizada.
— ¡¿Qué demonios?!
— ¡No es lo que piensas! —Exclamó al ver como Maria pasó de estar deprimida a entrar en modo sobreprotector en cuestión de segundos.
A veces realmente pensaba que su hermana era bipolar.
— ¡Eso es algo que dirías para encubrir tu mentira! —Señaló acusatoriamente— ¿Ahora me dirás que no hablabas de ti, sino de una amiga?
Serena río con algo de nerviosismo.
— ¡Pero es verdad! —Se defendió ante lo ridícula de la situación—Estoy hablando de Shirabe, lo juro.
Maria se cruzó de brazos y le miró de la forma más intimidante que pudo (no era muy intimidante) mientras que Serena permaneció tranquila, pero sabiendo que su hermana no estaría satisfecha hasta obtener una explicación, pidió mentalmente disculpas a su mejor amiga antes de pasar a exponerla.
Suspiró como si estuviera reteniendo el secreto más grande de la nación.
—Cuando entramos a Lydian, conocimos a un senpai de tercero mientras escogíamos clubes, todavía no entiendo por qué, pero Shirabe quedó prendada de él.
— ¿Es un patán o algo así? —Con la amistad tan sólida que llevaban esas dos, había veces en las que Maria veía a Shirabe como una hermana menor también.
—No, para nada. El chico es re tierno y dulce—Serena buscó una manera amable de decir que estaba idiota—Pero su encanto viene de ser torpe y despistado. No estaba en ningún club según tengo entendido, pero siempre que le pedían ayuda en la brindaba sin problema, así que, conocido, si era, algo. Ahora súmale que aparte de ser amable con todo el mundo, es atractivo. Nunca sentí tanto miedo de Shirabe hasta que vi como miraba a las chicas que se acercan a él durante su trabajo con dobles intenciones.
Maria se sintió incómoda, en cierta manera si se imaginaba la escena, y se sintió intimidada por su imagen mental. Tenía una pequeña referencia.
—Está bien, te creo.
—Gracias.
Permanecieron en silencio hasta que la suave risa de Serena lo rompió, contagiando a Maria. Poco a poco las risas se convirtieron en carcajadas, borrando casi por completo la tensión de la situación, pero claro, todavía quedaban cosas por aclarar… bastantes en realidad.
Serena detestaba ser aguafiestas, pero no quedaba de otra.
—Ahora, volviendo al punto…
Maria gruñó.
—…Yukine sabe lo que sientes por su novia, y la razón por la que necesitó pedirle un tiempo, es porque Kazanari-san seguro le contó lo sucedido en esa fiesta.
Serena decidió omitir el hecho de que, indirectamente, había pudo haber causado el roce que hizo que Tsubasa decidiera ir sin la compañía de Yukine.
—Ella no te culpa de nada, hasta podría decir que confía más en ti que en Kazanari-san—Sí, Maria podía comprender el por qué, pero escuchar eso no la hacía sentir mejor.
—Desearía que no lo hiciera.
—No eres una mala persona, Maria-neesan.
— ¿Qué no estabas escuchando la historia? ¡Andaba haciendo cosas no adecuadas para todo público con la novia de mi amiga!
— Y te sientes mal por ello, de hecho, hasta te sientes mal por cosas que no deberías. —Le reprochó— Te enamoraste, ¿y qué? A menos que Kazanari-san sea una asesina serial y seas tú una potencial víctima, no tiene nada de malo.
—Pues así se siente.
Serena rodó los ojos.
—No es tu culpa, quiero que te lo grabes bien—Le dijo de manera seria—Hasta donde tengo entendido, y a menos que en la fiesta haya sido distinto en tu dopado estado, nunca has sido la que toma la iniciativa.
—Yo la provoqué—Apenas dijo eso, sintió un tirón en el cabello— ¡Oye!
—La próxima que hagas un comentario así una bofetada es lo que te va a llegar—Advirtió Serena—Kazanari-san no es un animal salvaje que no puede controlarse. Deja de justificarla, ella ya está lo suficientemente grandecita para saber que está haciendo, aunque no tenga comina idea de busca obtener. Kazanari-san tiene igual o más culpa de esta situación.
Maria bajó la cabeza avergonzada.
—Perdón.
—Si te soy sincera, me sorprende que no se hubieran besado antes—Dijo Serena distraídamente, Maria le vio con curiosidad—Con tantos acercamientos de su parte y lo tórtolas que actuaban, yo pensaba que más de alguna barrera habían roto.
Oh, sí que lo habían hecho, pero no las físicas en realidad, sino las murallas en las que se ocultaban.
—Exageras.
Serena alzó la ceja—Hermana, Kazanari-san se ganó la bendición de Madam para salir contigo y no hay persona más shockeada que ella de que no estén juntas.
Maria recordó el evento en particular del que hablaba Serena. Durante la primera vez que invitó a Tsubasa a comer en su casa, Nastassja había soltado un comentario similar a "No pondré oposición a cuando decidas salir con mi niña" a lo que Tsubasa contestó "Es bueno saber que cuento con su aprobación". María apostaría su vida que tanto Tsubasa como Nastassja se referían a cosas diferentes.
—Yo no esperaba que Tsubasa tuviera pareja. —Bingo.
—A eso es a lo que voy—Serena se vio triunfante—Una persona que ya está involucrada sentimentalmente con otra, no actúa de la forma en que lo hizo contigo antes.
Maria frunció el ceño.
—El amor es evidente a kilómetros—Rebatió.
— ¿Y de parte de quién? —Alegó Serena—No las he visto convivir, pero puedo apostar que no se comporta ni remotamente romántica con ella como hacía contigo.
— ¿Qué tiene eso que ver? ¿Me estás diciendo que solo por eso tengo derecho a romper una relación de años? Estás muy mal.
Serena soltó una carcajada ante lo dicho por Maria.
—Por supuesto que no—Dijo una vez calmó su risa—Lo que quiero que veas es que cualquier cosa que pase entre Kazanari-san y Yukine-san, es solo cosa de Kazanari-san y Yukine-san. Si Kazanari-san decide romper su relación e ir tras de ti es cosa SUYA, no tuya. Pasa a ser tu asunto si decides esperar a que eso suceda, aguardando por ella o si decides presionar por ello, que claramente no es tu caso.
—Sigue estando mal de todas maneras.
—No voy a negar eso—Comentó con tranquilidad—Sin embargo, debes recordar que, así como Kazanari-san no te debe nada, tú tampoco le debes nada a ella. Puedes seguir, pasar de largo y poner tus límites.
Maria asintió, como si buscara convencerse a sí misma.
—Ahora que la situación fue expuesta, no tienes por qué dar rodeos y debes ser clara con ella y contigo, porque al menos una de las dos debe serlo, ¿me doy a entender?
—Perfectamente.
—Bien—Serena asintió—Ahora, por lo que más quieras, no quedes con el doctor para dejar a Kazanari-san atrás o porque tus amigas te hagan creer que es lo mejor. Escala las cosas con él porque así lo quieres y te sientes lista para un nuevo reto.
—Serena…
— ¡No lo quieres! —Prácticamente le gritó para hacerla entrar en razón— Si vas a la deriva con él, lo terminarás ilusionando en balde. Estarías haciendo lo mismo que te hicieron y eso definitivamente no está bien.
Maria suspiró derrotada.
—Entiendo.
—Tampoco trates arreglar algo que todavía no se ha roto. Sabemos que el doctor no pensó de más lo que pasó hoy, porque en su interior sabe que solo lo ves como un amigo.
Maria volvió a asentir.
—Dicho esto, terminó la sesión de hoy, son cuatrocientos dólares—Bromeó recibiendo un golpe en su antebrazo.
Posterior a eso, decidieron abrir netflix y ver alguna de las películas en tendencia. Le vino bien, siendo honesta, después de todo el drama que se sacó, se relajó bastante y pudo despejar su mente por un rato, al menos hasta que vio su teléfono celular con varios mensajes en LINE.
Aparentemente, Tsubasa decidió que no podía esperar al día siguiente para poner las cosas en orden, acababa de salir de una sesión terapéutica con su hermana después de tener un colapso, denle un respiro por favor.
«Maria, sé que me pediste tiempo, pero ocupo hablarte»
«Cuando veas estos mensajes, por favor háblame, no importa la hora»
Eso había sido hacía un par de horas, cuando recién comenzó a ver la película con Serena, quien yacía dormida en su habitación para esos momentos.
Miró el reloj, eran las doce y treinta de la madrugada.
«Hey, no quiero verme acosadora, pero te vi en línea y sé que quizá estás molesta conmigo, pero de verdad ocupamos hablar»
«Hablar, hablar, del tipo hablar y nada más. Es solo que exploté antes, lo lamento»
Rio sin querer ante el segundo mensaje.
Tsubasa siempre era muy literal cuando hablaba, esto desencadenaba malentendidos o situaciones incómodas muy a menudo, por lo que Tsubasa había desarrollado el hábito de rectificar cada cosa que decía, y por lo menos cuando estaba con ella, Tsubasa divagaba, a veces balbuceaba o decía cosas que daban gracia.
Pensó en lo que su hermana le había dicho y antes de poder pensarlo dos veces, contestó que no se encontraba molesta.
Acto seguido, ni siquiera pasados treinta segundos, su teléfono comenzó a vibrar, emitiendo un irritante tono de llamada con el rostro de Tsubasa iluminando toda la pantalla.
— ¿Estás loca? —Fue lo que dijo, susurrando, temiendo haber despertado a Serena o a Nastassja.
—Un poco, quizá—Le respondieron del otro lado de la línea—Pero no podía irme a dormir sin dejar este asunto en claro. Sé que tendrás preguntas por hacer.
—Algunas cuantas—Por no decir una infinidad—Pero eso podía esperar a mañana, o a cualquier otro día.
Hubo un pequeño silencio antes de que Tsubasa contestara.
—Pero el día de mañana, serás todavía menos honesta de lo que eres hoy.
Maria no supo que decir.
—Mañana vas a crear otra coraza que iras haciendo más dura conforme el tiempo pase, y así no resolverás nada.
—Mira quien lo dice—dijo con cierta ironía en su voz.
— ¿Podemos vernos?
Maria sin evitarlo, sonrió.
—Tsubasa, es casi la una de la mañana.
—Lo sé—Respondió de inmediato—Es solo que… de verdad necesito hablar contigo, es importante.
Maria suspiró.
—Te prometo que no se repetirá lo de esta tarde.
No era eso precisamente lo que le molestaba.
—Por favor.
Maldita incapacidad de decirle no.
—De acuerdo, pero no quiero que vengas hasta mi casa, está demasiado lejos para ti.
—No me importa.
—Tsubasa—Regañó, causando que la aludida se riera desde el otro lado de la línea.
— ¿El parque junto al mirador te parece bien?
Un pequeño calor invadió su pecho.
—Me parece perfecto.
—Te espero—Le dijo Tsubasa con suavidad antes de cortar la llamada.
Maria se sintió tonta de sentirse tan dócil, ¿pero qué remedio había? Estaba enamorada después de todo.
Iba a subirles esto hasta el día lunes peeeeeero no voy a poder publicar nada la siguiente semana ya que estaré en el cierre definitivo del curso y el proceso de registro a estadías, para no tenerlos esperando, disfruten la publicación doble de esta semana (?)
De antemano muchas gracias por leer, nos leemos en navidad n.n
